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Casamiento por honor... No por amor por serenituegt

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Capitulo: 7

-“Naruto”... –repetía una y otra vez, sollozando. Mas el rubio, restregaba con fuerza, su frondoso cuerpo contra, el pequeño

-¡Tócame aquí Gaara! –hablaba entre cortado, sujetando la mano del pequeño, contra su miembro.

Asustado Gaara comenzó a llorar, mientras forcejeaba inútilmente. Naruto en su ofuscación, no miraba como su hermano suplicaba y lloraba...

-Naruto... –dijo con el tono de voz, mas melancólico existente- Te odio... te odio –grito para el final. Pero el rubio con su pelvis, arremetió al doncel, a un cuarto cercano. Cerrando la puerta con un azote muy sonoro...

Gaara que era sostenido por un brazo. Al entrar a la otra habitación, vio su oportunidad de huir.

Piso un tapete hacia ellos, asiendo un pliegue, bajo de sus zapatos. Y al caminar Naruto ambos cayeron. Aunque en esta ocasión el bello doncel, ya estaba preparado y antes de caer, se sujetó del sillón. Dándole un impulso, para levantarse e huir...

Naruto continúo unos segundos en el piso. Los cuales el peli-rojo utilizo para mirar a su alrededor. Sin embargo, al ver como el mayor se reincorporaba, sus piernas flaquearon y un escalofrió recorrió su nuca...

-Naruto... –dijo al ver como se aproximaba a el- Soy tu hermanito... Se supone que cuides de mí...

Los ojos del rubio se encontraban perdidos, como si vieran el más halla. Su descernimiento estaba perdido. No obstante esto aclaro la mente del menor...

-“¿Estas ebrio?” –mascullo con asombro y desesperación. Pero su hermano solo le sonrió con arrogancia-

-Quítate esa ropa... No vez que quiero ver tus excitantes muslos –el hiel camino con brusquedad hasta el niño, y este aterrorizado. Miro algo, por lo cual corrió... Aunque Naruto lo sujeto, antes de tener el objeto en sus manos.

Así que con el rose des sus dejos lo deslizo. Aprovechando que su hermano olía su cabello... –Yo te amo... Por qué no dejas que ame tu cuerpo... Amémonos sin condición.

Gaara consiguió su objetivo un jarrón con agua, la cual pensaba derramarle encima, al susodicho. Pero al sostenerlo con una sola mano. El jarrón se volvió sumamente pesado, y en vez de tirarle el agua, al rubio, se la tiro a el sobre la ropa... En marcando su tierno pecho, cautivando la miraba con sus pezones, que se habían rectado

Las mejillas del pequeño se tiñeron rojas, al notar su propia imagen, causando que bajara la guardia y provocando que su hermano se excitara, con solo ver la silueta.

-“Oh Gaara” –gruño con voz ronca- No es justo que me provoques de esta manera

La fuerza de Naruto se incrementó y se arrojó al piso, sobre el doncel. Quedando unos segundos fascinado, por las tetillas. Las cuales no dudo el probar, pese a la tela... El cabello rojo se humedeció, por el líquido tirado, dándole un toque más provocativo y apetitoso –“Naru” –susurro el nene, con los ojos entre cerrados.

El rubio tomo de las muñecas al niño, y coloco las manos a los costados, sobre la cabeza –Mmm... –suspiro en musiteo y fogosidad, cerca del oído del menor- En este instante te are sentir muy bien –deslizo una mano, hasta la entrepierna, del cauto y tembloroso Ángel. Provocando que este diera un gemido sonoro y estimulador, contrayendo el inexperto cuerpo del doncel-

-“No” –dijo sin aliento, retrayéndose de la estimulación. Pero el cabo fue al sentir la mano de su hermano, entrando en sus pantalones, en búsqueda de su delicado pene. El cual que con delirio deseaba probar, el otro. Sus ojos se llenaron una vez más de lágrimas y su garganta, de sollozos angustiantes. Pues sus palabras de ruego eran sordas ante los turbios oídos borrachos.

En un momento el niño se encontró sin pantalones... Estos quedaron a la mitad de sus muslos, los cuales, comenzaban a irritarse por la fricción –Lo vez hermanito... No debes tener pena con tu amante... Este se deleita al verte semidesnudo y retozando de placer.

Naruto abrió de un jalón la playera del pequeño, desprendiendo los botones, con forma de flor. Mientras la mirada de Gaara se perdía lentamente... No deseaba ver como su hermano le quitaba su virginidad, prefería cerrar los ojos y fingir que nada estaba pasando. Aunque esto no minimizaba el asco que comenzaba a darle el aroma varonil

-¿Por qué? –pregunto con una voz quebrada y lamentosa, pero a la vez esta guardaba un tono de inocencia. Más al sentir como su hermano se movía a la parte baja. Su vista que se encontraba indiferente, observo una vez más el jarrón... Una llama creció en su interior... valor, dignidad, y respeto. Cedió al tomar el jarrón y sin miramientos golpear  la cabeza de su hermano. El cual estaba a punto de meter el pene del niño, en su boca.

El rubio se desplomo y aun alterado Gaara por lo sucedido. Solo se detuvo a mirarlo, en silencio... No podía creer que su ser querido estuviera ahí tendido... ¿muerto?... le cruzo por la mente. Ya que un charco de sangre, comenzaba a opacar el agua del jarrón. 

Un dolor de estómago y un estupefacto terror, helo su sangre – ¡Naruto! –lloriqueo... con un tono de voz culpable, derramando lagrimas cálidas. Su única fuente de calor...

Pero un quejido del varón, despertó los sentidos del niño... Lo toco y miro que se encontraba bien, en lo que cabía al respecto.

Con ansiedad se levantó y acomodo su pantalón, su camisa llano tenía remedio. Estaba preparado para ir a pedir ayuda, más en eso la puerta del lugar se abrió... Dejando sin palabras a las personas que entraban, pues el ver a l joven tendido en un mar de sangre. Horrorizo sus rostros y clavaron sus miradas, aun posible culpable...

“Un grito doloroso, maculo la habitación”... –“¡Como!”... “Como es posible”... ¡POR QUE!... ¿Por qué le has hecho esto a tu hermano?... –gritaba como loca la matriarca, la cual corrió desesperad, a un lado de su primogénito-

-“¡Te odio!”... “Maldito te odio” –grito desde el suelo con una mirada dirigida de odio, rabia y desprecio, hacia el doncel-

La mujer se levantó y con los dientes apretados, esta continuo gritando –“¡¡Maldita la hora en que te parí!!”... –dio dos pasos al frente, haciendo retroceder al doncel. Que no podía gesticular palabra alguna. Pero tenía los ojos muy abiertos- ¡Me has arrebatado, al único hijo que amaba!... “¡¡Me quitaste mi orgullo Maldito!!” –Kushina en su rabia, eh impotencia. Comenzó a golpear con los puños cerrados al pequeño, de una forma torpe y algo cómica-

-“No mamá”... –decía el pequeño, al ver que le salía sangre de la nariz- ¡Te lo suplico mami!... “Yo no”... –las imploraciones del niño, porque su madre parara eran sordas. La mujer estaba hecha una fierra-

-¡¡Eres un Maldito!! – Vociferaba con furia y resentimiento-

Pero Kushina no venía sola, con ella venia Itachi y Fugaku, los cuales de inmediato se movieron. Itachi corrió a la ayuda del Rubio. Mientras Fugaku llamaba algunos sirvientes, para que ayudaran.

Minato también entro a la habitación, des pues de escuchar unos gritos de loca. Pero sus ojos lo asombraron al ver como Kushina estaba golpeando a su pequeño niño... -¡Kushina! –bramo con horror, al ver el rostro del pequeño. Que no pudo más y estaba en el suelo. En donde la mujer lo pateaba con cizaña-

Minato tardo en reaccionar, pero en seguida sometió a Kushina –Suéltame... Suéltame... ¡Ese Maldito mato a mi hijo!... ¡Suéltame Minato!... “No protejas a ese asesino”...  –Minato no podía detener a Kushina. Esta estaba enloquecida, estaba loca –“Tanta envidia le tenía a mi Hijo”... ¡Que lo mataste!... ¡Tanta era tu envidia... asqueroso doncel!...

Fugaku llego con varios sirvientes, que eficaz mente se dispersaron por el lugar. Itachi se levantó y se dirijo a su padre, que tenía su maletín. Del cual saco rápidamente una jeringa, junto con un tranquilizante... Los dos morenos se acercaron a la mujer y la sujetaron. Pues Minato no podía con ella –Suéltenme... Suéltenme –Itachi le puso la inyección, pero el tranquilizante tardaría en hacer efecto- “Escúchame bien asqueroso doncel”... ¡Te largas de mi casa!... “Te largas maldito”... ¡Te acusare con la guardia de esto!...

Los sirvientes se llevaron a la mujer, mientras Itachi seguía revisando a Naruto. –“Gaara” –pronuncio Minato, con todo su amor, sujetándolo contra su pecho- Mi amor... no le has caso a tu madre... Ella está muy impresionada por esto.

Minato arrullo al niño entre sus brazos, ante la atenta mirada de Fugaku. Pero todo lo vivido, hizo que Gaara no pudiera hablar. Se encontraba en un estado se shock, tan grabe. Que ni sus ojos pudieron cerrar para perder el conocimiento.

-“Tienes un hermoso hijo”... –se acercó Fugaku, con su voz fuerte- Me recuerda tanto a mi bello Sasuke. Que cuando lo miro. Pienso que debo ser duro con él, para que no le pase, lo mismo que a mi niño... Yo solo... No quiero que baje la guardia–Minato no comprendió lo dicho por el moreno mayor, pero tampoco tenía cabeza, como para ponerse a cuestionar-

Itachi que oía, sonrió al escuchar el nombre de su hermano, mientras seguía revisando al hijo de puta; que era Naruto... – ¿Cómo esta Naruto? –Pregunto preocupado el rubio mayor. Eh Itachi le sombrío, para tranquilizarlo.

-Parece ser que estaba borracho y se resbalo con el tapete. Pero estará bien, solo necesita unas puntadas y analgésicos, para la desinflación. Después de eso, revisare al pequeño –Minato asintió con un respiro de tranquilidad-

-“Dámelo” –hablo Fugaku, tratando de sonar amable- Yo lo llevare a su recamara, tú no estás en condiciones, de hacer esfuerzos... –el rubio delineo sus labios con una triste sonrisa- 

 

-¡Bueno hemos llegado! -pronuncio Jiraiya, extendiendo su brazo, para que Sasuke, saliera del coche- Bienvenidos a la mansión Uzumaki...

Sasuke observo detenidamente el lugar, mientes su tío salía –Bueno este lugar es muy pequeño, comparado a la mansión Uchiha –dijo jovial mente el moreno mayor- “Acaso esta es la casa de campo” –pregunto mirando al viejo-

-“En realidad no”... Esta es la prin... –el viejo noto que la puerta se habría, una sirvienta salía muy apurada- Que sucede –le pregunto el peli-blanco-

-El joven Gaara y El amo Naruto se pelearon en el cuarto de lectura. Y me han mandado por algunos medicamentos

-¡Pelear!... “¡Eso es imposible!”... ¡Contesta muchacha, qué paso! –el viejo tomo del brazo a la chica, y comenzó a zangolotearla-

-No lose... Solo sé que la señora Kushina estaba como loca, gritando que habían matado al Amo...

La joven fue soltada y comenzó a andar... –Parece ser, que te quedaste viudo antes de tiempo... otra vez –dijo Madara de una forma burlona, cerca del oído del azabache-

-Déjate de tonterías...

Los tres ingresaron a la mansión y sin esperar Jiraiya corrió a buscar a su hijo. –“Bueno y quien nos atenderá” –se quejó Madara, ingresando a la sala común, aventando su sombre y abrigo a un sillón.

Sasuke lo siguió, pero este seguía mirando minuciosamente todo el lugar... – ¿Que miras? –exclamó el mayor, que olía una licorera de cristal- “¡Que decepcionado!”... –Madara se aproximó al doncel, con una copa en mano- Bueno el lugar es pequeño, pero debes admitir, que tienen buen gusto en la decoración... Todo de esta temporada ¿Me pregunto quién es el decorador?

El mayor termino de hablar, y Sasuke lo miro... – ¿Yo ya había venido a este lugar, antes? –el varón lo miro antes de darle un sorbo a la copa.

-“Puede ser”... ¡Tu padre ama a Minato!... De hecho, se puede decir, que eran muy unidos. Antes de que tu madre enfermara

Madara tomo asiento y el pequeño moreno continuo, con su pensamiento. Hasta que un abrupto grito, lo despabilo, enchinándole la piel

Era Naruto que gritaba de dolor, pero sin saberlo los dos visitantes se miraron horrorizados; atentos a cualquier situación. Sasuke fue el primero en percatarse, de que alguien bajaba las escaleras, a gran velocidad...

-¡Sasuke!  -escucho el joven con mucha aprensión y sobre salto, con un tono de exageración

-Ita... Itachi... –tartamudeo, al observar al mayor. El cual se aproximaba, con una miraba desequilibrada y acosadora.

El mayor sujeto al doncel del brazo y con dezmero lo jaloneo, haciéndolo caminar. –“Itachi” –escandalizo el niño, al sentir los dedos de su hermano. Madara un poco más catatónico, solo miro la escena, levantándose de su asiento con algo de aprensión 

-No hay tiempo de explicarte... solo sígueme –los dos Uchiha, subieron las escaleras, pero en cada paso, el lindo doncel, sentía su corazón latir con más rapidez-

-Itachi que sucede... Esta situación me está poniendo –el pequeño no pudo continuar, ya que súbitamente. Itachi lo metió a una habitación, en donde un rubio; gritaba de dolor.

Sasuke, al instante quedo inmóvil, con los ojos pasmados... Itachi se introdujo de inmediato al lugar, realizando sus deberes de médico. Pero al notar la reacción de su hermanito, este le hablo.

-Este será tu futuro esposo... Eso sí primero le salvamos la vida –el doncel dio dos pasos al frente, posando su obscura mirada, sobre el dorado cabello.

-¡Apresúrate!... “Arremángate la camisa y lávate las manos”... ¡Necesito a un enfermero, que me ayude en la cirugía!

El pequeño actuó en automático, con la mirada puesta en él, por tres presentes mas Minato, Fugaku y Jiraiya... Los cuales sostenían al rubio... Casi de en seguida, Sasuke pudo ver de qué se trataba. Y su primer pensamiento fue la escena, que por la tarde, había observado. ¿Quizás alguno de esos hombres, los había herido a traición?

Sasuke no quiso pensar en nada mas... Simplemente bloqueo sus pensamientos, y acato las ordenes de su hermano mayor...

Pero mientras en la mansión Uzumaki. La tarde no era placentera, en el convento un joven suspiraba...

 

-Dei... No pude preguntar más temprano... ¿pero?... ¿Quién era, ese hombre que vino a visitarte? –Deidara y Sasori limpiaban una vasta escalera, con una cubeta de mareta y un cepillo viejo. Dei sonrió y Sasori quedo un poco impresionado...

-Al parecer mi Hermano mayor, se casara con su hermano menor... Y él muy formal mente me ha invitado... Aunque no sé qué piensa mi madre.

Sasori sonrió... – ¡Dei!... Tedas cuenta de lo que dices... Es posible, que el día de la boda, puedas escaparte. “¡Le dijiste que sí!”... “Obviamente”

Dei continúo limpiando... –En realidad no supe, que contestar. Pero dijo que regresaría... –los dos donceles continuaron platicando. Has que escucharon una escalofriante voz de mujer...

-Recibir visitas de “varón” está sumamente penado... Y tal desfachatez, es castigado –los dos cautos se levantaron de sus lugares, y observaron, como un mar de mujeres, se avecinaban hacia ellos. Pero esto no los asusto, lo que les helo la sangre. Fue ver como las mujeres se reían, maliciosamente y entre susurros sacaban palos...

Dos monjas sujetaron al peli-rojo, tapándole la boca... Mientras otras dos sujetaban a Dei –Te daremos un buen escarmiento –vocifero otra frente al rubio, la cual fue la primera en dar el primer golpe, con el palo. Para así después, las demás continuar

Continuara>>>


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