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Casamiento por honor... No por amor por serenituegt

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Capitulo: 10 Madara, Mina, y Fugaku.

Flashback...

El cielo se encontraba despejado limpio, como debía ser en una tarde de primavera. –“Espera Mina”... No puedes correr como sí nada... “podrías perderte” –exclamaba un pequeño azabache, que tenía los cabellos sobre el rostro, pero con una mirada linda e inocente, con piel blanca como la leche de vaca.

Mas su pequeño compañero era omiso a las palabras del moreno. Pues este corría y corría, mientras reía con una emplea sonrisa, girando debes en cuando. De teniéndose a mirar el cielo, que parecía ser de cristal.

Sin embargo estos dos pequeños no se encontraban solos... A lo lejos, la familia de ambos miraba lo divertido de estos dos.

-Quien quisiera, volver a ser niño... –hablo una rubia, la cual rio después de un suspiro-

-Ser niño... Es lo único bueno de la vida –manifestó con una sonrías el padre del azabache-

-Así es... A esa edad, no importa si eres varón o doncel... Los prejuicios y tabús sociales, no te alcanzan –dijo Jiraiya, que tomaba asiento en una mesa de metal, exclusiva para el jardín.

Aunque rápidamente la mujer rubia miro a otro pequeño azabache, el cual no tenía nada de lindo. –Madara... ¿Tú no piensas ir con ellos? –pregunto con una sonrisa, pero el pequeño solo ladeo los ojos-

-Yo ya no soy un crio... Ya no estoy para juguetear, en la yerba –Tsunade, el nombre de la rubia solo sonrió y tomo dela mano al moreno- Iremos con ellos –dijo jalando al susodicho, pero antes de llegar con los dos, la mujer dijo algo que hizo latir el corazón del pequeño.

-Seque es difícil acercarte a ellos, porque todo el tiempo los evitas... Y esto se a echo un habito con mucha gente... Pero te aseguro, que solo tú eres el que pone barrera. Sin embargo estoy segura, que tienes una personalidad encantadora –Tsunade al llegar con los dos pequeños, se inclinó y beso la frente del amargado Madara.

-Mami... por qué le das un beso a Madara –dijo con un puchero el bello rubio- Yo también quiero uno –índico este, señalando su boquita. Y la mujer solo sonrió, dándole un beso al pequeño.

-Mami... Yo ya tengo hambre –dijo Mina, con sus ojitos azules y su cabello largo, hasta la cintura.

-Mi amor... La comida aun va a tardar, pero por que no mejor juegan un rato, para que olvides el hambre –Mina asintió y miro como su madre regresaba a una pequeña cabaña.

-Mami... Yo tengo hambre –arremedo con burla y sarcasmo, el azabache mayor. Ganándose una mirada desaprobatoria por parte del azabache menor. La cual ignoro por completo, dirigiéndose directamente al rubio.

-Eres una mustia, que cada que abre la boca, me provoca gamas de vomitar –los dos pequeños quedaron sorprendidos, pero calladas, observando como Madara, se dirigía al bosque, cerca de ellos.

-El... –tartamudeo Fugaku, pues trataba de encontrar algunas palabras que consolarán al pequeño. Pues este pensó que Mina se sentiría mal, por el comentario nada coherente de su hermano mayor.

-El... –volvió a intentarlo, pero el rubio mantenía el rostro bajo, cubriendo su rostro con mechones dorados-

Aunque en eso el pequeño hablo –No tienes que decir nada... las palabras de Madara no me lastiman, ni ofenden –levanto el rostro- Lo único que quiero, es que Madara cambie, para que pueda ser feliz... Hasta entonces, yo seré su amigo, para que no este solo.

Fugaku quedo impactado con lo dicho. Pues podrían ser pequeños, pero ya pensaban muy lógicamente –Mina yo... –hizo una pausa, para mirar la reacción del otro. Notando que estaba atento- No entiendo por qué Madara es así... Desde que nuestra madre falleció, él se volvió callado y muy receloso con migo... Sé que la obligación de un hermano mayor, es cuidar del pequeño. Pero en ocasiones, siento que él me esconde algo; por la forma en la que me mira y me habla... Es como si algo lo carcomiera, cuando alguien está cerca de mí.

Mina se acercó lentamente al moreno y con dulzura abrazo a este, susurrándole algo al oído. –No te preocupes por tu hermano... Entre los dos, le daremos amor, hasta que él pueda volver a sonreír, como lo hacía con tu madre.

Los dos pequeños se veían adorables, uno abrasando al otro... Pero desde las sombras del bosque, Madara rechinaba los dientes con odio...

-Maldito rubio... No dejare que me quites a mi hermano... Es lo único... Lo único que mi madre me dejo...

Madara sentía celos, odio y rabia, pues su mente infantil, le jugaba jugarretas. Y temía tanto al dolor, de haber perder a un ser amado. Que inconscientemente trataba de protegerse, a otra perdida. La cual no tenía fundamentos, pues su hermano jamás lo dejaría de amar.

Que mejor estrategia aplicaba el pequeño, rechazarlos, antes de que lo rechazaran y le doliera. Aunque estos miedos infantiles, le causarían mucho dolor, en un futuro a su otouto. Esto era causado por la inseguridad que les daba su padre, con el lema de enseñanza de los Uchiha...

-“Te gusta mi hermano”... “Oh te gusta tu hermano” –escucho el azabache, de tras de este y se voltio algo aterrado.

Fin del Flashback...

Así habían pasado los años... Madara no se había casado por inseguridad, o tal vez porque la amargura, habían penetrado hasta el fondo de su corazón, el cual al hacerse mayor. Se tornó frio, ruin y mezquino...

-“¡Que está pasando aquí!”... –Grito Madara al llegar al tumultúo que se formó fuera de la mansión. Los sirvientes se resistían a una docena de hombres que trataban de entrar a la fuerza-

-Tenemos una orden de desalojo... Por parte del nuevo dueño de la mansión –hablo un hombre, que vestía traje y cargaba con él un maletín.

Madara mantuvo su impecable frialdad y recibió el documento. –Este papel no dice, quien es el nuevo dueño... –dijo con arrogancia-

-No es necesario... el juez ya fallo a favor de mi señor y tenemos todo el derecho de echarlos a la calle hoy mismo.

La lucha una vez más comenzó y los sirvientes lentamente perdían, pues algunos hombres entraban a la mansión y empezaban a sacar cosas.

-Sáquenlo todo... no importa si lo rompen... –grito el hombre, el cual sonreía y se burlaba. Pero cuando este estaba a punto de entrar. Madara lo detuvo y lo toco de un hombro, causando que este mirara al moreno-

-Le pagare si los saca lentamente... No hay nada mejor, que la agonía lenta, y la humillación. –el hombre sonrió, al ver cuánto le ofrecía el moreno.

-Nos llevara todo el día –exclamo emocionado el susodicho. Aunque en eso Sasuke llego corriendo.

-Que hacen esos hombre –hablo algo agitado, mirando como su tío sonreía- ¿Por qué sonríes? –dijo con algo de desconcierto, pero preocupado, por lo que pasaba-

-Estos muertos de hambre, serán arrojados a la calle, como los perros que son. –Sasuke quedo helado con las palabras de mayor-

-Que... No... Imposible... “Tan mal esta la situación de ellos” –dijo con algo de arrebato, pero tranquilo al estilo Uchiha-

-¡Así es mi querido Sasuke!... –manifestó con gusto Madara, mariposeando alrededor del pequeño- 

-Y dime Sasuke... Que se siente, volver a fallar en búsqueda de un marido –el menor fulmino con una mirada al mayor, pero antes de poder decir algo. Los gritos de una mujer se escucharon. Era Kushina que lloraba a mares, vuelta una histérica.

-“No”... ¡No!... Esta es mi casa... “Mi casa y de nadie más” –Dos hombres fornidos, sacaban a rastras a la mujer en camisón. La cual se encontraba enloquecida...

Sasuke al ver esto corrió a lado de la mujer y trato de tranquilizarla... –Tranquila... Esto es un mal entendido –la mujer miro al niño y lo sujeto con fuerza.

-“Si”... ¡Sí!... –decía ida, con el rostro perdido- Esta es mi casa... Esta es mi casa –volvió a decir, pero esta vez mirando a Sasuke a los ojos.

-¡Señora!... –grito una sirvienta, que corría a la ayuda del moreno.

-“Puedes cuidar de ella” –pregunto Sasuke, el cual miraba hacia la puerta.

-Si yo cuidare del ella –Sasuke regreso a dentro, y Madara lo miro apretando los dientes.

-Tengo que moverme, sino perderé a Sasuke y a mi bebe...

El plan de Madara tenía mucho tiempo en marcha. Y por el momento marchando a la perfección, pero ahora el Uzumaki le estaba estorbando... sin embargo sabía por dónde llegarle al oji-azul.

-No importa cuánto esfuerzo pongas, mi amado Sasu... Al final serás mío... Como siempre debió ser.

 

Sasuke subió las escaleras y se dirijo a la habitación del rubio. Entrando de golpe y buscándolo con la mirada... –Está pasando algo horrible –hablo, mirando a Naruto, sentado en la orilla de la cama. Pero este parecía perdido en sus pensamientos, con el rostro bajo.

Así que el moreno se acercó, y al estar a unos cuantos centímetros, Naruto hablo – ¿Por qué no dijiste nada? –pregunto con el rostro, mirando al piso-

Sasuke al instante no entendió, a que se refería el kitsune. Así que se acercó más al joven... Más sin esperarlo Naruto lo tomo de la mano y lo acostó en la cama, quedando este arriba del pequeño; ignorando el dolor punzante de la cabeza.

El corazón de Sasu se paró, para después volverse acelerar, al notar que estaba en la cama y sobre él, el rubio.

Pero Naruto tenía los ojos negros, y el rostro perdido... –Por qué no me dijiste, que estas manchado... Que no bales nada... –con una mano, Naruto apretó la cara del pequeño, causándole dolor, pero a la vez miedo, e impacto por lo dicho.

Sasuke no cavia en sí, y sus ojos lo demostraban, con un gran asombro –Eres una puta que todo mundo se monta –apretó una vez más las mejillas del moreno, sosteniendo el apretón. Para después levantar la voz-

-¡Eres una ramera!... “A la cual voy a tomar”... –Naruto lamio el cuello de sasu, y al sentir esto el pequeño, no pudo evitar sentir miedo.

-“No”-dijo asustado, moviéndose de bajo del rubio. Pero Naruto lo tenía bien sujeto, haciendo que los esfuerzos de niño, fueran inútiles.

-“Por qué te reúses ramera”... ¡Te pagare, para que estés contenta! –Naruto comenzó a bajar, por el cuello. A la vez que restregaba su cuerpo con el del pequeño.

-“Basta maldito” –grito Sasu, al sentir como Naruto lo tocaba, y rosaba en sus partes íntimas.

Mas el pene de Naruto, ya estaba duro y lo comenzaba a restregar en la pierna del moreno –“Vamos perra”... Acaso no quieres un padre, para el bastardo que llevas a dentro... compláceme y yo le daré mi nombre...

Naruto continuo con lo suyo, hasta notar que Sasuke ya no ponía resistencia –“Que te pasa”... –miro al pequeño, que había ladeado el rostro de costado-

-Has dicho que si te complazco, le darás un nombre a mi hijo –los ojos de Sasuke estaban llenos de lágrimas, y esto hizo que los ojos de Naruto volvieran a la normalidad. “Tómame”... pero cumple con tu palabra.

Naruto sintió un nudo en la garganta, y recordó, lo que una vez le dijo a su abuelo. -Las doncellas y los donceles también tienen su valor, pese a que los varones solo, los veamos como máquinas de dar hijos y placer. Hay algo bello en ellos que no, nos detenemos a ver.

Una vez más Naruto miro a Sasuke, tendido en la cama. Dispuesto a complacerlo, con tal de proteger a su hijo...

Esto lo hizo pensar, en qué clase de monstruo se estaba convirtiendo... En donde estaba quedando ese hombre, que su abuela había educado con ahínco y esfuerzo. Para proteger a sus hermanos.

Como pudo se levantó, y se dirigió a la puerta. Asombrando a Sasuke que se levantaba despacio, y mirándolo... así el rubio llego hasta la puerta y voltio a ver al moreno –Perdona, por haberte tratado de esa manera... Eres muy bello y estoy seguro de que algún día, encontraras a alguien que te amé a ti, y a tu hijo.

Sasuke quedo con la boca abierta y los ojos también... Pues hace unos segundos, ese maldito había tratado de propasarse con él y ahora, era un cordero manso, tierno, ¿cómo dulce?...

Todo había sido tan rápido que su mente le costaba asimilar lo sucedido. Pero cuando levanto el rostro, para ver al rubio este ya no estaba.

-¿A dónde fue? –dijo en voz alta, limpiándose las lágrimas. Sin embargo un mareo lo aquejó y lo detuvo para ir tras este- “Dios los mareos son lo peor” –exclamo apretando la cobija y tumbándose para descansar.

 

Fugaku y Minato regresaban a la mansión, aunque el rubio, descansaba en los brazos del moreno y Fugaku se deleitaba, moviendo los mechones sobre el rostro de porcelana.

-¿Te encuentras mejor? –pregunto Fugaku al notar que Minato, había despertado. Mas Mina no dijo nada y solo se dedicó a contemplar al susodicho.

-No que hacer, para proteger a mis hijos... Si ese hombre, decide ir con un juez, me quitaran a mis bebes, y los venderán –lagrimas brotaron de los ojos del rubio, pero este a la vez ahogaba su llanto-

-Llora... –dijo Fugaku, el cual aun sostenía la cabeza del rubio, entre sus piernas- Llora todo lo que quieras... Estás en tu derecho, ya te has reprimido muchos años y un doncel, no puede cargar las preocupaciones de un varón... Ya es suficiente, con el hecho de que sus padres, te hayan forzado a suplantar el lugar te tu hermano gemelo.

El silencio se hizo por unos segundos, el moreno continuo acariciando los cabellos dorados, hasta qué en calma volvió hablar –“Lo que hizo ese infeliz no tiene nombre”

Minato se levantó y tapo la boca del azabache –No hables más... Eso jamás paso –Fugaku no dijo nada, pero noto que su amado se volvía a decaer.

-“Los casaremos” –escucho el rubio, de labios del moreno. Al cual miro enseguida, pues no comprendió lo dicho- No habrá poder en la tierra que toque a tus hijos, si estos están casados y desvirgados... Ellos le pertenecerán a sus esposos.

Continuara>>>

Notas finales:

Hola personitas... quiero que me dejen su opinión. Porque la verdad creo que me volé la barda. Cuando lo leí, me dije: ¡oh por dios, peor que novela de las 9:00!

Bueno nos leemos en el próximo: y una disculpa por no actualizar, pero cuando no sale... no sale

Xoxoxoxoxoxoxoxo  :D


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