Por primera vez… Kid sintió que no iba a continuar siendo un número solitario.
En compañía de su nuevo amigo se sentía tan importante como un tres o incluso un cuatro…
Desde aquel día en el callejón decidieron hacerse compañía.
Ellos eran nada en un mundo de algo… a sí que… que importaba eso ahora que no estaban solos.
Todas las mañanas caminaban hasta el lago para refrescarse y beber algo antes de empezar el extenuante día que les esperaba.
Kid miraba muy atento cuando Law arremangaba su gastada sudadera negra con amarrillo y divisaba más marcas oscuras sobre su piel.
Muchas veces se pregunto si todo su cuerpo las tenía, pero negaba nerviosamente con la cabeza por la idea de ver su hermoso y delgado cuerpo desnudo frente a él. Aunque eso sería más que agradable a su ambarina vista.
El agua fría le salpico la cara cuando fue el moreno quien en broma le mojo la cara al ver que estaba aletargado.
-Jejeje ¿Qué pasa Eustass-ya? Te perdí por un momento. – la forma en que le hablaba al pelirrojo era una dulce y divertida.
Y a Kid le encanto esa sonrisa que se formo en su moreno rostro, junto con esas largas patillas y esa pequeña perilla, pero lo que más le gustaba eran sus ojos metálicos.
-Muy gracioso Trafalgar, pero de esta no te libraras. – contesto haciendo una sonrisa juguetona para tomar un poco de agua entre sus manos y mojar al moreno.
Law sintió el agua empapar su cabellera oscura para descender por su nuca hasta su espalda. Un tremendo escalofrió lo recorrió y arqueando su columna miro a Kid con un tremendo sonrojo en su rostro.
Era la primera vez que Kid le veía hacer aquello, un sutil movimiento de su cuerpo que ahora tenía la necesidad de tener entre sus brazos.
Pero el agua volvió a bañar su rostro cuando el moreno le mojaba ahora que se metía al rio.
Esa mañana se la pasaron jugando en el agua como unos niños pequeños, entre risas y sonrisas sinceras.
Y en más de una ocasión terminaron abrazados, agitados y sonrojados por estar entre los brazos del otro. Era el primer sentimiento que ambos experimentaban en sus vidas.
Para cuando llegaba la tarde, el hambre ya les ganaba y eso solo significaba una cosa: debían ir al callejón para buscar comida.
Siempre esperaban afuera de los restaurantes cuando los empleados sacaban la basura, restos de comida de todos los comensales que nunca se terminaban.
Ser una molestia para la sociedad era una batalla todos los días… hasta para conseguir comida les resultaba difícil…
-Espera aquí Trafalgar… Voy a sacar una bandeja con comida. – susurro Kid ahora que estaban ocultos tras los contenedores de basura.
-Eustass-ya, es peligroso… - contesto el moreno para jalarlo levemente de su camisa.
-No te preocupes, regresare muy pronto. Lo prometo. – Kid tomo su mano tatuada y la besó delicadamente para sonreírle con ternura. Le gusto mucho que el moreno se preocupara por él.
Law se sonrojo cuando hizo aquello pero no aparto la mano, solo cuando el pelirrojo se levanto para caminar a hurtadillas, vio algo en el que ya le gustaba desde que lo conoció: la forma en que lo protegía y en cómo le miraba con esos hermosos ojos color dorado.
Algo empezaba a crecer en su pecho…
Kid con la agilidad de un gato entro al restaurante ahora que la puerta estaba entre abierta y buscaba la valiosa comida como si fuera un tesoro muy preciado.
Law en cambio esperaba afuera con los nervios a tope pidiendo que no lo descubrieran o en el peor de los casos lo golpearan. Sabía que ahora su enfermedad avanzaba, cualquier golpe podría provocar una hemorragia interna donde tendrían que ir lo más rápido al hospital si no es que moría antes por la falta de coagulación en su sangre.
Empezó a morder sus uñas cuando el sonido del silencio en el restaurante se hacía cada vez más sórdido… La paciencia se le agotaba segundo a segundo…
Para cuando ya estaba al límite vio salir a Kid con paso lento y una charola llena de comida.
-Es hora de comer. – anunció el pelirrojo con una enorme sonrisa.
Law solo enmudeció y se sonrojo tremendamente.
No esperaba ver esa felicidad llenar el rostro de su compañero ahora que sabía que era un maestro en el arte del sigilo. Pero se quedo viendo a la charola por unos minutos y frunció el ceño.
-¿Qué pasa? – pregunto Kid al ver esa mueca en el rostro de Law.
-No me gusta el pan… - declaro haciendo un tierno puchero y desviando su mirada. Sabía que era una reverenda estupidez, pero no toleraba el sabor del trigo, centeno y harina en su paladar, le provocaba unas nauseas el tan solo imaginarlo.
Kid solo volvió a sonreír y con una mano quito todo el pan que había agarrado para lanzarlo hacía el contenedor de basura.
-Listo. – si el problema era el pan se desharía de él.
Era la primera cosa linda que hacían por Law… y más por Kid era quien lo hacía.
El nuevo sentimiento ya estaba dando sus primeros brotes ahora que se acompañaban.