Makoto volvió a sentir cómo esa lengua apretaba fuertemente sus labios y, aunque estaba totalmente descolocado por la surrealista situación, no pudo resistirse más y terminó separándolos. Aunque fuera inexperta, simplemente por sentir aquello tan caliente removerse en su interior notó cómo su cuerpo se derretía poco a poco. Llevaba tanto tiempo deseándolo... Su cara comenzó a arder de una forma casi enfermiza, y sintió cómo su entrepierna se calentaba más. Abrumado por las fuertes sensaciones que estaba experimentando, terminó apartando la cabeza hacia un lado.
- Haru... ¿Qué haces? - preguntó, mientras intentaba recuperarse del sofoco.
El moreno estaba algo sonrojado y lo miró totalmente interesado, mientras se lamía un poco los labios. Sus ojos ya no mostraban ningún signo de enfado y, en su lugar, seguían teniendo ese brillo de total interés.
- ¿No es esto... lo que hacen los novios? - preguntó, entusiasmado.
Makoto abrió los ojos de par en par y lo observó, descolocado. Aunque no estuviera sonriendo, el moreno se veía tan feliz que sentía que se le iba a salir el corazón en cualquier momento.
- No-no-novios... - murmuró, notando que le temblaban los labios y se sonrojaba más. Realmente todo le había empezado a dar vueltas.
- Hmm - Haruka asintió con la cabeza. - Si dos chicos pueden ser novios, entonces no hace falta que yo sea una chica para estar con Makoto.
En ese momento, el castaño sintió que le explotaba la cabeza.
- ... ¿Makoto? - se acercó un poco a él, preocupado por lo absurdamente nervioso que se veía.
- Haruu... por favor, dame un respiro... - murmuró este, tapándose la cara con una mano mientras estaba tan rojo como un tomate.
- ... - agachó la cabeza, pensativo, antes de seguir hablando. - Entonces, de esta forma, no tendrás que irte a casa de tus tíos - dicho eso, se levantó y se dispuso a ir a la cocina a hacer el bento para el día siguiente.
- ¡Espera! - exclamó Makoto mientras le agarraba del brazo. - Haru... ¿Es que no te das cuenta? - agachó la cabeza, entristecido. - Si te quedas, voy a ponerme así más veces... ¿No será molesto para ti? - preguntó mientras comenzaba a mover las piernas porque empezaba a estar realmente entumecido ahí abajo por llevar tanto rato encendido.
- ... - lo observó durante un momento, con los ojos entrecerrados, pensativo, y se acercó a él de nuevo, bastante decidido.
- ¿Ha-Haru? - Makoto se sorprendió cuando lo vio de nuevo sobre él, acercando su rostro al suyo.
Volvió a besarlo tan seriamente como antes, y se percató de cómo el castaño se movía con nerviosismo. Totalmente impulsado por la curiosidad, comenzó a palpar la entrepierna de Makoto con su mano.
- ¡Ah! - éste se separó, sorprendido, y agarró la muñeca del moreno. - Haru, para... - le suplicó mientras sentía que todo su cuerpo se estremecía.
Haruka observó la reacción de Makoto, y tras sentir cómo su corazón comenzaba a moverse más rápidamente, continuó tocando esa caliente zona, emocionado. Se acercó de nuevo a besarlo y se dio cuenta de cómo el castaño perdía poco a poco las fuerzas para resistirse. Su cara estaba muy caliente y roja, y no dejaba de temblar.
- Haru... de-detente... - continuó suplicándole en cuanto pudo separarse.
Apresó ese duro miembro con más fuerza por encima del pantalón, deslizando sus dedos por los laterales hasta la punta, haciendo caso omiso de sus súplicas, mientras continuaba escuchando sus jadeos y no apartaba la mirada ni un segundo de ese rostro que ahora lo tenía fascinado. Makoto por su parte, se negaba a abrir los ojos y mantenía la cabeza ladeada, intentando controlar sus jadeos. Sentía que iba a explotar en cualquier momento por lo absurdamente excitado que estaba, y en el instante en que notó que lo agarraba con más fuerza, no pudo aguantarlo, y terminó tras sufrir un espasmo.
Haruka escuchó un grave y dulce gemido y de pronto notó esa zona totalmente húmeda. Bajó la mirada a observarlo, a la par que Makoto entraba en pánico y se tapaba la cara con las manos. El moreno volvió a mirarlo, con los ojos completamente abiertos.
- Eso ha sido... rápido - murmuró sin delicadeza.
- ¡Ha-Haru! ¡N-No te rías de mi así! - le replicó el castaño, molesto, a la par que decidía encararlo finalmente aunque estuviera tan abochornado.
Nada más ver su rostro, se quedó totalmente en trance. Haruka no dejaba de mirarlo fijamente, sus ojos seguían brillándole por la emoción, y estaba bastante colorado aunque se mantuviera totalmente serio sin decir ni una palabra.
- Ha-Haru... - descendió la mirada y se dio cuenta de que él también se había... ¿excitado? De pronto notó cómo su cabeza volvía a explotar. - ¿E... estás...
- ¿Mm? - éste descendió la cabeza, porque no se había dado cuenta. Aunque sí que era cierto que había empezado a sentir bastante calor al ver a Makoto en ese estado. - Vaya... - murmuró, algo sorprendido.
Le pareció ver que Makoto se levantaba del sillón y no le dio tiempo ni a reaccionar. De repente sus pies dejaron de tocar el suelo y sintió que lo levantaban en el aire con una facilidad asombrosa. Iba a decir algo, pero en seguida volvieron a dejarlo caer sobre una superficie mullida. Fue entonces cuando se dio cuenta de que estaba tumbado en el sofá, y Makoto se había puesto encima suyo.
- ... ¿Makoto? - lo nombró, confundido, pero de pronto vio cómo se acercaba más a él para abrazarlo.
Notó sus labios contra los suyos, y terminó abriendo la boca para recibir esa lengua que tan bien se sentía. No estaba pensando mucho en todo aquello. En realidad nunca se pensaba demasiado las cosas, y aquella sensación era agradable, así que nada más importaba.
Makoto desabrochó su pantalón, y notó cómo empezaba a tocar directamente su erección, a la par que descendía de sus labios y comenzaba a dejar tiernos besos por todo su cuello. Levantó su camiseta, para continuar por su torso. Sus manos se movían lentamente, con gentileza, y podía sentir su cálido aliento sobre su piel. También se percató de que el castaño estaba temblando mientras le hacía todo aquello.
- Mako...to... - lo mencionó de nuevo, algo alterado por cómo había empezado a reaccionar su cuerpo.
Se había sonrojado más, y comenzaba a notar que no podía controlar bien sus respiraciones. Ya había hecho ese tipo de cosas él solo, pero ahora que se lo estaba haciendo otra persona, se sentía mucho más intenso. Además, la temperatura corporal de Makoto era más alta que la suya. Podía notarlo en la cálida mano que estaba masajeándolo y esos cariñosos labios que sentía que quemaban su cuerpo en cada punto que lo tocaban. Su cara comenzó a arder un poco, y hasta sintió que empezaría a jadear. De hecho, comenzó a escuchar unos jadeos, pero no provenían de su garganta. Movió un poco la cabeza y observó cómo Makoto estaba incluso más colorado que él, mientras continuaba besándolo por todas partes con dulzura, totalmente extasiado.
- Haru... - lo nombró, con un tono sofocado.
Se acercó a besarlo de nuevo en los labios, a la par que comenzaba a masturbarlo más fuertemente. Haruka lo agarró de la camiseta, asustado, mientras soltaba finalmente un jadeo ahogado en los labios de Makoto. Éste se separó durante un momento, intentando recuperar la respiración porque estaba a cien por hora. Incluso había comenzado a sudar de lo acalorado que estaba.
- Haru... *jadeo* Lo... Lo siento, pero voy a... *jadeo*
El moreno escuchó cómo se desabrochaba su pantalón y de pronto sintió algo realmente caliente y húmedo contra su miembro. Makoto agarró ambos con su mano y comenzó a masajearlos a la vez mientras dejaba caer su cabeza sobre el hombro de Haruka. El moreno notó el cálido aliento y sus jadeos junto a su oído, haciendo que su corazón se estremeciera intensamente.
Se mantuvieron de esa forma, intercambiando jadeos y calentándose mutuamente. Makoto había comenzado a abrazar a Haru con fuerza, apretando su frente contra su hombro, a la par que lo llamaba cada vez con un tono más dulce y provocativo. Éste, por su parte, se limitaba a cerrar los ojos y a agarrar la camiseta de Makoto cuando sentía que le daban espasmos por el placer. Cada vez estaba más mareado por escuchar la voz del castaño junto a él. Era la primera vez que veía ese tipo de expresiones y que lo escuchaba entonar esa voz tan dulce y provocativa. Estaba claro que era incapaz de controlarla, y de alguna forma verlo y escucharlo estaba haciendo que también él también poco a poco la compostura. Le pasó por la cabeza que quería ver más, y descendió la mano para tocarlo directamente.
- Ah-Ah...*jadeo* - notó de pronto esos dedos deslizarse sobre la sensible punta, y no pudo aguantarlo más - ¡Ha-Haru! ¡Mnn! - levantó la cabeza y encaro al moreno mientras se sumía en el éxtasis y sufría de nuevo otro orgasmo.
Haruka observó cómo lo miraba de forma tan tierna, con esos ojos verdes entrecerrados y la boca medio abierta por el placer que estaba experimentando, el sudor recorriendo su rostro, los pómulos tan sonrosados, en conjunto esa adorable expresión extasiada... Abrió sus azules ojos completamente a la par que se le paraba la respiración y separaba los labios levemente, fascinado. Debido a esa visión, sintió una fuerte descarga que recorrió todo su cuerpo hasta su entrepierna, y terminó él también en la mano de Makoto.
- ¡Mmn! - intentó ahogar el gemido, apretándose los labios y cerrando los ojos mientras agachaba la cabeza.
El castaño observó cómo terminaba y sonrió, feliz. Se acercó y depositó un beso en su frente, para después volverse a quedar apoyado en su hombro mientras recuperaba la respiración. Tras haberse calmado un poco, Haruka intentó incorporarse, descubriendo que tenía la mano y parte de la ropa manchada. Makoto se quedó un momento un poco en trance, observando también su mano, y terminó dándose cuenta de que tenía la ropa interior hecha un desastre.
- Será mejor... que nos demos una ducha y nos cambiemos... - comentó, mientras se sonrojaba un poco.
Miró alrededor, encontrando un rollo de papel con el que limpió la mano de Haru y su abdomen.
- Lo siento... - se disculpó, avergonzado, al comprobar el desastre que había armado.
Haruka lo observó mientras tanto, con rostro apático. El castaño parecía realmente nervioso y se negaba a mirarlo a los ojos. Comenzó a juguetear un poco con sus manos hasta que decidió hablar.
- Bueno, esto... Perdona por lo de ahora... Me he dejado llevar, espero que no te haya molestado, hahaha - explicó mientras sonreía y se frotaba el cuello.
- ...
El moreno se quedó un momento recordando cómo no había dudado en semidesnudado en un instante para comenzar a besarlo por todas partes, y finalmente lo miró a él. Acto seguido se incorporó hacia Makoto y le dio un suave beso en los labios. Éste se sorprendió un poco y se sonrojó. A continuacuón Haruka se levantó del sofá y comenzó a desvestirse mientras se acercaba a dejar las cosas en la lavadora.
- De todas formas, ahora tampoco te importará que me desnude delante de ti. Ya he descubierto que no te desagrada - comentó mientras se terminaba de quitar los pantalones junto con la ropa interior y lo metía dentro.
- ¡Haru! - Makoto desvió la mirada, abochornado, cuando el moreno pasó al lado suyo totalmente desnudo para ir a su habitación. - ¡¿Pero qué demonios?! ¡No lo has entendido bien! - pensó para sí, nervioso, sin terminar aún de creer que se mostrara tan tranquilo con ese tipo de situación.
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Los días pasaron, y aunque Makoto al principio estaba algo preocupado, realmente parecía que Haru había aceptado totalmente el mantener ese tipo de relación con él. Ahora cuando el moreno regresaba a casa, normalmente un poco más tarde, lo recibía con un beso y un abrazo, y realmente parecía hacerlo feliz.
- Aaah... Ahora me siento como un estúpido por no haberte comentado todo esto antes... - se auto compadeció de sí mismo un día mientras veían la televisión juntos, por fin los dos en el sofá.
- Lo eres - comentó tajantemente Haruka.
- Eeeh... No seas tan malo.. - se quejó el castaño mientras escondía la cabeza con su brazo, entristecido. Lo observó un momento, y empezó a sonrojarse un poco. - Haru... ¿Puedo besarte?
- Ya te he dicho que no lo pidas cada vez. Si quieres hacerlo, simplemente hazlo - respondió éste, algo fastidiado.
Makoto asintió con la cabeza mientras sonreía. Se acercó hacia él y le dio un beso en la frente mientras acariciaba su cabello. Después lamió un poco sus labios y le dio un cariñoso beso, aprisionando sus labios gentilmente contra los suyos durante unos segundos. Se separó, le dio otro en la mejilla, y tras dibujarse una sonrisa en su rostro, lo atrajo hacia sí para abrazarlo.
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Llegó la temporada en la que Makoto estaba bastante ocupado estudiando para exámenes, por lo que empezó a quedarse hasta tarde en la biblioteca de la universidad. Haru llegaba a casa primero y echaba de menos encontrárselo en la entrada para recibir su beso de bienvenida. Aún así, empezó a acostumbrarse a ser él quien fuera a dárselos, ya que Makoto no hizo más que insistirle con una sonrisa. Parecía feliz si lo recibía así, por lo que para él era más que suficiente con eso.
Se había comprado un portátil, ya que el que normalmente le dejaba Makoto ahora se lo llevaba con él a la universidad. Así podía hablar con Rin, Rei y Nagisa, y colgar fotos de los sitios que visitaban allí en Tokio, o comentar un poco cómo les estaba yendo. De todas formas, era Makoto el más activo en redes sociales. Él normalmente se limitaba a compartir enlaces, y escribía comentarios muy de vez en cuando.
Durante esos días, además, tenía un asunto rondándole la cabeza. No podía olvidar lo que había hecho con Makoto en el sofá, que, de hecho, se había repetido alguna otra vez. No siempre, ya que en ocasiones el castaño se dedicaba a hacerlo unidireccional, tocándolo sólo a él. No es que no le gustara, pero ese tipo de trato le hacía sentir que no estaba del todo bien, por mucho que insistiera con lo de "Soy feliz si hago que Haru se sienta bien". Era amable, muy amable, DEMASIADO amable, y no se sentía justo. Por eso mismo, terminó pensando que tenía que encontrar alguna forma por la que ambos disfrutaran al mismo tiempo. Había escuchado que dos hombres también podían tener sexo, aunque en realidad nunca se había interesado por algo así, por lo que no tenía absoluta idea de nada. Navegando por internet llegó a una de esas páginas de vídeos porno, pero al reproducirlos... todo resultó ser demasiado aterrador, por lo que terminó espantándose.
Una de esas tardes, Makoto regresó pronto. Había tenido un examen, aunque se le había olvidado decírselo a Haruka, por lo que realmente no lo esperaba.
- Estoy en casaaa - comentó mientras se quitaba los zapatos. Se extrañó porque el moreno no lo recibiera, ya que la puerta no estaba cerrada con llave. - ¿Se habrá ido a alguna parte y se le habrá olvidado cerrar? - se preguntó algo preocupado mientras se dirigía a la sala.
Sin embargo, se lo encontró sentado en el sofá, con los auriculares puestos. Parecía totalmente concentrado en una película que estaba viendo.
- Haru, ya he vuel... to...
Observó durante un momento la pantalla y se quedó de piedra. Estaba viendo un vídeo porno... y parecía que un hombre estaba recibiendo una felación por... ¿otro hombre? Porque eso en torno en su mandíbula era barba, ¿no? Se quedó blanco y su corazón comenzó a palpitar fuertemente. Realmente estaba en shock.
Haruka, que hasta ese momento había estado con la mirada fija en el vídeo, con un gesto de bastante desagrado, se giró al notar la presencia de alguien. Fue entonces cuando vio a Makoto y se quitó los auriculares.
- Oh... Ya has vuelto - comentó con total tranquilidad, mientras detrás de él el indecoroso vídeo seguía reproduciéndose.
- Ha-Haru... ¿po-por qué estás viendo eso? - preguntó, totalmente incómodo.
- Oh, esto... - miró la pantalla con apatía, y volvió a encarar al castaño. - Tenía curiosidad. Aunque no me termina de agradar ver estas cosas.
- Curiosidad... No será que... - pensó Makoto para sí, y de pronto se le iluminaron los ojos.
Observó el portátil, y se acercó para cerrarlo, algo molesto. Se giró y agarró a Haru de las manos, mientras sonreía con gentileza.
- Haru... Sólo tenías que habérmelo pedido. Llevo tiempo queriéndotelo hacer - confesó, mientras desviaba la mirada, totalmente avergonzado pero feliz.
- ¿Eh? - el moreno no se enteraba de la situación.
- Pero mejor en la cama, así estarás más cómodo - comentó tras quedarse un momento pensativo.
Agarró al moreno entre sus brazos y lo levantó del suelo para llevarlo hacia allí.
- Makoto, bájame. Puedo caminar - murmuró, molesto y algo avergonzado.
- Pero así es más romántico - explicó éste, mientras sonreía plácidamente, y le dio un beso en la frente.
Apartó el peluche de delfín hacia la cabecera de la cama y cogió unos cojines para que Haruka pudiera apoyar la espalda tras quedarse sentando en el borde.
- Creo que así estarás más a gusto.
Tras comentar eso, comenzó a besarlo mientras aún permanecían los dos de pie. Haru no puso ninguna resistencia. Aunque nunca fuera él quien iniciaba algún movimiento, todo lo que Makoto hacía se sentía bien, así que simplemente se dejaba llevar. Abrió su boca para que la lengua del castaño comenzara a invadir su cavidad gentilmente. Sentía cómo abrazaba su cuerpo, haciendo que ambos se quedaran completamente pegados. Terminó descendiendo una de sus manos a la entrepierna del moreno, y empezó a tantearlo. Haru seguía pensando que ese tipo de situaciones no eran justas, así que comenzó a tocar también a Makoto. Lo cierto es que el castaño reaccionaba a su tacto de una forma impresionante. Se separó un momento de sus labios, y comentó, algo sofocado.
- Haru, no hace falta que hagas eso.
Sintió cómo el moreno, al escuchar aquello, más a propósito, lo apresaba con más fuerza, y no pudo evitar soltar un jadeo. Suspiró, a la par que sentía cómo empezaba a impacientarse, y agarró a Haruka de los hombros.
- Ven, siéntate - le comentó mientras lo guiaba a la cama.
Tras dejarlo en el borde, se puso entre sus piernas y le levantó un poco la camiseta para empezar a lamer y besar su cuerpo. Ya lo había hecho en otras ocasiones, y había descubierto que además de sus pezones había una zona bajo sus costillas que era incluso más sensible. Comenzó a lamerla y Haru se estremeció un poco. Makoto sintió cómo empezaba a agarrarle la cabeza, moviendo sus dedos de forma nerviosa. El moreno era realmente silencioso, pero era capaz de leer muy bien las reacciones de su cuerpo, así que sabía cuándo se estaba sintiendo bien. Continuó descendiendo, hasta que llegó a la cremallera de sus pantalones. Se los desabrochó y descendió un poco uno de los bañadores que llevaba habitualmente. Sentía que le ardía la cabeza, y se sofocó más al acercarse a ese miembro excitado para empezar a besarlo.
- Makoto... - lo llamó su propietario, descubriendo finalmente lo que pretendía hacer.
- ¿Mmh? - preguntó sin apartar sus labios de él, mientras lo miraba directamente a los ojos.
Haruka observó lo acalorado que estaba, respirando fuertemente, con esos ojos verdes brillando con intensidad, y chasqueó los dientes, fastidiado. Estaba claro que deseaba con toda su alma hacer eso. Makoto no dejó de mirarlo mientras comenzaba a deslizar su lengua sobre esa caliente piel. El moreno soltó un jadeo y apretó sus puños sobre sus muslos, a la par que entrecerraba los ojos. El castaño al final cerró los suyos y se concentró totalmente en proporcionarle placer. Acercó más su cabeza y apresó con su lengua ese miembro con ansia. Lo lamió desde la base hasta la punta, disfrutando de los espasmos que experimentaba su propietario, y terminó introduciéndolo en su boca lentamente. Estaba tremendamente excitado, así que liberó su erección y comenzó a masturbarse mientras seguía con aquello. Haruka terminó apoyando su mano sobre su cabeza, cuando parecía que ya no le quedaba mucho. Se había acomodado en los cojines, pero se negaba a apartar la mirada del rostro sofocado de Makoto. No dejaba de escuchar jadeos y gemidos ahogados mientras movía su cabeza en torno a él, y era demasiado provocativo.
- Aah... Mako... - comenzó a murmurar, con un tono agitado.
El mencionado lo observó. Tenía los ojos entrecerrados y estaba sonrojado. Además, había empezado a respirar fuertemente, y sabía lo que significaba. Comenzó a mover su lengua más vigorosamente, y no tardó mucho en sentir cómo esa dulce fruta emanaba su cálido néctar contra su paladar. No dejó que se escapara ni una gota mientras lo retiraba lentamente de su boca, y no dudó ni un segundo en dejar que se deslizara por su garganta. Nada más hacerlo, Haru empezó a escuchar cómo jadeaba frenéticamente. Dejó caer su cabeza contra uno de sus muslos, mientras intentaba respirar totalmente sofocado y terminaba de masturbarse tras soltar un gemido. Abrió los ojos lentamente, y vio que Haru lo estaba mirando muy fijamente, interesado. Soltó una risilla nerviosa por la vergüenza, aún un poco cansado, y le dio un beso en el muslo.
- ¿Cómo ha estado? - le preguntó a continuación.
- Bien... - contestó el moreno, un poco frustrado.
Makoto sonrió felizmente y fue a limpiarse al baño. Haru se quedó sentado en su cama, siguiéndolo con la mirada. Se observó las palmas de las manos y después apretó los puños, molesto.
- Voy a tener que hacer yo algo... - pensó para sí mismo, decidido.