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Trilogía por Aurora Execution

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Notas del capitulo:

¡Hola!

Aquí les traigo un nuevo capítulo de ésta loca historia incestuosa XD

¡No saben cuán ansiosa estoy por ver Soul of Gold! ¡¡No queda nada mis queridas lectoras!!

Aquí en Argentina, debído a la diferencia horaria, se estrena el viernes al mediodia. Lamentabblemente estaré aun trabajando a esas horas, pero apenas llegue a mi casa lo veré. Creo que sólo se ha confirmado los subtitulos en ingles, por suerte creo que la mayoría nos defendemos en el idioma XD

Ayer también leí el primer capítulo de un manga no oficial, que esta produciendo un fanatico brasileño: Dannillo Santanna.

Gold Saint: Ares Chapter, se llama. Es interesante hasta ahora, y sus dibujos son muy buenos, la verdad me llamó la atención y me intriga la historia, sobre todo porque hay una nueva Athena. Y segun leí en las sinopsis Escorpio (que es una Saint mujer) está enamorada de Acuario, como no podía ser de otra manera XD

bueno, bueno seguro ya los aburrí de tanta chachara. Sin más espero disfruten la lectura.

 

 

Sentía que la cabeza a punto de estallar. Que su cuerpo – que poco podía llegar a reflejarlo – se estaba consumiendo en su propia mugre. Estaba harto, asqueado, insatisfecho, celoso, malhumorado.

 

¡Todo!

 

—¿Podrías estarte quieto? Me mareas de tanto ir y venir.

 

Lo fulminó con la mirada, sus ojos se encendieron.

 

Siguió con sus cavilaciones, sus miedos, inseguridades. Quería por un día, por una vez dejar de pensar en lo retorcido de su vida, lo asquerosa que se había convertido desde que había decidido compartir algo más que un abrazo con su hermano… y con Kanon… y con Saga ¡Joder! Era un maldito sexópata.

 

—¿Y…? ¿Qué te tiene tan…estúpido?

 

Era el colmo, sus ojos relampaguearon, electrificando el ambiente. Sorteó la posibilidad de hacerlo callar, mientras lo atragantaba con su pene… pero eso era comprobar que efectivamente era un maldito sexópata, que no podía librarse de los problemas y acababa “acallándolos” con sexo.

 

—¿Qué mierda haces aquí Milo?

 

Recién se había percatado que el rubio hacía media hora que se encontraba sentado a sus anchas en el sillón en su Templo y que no había abierto la boca en todo ese tiempo, más que para fastidiar.

 

—¡Qué carácter! Necesitas una buena mamada a ver si se te calma lo fiero—tiró al aire, sardónico como siempre.

 

—Que considerado y tú siempre dispuesto—contraatacó.

 

—Pues, ya ves… soy muy buen amigo—sonrió.

 

El griego de ojos turquesas no le dio tiempo a responder siquiera, ya se encontraba rodeándolo por el cuello, mientras clavaba sus colmillos en él, pasando el filo de sus dientes por la bronceada piel del castaño. Suspiró, algo cansado, algo excitado.

Hasta que un cosmos, bastante perturbado los hizo separarse.

 

¡Joder! ¡Mierda!

 

—Aioros…

 

El mayor pasó por su lado, lanzando una siniestra mirada, impropia de su imagen celestial, que hizo a los dos menores retroceder unos pasos, Aioria se tensó de pies a cabeza, mientras que Milo no entendía nada de lo que ocurría.

 

—No quise interrumpir, me dirijo a ver a Saga—siseó, su voz fue dura y el nombre del gemelo se escapó como ácido directamente hacia su hermano.

 

Salió de los privados del quinto Templo con rumbo a la tercera casa.

 

—¿Y a éste que le picó? Si sólo pasaba, ¿para qué mierda se mete en tu sala? pensé que tú eras el demente de los dos, pero veo que la locura viene de familia—bromeó Milo.

 

Aioria lo observó molesto, pero en algo tenía razón, su hermano lo estaba buscando a él, no a Saga… lo buscaba a él, y lo había visto en una situación comprometedora con el Escorpión. Maldijo a Milo y a su pene que no podía estarse quieto.

Dio dos pasos hacia el rubio y se detuvo ¡esperen un momento! ¿Aioros estaba celoso?

 

¡Aioros estaba celoso!

 

Salió, literal, corriendo de su Templo, dejando a un confundido y cabreado Milo… últimamente ni Aioria ni Camus le daban la suficiente atención que, creía, merecía.

 

•○•○•○•

 

No tenía ningún derecho de sentirse de esa manera. Pero le molestaba. Ver a su hermano con otra persona que no sea él o los gemelos, le molestaba.

Aioros se sintió por demás degradante al darse cuenta que pensaba que compartir a Aioria con Saga y Kanon estaba bien. Como si su hermano fuera un objeto al cual prestar… con sólo una advertencia de devolvérselo en buenas condiciones.

 

Pero verlo en brazos de Milo le revolvió las tripas, por algún motivo que desconocía hasta el momento, ese griego le caía como plomo, no era su carácter, si comparado con lo jodido que podía llegar a ser Kanon, Milo era un pichón… era otra cosa y comenzaba a sospechar, que tenía estrecha relación con Aioria.

 

No le gustaba verlo cerca de Aioria.

 

Cruzó de dos zanjadas el Templo del cangrejo… le daba escalofríos. Siempre.

 

Sus metálicos pasos se detuvieron a mitad de camino, apretó sus puños y mordió su labio, confundido. No pretendía ir a buscar a Saga y tal vez encontrarse con Kanon. Su último encuentro había sido intenso, y no quería cruzárselo, pues sabía que los recuerdos lo asaltarían y su cuerpo reaccionaría, tampoco quería ver a Saga y sentir que la culpa lo comía sin compasión, cortándole la respiración cuando sintiera los brazos del gemelo mayor envolviéndolo. Porque Saga nunca se enojaba, nunca discutía, sólo agachaba la cabeza y hacía como si nada hubiera ocurrido… una manera horrible de castigarse a sí mismo, por las culpas que le corroen las venas, ensuciando su sangre, deprimiéndolo.

Se sentía atado de pies y manos, porque le era imposible hallar ese eslabón que podría ayudar a Saga a salir de las sombras en las que nuevamente comenzaba a sumirse, ésta vez, por voluntad propia.

Se sentía atado, porque en esa búsqueda infructuosa, se hundía el mismo en el fango y se perdía en el laberinto de Géminis, incapaz de decidirse por tal o cual.

 

Su amor estaba ahí, alojado en su corazón y cada vez que veía a Saga, su cansado órgano le decía que lo amaba, palpitaba con fuerza y se escapaba de su cuerpo para fundirse con el peli azul. Pero luego aparecía Kanon y todo se iba al carajo…

 

Y Aioria…

 

Y ahora Aioria le salía con que lo necesitaba… y lo besaba de una manera tan… tan placentera y reconfortante que no podía sino seguir atado a sus dulces labios, un pecado horrible y delicioso. Su hermano al entero lo era, su cuerpo hacía mucho – claro que él lo recordaba cual niño – había dejado de serlo. Ahora era un hombre, un hermoso hombre que le daba amor y confort… y él tomaba ese cuerpo para calmar sus angustias, porque sólo en brazos de Aioria se sentía realmente calmado. Saga ya no podía darle ese sosiego, porque el mismo gemelo no lo tenía y pretendía tomarlo desesperado de él.

 

Y Aioros lo tomaba de su hermano.

 

Y Kanon… Kanon era un tipo jodido que sólo buscaba satisfacerse, o al menos eso pensaba, jamás tuvo profundidad con el menor de los gemelos, jamás pudo leer esos ojos jade, como si podía hacerlo con Saga. Y le molestaba.

 

—¡Aioros!

 

La voz de Aioria lo trajo a la realidad, nuevamente, aunque dicha realidad, era tan turbia como sus pensamientos.

Se le acercó y su cuerpo tembló al verlo tan imponente con su Oro revistiéndolo. Se posicionó a escasos centímetros, no importándole que estuvieran a la vista de cualquier chismoso y lo abrazó, haciendo que cada musculo de su cuerpo se tensara.

 

—Regresemos a mi Templo Aioros…sé que no pensabas ir a ver a Saga…

 

Asintió, asustado, cada día lo estaba más. Porque su cabeza era un lío, porque sus sentimientos eran un desastre y no se sentía lo suficientemente valiente para dejarlos salir con fluidez y comprobar que era un asqueroso incestuoso que ama a su hermano.

 

Que lo ama en cuerpo y alma.

 

No quería pensar en ello. Desactivaría esa parte de su consciencia que le dictaba que eso es terrible y disfrutaría del cuerpo de Aioria, al completo.

 

Con orgasmo incluido.

 

Antes de emprender el camino hacia el quinto Templo, desvió su mirada hacia la casa de los gemelos y la angustia se precipitó cual lluvia en su corazón… 

Notas finales:

Espero lo hayan disfrutado. Nos leemos en el próximo capítulo.

Gracias por leer.

¡Este fin de semana todos ver Soul of Gold!!

¡¡Moero Cosmo io!!


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