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Trilogía por Aurora Execution

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Notas del fanfic:

Los personajes no me perteneces, son propiedad de Masami Kurumada.

Notas del capitulo:

Bueno... qué decir, aquí estoy de nuevo con un nuevo experimento. Nunca había hecho algo por el estilo (incesto) Pero a ver como me las arreglo XD

Es en especial dedicatoria a gen_sagitagemini, quien pidió algo por el estilo, espero poder darte un fic medianamente bueno :)

Y claro, a todas y todos los que se sumen y gusten de leer.

Sin más, los dejo con la lectura.

Se mordió el labio, desviando un momento la vista hacia el cielo. Particularmente disfrutaba de esos días tranquilos, donde podía recostarse en las gradas del Coliseo sin hacer otra cosa que observar a sus compañeros entrenar, aguardando por que llegase su turno de medirse en la arena. Cuando sintió su rostro arder por el sol, volvió su vista al espectáculo en el centro del enorme y milenario Coliseo, guardián y protector de sangre y sudor de tantos, tantísimos, guerreros ya olvidados.

Eran increíbles, ni el tiempo, cruel enemigo, había podido modificar sus movimientos, sus sincronizados brazos, sus elegantes patadas, los bloqueos y sonrisas de extrema – y enfermiza – complicidad.

Aioria volvió a morder su labio a la espera de poder sosegar su hambre. Sí, hambre. Le repugnaba imaginarse lo que su mente maquinaba y desgreñaba, pero sus ojos impregnados en fuego, no podían sino contemplar con lujuria como esos cuerpos se pegaban uno a otro, en un baile sensual y primitivo, donde las manos se unían para bloquearse y sentirse, porque se imaginaba que en las venas de esos dos guerreros, no sólo corría la sangre inundada de adrenalina, sino de deseo, se les escapaba por la vista, se les drenaba por el sudor, se deseaban como dos animales en celo, y esa simple batalla de entrenamiento, no era más que la antesala de lo que vendría después, la salvaje batalla en la cama, donde uno sometería al otro, donde uno clamaría y bebería del otro… y él, por más enfermo que sonase, quería bebérselos a ambos, por completo… delirante y orgiástico.

Se apretó la entrepierna al cruzarse de piernas, para no evidenciar más, lo que sus ojos, que chisporroteaban de placer, demostraban.

 

—Aioros al suelo, Saga es el vencedor—escuchó clamar a Dohko.

 

Sonrió. Claro que Saga era el ganador, en la arena…mas en la cama sería su hermano… y él.

 

•○•○•○•

 

Entrecerró los ojos, desafiante y altanero, como sólo él podía serlo. Lo hizo más por fastidiar que por otra cosa, le divertía probar los límites de su compañero. Sonrió complacido al obtener lo que buscaba.

Kanon resopló visiblemente hastiado, no soportaba su presencia, detestaba la atención que su hermano le daba, a ambos, porque el otro idiota también venía con sus aires de mariconadas e inocencia – que no tenía en lo absoluto – y lo arrastraba de las narices a donde quisiese ¡los detestaba!

 

—¿No responderás? Es una oferta tentadora.

 

Y ahí estaba otra vez la sonrisa arrogante y sobradora. Apretó su mandíbula sintiendo como crujían sus dientes, casi al instante le sonrió, cínico, con un destello de sadismo desbordando de sus ojos verdes, no le daría el gusto, las cosas se harían como él quería.

Lo sujetó de la barbilla, delineando con su mirada cada rasgo de su joven rostro, era tan bello el maldito, sus labios de rojo carnoso eran una perdición que bien podía disfrutar hasta el fin de sus días y esa mirada verdosa… era lo único que podía distinguir y diferenciar de su hermano, porque Aioria trasmitía una seguridad y orgullo tras sus verdes ojos, lejos de los bondadosos y azules de Aioros, que tantas veces gozó también.

Acercó su rostro al cuello del menor y olfateó su esencia, descubriendo cada punto desigual entre los hermanos castaños, Aioros siempre olía a bueno, Aioria despedía sensualidad. Su miembro vibró. Clavó sus dientes en el cuello, lo lamió, sintiendo como el pequeño comenzaba a temblar.

 

—Está bien—dijo, desfigurando su sonrisa, mientras sujetaba el pantalón del castaño y lo arrastraba para tomar el miembro entre sus manos—.Pero…—sonrió más feroz, más demente—, llámame Saga… yo te llamaré Aioros…

 

—Eres un enfermo Kanon—gimió.

 

—Claro, me acuesto con mi hermano… como tú.

 

•○•○•○•

 

—¿Otra vez te irás?—.No pudo evitar sentirse molesto.

 

—Saga pidió mi ayuda para…

 

—Saga esto, Saga lo otro… ¿acaso Saga no puede hacer nada por su cuenta?

 

Le molestaba mucho, sentía celos también ¿Cómo no sentirlos? Estaba seguro que era una venganza que el gemelo le hacía por haberse acostado con su hermano. Aioros lo observó un tanto confundido cuando lo vio curvar sus labios, sonriendo casi con malicia. Aioria estaba perdido en sus pensamientos, por lo que no se percataba de la turbación en su hermano.

Le había gustado probar a Kanon, saborear sus labios, su piel… su sexo. Era exquisito, todo él, su mordacidad a la hora de hablar, su sagacidad, Kanon era completamente diferente a Saga, lo arrastraba al bode de la locura pasional, le había brindado uno de sus mejores orgasmos y sólo recordarlo, le llenaba el cuerpo de ardor, eran completamente diferentes. Saga, tocaba como buscando no romper, delicado y atento, Kanon era salvaje, sus manos ásperas le hacían vibrar, sus manos marcaban con dureza y pasión, dejando bien en claro que ahí, había pasado él. Ahora sabía porque Saga estaba perdido por su hermano, incluso y aunque no lo admitiera, sabía que Aioros también lo estaba.

 

—¿Aioria?

 

Pestañeó un par de veces para librarse de semejantes memorias y observó el cuerpo desnudo de su hermano que comenzaba a vestirse. Nunca iba a entender qué lo había arrastrado a semejante aberración contra la naturaleza, y sin duda una terrible ofensa contra su Diosa, y le importaba un carajo entenderlo de todas formas… amaba a su hermano, por sobre todas las cosas.

 

—Vete, nos veremos después.

 

Aioros asintió, besándolo para después marcharse.

Notas finales:

¿Qué les pareció?

Espero lo hayan disfrutado, sé que es cortito, pero tendrá claro, más capítulos.

Hasta la proxima, gracias por leer.


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