Al día siguiente, los moretones alrededor de los ojos de Tony brillaban en un púrpura incluso más profundo que la noche anterior, haciéndole lucir demacrado. Sin embargo, fue todo sonrisas cuando vio a Loki posado a su lado, quien le dio una mirada que, cuadrúpedo o no, le dejaba a Tony claro como el día que era un imbécil. Acarició a Loki en la cabeza y sonrió un poco ante el contacto visual que le estaba dedicando.
—Buenos días, Loki —murmuró. Su voz era áspera, como papel de lija.
«Es tardes, idiota».
Esto se confirmó cuando Pepper entró momentos más tarde y cerró la puerta con el almuerzo de Tony en la mesita auxiliar.
—Oooh, ¿eso es filete migñón? —coreó Tony. Movió el tenedor de plástico al lado del filete como si fuera la cosa más interesante del mundo.
Pepper se situó a su lado, con los brazos cruzados y la espalda y los hombros tensos como una cuerda. Le dirigió una mirada a Tony Stark que habría hecho sentir orgullosa a Sif.
—Sí, así es —respondió a través de sus dientes—. Trata de no ahogarte demasiado con él.
Cuando Tony la miró, estaba con unos ojos muy abiertos y un ceño fruncido que le hacían parecer como un niño revoltoso. O como un cachorro que acababa de orinarse en la alfombra.
—¿Qué? —preguntó, con voz inocente, casi quejumbrosa.
Loki se acomodó en una posición más cómoda y observó las expresiones que revoloteaban en los rostros de los humanos. La mirada de Pepper se suavizó y vaciló, dirigiéndose hacia un lado y hacia abajo, y Loki aplaudió silenciosamente el uso de la mirada-de-cachorro-apaleado de Tony, aunque en esa área nadie podía rivalizar con Thor. Otro vistazo a la mirada-de-cachorro-apaleado, y los hombros de Pepper se desplomaron, la tensión nerviosa en ellos se desplegó visualmente.
—Lo siento —suspiró Pepper, frotando sus dedos contra su frente—. Solo estaba preocupada. Has recibido golpes así antes, pero no como ese. No por un tiempo.
—Oye —murmuró Tony, la mirada-de-cachorro-apaleado dio paso a una sonrisa torcida—. Ya sabes que hasta sin armadura mi cabeza es demasiado dura, incluso para que Hulk la aplaste.
Pepper sonrió débilmente. Miró a Tony por un momento, como si quisiera decir algo, antes de sacudir la cabeza.
Loki miró de un lado a otro, entre los dos, y se preguntó si alguna vez pudo haber existido algo entre ellos... o si lo había ahora. Se erizó sin saber por qué. Por primera vez, se sintió como un intruso, como un torpe mal tercio. En lo que a ellos respectaba, él ni siquiera tenía por qué estar ahí, y por alguna razón eso le mortificaba.
Esta no era su vida, se recordó. No pertenecía aquí más de lo que había pertenecido a Jötunheim o Asgard.
—Por cierto —continuó Pepper—, Bruce llamó antes para disculparse. Solamente dijo que estaba teniendo «uno de esos días» y quería asegurarse de que estabas bien.
—Ah, sí —dijo Tony con ironía—, recuerdo «esos días» de cuando solía quedarse aquí. Entre él y Thor, he tenido que remplazar demasiados muebles. Sabes, por eso es que no podemos tener cosas bonitas.
Pepper asintió indulgente, pero Loki pudo observar que estaba conteniéndose para no poner los ojos en blanco.
Con un crujido sordo, la rubia sacó una pequeña botella de color naranja de su bolsillo y la colocó junto a la taza de budín de Tony.
—¿Qué es esto? —gruñó Tony.
—Se llama medicamento. Creo que estás bastante familiarizado con el término.
Si estuviera de mejor ánimo, Loki habría sonreído. Como estaban las cosas, quería arañar la mano de la mujer por invadir el espacio personal de Tony. Las bromas entre ellos, la comodidad en la presencia del otro, solo le recordaba todo lo que había perdido, todo lo que tal vez nunca había tenido.
Se preguntó cómo sería no estar tan solo.
—Son para el dolor —explicó Pepper—. Tómalas cuando sea necesario, pero no más de dos cada cuatro horas. Y no toques el filete todavía. Está caliente.
¿De verdad? Instrucciones como esa habrían hecho que Loki se comiera el filete de inmediato, solo por contrariarla.
—Realmente, Pepper, ahora solo me han dado más ganas de querer tocar el filete.
Loki parpadeó hacia el humano. ¿Habían acabado de...? Sacudió la cabeza, tratando de librarse de la «extraña» sensación.
Pepper se marchó, y Loki se encontró observando a Tony mientras comía, estudiando cada curva y contracción de su rostro. No sabía qué era lo que estaba buscando.
Tony le devolvió la mirada al gato y ladeó la cabeza.
—Hola —le dijo.
Loki parpadeó y miró hacia otro lado, repentinamente consciente de que lo estaba mirando fijamente. Avergonzado.
—¿Tienes hambre, Lo'kitty?*
«Eso es todo lo que ustedes, humanos, quieren preguntarme, y —¿CÓMO acabas de llamarme?».
Nuevamente, Loki se encontró boquiabierto ante Tony Stark. El humano rio entre dientes, le cortó un trozo de filete, y se lo tendió entre su pulgar y su índice. Loki miró al humano con recelo.
—No te preocupes, yo no lo cociné, ni nada parecido.
«Obviamente. Estabas dormido, tonto».
No estaba seguro de cómo sentirse respecto al tomar alimento de la mano de Tony. Aun así, era una mejoría a tener que comer de un tazón eso que sabía a serrín. En el suelo.
Ugh, ¡qué indignante!
Sí... sí, ahora que pensaba en ello, esto era mucho más apropiado. Los seres humanos deberían estarse peleando por el privilegio de darle de comer. Poco a poco, Loki estiró el cuello y tomó delicadamente el trozo de carne entre los dientes. Mordió la carne tierna y sus jugos rodaron alrededor de su lengua, recordando repentinamente y con fuerza lo que era comer como un dios —o al menos como humano— y no como una humilde bestia. ¡Y estaba hambriento! Mientras se lo tragaba, su estómago gorgoteó lastimeramente, y se encontró mirando el resto del filete con ojos amplios, ávidos.
Tony se rio y le tendió otro pedazo. Loki esta vez lo mordió con más ganas y avanzó un poco más hasta que estuvo prácticamente encima del humano. No se dio cuenta que estaba ronroneando hasta que sintió el vibrante zumbido en su pecho.
Tony acariciaba a Loki con una mano y comía con la otra, deteniéndose cada pocos mordiscos para entregarle una pequeña porción al gato.
—Por favor, dime que no le estás dando de comer a ese gato filete migñón.
Loki vio a Pepper en la puerta y tuvo que reprimir un gruñido. Tony estaba sonriendo tímidamente. Pepper sacudió la cabeza con exasperación, pero había un destello de humor en sus ojos.
—Ah, ¡vamos, Pepper! —chasqueó Tony—. ¿Ves lo feliz que lo hace? —Atrajo a Loki hacia sí con un solo brazo en un abrazo. Los oídos de Loki se aplastaron contra su cabeza, y se habría liberado o al menos dejado de ronronear si su estómago no estuviera tan maravillosamente lleno de filete—. Cierto, Lo'kitty?
«Dime otra vez así y voy a sacarte los ojos».
Pepper suspiró pesadamente.
—Te das cuenta de que ahora no va a querer comer su comida habitual, ¿cierto?
—Oh, ¡por favor! —se burló Tony— ¡Solo son un par de bocados! Déjalo vivir un poco.
—¿Y si eso es todo lo que ahora quiere comer?
—Bueno, entonces tiene buen gusto. —Le dio una última rebanada y sonrió en dirección a Pepper—. Hey. Es mi gato, ¿recuerdas?
Loki no supo por qué ese simple pronombre hizo a su estómago retorcerse de maneras extrañas. Miró a Tony, al humor y al afecto brillando en sus oscuros ojos, y sintió su estómago retorcerse aún más. De repente, no quiso nada más que huir de aquella mirada, pero... no pudo.
La mano de Tony en su cuello enviaba un hormigueo cálido por su columna.
—Por cierto, ya que estamos en este tema —continuó Pepper, cambiando su postura a una más cómoda—, vas a tener que hacer que lo arreglen.
¿Arreglar? ¿Tenía algo roto? Miró hacia abajo, pero su pata delantera estaba sanando bastante bien.
—¡Pepper! —jadeó Tony con fingida indignación—. ¡No delante de él! —Las manos de Tony cubrieron los oídos de Loki, y el Tramposo se puso rígido. ¿Qué estaba sucediendo? Desenvainó sus garras, pero Tony retiró sus manos un momento más tarde.
—Tal vez podamos conseguir un especial de dos por uno —suspiró Pepper—, tú también te podrías beneficiar de un pequeño «tijeretazo». —Hizo un gesto en consecuencia con sus dedos y sonrió mientras Tony se encogía, formando una bola.
¿Tijeretazo? Tenía un mal presentimiento sobre esto.
—¡No bromees con semejantes cosas, Pepper! Pero sí, busca un veterinario y programa una cita. Y ya que hablamos de ello, debemos hacer que lo revisen. ¿Todavía nadie busca un gato de su descripción?
—No.
—¡Bien! —La sonrisa de respuesta de Tony le sorprendió. El humano lo miró, y su pulgar se movió en círculos diminutos a lo largo de su pelaje. Loki se arqueó ante su toque antes de siquiera poder considerarlo mejor.