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No conocían el amor, desde una tierna edad este les fue negado, crecieron ansiosos de atención y afecto, deseosos de la aprobación de cualquiera, no importa si ese cualquiera era alguien malvado, encajar en los círculos sociales y tener la protección del ceno familiar era su primordial ambición.
Dicen que las personas de manos frías tienen corazones cálidos y las más reservadas tienen los sentimientos más sinceros.
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El día en que Grell lo vio, quedó perdidamente enamorado él, este hombre es mucho mayor que el pelirrojo pero no le importa, es muy guapo y además tiene dinero. Es el abogado de Funtom Company, empresa de los difuntos padres de Ciel.
Hoy Angelina visita una de las jugueterías en compañía de su sobrino y de Grell, los chicos no se soportan y extrañamente Grell ha desarrollado instintos homicidas en contra de su “primo”.
Para Ciel Grell no es más que un bicho raro, el carmín usa el cabello algo largo, hasta los hombros y aunque no usa vestidos, en ocasiones si no viste como un rock-star, viste prendas de mujer. Grell sueña en convertirse en actriz y Angelina está de acuerdo, ella siempre quiso un hija. La señora nunca le ha puesto límites al pelirrojo.
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Sebastian y Grell comenzaron a salir cuando el pelirrojo aún no cumplía la mayoría de edad. El aspirante a abogado en ese entonces manipuló al adolescente rojo a su antojo, sólo bastaba una efímera promesa de amor para que Grell cayera rendido.
–Vendería mi alma con tal de que nuestro amor durase para siempre– dijo Grell mientras recargaba su rostro en el pecho desnudo de Sebastian, este no dijo nada, simplemente sonrió con malicia.
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Grell no tiene una idea clara de lo que es amar a alguien. Grell amó a Sebastian, pero también amo a Pluto (un chico de un programa de intercambio de otro país), a Claude y cómo olvidar a los inversionistas indios del negocio familiar, Soma y Agni o su fugaz amorío con la servidumbre de Ciel. Aunque todos esos romances fueron pasajeros y ninguno tan duradero como su obsesión por Sebastian.
Grell trata de cumplir con las altas expectativas de cada uno de sus amantes, convertirse en algo a lo que pudieran amar era su objetivo, el ser una mujer en el cuerpo de un hombre siempre fue uno de sus mayores conflictos emocionales.
Algunos se dejaron engañar por la apariencia femenina, pero al descubrir la verdad, Grell se convertía en el hazmerreír de aquellos que le prometieron un amor incondicional, algunos otros no tenían problemas con el genero de este pero se empeñaban en destruir la esencia del jengibre. El más cruel de todos fue Ash.
–Vistes muy extravagante, eres una vergüenza, así no puedo presentarte con mi familia.
–Tu cabello es demasiado llamativo, tíñelo de un color normal– Grell tiñó de castaño su hermosa cabellera durante dos años hasta que Ash fue asesinado, Grell no lloró su perdida, Sebastian estuvo a su lado.
–El castaño no te queda– Michaelis tomó entre sus dedos un mechón del cabello de Grell. Una hora más tarde Grell volvió a su tono natural, el color de la ardiente pasión.
Sebastian no era la mejor opción, pero era la única segura en aquel entonces.
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Sebastian siempre está ocupado, si no se trata de negocios, se trata de otras mujeres y Grell lo sabe bien, esto destroza su corazón.
Grell abandonó su hogar con Angelina para mudarse con su amado novio pero esa tarde el pelirrojo descubrió al abogado con otra mujer, Grell casi mata a la tipa, pero Michaelis se lo impidió, era una clienta, otra de tantas, el pelirrojo ya no sabía si su novio era abogado o gigolo.
Esa tarde ambos discutían en el auto, iban gritándose y golpeándose mutuamente. Chocaron.
El carísimo auto deportivo no sufrió daños severos, pero Sebastian no pasaría por alto aquel rayón en su vehículo.
El otro conductor bajó de inmediato de su modesto carro para evaluar el daño, el chico rubio se rascó la nuca e hizo una mueca –debí pagar el seguro– masculló.
Sebastian quería matarlo –mocoso imprudente–.
–Hey, cálmate, es sólo un rasguño– el chico se atrevió a rascar la pintura dañada.
–Idiota, más te vale tener seguro, no sabes de lo que soy capaz– el hombre mayor tomó por el cuello al chico. Grell los miraba con atención, conocía a este muchacho de algún lugar, no sabía de donde pero lo conocía, así que se acercó para mirarle mejor.
–¡Suéltalo!– exigió Grell y curiosamente Sebastian obedeció, talvez el rostro furioso del pelirrojo le hizo recapacitar al diablo, su infidelidad no le había sido perdonada aún, lo mejor sería no molestar más a Grell.
El chico les entregó una tarjeta con nombre y teléfono, para que le contactaran para saldar los daños. Es estudiante de leyes, Sebastian se burla y está a punto de romper el pequeño trozo de papel pero Grell se lo arrebata de las manos.
Ronald Knox se lee en la tarjeta, el corazón de Grell se detiene. ¿a caso podría ser verdad?, el pelirrojo no se hace muchas ilusiones, pero tiene que intentarlo.
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Sus vidas dan un giro de 180°, aunque Grell no ha roto su relación con Michaelis, si decidió posponer vivir a su lado, el apartamento de su “hermano” es lo suficientemente amplio para ambos.
Ronald odia Sebastian con toda su alma, en ocasiones sueña con matarlo, pero eso no es legal y a su “hermana Grell” le rompería el corazón.
En un año pueden pasar muchas cosas, por ejemplo Ronald ha cambiado 5 veces de novia, Grell conoció a los padrastros de Ronald, los detesta pero no los odia, al menos su hermano creció con mucho amor y esta vez fue el pelirrojo quien envió a Sebastian al hospital, otra pelea. Además de otra sorpresas.
–¡Estás loca! – gritó Ronald mientras sostiene a Grell por los hombros.
–Por supuesto que no, es lo más normal del mundo– Grell se alejó de su hermano y se encerró en su habitación.
–Grell, sabes cuanto te amo, pero no pienso prestarte dinero para una operación de ese tipo, además de que ni siquiera cuento con tal cantidad de dinero– el rubio murmuró a través de la puerta cerrada.
–Viajaré a América, las cirugías son más baratas al otro lado del mundo– lloró el pelirrojo. Quizá si lograba convertirse completamente en una mujer Sebastian le amaría de verdad. Estaba en un gran error.
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