Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

LA SOLEDAD DE LAS FLORES CARMESÍ por karenka sutcliff

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

FELIZ AÑO NUEVO PARA TOOODOOOOOS XD.
WOW, UN AÑO MÁS JUNTOS, ESTO ES SORPRENDENTE. YA ME IMAGINO A MIS 80 AÑOS AÚN ESCRIBIENDO JAJAJA.
MUY BIEN, LES TRAIGO UN NUEVO CAPÍTULO, ESPERO SEA DE SU AGRADO Y DISCULPEN LA DEMORA, HE ESTADO MUY CANSADA DESPUES DEL TRABAJO.
GRACIAS Y FELIZ LECTURA.



 

Tenía demasiados problemas por resolver en su mente, no había tiempo para distractores pero ese maldito timbrido no cesaba. La primera vez lo ignoró, desconocía el número telefónico, la segunda ocasión –¿Hola?, habla William Spears– colgaron de inmediato. La tercera y última vez… quizá era importante y por eso insistían, William contestó de nuevo aunque algo molesto.


–¿Will?, oh Will, estoy tan contenta de que seas tú, no sabía a cual de todos estos números marcar.


–¿Quién llama? – dijo con enfado cortando la euforia del imprudente al otro lado del auricular. Hubo un silencio incomodo, 10 segundos.


–Si no tiene nada mejor que hacer, voy a colgar. Le sugiero tener más práctica con su máquina telefónica.
–¡NO, ESPERA! – dijo con desesperación la otra persona.


–Soy Grell, ¿me recuerdas? Grell Sutcliff, del orfanato. Hace poco me ayudaste, me salvaste de morir– la voz se escuchaba algo aprensiva.


–Honestamente, ¿Cómo diablos obtuviste mi número celular?


–Bueno, Ronnie…– se escuchó una risita nerviosa.


–En verdad… no se puede confiar en ustedes, le proporcioné mi número a Knox para asuntos laborales y legales, no para que se lo diera a su hermano, hermana… como sea. Adiós Grell Sutcliff–estuvo a punto de colgar.


–¡William!–Gritó Grell.


–Por favor, ¿podrías escucharme? – silencio nuevamente, silencio que parecía afirmativo.


–Will…


–Mi nombre es William.


–Will… lo siento, William. No, Ronald no tiene la culpa, él ni siquiera sabe que tomé su móvil, es sólo que… estaba tan entusiasmada de haberte vuelto a ver y después supe que Ron tenía tu número y no pude resistirme…


–¿Qué se le ofrece Sutcliff?


–Bien, yo… yo quería invitarte, tal vez podríamos salir esta tarde o quizá…


–Imposible.


–Entonces, ¿Qué te parece esta noche? tengo una función en el teatro y tal vez…


–Estoy muy ocupado– William ni siquiera le permitió terminar la frase.


–Oh, bien– dijo el pelirrojo con decepción.


–Grell Sutcliff– llamó William, por segundos el corazón del carmín se regocijó.


–Por favor infórmele a Ronald Knox que no olvide nuestra cita de mañana, es muy importante.


–Claro– Grell colgó triste y ofendido. William miró el auricular y frunció el ceño.
–Honestamente.


William registró el número del rojo como “la cosa” para así no volver a contestar sin saber quien era.

...

William recibió una gran sorpresa a la mañana siguiente, al llegar a la funeraria a las puertas de esta se encontraban cuatro rostros familiares, dos de ellos muy indeseados. Ronald, Grell y Sebastian. Eric mantenía las puertas del lugar cerradas impidiendo la entrada a estos desconocidos que para nada parecían clientes.


–¿Por qué demonios lo trajiste? – Spears preguntó con rabia al joven rubio.


–¿Grell?, yo no la traje, vino con ese idiota– Ronald señala a Sebastian. La furia de William se triplicó, ¿esto era una broma a caso?


Grell venía tomado del brazo de Sebastian, en su rostro se dibuja una gran sonrisa, Michaelis se muestra incómodo pero no interrumpe el contacto. Sebastian cree que Grell está feliz de estar a su lado, pero en realidad Grell está entusiasmado por ver de nuevo a William.


Los abogados intercambian algunas palabras, una reunión en tres días para entregar pruebas.


Aunque Sebastian es muy hábil y tramposo y Ronald puede ser algo inexperto pero tiene contactos y sabe con quien mezclarse, no permitirán ser derrotados.

–La oferta sigue en pie Will querido– aprovechando que su pseudo-novio discutía con su hermano Grell se acercó a William, lo había perdido una vez pero el destino se lo regresaba así con en otra vida, esta era una nueva oportunidad para estar juntos y la pelirroja no dejaría pasar esta chance.


William arruga la frente, su boca es una línea recta que muestra incomodidad. ¿Quién se cree Grell Sutcliff? Una vez, en otra vida el pelirrojo le ofreció su corazón y amor eterno a pesar de que todo estaba en su contra pero al final se suicido, no cumplió y el alma de William lo sabe, aunque su nueva vida no lo recuerda este evento quedó grabado en su alma. Ahora, hace muchos años cuando niño le prometió estar siempre a su lado pero le abandonó para irse con la señora roja y hoy en día regresar como si nada hubiese pasado. William se aferra a sus oscuros y amargos recuerdos.


–Grell Sutcliff, le dije que no tengo tiempo– William giró sobre sus talones para poder abrir el negocio de su padre y deshacerse de todos estos ineptos.

–Necesito ver al señor William Thomas Spears– la pelirroja no se daría por vencida. Ante la mención del nombre completo de su jefe Eric se sorprendió mucho, parece que se conocen de hace años pero William se muestra muy renuente.


–¿Por qué no sales con ella?, llama a diario, es muy persistente y… no es fea– el escoses está sentado frente a William, sus pies descansan sobre el escritorio de Spears, el moro golpea el lustroso calzado para hacerlo bajar.


–Mis motivos para rechazar a “esa cosa” no son de tu incumbencia.


–Tienes razón, sólo recuerda que, aunque no tienes amigos o más bien no quieres tenerlos, te aprecio y me preocupo por ti. Toma, la roja dejó esto para ti– Eric colocó una carta sobre el escritorio de William y salió del lugar.

Querido Will


No entiendo el porqué de tu rechazo, pero quiero que sepas que nunca he dejado de pensar en ti, imaginando lo que pudo ser de nosotros.


Por favor dame una oportunidad de llegar a tu corazón, somos huérfanos, no tenemos a nadie más que a nosotros mismos, tenemos el mismo origen.


¿Crees en el destino? Yo si, me has salvado la vida dos veces. ¿Recuerdas a Thomas Wallis? Yo nunca olvido y en el fondo de mi corazón siento que estamos unidos desde hace mucho tiempo, otra vida quizá.


Por favor dame una oportunidad.


La oferta sigue en pie cariño, me estoy presentando en el Royal Opera House, soy actriz y cantante ¿no es maravilloso? querido~


Siempre tuya Grell.

–Honestamente– William arruga la carta y la desecha, sin embargo anexo viene una entrada para el gran teatro de Londres, Spears la guarda.

 

 

xXx

 

 

Está cansado, han sido años de lo mismo, aunque es muy joven aún, se siente como un alma vieja que ha vivido siglos de lo mismo.


Desde que tiene memoria, siempre ha sido “especial” decía su madre, nunca se ha subido a la montaña rusa o montado un toro mecánico en los rodeos de las ferias en los pueblitos vecinos, nada de emociones fuertes o podría morir, aunque, ¿que sentido tiene una vida que no puedes vivir?


En ocasiones se deprime y se enoja, pero recuerda que llorar no tiene caso, así es la vida ¿no? Naces solo, vives solo y mueres solo. Pero él no está solo, nunca lo ha estado, él decidió vivir sólo y no ser una carga para sus padres, tenía que mantenerse sólo, tenía que vivir la vida como alguien normal.


En unas semanas se dará cuenta de que jamás volverá a sentirse solo.


Alan termina de arreglar las florecillas de la ventana, su pequeño departamento necesita algo de color y vida, toma su medicamento para el corazón y se recuesta para leer un libro.

 

 

 

 

FELIZ AÑO NUEVO PARA TOOODOOOOOS XD.
WOW, UN AÑO MÁS JUNTOS, ESTO ES SORPRENDENTE. YA ME IMAGINO A MIS 80 AÑOS AÚN ESCRIBIENDO JAJAJA.
MUY BIEN, LES TRAIGO UN NUEVO CAPÍTULO, ESPERO SEA DE SU AGRADO Y DISCULPEN LA DEMORA, HE ESTADO MUY CANSADA DESPUES DEL TRABAJO.
GRACIAS Y FELIZ LECTURA.


…….

Tenía demasiados problemas por resolver en su mente, no había tiempo para distractores pero ese maldito timbrido no cesaba. La primera vez lo ignoró, desconocía el número telefónico, la segunda ocasión –¿Hola?, habla William Spears– colgaron de inmediato. La tercera y última vez… quizá era importante y por eso insistían, William contestó de nuevo aunque algo molesto.
–¿Will?, oh Will, estoy tan contenta de que seas tú, no sabía a cual de todos estos números marcar.
–¿Quién llama? – dijo con enfado cortando la euforia del imprudente al otro lado del auricular. Hubo un silencio incomodo, 10 segundos.
–Si no tiene nada mejor que hacer, voy a colgar. Le sugiero tener más práctica con su máquina telefónica.
–¡NO, ESPERA! – dijo con desesperación la otra persona.
–Soy Grell, ¿me recuerdas? Grell Sutcliff, del orfanato. Hace poco me ayudaste, me salvaste de morir– la voz se escuchaba algo aprensiva.
–Honestamente, ¿Cómo diablos obtuviste mi número celular?
–Bueno, Ronnie…– se escuchó una risita nerviosa.
–En verdad… no se puede confiar en ustedes, le proporcioné mi número a Knox para asuntos laborales y legales, no para que se lo diera a su hermano, hermana… como sea. Adiós Grell Sutcliff–estuvo a punto de colgar.
–¡William!–Gritó Grell.
–Por favor, ¿podrías escucharme? – silencio nuevamente, silencio que parecía afirmativo.
–Will…
–Mi nombre es William.
–Will… lo siento, William. No, Ronald no tiene la culpa, él ni siquiera sabe que tomé su móvil, es sólo que… estaba tan entusiasmada de haberte vuelto a ver y después supe que Ron tenía tu número y no pude resistirme…
–¿Qué se le ofrece Sutcliff?
–Bien, yo… yo quería invitarte, tal vez podríamos salir esta tarde o quizá…
–Imposible.
–Entonces, ¿Qué te parece esta noche? tengo una función en el teatro y tal vez…
–Estoy muy ocupado– William ni siquiera le permitió terminar la frase.
–Oh, bien– dijo el pelirrojo con decepción.
–Grell Sutcliff– llamó William, por segundos el corazón del carmín se regocijó.
–Por favor infórmele a Ronald Knox que no olvide nuestra cita de mañana, es muy importante.
–Claro– Grell colgó triste y ofendido. William miró el auricular y frunció el ceño.
–Honestamente.
William registró el número del rojo como “la cosa” para así no volver a contestar sin saber quien era.

...

William recibió una gran sorpresa a la mañana siguiente, al llegar a la funeraria a las puertas de esta se encontraban cuatro rostros familiares, dos de ellos muy indeseados. Ronald, Grell y Sebastian. Eric mantenía las puertas del lugar cerradas impidiendo la entrada a estos desconocidos que para nada parecían clientes.
–¿Por qué demonios lo trajiste? – Spears preguntó con rabia al joven rubio.
–¿Grell?, yo no la traje, vino con ese idiota– Ronald señala a Sebastian. La furia de William se triplicó, ¿esto era una broma a caso?
Grell venía tomado del brazo de Sebastian, en su rostro se dibuja una gran sonrisa, Michaelis se muestra incómodo pero no interrumpe el contacto. Sebastian cree que Grell está feliz de estar a su lado, pero en realidad Grell está entusiasmado por ver de nuevo a William.
Los abogados intercambian algunas palabras, una reunión en tres días para entregar pruebas.
Aunque Sebastian es muy hábil y tramposo y Ronald puede ser algo inexperto pero tiene contactos y sabe con quien mezclarse, no permitirán ser derrotados.

–La oferta sigue en pie Will querido– aprovechando que su pseudo-novio discutía con su hermano Grell se acercó a William, lo había perdido una vez pero el destino se lo regresaba así con en otra vida, esta era una nueva oportunidad para estar juntos y la pelirroja no dejaría pasar esta chance.
William arruga la frente, su boca es una línea recta que muestra incomodidad. ¿Quién se cree Grell Sutcliff? Una vez, en otra vida el pelirrojo le ofreció su corazón y amor eterno a pesar de que todo estaba en su contra pero al final se suicido, no cumplió y el alma de William lo sabe, aunque su nueva vida no lo recuerda este evento quedó grabado en su alma. Ahora, hace muchos años cuando niño le prometió estar siempre a su lado pero le abandonó para irse con la señora roja y hoy en día regresar como si nada hubiese pasado. William se aferra a sus oscuros y amargos recuerdos.
–Grell Sutcliff, le dije que no tengo tiempo– William giró sobre sus talones para poder abrir el negocio de su padre y deshacerse de todos estos ineptos.

–Necesito ver al señor William Thomas Spears– la pelirroja no se daría por vencida. Ante la mención del nombre completo de su jefe Eric se sorprendió mucho, parece que se conocen de hace años pero William se muestra muy renuente.
–¿Por qué no sales con ella?, llama a diario, es muy persistente y… no es fea– el escoses está sentado frente a William, sus pies descansan sobre el escritorio de Spears, el moro golpea el lustroso calzado para hacerlo bajar.
–Mis motivos para rechazar a “esa cosa” no son de tu incumbencia.
–Tienes razón, sólo recuerda que, aunque no tienes amigos o más bien no quieres tenerlos, te aprecio y me preocupo por ti. Toma, la roja dejó esto para ti– Eric colocó una carta sobre el escritorio de William y salió del lugar.

Querido Will
No entiendo el porqué de tu rechazo, pero quiero que sepas que nunca he dejado de pensar en ti, imaginando lo que pudo ser de nosotros.
Por favor dame una oportunidad de llegar a tu corazón, somos huérfanos, no tenemos a nadie más que a nosotros mismos, tenemos el mismo origen.
¿Crees en el destino? Yo si, me has salvado la vida dos veces. ¿Recuerdas a Thomas Wallis? Yo nunca olvido y en el fondo de mi corazón siento que estamos unidos desde hace mucho tiempo, otra vida quizá.
Por favor dame una oportunidad.
La oferta sigue en pie cariño, me estoy presentando en el Royal Opera House, soy actriz y cantante ¿no es maravilloso? querido~


Siempre tuya Grell.

–Honestamente– William arruga la carta y la desecha, sin embargo anexo viene una entrada para el gran teatro de Londres, Spears la guarda.

xXx

Está cansado, han sido años de lo mismo, aunque es muy joven aún, se siente como un alma vieja que ha vivido siglos de lo mismo.
Desde que tiene memoria, siempre ha sido “especial” decía su madre, nunca se ha subido a la montaña rusa o montado un toro mecánico en los rodeos de las ferias en los pueblitos vecinos, nada de emociones fuertes o podría morir, aunque, ¿que sentido tiene una vida que no puedes vivir?
En ocasiones se deprime y se enoja, pero recuerda que llorar no tiene caso, así es la vida ¿no? Naces solo, vives solo y mueres solo. Pero él no está solo, nunca lo ha estado, él decidió vivir sólo y no ser una carga para sus padres, tenía que mantenerse sólo, tenía que vivir la vida como alguien normal.
En unas semanas se dará cuenta de que jamás volverá a sentirse solo.
Alan termina de arreglar las florecillas de la ventana, su pequeño departamento necesita algo de color y vida, toma su medicamento para el corazón y se recuesta para leer un libro.

 

 

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).