William miró su reloj, las 6:00 su jornada había terminado. Con un suspiro cansado cerró una carpeta y se puso de pie.
–¿Te marchas temprano? – cuestionó Eric quien también se preparaba para irse, era inusual que su patrón no se quedara tiempo extra para adelantar trabajo del día siguiente. William asintió en silencio y continuó su camino sin mirar atrás.
Cuando Spears cruzó la puerta, en el estacionamiento del negocio había un auto deportivo último modelo de color rojo, no era de ningún empleado y ya no era hora de recibir clientes, era domingo.
El conductor del vehículo comenzó a tocar la bocina insistentemente para llamar la atención de Spears.
–Hey William– llamó el conductor.
–Ronald Knox– William enarcó la ceja con algo de sorpresa y molestia, no tenía tiempo para tonterías, llevaba el tiempo justo.
–Te vez algo apurado, déjame llevarte a tu destino– Dijo el joven con una sonrisa socarrona y abrió la puerta del copiloto.
–No tengo tiempo– fue la respuesta cortante.
–Vamos al mismo lugar–insistió el rubio de dos tonos parándose frente al moro, este frunció el ceño.
–Vas a ver a Grell ¿no es así?. Yo te llevaré, sube.
–Vamos, mi hermana se pondrá muy triste si no vienes, sé que traes la entrada contigo y planeas ir, así que sube antes de que se haga mas tarde.
William se tensó de inmediato, esto era realmente incómodo, miró su reloj y de mala gana accedió a subir al lujoso auto.
–Es lindo ¿verdad? –preguntó Knox.
–¿Eh? –William no entendía.
–El auto.
–Oh, si… supongo.
–Este bebé es de Grell, no me permite conducirlo, pero esta es una ocasión especial– guiño el ojo.
–¿Por qué has venido? – pidió William.
–Mi hermana dijo que me asegurara de que llegaras a tiempo– se encogió de hombros.
–¿Tú hermana?
–Grell– dijo Ronald como si fuese lo más obvio.
–Es tu hermano, es hombre– dijo William recordando su infancia cuando estos personajes llegaron a su monótona vida. Para los adultos del internado era perturbador el hecho de que Grell se sintiera una “niña”.
Surgió un silencio incómodo.
–Bueno… Grell puede ser muchas cosas, hoy es una chica, mañana un hombre y en 15 minutos ser un gato, es una excelente actriz. Pero siempre será Grell, no importa como luzca, es una buena persona.
–¿Cuánto tiempo tienes de conocerlo?, no se ven desde… hace ¿15 años?, no lo conoces, por lo que recuerdo, no son hijos del mismo hombre.
–Creo que no es saludable cuestionarse todo ni tratar de controlar lo que te rodea, sólo debemos dejar que suceda. Estoy agradecido con las personas que me adoptaron, pero… no son mi familia, Grell si lo es, es “mi hermana” y pienso que el destino o la vida nos reunieron de nuevo, a los tres pues te incluyo.
–William guardó silencio, analizó las palabras del chico junto a él y por instantes sintió celos por la pasividad de Ronald.
–Grell, “ella” es especial, lo sabes y por eso es que estas aquí, viniste a verla. En fin, ya llegamos– Ronald se estacionó. Este William sí que era un tipo pesado. Grell siempre ha tenido gustos extraños.
…
El lugar estaba en penumbras, se escuchaban murmullos de la gente, de pronto un hombre mayor apareció, agradeció la presencia del auditorio e hizo algunas peticiones sobre no usar teléfonos celulares ni ingerir alimentos. El telón se eleva y la obra comienza, Grell no ha aparecido, William la busca con la mirada.
Ronald y William se sientan juntos tres filas frente al escenario, a un lado hay unos lugares vacíos, el que está al costado derecho de William se ocupa. El aroma de lo que a consideración para William es “colonia barata” le hace girar la cabeza –Michaelis– dice entre dientes.
El abogado del diablo sonríe de lado sin mirar a Spears. Grell sigue sin aparecer, ha sido suficiente y William se pone de pie inmediatamente, ¿a caso Grell planeó todo esto?
William sale del lugar, empuja a unos cuantos espectadores y avanza sin disculparse, Ronald mantiene toda su atención en una charla vía mensajes de texto desde su móvil así que no se percata de lo que acontece a su alrededor. Sebastian abandona su asiento y persigue a su victima, no odia a William, pero no permitirá que nada ni nadie interfiera con trabajo y mucho menos que modifiquen su cómodo estilo de vida.
–Señor William– llama Sebastian a unos cuantos metros de distancia de William.
–Es de muy mala educación abandonar una función de teatro antes de que esta termine, le romperá el corazón al señor Grell, esta mañana se empeño más en su maquillaje– William se detuvo de inmediato, por alguna razón la mención del pelirrojo le hizo sentir rabia.
–¿También te invitó Sutcliff? – cuestionó William y en un acto inesperado e impulsivo soltó un golpe hacia el rostro de Sebastian pero este fue esquivado en un ágil movimiento, Sebastian sujetó a su “agresor” por el brazo torciéndolo dolorosamente a su espalda para después arrinconarlo contra un muro, William se maldijo por no aprovechar las clases de defensa personal que una vez Adrian se ofreció a pagar en su adolescencia.
–¿Celoso? – se burló el cuervo.
–No se preocupe, a pesar de que esa cosa de sexo indefinido me ama, el sentimiento no es retribuido– murmuró al oído de William para después hacer una venenosa confesión.
–Sin embargo, Funtom Company y la familia Durles han sido mis benefactores desde hace años– el abogado ejerció más presión contra la espalda del contador, no se atrevió a golpearlo o dañarlo gravemente pues sabía que tendría problemas con Grell.
–Desde que tú, un don nadie, alguien sin origen ni raíces, llegaste a nuestras vidas, lo haz conflictuado todo, empezando por ocultar información para capturar a tu padrastro y ahora importunando en la vida de Grell. Eso no lo voy a permitir.
– Yo no guardo ni el más mínimo sentimiento por Grell, pero es mi último recurso para obtener el visto bueno de los Phantomhive. Le deben favores a esa pelirroja promiscua – dijo sínicamente y aflojando su agarre contra Spears.
–No temo que le reveles esto, supongo que el ya lo sabe, pero después de todo solo yo he permanecido a su lado en las buenas y las malas todos estos años. Tú acabas de aparecer, no conoces a Grell, el es muy vulnerable y si tratas de recuperarlo, bastará una llamada mía para traerlo a mis brazos de nuevo– se encogió de hombros.
–¿Por qué querría recuperar a Grell Sutcliff? – dijo entre dientes un desconcertado William.
–Grell cuenta unas cursis historias de su infancia y después de todo… ustedes son huérfanos hambrientos de amor.
–¡Hey!, llamó Ronald quien se acercaba corriendo, ambos rivales se separaron de inmediato.
–William, ¿Qué rayos?, Grell ya salió, quiere saber dónde estás– Knox vio con mala cara a Sebastian.
…
Los tres regresaron para terminar la función, Ronald se quedó dormido, esta era la 4° vez que veía la misma obra, Sebastian comenzó una charla desde su Smartphone y William, bueno, él aún guardaba rencor contra Grell por haberle abandonado en el orfanato pero a la vez sintió lástima por el pelirrojo, para después sentirse maravillado por el gran talento de este, la voz de Grell era excepcional.
…
Al concluir la obra Grell salió entusiasmado en busca de William, pero con lo primero que se topó fue con Sebastian.
–¡Sebby!, dijiste que no vendrías– Grell corrió para abrazarlo, sus mejillas se tornaron de rosa. Este hombre era el mismísimo diablo, un incubo, cada que lo veía caía rendido.
Idolatraba a Sebastian, pero jamás, ni en todas sus reencarnaciones lo amaría más de lo que amó, ama y amaría a William.
–¡Will! – al percatarse de su presencia Grell se aferró al brazo de William y aunque algo incómodo este no se apartó. Sebastian se limitó a observar de lejos.
–Oh Will, quiero presentarte a Laurens Anderson, amo a ese hombre, es como un padre para mi, para todos mi compañeros del teatro, él nos ha apoyado tanto– dijo con entusiasmo mientras los presentaba con el hombre que salió antes de que se levantara el telón. Viéndolo bien, ahora William lo reconocía, quizá de la TV, este era un gran productor de teatro.
Mientras Grell parloteaba, William le observaba, el pelirrojo vestía un traje color rojo vino, camisa negra y corbata igualmente guinda. Grell era raro, William recuerda la noche que vio a Grell de nuevo, apaleado por Sebastian, parecía una indefensa mujer y ahora lucía cómo un hombre de negocios. Analizó las palabras de Ronald, un día Grell era una actriz.
…
William no supo cómo terminó en esta situación, estaba dispuesto a marcharse a su casa y de pronto se encontraba cenando comida rápida en compañía de los hermanos Grimm, para gusto de Spears este par era bastante “tétrico” .
¿Cómo cayó aquí? Bueno…
–Es hora de irnos Grell– ordenó Sebastian, la pelirroja estuvo a punto de obedecer pero…
–Me apena mucho tu caso “Sebby” pero Grell vendrá con nosotros– se burló Ronald.
– ¿Cierto señor William? – William, Ronald y Grell subieron al auto, encendieron el motor dejando atrás a un irritado Sebastian.
…..