Era una lección de paciencia, ver la tierra pasar debajo de él, arrastrándose centímetro a centímetro. Desde esta altura, los edificios eran juguetes, las personas hormigas, como un diorama de cartón al que podía aplastar con su pie.
Tony se preguntó si esto era lo que Loki y Thor veían cada vez que miraban hacia Midgard; personas y lugares tan pequeños, tan frágiles y tan jodidamente insignificantes. Dejó escapar un suspiro tembloroso y decidió no pensar en ello.
Aunque, podría usar esta distracción, ya que incluso el Quinjet se estaba moviendo demasiado despacio. Sus manos estaban pegajosas dentro de su traje de acero, haciendo que sus guanteletes se pegaran y deslizaran contra su piel de maneras incómodas.
Gracias a Dios por el piloto automático. Tony estaba demasiado nervioso como para conducir en línea recta, y más aún para pilotar esta maldita cosa hasta Europa.
Flexionó los dedos, se estiró y se removió en su asiento hasta que se dio cuenta de que Thor lo estaba observando.
—¿Qué es eso? —preguntó Thor. Tony siguió la línea de su visión y se dio cuenta de que estaba refiriéndose al contenedor atado a su costado.
—Una precaución —dijo Tony, arqueando los labios en una sonrisa sombría—. Esperemos que no lo necesitemos.
El ceño de Thor se frunció, pero asintió.
—Te lo agradezco, sabes —dijo. Su voz parecía ruidosa por encima del zumbido del motor.
—¿Hmn?
—Por decirme que mi hermano está en peligro y por acompañarme. —La suave sonrisa de Thor se tornó sombría mientras añadía—: Nuestros hermanos en armas no son siempre tan comprensivos cuando se trata de Loki.
Tony asintió, más que todo porque no tenía idea de cómo responder a eso. Se preguntó cómo reaccionaría Thor si supiera que se había acostado con su hermano menor. Tragó saliva y decidió que lo que Thor no sabía podía tornarlo peligrosamente enojado.
Asumió que la conversación había terminado y se volvió para mirar por la ventana. Sin embargo, aún sentía el peso de la mirada de Thor y se giró de nuevo, renuente. Ahora, Thor estaba observándolo con una mirada pensativa, casi calculadora que Tony estaba seguro debía haber aprendido de Loki.
—No estás viniendo solo para ayudarme, ¿cierto? —preguntó el dios, con una voz tan suave como Tony nunca la había escuchado—. ¿Pasó algo entre ustedes dos?
Tony tragó saliva y se volvió para mirar de nuevo hacia el horizonte.
—Solo estoy tratando de hacer bien las cosas, Thor —murmuró.
Thor le observó un momento más, pero no hizo más preguntas.
Tony esperaba que no fuera demasiado tarde.
****
Thor levantó el Mjolnir y, en todos los sentidos, parecía listo para cargarse de frente el castillo de Doomstadt* . El suspiro de Tony resonó dentro de su casco, y agarró Thor por el codo.
—Thor —dijo—. No.
El enorme rubio guerrero parpadeó como un cachorro confundido.
—¿No?
—No. —Dios santo, si esta era la idea de diplomacia de Thor, entonces entendía por qué Loki seguía haciendo tonterías—. Doom puede ser un psicópata malvado, pero es un psicópata malvado que resulta ser el rey de Latveria. Por mucho que me encantaría simplemente entrar y romperle su cara de metal, necesitamos al menos tratar de evitar iniciar una guerra.
Thor parpadeó ante la solicitud, pero asintió y bajó el Mjolnir.
—Entonces, ¿qué propones?
—No sé. Supongo que simplemente nos colamos por una ventana o algo así. —De verdad, debió haber pensado en esto.
El rostro de Thor se prensó en una mueca.
—De la manera cobarde.
Tony miró fríamente al dios pero sabía que no podía ver detrás de su máscara.
—Creo que la palabra que buscas es «eficiente».
Thor suspiró pero no dijo nada.
—De todos modos, J.A.R.V.I.S. nos consiguió los planos del edificio. El laboratorio está en el sótano, y conociendo a Doom, ahí es, uh, donde probablemente encontraremos a Loki.
Apretó los dientes y fingió no advertir la furia de Thor. «No pienses en ello —se dijo—. Solo finge que no tienes idea de lo que eso significa».
—Bien entonces —dijo simplemente para disipar el agobiante silencio—. Let's go!*
Thor parpadeó.
—¿Qué?
—Let's... vámonos.
****
A los cinco minutos, Tony y Thor tuvieron su primer encuentro con un Doombot.
Y fue un simple encuentro. El robot los miró huecamente a través del suelo de mármol, y Thor le devolvió la mirada con una mano en el Mjolnir. Tony contuvo el aliento y los observó a ambos.
Tras un largo momento de intensa nada, Thor se humedeció los labios y se inclinó hacia a Tony.
—No está atacando —dijo. La arruga entre sus cejas se profundizó, pero mantuvo sus ojos en el Doombot y su mano en el Mjolnir.
«Sí, maravillosa observación, Thor».
—Estados Unidos está en paz con Latveria —le recordó Tony—. Dudo que los Doombots amenacen esa paz sin las órdenes de Doom. —Se encogió de hombros y sonrió de manera insegura—. Con suerte, esto hará las cosas más fáciles para nosotros.
—¿Y secuestrar a Loki no es un acto de guerra? —gruñó Thor, lanzándole otra fría mirada al Doombot más cercano.
—Loki no es estadounidense.
Thor parpadeó.
—Yo tampoco —dijo.
—No eras —le corrigió Tony—. Desde que te uniste a los Vengadores, te has convertido en un ciudadano estadounidense oficial. Mazel tov.
Thor volvió a parpadear. Dos veces. El robot continuó mirándolos, amenazadoramente inmóvil.
—Está bien, solo... solo recuerda que Loki es la prioridad aquí. Podemos encargarnos de Doom después.
La arruga en el ceño de Thor se profundizó, pero asintió. Tony dejó escapar un suspiro que no sabía que estaba conteniendo y reacomodó el contenedor a su costado.
—Está bien, grandote —dijo con una bravuconería que no sentía—. Momento para una lección de confianza. —Palmeó el brazo del dios y Thor le dio una mirada de soslayo—. Actúa como si fuera normal que estuvieras aquí y todo el mundo asumirá que es así. —Tony ajustó sus hombros y pasó de largo al Doombot sin siquiera darle un segundo vistazo. Solo esperaba que esta teoría también funcionara en robots asesinos.
Thor suspiró y sacudió la cabeza, pero lo siguió sin hacer comentarios. La mirada del robot los siguió, pero el propio robot no lo hizo.
Hasta ahora, todo bien.
****
El sigilo definitivamente no era uno de los puntos fuertes de Thor, pero de alguna manera lograron llegar hasta el laboratorio de Doom sin ninguna dificultad. Thor parecía bastante satisfecho con este logro, pero Tony sabía que nunca nada era tan sencillo. Tenía la sensación de que todo estaba a punto de irse a la mierda.
La suave exhalación de: «¡Dioses!» junto a él fue el primer indicio de que algo andaba mal. En algún lugar en el fondo de su mente, Tony se preguntó por qué los dioses se usarían a ellos mismos para sus blasfemias, pero entonces decidió que esa era una pregunta para otro momento.
Observó la expresión afligida de Thor y luego siguió su línea de visión.
Tony por poco no lo vio en medio del revoltijo de tubos y cables, pero ahí estaba Loki, empequeñecido por la maquinaria y dispuesto como si estuviera durmiendo. Un tubo en su garganta estaba bombeando oxígeno a sus pulmones, y las sombras bajo sus ojos eran oscuras contra su pálida y casi translúcida piel.
En algún lugar dentro de su casco, J.A.R.V.I.S. le recordó a Tony que respirara.
—Hermano. —Más un jadeo que una palabra o un susurro.
Tony observó a Thor y esperó a que la carnicería comenzara. En lugar de ello, el Mjolnir resbaló de la mano del dios hacia el suelo con un golpe seco y Thor se cernió sobre Loki, manos extendidas hacia su hermano, pero suspendidas en el aire; ojos azules dilatados, muy abiertos y perdidos, como los de un niño.
Tony se arrastró a su lado y esperó.
—Por Yggdrasil, hermano —murmuró Thor—. ¿Qué te hizo ese demonio?
Inmóvil, Tony esperó y...
Ahí.
Los ojos de Thor se entornaron, resplandecieron azules y feroces mientras sus manos se apretaban en puños. Levantó el Mjolnir.
—Thor.
—¡Lo voy a matar!
—Thor.
El dios miró a Tony.
—Loki es la prioridad —le recordó Tony—. Tenemos que sacarlo de aquí y conseguirle atención médica. Doom puede esperar.
Matar a Doom era increíblemente tentador, pero más que nada, en este momento, Tony quería arrancar los cables y tubos que sobresalían de Loki como apéndices alienígenas. Más que nada, quería ver esos ojos abiertos, tener a Loki burlándose y llamándolo idiota, diciéndole que todo esto era simplemente otra broma.
Que estaba bien.
«Oh Dios, por favor, deja que esté bien».
Thor miró a Tony, ojos dolidos y desamparados mientras asentía y daba un paso atrás. Tony se inclinó sobre Loki en su lugar y trató de emplear la mejor forma de liberar a su– de liberar a Loki de este lío, aunque hubiera sido de ayuda si pudiera recordar cómo pensar.
—Mierda —murmuró, envolviendo una mano delicada y de dedos largos en la suya y arrancando agujas de las venas de Loki, una a la vez, maldiciéndose por la forma en que sus dedos temblaban. Se sentía desconcertantemente íntimo el ver a Loki así, débil y frágil, pestañas largas, oscuras e inmóviles contra esas mejillas demasiado pálidas. Tony sintió algo entre un dolor y una calidez brotando cerca de su reactor de arco mientras observaba el rostro de Loki, suave, tranquilo y joven de una manera en la que nunca lo había estado despierto, y en ese momento pudo entender la ternura y protección que Thor sentía hacia su problemático hermano. No se dio cuenta de la forma en que su mano detenía su toque demasiado tiempo en la mano de Loki, o la manera en que su pulgar frotaba círculos suaves a través de los nudillos del dios.
Tony cogió la otra mano de Loki y se preparó para extraer el siguiente grupo de agujas, cuando—
—Esa tal vez no sea la mejor idea. A menos, por supuesto, que quieras matarlo.
La voz era oscura y refinada, y definitivamente no era la de Thor.
Tony cerró los ojos y reprimió un gemido. Liberó la mano de Loki y se volvió con los puños apretados para mirar fríamente a Víctor von Doom, que ahora estaba en el umbral de la puerta, con su cuerpo revestido de acero y con una capucha verde y una túnica —de verdad, ¿qué pasaba con los autoproclamados supervillanos y el color verde?—, y mirando a Tony, de hombre enmascarado a hombre enmascarado. Al lado y detrás de él, robots de ojos muertos permanecían en vigilia silenciosa.
—¿Qué hiciste? —preguntó Thor a través de dientes apretados, sus nudillos estaban blancos alrededor de su Mjolnir.
—Sí —escupió Tony, sorprendido por la intensidad de su propia ira—. ¿No es el momento para la explicación del villano?
—¿Villano? —repitió Doom, sonando entre ofendido y divertido—. ¿No son ustedes quienes están merodeando e irrumpiendo en mi casa?
—¡Tú secuestraste a mi hermano! —Thor casi rugió.
—¿Secuestrar? —Rio Doom—. Tu hermano vino por su propia voluntad. Difícilmente llamaría a eso «secuestrar».
—Lo es si no te puedes ir —murmuró Tony.
Doom los escudriñó en silencio durante un largo momento.
—Entonces llévenselo —dijo despreocupadamente—. Tengo lo que necesito, y aunque disfruto del silencio, el mundo es un lugar mucho más... aburrido sin Loki. No los detendré.
Tony y Thor intercambiaron miradas de soslayo.
—Desafortunadamente —continuó Doom—, esas máquinas son lo único que mantienen a Loki con vida mientras el Jinete continúa extrayendo su magia. Una pena, realmente.
Tony tragó saliva y se enderezó.
—Bien —dijo—. Entonces, ¿dónde está el Jinete?
Doom inclinó la cabeza, y Tony sintió más de lo que sus ojos vieron sobre él.
—Oh, imagino que en algún lugar del edificio, señor Stark —respondió Doom—. Pero eso nos lleva a otro punto interesante. Yo estaba preparado para su ira. —Doom señaló a Thor con un movimiento de su enguantada mano—. Pero no para la tuya.
Tony sintió que se le secaba la boca.
—¿Y? —rechinó entre dientes.
—Oh, nada —respondió Doom—. Simplemente estoy... intrigado, es todo, considerando que te arriesgaste a crear un problema diplomático por alguien que creía que era tu enemigo. ¿Realmente estás dispuesto a arriesgar una Tercera Guerra Mundial por él?
Tony no dijo nada, pero podía sentir la mirada de Thor, ojos azules e intensos, deletreando las mismas preguntas que Doom le estaba insinuando.
Al no obtener respuesta alguna, Doom rio entre dientes y se volvió para marcharse.
—Te lo dejo, entonces —dijo por encima del hombro—. Feliz cacería.
Los Doombots siguieron su estela, pies de metal tintineando contra suelo de piedra. Finalmente, sus pasos se desvanecieron y el único sonido fue el zumbido mecánico de la máquina respirando por Loki.
—J.A.R.V.I.S. —dijo Tony ante aquella quietud—. Localiza al Jinete.
—Por supuesto, señor. —Fue la respuesta del autómata. Un plano del castillo cubrió su visión, mientras Thor lo observaba y esperaba.
—Tercer piso —le dijo Tony tras un momento, expresión sombría bajo su máscara de metal. Desenganchó el contenedor de su cinturón, obligándose a no mirar a Loki de nuevo o a reconocer la preocupación que sentía por dejarlo solo—. Es hora de patear el culo de un Jinete.