Soy ese que pensó que si te ibas todo estaría bien
Que tú serías feliz y yo también,
El que pensó que dejarte era lo correcto
El que en tu ser hoy no ve ningún defecto
El que pensó que pedir tiempo estaba bien,
El que pensó que no le dolería verte con él,
El que se equivocó en dejarte,
Al que escapó una lágrima cuando observó alejarte.
Pasaban los días y los meses, y Sasuke ya nunca iba a la casa, y cuando iba, lo acompañaba Shikamaru. Y dolía, dolía mucho; pero no podía alejarlo de él, no podía seguir siendo tan egoísta, al fin y al cabo, no era cosa de uno.
- ¿Estás molesto por Shikamaru? – preguntaba mi hermano constantemente, y siempre le decía que no lo estaba; pero ese día Sasuke acababa de llegar a la casa, con él.
- Sí, ¿tú qué crees? ¿Qué me encanta verlos juntos? – contesté molesto.
- Naruto, tú mismo dijiste que lo soportarías por él, así como él soportó a Gaara. – respondió sorprendido.
- Pero yo no traigo a Gaara cada que puedo sólo para que él lo vea.
Tomé mis cosas, y sin despedirme, me fui a la universidad, ya que nos habían cambiado el horario en ese semestre y ahora iba por las tardes.
Apenas llegué vi que Gaara se acercó a mí, pues me había seguido de largo de donde siempre nos veíamos.
- ¿Estás bien, Naruto? – preguntó tomando mi brazo para detenerme.
- Sí, perdón, no te vi. – mentí de inmediato.
Gaara me miró, sospechando algo; pero no me dijo absolutamente nada, y en ese momento me di cuenta. Llevábamos más de un año y medio saliendo, y yo seguía sin enamorarme de él, yo apenas lo quería; pero él me amaba, y eso era injusto hasta para mí.
Toda la tarde estuve pensativo, no sabía cómo terminaría mi relación con Gaara, después de todo, después de tanto tiempo, ¿y yo sencillamente le diría que no lo amo? No me parecía correcto tampoco. Mis dudas cada vez crecían más, y más. Cayó la noche y terminaron nuestras clases, mi horario terminaba después que el de Gaara, y él ya no se molestaba en esperar por mí, cosa que también me tenía inseguro de lo que estaba sucediendo; pero me calmaba al recordar que él me amaba, por algún motivo.
Al llegar a casa, estaba vacía, así que entré, dejé mis cosas en algún lugar de la casa, y sin cenar, me encerré en mi habitación.
El que agacha la mirada cuando escucha tu nombre
Al que hoy le duele verte con otro hombre,
Ese soy yo, aunque suene raro,
El que un error pequeño tuvo que pagarlo caro,
El que perdió todo cuando te fuiste,
Al que amaste, al que nunca le mentiste,
Yo soy ese, el que nunca lloraba,
Yo soy ese, el que no te valoraba.
Conforme los días pasaron veía menos a Gaara, estaba menos en casa para no ver a Sasuke con Shikamaru, y tampoco tenía tiempo de ver a mi hermano o a Itachi. Por las mañanas seguía yendo al club, luego de eso me iba a algún parque a leer o escuchar música, quizá bebía un café, y mataba el tiempo para mi horario de clases.
Durante clases tampoco pasaba tiempo con Gaara, de hecho, no sabía qué era de él, aunque no me tenía nada preocupado.
Después de un par de semanas, me encontraba en el parque de siempre con un helado en la mano, sabor pétalos de rosa, mientras leía algún libro que había en casa de Deidara.
- ¿Esto haces cada tarde ahora? – preguntó una voz tan familiar.
- ¿Qué haces aquí Sasuke? – pregunté sin mirarlo.
- Hablé con tu hermano y mi hermano hace unas semanas, y te estuve buscando desde entonces, no creí que estuvieras en un parque. – respondió muy tranquilo mientras se sentaba a mi lado.
- ¿Qué es lo que quieres Sasuke? – seguía sin verlo.
- Pedirte una disculpa, ambos somos idiotas y no pensamos en lo que siente el otro, tu hermano me dijo que estaba bien si salía con alguien; pero llevarlo siempre que voy a tu casa, bueno, parece otra cosa. – dijo mientras él cerraba de mi libro, forzándome a verlo.
- Tú eres libre de hacer lo que te viene en gana, así que, si eso es lo que te apetece hacer, hazlo y ya. – contesté de muy mala gana.
- ¿Vamos a regresar a la parte hostil? ¿Después de tanto que ha pasado en dos años? – me preguntó molesto.
- Sasuke, no me importó lo que sentiste, y a ti tampoco te importó lo que sentí yo, así que ya, dejémonos de juegos, podremos ser todo, menos pareja, somos un asco juntos, como amigos nos llevamos de maravilla, en la etapa de conquista nos va genial; pero ¿cómo pareja? No, lo intentamos y no funcionó, superémoslo y ya.
- ¿Tan molesto estás conmigo? – preguntó sin darle importancia a lo que dije.
- ¿Tú qué crees? Estos meses, cada vez que te veo, está él. Tú sabías de Gaara; pero no te ponía diario enfrente, tal vez Shikamaru no fue grosero; pero no tienes porqué ponerlo en mi cara cada que puedes. Entiendo que salgas, entiendo que tengas a alguien, entiendo que te guste alguien más, y entiendo que tengas pareja, ¿pero restregármelo en la cara?
¿Aún no sabes quién soy, o no me recuerdas?
¿No sabes por qué lloro? Yo lloro porque…
Porque yo soy el idiota que todavía te quiere,
El idiota que a diario llora por ti,
El idiota que por ti se muere,
El idiota que no deja de pensar en ti,
Yo soy ese, al que no le importabas,
El que no te valoraba, y que no te amaba.
- Lo lamento, supongo que una parte de mí trató de darte celos. – admitió sonriente.
- ¿Y qué es lo gracioso de tu supuesto plan? – pregunté tomando mis cosas.
- Que lo logré. – dijo riendo.
No contesté, comencé a alejarme, si estaba molesto antes de eso, ahora estaba furioso, creía que llevaba a Shikamaru por quererlo, no por molestarme a mí.
- No terminamos de hablar aún. – dijo Sasuke alcanzándome.
- Por supuesto que sí, yo ya terminé con el tema.
- Naruto, yo no he terminado de hablar. – apenas escuché estoy me frené en seco.
- Entonces habla. – le dije mientras lo volteaba a ver.
- Quiero a Shikamaru, a ti te amo, y si no puedes con eso, entonces tienes razón, no sé qué estamos haciendo. Tú me dijiste eso mismo hace un año, ¿no? Que lo quieres; pero me amas a mí. Y personalmente me parece un motivo suficientemente fuerte para no dejar que esto termine, así como así.
- ¿Termine? – pregunté riendo. – Esto terminó hace más de dos años Sasuke, ahí fue cuando todo acabó, ¿no te has dado cuenta? Sólo hemos sido unos egoístas, no miramos más que lo que nosotros queremos, ni siquiera lo que el otro quiere. Así que no me digas que todavía hay algo.
- Todavía lo hay, si no hubiera nada no estarías molesto, si no hubiera nada no estarías escuchándome, si no hubiera nada no me reprocharías que soy un egoísta, tanto como tú.
Lo miré fulminándolo con la mirada, sabía que lo que él decía era cierto; pero no quería aceptarlo, no quería decirle nada respecto a un nosotros, ya estaba cansado de tener algo con él, sin tenerlo realmente, mientras que por el otro lado tampoco teníamos nada con nuestras parejas por este “nosotros”.
- Salgamos, como amigos; pero salgamos como hace unos meses, cuando reíamos; pero no hacíamos nada, porque respetábamos lo que tenía el otro.
Sonaba muy tentador, y moría de ganas por decirle que sí; pero seguía pensando en Shikamaru, y en Gaara, en ese mismo orden. No sabía si salir con él como amigos sería correcto, aunque tampoco me había detenido antes.
- ¿Qué tienes en mente? – pregunté casi a regañadientes.
- No lo sé, podemos ir a una cafetería que abrieron por mi casa, venden muchos tipos de postres, ¿sabes?
- ¿Me estás queriendo comprar con postres? – había sonreído un poco; pero seguía un poco desconfiado.
- Sí, claro que sí. – aseguró riendo.
Nos fuimos de ahí juntos, y aunque no íbamos platicando y riendo como meses atrás, al menos volvíamos a estar solos, y eso era algo a lo que nunca podría negarme.
Cuando llegamos me percaté que estaba apenas a media calle de la casa de Sasuke, y casi por curiosidad, volteé en dirección a la misma.
- Si quieres, otro día, te invito junto con tu hermano y mi hermano. – sonrió al notar que miraba hacia aquella casa donde compartimos muchos momentos juntos.
- Haz lo que quieras. – dije por lo bajo mientras me sonrojaba, no creí que me fuese a ver mientras trataba de encontrar la casa.
Él soltó una carcajada ante mi reacción y sólo entró al establecimiento para pedir una mesa.
El que pensó que como a ti podía querer a cualquiera,
Y hoy en día por ti daría lo que fuera,
El que para colgarte decía que quería dormir,
El que hoy no duerme por estar pensando en ti,
El impuntual, el grosero, el idiota,
El que hoy se muere por querer besar tu boca,
El que pa’verte un minuto se espera horas frente a tu calle,
El que jamás te dio un detalle.
Tras un par de horas de estar charlando en aquél lugar, reímos nuevamente, como meses atrás, y me sentí feliz.
- Podemos, en verdad, otra vez, ser amigos. – propuso.
- Me gustaría. – admití. Y es que yo aún no tenía el valor de terminar mi relación con Gaara; pero, aunque lo hiciera, no le pediría que terminara su situación con Shikamaru sólo por mí.
- Entonces, platícame – comenzó seguro. -, ¿no estás enamorado de él?
- No, no lo estoy.
- Entonces, ¿qué haces ahí, Naruto?
- No lo sé, espero a tener un motivo por el cual terminar supongo, hace meses que no tenemos un problema. – le dije mirando mi taza de café.
- ¿Eres feliz? – preguntó más serio.
- No lo sé, un poco, creo – atiné a decir con dudas. -, ¿y tú? ¿estás enamorado?
- No, bueno, no lo sé. – escuchar eso me dolió demasiado; pero no podía arruinar todo de nuevo, en tan poco tiempo.
- ¿No lo sabes?, ¿cómo no lo sabes?
- Pues, no dejo de pensar en ti; pero lo quiero, y me gusta mucho estar con él, y creo que sí podría enamorarme, quizá. – su sonrisa al decirlo, fue rara, era una mezcla de tristeza y alegría.
- Inténtalo, si crees que pueda funcionar, date la oportunidad de ser feliz Sasuke.
- ¿Y tú por qué no lo intentas de verdad? – me atajó sin pensarlo dos veces.
- Creo que porque tampoco he dejado de pensar en ti; pero más que eso, por mi egoísmo, sé que lo quiero, en serio lo hago; pero mi manía de quererte cerca no me deja ver claro.
- ¿Te imaginas terminar esa relación? – cuando escuché esas palabras me aterré, ¿terminar con Gaara? No, no podía, no me imaginaba sin él, ya no podía verme sin él.
- No, no puedo imaginar un escenario así. – admití con miedo y preocupación.
- Naruto - comenzó llamando mi atención para que lo mirase a los ojos. -, enamorarte no es igual a amarlo, a lo mejor y todavía no lo amas, a lo mejor y ya lo haces; pero si me permites decirlo, con todo el dolor de mi corazón, estás enamorado de él.
El que no te valoró, el que antes te gritó,
Soy ese estúpido que se equivocó,
El que te abandonó, soy ese idiota
Que te dijo: “cállate, ya no me importas”,
Hoy me importas demasiado,
Que aquí sentado observándote, me quedaré callado,
Observando tu belleza, cuando el padre pregunte
Si alguien se opone, agacharé la cabeza.