Era el turno nocturno, y Brianna, la barista, limpiaba el mostrador mientras observaba el reloj. Veinte minutos para la hora de cierre, y entonces este día infernal habría terminado y podría acurrucarse en el sofá con su novio viendo tristes reality shows de MTV que la hacían sentirse relativamente normal y equilibrada.
Faltando un cuarto, comenzó a empacar temprano cuando las puertas de cristal se abrieron y un par de idiotas borrachos tropezaron dentro, riendo demasiado fuerte y demasiado alegres considerando la hora intempestiva.
Figurando.
Brianna suspiró y le dio un rápido vistazo a Brian, que estaba bastante ocupado haciendo un fuerte de pajillas en la parte de atrás como para interesarse, ya que el gerente había pensado que era lindo poner juntos a «Brianna y Brian» siempre que fuera posible. En fin. Puso los ojos en blanco y se acercó al mostrador, revelando sus dientes en lo que casi parecía una sonrisa.
Un casi hostil: «¿cómo-puedo-ayudarlos-idiotas?» quedó atrapado en su garganta.
—Preeee... preeegúntale pur todoslosmuffins otra vez.
Apoyado en el mostrador estaba un sonriente Tony Stark. Apoyándose sobre Tony Stark, se encontraba un sonriente Loki. Olían a sudor y a alcohol y... ¿Loki estaba usando collares de Mardi Gras?
—Oh... Dios mío —dijo Brianna, porque —en realidad— ¿qué otra cosa decías en esta situación? Por el rabillo del ojo, vio a Brian acercándose.
Tony murmuró algo al oído de Loki, que le propinó al dios de ojos verdes un ataque de risitas.
—Uh. ¿Puedo... ayudarle? —Ella observó a Brian, que ahora estaba a su lado, mirando la escena con los ojos muy abiertos y una ceja levantada.
—Oh. Oh, sí, lo siento —dijo Tony arrastrando las palabras. Se aclaró la garganta y se enderezó como si acabara de recordar que estaba en público—. Acabamosss... Acabamoss de regresar de Nueva Orleans, y... y las cosas están alocadas ahí abajo, y pensamos... pensamos, ¿sabes qué sería increíble? Muffins.
Brianna abrió la boca para hablar, solo para darse cuenta de que realmente no tenía palabras para esto.
Loki tenía un brazo alrededor de los hombros de Tony, y sus ojos parecían brillar mientras observaba al hombre a su lado. Finalmente, él la miró y después observó a Brian como si acabara de verlo por primera vez. Sonrió ampliamente, casi predatoriamente.
—¡Vaya, vaya, hola, Brian! —dijo Loki, demasiado amable.
—Sí. Hola, Loki —respondió Brian con cansancio. Brianna se mordió el labio.
—Estoy terriblemente arrepentido por la última vez —dijo Loki, enunciando excesivamente sus palabras. Era difícil creerle al guapo imbécil cuando estaba sonriendo de esa manera—. No sabía que un hombre adulto pudiera llorar tanto.
—Sí. Estoy seguro de que lo estás. —El tono de Brian decía que era todo lo contrario—. Entonces, ¿qué puedo servirte esta vez?
—Esta vez —dijo Loki amablemente—, me gustaría un Frappuccino-helado-expreso-java-moca-latte, sin grasa, descafeinado, sin azúcar.
—Pero... pero eso ni siquiera existe—
—¡Pues haz que exista, esbirro!
Brian nuevamente parecía a punto de llorar. Tony y Loki estaban demasiado ocupados besándose para notarlo, y Brianna estaba demasiado ocupada grabando dicho besuqueo en su teléfono para importarle. Brian hizo una mueca y murmuró algo sobre la higiene o la falta de ella, pero Brianna le hizo un gesto con su mano libre.
—Jess va a lamentar tanto no haber tomado este turno. —Casi chilló.
—Ugh. —Brian chasqueó la lengua, volteándose para fruncirle el ceño a la máquina de café más cercana—. ¿Y ahora qué diablos voy a darle a Su Alteza?
—Prepárales cualquier cosa —le dijo Brianna, en voz baja—. En este momento, puedes entregarles un sousafón y decirles que es café y te creerían. Además, creo que la boca de Loki está demasiado ocupada para un café en este momento.
Brianna se sonrojó y rio mientras Loki llegaba a tercera base.
—¿Cuánto crees que pagaría un tabloide por estas fotos?
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Doom decidió que era un buen momento para adelantar su lectura. El calor tropical y el sol eran como una caricia sobre su piel cicatrizada, y pudo por fin relajarse aquí, en su isla privada, a un mundo de distancia de Latveria y de sus problemas.
Mientras pasaban las horas, se relajó aún más, hasta que su libro y sus ojos se cerraron, arrullado por la calidez y la quietud.
Se quedó dormido.
Hasta que escuchó un siseo percutor que su mente soñolienta le dijo que debía reconocer, y una sombra cayó sobre él, dejándolo repentinamente helado. Doom se despertó de golpe, músculos tensos y manos buscando a tientas cualquier cosa para usar como arma. Se sentía expuesto de esta manera, sin su armadura y su máscara. Descubierto. Vulnerable.
La sombra que cayó sobre el rostro de Doom tenía un par de cuernos, y levantó la vista para ver a Loki parado delante de él, completamente cubierto y con su armadura, con la barbilla bien alta. El dios sonrió, pero sus ojos estaban fríos.
Doom sintió su boca tornarse seca.
—Loki —dijo con voz áspera.
—Buen día, Víctor. —La voz de Loki conservaba esa cualidad melosa que Doom sabía deletreba problemas—. Perdón por interrumpir tus vacaciones —Sé lo duro que trabajas— pero tengo un viejo amigo aquí que se muere por conocerte desde nuestro último pequeño... incidente.
La sonrisa de Loki era más parecida a una mueca. Como la sonrisa de un lobo o una serpiente.
—¿Creo que recuerdas al Jinete? —Loki hizo un gesto con una larga mano, y el montón de sombras detrás de él se unieron en una forma que Doom conocía demasiado bien—. El verdadero Jinete, por supuesto.
Un rostro pálido como la muerte lo miró, y Doom sintió que se le helaba la sangre.
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Cuando estuvo satisfecho con los chillidos y súplicas de piedad de Doom, de camino a casa, Loki pasó a darle las gracias a Hela.
Tony le envió un mensaje recordándole que pasara por pizza, y Loki sonrió.
Fin (por ahora).