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Entre sombras por Syarehn

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Notas del capitulo:

Buen día, mundito. Hoy toca capítulo largo y ahora sí se viene lo bueno. ¿Quién quiere ver al Tony malvado? 

CAPÍTULO III

Sombras de confusión

 

 

De regreso a Wakanda, nadie mencionó nada acerca de lo que recién presenciaron en Nueva York. Clint miraba el cielo nocturno sobre el que viajaban, visualizando que todo estuviese despejado para tener un perfecto viaje, al menos, para no tener percances y que todo se mantuviera con esa tranquilidad que, de alguna forma, le provocaba escalofríos.

 

Mirando hacia los asientos traseros, Barton observaba cómo Wanda se abrazaba a sí misma mientras tenía la mirada perdida en la nada; igual, el rey T’Challa tenía sus ojos puestos en el panorama oscuro y lúgubre que le mostraba la ventana. No necesitó voltear a ver el asiento del copiloto puesto ahí no se encontraba nadie.

 

Esa tarde, Steve había hecho un despliegue de furia y frustración contra los escombros de la torre, dejándola en un peor estado –de ser eso posible– para culminar derramando un incontenible llanto sobre los restos mientras abrazaba de forma torpe y desesperada uno de los pedazos del que fuera el traje de Iron Man, aquel que había sido atravesado por la mitad de su escudo.

 

Les costó mucho trabajo intentar tranquilizarlo –vaya, Clint podía comparar ese arranque de furia con la pérdida de control del Dr. Banner– y, fue el doble de esfuerzo convencerlo de dejar el traje de Iron Man en su lugar. Sin embargo, cualquier intento que hicieron fue en vano, Steve había caído en shock sin comprender por completo todo lo que le decían sus compañeros, comportándose como un niño cuando se aferra a un juguete que sus padres no le quieren comprar.

 

Por ello ya no insistieron, sabían que de alguna forma, ese trozo de metal deformado, era lo único que le quedaba de Tony. Wanda utilizó sus poderes para inducirlo en un trance en el cual pudiese manipularlo fácilmente para poder sacarlo del lugar. A Clint aquello se le hizo sorprendente; el Capitán América había sobrevivido a los terrores de la Segunda Guerra mundial, estar más de medio siglo congelado, la invasión de una legión de alienígenas no identificados, la amenaza mundial de unos robots liderados por una inteligencia artificial, el odio de las Naciones Unidas…

 

Pero no podía lidiar con la muerte de Tony Stark.

 

Suspiró observando a través de un espejo retrovisor cómo Steve iba dormido en uno de los asientos traseros al fondo del helicóptero, abrazando fuertemente lo único que lo conectaba con Tony. Regresó su vista hacia el frente, reconocía la imponente Wakanda de noche como para saber que ya se encontraban cerca de arribar a la mansión de T’Challa.

 

—Llegaremos en menos de diez minutos, vayan ajustando sus cinturones y… todo eso. —Su voz sonaba cansada, demasiado aturdida por las emociones experimentadas ese día y aunque quería hacer bromas para aligerar el ambiente, no tenía el ánimo para hacerlo.

 

—¿Qué haremos con el Capitán? —Preguntó T’Challa volteando su cabeza para ver cómo Steve continuaba abrazado al metal y con lágrimas secas en su rostro.

 

—Lo llevaremos esta noche una habitación donde sólo estemos nosotros para que descanse —dijo Clint secamente—, ya mañana sabremos qué hacer.

 

El helicóptero se acercó al helipuerto y comenzó a aterrizar de forma lenta hasta dar completamente en el suelo. Fue un viaje bastante largo, o al menos esa era la percepción de todos lo que estuvieron involucrados. Clint desabrochó su cinturón de seguridad y se bajó de su asiento para caminar y tomar a Steve de un brazo, lo pasó alrededor de su espalda y lo cargó como pudo sobre él.

 

—¿Te importaría echarme una mano? —Inquirió mirando a T’Challa—. Tal parece que nuestro Cap., no quiere aún soltar su tesoro —comentó jocoso observando de manera divertida cómo Steve abrazaba contra su pecho el pedazo del traje de Iron Man dificultándole la tarea de cargarlo.

 

Con trabajo, entre T’Challa y Clint cargaron a Steve para llevarlo dentro de la mansión. Wanda sólo observaba el cielo ligeramente nublado que se cernía sobre la selva de Wakanda; ligeras chispas de lluvia comenzaron a caer sobre su pequeño rostro, indicando que tal vez una tormenta se avecinaba. Y aquello no lo decía de manera literal.

 

Continuó su camino hacia la entrada del refugio, demasiado confundida por todo lo que estaba pasando y había vivido desde que Los Vengadores formaron parte de su vida. Le daba pena ver a Steve en ese estado; ella sabía a la perfección que la muerte de un ser amado era devastadora; se sentía cómo si te arrancaran el corazón, deteniendo el curso de tu vida y erradicando toda esperanza en tu alma, después de todo, la persona a la que amas no está, ni estará más contigo.

 

Claro que comprendía cómo se sentía Steve en ese momento.

 

La bruja miró a lo lejos la figura de Sharon observando todo el espectáculo; percibía en sus ojos una tristeza profunda al ver a la persona con la cual había compartido cama los últimos meses, llorar y sufrir por alguien más. Pero ella sabía que siempre fue “la otra” en el corazón del Capitán Rogers.

 

Se acercó sigilosamente hasta llegar con la nieta de Peggy; ambas miraban a T’Challa y a Clint batallar con el corpulento cuerpo de Steve al subirlo por las escaleras.

 

—¿Cómo está? —Preguntó Sharon al perder de vista a los tres hombres.

 

—Muy mal —contestó con sinceridad—. Cayó en shock; vi en su mente que no soporta la idea de vivir en un mundo sin Tony Stark. —Al percatarse de lo que sus frías palabras dieron a entender, volteó a ver a Sharon y sintió pena cuando comenzó a llorar—. Perdón.

 

—No, descuida. —Sharon limpió sus lágrimas con su antebrazo—. Yo sabía que esta era una guerra perdida desde un inicio. Sabía que Steve amaba a Tony más que a su vida —comentó con bastante tranquilidad—. Pero también sé que es bastante terco, anteponiendo a todos sobre su propia felicidad cuando la culpa y su consciencia están de por medio; fue el caso de Bucky. Renunció a estar cerca del hombre que ama de forma indefinida y yo creí, tontamente, que eso de alguna forma me daría ventaja…

 

Ambas féminas escucharon un rugido que provenía de la planta alta del edificio. Tal vez el encantamiento comenzaba a difuminarse y Steve comenzaba a recobrar el conocimiento y con ello, todo lo que había experimentado en el día. Cerraron sus ojos, como si de esa forma disminuyeran los alaridos de dolor de Steve. Después, hubo silencio, incentivando a Sharon a continuar con su plática.

 

—Por la madrugada salí rumbo a Orlando debido a una llamada de emergencia. Aproveché el tiempo para despejarme y pensar acerca de… todo esto. —Su voz aún se escuchaba rota por el sentimiento que le provocaba ver a Steve de esa forma—. Acabo de regresar poco antes que ustedes y me enteré gracias a la notificación que dejaron con el AI. No creí que esto sucedería. Yo…

 

—No se puede controlar el corazón —la interrumpió sin ánimos de seguir escuchándola, pues comprendía hacia dónde iba la plática—, te lo digo yo que logro, de alguna forma y con esfuerzo, controlar la mente —dijo, entendiendo en su interior que Visión siempre intentó protegerla… y ahora él ya no estaba. El silencio comenzó a tornarse incómodo entre Sharon y ella; nunca habían compartido tiempo como para considerarla una amiga y no creía que a esas alturas, podrían serlo. Su lealtad se encontraba con Steve y lo que a él le importaba, incluyendo a Tony. Carraspeó, sintiéndose fastidiada—. Si me disculpas, Steve necesita ayuda.

 

—Me iré en cuanto despierte en la mañana —comentó Sharon—. Sólo quisiera despedirme de él.

 

—Como gustes —respondió Wanda alzando los hombros y con frialdad, caminando rumbo a las escaleras y dejando atrás a una devastada rubia.

 

Wanda llegó a la habitación dónde Clint y T’Challa habían dejado a Steve, muy cerca de la suya y la que se designó para Natasha, aunque ésta no estuviese allí. Ingresó lentamente para observar cómo Rogers ya se veía más tranquilo acostado sobre la cama, pero aún con ligeros espasmos en su cuerpo debido al débil y callado llanto que reprimía. Claramente se encontraba consciente, pero no quería ver a nadie en ese momento.

 

Todos los presentes comprendieron que debían de dejarlo solo unos momentos, tal vez hasta que lograra tranquilizarse por completo, así que abandonaron el lugar. Wanda se acercó hasta él y pasó una de sus manos cerca de su rostro, retirando unas hebras doradas que cubrían los ojos hinchados del rubio.

 

—Todo estará bien —susurró la chica, fracasando en su intento por hacerlo entrar en razón.

 

Wanda salió de ese lugar convencida de lo que iba a hacer. Tal vez era arriesgado y en cuanto Steve cobrara el sentido y se enterara le daría una reprimenda de aquellas que ni sus padres le dieron. Pero sabía que había sólo una persona en este mundo que, tal vez, lograría menguar el sufrimiento que cargaba el alma de Steve.

 

Caminó hasta llegar a la planta baja de la mansión, justo enfrente de una puerta de metal; de un costado, brotó un teclado donde pulsó unos cuantos códigos que había extraído de la mente de Steve momentos atrás y se escuchó cómo se liberó una compuerta, dejando libre acceso a que entrara al lugar, pero algo la hizo dudar. Se encontraba inusualmente silencioso ahí abajo, no había ningún ruido. Aquello en definitiva, no era normal.

 

Ni siquiera lograba escuchar el sonido de los aparatos que mantenían con vida a Bucky.

 

Se acercó con rapidez a la cápsula dónde tenían resguardado al Soldado del Invierno, mirando con horror la segunda clave de aquella tormenta que sabía, se aproximaba.

 

—No está…

.

. »« .

.

 

Diecisiete horas antes

 

 

—¿Está seguro de que no quiere que desactive por completo las cámaras, Jefe?

 

—VIERNES, cariño, ¿qué diversión habría si no estimulo la frustración? Sólo resta calidad al vídeo y quita el sonido. —Tony salió de la pequeña nave y desabotonó un poco su camisa para quitarse el calor que sentía.

 

Entendido.

 

—Tú quédate dentro, Visión, eres demasiado llamativo para las cámaras.

 

—James Barnes no es una persona estable, Tony. No creo que sea prudente que vayas con él tú solo. —La voz de Visión tenía un tinte de preocupación que fue evidente para los presentes.

 

—Tranquilo. Viper me dio el mejor regalo de bienvenida. —Sonrió presuntuoso—. Notifíquenme si hay algún cambio, y si nos descubren… acaben con los testigos.

 

Ingresó con facilidad en la mansión de T’Challa, ¿En verdad a eso le llamaban seguridad? Deberían dejar que las hienas se comieran a los ineptos que habían creado aquel sistema. Observó de manera evaluadora cada detalle en la blanca mansión. Era elegante sí, con toques que fusionaban la modernidad con la tradición de la cultura de Wakanda. Los inmensos ventanales permitían una exquisita vista de la selva y los sonidos de ésta resonaban en las paredes de la construcción.

 

Tony reconocía que era una obra arquitectónica maravillosa sin ser invasiva con el entorno natural que la rodeaba.

 

Miró interesado las piezas escultóricas y cuadros que decoraban el lugar, era acogedor sin duda, muy lleno de un nacionalismo por demás obvio.

 

Sin embargo, una molestia se instaló en su pecho al imaginarlos sentados alrededor de esa sala, platicando tonterías mientras jugaban cartas o dominó. Podía imaginar a Wanda haciendo trampa en el Jenga y a Steve sonriendo apacible ante las quejas de los demás. ¿Cuántas decenas de veces no había sido parte de momentos similares pero teniendo como sede la torre que acababa de hacer explotar?

 

La torre, su bebé.

 

Una pequeña brisa de nostalgia llegó a su alma, pero se fue de inmediato al recordar la cara de Ophelia Sarkissian cuando le dio la noticia, e inevitablemente comenzó a reír. 

 

 

«—Tony Stark, qué sorpresa después de tanto tiempo. Dime, ¿ya tienes una respuesta? —Fue lo primero que dijo la encantadora voz de Ophelia tras contestar el móvil.

 

—Enciende el televisor y dímelo tú. El show comenzará a trasmitirse en un minuto. —Ella enarcó una ceja, estaba en una plaza en Hungría no tenía televisores cerca—. O puedes caminar hacia la tienda de electrónicos que está cruzando la calle.

 

Ophelia se tensó de inmediato. ¿Cómo diablos es que Stark sabía…?

 

—Me rastreaste —musitó molesta. Ese hombre en verdad era un genio. Pero no tuvo tiempo de seguir hablando; la gente pronto comenzó a amontonarse a una cuadra de ella, justo frente a la tienda de electrónicos de la que Tony hablaba.

 

Ophelia mantuvo una distancia prudente entre la tienda y la gente que se arremolinaba por ver lo que acontecía en las pantallas.

 

“Nadie sabe cómo pasó.” Decía la reportera, teniendo como fondo un montón de escombros, que de no ser porque en la leyenda del noticiario se leía ‘En vivo desde NY’ le habría resultado imposible ubicar el sitio. “La Torre de los Vengadores a explotado, llevándose consigo a cientos de casas y edificios, hospitales y escuelas, así como las vidas de miles de personas, entre ellas se sospecha que la del héroe y millonario Tony Stark…”

 

Ophelia soltó una carcajada involuntaria aun con el teléfono pegado en su oído. Stark lo había hecho. Vaya que lo había armado a lo grande, justo como ella y HYDRA esperaban.

 

“No queda nada en Manhattan más que escombros…” Seguía diciendo la reportera. “No hay rastro de sitios tan representativos como lo fueron el Rockefeller Center, la Catedral de San Patricio, el Empire State, Broadway, Wall Street o la Universidad de Columbia. A mi alrededor sólo hay llanto y muerte. Hoy el país está de luto.”

 

—Destruiste más de medio Manhattan —rió incrédula—, casi  un millón de personas. Felicidades, acabas de convertirte en un genocida, ¿lo sabes, cierto?

 

—Un adjetivo más a mi lista de cualidades —dijo Tony jocoso, con una frialdad que Ophelia jamás imaginó en el héroe de la armadura. Sonrió divertida y gratamente sorprendida; a quien tenía en la línea era al verdadero Tony Stark.

 

—Bienvenido a HYDRA. —Había dicho, complacida con el caos y la inmensa destrucción que se mostraba en las pantallas—. ¿Dónde estás?

 

—Detrás de ti.

 

La línea se cortó mientras la pelinegra se giraba de inmediato, haciendo que su largo cabello se meciera con violencia en el aire. Lo buscó con la mirada, demasiado estresada por no haberse percatado de su presencia. Entonces lo vio; un hombre impecablemente ataviado con ropa invernal sentando en el parque. El sombrero negro casual y los lentes oscuros impedían que su rostro fuera reconocible pero aquella pose prepotente y su sonrisa ladina lo delataban.»

 

 

En la comodidad de un café exclusivo y sumamente discreto, Tony le había hablado del siguiente paso: Wakanda. Y ella, sonriente y casi orgullosa dijo que aquello debía celebrarse después de concluida su visita a África, pero como adelanto tenía un par de regalos de bienvenida. El primero fue la banda negra con el escudo rojo de HYDRA, misma que había atado improvisadamente a su brazo izquierdo; el segundo lo usaría en unos cuantos minutos.

 

La imponente puerta de vibranium se abrió para él sin ninguna dificultad. Podría ser el metal más resistente pero se abría de manera mecánica, y nada que conllevara tecnología se le contraponía. Nada.

 

Ingresó despacio, saboreando el momento., regodeándose de sí mismo. No necesitaba ser Iron Man para sentirse poderoso e imparable, él era Tony Stark y eso bastaba para ser y hacer lo que le viniera en gana. 

 

El ruido suave pero perceptible que emanaba el lugar se acrecentó cuando una capsula emergió del suelo y tras el cristal congelado Tony reconoció al asesino de sus padres.

 

Los guardias notarán la irrupción en cinco minutos, Jefe —le notificó VIERNES.

 

—Es más que suficiente.

 

Con una sonrisa ladina activó la apertura de la cámara. El vapor helado se disipó y tras unos segundos los irises azules de James se abrieron.

 

El soldado esperaba encontrarse con Steve, sin embargo, su sorpresa fue grande al toparse con la mirada fría y castaña de Tony Stark.

 

—Buenos días, soldado —saludó con sorna. James quiso hablar pero Tony lo hizo primero—. Anhelo —comenzó  decir en perfecto ruso—. Oxidado. Diecisiete… —James se tensó de inmediato mientras un dolor atroz estallaba en su cabeza.

 

—¿Q-qué haces?, ¡No! —pidió aterrado, sosteniéndose del cristal con los nervios y el miedo a flor de piel. Lo sentía venir; la pérdida de control, las ganas de sangre. Su mente comenzó a nublarse.

 

Amanecer —continuó. Una sonrisa amplía se dibujó en sus labios, divertido y completamente complacido—. Horno. —Y Bucky comenzó a golpear desesperado el suelo con su única mano—. ¿En verdad?, ¿Horno?, ¿Qué clase de palabra de control es esa? —Se burló al ver al otro cerrar sus ojos fuertemente—. Tranquilo, Barnes, no quiero controlarte.

 

James lo miró confundido, aun con las reminiscencias de lo que aquellas palabras le provocaban. Trató de enfocar la mirada y se topó con la diversión plantada en la cara de Tony.

 

—¿A qué has venido? —Preguntó con un tono de dolor al tratar de luchar contra el control mental—. ¿Dónde… dónde está Steve?

 

—Muerto —declaró Stark como si nada, mirándole fijamente a los ojos—. ¿Crees que me habría dejado llegar a ti si viviera?

 

Bucky apretó el puño, creyendo aquella mentira hasta que escuchó la risa cruel de Tony. Levantó la mirada, furioso, pero toda su ira se fue al notar que había algo diferente en el castaño. No parecía el mismo hombre altanero que más de una vez vio en las noticias pues aquella egolatría le parecía una máscara; pero tampoco vio en él la calidez y preocupación con la que miraba a Steve durante aquellos enfrentamientos. Sus irises lo contemplaban con desdén, con sadismo. Incluso su manera de pararse se notaba distinta, más elegante y desinteresada, más imponente e incluso sugerente.

 

¿Cómo es que se había gestado ese inmenso cambio? ¿Cómo es que al mirarlo le parecía que veía a cualquier otro menos al héroe de hierro?

 

Cerró los ojos al no poder soportar su mirada. Él tenía en su mano la respuesta a aquellas preguntas, después de todo, él mismo había asesinado a Howard –¡Su amigo Howard!– y a María. Por él, Tony Stark había quedado solo y al frente de un emporio armamentista cuando era apenas un adolescente. Y no conforme con eso había puesto en contra a la familia que parecía ser el grupo de Los Vengadores.

 

Por otro lado, no estaba seguro si Tony  correspondía a los sentimientos de Steve, pero de ser así, también había provocado una ruptura insalvable entre ambos.

 

Levantó la vista de nuevo y cuando sus miradas se cruzaron, James sólo pudo ver a Tony Stark como el hombre al que le había causado más daño en todo el mundo.

 

—Lo siento —musitó. Y era verdad, haría cualquier cosa por compensarlo.

 

—No, soldado. —La voz de Tony era fría, sin ningún tinte de diversión en ella—. Aún no lo sientes.

 

Para ese momento, James estaba convencido de que el lapsus de crueldad en el que se encontraba Tony, había sido desencadenado por él mismo.

 

—Vienes a matarme —dedujo, con una sonrisa amarga en los labios—. Y me torturarás antes de hacerlo, ¿cierto? —En su mirada azul sólo había aceptación y en su voz una férrea firmeza—. Adelante. Es lo justo, no opondré resistencia.

 

Sin embargo, la risa compulsiva de Tony resonó en las blancas paredes de la habitación, descolocando y confundiendo a Bucky.  

 

—Durante más de ocho meses no pude pensar en otra cosa —admitió Tony, aun entre risas—. Pero tu muerte dejó de interesarme. Sé que no terminaría de complacerme.

 

Tony se movía elegante, con pasos cortos y suaves por la estancia. Entonces James fijó su vista en el brazo del castaño.

 

—¿Qué te ha hecho HYDRA? —preguntó casi aterrado. Él conocía los métodos que HYDRA empleaba para someter a sus soldados y no podría vivir sabiendo que por haberlo alejado de Los Vengadores, Tony Stark haya pasado por algo similar a lo que él vivió.

 

La preocupación en los orbes azules descolocó a Tony por un segundo, pero aquella actitud era la culpa hablando, así que lejos de conmoverse sonrió con desprecio.

 

Dos minutos, Jefe —dijo VIERNES a través del auricular.

 

—Muévete, soldado. Es hora de irnos. —Tony dio media vuelta en dirección a la puerta para marcharse.

 

—No iremos a ninguna parte —dijo James, dispuesto a detener al hombre que creía que pasaba por el mismo control mental que él—. Vas a quedarte así tenga que obligarte. Steve encontrará la manera de hacer que reacciones.  

 

Tony se detuvo un instante, sintiendo cómo su cuerpo vibró por completo al escuchar el nombre de Steve después de tanto tiempo. Sin embargo, casi inmediatamente se repuso y suspiró fastidiado por haber caído nuevamente; estaba hastiado de que pensaran que alguien podía controlarlo a él. Antes se sentía atado por sus sentimientos hacia otros, ya no más.

 

—Soldado, tienes la opción de venir conmigo sin daños colaterales o de quedarte aquí y volar en pedazos junto con la mitad del país —sentenció sin dejar de avanzar ésta vez—. La decisión es tuya. Oh, y si tengo la mínima sospecha de que vas a atacarme o a dejar algún tipo de rastro con migas de pan para que nos encuentren… Bueno, igual será Wakanda quien pague el precio. No olvides que hablas con el más grande inventor de armas del mundo, podría borrar medio continente de la faz de la Tierra con solo tronar los dedos.

 

Y Bucky no podía rebatir aquello; se sintió impotente al no poder hacer algo por detenerle. Ya encontraría la manera de hacer entrar en razón a Stark, se lo debía, mientras optó por seguirle el juego –por el bien de Wakanda– y salió tras él, despegando junto a Tony Stark hacia la base de HYDRA, donde fuera que ésta se encontrara ahora.

 

Soltó un largo suspiro. No podía creer que volvería al mismo infierno del que Steve lo había sacado con tantos esfuerzos, pérdidas y sacrificios.

 

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. »« .

.

 

Steve despertó debido a la creciente incomodidad que sentía su cuerpo de dormir en esa posición. El metal de la armadura de Iron Man comenzó a lastimarle el pecho haciéndole pequeñas raspaduras en la playera y la piel, pero éstas casi inmediatamente cicatrizaban. Se estiró lo más que pudo para quitarse la pesadumbre de sus hombros y espalda. Volteó a su derecha y observó que el sol ya se encontraba en el punto más alto, tal vez pasaba del medio día.

 

Dejó la armadura sobre la cama y salió de la habitación con intención de indagar ese inusual silencio. Caminó por el pasillo que conducía hasta las escaleras y bajó hasta llegar a un costado de la sala de televisión; vio como todos los que vivían ahí, estaban sentados viendo algo que no alcanzaba a distinguir por el ángulo en el que se encontraba situado. Sus caras reflejaban seriedad… y eso no era nada bueno.

 

—Buenas —saludó para llamar la atención. El televisor se apagó y eso le ganó la curiosidad—. ¿Qué pasa?

 

—Cap… —Clint fue el aventurado para hablar. No le gustaban los secretos, no más; se levantó para quedar a la altura del otro y fijó sus ojos en los de él—. Tenemos problemas.

 

—¿Qué sucede? —Logró preguntar, sintiendo cómo se le iba la voz.

 

Recargó sus manos sobre el respaldo de uno de los sillones y vio a T’Challa prendiendo la pantalla nuevamente. Ahora comprendía que lo que veían hace unos instantes, era el video de una de las cámaras de seguridad; en la esquina inferior de la pantalla, mostraban la fecha, la cual indicaba que esas tomas eran del día anterior.

 

En ella, podía ver cómo el helicóptero en el que iban T’Challa, Clint, Wanda y él despegaba, seguido de Sam, quien abrió sus alas y esperó a que Scott se hiciera pequeño para subirse sobre él y se lanzó al vacío para alzar vuelo.

 

Se adelantó el video aproximadamente más de media hora. No se observaban cambios o algo que levantara sospechas hasta que una nave aterrizó sobre el mismo helipuerto del cual despegaron. De un momento a otro, la resolución de la cámara cambió drásticamente y se veía borrosa la imagen; sólo se podía ver cómo un hombre vestido de etiqueta –con un chaleco negro de alta costura sustituyendo el saco–, descendía de la nave. No se distinguía su rostro, pero no necesitaba ser un genio para reconocer el borroso símbolo que portaba una de las mangas blancas a la altura del hombro.

 

—HYDRA. —Steve se encontraba consternado mirando el video.

 

—La mala calidad no nos permite identificar de quién se trata, pero sí que todos podemos distinguir ese pulpo —comentó Clint.

 

T’Challa, comprendió que debía de continuar y cambió la imagen hacia otro video, ahora en el interior de la mansión, pero con la misma resolución de imagen. El lugar del video era dónde se encontraba Bucky congelado; el mismo hombre del video anterior se acercaba peligroso hacia la cápsula y Steve vio cómo pulsó unos botones e inmediatamente Bucky se encontraba despierto. El coraje le recorrió el cuerpo, aquel maldito había descongelado a Bucky, muy probablemente para obligarlo a volver como el Soldado del Invierno.  

 

Continuó observando y el estómago se le revolvió al ver a James perder el control y estrellar sus manos en todas partes; todos sabían por ese comportamiento que el agente de HYDRA recitaba las palabras de control. Estuvieron tranquilos un rato, como si aquellos dos se dedicaran a intercambiar palabras. Volteó a ver a T’Challa para preguntarle acerca del sonido y sólo vio cómo levantó los hombros, evadiendo una respuesta que sabía no le gustaría; decidió ignorarlo y regresó su mirada a la pantalla. El vídeo concluyó con Bucky saliendo del lugar tras aquel hombre y subiendo al jet.

 

—Volvieron a lavarle el cerebro —determinó Clint—. Lo que nos faltaba; HYDRA ha vuelto.

 

Y Steve no pudo dejar de pensar que la vida estaba cobrándole sus errores con intereses demasiados altos. Aun se negaba a aceptar del todo que había perdido a Tony, aun no terminaba de llorar su ausencia, como para ser capaz de lidiar en menos de un día con el secuestro de su mejor amigo. 

 

Su puño se estrelló con fuerza contra la pared más cercana.

 

—Lo encontraremos, Steve —dijo Wanda a su espalda—. Sabemos que ellos lo tienen. No importa cuánto tardemos, vamos a encontrarlo.

 

—Si tenemos esa información es por algo —dijo Natasha con seriedad, ingresando a la sala donde se encontraba el resto. No la habían visto en mucho tiempo y les había dicho que no volvería con ellos hasta saber a ciencia cierta lo que había ocurrido con Tony, al que le había dicho a Steve que cuidaría en su ausencia—. HYDRA quiere que sepamos que fueron ellos. Debe haber una razón.

 

—Nat —dijo Steve, esperanzado de que llegara con alguna noticia alentadora. Sin embargo, a Clint no le pasó desapercibida la irritación en los ojos de la pelirroja. Sin duda había estado llorando.

 

Natasha aspiró disimuladamente, tratando de encontrar las palabras para decir lo que sabía. Lo había practicado en su mente mientras volaba a Wakanda, no tendría por qué ser difícil. Ya no quería que se le quebrara la voz al decirlo, ni pensar en que ella pudo haber hecho la diferencia al continuar en la vida de Tony. 

 

—Con respecto a la torre… El reactor se sobrecalentó —dijo ella, justo como lo había ensayado—. A simple vista parece un accidente pero sé que fue provocado. Entre los cadáveres de la ciudad se encontró a un hombre, un agente de HYDRA que alguna vez trabajó para Rumlow.

 

Aquello era una infortunada casualidad, pero para Natasha era una pista, o eso creía.

 

Steve rechinó los dientes, creyendo que perdería de nuevo el control. Esos bastardos estaban arrebatándole todo. Estaba angustiado con todo lo que le pasaba y no era para menos; HYDRA parecía tener algo personal contra él.

 

—¿Y Tony? —Preguntó por fin. Natasha no logró sostenerle la mirada. ¡Ella había prometido cuidarlo!

 

La pelirroja se sintió miserable… ¡Pero jamás pensó que algo pudiese pasarle!, ¡Era Tony después de todo! Ella lo había visto resistir desde un envenenamiento por paladio hasta una guerra entre los propios Vengadores. Sin embargo, ¿quién puede resistir una explosión de tal calibre? Mordió su labio inferior y desvió sus ojos, mirando hacia otro punto que no fueran esos orbes azules; no podía soportar el reproche que claramente denotaba la mirada de Steve.

 

¡Pero ella era una de las mejores espías del mundo! ¿¡Cómo no lo previó, cómo no lo vio venir!? Todo lo que sentía dentro de ella, era la culpa comiéndose sus pensamientos. Tenía bastante con el desprecio de Banner como para también tener que cargar con el rencor de Steve el resto de sus días. 

 

—Lo siento —musitó con la vista en el suelo, tratando de no llorar de nuevo y fallando miserablemente—. No pude salvar a Tony —mantuvo un silencio pocos segundos, sintiendo el ambiente tenso al escuchar otro puñetazo por parte del Capitán hacia la pared—, pero te prometo que encontraremos a Bucky, Steve. Te lo juro —afirmó, mirándolo aun con los ojos empañados.

 

—No perdamos más el tiempo, es momento de ponernos en acción —decretó Steve, ignorando hasta cierto punto, la promesa de Natasha. Nada le aseguraba que, esta vez, cumpliría con lo que decía. Tony ya no estaba gracias a ella, y eso era algo que no podía perdonarle –ni perdonarse– tan fácilmente.

 

—Comenzaré rastreando la dirección a la cual se dirigió ese helicóptero, no debieron de irse así de limpios —dijo Clint estirándose para liberarse de aquel escalofrío que recorrió su espalda. Sabía que las cosas de ahora en adelante estarían más tensas que nunca—. Apoyo la idea de Nat, si ellos no quisieran que supiéramos quienes eran, abrían deshabilitado las cámaras sin ningún problema.

 

—La selva de Wakanda es imperiosa y los animales que se encuentran en ella son bastante territoriales. —La voz de T’Challa llamó la atención de todos quienes, sin comprender, le miraron confundidos—. Algo o alguien debió de haberlos controlado para no alertar las diversas trampas que se encuentran desde su inicio.

 

—Entonces dividamos tareas, tenemos que encontrar a To… —Steve abrió los ojos, bastante dolido por lo que iba a decir y muy avergonzado al ver la mirada triste de todos. Sintió lástima por lo patético que seguramente se veía en ese momento. Caminó rumbo a las escaleras y se detuvo al inicio de ellas—. Tenemos que encontrar a Bucky antes que HYDRA comience a utilizarlo para realizar masacres. ¡Muévanse!

 

Todos dejaron de verle y se separaron hacia diferentes secciones de la mansión dejándole solo. O eso pensaba hasta que sintió la presencia de Wanda, quien aún le miraba desde el otro extremo de la habitación. Volteó su rostro sólo para contemplar cómo la bruja le veía con aquellos ojos profundos. No había lástima en ellos, pero verdaderamente se sentía incómodo… era como si ella estuviera leyéndole la mente.

 

—¿Necesitas algo? —Preguntó Steve intentando que aquella ansiedad que sentía se esfumara.

 

—Sólo quiero acotar algo, contigo personalmente —dijo Wanda acercándose hasta donde él se encontraba sin despegar ni un segundo su mirada—. No tienes que pretender ser fuerte, todos nos damos cuenta de lo que sientes. Aún no has dejado de llorarle, y es normal que te duela y sigas sintiéndote miserable por no haberlo protegido como hubieses querido. No se puede volver el tiempo atrás, tendrás que seguir viviendo con eso por el resto de tus días… ahora lo primordial, es rescatar a ese hombre que es tu amigo.

 

Steve no contestó nada de ello, él sabía que Bucky necesitaba ayuda… y tal vez sólo por eso, su conciencia no se había desmoronado por completo. Salvó a un amigo, pero perdió al amor de su vida… y todo por su maldito orgullo. Sonrió, bastante superficial y se retiró del lugar subiendo los peldaños hacia la planta alta.

 

Entró nuevamente al cuarto dónde se había quedado a dormir esa noche, tomando de la cama el pecho de la armadura de Iron Man. La abrazó contra él otra vez, queriendo que eso no fuera real, deseando que todo fuera una pesadilla. No podía vivir pensando que, por su culpa y obstinación, Tony ya no se encontraba en ese mundo.

 

—Te juro, que cuando recupere a Bucky de manos de HYDRA, te alcanzaré en donde quiera que estés. —Su voz se quebró, sintiendo nuevamente los ojos llorosos—. Simplemente no puedo vivir sin ti…

 

.

. »« .

.

 

Pasaron por ciudades y  poblados que ni siquiera percibían el sonido del jet y éste comenzó a perder altura minutos después en la ladera de un imponente volcán inactivo, aunque Islandia estaba llena de volcanes, siendo desde el aire una hermosa masa de tierra nevada con bosques preciosos. No había nada a su alrededor hasta que una voz femenina resonó en la nave.

 

La barrera de seguridad ha sido desactivada, Jefe. Podemos aterrizar.

 

—Entonces adelante, preciosa —comentó Tony.

 

El camino había sido un tortuoso silencio, al menos para él, pues Tony conversaba de banalidades con el androide que lo acompañaba. No parecía estar siendo controlado pero no estaba seguro, debía ser cauteloso.

 

Al descender, James no percibió ningún rastro de vida o actividad humana en las cercanías, aunque él bien sabía que de esa manera actuaba HYDRA; sin levantar sospechas.

 

—Bienvenido a tu nuevo hogar, cariño. —James se tensó al reconocer esa voz. Giró la vista y corroboró lo que su mente sabía; era Viper, aquella serpiente odiosa a la que no soportaba. La mujer, elegantemente ataviada en un abrigo verde oscuro y unas botas cuyo tacón dejaba profundos agujeros en la nieve, se acercó a Tony con los brazos extendidos. Luego la vio besar las mejillas sonrojadas de Tony a causa del frío y chasqueó los dedos—. Quítate eso, tengo un abrigo mejor para ti.

 

Casi al instante un agente de HYDRA le tendió un abrigo negro de piel, forrado por dentro con mink y portando el emblema de HYDRA bordado en la espalda y el brazo. Tony se quitó la gabardina y se colocó el regalo.

 

—Me gusta —dijo después de moverse y estirarse con la prenda puesta.

 

—Esto también es para ti, robot.

 

La voz de Ophelia era bastante sarcástica, demasiado para el humor de Visión quien sólo toleraba esa cualidad en Tony. Él sonrió escuetamente tomando la capa que le estiraba la fémina, sustituyendo la suya con esa que portaba el emblema de HYDRA. Con sus poderes, cambió las tonalidades del color de su traje a unos más oscuros para que combinaran con los colores de su nueva capa.

 

—Gracias —pronunció Visión de forma cortés, sintiendo una súbita alegría al ver a Tony sonreír sinceramente, un hecho que ocurría con poca frecuencia.

 

—¿Fue un viaje largo? —preguntó Viper, amable, como James jamás la había visto. Su imagen de ella era la de una mujer sádica y fría que solía tratarlo como un trasto viejo e inútil.

 

—Lo suficiente como para desear dormir el resto de la tarde.

 

—Lo siento cariño, pero eso tendrá que esperar. El Barón quiere verte. A ti y a él —dijo mirando por primera vez a Bucky, aunque lo hizo con una mirada llena de disgusto.

 

—En ese caso, yo me quedaré aquí afuera —dijo Visión optando por sentarse sobre una gran roca—. Si ocurre algo VIERNES me notificará inmediatamente.

 

—No hay de qué preocuparse, Visión; después de todo, HYDRA será nuestra nueva casa y al parecer, la traición no es un fenómeno frecuente.  

 

—No lo decía por eso, Tony —comentó mirando de reojo a Bucky, quien sólo se quedó quieto ante tal acusación, ofendido pero sin atreverse a replicar.

 

—Tranquilo. Barnes no hará nada en contra mía, ¿cierto? —Los ojos avellana de Tony traspasaron las defensas de Bucky. Su mirada penetrante y naturalmente coqueta hablaba por sí sola, y él no pudo decir u objetar lo contrario.

 

Ophelia carraspeó para que le prestaran atención y seguido de ello, los guio hacia el volcán, en donde unas puertas de metal camufladas se abrieron una vez que la fémina colocó su mano en una roca, o lo que parecía serlo. Ingresaron sintiendo el cambio de clima de inmediato. Adentro había un confortante calorcillo, pero eso era lo de menos, lo que alguna vez fue un volcán activo ahora era un moderno cuartel que bajaba desde el cráter hasta el nivel del suelo, que era donde se encontraban, para continuar descendiendo una cantidad impresionante de metros abajo.

 

El ascensor se detuvo abriendo sus puertas en el proceso. El camino por el que los llevaba Ophelia estaba iluminado, sólo lo suficiente para poder ver bien por dónde pisaban. Una larga alfombra roja detenía el sonido de los tacones de la fémina y Bucky no pudo sino observar con curiosidad cómo Tony parecía disfrutar aquel paseo como si fuera una pasarela. Se detuvieron al llegar a un par de peldaños que fungían como una clara división entre el resto del salón y el sitio desde el cual los dirigía su líder.

 

Tony no pudo evitar pensar que aquello asemejaba a los viejos salones imperiales ¡Incluso la estancia poseía una imponente silla ornamentada que lucía como un trono! Aunque claro, mucho más moderna y con una plataforma bajo la misma, Tony supuso que aquel mecanismo le permitía girar a voluntad de su dueño. De hecho, justo en ese momento se encontraba de espaldas a ellos.

 

—Bienvenidos —dijo una voz proveniente del trono—. Es un indecible placer tener a un héroe tan valeroso como Anthony Stark en nuestra base. Me pregunto qué motiva al gran Iron Man a visitarnos sin su traje —ironizó.

 

Tony rodó los ojos, fastidiado por el comentario.

 

—Acabo de enterrar a Iron Man, vejete —respondió enojado—. Y sabes por qué estoy aquí, tú mismo enviaste a Viper a buscarme, así que deja de hacerte el interesante y da la cara. Detesto a las personas que me dan la espalda, aun no nace quien pueda hacerlo sin pagar las consecuencias —concluyó arrogante, con ambos brazos cruzados en su pecho y una ceja arqueada.

 

Bucky sintió esas palabras como un buen gancho al hígado. Claramente, eso de dar la espalda lo decía debido a la traición por parte de Steve y Los Vengadores.

 

—Irreverente, sarcástico, altanero… —La silla comenzó a girar lentamente hasta voltearse por completo—, genocida —enfatizó divertido—. ¿Qué más cualidades espera HYDRA de ti?

 

Para ese momento la silla estaba completamente de frente a ellos y el hombre sentado allí no era el Barón Wolfgang von Strucker. Bucky se preparó mentalmente para una batalla, odiaba a ese hombre incluso más que al verdadero Barón. Sin embargo, Tony comprendió de inmediato lo que ocurría; el parecido de ese hombre –que no lucía mayor a treinta años– con el anciano Strucker delataba la situación.

 

—Así que el anciano dejo su legado en manos de su vástago —dedujo Tony, irónico y hastiado hasta cierto punto—. Algo me dice que un mocoso en pañales como tú no tiene idea de cómo dirigir algo tan grande. Entonces, la pregunta real aquí es: ¿Qué me ofreces tú para quedarme, para que no use algún truco tecnológico y le de tu ubicación a SHIELD o Los Vengadores?

 

Wegner von Strucker, primogénito del Barón y actual líder de HYDRA, rió con fuerza ante las palabras del castaño. La confianza que le otorgaba estar sentado en aquella silla iba más de la prepotencia.

 

—Te ofrezco lo que siempre has querido, Stark: libertad, respaldo. Nadie que porte el emblema de HYDRA va a traicionarte mientras tú tampoco lo hagas.Debes saber que los traidores aquí no la pasan bien y el castigo menor es la muerte, ¿cierto, Barnes? —Giró su vista hacia James. Él se puso alerta, casi por instinto, esperando el momento para atacar de ser necesario.

 

—Entonces queda claro que no voy a complacer a HYDRA —esclareció Tony—. Esto es más bien… una alianza estratégica, en la que participaré cuando me venga en gana y sólo por el placer que me provoque hacerlo. Estoy harto de complacer a los demás. —El castaño miró con detenimiento al hombre en el trono—. Al único que debo complacer es a mí mismo.

 

—Será una alianza entonces —concedió Wegner. Tony Stark estaba en más de uno de sus planes, no podía darse el lujo de perderlo cuando ya estaba allí. Él era como el cetro de su corona, el trofeo a su futura e inminente victoria—. Y una vez aclarado eso —continuó, volviendo su vista a James—. Mira a quién tenemos nuevamente en nuestras tropas; James Buchanan Barnes —soltó su nombre con odiosa parsimonia, burlándose cínicamente de él—. Jamás creí que nos extrañarías tanto como para volver a nuestras filas, soldado.

 

Sus músculos se tensaron aún más, de ser posible, al escuchar el sarcasmo por parte del líder de HYDRA. Bucky no contestó; él no quería volver, lo único que deseaba era sacarse de encima todo lo que HYDRA había hecho con su persona desde hace más de un siglo. Y, para ser honestos, quién le había llevado hasta ese lugar, había sido Tony. Era evidente que estaba ahí en contra de su voluntad, pero en cierta forma, estaba del lado del castaño.

 

«Se lo debo.» Continuó repitiéndose. «No puedo dejarlo solo en ese nido de víboras. Lo acompañaré hasta que encuentre la manera de sacarnos de aquí.» Pensó.

 

—¿Qué pasa, te han cortado la lengua? —Continuó burlándose el Barón—. ¿O es sólo que Stark te amaestró bien? ¿Usó los códigos? —James apretó el puño con fuerza. Odiando más a ese bastardo y deseando poder maldecir sinceramente a Stark, pero no podía, la culpa se lo impedía.

 

—Por supuesto que el soldado está bajo mi control —mintió Tony, ganándose la risa divertida de Wegner y una disimulada mirada de confusión por parte de James—. No hablará si no se lo ordeno y no seguirá más órdenes que las mías.

 

—De acuerdo —dijo Wegner, sonriente—. Me has sorprendido gratamente, Anthony Stark. El espectáculo en Manhattan me ha dejado encantado, así que puedes conservar como mascota al perro rabioso que mató a tus padres si así lo deseas. Ahora, antes de que Ophelia te muestre tus habitaciones y te hable del plan en el que requiero tu… colaboración —se corrigió antes de decir alguna palabra que pudiese ofender a su nuevo ingeniero armamentista—, necesito una prueba más de tu lealtad. Una simple formalidad que hemos adquirido como costumbre. Seguramente has visto a mis agentes hacerlo cientos de veces pero, Ophelia, ¿por qué no le recuerdas a nuestro aliado lo que debe hacer?

 

Ella asintió. Colocó la mano derecha con su puño cerrado sobre el pecho y reverenció al hombre frente ella mientras recitaba con voz firme y una dicción impecable: «Hail HYDRA.»

 

Tony rodó los ojos por enésima vez, pero había pensado en ello durante meses, había valorado pros y contras de lo que trabajar con HYDRA significaba y estaba convencido de su resolución, así que colocó su puño contra su pecho y se inclinó tan someramente que aquello no parecía una reverencia, pero aun así lo dijo, fuerte y claro:

 

—Hail HYDRA —exclamó, con una sonrisa torcida que a Bucky le heló el alma. 

Notas finales:

¿Y bien? ¿Qué les parece hasta ahora? ¿Qué creen que pasará ahora? Cadiie y yo morimos por saber qué opinan. 

También aprovecho para agradecerles infinitamente a nombre de ambas sus hermosos comentarios 💕 ¡Por Odín! Creo que Cad y yo saltaremos de felicidad por sus bellas palabras y la acogida que le están dando a la historia. ¡Es increíble! Quiero besarlos a todos ustedes~ 

Y bueno, sólo me queda desearles un hermoso domingo (por acá es día del padre, así que felicidades a sus papis). 

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PD: Prometo contestar sus hermosos comentarios por la noche. Saludos 💖 

Cadiie & Sya


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