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Entre sombras por Syarehn

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Notas del capitulo:

¡Amores! Hoy tenemos invitado especial ;)

CAPITULO VI

Sombras reveladoras  

 

Steve y Thor entraron a la mansión justo después de ver el amanecer completo. Caminaron manteniendo una distancia entre ellos, aunque claramente los presentes en el comedor pudieron sentir que aquella tensión e instinto de pelea se habían esfumado por completo, al menos de momento.

 

—¿Ya arreglaron sus diferencias, jovencitas? —Se burló Clint, sin importarle la mirada seria de que le dedicó Steve ni el gruñido de advertencia de Thor—. Qué bien, porque Pepper y Nat nos tienen información valiosa que nos puede dar pistas acerca del asesino de Stark.

 

Steve miró a la empresaria con esperanza y ella asintió, sin ser consciente de que también era observada por el Dios del Trueno. Ambos varones analizaban todo lo que estaba ocurriendo en ese momento.

 

—¿Recuerdas a Frederick Collins? —Inquirió Virginia. Steve asintió pero Scott frunció el ceño.

 

—¿El hombre que inventó los teléfonos inalámbricos? —preguntó Scott. Wanda le paralizó la lengua sin recato alguno antes de que pudiera continuar y Pepper por primera vez tuvo una buena impresión de la chica.

 

—Natasha y yo hemos estudiado cada movimiento del último año en las finanzas de Industrias Stark y hubo diversas salidas millonarias en las cuentas de la empresa hacia diferentes nombres que terminan ligándose de una u otra forma a Frederick Collins. Ninguno de estos movimientos tuvo autorización alguna —explicó Pepper, apretando los puños pues en sus narices habían desangrado a la empresa de manera tan descarada como sigilosa—. Sólo hay dos documentos referentes a los estados de bancarios que cuentan con la autorización explícita de Tony.

 

Steve quiso preguntar cuales pero Natasha continuó la explicación.

 

—Collins maneja cuentas bajo diferentes nombres cuyas sedes están desde paraísos fiscales en sitios sin restricciones legales como Islas Caimán hasta movimientos en bolsas de valores de Shanghái a Londres —continuó Natasha—. Mueve una cantidad de dinero impresionante a través de inversiones en todo el mundo. No logré desbloquear toda la información acerca de él, mucha de ella se encuentra encriptada o definitivamente es confusa; pero detecté que los últimos movimientos bancarios fueron registrados en Reikiavik, Islandia —concluyó la pelirroja.

 

—¿Islandia? —Preguntó Thor, llamando la atención del resto—. Ayer que estuve con Jane, me comentó que estaba investigando un extraño fenómeno que sucedió en ese lugar hace poco, lo llamó… radiación ionizante —dijo, tratando de recordar sus palabras exactas.

 

Scott comenzó a manotear, haciendo muecas y ademanes por demás ridículos para que Wanda que liberara el hechizo. Ella accedió no muy convencida, más bien tentada a paralizarlo por completo. 

 

—¿Habló de los niveles? —El rostro inusualmente serio que mostró Lang y la alteración en su voz hizo que los presentes también se alteraran. Después de todo, ninguno salvo él comprendía lo que aquello significaba.

 

¡Qué falta les hacían Tony y Bruce! Tanto a nivel profesional como personal.

 

Todos miraron al Hombre Hormiga y éste se rascó la nuca antes de continuar.

 

—Puede haber personas afectadas dependiendo de la cantidad y el radio de amplitud abarcado, y para haber sido detectado desde… ¿Londres? —Preguntó. Thor asintió—. O la fuente estuvo extremadamente cerca, lo que no es el caso; o los niveles de radiación fueron muy grandes. Y siendo realistas, fuera de los estudios gubernamentales clasificados o plantas nucleares, ¿cuántas organizaciones más conocen que puedan generar algo tan grande y nocivo?

 

—HYDRA —murmuró Steve, arrastrando las palabras. Apretó los puños demostrado su frustración al toparse nuevamente con aquellos que le habían arrebatado tanto. Pero encontrarlos era lo que quería y al parecer estaba a nada de vengar tantas pérdidas.

 

—De modo que nuestro objetivo está en Islandia —decretó Clint, cansado de jugar al gato y al ratón con aquella maldita organización—. ¿Al menos nos quedaremos a comer antes de irnos, verdad? —Pero la mirada de desesperación del Capitán decía todo lo contrario.

 

—Partimos en quince minutos.

 

—Tú no irás a Islandia, Steve —dijo Natasha con un tono más severo del que quería emplear. El rubio la miró en busca de una explicación y dispuesto a quejarse—. Creo que hay un lugar al que te gustará ir antes de alcanzarnos; Pepper habló de dos autorizaciones por parte de Tony antes de morir: la venta de la casa en Malibú a Collins y la apertura de una cuenta millonaria así como los fondos para una beca universitaria del cien por ciento a nombre de Peter Parker.

 

Steve no pudo ocultar su sorpresa ¿Tanto apreciaba Tony a ese chico como para otorgarle una “herencia” en vida?, ¿Por qué Tony lo había hecho?, ¿Desde cuándo? Y más importante, ¿qué sabía Peter Parker acerca de todo esto? Necesitaba ver a ese chico y hablar con él.

 

—Tú y Pepper se van con Happy a Queens ahora mismo para investigar todos los huecos que se nos han pasado —decretó Natasha, sin tomarle importancia a que era Steve el líder y no ella—. El resto partimos a Reikiavik en quince minutos.

 

Todos comenzaron a movilizarse, caminando rápidamente a sus dormitorios para cambiarse a sus respectivos trajes de batalla y por ropa común para viajar, pues no sabían cuánto tiempo les tomaría averiguar la ubicación exacta de la base de HYDRA. Se escuchó un quejido por parte de Clint quien, con un rostro de resignación, avanzó hacia el refrigerador de la mansión y sacó una salchicha comiéndosela en el acto.

 

Steve sonrió al ver a un equipo, que aunque fragmentado y dañado, se unía por una causa en común. Tuvo que admitir que a veces se sentía bien que alguien más tomara las decisiones importantes por él.

 

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El cuello de Tony crujió al momento de girarlo un poco; llevaba tres días durmiendo sólo lo necesario para no ocasionar accidentes en su laboratorio –el taller podía estar de cabeza pero esto era demasiado riesgoso como para ser descuidado, incluso él era consciente de ello–. Después de todo, debía continuar trabajando a marchas forzadas y obtener resultados pronto. La ayuda de Visión le venía bien en esos momentos con su conocimiento infinito, y el apoyo de Barnes le resultaba agradable –aunque éste realmente no hiciera nada más que cargar cosas pesadas y mirarlo todo el día–.

 

Revisó su reloj de muñeca y visualizó que eran cerca de las dos de la mañana. Se sentía bastante cansado, pero tenía que trabajar arduo si quería completar su plan en la brevedad; era justo en esos momentos cuando realmente necesitaba la ayuda del gran científico y único amigo que era Banner. Él era más físico matemático, pero el otro se dedicaba más al área química de la ciencia y si bien, se consideraba un genio, hasta a él le daban unos –pocos– problemas manejar compuestos químicos, así como su debido balanceo y medición exacta.

 

A veces pensaba en lo agradable que sería ver al Doctor y bromear con él y su «doble personalidad verde», después de todo, sólo Bruce llegó a vislumbrar al tigre enjaulado. Sonrió, sabiendo que a Banner no le sorprendería todo lo que estaba haciendo y el giro que había decidido darle a su vida.

 

Tal vez las cosas habrían sido distintas si Bruce no se hubiera marchado. Quizá Hulk hubiese aplastado a Barnes por él y fin de la guerra. Pero su amigo merecía tener la paz y la libertad que deseaba, justo como él hacía; de modo que por ese aprecio no iba a desenterrar a Hulk de donde sea que se hubiese metido, y menos si era por las estupideces de Wegner. Sin embargo, eso era lo último que haría por su viejo amigo, pues ni el aprecio que le tenía a Banner lo llevarían a un punto de retorno.

 

Eso y lo del chico Parker eran el último acto de empatía y generosidad de su parte.

 

Ahora el antiguo y débil Tony Stark ya no existía, y si algo quedaba de él, iba a erradicarlo... O por lo menos alterarlo hasta que no volviera a significar un retroceso en sus planes. A eso se debía su urgencia por concluir con lo que estaba haciendo.

 

—Tony, disculpa que vuelva a preguntar pero, ¿qué es exactamente lo que quieres hacer? Me contradice bastante tu actitud…

 

El castaño escuchó la voz de Visión detrás de él y volteó su cuerpo para observarlo justo en el umbral de la puerta de su laboratorio; el androide sostenía sobre una mano una taza humeante de café y junto a él, levitaba un plato que llevaba un par de donas. Tony salivó al ver aquel dulce y exquisito manjar justo delante de él, pero la mirada inquisidora de Visión le contrariaba demasiado y sobre todo, la pregunta que le había hecho para darse a notar había disparado sus alarmas.

 

Visión lo sospechaba. Sabía que tenía algo.

 

—¿Eso es para mí? —Preguntó antes de ver caminar al otro justo a su lado. Visión dejó las cosas sobre una pequeña mesa de sala justo frente a su sillón-cama. Tony se sentó a su lado y  tomó una dona de chocolate son chispas de nuez dándole una mordida grande, degustando el dulce sabor; sonrió complacido—. ¿Y a qué te refieres con eso?

 

—Últimamente estás más activo de lo normal. —Visión pellizcó un poco de la otra dona y la saboreó, preguntándose rápidamente cómo Tony disfrutaba de aquel empalagoso alimento—. Sé que estás fabricando un suero para el Barón, pero también estás intentando hacer otra cosa… Estás trabajando en dos proyectos a la vez y puedo apostar, a que lo segundo en lo que trabajas, es debido al recurrente pensamiento que ha estado rondándote últimamente.

 

—¿Y se puede saber cuál es ese pensamiento recurrente? Porque estás hablando de mí, y yo mismo no sé de qué me hablas —respondió limpiándose la comisura con un dedo; lamiéndolo antes de morder la otra dona, pretendiendo ignorar aquello que sabía residía en su interior.

 

—Steve Rogers —contestó el androide con tono condescendiente, sabiendo que a su creador le afectaba aún el simple nombre—. Fue hoy hace quince meses cuando peleaste contra él y el señor Barnes en Siberia. Sé que no te gusta hablar de él ni del pasado, pero el Suero B que desarrollas, es en caso que el Capitán Rogers venga, ¿cierto?

 

Tony tragó lento el último bocado de dona, retrasando la contestación.

 

—Necesitaré neutralizarlo con algo de ser necesario —dijo, evadiendo el tema por completo—, y esto, si sale como planeo, no sólo lo mantendrá ocupado a él, sino al resto de Los Vengadores. Sólo Hulk o Thor podrían detenerlo…

 

La sonrisa orgullosa y el tono casi anhelante en que lo dijo, le hizo saber a Visión que más que una método de contención, Tony deseaba –aunque no lo dijera– que el Capitán tomara aquel suero.

 

—¿Qué es lo que hace el Suero B? —Preguntó Visión, realmente intrigado.

 

Tony se relamió los labios, tanto para quitar los rastros que pudo dejar su postre como por la emoción que le daba el simple hecho de imaginar como una realidad lo que sólo tenía en números y fórmulas.

 

—Trae a dos prisioneros de las celdas de Wegner y te mostraré qué hace cada suero. De cualquier forma necesito ver su funcionamiento en humanos. —Tony secó sus manos llenas de grasa con un trapo viejo y caminó nuevamente a su escritorio, observando los tubos de ensayo que cambiaban drásticamente de color—. También llama a Viper, esto va a divertirle mucho.

 

Visión enarcó una ceja, pero no debatió las demandas de su jefe. Regaló una sonrisa, inclinó su cabeza y desapareció del laboratorio atravesando las paredes.

 

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La nave en la que viajaron a Queens descendía en los suburbios de una vecindad, cerca del panteón local donde el tránsito vehicular y de transeúntes era escaso. Se vistieron de civiles antes de descender por completo y se colocaron unos lentes para sol, después de todo, eran prófugos hasta ese momento. Steve accionó un botón y la nave desapareció bajo el efecto de invisibilidad y camuflaje.

 

—Recuerden, disponemos de poco tiempo antes de hacernos notar. Después de la charla con el chico, los dejaré en un lugar seguro y yo me iré a alcanzar al resto de los Vengadores a Islandia —dijo Steve al momento de asomar su cabeza hacia ambos lados del callejón para verificar que nadie los observó.

 

—¿Dejarnos?, ¿estás loco? —Reclamó Pepper colocando sus manos sobre sus caderas—. Ahora es cuando más necesitamos estar unidos, y yo necesito saber qué pasó con Tony, Steve. No puedes negarme ese derecho. —Su voz tenía un tinte serio y eufórico.

 

Happy sólo alzó los hombros; conocía a Pepper y ella no cedería por nada.

 

—Ustedes son civiles, no puedo ponerlos en riesgo —contestó Steve mirándolos.

 

—Steve, entiéndelo, lo necesito… Ambos lo necesitamos. —Pepper intentó hacerlo entrar en razón, sus ojos reflejaban que aquello era para hacer menos densas sus propias sombras de culpabilidad—. Te prometo que no nos interpondremos en alguna batalla ni haremos algo imprudente, sólo… déjanos acompañarte.

 

Steve apretó los labios y los puños. Entendía a la perfección aquella impotencia que reflejaba el menudo cuerpo de Pepper, pues él la sentía desde que dejó solo a Tony en Siberia. Sopesó en su mente todas las posibilidades, buenas y malas, que significaba llevarlos, y aunque todo apuntaba a que la mejor decisión era mantenerlos a una distancia prudente, sabía que lo necesitaban de verdad para poder continuar con sus vidas y cerrar aquel fatídico ciclo lleno de dolor. Además, aunque se negara a llevarlos, nada le aseguraba que no usarían sus propios medios para llegar a Islandia.  

 

—De acuerdo, pueden ir conmigo —dijo Steve, mirándola a los ojos y sosteniendo sus manos con las suyas. Pepper le sonrió—. Pero deben de prometer que sólo será hasta que descubramos la ubicación de HYDRA y deberán de refugiarse en algún lugar de Islandia lejos de cualquier problema.

 

—Tienes mi palabra; no haremos nada estúpido o que pueda causarles más dificultades.

 

Steve asintió, aceptando aquel trato antes de encaminarse a la zona de departamentos en que vivía el chico. Tuvo que transcurrir  veinte minutos a pie para poder llegar a la primera zona céntrica de la ciudad y para su suerte, nadie reparó en ellos ni siquiera cuando se colaron sin permiso en el edificio. Queens se había vuelto un lugar grande y la gente parecía demasiado ensimismada en sus propias actividades como para prestar atención a tres desconocidos.

 

—Debe ser una broma —se quejó Happy al ver en el elevador el letrero que rezaba «Fuera de servicio». ¡Iban al décimo! En verdad no quería subir—. Va por usted, Jefe —dijo al poner un pie en el primer escalón.

 

Pepper rodó los ojos ante su dramatismo y subió tras él, seguida de Steve. Sin embargo, al llegar al quinto piso, comenzó a comprender un poco a Happy, ¡Y eso que él no llevaba tacones!

 

Se detuvieron a descansar en el séptimo y para el octavo, Pepper llevaba las zapatillas en las manos observando sus pies hinchados. Ambos jadeaban y maldecían el precario mantenimiento del elevador, quejándose hasta llegar a la puerta del chico.

 

—¡Al fin, creí que nunca llegaría!—comentó Happy secándose el sudor de su frente.

 

—Al menos hemos llegado enteros —secundó Pepper con su voz entrecortada por la evidente falta de ejercicio.

 

Steve no pudo reprimir la sonrisa que le provocaron esos dos. ¿Momentos así eran los que vivió Tony con ellos? Ahora comprendía porqué el castaño los apreciaba y acogía dentro de su vida celosamente; no te encuentras en cada esquina amigos como ellos. En cierta forma, le recordaban a Bucky y un sentimientos de melancolía lo invadió por completo. Aún debía de rescatarle, y aún debía de vengar a Tony.

 

Se puso ansioso y tocó el timbre, pensando rápidamente en alguna buena excusa para que la tía del chico los dejara pasar sin hacer preguntas. Pero así como pensó, recordó que él era tan malo mintiendo que de pronto su mente se bloqueó, arrepintiéndose de haber llamado sin tener idea de qué decir. Quiso estrellar su cabeza contra la pared al escuchar la puerta abriéndose.

 

Intentó relajarse e improvisar algo pero se mantuvo callado, aunque con la boca ligeramente abierta al detenerse a media palabra, pero para su suerte y completo alivio quien los recibió fue otra persona.

 

—De acuerdo… oficialmente esto es lo más raro que me ha sucedido hoy. —Fue lo primero que dijo Peter al ver a tres desconocidos en su puerta; un hombre que parecía agotado a morir o a punto de derretirse entre su propio sudor –y no lo culpaba tomando en cuenta que el elevador no servía desde hace una semana–, una mujer descalza y un tipo que le recordaba a alguien, aunque no sabía a quién. Steve se quitó los lentes esperando que el chico lo reconociera pero éste sólo enarcó una ceja, mirándolo confundido—. No sé qué vendan, pero no, gracias.

 

Intentó cerrar la puerta, pero Steve lo detuvo de un ágil movimiento.

 

—Necesitamos hablar sobre Tony —dijo Steve no muy fuerte y sin rodeos.

 

Peter cambió su semblante de inmediato, pasando de un rostro de asombro a uno completamente serio y casi molesto; reconocía esa voz y ahora esas personas le resultaban familiares después de haber visto sus rostros tantas veces en los noticiarios o periódicos.

 

—¿Conmigo? —Preguntó incrédulo. Luego, con un suspiro soltó la puerta y caminó al interior de su casa, no los invitó a pasar pero el permiso para hacerlo era implícito, de modo que todos accedieron a la vivienda. Observó a Happy cerrando la puerta detrás de él—. No sé qué pueda decirles yo, que no sepan ustedes. No es como si hubiese podido convivir mucho con el Señor Stark después de lo medio muerto que quedó gracias ti, amigo —dijo sin pensar, mirando de reojo al Capitán; aunque siempre hablaba mucho en realidad.

 

Pepper sonrió enternecida, ¿cómo había conocido Tony a ese chiquillo tan lindo? Tenía unas tremendas ganas de estrujar sus mejillas tiernas y propias de un adolescente. Happy por su parte, pensó que aquel joven podría pasar perfectamente por hijo de su jefe; era irreverente e igual de lengua suelta que él.

 

«Un digno heredero igual a su padre.» Pensó divertido.

 

Steve, por su parte, sintió esas palabras más filosas de lo que en realidad eran. Sin embargo, estaban allí para averiguar qué había pasado con Tony.

 

—¿Mucho contacto? ¿Eso quiere decir que lo viste al menos un par de veces después de la batalla?

 

Peter desvió la mirada, recordando todo lo ocurrido meses atrás.

 

—No exactamente. Envió un regalo; un traje nuevo y aditamentos tecnológicos que yo sólo podía mirar en los aparadores —dijo con una sonrisa triste—. Lo llamé el día en que su amigo murió. Quería acompañarlo al entierro pero dijo que no era necesario, que si se enteraba que había faltado a la escuela le diría a Mai que soy el Hombre Araña. En realidad no creo que fuera a hacerlo, siempre me amenazaba con eso y creo que disfrutaba más viéndome sufrir por mantener el secreto que las consecuencias de revelarlo. Pero estoy divagando, el Señor Stark no volvió a comunicarse conmigo después de eso, no contestó nunca mis llamadas y llenó el ducto de ventilación con gas paralizante el día que quise colarme a la Torre Stark para ver si estaba bien. —Steve fue consciente de que Peter había dicho “Torre Stark”, y es que al parecer el chico no veía a los Vengadores como miembros de aquel sitio.

 

»Creí que estaba molesto conmigo. Hasta que un día, después de meses, me llamaron del MIT. —Pepper sabía que aquella era la universidad a la que había asistido Tony y a la que le había dado una cantidad de fondos y becas sin precedentes. De hecho, ella debió ser la Directora del programa cuando Tony lo abrió antes del desastre de los Acuerdos—. Viajé a Massachusetts a la mañana siguiente del aviso y el Director dijo que el Señor Stark había cubierto la totalidad de mis estudios y que tenía acceso ilimitado al laboratorio del plantel y de todas las universidades que quisiera. Pero antes de eso, llegó una carta notificando la apertura de una cuenta con tantos ceros que creí que estaba soñando. No podía aceptarlo, yo aún… ni siquiera sé qué hacer con él. —Guardó silencio un momento, abatido por lo que estaba por decir—. Iba a visitarlo en cuanto regresara, debía hablar con él, tenía mucho que decirle… —Apretó sus puños y levantó la mirada hacia Steve—. Pero la explosión fue en la madrugada siguiente.

 

Sus ojos ya eran acuosos y Steve sintió una tremenda empatía por el chico.

 

—Cuando regresé no podía creer que el Señor Stark estuviera muerto. No tenía sentido… ¡Ni siquiera pude agradecerle todo lo que había hecho por mí! —Dijo con frustración—. Lo único que pude hacer fue ver su funeral desde lejos; los guardias no dejarían pasar a un simple civil, así que fue Spider Man quien lo acompañó desde uno de los árboles.

 

Todos se quedaron callados ante las palabras de Peter; cada una de ellas era una leve recriminación por haberse alejado de Tony cuando en cambio, él buscaba acercarse pese a las diversas evasivas que imponía el genio. Pepper se abrazó a sí misma, sintiendo un leve escalofrío viajar por su espalda; Happy viró su rostro para mirar el suelo finamente pulido y encerado.

 

Steve, por su parte, se sentó sobre la mesa de centro, quedando de frente a Peter; él comprendía cómo se sentía el chico, después de todo, lo vivió en carne propia cuando se enteró de la muerte de Tony, y continuaba sintiéndolo cada día desde entonces: la confusión y la infinita tristeza de perder a su ancla en el presente, a su único acompañante a la verdadera felicidad. Él tampoco pudo agradecerle todos aquellos momentos que compartieron y sonrió con nostalgia recordando que no se atrevió a confesar su amor por miedo. Pero ya se había resignado a que las cosas hubiesen sido diferentes de haber actuado de otra forma… Se había resignado a que ya no podía hacer nada.

 

Posó su mano derecha sobre las de Peter para mitigar la molestia palpable que comenzaba a emanar.

 

—Peter, soy consciente del rencor que debes tenernos por haberle dado la espalda a Tony —dijo Steve seguro de sí mismo—. Ninguno de nosotros podría culparte por hacerlo, de hecho, aun nosotros mismos seguimos reprochándonos nuestros propios fantasmas al respecto —comentó con diversión en su voz, una diversión irónica y amarga, completamente impropia en él pero que comenzaba a formar parte en su actitud diaria—. Pero quiero que comprendas algo: Tony era un Vengador. Nosotros somos Vengadores, y si un camarada nuestro cae, tenemos el deber de vengarlo, y tú, Peter, puedes tener entre líneas algo que nos conduzca hacia los responsables de su muerte. ¿No quieres hacerles pagar por lo que hicieron?

 

Peter lo miró, tal vez procesando un poco lo que le había dicho Steve. Se mordió el labio, y se preguntó miles de veces qué haría su tío Ben en ese momento; él era un hombre bastante sabio y siempre le recordaba que luchara por el bien, que si él podía hacer la diferencia tenía el deber de hacerla.

 

Suspiró, obteniendo una obvia resolución.

 

—Estaba indeciso en qué hacer, pero creo que la memoria del Señor Stark lo vale. Vengan, lo que quieren está en mi habitación.

 

Peter apretó las manos de Steve en un gesto casi agradecido y se levantó para guiarlos a su cuarto. Era un espacio pequeño, desordenado y lleno de tecnología, propio de un adolescente. Pepper se dio cuenta de por qué Tony apreció a aquel chico y con justa razón le otorgó aquella herencia en vida: ¡Se parecía tanto al Tony adolescente con el que ella tuvo que lidiar!

 

Steve observó los posters pegados en las paredes, la mayoría de bandas de música de rock; sin embargo, había dos que llamaron su atención y que se encontraban juntos: Iron Man y Capitán América compartían pared. Steve lo observó melancólico pero con una sonrisa, pues así era como se veía junto a Tony, así era como luchaban para defender al mundo, de la mano. Y cómo le habría gustado que aquello fuera literal.

 

—Cuando la notificación de la cuenta llegó, yo estaba en la escuela. Tía Mai dijo que lo había entregado un hombre que no lucía nada bien, pues tenía un aspecto rojo con unos impresionantes ojos azules, ¿a alguien más le suena esa descripción? —Preguntó Peter, a lo cual todos pensaron inmediatamente en Visión, pero aquello les dejó más confundido—. Mai es una mujer despistada y lejos de entrar en pánico le recomendó visitar a un médico, pero en fin. Me comentó que el hombre se presentó como Javier Guillen, diciendo que venía de parte de un importante empresario a dejarme un sobre que cambiaría mi vida por completo.

 

»Le dijo que aquel hombre ya estaba viejo y era amante de la ciencia, por lo que se interesó en mí durante una presentación escolar acerca de la radiación a partir de Rayos Gamma que… como sea —dijo, al ver la cara de incomprensión de sus acompañantes—. La cuestión es que ordenó que me entregaran este sobre a su muerte. —Peter extendió un sobre amarillo con letras rojas membretadas en la parte frontal. En realidad parecía demasiado común para provenir de alguien que se ostentaba tan importante—. Lo obvio es que aquella mentira fue sólo para despistar a Mai, pero el Señor Stark quería que yo supiera que él lo mandaba, ¿Para qué enviar a Visión si no?  

 

Y era cierto, si hubiese querido ocultarlo, habría hallado una manera de enviar el sobre sin delatarse, Tony era demasiado inteligente para eso.

 

Pepper tomó el sobre, abriéndolo rápidamente y leyendo de forma rápida los documentos, pero analizando cada detalle. El contenido eran algunos contratos de cuentas bancarias en países prósperos como Suecia y Japón; aquellas cuentas se incrementaban según la paridad de la moneda local con el dólar y por la gran economía creciente de la que gozaban aquellos países.

 

La fémina tomó su móvil, verificando los movimientos bancarios gracias al sistema de SHIELD y los datos proporcionados por Natasha, pues si bien era obvio que los fondos habían salido de Industrias Stark así como las cuentas personales de Tony, y éstos contaban con su firma, también había movimientos alternos que permitieron trasladar el capital por el mundo.

 

Tecleó rápidamente los números de transferencia hacia Japón; nada. Luego trató de restear cualquier detalle en Suecia. Frunció los labios por la lentitud del sistema repitiéndose que sólo Tony podía crear cosas capaces de burlar todo bloqueo tecnológico existente, pero sonrió satisfecha cuando obtuvo un dato relevante: aparte de la cuenta de Peter, había una transferencia fantasma por parte de Industrias Stark hacia alguien más, y aunque no mencionaban montos o fechas, sí había un país y nombre:

 

—Björn Rybak —leyó Pepper, denotando la importancia del nombre, pero ninguno pareció hilar cabos así que procedió a explicar—. Es uno de los nombres con los que Frederick Collins maneja diversas cuentas en la Europa nórdica, principalmente Suecia y Finlandia.  

 

«Todo apunta al norte.» Pensó Steve. Además de que todo los guiaba hacia Frederick Collins.

 

—¿Visión le dijo algo más a tu tía, Peter? —Inquirió el Capitán, revisando rápidamente el sobre en busca de alguna pista que fuera más allá.

 

—Sólo que no podríamos comunicarnos con mi «benefactor secreto» o investigarlo después de firmar o se anularían todos los contratos. Obviamente, Mai firmó sin pensarlo dos veces y al ser mi tutor legal tuvo total derecho de hacerlo, aún sin mi consentimiento. Sé que estaba pensando en mi futuro pero no pude evitar molestarme con ella —contestó, lanzando una pequeña pelota al aire—. No soy tan listo como el Señor Stark, pero lo que sí sé, es que en torno su muerte hay cosas demasiado extrañas. Es como si él supiera que iba a morir y por ello improvisó la herencia falsa y todo eso. No he logrado llegar a muchas conjeturas, pero creo que tal vez quería salvar algo antes de la catástrofe que sabía que traería su muerte.

 

—¿Crees que él sabía lo que estaba pasando con Industrias Stark; los desvíos y su futura banca rota? —preguntó Pepper, ligeramente alterada—. No, no tiene sentido, si él hubiera sabido que algo así pasaría nos habría llamado —dijo desesperada—. Habría buscado como salir de eso y tenía el teléfono de Steve.

 

—Quizá es lo único que pudo hacer. No sabemos en qué circunstancias estaba cuando la explosión ocurrió —comentó Peter, aún molesto.

 

Todos se mantuvieron callados, y aunque obtuvieron algunas respuestas, las preguntas que surgieron a partir del relato de Peter fueron demasiadas, sobre todo con respecto a Visión. ¿Si había tenido la oportunidad de salir para entregar el sobre y sabía que Tony estaba en riesgo, por qué no pidió ayuda?, ¿Por qué no hizo algo?, ¿Por qué no los había buscado? O peor aún, ¿habría sido capaz de traicionar a Tony ayudando al responsable?, ¿Por qué?

 

Steve apretó el sobre vacío en sus manos al pensar siquiera en la posibilidad de que Visión hubiese tenido que ver con la explosión. Pero si era así y el bastardo seguía vivo, él mismo iba a desmembrarlo. Sonrió un segundo ante la idea, pero sacudió la cabeza de inmediato, ¿en qué rayos estaba pensando? Él nunca había sido un hombre que disfrutara la violencia.

 

Apretó sus ojos, muy fuerte para alejar esos malos instintos y los volvió a abrir. Miró el sobre para distraerse y grabó en su mente el tipo de papel que tenía en sus manos; era demasiado común, casi improvisado. Intentó hacer memoria dónde lo había visto anteriormente o si tenía algún detalles especial pero en realidad no parecía demasiado diferente al que compraban en el Office Depot que se ubicaba en la calle 42 de Nueva York, muy cerca de la ubicación de la Torre de los Vengadores. Se sacudió sus hombros y meneó su cabeza de izquierda a derecha; se había vuelto loco si creía que aquello era demasiada casualidad o tenía mucho sentido.

 

—Gracias Peter, nos has ayudado mucho. Eres un chico con un gran corazón —dijo Pepper, levantándose y acercándose hasta llegar a él. Lo abrazó acogiéndolo en su pecho y nuevamente se colocó los tacones, quedando unos centímetros más alta que él para luego besar su frente.

 

—No hay de qué. No es mucho lo que tengo, pero espero les funcione para dar con los responsables de la muerte del Señor Stark. Quiero acompañarlos, pero alguien debe proteger lo que nos queda de Estados Unidos ahora que nadie estará presente. —Peter salió de su cuarto, haciendo una atenta invitación a los demás a hacer lo mismo; no se sentía cómodo con ellos ahí, le hacía recordar que el primero de sus héroes en visitarlo no volvería a pisar ese sitio—. Aunque espero poder patear unos cuantos traseros junto a ustedes algún día, claro, si me aceptan como Vengador, porque eso es lo que haría comúnmente un Vengador, ¿no?  

 

—Te volviste uno de nosotros desde que Tony te buscó aquella vez. Y cuando hayamos vengado su muerte y seamos libres del gobierno, volveremos a establecer una base y estarás ahí, con nosotros —dijo Steve con una sonrisa. Esperaba que realmente ese día llegara para dejar establecidos a sus amigos, aunque él estuviera congelado de forma indefinida para no sentir la ausencia de Tony.

 

—Por supuesto, Capitán. —Peter emuló un saludo a la bandera, lo que hizo reír con demasía a Happy.

 

—Cielos, realmente Peter parece una mezcla entre el jefe y tú, Steve —comentó Happy limpiándose una lagrima—. Casi como un hijo de ambos.

 

Pepper decidió darle un golpe aún más fuerte a Happy para que cerrara la boca, dejándolo sin aire. Peter se sintió confuso y algo avergonzado, aunque ciertamente orgulloso ante la declaración del chofer del Señor Stark; él no consideraba que tuviese mucho en común con alguno de sus dos grandes héroes, pero se sentía bien que alguien pensara eso.

 

Steve, en cambio, enrojeció ante la sola idea de tener un hijo con Tony; claro que era imposible, pues ambos eran hombres –sin obviar el hecho que uno de ellos estaba muerto–, pero no pudo evitar pensar en la absurda posibilidad y en lo maravilloso que habría sido formar una familia con el hombre que amaba.

 

Después del momento incómodo, hubo silencio y todos se dirigieron a la salida del departamento. Se estaban despidiendo, agradeciendo la ayuda y la información brindada, cuando Peter volvió a ponerse serio.

 

—Steve —susurró chico, llamando la atención del aludido—, siempre te he admirado, pero el Señor Stark fue alguien muy importante para mí; fue el primero en confiar en mí y en darme una oportunidad. Lo respeté desde siempre como Iron Man y le tengo un gran cariño como Tony Stark, pero tú lo decepcionaste… y también a mí, mucho. Así que quiero que te comprometas a acabar con el responsable de su muerte y de vengarlo como es debido, de lo contrario… —Peter dio un par de pasos hasta llegar al Capitán, mirándolo fijamente—, seré yo quien va a vengarlo, no sólo por su muerte, también por cada golpe en aquella pelea contigo, ¿quedó claro?

 

La sorpresa de los tres visitantes fue grande al enfrentarse a la filosa mirada y la voz sin sentimientos que utilizó Peter al mirar a Steve directamente a los ojos. Pero poco a poco aquel semblante cambió a uno más tranquilo, justo antes del «hasta pronto» con el que dio por terminada la visita y cerró la puerta.

 

Bajaron las escaleras tranquilamente para evitar llamar la atención, preguntándose cómo un chico tan amable podía cambiar de actitud de aquella manera.   

 

—Si fuera su hijo, ese chico definitivamente tendría más genes del Jefe que tuyos, Steve—comentó Happy ante las miradas divertidas de Pepper y el soldado—; ¡Tienen el mismo temperamento cuando se enoja! Todo un digno heredero de la fortuna Stark. ¡En serio! Sólo le falta el apellido.

 

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Viper miraba con una sonrisa sádica la escena frente a ella, incluso se había levantado de la comodidad del sofá para ver mejor a través del cristal, pues allí, en el laboratorio de Tony, había dos hombres: uno retorciéndose de dolor y vomitando sangre a borbotones mientras parecía desesperado por arrancarse la piel él mismo, como si ésta le quemara; el otro en cambio, gruñía y golpeaba todo a su paso en un arranque de ira descontrolada. Ophelia dedujo que la fuerza del segundo prisionero había aumentado debido a lo que Tony le había inyectado, pues sus puños hacían temblar las paredes, aunque sin llegar a perforarlas o siquiera cuartearlas debido al material de éstas.  

 

Tony  disfrutó del sabor del vino tibio especiado que había preparado Viper, sin prestar atención a los hombres en su laboratorio, pues él ya sabía cómo funcionaban ambos sueros y que tuvieran un funcionamiento perfecto en humanos sólo aumentaba su ego un poco más. Sonrió al ver a sus acompañantes tan entretenidos con el espectáculo; la mirada de Ophelia brillaba de placer e incluso James parecía atento a las reacciones de sus conejillos de indias, y la mejor parte era sin duda la ligera sonrisa en el rostro del soldado; al parecer el monstruo que había creado HYDRA seguía dentro de él, latente y como parte real del verdadero James Barnes.

 

Entonces, el segundo prisionero pereció notar a su compañero agonizante y una sonrisa macabra se dibujó en sus facciones. Se acercó a paso lento, acechante, y lo tomó por el cuello, elevándolo para luego comenzar a golpearlo.

 

El crujir de sus huesos se escuchaba claramente en la habitación, y los gritos del primer hombre resonaban cada vez más suplicantes pero apagados, completamente lastimeros cuando su atacante lo estrelló sin contemplaciones contra el suelo, una y otra vez hasta que le quebró las costillas y parte de la columna. El sujeto gruñía, sediento de sangre pero al ver inmóvil a su víctima resopló. Ophelia y James pensaron que la función había terminado, pero grande fue su sorpresa al ver cómo el hombre golpeaba con ambos puños la cara del tipo agonizante, rompiéndole la nariz y haciendo que se ahogara con su propia sangre hasta que murió.

 

—¿Esto responde a tu pregunta, Visión? —Cuestionó Tony, jugueteando con su copa.

 

—No del todo —admitió el androide—. Pero me da una idea más amplia de lo que planea hacer con el Suero B.

 

—¿Cómo sabes que funcionará en Wegner? —Inquirió ella, desviando su vista del cadáver para fijarla en los ojos castaños de Tony—. Ninguno de estos hombres tiene las modificaciones genéticas del Barón.

 

—Deja de llamarlo «Barón» —se quejó Tony, rodando los ojos—. Es sólo un idiota. Y si funcionó en ellos, el resultado en alguien con alteraciones en su ADN será aproximadamente un ciento cincuenta por ciento más eficiente, es decir, más rápido y más agresivo.

 

—¿De qué forma alteran el sistema nervioso ambos sueros? —Preguntó Viper realmente intrigada. Sus ojos veían los efectos en diferentes personas, pero le resultaba un poco complejo comprender cómo podía lograrse tanto.

 

—Simple, Viper; el suero A no toca en lo absoluto el funcionamiento del sistema nervioso, el sujeto simplemente está sintiendo que lo queman por dentro. Algo muy similar al efecto del veneno que producen diferentes insectos y animales, sin embargo, no sólo paraliza, sino consume todo a su paso… casi como inyectar ácido. —Tony colocó sus lentes sobre su nariz, dándole un toque más serio a su aspecto y por ende, a lo que trataba de explicar con la mayor simpleza posible—. En cambio, el suero B, si actúa sobre el sistema nervioso central, reduciendo las conexiones cerebrales entre la corteza prefrontal ventromedial y la amígdala. De esa forma, la persona carece de sentimiento empático y de culpa, lo que le permite realizar actos que, dentro de la sociedad, se consideren amorales a pesar de ser instintos naturales para el ser humano.

 

—E incrementa considerablemente la fuerza física por lo que veo —comentó Bucky observando las venas que se resaltaba en el cuello de uno de los experimentos.

 

Tony sonrió sin comentar nada al respecto, reservándose la mejor parte y explicación real de ambos sueros para él, así como los objetivos clave de ellos. Contestó más dudas de Ophelia e incluso las de James de forma superficial. Visión escuchaba atento, comprendiendo a cada palabra un poco más de lo que Tony quería lograr.

 

—Demasiado cruel, Anthony —dijo Viper lamiendo su labio superior—. Me gusta.

 

—Todo un placer, mi querida serpiente —contestó Tony reverenciando. Se sentía alagado, pues había trabajado arduamente para observar resultados eficaces de sus experimentos.

 

Todos regresaron su atención a la única persona que sobrevivía detrás de la cámara de vidrio blindado. Los alaridos que salían de boca de él resonaban en todo el cuarto y aquello sólo aumentaba el ego de Tony, ya que era sólo una prueba fehaciente de su capacidad para manipular químicos. Pronto, observaron cómo la masa muscular del individuo, disminuía considerablemente, manteniéndose en algo poco más de lo que tenía antes de la administración del suero.

 

—Bueno, creo que éste espectáculo se terminó —dijo Viper en un bostezo—. Yo me voy a dormir, gracias por despertarme para darme material para seguir soñando.

 

—Yo también me retiro, tengo que preparar la habitación de Tony ahora que se desocupe. Con su permiso —comentó Visión, realizando una pequeña reverencia para luego levitar desde su posición hasta la puerta de salida del laboratorio, todo ante la mirada profunda de Bucky, quien tras dudar un momento entre quedarse o no con Tony, decidió marcharse; después del tiempo a su lado, sabía que si Tony no les perdía que permanecieran en el laboratorio o el taller, no debían estar allí.

 

—Ve a dormir pronto —le dijo James al pasar a su lado, deseando acercarse y besarlo pero obligándose a conformarse con posar su mano humana sobre el hombro del castaño.

 

Tony le sonrió de forma leve pero encantadora antes de avanzar hacia el cristal, deshaciéndose  con sutileza del gesto. James suspiró y terminó de marcharse.

 

Por su parte, Visión estaba por salir del piso de Tony cuando la voz de VIERNES resonó, un poco más baja de lo normal, casi como si la IA estuviese susurrando.

 

Regresa al laboratorio, Visión —le dijo, como una orden teñida de petición.

 

—¿Pasa algo? —Cuestionó  preocupado.

 

Podría pasar.

 

Visión sabía qué VIERNES compartía su preocupación por el castaño, después de todo, ambos eran sus creaciones, y una especie de relación filial los unía a él, así que regresó tratando de no alertar a Tony.

 

Por otro lado, cuando todos se fueron, el castaño se permitió sonreír de forma amplía y completamente orgullosa. Ninguno de sus invitados se había percatado de algo importante: el prisionero que aún vivía había dejado de golpear cosas y bramar incoherencias como animal rabioso.

 

Con pasos lentos se acercó al laboratorio y abrió la puerta despacio, ganándose la mirada del prisionero, quien lo observaba de manera indescifrable pero fija. Tony ingresó al laboratorio, acercándose seguro hacia él, sin percatarse de que Visión los observaba.

 

—¿Ya pasó tu arranque de furia? —se burló, a un par de metros del hombre. El sujeto apretó los dientes, haciéndolos rechinar, pero no intentó atacarlo ni dio muestras de mayor agresividad—. ¿Cómo te sientes?

 

—Como si pudiera hacer cualquier cosa —contestó, con un tono tranquilo a pesar de la rigidez en que se mantenía.

 

—¿Y eso qué significa? —Tony dio un paso más hacia él y Visión, aun sorprendido por el aparente raciocinio del hombre que momentos atrás actuaba como un demente, temió que si el sujeto perdía de nuevo el control no llegara a tiempo para proteger a Tony—. Sé descriptivo, hombre. Si no, no me sirves. 

 

—Siento que soy yo por primera vez —dijo, sonriéndole al castaño con una mueca aterradora—. Es como si no hubiera más límites, como si los instintos gobernaran todo. —Sus palabras fueron acompañadas por una sonora carcajada.

 

—¿Y matar a tu hermano a golpes se sintió bien? —Preguntó Tony, moviéndose alrededor del prisionero—. ¿Eso era lo que querías?

 

Y Visión se sorprendió más al escuchar aquello; ¿El hombre al que acababa de matar con tanta brutalidad había sido su hermano? ¡Ni siquiera había dado muestras de arrepentimiento o pesar al asesinarlo!

 

—Siempre deseé hacerlo —admitió, y esas palabras hicieron sonreír a Tony—. Siempre quise masacrarlo a golpes por creerse mejor que yo… y esa cosa que me inyectaste me dio el poder para hacerlo. Quiero más —gruñó—. Siente demasiado bien.

 

—Sólo una pregunta más —dijo Tony—: ¿Recuerdas todo, cierto? Familia, amigos… ¿Qué sientes por ellos? ¿Quieres matarlos también?

 

El sujeto enarcó una ceja, confundido por aquella pregunta, pero si contestándola obtendría más de esa droga, lo haría.

 

—Los recuerdo a todos —confirmó, aunque en un tono completamente plano, sin emociones—. Pero podría asesinar a la mitad de mis conocidos sin remordimientos aunque… jamás podría lastimar a mis hijos —declaró, ablandando la mirada por primera vez—. Son lo único preciado que realmente tengo. —Tony asintió, evaluando la respuesta; sin escrúpulos ni limitaciones morales, instintivo pero conservando buena parte de su raciocinio y sentimientos afectivos. Sin embargo, al parecer causaba adicción y el efecto era temporal. Torció los labios, pensando en que aún le faltaban unos ajustes al suero para ser perfecto y permanente—. Ya te dije lo que querías, ahora dame más o voy a arrancarte…

 

No concluyó la amenaza, pues el castaño, cansado de él y habiendo obtenido la información que deseaba, atravesó su pecho con la energía del repulsor que conservaba en su mano, como su arma personal. La sangre salpicó su traje y unas gotas alcanzaron su rostro, y él, con un gesto de fastidio, sacudió su mano en los restos de ropa del prisionero para limpiarla. Tendría que asearse y aún tenía mucho trabajo así como pocas horas para concluirlo, de modo que salió por la puerta delantera dejando detrás de él el resquicio humano que quedó del experimento.

 

Y Visión armó el rompecabezas que tenía en su mente; por fin entendió cuál era el oscuro deseo oculto en el corazón de su creador. 

Notas finales:

Mis adoradas personitas de leche y miel 💕 ¿Cómo han estado?

¿Qué les pareció la charla padre-hijo de Steve y Pet? ¿Les gustó? Y cuéntenme, ¿qué creen que ocurrirá con los sueros?

Sé que parezco disco rayado, pero en realidad Cadiie y yo apreciamos mucho los comentarios que nos dejan. ¡Y hay nuevos lectores también! Eso nos hace realmente las chicas más felices del universo :3 y de hecho, muchas de sus dudas nos ayudan repensar e hilar los capítulos, así que gracias por eso. Y ya me puse al corriente contestándolos 💖  

También tengo un AVISO no tan bueno: No podremos publicar el siguiente fin. Lo siento. Así que nos veremos el domingo 24 por la noche.

Y bueno, espero que tenga un hermoso inicio de semana. ¡Saben que los adoramos un montón!

 

Cadiie & Syarehn


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