Grell se mira frente al espejo, con dificultad trata de atar los cordones de su corsé pero no lo logra, en ese momento William entra a la alcoba y le rodeada por detrás, abrazándole tiernamente.
-Podrías ayudarme con mi vestuario?- pide Grell con mirada tierna, William sonríe y toma los lazos, tirando de ellos con fuerza, Grell gime un poco al sentir la nueva presión.
-Gracias cariño- la pelirroja sonríe y ajusta su ropa, el hombre mayor recarga su mentón en el hombro de Grell e inhala su perfume, desliza su manos curiosas por la nueva cintura artificial y acaricia las caderas de su amante rojo, Grell mira su reflejo en el espejo, un apuesto hombre le besa el cuello a acaricia el cuerpo, pero no es suficiente.
-Te gustaría que fuese mujer?- pregunta la pelirroja, William detiene sus caricias y frunce el ceño.
-No quiero discutir sobre lo mismo Grell- reprende Spears.
-No pienso pedirte dinero Will- murmura Grell.
-No se trata del dinero Grell, te quiero como eres, no hay necesidad de cirugías-Nuevamente se abrazan y un beso en los parpados de Grell le brindan consuelo.
-No llegues tarde esta noche Will. Por favor- pide Grell y se despide de su amado para acto seguido marcharse al teatro. Esta noche Grell dará una función, será la última. William no lo sabe, pero Grell se someterá a su tan anhelada cirugía con el dinero que obtuvo de Sebastian.
...
Eric mira la pantalla de su computadora, está aburrido, su trabajo es muy aburrido. Desde hace algunos días subió de puesto, ya no trabaja mas en la morgue, ahora se encuentra en las oficinas de la funeraria, gana un poco mas de dinero y ahora puede estar mas cerca de Alan.
No es que ya le haya confesado sus sentimientos al castaño pero ya se han vuelto mas cercanos y para dicha del escoces, parece ser que es bien correspondido.
-Slingby- llamó William, mientras entregaba un sobre al rubio. -Grell tiene una presentación esta noche, él espera que vayas y que lleves a Alan Humphries- explico el gerente, la verdad William no estaba muy de acuerdo con la presencia de Eric, pues sabía que al otro hombre le gustaba Grell. Spears suspiró e hizo a un lado sus pensamientos celosos y continuo su camino, no sin antes hacer un ultimo encargo.
-Por cierto Slingby, hay un deposito bancario que requiero que hagas a la cuenta Crevan antes de que termine tu turno, en cuanto antes pasa a mi oficina por el cheque, es muy importante y por favor, no llegues tarde al teatro.
Una vez William estuvo fuera de su vista, Eric le hizo una mueca infantil, Alan que se encontraba sentado frente a él se dio cuenta de sus pucheros, ambos rieron.
...
Finalmente llegó la hora, se hacía algo tarde, William se encontraba algo estresado cuando llegó Eric, tan pronto como pudo, le dio el cheque y lo despachó, Eric miró la cifra millonaria, además notó un error fatal por parte de William, quizá las prisas le hicieron pasar por alto este detalle. El cheque no lleva nombre. Por las prisas Spears deja la chequera sobre el escritorio
-Qué esperas? Date prisa Slingby!- ambos hombres tomaron sus pertenencias y salieron del despacho. Adrian nunca se encontraba en las oficinas, era raro encontrarle, pero por esta ocasión, el hombre ya esperaba a su hijo en el estacionamiento, William no podia llegar tarde al evento de Grell, lo mas fácil para él fue delegar responsabilidades, pasar al banco seria una perdida de tiempo para Spears.
Eric no podia creer lo que ocurrió, era arriesgado, pero con este dinero podría salvar a Alan, lo pensó mucho, sabia que era robar, le estaría robando a William, su jefe y amigo, pero Alan lo valía.
-Qué pasó con el deposito? - cuestionó Adrian a su hijo adoptivo, William se tensó de inmediato y le explicó la situación a su padre, el hombre mayor sonrió - eres un pequeño crédulo Will, rompe ese cheque, no debe haber mas involucrados, no cuando ese estúpido abogado del demonio está tras de mi cadáver.
Eric estaba a punto de arrancar el auto cuando William se abrió la puerta del copiloto y subió al auto, causándole a Eric un gran susto.
-El cheque, dame el cheque Eric - ordeno William, el contrario obedeció y sus esperanzas de desmoronaron al ver como Spears destruía el pequeño trozo de papel.
-Ocurre algo Will? - preguntó en un murmullo.
-Se hace tarde... Y mi nombre es William, no Will- después de esto William bajó del carro y corrió hasta la camioneta de su padre, ambos arrancaron y se perdieron uno al otro en el camino.
Eric maldijo su suerte, todo el camino hasta la casa de Alan, prácticamente condujo por pura inercia, pues ni siquiera miraba el camino y maldecía a quien se le atravesara. Una vez frente al domicilio del enfermizo hombre Eric golpeó su cabeza contra el volante del vehículo, activando la bocina de este causando un ruido estridente y molesto.
-Eric!- saludó Alan mientras abordaba el automóvil, el escoces levantó la mirada y tal parecia que sus males desaparecían -estás listo?- preguntó Eric y apretó cariñosamente la mano de Alan, las mejillas del menor se tornaron rosadas.
-Cómo te has sentido Al?
-Mucho mejor. Por cierto Eric, muchas gracias por estar tan al pendiente de mi, creo que no debes...
-Oh, no es problema, yo de verdad me preocupo por ti y lo hago con gusto, quiero cuidarte- sus corazones latían aceleradamente, sus rostros ardían en vergüenza e inocente ternura.
-Eric- murmuró Alan mordiéndose el labio inferior.
-Bueno, se hace tarde y William me amenazó para que no llegáramos tarde- Eric cambió de tema y echó a andar el auto.
...
Grell se encontraba en su camerino, cuando un ramo de rosas rojas le fue entregado, la pelirroja estaba maravillada, de inmediato pensó en su amado William pero su sonrisa se borró cuando leyó la tarjeta que traían las flores, minutos después su móvil comenzó a sonar, Grell dudó si debía contestar o no, pero el teléfono no dejaba de sonar.
-Hola?
- Fue muy grosero de tu parte no invitarme.
-Sebby, no es momento de...
-Oh, tu novio se molestaría? Bueno, cuando yo era tu novio, nunca te importó serme infiel!-Gritó el abogado.
-Sebastian, por favor ahora no- suplicó Grell, lagrimas amenazaban con caer de sus ojos.
-Lo voy a meter a la cárcel Grell, tu familia me pagó por hacerlo, es un criminal, aún estas a tiempo, se una buena "chica" y regresa, Angelina moriría de tristeza si algo malo te pasara. Si no vuelves, te acusaran de cómplice y yo no voy a defenderte.
-Sebastian, esta noche no por favor.
-No malgastes el dinero que te di Grell, de nada te servirá tener cuerpo de mujer si te meten a prisión- Sebastian se estaba divirtiendo.
-Grell?- William entró al camerino, de inmediato la pelirroja cortó la llamada.
-Will~- Grell corrió hasta su novio y le besó con pasión.
...
Eric estacionó su auto y ayudó a bajar del vehículo a Alan, aunque quisiera, no podia dejar de ser sobreprotector con el castaño.
-Los boletos- Eric se golpeo la frente ante su descuido.
-Yo iré por ellos. Dónde están?
-En la guantera, oh Alan, date prisa o Grell se pondrá furioso, ya casi comienza la obra- advirtió el rubio. Después de la partida de Alan de vuelta al carro, pasaron cerca de 15 minutos, Eric se comenzó a preocupar así que regresó al estacionamiento.
Alan estaba sentado en el asiento del copiloto, su rostro carecia de color, en su manos sostenía los últimos estudios médicos que le habían realizado, cuando Eric lo vio, palideció, él, estupidamente había olvidado bajar esos papeles, quizá estaba mal de su parte, pero todo respecto a la salud deplorable de Alan lo mantenía en secreto para el joven chico. Claro que Alan sabia que estaba mal del corazón, pero no sabia que necesitaría una cirugía tan costosa, por obvias razones, Alan sabia que moriría pues no contaba con el presupuesto para la operación.
-Qué significa esto Eric?!- gritó Alan con desesperación, Eric no tenia palabras. En un arranque de ira Alan comenzó a golpearlo mientras las lagrimas amargas empaparon su rostro -Voy a morir y no me lo dijiste!
-Alan... Yo.
-No, basta! No quiero verte mas, Creí que eras mi amigo, eras especial para mi y me mentiste!- Alan salió corriendo, tomó un taxi y desapareció. Eric golpeó la ventana de su auto con tal fuerza que logró quebrar el vidrio, algo de sangre emanaba de sus nudillos, pero el dolor no era nada a comparación de lo que su corazón dolía en este momento.