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Vacío por RotMond

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Notas del capitulo:

Estemmm, sé que me atrasé pero tengo una excusa...

Sólo había escrito una cuartilla o.O

No escribí absolutamente nada los primeros 13 días de enero... porque ya me titulé!!! Me estaba preparando para el examen n_n

Esto significa que seguiré estudiando, pero no me alejaré de los fics, escribir es un pasatiempo algo olvidado pero muy valioso.

**

En el anterior vimos el pasado de Ulquiorra como Uruki, veamos quién más recordará su pasado...

Mundo Humano (Londres, 1914)

 

Grimmshaw (Grimmjow)

 

“Mátenla”

 

Son las primeras palabras que recuerda haber escuchado en su corta vida, junto con el sonido de un disparo; poco después, unas manos cubrieron sus ojos para que no observara el cuerpo de su madre, completamente cubierto de sangre, tirado en el suelo.

Dio la vuelta y se aferró a los brazos de su abuela, quien lo alejó de aquella escena mientras le reclamaba a su padre por no haberse casado con una muchacha italiana: —Esto no hubiera pasado con alguien de tu tierra… pero tenías que conseguirte una mujer inglesa.

Él tenía dos años, y aunque su abuela quería cambiarle el nombre, su padre no lo permitió, argumentando: —Sólo le quitaré el apellido de la ramera.

Y también recordó las últimas palabras que le dijo, justo antes de llevárselo a Calabria: —Tu madre me hizo quererte aunque no fueras mío, por eso te quedarás con La familia…

Grimshaw Tattaglia Cuneo, los apellidos de su padre, pero después de un tiempo él llegó a utilizar el apellido que le había sido arrebatado, Jaggaer...

 

Poco después se desató la primera guerra mundial, por lo que su familia estaba muy ocupada vendiendo armas al mejor postor, así que él se quedó en Italia hasta el final de la guerra. Tenía seis años cuando murió su abuela y recibió la noticia del asesinato de su padre, por lo que uno de sus tíos se convirtió en el nuevo jefe de “La familia”; era un hombre extraño, que estaba completamente convencido de entrenar a los niños como futuros “Soldati” (Soldados).

Grimmshaw pasó demasiado tiempo en compañía de sus numerosos tíos y primos, lo que significó una infancia extraña y algo violenta para un niño. Frecuentemente observaba las atrocidades que hacían los soldati con las personas que se oponían a La familia, o con aquellos que merecían un castigo.

— ¿Qué hacen? —Recuerda haber preguntado alguna vez, y los soldati en turno lo sentaron en un sillón mientras le explicaban lo siguiente:

—La mujer de este sujeto nos pidió que adelantáramos su viudez, alegando que la engañaba con otro hombre. Pero primero vamos a divertirnos un poco, pues tenemos curiosidad de algunas cosas.

 

La crueldad de la tortura no era algo demasiado habitual entre “Las familias”, pero claro que había excepciones, sobre todo cuando los mismos “Associati” (“Asociados”) lo pedían; así que ahí estaba Grimshaw, con apenas seis años, observando una escena tan brutal:

Un hombre desnudo, con la cara desfigurada y la piel lacerada a golpes, se encontraba gimiendo de dolor; estaba en el suelo, fuertemente atado, y sus súplicas eran silenciadas con un trozo de tela en su boca.

Grimshaw no sabía qué hacer o decir, pero era consciente de algo: no podía mostrar compasión, pues era señal de debilidad; así que se mantuvo quieto, con los ojos bien abiertos, observando. Los soldati se reían y le arrojaban cosas al pobre desgraciado, uno de ellos se levantó y le arrojó un pepino, diciendo:

—Anda, enséñanos lo que hacías con tu amante.

Un soldato (soldado) lo liberó de sus ataduras y lo tomó del cabello para levantarlo; el sujeto los miró perplejo, pero tomó el pepino en sus manos en cuanto le apuntaron en la cabeza con un revólver. Y fue entonces cuando notó la presencia de Grimshaw. El hombre miró a los soldati, como si tratara de pedirles que se llevaran al niño, pero ellos soltaron una carcajada y palmearon la espalda del niño.

Se hizo el silencio, el hombre comenzó a balbucear sin control y lloraba sin parar; Grimshaw logró entender “ayúdame”, y los soldati apenas lograron contener la risa, pero el hombre se lanzó a sus pequeños pies, suplicando piedad. Grimshaw se paralizó, los tipos que estaban sentados a su lado cambiaron su semblante, y en un segundo, todos los ojos estaban puestos en él; Grimshaw tragó saliva y se revolvió incómodo en su lugar, sin saber qué hacer.

 

¿Debía irse de ahí? Todos lo señalarían como un pequeño cobarde.

¿Podría salvarle la vida al pobre diablo que yacía a sus pies? No, nada de lo que dijera cambiaría las cosas, él ya estaba condenado a muerte.

¿Qué puede hacer un niño en esa situación? Comenzó a sudar y sus pequeñas manos temblaban un poco, en ese momento reinaba el silencio, sólo se escucha el llanto del infeliz mientras los soldato permanecían en sus lugares.

 

Había una tercera opción, algo que no habría hecho de no ser por su propio instinto: El hombre se alzó un poco para besar sus pies, pero el niño portaba sandalias, así que los manchó de sangre; asqueado, Grimshaw se echó hacia atrás y le pateó el rostro, el pobre sólo ladeó la cabeza pero uno de los soldati lo empujó al suelo para terminar de apartarlo del niño.

Se rompió el silencio con las sonoras carcajadas de los presentes, algunos aplaudían mientras otros palmeaban al niño en la espalda, diciendo:

“¡Molto bene, Grimshaw!” (¡Muy bien, Grimshaw!)

Y era la primera vez que escuchaba su nombre en los labios de los soldati, ellos consideraban a los niños tan sólo eso, niños, ninguno merecía ser llamado por su nombre; pero eso había cambiado para Grimshaw, ya era parte de La familia…

El temblor en sus manos se desvanecía conforme aumentaba su propio júbilo, así que se puso de pie, alcanzó uno de los vasos y se lo arrojó al tipo; el vaso se quebró en pedazos y le provocó una herida considerable en la cara. Los demás estaban muertos de risa por su cruel acto, y Grimshaw sonrió al observar la sangre en el suelo.

—Es un Tattaglia, ¿qué esperabas? —Dijo uno de los soldati, el sujeto comenzó a gritar, desesperado, aunque sus alaridos se transformaban en jadeos muy débiles, apenas audibles.

Después sujetaron al pobre diablo y lo obligaron a postrarse en una mesa, un soldato recogió el pepino para restregárselo en el rostro antes de aproximarse a... el tipo apenas tuvo fuerza para gritar en cuanto le introdujeron el pepino en el recto.

Los soldati se reían, alegando que entró con mucha facilidad y que debía tener mucha práctica para eso. Otros, con cierta curiosidad mórbida, preguntaron por qué demonios tienen sexo en un sitio tan estrecho.

—Debe ser doloroso —dijo uno, pero le respondió el mayor y más lascivo de los soldati:

—Necesitas realizar ciertos preparativos, —explicó mientras levantaba el dedo índice, luego el dedo medio, y por último, el anular—. Yo lo llamo “El 3 de la suerte”.

Los soldati se divirtieron con el desgraciado introduciéndole toda clase de objetos hasta que llegó la hora de la comida, por lo que le dieron un tiro en la cabeza y se marcharon. Durante la comida, Grimshaw recibió un trozo de carne con pasta, y lo devoró sin ningún problema.

 

Recordaría ese día por el resto de su vida, pues fue el inicio de una vida llena de sangre y violencia a la que llegó a acostumbrarse. Pasaron diez años, y antes de que Grimshaw llegara a participar activamente en las turbias actividades de los soldati, en 1928 su tío lo envió con uno de sus Capodecime de confianza que radicaba en Inglaterra. Éste hombre estaba a cargo de una decena de hombres y se enfadó al recibir a un “novato”, así que lo puso a prueba después de una breve explicación:

—Después de media noche quiero que salgas de aquí, camines un par de cuadras y mates a la primera persona que veas, quitándole todo lo que puedas. —Colocó un revólver en sus manos, agregando—: El comercio de armas fue muy lucrativo en estas tierras, pero ahora que terminó la guerra difícilmente las vendemos a buen precio, por eso mantenemos cierto nivel de delincuencia en estas tierras; y de esta forma, conseguimos ingresos adicionales e impulsamos el negocio.

“Arriesga el negocio con una idea tan estúpida”, pensó Grimshaw, pero sonrió al verse lejos de casa con un arma en la mano, así que obedeció sin protestar. Sus nuevos compañeros le dieron algunos consejos, como no matar a alguien tan cerca del cuartel, o buscar un sitio oscuro para que pueda escapar sin problemas; Grimshaw no se molestó en escucharlos, cuando llegó la hora salió a la calle, se alejó un poco y le dio un tiro en la cabeza a un policía…

Apenas regresó al lugar fue interrogado por lo que había pasado, el Capodecime estuvo a punto de estrangularlo pero Grimshaw le dijo que tuviera una mejor “novatada” para la próxima. El Capo trató de apuntarle con un arma pero lo convencieron de no hacerlo, pues era el sobrino del mismísimo “Don”. Poco después salió en los periódicos la noticia del asesinato y todos los residentes cayeron en pánico, lo cual, curiosamente, incrementó las ventas de armas.

Grimmjow tenía 16 cuando lo metieron al negocio, y después de su novatada, toda la asociación tuvo que pasar desapercibida para negociar con las armas, por lo que entró a “trabajar” en varias construcciones, en donde se movía con facilidad entre la fuerza obrera de la Ciudad.

En las construcciones debía trabajar un poco para no despertar sospechas, pero le resultaba extremadamente aburrido, por lo que siempre buscaba la forma de salirse antes de tiempo y vagar por las calles, entreteniéndose en apuestas, peleas clandestinas, alcohol, lo que fuera.

En las peleas destacaba por la ferocidad de sus ataques, lo cual le otorgó el apodo “Beast”, pero él lo cambió por “Panthera” debido al cráneo de un jaguar que conservaba como una de sus posesiones más preciadas, producto de una apuesta. Algunos le llamaron “Panthera King”, lo cual le llevó a ser más violento en sus peleas, o al menos así fue hasta que el Capodecime notara sus actividades y lo obligara a reportarse más temprano en el cuartel.

Eso le dio un año más tranquilo, ganando dinero sólo con las construcciones y las armas, pero justo cuando cumplía 21 años hizo la única “buena acción” en toda su vida… En 1933 apenas había sido terminado uno de los edificios en los que trabajaba, él se encontraba exhausto y le apetecía una cerveza, pero no cargaba dinero en ese momento; hambriento y molesto, buscó la manera de desquitarse pero la gente huía al verlo tan desaliñado y furioso.

Siguió caminando, no se dio cuenta de qué tan lejos había ido hasta que llegó a una zona residencial, chasqueó la lengua y sonrió, pensando en la forma de sacarle provecho a eso, cuando una curiosa escena llamó su atención: Tres estudiantes molestaban a un chico de cabello negro, más bajo y delgado, y llegó un momento en el que comenzaron a agredirlo; Grimshaw empezó a reír cuando vio que el más bajito esquivaba los golpes, pero se descuidó y fue derribado con facilidad.

Grimshaw recordó haber vivido algo similar, sus primos eran peculiarmente salvajes y siempre buscaban la forma de atormentarlo, pero eso cambió cuando empezó a crecer y los superó a todos en tamaño. Por eso sabía lo que era pelear en desventaja, él formó su carácter, pero supuso que ese chico era más del tipo intelectual, y con eso no estaría acostumbrado a las peleas.

Siempre que peleaba, Grimshaw buscaba meterse con oponentes más fuertes y jamás aceptó pelear en grupo contra una sola persona, tal vez por eso decidió interrumpir esa pelea, aunque fue una buena excusa para golpear niños ricos y quitarles su dinero…

Y tenía razón, en cuanto levantó al chico de cabello negro notó que pesaba muy poco, y cuando trató de sacarle la dirección el chico lo evadió, sí era un intelectual. Cada pregunta era una oportunidad más para molestarlo, algo muy divertido, pero también un poco extraño; la personalidad del niño era extremadamente diferente a la suya, pero de alguna forma le agradaba. No sintió deseos de quitarle dinero, con lo que le había robado al trío de idiota bastaba, pero algún día podría cobrarle el favor, y debía saber su nombre.

“Uruki Schiffer”, respondió el chico, y él recordó que había sido muy idiota para revelar el suyo, al menos parcialmente, por lo que le pidió que no dijera nada. Por otro lado, Grimshaw tenía cierta afición por las piedras preciosas, ya había robado diamantes, zafiros y rubíes, pero le faltaba una esmeralda; y el color de esta última gema se encontraba en los ojos de Uruki, lo cual le hizo más difícil olvidarlo.

 

Transcurrió el tiempo y la familia Tattaglia empezó a traficar con drogas, lo cual fue aún más lucrativo para Grimshaw al menos hasta que otras familias empezaran con el mismo negocio y se mudaran a Londres. El Capodecime se vio presionado y comenzó a hacer estupideces, lo cual casi le costó la vida, Grimshaw se vio obligado a suplir sus actividades por un tiempo; las otras “familias” lograron un acuerdo y cada Capodecime optó por no meterse en las actividades de los demás.

Algunos se metieron al negocio de la trata, otros complementaron sus actividades con el lavado de dinero y los Tattaglia decidieron ir a lo más alto, encubriendo a algunos políticos corruptos y apoyando las actividades “sospechosas” de algunas compañías.

Alguien propuso un tipo diferente de extorsión, pero era mucho más arriesgada, pues requería vaciar las cuentas bancarias de algunos magnates; la idea fue muy tentadora para dejarla ir y se pusieron en marcha, buscando algunos empleados que pudieran facilitar información acerca de sus jefes, y debían proceder antes de la segunda guerra mundial…

 

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Mundo Humano (Londres, 1939)

 

Uruki (Ulquiorra)

 

— ¿Uruki? ¿Qué clase de nombre es ese?

— Japonés.

— Pero tu apellido es Schiffer, ¿no eres un maldito alemán?

— ¿Cuántos cromosomas te faltan para preguntar eso? —Dio la vuelta y comenzó a alejarse, escuchando los reclamos del joven que trataba de intimidarlo.

De esta forma evitaba conflictos mayores, aunque algunas veces los chicos entendían los insultos y trataban de agredirlo, pero él se las ingeniaba para esquivarlos, pues con su complexión delgada y corta estatura no podía hacer mucho para responder al mismo nivel. Ahora tenía 21 años, después de los problemas con sus compañeros terminó por estudiar en diferentes escuelas; aunque casi siempre aprendía en casa gracias a la vasta colección de libros del doctor Schiffer, ahora director del hospital central de Londres.

“Mejor me apresuro, no terminé la contabilidad” pensó Uruki y apresuró el paso. Después de todo, al borde de la segunda guerra siempre haría falta un hospital, por lo que él comenzó a trabajar para su padre adoptivo; aunque también trabajaba para otras empresas, pues era el único que cobraba lo justo y respetaba el acuerdo de confidencialidad.

Antes de dirigirse al hopital tenía que asegurar los documentos de uno de sus clientes, por lo que sujetó la carpeta bajo el brazo y avanzó a través de la nieve hacia la fábrica que requería sus servicios. Una vez ahí, fue recibido por los guardias en turno y enviado a una entrevista con el nuevo encargado. Para cuando Uruki se dio cuenta del engaño, ya se encontraba con un trozo de tela húmeda sobre el rostro, forcejeó para liberarse de sus captores pero lo único que logró fue acelerar su captura. Poco a poco, comenzó a sentir el cuerpo más ligero, sus ojos comenzaron a cerrarse y, finalmente, cayó inconsciente.

En cuanto despertó sus ojos se toparon con un vendaje, y al moverse, sintió las ataduras en sus manos y pies, al parecer lo habían sujetado con cuerdas para que no tratara de escapar, e incluso le habían colocado un desagradable trozo de tela en la boca para que no hablara.

Escuchó atentamente y advirtió la conversación de sus captores en italiano, también percibió humedad y humo de tabaco en el aire, logró concentrarse un poco y notó un ligero olor a vino tinto. De esta forma se percató del cambio de escenario, aunque no tenía forma de saber con exactitud en dónde estaba. Alguien dio una orden y escuchó algunas pisadas alejándose, seguidas del sonido de la puerta al cerrarse.

Esa persona se quedó unos minutos sin hacer ruido, pero Uruki sabía que estaba ahí, ya que podía escucharlo respirar al otro extremo de la habitación; después lo escuchó acercándose, muy lentamente, quedando justo enfrente de él. Sintió el suave roce de unas manos en su cabeza mientras le quitaban la venda de los ojos, la intensidad de la luz lo hizo cerrar los ojos, pero alguien lo tomó del rostro para que no bajara la vista.

—Creo que te cobraré el favor que me debes, Uruki. —Escuchó decir al hombre que tenía enfrente, pero no pudo reconocerlo hasta mirarlo atentamente a los ojos. Su captor le quitó el bozal, por lo que Uruki respondió:

—Grimshaw Jaggaer… creí que no te debía nada. —Respondió, Grimshaw sonrió al ver que Uruki recordaba su nombre.

—Grimshaw Tattaglia, y tu propio bien, te recomiendo que me des lo que necesito.

— ¿Quién dice que voy a ayudarte? —Respondió Uruki, Grimshaw chasqueó los dedos y sus socios entraron a la sala, uno de ellos se acercó a golpearlo pero Grimshaw lo detuvo, argumentando:

—No tenemos mucho tiempo, si no nos das información podríamos cambiar de blanco, niño Schiffer… —Uruki escondió la sorpresa de escuchar su apellido y se maldijo a sí mismo por haberlo mencionado, aunque pasaron seis años, ¿por qué recordaba aquel sujeto su apellido?

—Sólo llevo la contabilidad, no sé qué podría decirles que fuera relevante para ustedes. —Uruki comenzó a ponerse nervioso en cuanto los sujetos comenzaban a acercarse a él, pero Grimshaw puso distancia y entre ellos y le arrojó una carpeta a Uruki, dispersando diversos documentos en el suelo.

—Ya tengo suficiente con esto, pero el bastardo para el que trabajas se mueve constantemente y no logramos atraparlo, pero tú podrías ayudarnos con eso. Negarte podría costarte la vida, o al Dr Schiffer, piénsalo bien. —Finalizó Grimshaw, sus socios se adelantaron para salir, por lo que los dejaron solos.

— ¿Crees que soy uno de sus socios comerciales, estúpido? Soy un empleado más, no tengo trato directo con el director de la fábrica, y aunque quisiera ponerle una trampa, ni siquiera está en la ciudad. —Grimshaw soltó una estruendosa risotada, se levantó de su asiento, tirando la silla por la prisa, y alzó a Uruki en sus brazos.

— ¡Eso era lo que necesitaba! —Le gritó Grimshaw en la cara mientras lo estrechaba con fuerza, Uruki perdió el aliento y trató de liberarse del abrazo, pero lo que escuchó lo tomó por sorpresa.

—Uruki, si no quieres morir más te vale en convertirte en “Associati”. —Uruki abrió los ojos, sorprendido, lo cual pareció divertir a Grimshaw. <<La mafia... ¿cuándo se establecieron en Inglaterra?>> pensó Uruki antes de asentir con la cabeza, resignado a su suerte.

 

.

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Seireitei

 

El portal que separaba ambos mundos comenzó a derrumbarse, las partículas espirituales que flotaban en el aire comenzaron a ser absorbidas conforme Ichigo se adentraba al palacio del Rey espíritu. Sintió una pelea a la distancia pero decidió no interferir, buscando ganar más tiempo; siguió avanzando y se encontró con uno de los guardias del Rey, trató de despertarlo pero estaba en un profundo trance. Y una vez que alcanzó al Rey, se horrorizó por encontrarse con Aizen, quien empuñaba su espada profundamente dentro de una masa amorfa.

 

—Kurosaki Ichigo, saluda a tu nuevo rey...

 

Ichigo hizo acopio de valor y se lanzó al ataque, incluso había comenzado a materializar su Getsuga para tratar de incrementar su poder, no obstante, se derrumbó en cuanto percibió el inmenso reiatsu de Aizen.

—Estoy controlando mi reiatsu lo más que puedo, Ichigo, te recomiendo no acercarte. —Explicó Aizen con tranquilidad mientras se desplazaba por la habitación, buscando cubrirse con algo más; Ichigo resopló con pesadez mientras alzaba la vista, y en cuanto Aizen se alejó un poco, pudo levantarse para ir al otro extremo de la habitación.

— ¡No voy a dejarte ganar! —Gritó Ichigo, reanudando su ataque con Getsuga, y justo antes de lanzarlo alguien lo sujetó del brazo para detenerlo.

—Lo siento, pero te ganó hace quince minutos. —Era Yoruichi, quien anuló su ataque y se quedó de pie, Ichigo la miraba atónito, sin hacer nada, hasta que entró Urahara al salón.

—Esto no va contra las reglas, pues nadie creyó que alguien sería capaz de matar al rey espíritu, pero las excepciones existen. —Explicó Urahara, encogiéndose de hombros—. Tiene razón, él es el nuevo Rey, y nosotros tenemos que someternos a su voluntad. Además, lo único que estabiliza su poder es el Hogyoku, y no podemos quitárselo porque estaríamos poniendo en peligro la existencia de la vida misma.  

Yoruichi frunció el ceño y murmuró algunas palabras para sí misma, pero para sorpresa de Ichigo, se hincó para colocarse en una rodilla. Ella lo miró con el ceño fruncido y le dio un golpe en las piernas para tirarlo al suelo, Ichigo no tuvo más remedio que imitarla.

—Mi señor… —comenzó Urahara, cuyo tono de voz dejaba entrever algo de satisfacción— ¿y sabe cuál es el precio de tan elevado poder? El ser supremo que usted acaba de asesinar hizo un sacrificio personal hace miles y miles de años, con tan de mantener el equilibrio de fuerzas en los tres mundos… él perdería su consciencia.Pero veo que usted es mucho más poderoso, por lo que podrá gobernar con pleno uso de razón, sin embargo, su poder es tan grande que podría deshacer a un Shinigami en segundos; incluso nosotros estamos en nuestro límite, no podemos estar en su presencia.

 

Apenas terminó de hablar, Urahara se dejó caer de rodillas, agotado; Ichigo miró a Yoruichi y advirtió que también le costaba respirar, incluso jadeaba para no desmayarse. Aizen se quedó en su sitio, reconsiderando las palabras de Urahara, y apenas dio un paso al frente, los hizo caer al suelo; Aizen retrocedió de inmediato, diciendo:

— ¿Insinuas que mi poder es tan elevado que no podré tener a nadie a mi lado? —Urahara le dio un codazo a Ichigo, y éste cerró los ojos. Yoruichi se levantó con esfuerzo y recogió a Ichigo para salir de la sala.

—Es un hecho, su poder es tan grande que tendrá que permanecer aislado del resto de los shinigamis, incluso los seres más poderosos se agotan en su presencia. —Explicó Urahara, logró levantarse del suelo pero tuvo que retroceder rápidamente para alejarse del abrumador reiatsu de Aizen.

 

Poco después se abrieron las puertas y entró Tousen, quien cargaba al guardia que recién había derrotado, pero también entró Gin, aunque él traía arrastrando de la capa a Jugram. Apenas dieron un paso dentro de la habitación, todos se vieron forzados a detenerse.

—Acérquense. —Ordenó Aizen, y aunque la orden no era para él Urahara negó juguetonamente con la cabeza y dio un paso atrás, mirando atentamente la reacción de los demás. Tousen intentó avanzar pero fue como si una intensa corriente lo hubiera arrojado contra el suelo, Gin abrió los ojos y lo observó en el suelo, enseguida miró a Aizen.

—Creo que no podemos acercarnos, Taicho. —Y aunque intentó acercarse, tuvo el mismo destino que Tousen, aunque logró apartarse para ponerse de rodillas.

—Por eso existe la tradición de colocarse de rodillas frente a un Rey, su poder es tan grande que únicamente sus siervos más fuertes pueden soportarlo, pero a pesar de ello, deben arrodillarse. —Advirtió Urahara, Jugram recién despertaba del trance y se sobresaltó al ver a su compañero en el suelo, y más aún cuando se percató del inmenso poder de Aizen.

—Me niego a creerlo, alguien debe tener el poder suficiente para mantenerse a mi lado. —Soltó Aizen, ahora con un matiz de preocupación, Urahara señaló a los presentes, diciendo:

— ¿Quién? Debería elegir a alguien de la nobleza, pero nadie podría soportar su poder. Por otro lado, incluso con la influencia del Hogyoku, Gin y Tousen… si es que llegó a considerar a Tousen, no logran acercarse a usted, Kurosaki se acaba de desmayar y yo… ehm, no cuento. —Urahara miró de reojo a los guardias, y añadió—: Ellos tampoco parecen en condición de soportar tanto poder, están acostumbrados a la presión espiritual del antiguo Rey, pero eso quedó atrás.

—No pienso aceptarlo. —Exclamó Aizen, Urahara le advirtió que no se acercara pero Aizen negó con la cabeza y dio un paso al frente, apenas tres metros lo separaban de los demás, pero al aproximarse provocó la pérdida de extremidades de un guardia, Buzz B. Los demás retrocedieron de inmediato, aunque Jugram tomó a Buzz B para alejarlo de tan destructivo poder.

Gin tomó a Tousen de los pies y lo arrastró afuera de la habitación, Aizen los observó alejándose para salir, aunque notó la preocupación en Jugram y finalmente pudo entender el motivo que lo llevó a irse del Seireitei, pues su corazón ya tenía dueño. Les dio el tiempo suficiente para alejarse de la puerta, y a salir dijo lo siguiente:

 

—Relevo de su actual cargo a los guardias, quienes se retirarán al Seireitei y se encargarán de vigilar que mis nuevas órdenes sean cumplidas. Y respecto al poder que ahora está en mis manos, decreto que aquellos seres de poder superior estarán destinados a servirme a tres metros de distancia; y respecto a Kurosaki Ichigo, al no finalizar la ceremonia previa… he decidido dejarlo en libertad.

 

Notas finales:

No crean que las palabras de Aizen son superficiales, él esconde algunas cosillas en su decreto, ¿quien me dice qué podría ser?

**

Y respecto a Grimmjow, algunas cosas sí coinciden con la mafia italiana ("familias", rangos, mmm, el tipo de crimen), pero otras me las inventé (no confirmé la presencia de la mafia en inglaterra, que yo sepa sí hubo crimen organizado, pero no sé si eran italianos).

Gracias x leer!!!

Por cierto, la mala noticia es que le quedan pocos capítulos de vida a este fic, empieza la cuenta regresiva...

u_u

Dato curioso... no tengo idea del porqué tenía mal escrito el nombre del capítulo XD


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