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Let It Burn por Anna-chan

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Notas del capitulo:

Alo! Anna-chan aqui! 

Les traigo un nuevo cap! 

Espero que les guste.

 -¡Arlen! – la vampiresa corría por el largo pasillo. Las ventanas estallaron por la elevada temperatura que el fuego provocaba. - ¡¿Dónde estás?!

El humo asfixiante se expandía por todos lados, dificultando su vista. El pueblo estaba ardiendo en llamas y su hijo no aparecía. Sus cabellos marrones se mancharon en cenizas cuando intentó ingresar en la habitación de su hijo. La puerta ya debilitada por el fuego, se rompió ante el peso de la mujer. Los ojos azules buscaron con desesperación al niño.

Escucho un rugido de la bestia que estaba destruyendo su hogar. Sintió como el piso temblaba ante la llegada del sol a la tierra, el amo y señor de todos los fuegos. Con la esperanza de que su hijo escapase de la casa, salió de ella. Sus ojos se abrieron atónita ante la bestia que se encontraba en los cielos, el dragón de escamas llameantes quemaba todo a su paso, las alas de plumas de fuego destrozaban todo hogar de los pueblerinos. La bestia pisó tierra, el crepúsculo se hizo presente, la luna quedo frente al sol. Un grito llamó su atención, Argón estaba allí, se encontraba oculto detrás de una de las casas, pero no solo llamo la atención de ella, los ojos rojos del dragón se fijaron en ella. Se paralizó cuando vio las llamas acumularse en las fauces de la bestia. Cuando el viento frío soplo hacia ellos.

Cerró los ojos esperando quemarse con las llamas, cuando escucho un rugido más fuerte. La tierra tembló y la luna se abalanzo hacia el sol. De escamas azules, las plumas de sus alas se transformaron en dagas, una de ellas le rozo la cara. Salió de su trance y miro a la bestia blanca, está le rugió y se quedó mirándola, no la iba a atacar, la estaba salvando. Miro a su hijo que todavía se encontraba en la casa destruida. Un trato silencioso, la mujer corrió hacia su pequeño y el dragón blanco congeló las alas del otro. La vampira y el niño corrieron lejos de ellos, pero el dragón blanco volaba detrás de ellos. Entonces en un movimiento rápido la vampira upo a su hijo y ambos se subieron sobre la bestia.

 -¡Rhae! – Escucharon a alguien gritar a lo lejos. El dragón había tomado forma humana. - ¡Maldito! – Las alas que salían de su espalda se habían quebrado hasta la mitad.

De pronto cayeron. El impacto fue tal que cayeron del dragón y fueron estampados por un árbol.

 -¡Mamá! – Se concentró en los ojos bicolores de su hijo. Cielo y tierra, presentes en una sola persona.  Estaba muy adolorida, pero pudo incorporarse.

 -¿Por qué proteges a los seres humanos? – El sol le pregunto a la luna.

 -Eso no es de tu incumbencia. – La voz filosa como los ojos de aquel joven de ojos hielo. Sus alas se encontraban cortadas por la mitad, el otro traía una espada en la mano. – Rhaiser, déjalos en paz.

 -Eso no se podrá… - Rhaiser tomo al joven del cabello, aquellos hilos blancos se deslizaron por las garras del otro.

 -No te lo volveré a repetir… - Gruño Rhae. El dragón de la luna se encontraba indefenso, sus alas fueron cortadas. Fuego y hielo se encontraron. El sol beso a la luna, lo beso de forma cariñosa.

 -¡Cuidado! – Grito la mujer. La espada atravesó el estómago de Rhae, quien, con sus garras atravesó el estómago de su contrincante.

Cuando retiró sus garras, la sangre emano del cuerpo contrario bañando por completo el cuerpo de Rhae. El sol comenzó a evaporarse en una nube rosácea, que consumía todo su cuerpo. Antes de que muera por completo, se arrancó el corazón, bebió toda la sangre que le quedaba y volvió a besar a Rhae, haciendo que este beba su sangre. Por fin sería uno con su amado. Con el último te amo, Rhaiser desapareció. Rhae sacó la espada de su estómago, no le quedaba mucho tiempo y lo sabía. Miró a la mujer y al niño, quiero corrió junto a él, sonrió, por eso amaba a los humanos, por el amor que tenían aun sin conocerle.

El niño sostuvo su cabeza, llorando. Se preguntaba por qué lloraba, si apenas lo había visto. Su cuerpo se tensó la sangre fría comenzó a calentarse. Sintió sus ojos arder, dificultando su vista, sus ojos azul hielo se cerraban. Su respiración se hacía errónea. Acarició la mejilla del niño, y sus ojos le gustaron.

 -Que hermosos ojos, tienes a los cielos y a la tierra en ellos, azul y marrón. – El niño dejo de llorar, pero las lágrimas seguían cayendo. – Ya no llores, Arlen.

 -¿Cómo sabes mi nombre? – Preguntó entre lágrimas.

 -Siempre lo supe… -

Su mano dejó de acariciar la mejilla y cayó en el suelo, ya no tenía fuerzas. Entonces, su corazón se congelo y sus ojos se cerraron. El niño grito más fuerte, intentando que su voz alcance el alma de la luna. Su madre se acercó a él y lo abrazo, llorando con su hijo. Tomó a su hijo y mediante forcejeos lo alejó del cuerpo, dispuesta a ir junto los sobrevivientes de su pueblo. Pero, el crepúsculo se tornó más rojo, la tierra comenzó a temblar, el mar adyacente a la villa comenzaba a alborotarse dirigiendo sus olajes a todas partes y a ningún punto en específico.

Ambos voltearon, y se sorprendieron. El sol se acercó a la luna. Se había acercado tanto que ambas creaban una energía expansiva tan peligrosa que podía destruir la tierra. La vampira creyó que ambas estrellas se fusionarían. Entonces el sol toco a la luna, y esta brilló en todo su esplendor. Los vampiros tuvieron que cerrar los ojos ante la inmensa luz. Por primera vez, el sol y la luna se habían fusionado.

Arlen abrió sus ojitos. La espada ya no se encontraba allí. El cuerpo del dragón aún seguía tendido en el suelo, pero ya no se encontraba empapado de sangre. Escucho un pequeño latido, corrió hasta el cuerpo del joven y lo abrazó. Sintió el calor del cuerpo del otro y una leve caricia en su cabeza, revolviéndole los cabellos. Se apartó con susto, Rhae había vuelto a la vida, pero había algo extraño en él. Sus ojos, que antes eran azules hielo, ahora se volvieron amatista. Los hilos de luna mezclados en mechones de fuego.

 -Hey, ya no llores… - El niño se había abrazado a él, escondiendo su rostro en el cuello del dragón.

 -No entiendo… - La mujer se acercó a ellos. – La luna y el sol…

El dragón solo sonrió… La luna y el sol se fusionaron en él.

…………………………………

 -¿Y, cómo dijiste que se llamaba tu madre? – Ichiru miro a Akihiro, este solo se dedicaba a comer su ramen envasado.

Después de que se hayan encontrado con ese extraño joven que decía ser el hijo de su hermano, habían entablado conversación. Al transcurrir la historia según el joven, no quedo duda. Akihiro si es hijo de Zero.

 -Zero… - Dijo sin prestarle atención al otro. – Es increíble cómo te pareces a él. Si no tuvieses cara de amargado te llamaría mamá. – Bromeo.

 -¡Amargado tu madre! – Aunque fuese un insulto era un poco verdad.

 -Los dos son amargados. – Shizuka rio con Akihiro. Se llevaban bien.

 -¿Conocen a mi madre? – Akihiro dejo de comer.

 -De hecho, sí, conocemos a tu madre… - Shizuka se cubrió la boca con su abanico.

 -¿Cómo lo conocen? – Era extraño que estas personas si conocieran a su madre.

 -Zero es mi hermano. – Respondió Ichiru con naturalidad.

 -¡Vaya! ¡Con razón tienen la misma cara! ¡Son gemelos! – Ante tal emoción, Ichiru solo pudo rodar los ojos ¿Ahora recién se daba cuenta?

 -Y yo soy su tía… - Shizuka sonrió, ella ni sabía y ya era abuela. A ambos niños los quería como sus hijos.

 -Pero si Zero es tu madre… - Ichiru dubitativo miró con curiosidad al joven- ¿Por qué tus ojos no son amatistas, pero tu cabello si es blanco?

 -Ah, eso se debe a mi padre. – Ladeo la cabeza, intrigado por la pregunta. – él tiene heterocromía.

 -¿Quién es tu padre? – Shizuka tenía miedo de la respuesta. Sospechaba quien era.

 -¿Mi padre? – Dudo en decirlo. – Rido, Kuran Rido.

…………………………………

La desolada habitación se hacía cada vez más fría. La escultura de hielo seguía allí. Entonces el cielo se tornó rojo. El sol y la luna volvían a estar frente a frente. Y Zero lo sabía, Zero sabía que ya estaba llegando la hora. La fusión de la luna y el sol había empezado. La hora de volver a la vida había llegado.

Notas finales:

Muchas gracias por leer. Espero que les haya gustado!

Nos leemos luego!

Anna-chan


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