—Que no, que el de matemáticas dijo que para resolver los logaritmos debemos hacer como con las ecuaciones exponenciales.
—¡Pero cómo!
—Pues dejando una única base en cada lado de la igualdad —declaró con obviedad esta vez Yoongi.
—Exacto. ¿Recuerdas eso de que las divisiones son restas, las multiplicaciones sumas y los exponentes multiplicaciones?
—Las propiedades, Jeon.
—¡Esas! ¿Las recuerdas, Tae?
—La verdad es que muy poco.
Ambos pelinegros soltaron un frustrado suspiro. Taehyung era un cabeza dura.
—Mejor vete preparando para los extraordinarios —gruñó.
—¡Yoongi! —se quejaron los menores.
—¡Es que no lo va a pillar!
—Estás siendo dramático.
—Y un mal hyung —puchereó el rubio.
—Se llama realismo.
—Arg, de verdad que eres pesado a veces —Yoongi le sacó la lengua—. Mejor vente a mi casa, Tae, y así te indico las últimas clases de matemáticas, ¿te parece?
Pero el rubio se había distraído con su móvil y dejó de prestar atención a los contrarios. Yoongi quería golpearle y Jeongguk solo rodó sus ojos, ya acostumbrado a esos desplantes de Taehyung. Entonces vio su rostro iluminarse y poco le faltó para saltar de alegría.
—¡MUEVAN EL CULO, PEDAZO DE INÚTILES!
Ambos pelinegros le miraron con sorpresa ante el repentino corte de conversación y dejaron ir a Taehyung, quien rápidamente se abrió paso en el cúmulo de estudiantes y corrió en dirección a la salida del establecimiento. Yoongi fue el que más extrañado se sintió, pues para el menor esos cambios en el humor de su amigo eran comunes.
—¿Qué diablos le pasa? —preguntó. Jeongguk se encogió de hombros y ambos avanzaron para alcanzar al rubio.
La verdad, Jeongguk ya se hacía ideas de lo que sucedía. Pero quería asegurarse de que el motivo por el que Tae estuviera tan entusiasmado fuera verdaderamente porque Hoseok, su ligue universitario, le había ido a ver. Y no se equivocó, pues una vez fuera, vieron a través de un montón de curiosos a Taehyung besando con voracidad a un Hoseok avergonzado. Al menor no parecía importarle la atención, a él nunca le importaba algo en realidad, siempre tan ajeno a todo a su alrededor, con su personalidad extrovertida y curiosa. Eso le había servido desde que le conoce, nunca verdaderamente atento a las críticas y siempre con una sonrisa cuadrada en su aniñado rostro. Cuando se hicieron compañeros, Jeongguk notó que todos sus amigos se le cargaban, hasta los mismos profesores le hacían el feo y pasaban de él; el pelinegro llegó y le puso un final a todo eso, comenzando a protegerlo y alejándole de las malas personas que querían aprovecharse. Entablando así una amistad mucho más solida de la que ya tenían.
Cuando se acercaron el rubio ni se inmutó.
Yoongi enarcó una ceja claramente desubicado y Jeon retuvo una arcada.
—Emnh, bien, esto es incómodo —dijo el menor de todos.
Los amantes se separaron y regresaron a verles. Taehyung sonrió abiertamente y se dirigió a Yoongi.
—Ven, quiero presentarte a Hobi hyung. Hyung, este es Yoonie, un compañero del instituto. A que es adorable, ¿verdad? —le apretujó de los hombros y luego las mejillas y lo acercó al mayor.
—Hola, Yoonie.
—Suga, llámame Suga —dijo a secas, fingiendo desinterés.
Pero para nada estaba desinteresado. Aquel chico de cabellos púrpuras y rosas le atraía, en especial esa grande y acogedora sonrisa. Pensó en lo apuesto que era, con esa nariz respingada, rostro alargado y aura llamativa. Le interesaba, sí, y Jeongguk lo notó.
—Eh, ni lo pienses —le susurró en el oído. Yoongi sonrió lascivo y pasó de él.
—Oh, hola, Kook. Un gusto volver a verte.
—Igualmente, Jung.
Si bien la situación no era la más cómoda, trataron de hacerla un poco sobre llevadera y conversaron brevemente de trivialidades sin importancia. Eso hasta que Tae se impacientó y dijo con mucha indiscreción, que se le había antojado un polvo. Provocando la risa de los pelinegros y el bochorno del que ahora era su novio.
Jeongguk y Yoongi vieron a la pareja alejarse con rapidez en la carretera. Envidiaban a Taehyung porque montaba una Naked-Roadster e iría a por un buen revolcón con un universitario atractivo.
—Woah, es increíble que ese bicho se haya ligado a Yoonseok.
—Hoseok, su nombre en Hoseok y la verdad es que no veo qué hay de malo en Tae... podría ligarse a quien quisiera —defendió.
—Sí, pero a un universitario como aquel... no lo sé. Debe ser muy bueno en la cama.
Jeongguk hizo una mueca. Sí, Taehyung era bueno en el sexo, lo sabía, le había visto e incluso una vez participado medias, aquella con Hoseok, y entonces sabía por qué le buscaban tanto, el rubio era una persona bastante abierta con su sexualidad y siempre dispuesto a cosas nuevas.
—¿Recuerdas esa vez en el cuarto de limpieza?
—Uhu —asintió.
—Pues entonces vete haciendo tus ideas.
Yoongi sonrió lascivo.
—¿Crees que me deje follar con su novio? ¿O acepte un trío conmigo?
—Lo dudo. Taehyung es una persona fiel por lo general... y no le gusta compartir así que...
—Entiendo.
Jeongguk hizo una mueca y se cruzó de brazos, mirando fijamente a Yoongi. El mayor le hizo un guiño y comenzó a caminar para ir a sus casas. Abrió sus ojos como monedas y fue detrás de él.
—¿Realmente? —preguntó cuando le alcanzó.
—No sé de qué me hablas —evitó.
—¿Dónde quedó eso de no meterse con gente de tu círculo?
Yoongi suspiró.
—Bueno, Hoseok no pertenece a mi círculo.
—Pero Taehyung sí.
—¿Y? No voy a acostarme con él.
—No, pero sí con su novio.
—Vah.
—Yoongi...
—Si él no se entera no pasará nada malo.
—Pero Tae es nuestro amigo.
—Que no se fijará —se quejó—. A menos que tú se lo digas —le escrutó con la mirada—...
—...
El menor dio un resoplido exasperado y mordió su labio.
—... ¿y bien?
—No diré nada —se resignó.
—Eso imaginé. ¿Lo ves? No hay problema entonces.
Jeongguk jugueteó con las asas de su mochila mientras seguían caminando.
No se dijeron mucho en lo que iban a sus respectivos hogares. Y Jeongguk se despidió de Yoongi sin ganas... y con el mismo ánimo aceptó salir con él en la tarde.
Entonces así que ese era el verdadero Min Yoongi. Jeongguk empezaba a temer por sí mismo y por su seguridad; se daba cuenta de que al mayor realmente no le importaba nada y eso, si bien era algo peculiar y que no se veía a menudo en las personas, ahora le daba un mal presentimiento viniendo del de piel pálida. ¿Debería alejarse, acaso? Él no quería eso, le agradaba el pelinegro, pero realmente no estaba seguro de que el sentimiento fuese totalmente mutuo. Tal vez Yoongi solo quería aprovecharse de él y por eso había dicho todas esas cosas, tal vez para sacarle dinero, o incluso chantajearle lo del robo con sus salidas. ¿Por eso se lo contó? Ya no estaba seguro se nada. Y la duda no era algo con lo que Jeongguk estaba completamente dispuesto a lidiar.
Ahora estaban en un parque cercano, jugando un poco de basketball. Yoongi, como lo dijo anteriormente, en realidad era muy bueno con la pelota, haciendo tiros perfectos desde casi la mitad de la cancha. Jeongguk le miraba vacíamente, alcanzándole el balón y mirándole encestar.
—Yoongi...
—¿Mnh?
—¿En verdad lo vas a hacer?
Se detuvo en seco. Le miró extrañado y entonces lanzó el balón, encestando de lleno.
Lo tomó de nuevo y empezó a juguetear con él, ignorando a Jeongguk y centrándose en sus tiros; a él no le gustaban las pláticas serias e incómodas y para nada iba a tener una con Jeon. Pero en el fondo... muy en el fondo, él quería hablarlo.
«Joder» maldijo en su interior.
Jeongguk suspiró cansado. No iba a insistir si a Yoongi no le apetecía.
E incluso iba a dejarlo todo en ese momento, lo que fuera que tuviesen. «Fue lindo mientras duró» pensó mientras se colocaba su capucha y escondía sus manos en sus bolsillos, encogiéndose en sí mismo y comenzando a caminar.
Yoongi le vio dirigirse hacia la calle, supuso que para marcharse. Y entonces no pudo más. En contra de sus reglas y normas, sus pies se movieron solos, sus manos soltaron el balón y fue en dirección al menor con prisa... él no podía perderle, no iba a hacerlo, si le había enfadado pues lo iba a tener que remediar. Apretó su mandíbula al darse cuenta de que era la primera vez que hacía algo como eso por alguien, la primera vez en la que se arrepentía de la basura que a veces salía de su boca, y era frustrante porque sabía que así solamente se estaba enganchando más al menor, se estaba volviendo dependiente de él y con eso se estaba volviendo mucho más débil. Pero es que nada de eso importaba ya, no si Jeongguk se había metido tanto en él, si se había esforzado por conocerle y se había preocupado por él de la manera en la que lo había hecho; le había abierto como un libro y no hizo siquiera mucho esfuerzo... y eso había calado hasta lo más profundo del roto Yoongi. Las experiencias, las sonrisas sinceras, las discusiones fugaces, su primera vez... Jeongguk se estaba llevando demasiado de él y no lo iba a permitir, si ya le había desnudado el alma pues no se iba a ir como si nada, tendría que tomar responsabilidad por ello y atenerse a las consecuencias, no huir como un cobarde ni tampoco quedarse simplemente con lo que había tomado con tanta facilidad. Yoongi no quería estar solo y Jeongguk le dijo no abandonarle. Una promesa que salió en forma de una broma pero que a Yoongi le había llegado tanto.
Era peligroso, sí. Pero no se arrepentía.
Ya había tomado su mano. Y ahora tiraba de un extrañado y a medias enojado Jeongguk y le estaba arrastrando hacia los baños más cercanos para enserrarle en un cubículo y poder hablar sin llamar demasiado la atención.
Llegaron y entonces Yoongi le empujó dentro y echó pestillo tras de sí. Jeongguk le miraba con el ceño fruncido, luciendo adorable.
—¿Qué mierda te pasa?
Yoongi de pronto de quedó sin palabras. Eso era cada vez más frecuente frente al menor.
—Yoong-...
—¿De verdad te enfadaste?
Jeongguk le observó en silencio... luego bajó el rostro y mordió su labio inferior mientras tiraba un poco de las mangas de su chamarra.
—Responde.
—¿Será así siempre?
—... ¿qué?
—Me refiero a que... ¿te importará una mierda a quién le hagas daño siempre y cuando tú obtengas un beneficio? Lo hiciste con Jackson y te defendí, salvé tu pellejo pero eso no importa demasiado, lo importante es que él no se lo merecía del todo y aunque lo hiciera, eso no te da el derecho a ti de jugar a ser Dios y juzgar indiscriminadamente... y lo que más me cabrea es que también te resbala cuando se trata de Taehyung. Yo puedo ser una mierda completa pero no por eso voy a hacer lo que me da la gana, no por eso voy a dañar algo como lo que tienen ellos solo porque me pica el trasero por un buen polvo. Las cosas no son así, Yoongi.
—Y-yo...
—Y si te gustara Jennie y ella fuese mi novia... ¿pues también te valdría madres?
—Es distinto.
—Ya sé. Entonces si... no lo sé, de pronto me consiga a un tipo y también te guste pues, ¿irías tras de él igual?
—Jeongguk...
—Jeongguk nada. ¿Qué clase de persona eres? Creí conocerte lo suficiente... pero sinceramente cada vez me sorprendes más. Yo no estoy seguro de si poder confiar en ti.
—¿Puedes escuharme ahora?
—¿Y qué me vas a decir? No quiero excusas baratas, no me vas a convencer con palabras agradables, yo no soy idiota.
—Solo... cierra la boca un momento.
—No. Ya me cansé...
—¡Jeongguk!
Le acorraló entre sus brazos y la pared. Jeongguk se cabreó.
—¡¿Quieres que te diga dónde robaste, pedazo de bruto?! ¡Pues en la puta sucursal de la empresa de mi madre! Quién me niega que solo te llevas conmigo para salvarte de esa mierda también.
—...
—...
Ambos respiraban agitados, sus rostros sonrojados debido al enojo creciente, el de Jeongguk al sentirse manipulado luego de haberse portado a la altura, y el de Yoongi por ser juzgado sin ser escuchado.
—Yo en verdad no lo sabía.
Y era sincero.
Yoongi no tenía idea de que su madre trabajara en unas de las empresas de la familia de Jeongguk. Y vaya si se sintió idiota, tenía vergüenza ahora de lo que había hecho. Vergüenza frente a Jeongguk, ni siquiera frente a su madre.
Jeongguk soltó un suspiro.
—Realmente quiero creerte.
—Conejito, solo escúchame, por favor.
Asintió resignado.
—Yo... realmente soy una porquería, no te lo voy a negar. Y sí, sé que lo que hice con Jackson estuvo mal... y que el querer meterme con Hoseok también está mal... ¡pero es que no puedo evitarlo! Esa es mi jodida naturaleza.
El menor tembló al oírle. Tan parecido a él.
—Y... no me arrepiento —soltó una risa floja—. Sí, me la suda todo. Pero... joder, soy patético.
Juntó sus frentes. Sus alientos chocando y una cercanía realmente peligrosa.
—Yoongi, así solo lo estás empeorando —susurró.
Yoongi sonrió débilmente.
—Lo sé. Pero no soy un hipócrita.
Sus labios se unieron bruscamente y comenzaron un beso desordenado y húmedo. Sus lenguas peleaban entre sí, buscando mandar en la boca del contrario; Yoongi había cargado a Jeongguk, enredando sus piernas en su cadera y empotrándole con fuerza contra la pared. Jeongguk había gemido entre el beso y ahora tiraba de sus cabellos mientras trataba de hacer más y más profundo el contacto.
El teléfono del menor sonó.
—Contesta —se separó ligeramente.
La llamada era de daddy... y Jeongguk colgó.
Yoongi le había bajado y ahora ambos trataban de regular sus respiraciones.
—Jeongguk... puedo ser una mierda completa. Y puedo ser un idiota, y sé que no valgo nada a tu lado, que hay más personas esperando por ti y que pueden ofrecerte más que yo. Pero entiende algo: yo solo protejo lo que es mío. No voy a lastimarte, a ti no, tampoco voy a dejar que te dañen ni que tomen lo que me pertenece. Puedes conseguirte las novias que quieras, follarte a cuanto ejecutivo se te pase por en frente... pero eres mío, me perteneces a mí aunque no quieras.
Era como un Deja Vù lo que estaba escuchando, por su mente recuerdos de ese hombre mezclándose con las palabras de Yoongi. Le dieron mareos.
—...
—Y también puedo ser la persona más patética, y acabar de decir la estupidez más grande que hayas escuchado. Pero es real.
—Eso no quita el hecho de que dañes a personas que me importen.
—Mientras no te afecte a ti yo haré lo que me venga en gana.
—¡Sí me afecta!
—No lo hace.
Jeongguk bajó el rostro.
De pronto sus mejillas se tiñeron de rosa y no lo soportó más.
Salió del cuartillo y caminó a prisa alejándose. Él necesitaba pensar, quitar la gran carga de responsabilidades que tenía encima.
Mala idea.
Así solo aumentaría esa opresión sobre su pecho, porque así solo se daría cuenta de cosas que no quería y que no le convenían. Él sabía que estar con Yoongi era peligroso, que no era nada bueno para sí mismo... pero es que cómo hacerlo si le gustaba la amistad retorcida que tenían, si aunque supiese la forma de poder alejarse de él para siempre no la utilizaría. Qué le queda cuando se da cuenta de que no quiere quitarlo de su vida porque Yoongi representa todo lo que él no puede, y que es una oportunidad de vivir lo que se le prohíbe a través de él. Qué hacer cuando sabe que hay algo que le ata al pálido chico de ojos felinos.
Claramente Yoongi no le dejaría las cosas tan fáciles.
Le encontró sentado en unas gradas a un lado de la cancha de baloncesto, con un cigarrillo entre sus dedos y con la mirada perdida en algún punto de la gran ciudad, que se alzaba anaranjada y rojiza debido al atardecer.
—¿Jeongguk?
—Te pareces a él, ¿sabes?
Jeongguk hablaba más para sí mismo.
—...
—...
—... ¿quién?
—Eres casi igual...
Jaehwa.
—No me entero.
—Y se supone que debo aborrecer esto... pero no se puede. Con ustedes dos no puedo pensar con claridad.
Jimin.
Yoongi.
Él tenía miedo.
—Jeon, en verdad que no pillo.
—No necesitas hacerlo, Suga —arrojó la colilla.
—...
—Y da igual. No importa lo que hagas, ni la mugre que seas. Nada de eso tiene valor.
—Eso quiere decir que...
—Que te la concedo. Esta y todas las que quieras. Significa que ahora eres parte de mi mierda, Yoongi. Bienvenido al laberinto de mi cabeza, espero sepas soportarme.