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FUCK ME | jikook por mrsswag9394

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Notas del capitulo:

IMPORTANTE: Si no has leído | Undercover | & | Enmity |, te sugiero pasarte a revisar si estás al día con la lectura ^^ para evitarte confusiones y que te saltes trama c:

 

Si estás al corriente del maratón y de los últimos capítulos... entonces disfruta tu lectura 7w7r

 

 

 

Grrr~

 

 

 

 

 

 

Seis.

 

La grapa unió las cuatro hojas y procedió a colocarlas en el séptimo montón a su derecha.

 

Siete.

 

Ese era el último grupo de hojas. Y realmente lo agradeció, pues grapar no era algo demasiado entretenido que digamos. Las colocó y soltó un largo suspiro, mirando que ya había terminado con su parte del trabajo y notando que Yoongi apenas había comenzado el suyo y se encontraba echado de mala manera sobre una de las sillas checando el móvil. Ladeó su rostro y se dedicó a observarlo con detenimiento... le gustaba el ceño fruncido que tenía cuando estaba concentrado, sus labios ya finos ahora vueltos una única línea, su sonrojo peculiar en las mejillas... el cabello haciéndole constaste con la pálida y casi transparente piel. Yoongi era algo así como una belleza fría, de esas en las que los escultores se inspiraban para hacer querubines: cara redonda, pómulos altos, nariz respingada y pequeña, mandíbula no tan angular, ojos felinos y simétricos; esto junto a su cuerpo débil y delgado. Rasgos suaves. Era justo lo que no encajaba con su ideal de belleza, pero ahí estaba. Yoongi le gustaba. No era feo, es más, incluso debía admitir que era bastante apuesto y que entendía el por qué le sacaba tanto provecho a su apariencia, luciendo adorable cuando quería hacerlo y enredando hombres con deseos que les perturban. Pero había algo en él que le impedía verlo como algo que no fuese un... hermano. Tal vez era porque conocía ya su peor parte, tal vez porque al parecer Jeongguk era al único al que le había confiado su pasado y eso era un nivel de conexión superior. No lo sabía. Y de verdad que le molestaba, él quería enamorarse de alguien así, de un Yoongi, pero resulta que lo único que siente es cariño meramente familiar y un poco de deseo —no tan poco—, pero eso era todo. La única persona que le haría dejarlo todo realmente era...



 

Jimin.

















 

Apretó su mandíbula al darse cuenta de la dirección de sus pensamientos, recordando las marcas en sus caderas producto su agarre.

 

—¿Por qué no viniste conmigo? —dijo de pronto, bloqueando el móvil y por fin poniéndose a trabajar—. Pudimos haber ido a beber algo.

 

Yoongi se refería al fin de semana.

 

Jeongguk arrastró su mirada hacia los estantes. Debía pasarles un trapo húmedo... pero quería molestar a Yoongi así que decidió no mojar la franela. La tomó y se adentró en los pasillos, poniéndose a fregar y pasando de Yoongi, quien, luego observar con detenimiento sus movimientos durante unos segundos, fue tras él, como se había vuelto costumbre.

 

«Porque no eres lo que necesito». Pensó.







 

—Porque era más familiar —dijo en cambio, dándole una sonrisa falsa, que borró de inmediato—, ¿qué me ibas a decir tú? No puedes ni con tu propia vida.

 

Yoongi enarcó una ceja, habiéndose percatado ya del juego de palabras del menor. ¿Quería hablar irónicamente? Pues Yoongi era un experto en eso y le iba a seguir la corriente. Aunque no sabía muy bien de qué iba la actitud tan amarga en el menor y el por qué de su ánimo de perros, creyó que jugando un poco con él lo solucionaría. Pensó que tendría que ver con lo que pasó con su madre, y aunque él no lo veía como un problema serio, es decir, que si él fuese Jeongguk no le importaría en lo absoluto, al parecer al menor sí que le afectaba, y mucho.

 

—Mnh... puedes tener razón —puso un dedo en su barbilla, fingiendo pensarlo—. De hecho, la tienes. Pero yo hubiese escuchado la verdadera versión... y no la que le diste a Jimin —atacó.

 

Jeongguk le dio una mirada afilada y sacudió con fuerza la franela, volviendo a limpiar y levantando polvo en sus actos.



 

—¿De qué hablas? Hablé sinceramente con mi tío.

 

—Yah, pero yo hubiese aceptado tus maldiciones —insinuó mirando sus zapatos y fingiendo desinterés—, sabes que la palabra respeto no está en mi vocabulario. No hubieses necesitado decir la verdad a medias... pude incluso haberte aconsejado.

 

—¿Cómo me vas a aconsejar? Preocúpate de tus asuntos.

 

Se volteó y siguió limpiando.

 

Yoongi le acorraló contra una estantería.



 

—Nunca te daría un mal consejo, Jeon. Al menos no uno que te perjudique, ¿entiendes lo que quiero decir?



 

El menor hizo una mueca.

 

Le apartó de un empujón y volvió a sacudir el trapo en sus manos.

 

—Mejor ve y tratar de manipular a Taehyung... que te estás haciendo bueno para eso.



 

Yoongi rodó sus ojos y al cabo de unos segundos comenzó a estornudar. Jeongguk sonrió satisfecho ante la reacción de su alergia y siguió limpiando como si nada. El mayor tuvo que ir a por su inhalador en su mochila para calmarse y luego de ponerse una mascarilla volver.





 

Hicieron como muchas otras veces, quedarse en silencio, llenándose con la compañía del otro. Yoongi iba detrás del menor, caminado por donde él lo hacia, mirando la cintura pequeña ceñida por el saco del uniforme, su espalda amplia, sus hombros algo desarrollados, piernas largas y musculosas. Grabándose su peculiar caminar altivo e insolente, como si quisiera pasar sobre las cabezas de todos, el movimiento de sus hombros. Se miró a sí mismo, desalineado, con el uniforme mal planchado, sus zapatos sucios, nada que ver con la imagen que daba Jeon. Su caminar era encorvado y con dejes de asco hacia el mundo. Hizo una mueca al sentirse intimidado, no le gustaba para nada esto, el siempre verse insuficiente al lado de Jeongguk, como si no valiera nada. Él nunca había tenido problemas con su autoestima, siempre se consideró una personas segura, pero tal parece que no lo era en lo absoluto.

 

Yoongi no sabía que a Jeongguk, él no le interesaba en lo más mínimo. O al menos no como él quería.



 

—Oye... algo te sucede —le detuvo suavemente—. Dime.

 

—No me pasa nada.

 

Yoongi hizo una mueca.

 

—Jeon...

 

—Ugh, te estás volviendo un pesado.

 

—Vamos, dime qué sucede. Es raro, estás demasiado vacío hoy.

 

Jeongguk le miró fijamente y entonces bajó el rostro, recordando eventos recientes.



 

—Debo alejarme de ti.

 

El mayor tembló ante sus palabras y entonces comprendió casi todo.

 

—Ya veo... pero, conejito...

 

—Porque eres un dañado —le empujó del hombro—, un patán —volvió a empujar. Yoongi no se quejaba, solo dejándose y caminando hacia atrás—, eres un gran idiota la mayoría de las veces —otro empujón—, una pésima influencia —esta vez le hizo chocar con fuerza contra la pared del fondo—. Y un jodido irrespetuoso —y quiso volver a golpearle, esta vez siendo detenido. Yoongi le sujetaba las muñecas, sus ojos brillantes.

 

—Vale, lo has dejado muy claro —susurró.

 

Jeongguk estaba algo frustrado con todo. Muchas personas le habían dicho que estaba cambiando y acusaban siempre a Yoongi.





 

Pero en realidad no lo había hecho, simplemente ya le importaba menos lo que pudiese decir la gente y las consecuencias de lo que hacía.

 

Se miraron a los ojos algunos segundos, Yoongi con un nudo en la garganta debido a las recientes hirientes palabras y Jeongguk algo alterado por la desbordante sinceridad de hace unos instantes. No había querido decirle todas esas cosas, porque si bien eran ciertas, él no se merecía ser tratado así, o eso pensaba. El contrario estaba al borde del llanto, lo notaba porque sus ojos estaban acuosos y la nariz sonrojada, su labio inferior también temblaba y tenía ligeros espasmos. Tan débil. Le encantó. Le gustó mucho porque tenía poder, algo que siempre él quiso y ahora por fin lo comprendió: conejitogalletita. Iguales y opuestos. Jaehwa tratando de forzarlo, de liberar al pequeño monstruo que tenía dentro y Yoongi haciéndolo sin necesidad de mucho esfuerzo. Tal vez esto era lo que era en verdad —así era, de hecho—, un pobre bastardo al que no le importaba una mierda nada en lo absoluto... y ese destino desastroso que le esperaba se hubiese cumplido en su totalidad de no ser por aquel hombre que últimamente le había hecho sentir más cosas reales en un par de noches que lo que Jeongguk había vivido en toda su vida. Confundiéndolo. Su actual filtro de escape y energía era el pelinegro pálido que tenía en frente, pero comenzaba a ser insuficiente; sabía lo que causaba en Yoongi, era muy claro, el mayor era débil solo con él, se mostraba de verdad solo con Jeongguk; pero necesitaba más que su pobre alma atada, más que simples tardes fundiéndose en la más asquerosa mierda, más que la libertad ofrecida. ¡Era ambicioso! Y lo quería todo de todos, porque si su inocencia fue perdida a tan temprana edad, si la felicidad nunca le fue entregada, si la estabilidad era inestable en realidad, entonces él no iba a ser condescendiente. Si toda su vida se volvió un jodido circo pues entonces se iba a divertir con las estúpidas marionetas. Harto de tratar de encajar, de buscar ser feliz; si la vida quería que fuese un bastardo, pues entonces lo iba a hacer.

 

—Eres un completo desastre.

 

—L-lo sé —casi no tenía voz.

 

Al parecer Yoongi era mucho más fácil de doblegar de lo que imaginó, él debía importarle demasiado como para obtener esa reacción en él. Era obvio que con un par de palabras más rompería a llorar. Tenía en su poder aquello, y tenía ganas de hacerlo. Yoongi no se enfadaría, lo sabía, se tragaría sus palabras y no diría nada al respecto.

 

—Solo eres un inútil, cariño.

 

—... —un par de lágrimas cayeron. Jeongguk las besó, estremeciendo a Yoongi.

 

—¿Te diviertes con Taehuyng?, ¿te gusta ser un pedazo de basura? Contesta.

 

—...

 

—Que contestes — exigió apretando su cuello.

 

—S-sí.

 

Y no le decepcionó la respuesta.

 

—Bien, me lo suponía.

 

Yoongi nunca se arrepentiría de nada.

 

—Pero no quieras culparme s-solo a mí. T-tú... —quiso defenderse.

 

—Sí, le dejé solo. No lo defendí de tus estupideces, no lo hago y no lo haré.

 

Declaró con simpleza, extrañando aún más a Yoongi.

 

—Entonces por qué esta jodida charla.

 

Y tal como Yoongi manipulaba a su antojo al mundo, el menor lo hacía con él. Porque estaba diciendo exactamente todo lo que él quería.

 

—Porque no quiero que malinterpretes lo que hacemos. Yo tengo una vida, no me interesa compartirla contigo —necesitaba verlo destrozado. Lo deseaba—; me gusta, no te lo niego, pero de ahí no pasa.

 

Una adorable mueca y una mirada que rogaba un poco de piedad, Jeongguk no quiso dársela.

 

—¿Estás seguro de eso? —quiso sonar firme... no lo logró.

 

—Sí, solo me gusta ser un mal chico contigo.

 

—¿No hay algo más?

 

Ah, lo que miraba ahora era un poco de esperanza. Dulce emoción que él pisotería.

 

—No.

 

Un sollozo que quiso disimular con un jadeo.

 

—Bien.

 

—Pero eso no quiere decir que te odie, simplemente no eres lo que yo necesito ni lo serás nunca —¿alguna vez se sintió así de grande? Esto le gustaba demasiado.

 

Acercó sus cuerpos y le envolvió en un abrazo, enterró su rostro en su cuello, aspirando el sutil aroma a jabón de lavanda y la colonia que usaba frecuentemente, repartiendo tiernos besos llenos de maldad.

 

Yoongi se quedó muy quieto al principio, obviamente contrariado por sus extrañas actitudes, pero dejó de pensarlo y le devolvió el abrazo con fuerza al cabo de unos segundos, porque no importaba lo que acababa de decirle, ahora solo necesitaba esto, su tacto. No lloró más, se dedicó a calmarse en el hombro de Jeongguk, tratando de encontrar un por qué a lo sucedido hace unos momentos.

 

—Que el mundo se meta por el culo sus comentarios.

 

Dijo para dejar un breve beso en sus labios y sonreír genuinamente. El mayor demasiado confundido.

 

Una risita nerviosa salió de sus labios. Luego se sonrojó y golpeó ligeramente el hombro de Jeongguk, demasiado abochornado como para pensar con claridad, notando que había estado llorando por los falsos comentarios mordaces que había hecho el menor, que a la final terminaron en nada. Porque con esto Jeongguk le había dicho que ya le importaba un carajo todo y no estaba en sus planes dejar de ser amigos. Así lo entendió y así era. Es solo que nada fue un juego.

 

Un poco más aliviado, volvió a ser el mismo Yoongi de siempre.

 

—Eres un idiota, Jeon.

 

—Debiste ver tu cara —comenzó a reírse.

 

Yoongi le miraba maravillado.

 

«Ya he perdido la cabeza por ti, conejito».

 

Y tenía miedo de lo extraño que se estaba volviendo todo. En otros tiempos no le hubiese afectado en nada, ni se hubiese mosqueado, pero ahora era distinto. Y es que Jeongguk se había enterrado tanto en él, había abierto de tantas formas a Yoongi, que este no pudo evitar caer por el pelinegro de sonrisa adorable. Y eso estaba tan mal, Yoongi sabía que era capaz de todo por él. Demasiado peligroso. ¿Tan idiota estaba ya? Se preguntó qué era lo que el chico de facciones casi perfectas en frente suyo tenía que había dado la vuelta su pequeño mundo en tan poco tiempo y sin ningún tipo de remordimientos. Esto era lo que quería, sí. Pero el fin había cambiado. El objetivo era volver real al demonio que vio en sus dulces ojos y liberarlo, obteniendo así a un perfecto chico a sus pies. Pero el que estaba besando el suelo donde dejaba sus pisadas no era otro sino el mismo Yoongi, y Jeongguk el que había puesto cuerdas en sus extremidades y le hacía bailar a su antojo.

 

Y eso no le desagradaba.

 

 

Comenzando a volverse adicto a ese cuerpo, a esa lascivia, a lo prohibido que Jeonnguk lo volvía todo. A la mala amistad entablada.







 

—Ya. Dejando el drama —volvió a su lugar a terminar de separar todas las hojas—, dime si que vas a ir hoy a mi casa, es que acabo de compr-...

 

—¡Yoongi! —se quejó—. Ya hablamos de eso.

 

—Oh, vamos. No te me pongas nena ahora.

 

—No es ponerme nada. No me gusta...

 

—¿Ah, no?

 

Le miró mal.

 

—Vamos, no quieras engañarme a mí. Te conozco lo suficiente como para decir que te estás portando demasiado miedica.

 

 «Eso crees».

 

—Es que tú vas a llevar a tus amigos...

 

—¿Y?

 

—Que me gusta hacer eso cuando estamos solos.

 

—Ah —alargó—. Bueno, entonces no hay problema. Les digo que no vengan.

 

—...

 

—Hablo en serio. Solo quedamos los dos. Más hierba para ambos.

 

Jeongguk rodó sus ojos.

 

—Tú no tienes componte, ¿eh?

 

—Nah. Me amas así, perra.

 

—Sí lo que sea.











 

Cuando salieron casi no había estudiantes. No le dieron mucha importancia y comenzaron a jugar inocentemente, caminando a través de los pasillos sin pisar ninguna de la líneas en el suelo —Yoongi un inútil sin capacidad motriz— y una vez en el patio, quién llegaba más rápido al portón.

 

Jeongguk riendo mientras se burlaba de Yoongi quien a mitad de la cancha se había detenido para poder respirar.

 

—¿Quién es la nena ahora?

 

—¡Tengo asma, pedazo de bruto!

 

—Tingi ismi, pidizi di briti —se burló haciendo poner rojo de la vergüenza y de la ira a Yoongi—. Lo que tienes es complejo de princesa. ¿Quiere que le cargue hasta su corcel, su majestad?

 

—Te estás pasando de listo, Jeon.

 

—Revise que no haya olvidado su zapatilla de cristal.

 

—¡Puta madre, Jeon!

 

El menor comenzó a descojonarse.

 

Yoongi ya demasiado insignado, abrió su mochila y le arrojó el primer libro que encontró, dándole en el rostro, en la nariz, para ser exactos.

 

—Aish, ¡idiota! Eso me ha dolido.

 

—A ver si así te arreglo la nariz tan grande que tienes —de inmediato el contrario se puso serio y Yoongi le dio una mirada de: ¿ya ves, pendejo? A que es molesto—. Te haría un favor, ya no necesitarías de una cirugía.



 

Jeongguk quiso mantenerse serio, pero terminó soltando una pequeña risita y le devolvió el libro de la misma manera, arrojándoselo pero esta vez a la cabeza. Y en lo que ambos se empujaban y tiraban del cabello del contrario, molestándose y jugando camino hacia la salida del instituto, no notaron una mirada algo molesta y triste a la vez sobre ellos sino hasta que le tuvieron en frente.

 

—¿Jimin?

 

—Buenas tardes, Jimin.

 

Musitó algo nervioso e incómodo.

 

—Hola, Yoongi —soltó un suspiro y abrió la puerta del coche—. Sube al auto, Jeongguk.

 

El menor le miró algo extrañado.

 

—¿Wendy dijo que vinieras?

 

Un suspiro pesado. Jimin rascó su nuca.

 

—Vamos, entra.

 

—Es que he quedado para sali-... —su brazo fue tomado con fuerza y le zarandeó un poco. Los ojos de ambos pelinegros muy abiertos y los dos sorprendidos por la actitud del castaño.

 

—Te he dicho que entres —le exigió entre dientes, apretando el agarre y sacándole un quejido a Jeongguk.

 

—Eh, Jimin.

 

Quiso intervenir.

 

—Deja, Yoongi —se zafó con brusquedad, se arregló la chaqueta del uniforme y fulminó con la mirada Park. Eso había sido innecesario y algo demasiado revelador en ambos—. Ya nada, nos vemos mañana.

 

—...

 

Miró con recelo a Jimin y de nuevo a Jeongguk, algo preocupado.

 

—Anda.

 

—Vale... —accedió para nada convencido.

 

Se despidió y comenzó a andar hacia su casa, mirando cómo el auto arrancaba y se perdía entre los demás en la carretera. No dejaba de convencerse de que algo había entre ellos dos y ya no estaba tan seguro de si eso le gustaba y causaba morbo o le mosqueaba de sobremanera.

 

Él debía controlarse.

 

—¿Me puedes explicar qué coño te pasa?

 

Jimin negó.

 

—Jeongguk, trata de mantenerte callado, por favor. No estoy de ánimos para discutir —pidió, tocando su sien izquierda.

 

—Es que te estás portando como un completo idiota.

 

—Jeongguk —advirtió.

 

—¡No me molestes! No voy a pasarte esto, joder. Debes controlarte —le reclamó, recordando la duda en el rostro de Yoongi, no preocupado por lo que pudiese sentir ni nada, sino preocupado por ser descubiertos. No tenía ganas de explicarle nada a pálido pelinegro—. No sé qué putas te traes, pero no vas a desquitarte conmigo, no voy a aguantarte nada, tienes una maldita esposa que siempre está dispuesta a soportar tus cosas. Si crees que voy a pasarme tu mierda estás muy equivocado...

 

—¡Wendy está en coma!

 

Soltó de pronto y Jeongguk calló enseguida.

 

¿Había escuchado bien? Aquello debía ser una muy mala broma.

 

—... ¿qué?

 

El castaño había empezado a sollozar, apretaba con fuerza el volante provocando que sus nudillos se volviesen blancos. Era real y no sabía cómo reaccionar.

 

—Ella... solo sé que pidió permiso para no ir a trabajar... luego me avisaron que había tenido un choque y que estaba inconsciente.

 

—¿M-mamá?

 

—Estaba ebria.

 

Jeongguk miró hacia el frente, digiriendo lo que acababa de decir.

 

—...

 

—No sé qué hacer, Jeongguk —se detuvieron en un semáforo—. Los doctores no dicen algo al respecto y me estoy volviendo loco, Irene está en el hospital esperando noticias, tus abuelos no cogen el móvil y...

 

Sus manos habían empezado a temblar y ya había recibido un pitido de un auto anterior debido a una imprudencia.

 

Jimin no podía dejar de llorar.

 

—Detente. Para el coche, Jimin.

 

Exigió para poder hablar más tranquilos.

 

El mayor obedeció y se estacionó a un lado de la acera. Se apoyó en el volante, respirando profundamente mientras las lágrimas caían una tras otra, mojando sus mejillas. Sus ojos lucían incluso más hinchados que de costumbre y sus labios estaban abultados.

 

—Cálmate —acarició el suave cabello castaño, luego quitó el cinturón y se lanzó a abrazarle.

 

—E-es que... no lo sé, solo estoy demasiado preocupado —murmuró, dejándose hacer—. Lo siento, me porté como un imbécil.

 

De hecho el que se había portado mal y el que debía pedir perdón era Jeongguk.

 

—No te disculpes.

 

Se giró y le encaró, dejándose acariciar y sonriendo débilmente. Jeongguk le plantó un pequeño beso inocente en los labios y volvió a abrazarle, dejando que sollozase apoyado en su hombro. La verdad es que comprendía, él quería mucho a Wendy y entonces era obvio que la estaba pasando bastante mal, Jeongguk, sin embargo, no estaba demasiado triste, solo un poco sorprendido por lo repentino de la situación —se suponía que debía estar igual o peor que Jimin—. Solo hace un par de días que ya había vuelto a hablar normalmente con su madre luego de su última fuerte discusión del fin de semana y ahora ella estaba en peligro de muerte. Mentiría si dijera que no le afectaba, pero la verdad es que ya se lo esperaba, era obvio que la maña de beber compulsivamente le iba a traer gordas consecuencias.

 

Recordó entonces que sin ella, él estaba completamente solo en Seúl. Porque si a ella le pasaba algo su custodia pasaba a manos de...

 

—Jimin...

 

—¿Mnh? —acariciaba su espalda.

 

—¿Me quedaré contigo?

 

Se separó levemente y le miró a los ojos.

 

—No quiero irme con mis abuelos.

 

—Pero... Irene...

 

—No me importa —volvió a abrazarle—. No me mandes de vuelta a Busan, por favor. Déjame quedarme contigo hasta que ella se recupere.

 

Casi fue un ruego.

 

—Si quieres, claro que sí, mi niño.

















 

Una vez en casa —la de Jeongguk—, fueron a su habitación a empacar ropas para la estadía en el hogar de Jimin.

 

—Toma varias cosas... luego de que se recupere ella irá a un centro para adictos. Te tocará terminar el ciclo conmigo.

 

Jeongguk dejó caer una de las maletas.

 

—¿La vas a internar?

 

—Esto no se puede quedar así, Jeongguk. Wendy necesita ayuda con la bebida.

 

—Bueno... supongo que tienes razón.

 

Jeongguk siguió empacando hasta ser interrumpido por Jimin de nuevo.

 

—¿Qué hacías en el instituto tan tarde? Tus clases terminas a las cuatro y media.

 

—Oh, es que... estaba castigado —murmuró.

 

—¿Castigado? —asintió sin mirarle—, ¿por qué?

 

—A Yoongi le pareció gracioso dibujar pollas en la pizarra con tiza permanente... y el idiota firmó nuestros nombres. A la licenciada de Vocabulario no le hizo demasiada gracia y pues... eso.

 

—¿No pudiste decirle que no fuiste tú?

 

—Bueno, yo estuve ahí mientras lo hacía... y también hice un par de dibujos pero con tiza de agua...

 

—Ugh, Jeongguk.

 

—Debiste ver la cara que puso esa pobre mujer...

 

Rió ligeramente, recordando.

 

—Está mal.

 

—¿Acaso nunca te has portado mal, Park Jiminnie hyung?

 

El satoori que algo oxidado. Jimin se tensó.

 

—Jeongguk...

 

¿Qué?

 

—Basta, joder.

 

—Pero si no estoy haciendo nada, hyung.

 

—Que Wendy está grave, joder. No me compliques las cosas.

 

Jeongguk río quedamente y se acercó a abrazar por el cuello a Jimin, acercándole y besándole largamente.

 

Jimin cediendo.

 

Nos vamos a divertir bastante en tu casa.

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Sin notita porque no tengo intenert TT-TT

PD: El capítulo de "Hey, Min" en realidad se llama Undercover xD lié los títulos.

 

12 de Sep Feels

14 de Sep Together

16 de Sep Hey, Min

18 de Sep Pulse

Y si es que para ese entonces acabo el capítulo siguiente, que se llama Changes, pues el 21 podría estar siendo publicado c:


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