Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Algodón de Azúcar (YoonSeok) por Futuristic lover

[Reviews - 44]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

 

 

 

Yoongi no había visto a Hoseok cinco días después de lo sucedido. Tras salir del local en donde se encontró con Woonyeok, marchó a la casa del menor con la pequeña esperanza de que le encontraría.

 

Pero no se hallaba ahí.

 

Al contrario, le recibió Jiwoo con los ojos enrojecidos y acuosos, algo raro en ella pues ni siquiera le saludó como solía hacer normalmente. Parecía ser otra persona. Si no fuera porque reconocía su rostro habría pensado que estaba hablando con un desconocido. Yoongi prefirió no indagar sobre su estado y le preguntó el paradero de Hoseok, sin embargo, como respuesta recibió un seco “No me interesa donde esté ese chico” antes de dar un portazo que dejó helado al actor.

 

¿Qué había pasado?

 

No le encontraba, era más de medianoche y no tenía pistas de él. No respondía al teléfono y eso aumentaba su desesperación. Pensó escalar la casa del menor para alcanzar a su ventana y saber si realmente estaba ahí, pero las persianas se hallaban totalmente cerradas y era imposible poder llegar a la habitación. Borró al instante esa idea. Tenía el presentimiento de que los hermanos Jung habían discutido y lo que decía Jiwoo era real. Por lo que, prefirió no interferir y volver al coche mal aparcado en la calle. Y así estuvo estos días, yendo a su casa sin recibir respuesta. No había nadie o eso creía. Intuía que su hermana ya se había marchado de vuelta a su ciudad natal mientras Hoseok continuaba desaparecido sin siquiera dar señales de vida.

 

La situación consumía su paciencia vertiginosamente y aunque no podía perder el tiempo, intentaba buscarle de forma indirecta por todo el trabajo sin hallar su presencia. Ni siquiera podía saber los días de grabación que tenía Hoseok por la legislación de privacidad, pero esperaba ese día en específico que sí compartiría una filmación con el chico.

 

Y así fue, cuando llegó ese tal esperado día, después de pasar por el umbral de la entrada principal, Yoongi le vio caminando calmado por uno de los pasillos de la primera planta dirigiéndose al despacho de Victoria. Apenas recordaba su forma atractiva de andar, de moverse, de barrer su cabello hacia atrás y acomodarse la chaqueta de cuero sin miramientos. Parecía una ilusión falsa de su imaginación, no cojeaba, ni gozaba de algún hueso roto por la ausencia de escayola. Él estaba ahí, de pie caminando como solía hacer. Yoongi quería correr y detenerle, confirmar si estaba ahí, en el mismo edificio que él, respirando el mismo oxígeno contaminado que él. Deseaba por una mínima fracción de tiempo cruzar miradas, que le diera una pequeña y escueta explicación de su ausencia, quería moverse, pero no podía. Sus piernas no se inmutaban, no actuaban ante sus acciones. ¿Qué pasaba? ¿Tan nervioso estaba? ¿Por qué no simplemente caminaba como hacía siempre? Tanto tiempo esperando por ese momento para que finalmente no tuviera el valor de acercarse.

 

¿Acaso tenía miedo de lo cambiado que podía estar ahora Hoseok?

 

Finalmente, se quedó estático viéndole marchar hacia el despacho de su jefa que no tardó en ingresar.

 

 

 

<<<. . .>>>

 

 

 

 

—Quiero que acepte mi carta de renuncia, Victoria.

 

Aquella frase le tomó por sorpresa a Victoria, quien no había apartado su mirada del papeleo que yacía sobre su mesa desde que Hoseok interrumpió en su despacho con tal noticia.

 

—¿Y puedo saber el motivo, Hoseok? —dijo en un tono serio, mirándole atentamente a los ojos y alejándose de sus papeles para prestarle toda la atención posible mientras entrelazaba sus propias manos.

 

—Asuntos personales.

 

Victoria miró el sobre cerrado e impoluto situado a pocos centímetros de ella. Suspiró y se echó en la silla nuevamente, tomando una posición calmada y pensativa.

 

—Veo que no puedo inmiscuirme en dichos asuntos, pero he de decirte que no puedo aceptar tu decisión. Eres un trabajador excepcional, responsable y decidido. La empresa está diseñada para personas como tú, ¿entiendes? Te necesitamos. Necesitamos tus capacidades.

 

—Victoria. No me he hecho aún con el ambiente. No sé. Es incómodo para mí. Es una decisión irrevoc…

 

—¿No te das cuenta en cuan alto nivel estás ahora? Has sobrepasado a algunos de tus compañeros que llevan más de 3 años aquí, pero tienes razón, Hoseok—. Apoyó sus manos en la mesa para ponerse de pie y caminar hasta a su lado. —¿Qué te parece si... —acarició el hombro ajeno como signo de aliento y comprensión—...adelantamos los pocos cortos que te quedan y terminamos el contrato para la otra semana?

 

Hoseok sabía que Victoria era experta en el arte de persuadir a cualquier persona, desprendía ese encanto de madurez e inteligencia que cualquiera podía ser cautivado por sus encantos sensatos y así, ofrecerle otros caminos ante el problema. Dudaba. Su decisión perdurable tambaleaba, pero necesitaba mantenerse fuerte.

 

 

—No puedo estar aquí. Siento que ya no puedo ser tan útil como ahora. Estoy pasando por unos problemas personales graves por culpa de este trabajo.

 

—Lo entiendo, Hoseok. Tienes pocos cortos que realizar, pero sabes que el tiempo pasa demasiado rápido, y desde que llevas aquí, desde que apareciste por esa puerta ha pasado casi un mes. ¿Te lo puedes creer? ¿Qué te parece?

 

El aludido bajó la cabeza, apoyándose en la silla que se encontraba en frente. Si han pasado tres semanas, por una más, por siete días más no pasaría nada, ¿verdad?

 

 

—En una semana terminas de trabajar aquí, ganándote el sueldo completo y el plus de los cortos extras.

 

 

Tal como expresaba la morena parecía que no iba a resultar tan difícil como esperaba. Podría aguantar un poco más, terminar todo cuanto antes y desaparecer de ese mundo sin dejar un mínimo ápice de rastro suyo.

 

 

Suspiró.

 

 

—De acuerdo. Solo una semana, pero necesito terminar esos cortos.

 

—Está bien. —sonrió Victoria mientras daba dos palmadas a sus hombros antes de volver a su asiento buscando una carpeta entre el papeleo. Ojeó un par de hojas, encontrando de inmediato lo que buscaba. — Has podido optar por la opción más razonada y responsable. Justo hoy ha faltado un operador de cámara por asuntos personales. Te pondremos en su turno como sustitución, mientras que él trabajará en tu siguiente trabajo. ¿Te parece bien?

 

—Sí.

 

—Bien, eso es todo. Agradezco tu comprensión, Hoseok. De verdad que eres un trabajador estupendo y no es bueno dejar marchar a tal excepcional técnico.

 

 

Victoria conocía cómo tratar a sus trabajadores, lo intuía y cada vez estaba seguro que no era el único que recibía esas palabras de aliento. No obstante, Hoseok aceptaba su forma de ser con él.

 

Dejando su carta de renuncia y obteniendo las indicaciones para marchar a plató donde le esperaba Sujong ya preparada, se dirigió hacia la puerta y salió inmediatamente del despacho de su jefa. Esta, en cambio, terminó respirando hondo por lo acontecido. Hacía tanto que no sentía tanto nerviosismo por un tema, ni siquiera los acuerdos más complicados de llevar con sus socios le habían dejado así.

 

 

 

 

 

<<<<. . .>>>>

 

 

 

 

 

 

 

—Hola Hoseok. ¿Estás preparado?

 

«No»

 

Como de costumbre, Sujong ya estaba movilizándose sobre el set de grabación mientras sujetaba aquel cuaderno de guiones esenciales de las grabaciones que tenía programadas. Hoseok se marcharía de esa empresa sin entender cómo la chica podía guardar una actitud tan indiferente mientras hacía adecuadamente su trabajo sin importarle en absoluto lo que se cocía detrás de toda esa faceta superficial del mundo del porno, pero así era y parecía disfrutar de su profesión, aunque a veces tuviera esos ataques de nervios porque no se hallaba todo a la máxima perfección.

 

Se colocó los cascos y escuchó a otra persona que no era Minwoo. ¿Había faltado o acaso era su día libre? Saludó a la persona detrás de los auriculares, presentándose inmediatamente. Sabía que el resto de cámaras estaban escuchando la conversación pues los cascos de estos estaban conectados por igual a la señal de control, no obstante, ni a Hoseok ni a Taehyung le importó.

 

—Dejémonos de presentaciones, creo que nos conocemos de sobra, Hoseok.

 

—¿C-cómo? Espera… ¿¡Taehyung!? ¿¡Eres tú!?

 

El mismo. —dejó escapar una risa apenas perceptible y asintió. — Estoy sustituyendo a Minwoo que ha faltado hoy, pero ¿tú qué haces aquí? Hoy no te toca grabación.

 

—Lo sé. Victoria me adelantará el trabajo para terminar la próxima semana. Acabaré por fin el contrato y me iré de una vez.

 

—¿¡Cómo!? ¿Ya te vas? Pero, ¿por qué has decidido eso?

 

—Necesito seguir con la universidad, terminar algunos asuntos y responsabilizarme de otros. Pero antes necesito salir de esta industria.

 

 

Taehyung quiso preguntar sobre lo que acababa de decir, sin embargo, la voz de Sujong, dando el aviso del comienzo del rodaje interrumpió su plática.

 

 

—Si quieres hablamos cuando acabemos. Ahora urge más los planos que debes seguir. Estate atento a mis indicaciones.

 

—Sí, pero ¿quién aparecerá en el corto de h...?

 

Y ahí estaba.

 

Mierda. Mierda. Mierda.

 

No supo realmente cuando fue la última vez que le vio. Su rostro pálido, pero demacrado, escondido bajo esas capas de maquillaje y su cabello despeinado, ofreciendo una imagen sexy y descarada del actor. Portaba una larga bata rojiza de suave y fina seda que disimulaba el delgado y desnudo cuerpo del chico. Sus piernas eran adornadas por unas ligeras medias de encaje de color salmón que le llegaban hasta los muslos, conjuntando muy bien con su color de cabello. Un vestuario ostentoso para lo que solía vestir.

 

Pero sí. Era él. Era Suga totalmente irreconocible bajo ese aspecto lascivo y sumiso que cualquier persona le encantaría presenciar en directo.

 

Hoseok no estaba preparado para enfrentarse a Yoongi; ni en el estudio de grabación, ni en la calle, ni en los pasillos, ni en ningún lugar. No. No podía verle la cara después de lo que pasó con Woonyeok. No quería asumir la decepción del mayor al no haberse defendido con propiedad. Su esfuerzo en ocultarse ante la mirada de Yoongi estos días por preocupación se veía desplomándose ante sus ojos.  Por lo que, cuando Suga alzó su mirada tropezando descuidadamente con la propia, Hoseok volvió a divisar los botones de la cámara totalmente nervioso, evitándole rápidamente. Logró que el opuesto mostrase el ceño fruncido mientras se sentaba en la orilla de la cama. Percibía molestia en su mirada. ¿Acaso se había enfadado por haber desaparecido estos días sin avisar? ¿O simple preocupación? Hoseok no estaba seguro de que el chico sentía eso hacia él pues el tema de sus sentimientos por el camarógrafo eran un completo misterio. Inconscientemente, los impulsos de su corazón le confirmaban que sí, que Min Yoongi se había preocupado por él. Sin embargo, las heridas eran tan notorias que rechazaba la idea de que el mayor pudiera presenciar las contusiones por su estupidez de no haberse protegido adecuadamente. Tenía vergüenza de sí mismo. Yoongi no debía verle tan débil, como estuvo ese día. Se negaba plenamente. Tuvo miedo de su reacción, de sus pensamientos, por lo que agradeció el cuidado de Daniel en estos días, era un buen amigo y gracias a él sus heridas superficiales sanaron ágilmente. Estaba seguro que, sin él, podría haber acabado en el hospital, algo que no le convenía de cualquier manera.

 

Suspiró y siguió enfocando su cámara, practicando el zoom de los planos ensayados. No sabía lo que le esperaba, no había leído ni siquiera el guión, pero por la apariencia de Yoongi, le hacía pensar que la grabación de hoy se trataría algo fuera de lo común. ¿Por qué utilizaba medias que solo había visto puestas en mujeres? Quizás había gente que compraba ese tipo de material para su disfrute personal, pero Hoseok nunca lo había visto puesto en un hombre, era su primera vez y para su sorpresa era algo que no le incomodaba a la vista.

 

Tragó saliva.

 

Tras una puerta oculta del decorado, salieron dos hombres; uno que parecía rondar los cincuenta y seis años, ya maduro, y el otro —más joven—, semidesnudo, maquillados y peinados por igual, preparados para la grabación que estaba a punto de suceder. La mente de Hoseok no captaba del porqué había dos personas más aparte de Suga, supuso que no iban a salir todos, sino que lo grabarían por partes o que uno haría un papel y el otro solo aparecería para un momento en específico. Sin embargo, el hombre semidesnudo se apoyó en la orilla de la cama, capturó las muñecas de Suga quien se dejó hacer sin formular ni una sola palabra, y las levantó para unirlas en una cuerda y esta, a su vez, en el cabezal de la cama, quedándose finalmente a su lado, sin moverse.

 

Seguramente el chico más joven iba a hacer ese papel de sujetarle de esa manera, mientras el hombre haría el resto. Algo como una simple mamada como las anteriores que había grabado.

 

Tan iluso.

 

 

 

—¿Preparado? —cuestionó Taehyung con voz tranquila y listo para la voz de Sujong quien daría comienzo con la grabación.

 

—Creo que sí. Lo que no entiendo es porqué hay dos chicos.

 

—¿Cómo? ¿Acaso no sabes lo que es un trío?

 

 

«¿Un trío? Claro que lo sabía, pero… Ah. Claro. Un trío.»

 

 

—¡Prevenidos! … ¡Grabando! —exclamó Sujong con claridad rompiendo la conversación en susurros que tenían Hoseok y Taehyung. —¡Acción!

 

Y comenzó.

 

Comenzó el momento en el que el miembro más veterano, el trajeado, se desajustaba la corbata mientras llegaba a lo que era la habitación, donde se encontraba Suga atado e intentando escapar del fuerte agarre del otro muchacho. Su rostro era de total confusión fingida.

 

Hoseok tragó saliva nuevamente. No quería ver lo que estaba a punto de suceder. No quería ver a Yoongi de ese modo.

 

Sorprendentemente, era la primera vez que tendría que grabar con un reparto tan peculiar, pues nunca había visto a un hombre de esas características junto a Yoongi, que en este momento era Suga. No estaba preparado, no se sentía dispuesto a ver lo que harían ese par. No a Yoongi, no a él. No a la persona con la que había compartido tantos momentos y por el cual hace unos días había confesado a Taehyung los sentimientos que tenía por él, algo que iba en contra de sus principios. Aún dudaba, pero cada día estaba más seguro que Yoongi era otro tipo de persona que anhelaba proteger.

 

Pero, ahí se encontraba, maniatado, deseando que todo sucediera para volver a casa, darse una ducha de horas y tumbarse finalmente en el sofá, desconectando del mundo real. Eso era lo que percibía Hoseok en su mirada. Solo con esa mirada que mandaba al hombre, podrías confirmar los deseos del chico.

 

—¿Ya le has cogido? —cuestionó el hombre al tiempo que se quitaba la chaqueta y la tiraba en una esquina oscura de la habitación. Observó a Suga con cautela, mirándole de arriba a abajo, inspeccionando su obscena vestimenta con total diversión. Su mirada destilaba ese sentimiento amenazante, al igual que una fiera a punto de capturar, morder y devorar a su presa muerta de espanto. Curvó sus labios descaradamente sin apartar la mirada del ajeno y acabó gateando por la cama mientras se lamía los labios en un acto enfermizo, acercándose más y más a un Suga que empezaba a temblar conscientemente, dejando sus dotes de actor en tal escena. —Hoy he vuelto del trabajo cansado y por tanto debes hacerte responsable de mi sosiego, ¿hm?

 

Hoseok, plano medio de Suga. —avisó Taehyung en voz baja.

 

El nombrado ejerció aquel plano con esfuerzo pues la situación comenzaba a transformarse a una arriesgada. Algo le avisaba que no iba a acabar bien, que sería incómodo para él. Comenzaba a dudar sobre si podía presenciar aquello, pues todo era nuevo, totalmente de sorpresa. Culpa por no haberse leído el guión a tiempo.

 

Hoseok practicaba bien lo que le mandaban, en silencio y expectante, debatiéndose si podía presenciar aquello. La escena empezó a tornarse cada vez más sombría. No entendía cómo el hombre no podía dejar de tocar la lencería puesta de Suga, babeaba y cada vez la intensidad de sus instintos eran mayores y difíciles de controlar. Hoseok no podía ver a ese sujeto cerca de Yoongi, ensalivando como si estuviera en celo. El otro chico ya empezaba a acariciar los brazos sujetos de Suga mientras este último intentaba liberarse de esa presión dejando escapar quejidos de sus labios. ¿Qué tipo de grabación era esa?

 

—Cúbrele la jodida boca. —mandó quien no dejaba de palpar las medias de encaje del menor, besando y lamiendo el borde que daba con el muslo, haciéndose escuchar por todo el plató. Un ruido realmente repulsivo. —No quiero volver a escuchar esos gritos.

 

Tal como mandó, la segunda persona colocó una mordaza en cuyo centro yacía un agujero haciendo que sus labios se sujetasen, manteniéndose abiertos en forma de “O”. A Yoongi ese tipo de objetos le eran incómodos de soportar, sentía que su despedazada dignidad era una y mil veces manchada. Nadie notaba lo tan doloroso que era arrodillarse, dejarse llevar y cumplir con lo que te mandaban.

 

—Hoseok, cambia plano a uno general.

 

Pero Hoseok estaba sumido en aquella escena, tal fue su ensimismamiento que no escuchó la voz calmada de Taehyung. Yacía confuso, muy confuso por lo que estaba presenciando sus ojos. No comprendía esa forma de actuar de ambos chicos, impidiendo la libertad de movimiento y habla de Suga, ignorando esos chillidos de auxilio. Mientras el chico que le había colocado la mordaza mordía los pezones, el otro ya abría las piernas del moreno, mantenía aún esa mirada tan viciosa y corrompida que sentía el temor de Suga calar en su propio cuerpo. Ejercía cierta violencia que parecía que el impropio no se lo estaba pasando bien. ¿O era solo una actuación? Sabía que actuaba bien, pero ¿dónde estaba el límite entre lo que era la realidad y la ficción? Los gemidos de desesperación de Suga comenzaba a ser un sonido candente para el micrófono que colgaba sobre el escenario. ¿Qué estaba pasando? Esto no era un corto de porno normal a los que había grabado anteriormente con Suga como protagonista, ¿por qué aquí era diferente?

 

Y recordó.

 

Recordó el momento en el que Yoongi, sí el propio Yoongi se negaba a ser profanado y usado nuevamente, no obstante, no tenía de otra que aceptar su obligación, totalmente sumiso, pagando poco después las consecuencias en una calle olvidada de la gran avenida, antes de que Hoseok pudiera descubrir lo que ocurría, llegando a tiempo para socorrerle rápidamente. Ese día llevaba fuertes hematomas en la cadera. Nunca supo la causa de aquellas heridas, pero ahora podía imaginarse quién fue el responsable que las podría haber ocasionado.

 

Y ese día volvía ante sus ojos.

 

—Ven aquí, putita.

 

 

No.

 

Aborrecía ese trato, lo odiaba con toda el alma. Sus puños temblaron de la fuerza y presión ejercida haciendo más visibles los nudillos blancos. Hoseok comenzaba a perder la paciencia. No quería ver otra vez esa imagen de Yoongi queriendo escapar. Se negaba. No podía ver a Yoongi de esa manera. Ese Yoongi que tanto adoró, aquel Yoongi tranquilo tocando varias notas en su piano, aquel Yoongi que le besaba con dulzura en el momento que compartieron una de las mejores noches de sus vidas, el Yoongi que conoció en su casa, sonriéndole, riéndose, acariciándole con puro cariño y mimo. Aquel Yoongi que le aceptó, que le permitiera solo a él acceder a esa faceta segura y real de un Yoongi mostrando todo su corazón. Él no era aquel chico que describían los rumores, era diferente y no se merecía pasar por ese trato.

 

Sin embargo, todo ocurrió rápido, el hombre que se dedicó a ponerle la mordaza, cogió la cabeza del menor, guió su miembro ya despierto hacia esa boca abierta debido a la sujeción de las correas y sin escrúpulos le empezó a penetrar con fuerza haciendo que se ahogara con su propia saliva. El otro personaje, levantó las piernas de Suga hasta dejarlas sobre sus hombros, dio varios azotes a sus nalgas arrancando un grito ahogado por parte de este y continuó con su trabajo. Todo fue rudo y veloz, todo comenzó y prosiguió rápido. Hoseok dejó de escuchar a Taehyung, fue incapaz de ver el visor de su cámara, de pensar en la perfección de los planos que iba a realizar. Todo se oscureció mostrando solo esa brusca escena en el que uno de ellos comenzó a utilizar su propia correa para continuar los incontables azotes en aquella piel de porcelana y frágil de Suga que se teñía en rosado pasando a ser un rojo más intenso.

 

El menor solo se dejaba hacer, pues no podía detenerlo, sus muñecas temblaban de dolor por intentar liberarse, tanto que parecía que sus venas explotarían en cualquier momento de lo fuertemente sujetas que se hallaban. Sus gritos se perdían en el mar de estocadas que recibía por la intromisión del miembro del chico, al tiempo, que el hombre mayor se desnudaba dejando al descubierto su pene erecto. Aquella imagen no era recomendable de ver para Hoseok.

 

Suga era incapaz de retener su propia saliva pues se resbalaba continuamente, dejando charcos y charcos de esta sobre las pulcras sábanas arrugadas. El otro, sin embargo, no dejaba de atizarle sin pudor, sin notar que las marcas en la piel de Yoongi eran más que visibles, rojizas hasta tal punto de sangrar, guió su pene erecto a la entrada poco estimulada y entró con fuerza provocando un grito desgarrador en él. Yoongi quería respirar, pero no podía, su estómago bajaba y subía rápidamente, intentando disminuir la falta de oxígeno en sus pulmones, pero era inevitable. El hombre mayor, introdujo su miembro palpitante en la boca del chico, sin dejarle un momento de calma, capturó su cabeza con las dos manos con el fin de penetrar rudamente su boca ensalivada, ignorando el hecho de que el chico se estaba ahogando, sobrepasando su propio límite con las tantas arcadas que salían de su garganta. Mientras uno le penetraba sin dejar de castigarle de esa manera, el otro le obligaba a que se tragara todo su miembro.

 

Se podía ver que Suga empezaba a temblar, llegando a tener los ojos en blanco de lo agresivo que estaban siendo esos dos, emitía ese peculiar sonido de atragantamiento con su propia saliva y pene del hombre que no se detenía y hundía más su miembro en la cavidad caliente y empapada del actor.

 

Hoseok, Hoseok. ¿Estás ahí? —preguntó Taehyung.

 

 

Nadie respondía.

 

Hoseok estaba en shock, inmóvil y sin poder actuar pues el miedo y la impotencia de presenciar una violación extrema le cabreaba hasta tal punto que los recuerdos de aquella noche en la que Woonyeok se desquitó con él volaron nuevamente a su cabeza.

 

Nadie hablaba, solo reinaban los gemidos, los gritos ahogados y las palabras obscenas de ambos hombres hacia la autoestima del menor. Nadie era capaz de ver lo violento que resultaba aquella escena. Nadie, igual que aquella vez, era capaz de hacer algo por él y ese incómodo nudo en el estómago volvía a su garganta y con ello las náuseas.

 

Pero, de repente.

 

Todo se detuvo.

 

Su cámara continuó grabando un plano fijo aleatorio esta vez sin supervisión, puesto que el camarógrafo saltó al escenario, se acercó al hombre que parecía su padre y le propinó un fuerte puñetazo que le derrumbó fuera de la cama, soltando a un débil Yoongi que solo se dedicaba a tomar oxígeno desesperadamente. Totalmente fuera de sí, fue a por el otro chico dándole otro puñetazo que le dejó echado en la cama, retorciéndose de dolor.

 

Sus instintos de querer continuar dicha confrontación no cesaban, pero intentó controlarse, sin embargo, uno de ellos, le devolvió el golpe por defensa propia y con el fin de darle su merecido.

 

 

—¡CORTEN! Hoseok. ¡Hoseok! ¿¡Qué coño haces!?

 

 

El grito de Sujong hizo detener la grabación, uno de los actores tosía y se intentaba recomponer ante el golpe del moreno. Nunca, en su sano juicio había presenciado tal acto inmaduro mientras tenían una grabación, una grabación de solo una toma. Intentó incorporarse, pero se detuvo al ver que el chico moreno y el actor veterano comenzaban a propinarse varios golpes. De repente, llegó otra persona al plató, cogiendo rápidamente al joven que había perdido el control por completo.

 

 

—¡Suéltame, Taehyung! ¡SUÉLTAME! —bramó Hoseok enfurecido.

 

—¡Hoseok! ¡DETENTE!

 

 

 Las imágenes iban y venían de su mente. Imágenes tan violentas como vomitivas. Definitivamente, él no era amante de ese tipo de grabaciones que provocaban la violación, ni mucho menos en Yoongi.

 

Y una cosa se le vino a la cabeza.

 

Si Woonyeok le había pegado a Hoseok tan duramente ese día, a Yoongi, quién le había visto más veces, ¿qué le ha podido haber hecho anteriormente?

 

Él no solo tenía que aguantar estos cortos, sino también los maltratos y las injusticias que su cuerpo, moral y dignidad se exponían ante las peores personas que podían existir en este mundo.

 

Ya con solo ese pensamiento, Hoseok volvió a darle otro puñetazo al hombre antes de soltarse con rudeza del agarre de Taehyung.

 

—¡Hoseok! ¡Yoongi está...!

 

Cuando escuchó su nombre de los labios del castaño, se giró alarmante hacia el nombrado, encontrándose con el chico medio inconsciente sobre la cama. Su cuerpo completamente magullado, atizado y herido temblaba incontrolablemente de ansiedad.

 

—¡Yoongi! ¡YOONGI! —Fue hacia el chico, quien mantenía los ojos cerrados con fuerza y respiraba rápidamente.

 

No escuchaba.

 

Hoseok iba a llamar a emergencias pues nadie se encargaba de hacerlo, no obstante, Taehyung se le adelantó y avisó lo más rápido que pudo.

 

Sujong desde el plató, maldecía la existencia del camarógrafo, ya que había estropeado la escena y el arduo trabajo de todo el equipo.

 

Hoseok no se separaba de Yoongi, ni siquiera cuando los paramétricos le calmaron en el set de grabación. No podía separarse de él. No podía permitir ese trato hacia su alma y cuerpo. No cuando Yoongi no lo había decidido. Quería ayudarle a salir de ahí. De ese oscuro agujero que le tenía atrapado.

 

Paso por paso, intento por intento, lograría unir con su ayuda los pequeños y esparcidos trozos del alma de Yoongi.

 

Quería salvarle.

 

Quería que Min Yoongi continuase fuerte y sin ataduras.

 

Y lo conseguiría.

 

 

 

 

 

.

.

.

.

.

Continuará….


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).