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Las puertas que no deben abrirse, no pueden cerrarse por BocaDeSerpiente

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"El día a día de los niños…"

Harry acababa de quedarse solo en el cuarto, con una oportunidad para sentarse en el borde de la cama y ver qué tenía que hacer a continuación, ahora que Malfoy se dividía entre ir y volver del baño, arreglándose en una túnica oscura y recogiéndose el cabello que le llegaba por debajo de los hombros, y pasar por los cuartos de los niños para comprobar cómo iban. James decía ser lo bastante grande para vestirse solo; siguiendo su ejemplo, Cissy juraba que ellas dos podían ayudarse entre sí y hacerlo más rápido. Esto daba como resultados algunos quejidos que se oían por el pasillo, a que Malfoy caminase por ahí con colas de colores en las muñecas, para hacerle los peinados a sus hijas, y que James se hubiese parado en la puerta, con cara de remordimiento, a pedirle que le atase los zapatos, porque no le salía el 'conejito'.

Había buscado entre las instrucciones nada más se dio cuenta de que tenía que llevar un par de horas ahí, cuando empezó a preocuparse por lo que podía pasarles a los chicos en el Ministerio, sólo para descubrir que su miedo no tenía fundamento alguno.

El Harry adulto se aseguró de dejar una nota al respecto, en la sección de preguntas.

"Sin importar cuánto tiempo sientas que pasó aquí, vas a regresar a la sala del Departamento de Misterios, en el momento exacto en que te fuiste. No tendrás ningún cambio, ni nada de eso."

Bueno, era un alivio saber que mientras él estaba casado con Malfoy, nadie torturaba a Hermione por ser la única hija de muggles del grupo.

—Harry —Alzó la mirada, justo a tiempo para ver a Malfoy de pie, frente al espejo que estaba en el lado interno de las puertas del armario, acomodándose el cuello de la túnica. Este, a su vez, lo observaba a través del reflejo—, ¿qué es eso? Deberías estar vistiéndote, vas a llevar a los niños, ¿recuerdas?

Harry parpadeó. Mierda. Por muy retorcido que fuese todo allí, no se sentía capaz de dejar a los niños a la deriva si los ponía a su cuidado, aunque no tuviese idea de cómo tratar con esos tres, más allá de lo que ya hizo.

—¿A…a dónde los voy a llevar? —Preguntó, por si acaso, mientras que se ponía de pie, despacio. Malfoy frunció los labios.

—¿Estás bien?

—¿Por qué preguntas? —La respuesta fue demasiado rápida, brusca. Sintió ganas de golpearse la cabeza a sí mismo.

Lo observó negar.

—Olvídalo —Se giró al estar listo, señalándolo y luego el armario, y después el baño, en un claro patrón que sólo pudo interpretar como buscar ropa-ducha-vestirse—. Voy a estar con Cissy y Lily mientras terminas aquí.

Harry hizo ademán de apartarse cuando lo vio avanzar en su dirección, mas no lo consiguió; sus pies parecían clavados en ese punto, los músculos no respondieron. El Harry adulto, claro, no presentaría ninguna queja ante la cercanía. Malfoy le plantó un beso suave en los labios y salió sin miramientos, ajeno a que dejaba a alguien completamente desorientado en ese cuarto durante varios segundos.

Procuró ignorar el cosquilleo que le quedaba en la cara, y se desplazaba a su pecho y extremidades después. Se apresuró a moverse hacia el armario, recogió algo de ropa que supuso era suya -demasiado informal y muggle para Malfoy, aunque no tanto como la que solía usar en su propia época-, y se metió al baño, cerrando la puerta detrás de él. Presionó la espalda contra esta unos segundos, luego comenzó a deslizarse hacia abajo, hasta que quedó sentado, la ropa convertida en una pila a un lado y los papeles en su otra mano.

Empezó a buscar, hasta que dio con el que creía era el correcto.

"El día a día de los niños, como viste, comienza después del desayuno. Draco es el que los mantiene en orden cuando se arreglan, tú sólo tienes que ayudar en lo que él o ellos te pidan directamente. Si soy sincero, se me da mejor guiar a adultos que a mis hijos, en ese sentido.

Mis (tus) hijos reciben una educación mágica sangrepura con tintes muggles.

Sí, Harry, leíste bien. Draco Malfoy no sólo permitió a sus hijos conectarse al mundo muggle, sino que él mismo los llevó a conocerlo. No te creas que fue de un día para otro, fue resultado de muchas horas de platicar, insistencias de Hermione, razonamientos y alguna que otra discusión.

Draco es un pocionista. Suele trabajar en el laboratorio en casa, lo que nos deja mitad-mitad con los niños, pero si llegas a tener la mala suerte de que sea una mañana en que tiene que ir a la botica, te va a tocar llevar a los niños con Cisa. Harry, por lo que más quieras, trata bien a esa mujer. Ten en mente que, mientras estés aquí, es tu suegra y mucho más que eso.

Narcissa Malfoy es la maestra de las niñas. La cosa con los sangrepura es que ellos enseñan a sus hijos, o contratan a un tutor importante y reconocido que lo haga en su lugar. James, en este momento, tiene un tutor, porque su contenido está un poco más avanzado. Los tres tienen clases por las mañanas, un par de horas, en la Mansión Malfoy; está bastante cerca, te dejé instrucciones para llegar más abajo.

Normalmente, terminan para la hora del almuerzo, y es muy probable que Draco ya esté desocupado para entonces. Si hay algo que quieras hacer, es el momento; no va a confiar en que dejes a nuestros hijos con nadie más que su madre o Hermione, en un caso extremo.

Puedes regresar con los niños después de mediodía o dejar que se queden un rato allá. Tienen clases extra en la tarde, a eso de las tres, pero se las da Draco de a turnos y no es algo de lo que debas preocuparte (también te dejo información sobre eso más abajo, por si acaso).

Las lecciones muggle se las da Hermione, a los tres juntos, pero suelen ser los sábados en la casa Weasley-Granger.

Cuando hayan terminado sus lecciones, suelo jugar con ellos, leerles cuentos, ya sabes. James se sube a la escoba y tenemos barreras antimuggles por el Fidelius, así que tómate la libertad de entretenerlos y acompañarlos como quieras."

Harry tenía el ceño un poco fruncido cuando llegó al final de la cuartilla. Se levantó sin cuidado, distraído, y empezó a alistarse, al tiempo que pasaba las páginas, en busca de un detalle que se le escapaba.

¿Qué era lo que hacía él?

Tuvo que dejar el fajo de papeles sobre el lavabo al meterse a la ducha. Para el momento en que salió, secándose a medias y poniéndose la ropa en un constante movimiento por todo el cuarto de baño, los volvió a sostener, hasta dar con lo que buscaba.

"Sobre mi (nuestro) trabajo: puede que te sorprenda, pero llevo un tiempo desincorporado del cuerpo de Aurores. Me ofrecieron un puesto de Jefe si quería plantearme regresar, lo he discutido con Draco y se nos ocurrió que puedo volver cuando los niños estén un poco más grandes, quizás. De momento, reviso algunos casos con Hermione a veces, que está en Seguridad Mágica, y soy socio de Sortilegios Weasley, que sí, les resultó un éxito a los gemelos, por cierto."

¿Desincorporado?

Bueno, al menos tenía la seguridad de que, de algún modo, iba a pasar por los EXTASIS de Pociones -cuando era claro que Snape pretendía mantenerlo alejado de sus clases avanzadas-, y se graduaría de la Academia. No estaba mal. Saber que tenía un 'descanso' relativo, después de todo el ajetreo de su adolescencia, sonaba incluso prometedor.

Estaba preguntándose, de forma vaga, si es que tenía mucho tiempo libre, después de todo, con tres niños, y si no se aburriría de ser así, cuando pasó por un lado del espejo del baño, luchando con la camiseta para que le pasase por los hombros, y vio algo extraño. Se quedó quieto, parpadeó. Luego se dio la vuelta y giró la cabeza, para alcanzar su reflejo con la mirada.

Nunca sabría cómo logró contener un grito que alertaría a todos en la casa, sólo habría jurado que la voz se le atascó en la garganta y la capacidad de hilar las palabras, se perdió.

Reprimió un escalofrío al sentirse muy Alastor Moody.

Tenía casi toda la extensión de la espalda recubierta de una piel rugosa, de un color oscuro y extraño que le recordaba al cuero, y cicatrices pálidas que le atravesaban desde cualquier dirección, incluso cruzándose entre ellas en muchos casos. En un costado, notó, estaba una de ellas, irregular y enorme, que a menos que le fallase la vista -ahora que había descubierto y aceptado que ya no usaba lentes, sino que contaba con corrección mágica-, era un tipo de mordida.

De pronto, la idea de haber salido del cuerpo de Aurores, no sonaba a vacaciones indefinidas.

Quizás se quedó detallando las cicatrices por varios minutos, dándose vuelta frente al espejo, buscando más, o una explicación que no estaba ahí, acerca de por qué las tenía, de dónde provenían, cuándo fueron hechas. Ninguna dolía con el roce de la ropa, así que supuso que tampoco eran una novedad. Al terminar de vestirse, volvió a la sección de preguntas y respuestas.

"Sobre la espalda, más que nada: tenía pensado pedirte que no la vieras para evitarte un shock o algo, pero luego recordé que si alguien me hubiese dicho que no viera mi espalda a tu edad (e incluso ahora), habría sido lo primero que haría, así que lo dejé estar. Hace unos tres años, Ron, tú y dos novatos Aurores, fueron asignados a un caso de un mago oscuro que se había vuelto loco, como de costumbre, y disfrutaba de entrenar criaturas mágicas en secreto. Lo único que puedo decir, después de pensar mucho en no alterar tanto tu futuro, es que amaba tanto a los dragones como Hagrid, no tenían un equipo de ayuda del Departamento de Regulación y Control de Criaturas mágicas, y no tenías una escoba para repetir el truco del cuarto año.

Un compañero murió, Ron y yo estuvimos en San Mungo por meses, no sabes lo difícil que es quitar los rastros de un dragón del sistema, las quemaduras, la mordedura, incluso un zarpazo.

Draco estuvo al borde de una crisis nerviosa, a tal punto que Narcissa tuvo que llevarse a los niños a la Mansión Malfoy unos días, porque él se negaba a dejar el hospital. Esto es un secreto que todos nuestros allegados conocen: Hermione y él entraron al Ministerio, hicieron acuerdos, engatusaron, creo que llegaron a amenazar a varios (Draco, más bien), para que el criminal fuese capturado más rápido, y los sacaron a Ron y a ti del cuerpo de Aurores. Es una decisión temporal y reversible, Harry, y ellos lo han dejado en nuestras manos todo este tiempo, pero mientras Ron ayuda de vez en cuando y se toma unos meses de descanso luego, yo no me he sentido capaz de ir a una misión propiamente dicha y no creo que lo haga pronto.

Soy tú, pero he aprendido mucho estos años, y no me importa que sepas que estuve aterrorizado ese día y los meses posteriores. Pero nada fue peor que Cissy y Lily llorando en los pasillos de San Mungo, y la vocecita de James preguntándole por mí a todos los que veía cerca. Si todavía no lo entiendes, no tardarás en descubrir que no hay nada fascinante, como lo pintan, en ser un héroe, cuando ese es el precio."

Bajó las páginas despacio y tragó en seco. Era-

No era lo que se esperaba.

Harry no estaba seguro de cómo se sentía, o se debía sentir, mientras doblaba el fajo y se lo metía en un bolsillo. El cuarto seguía vacío cuando salió del baño, así que, aun aturdido y guiado por las palabras de Malfoy, salió y caminó hacia el cuarto de las niñas. Los murmullos de sus voces se escuchaban desde el pasillo, una risa, un chillido.

No estaba seguro de la gran mayoría de las cosas, pero de cierto modo, sólo fue pararse bajo el umbral de la puerta y comprender lo que debía llevar al Harry adulto a tomarse un descanso indefinido.

Malfoy estaba sentado en una de las camas, con todo y la túnica elegante desparramada a su alrededor en un manto de tela, mientras le trenzaba el cabello a Cissy, en una maniobra casi admirable, porque James, a su lado, tenía la cabeza apoyada en su hombro y le sujetaba un brazo, y no paraba de asentir y contestarle a Lily, que ya vestida y con dos colas altas, hablaba sin pausa y daba giros y saltos por el resto de la habitación. La emoción cálida que lo llenó desde el pecho, tal vez, no le era tan ajena en esa ocasión.

La menor de las niñas corrió hacia él en cuanto se percató de su presencia, a lo que Harry, o el cuerpo en que estaba, mejor dicho, reaccionó agachándose para recibirla con los brazos abiertos, y cargarla en cuanto se enderezó. Ella le pasó los brazos alrededor del cuello, movía mucho la cabeza, para hacer notar su peinado, al preguntarle:

—Papi, ¿sabías que las mariposas tienen escamas como los dragones?

Él arqueó las cejas, podía sentir la sonrisa involuntaria que afloraba en su expresión.

—No lo sé, ¿en serio? —Lily le dio un rápido vistazo a Malfoy, que desde su posición, asintió, como si fuese una comprobación, y después ella se volvió hacia Harry y lo hizo también.

—¡Sí, escamas! Es porque…

Y comenzó otra historia larga, en la que no se daba una pausa. Harry se preguntó si la sensación de que podía escucharla todo el día, le pertenecía a su versión adulta o sería propia.


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