Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Momentos KakaGai / GaiKaka por InuKidGakupo

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Kakashi suspira para tratar de calmarse un poco. Apenas funciona, su corazón late demasiado rápido y el ruido comienza a volverse molesto contra sus oídos.


Su mano juega con la manija unos momentos. La mueve un poco a la derecha, luego, de regreso a la izquierda con la misma velocidad y la misma fuerza.


El papel entre su mano suelta se arruga y algunas letras se han batido un poco a causa del sudor. Genial. Piensa y rueda los ojos, sus dedos se aprietan contra la manija nuevamente antes de volver a parar.


¿Qué tal difícil puede ser? se había repetido constantemente. Solo es una estúpida pregunta. Se dice a sí mismo, por supuesto, sabe que la pregunta es mucho, mucho, más que eso en realidad.


Lleva pensándolo demasiado tiempo, más de lo que debió haberlo pensando ciertamente, pero cuando Kakashi estaba a punto de hacer la propuesta las palabras se le atoraban en la garganta y una sensación dolorosa se extendía sobre su abdomen hasta hacerlo parar.


Hubiera sido difícil decirlo la primera vez de todos modos, el término de la guerra estaba encima y había sido nombrado Hokage recientemente. Cualquier cosa sonaba complicada y las personas estaban adaptándose al mundo nuevo, lleno de ausencias tanto como rebosante de paz.


Pero ahora no había pretextos, no había más trabas, no había obstáculos y Kakashi debía poner todas las demás cosas abajo, tenía que darle el lugar que quería darle a Gai.


La idea fue espontánea. Fue un golpe de orgullo o una tontería que disfrazó como gratitud absurda antes de que las palabras se salieran como una alarmante confesión de su propia boca.


Kakashi se siente molesto unos momentos, molesto por todas las consideraciones que tiene Gai para con él y lo hacen preguntarse porque razón de todas Gai se lanzaría una y otra vez delante de él que no fuera más allá de la idea simple de que se trata de Gai. Kakashi cree que hay algo más. Quiere creer que hay algo más.


Entonces tomó la decisión como si fuera nada. En la vida las decisiones difíciles debían tomarse a la ligera, a la primera, no podía detenerse a considerar cualquier cosa al respecto porque sin duda sabía que terminaría por acobardarse y se lanzaría un paso atrás.


Pero Kakashi es una persona diferente ahora, o al menos eso se dice a sí mismo mientras se contempla al espejo todas las mañanas y mirándose fijamente lo afirma.


Ya no era momento de escapar.


Fue entonces que lo tomó como un hecho que debería de realizarse a la proximidad.


Quiero vivir con Gai.


Es una idea simple a primera instancia, cuando la mira por encima trae los beneficios egoístas que lo harían encogerse de hombros y seguir su camino como si no significara nada más allá.


Por supuesto, las pequeñas cosas como la vivienda y el aseo son cosas que Kakashi nunca dirá en voz alta y sus comodidades en compañía se apagan cuando la razón verdadera la hace sentir un cosquilleo cálido sobre sus mejillas.


Quiero vivir con Gai.


Las palabras son un pequeño nudo que se atora  en algún lado de su cuerpo. Detrás de su máscara, la quijada de Kakashi se contrae y sus manos tiemblan a sus costados.


Ante su mente las cosas se repiten como una tortuosa recapitulación.


La forma en la que Kakashi buscaba exhaustivamente a Gai todos los días, la manera en la que se miran, la forma en la que se hablan, en la que de alguna manera se complementaban.


No es como si fuera...piensa solo para interrumpirse él mismo. Por alguna razón sintió su rostro ponerse rojo ante su afirmación.


En realidad, lo era. El papel arrugado en su mano izquierda lo confirmaba y se dio un momento para volverlo a mirar.


Es el folleto de una casa. Para cualquiera, un trozo inútil de basura. Pero Kakashi lo sostiene como si fuera un objeto santo y lo retuerce en contra de su pecho unos momentos para desenvolverlo.


No existe nada apresurado en este mundo, se convence, porque en realidad hay una voz que le dice que ha demorado lo suficiente, que es algo que debió haber sucedido hacía mucho tiempo atrás y que los años ahora lo obligan a avanzar.


No se estaban haciendo más jóvenes, después de todo, y sin un atisbo de vacilación Kakashi había ido hasta ese lugar.


No, ahora no era un folleto nada más. La compra fue inmediata, apresurada. En la intimidad de su rostro sonrió y suspiró cuando le dieron los últimos papeles a firmar.


La chica lo miró con las cejas enarcadas y una sonrisa un tanto extraña salió de su expresión.


— No sabía que el Hokage estaba con alguien — su voz fue melosa, la coquetería sobre su boca se repartió como miel y se saboreó los labios.


— No lo estoy — Kakshi gruñón y se apartó.


Comenzaba a sentir un poco de náuseas cuando la chica se retiró avergonzada y Kakashi se quedó de pie en el centro de la habitación para dos.


En realidad, no lo estoy. Reflexionó. Pero la idea no lo tranquilizó. Ese hecho en realidad lo angustió.


Sus pasos fueron directos entonces. Todo estaba listo para la mudanza y solo quedaba llevar hasta ese lugar a Gai, decirle la verdad.


Ahora Kakashi lo duda. Su mano tiembla más de lo que había pensado y todas las palabras que había ensayado camino a su departamento son lejanas ahora, demasiado distantes como para mantener en su cabeza y poderlas manifestar.


Traga ruidosamente. Las luces bajo la puerta se han hecho fuertes y casi puede escuchar el sonido de la silla de ruedas de Gai.


No hay más tiempo, se dice, mueve la puerta y con paso decidido cruza el pasillo a gran velocidad.


Cuando llega a la cocina lo encuentra en la mesa. Hasta ese momento nota que no se ha quitado el calzado y por unos instantes baila un poco sobre la madera antes de aparentar indiferencia al respecto.


No seas un cobarde, le dice su mente, su mano se mueve y hace amago de azotarse en la mesa, las palabras "ven a vivir conmigo" cuelgan en su lengua más como una orden que como una posibilidad que quiere soltar.


— Ah, Kakashi — Gai lo saluda amablemente, su sonrisa destellando lo hace temblar y Kakashi se traga sus palabras apenas lo mira.


No seas cobarde. Se repite y talla sus pies en sus pantorrillas como un pequeño niño tímido y nervioso. Su calzado queda a mitad de la cocina antes de que pueda acercarse lo suficiente a su lugar.


— Hay comida en la nevera — Gai señala y levanta la mano. Su dedo ondea un momento en el aire antes de recargarse una vez más en su lugar.


Kakashi se queda estático un momento. Un leve escozor de ofensa con esa línea lo hace sentir un pequeño ladrón que solo sabía llegar a su casa a atacar su nevera. Es cierto después de todo, se da cuenta, pero pasa de largo y toma asiento en la silla sobrante en la mesa. Al final, esa silla estaba exclusivamente para él en ese lugar.


— Gai — su voz es un hilo delgado, Kakashi se reprende a sí mismo pero su lengua pesada se vuelve a tensar — Yo... — el sonido de su mentira en su cabeza lo detiene.


No más pretextos, no más "pasaba por aquí y vine a saludar".


Kakashi va al grano entonces. Sus manos se deslizan en la mesa y por un momento parece tener el valor de tomar las de Gai. Por supuesto, es solo un instante tonto de valentía, Kakashi está faroleando para sí mismo y apenas sus dedos se encuentran cerca se deslizan de regreso a su regazo en cuanto sus ojos se encuentran.


— En realidad, estaba pensando... — comienza solo para negar para sí mismo. El folleto en su mano ahora solo luce como una bola de papel arrugado.


Gai le hace un favor entonces. Sus pequeños ojos se apartan de él y sus manos se arrastran hasta sujetar su silla y balancearse a un lado para tomar un par de vasos de la mesa contigua. Él espera que siga hablando, por supuesto, su atención se dirige al gorgoteo del agua y sus cejas se enarcan para indicarle a Kakashi que quiere escuchar.


Kakashi solo entrecierra los ojos. Sus dedos se aferran más al papel e inútilmente trata de aplastarse el cerebro para pensar en lo que tiene que decir, en la forma en la que se lo dirá, en la forma en la que de alguna manera sucederá.


— Yo, compré una casa — suelta, Gai lo mira con sorpresa y su rostro vuelve a él con aquel brillo intenso de admiración.


— Eso es genial, Kakashi, ahora que eres el Hokage es muy bueno para ti — sus palabras acompañan el movimiento de sus manos. En un instante frente a él están los vasos y le regala un pulgar.


Kakashi asiente y Gai sonríe. ¿Por qué siempre sonríe? Gai se mueve totalmente de vuelta y, al menos parece para Kakashi, su mirada lo escruta y parece dispuesto a juzgarlo, sus ojos como un extraño rayo de luz sobre él.


— Sí, bueno — Kakashi asiente para sí mismo, su mano se balancea en la posibilidad de tomar el agua delante de él — Pensaba que quizá podríamos, ya sabes... vivir juntos — sus palabras brotan, Kakashi siente un vuelco en su estómago tan repentino que lo hace temblar.


— ¿Juntos? — Gai pregunta y lo mira. Le cuesta unos momentos a Kakashi darse cuenta que no es la reacción que espera de Gai.


— Sí, yo...


— ¿Es así de grande entonces?— Gai suspira y se ríe, parece feliz por él y un orgullo raro brilla en el fondo de sus ojos — ¡Debes tener mucho espacio extra! ¿Cuántas habitaciones son entonces?


Kakashi siente un dolor agudo en el pecho con eso. Gai no lo está entendiendo. Sus manos tiemblan y todo el orgullo que había sentido sobre sí mismo se viene abajo con aquella actitud desorientada y fastidiosamente inocente de Gai.


— En realidad… — Kakashi alarga las palabras, era molesto tener que explicar más y aquella sensación vuelve a tener un efecto sobre su garganta — En realidad no es por el espacio.


Aparentemente sorprendido por sus palabras Gai lo mira y ladea el rostro a un lado. Kakashi espera que lo entienda, espera que no haga falta decir nada más porque se siente lo suficientemente avergonzado y quiere pensar que incluso Gai es capaz de notar el tono arrebolado y lo agitado de su respiración.


Algo parece cruzar el rostro de Gai entonces. Es un segundo en donde abre los ojos grandes y luego los encoge. Kakashi toma aire dispuesto a suspirar, dispuesto a asentir a sus palabras y a admitir todo, a tomar su mano, a afirmarlo, a bajar su máscara y entonces…


— Ya entiendo — Gai murmura y sus ojos se afilan — Es entonces que quieres dividir los gastos a la mitad, ¿no? — Bueno, ¡maldita sea!


Kakashi niega y sus dientes castañean. Él mira a Gai acariciarse la barbilla mientras suelta un montón de cosas sobre lo grandioso que será mantenerse cerca de su rival y poder mantener más desafíos mientras se arreglan en un lugar convenientemente más grande para los dos.


No está seguro de cómo se siente al respecto de todo eso y de alguna forma logra suspirar con fuerza antes de que el valor se mezcle con la exasperación.


— En realidad — Kakashi se aclara la garganta y se inclina al frente. Su mano se azota en la mesa y el papel un poco arrugado queda puesto como la última carta a tratar —. Esta es la casa, Gai.


El secretismo en sus palabras se baña de su insinuación. Su voz es gruesa, casi sensual. La seriedad de su rostro rompe la escena y por un momento Gai luce preocupado antes de que tenga el valor de sostener el papel entre sus manos.


La casa es segura para ambos, linda, amplia, cumplía con todas las cosas que le harían falta a una persona en la condición de Gai. No había nada de qué preocuparse al respecto de eso, lo había pensado todo, lo había soñado todo, el jardín lleno de girasoles no era otra cosa sino un pequeño regalo casi demasiado romántico para variar.


Pero no es eso lo que Kakashi pretende que Gai vea. Son las fotografías impresas, es la descripción que marca el pie de la página principal.


Una sola habitación con una cama. Se lee. Una cama doble, una cama matrimonial.


Gai parpadea sobre la hoja. Kakashi sigue el hilo de sus ojos y entiende que la lee una y otra vez. Luego, le da la vuelta, como si buscara más cosas, como si no comprendiera, como si en algún momento la obviedad fuera a cambiar.


Entonces sus ojos se levantan. Su rostro parece inmutable y sus labios forman una línea poco común en él.


— Kakashi… — Gai murmura, su tono se ha hecho grueso y sus manos balancean sobre la mesa el folleto —. Entonces…


Kakashi finalmente toma aire. Asiente y sus ojos se llenan de lágrimas, su mano se mueve sobre la mesa mientras todo el miedo se arrastra hacia a algún lugar. Pero entonces, Gai continúa y en su rostro se forma una sonrisa distraída.


— Entonces será como cuando éramos niños, ¿no? ¡Dormiremos juntos como en una de esas locas pijamadas de los jóvenes! — su risa resuena, sus puños golpeando suavemente la mesa — ¡Qué vigorizante idea, Kakashi! — la felicidad de Gai al respecto parece demasiado real ahora. Sin embargo, no es lo que Kakashi deseaba al respecto — No esperaría nada más de mi eterno rival, ¡el dúo de mejores amigos!


Kakashi se estremece con esas palabras. Es doloroso, una sensación de hundimiento en el estómago lo hace doblarse al frente y una sensación de humillación le inunda la cabeza.


Desde afuera, Kakashi escucha el sonido del pueblo haciéndose un eco como el rasgueo lejano de las olas. Luego, todo silencio en el fondo. La habitación se queda sin voz.


— Sí — asiente tristemente. Es tarde, se ha acobardado nuevamente.


Gai festeja ese hecho y dice aceptar antes de comenzar a enlistar todas las cosas que debería meter a sus maletas.


No es sino la esperanza floja en la cabeza de Kakashi lo que lo hace mantenerse en su lugar en la mesa.


Quizá, cuando se encontraran acostados en la misma cama bajo el mismo techo cada noche, Kakashi tendrá el valor de aclararlo, quizá incluso será igual de reciproco, igual de espontáneo.


Aunque, tal vez, a esa punto ya ni siquiera importaba en realidad.


Después de todo, tendrían mucho tiempo juntos para explicar.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).