12. Anillos de promesa
—Mello no te vayas. —Near lo sigue por la habitación mientras va de un lado a otro, tomando cosas y aventándolas a la mochila abierta que está sobre la cama.
—No soporto un minuto más acá. —Responde, notablemente molesto luego de haber discutido con Roger en la tarde. El orfanato siempre le dio una sensación extraña, la cual se volvió más grande conforme creció. Es obvio que lo único que les importa es formar niños superdotados y él no resiste más tanta presión.
—¿Ni siquiera por mí?
Al escuchar eso Mihael se detiene y destensa los hombros, acto seguido da media vuelta, encontrándose con unos enormes ojos grises llorosos.
—Tú sabes que en mis planes siempre ha estado irme. —Le acaricia las mejillas con los pulgares, limpiándole un par de lágrimas.
—Sí, pero...
—Lo único para lo que nos quieren es para que algún día sustituyamos a L, ni siquiera seremos reconocidos por nuestros propios nombres.
Nate sorbe por la nariz, intentando calmarse mientras se talla los ojos con las mangas blancas de su pijama. Él nunca ha estado en contra de ser uno más en la lista de sucesores, pero entiende a Mello, es solo que daría lo que fuera por retenerlo al menos un minuto más.
—Entonces llévame contigo.
—No... —Mello menea la cabeza despacio, luciendo aterrado ante esa posibilidad— Hace poco cumpliste diecisiete, no eres mayor de edad...
—¡Tú tampoco eres mayor de edad! —Espeta antes que una mano le cubra la boca.
—¡Sssssh! No hagas tanto ruido. —Debido a la hora, todos en el orfanato deben estar durmiendo—. Además yo los cumpliré en dos meses.
Sabe que no tiene lógica lo que acaba de decirle, el estar a pocos meses no cambia el hecho que sigue siendo menor de edad. El único que lo acompaña es Matt, es algo de lo que han hablado por mucho tiempo, pero no tiene idea de lo que les espera allá afuera y no quiere exponer a su Near a ningún peligro.
—Llévame contigo. —Solloza el más bajito luego de unos segundos, rodeándolo con los brazos y aferrándose con fuerza.
Mello lo abraza con la misma intensidad, sabe que luego de esta noche no volverá a verlo por un tiempo.
—No puedo... —Murmura besándole la frente. Aunque odie ese orfanato, la serenidad y la inteligencia de Nate lo hacen fuerte, por lo que está seguro que estará bien.
El de cabello blanco rompe en llanto cuando Mihael se aleja de él, haciéndole saber que es hora de despedirse.
—No llores... —Le habla suave para calmarlo mientras le limpia las mejillas, Nate no suele ser emocional, por lo que verlo así lo está destrozando.
—¿Ya... Ya no te veré?
—¿De qué hablas? —Sonríe de lado— Volveré por ti.
Nate parpadea confundido, tallándose los ojos como si eso le fuera a ayudar a comprender lo que acaba de escuchar.
—¿Acaso creíste que esto era un adiós? —Agrega Mello ante el asombro del otro.
Camina hacia la mochila que tiene en la cama y de uno de los compartimentos saca una caja. Near mira curioso lo que el rubio trae en su mano.
—Es uno para cada uno —explica el rubio tras abrir la caja, la cual contiene dos sortijas—. Son nuestros anillos de promesa. Yo prometo volver por ti y tú prometes esperarme. —Continúa mientras lo toma de la mano para proceder a colocárselo.
—¿Cuándo...? —Murmura perplejo, viendo absorto el delgado anillo plateado.
—Todas las noches dale una vuelta completa al anillo alrededor de tu dedo, cuando lo hayas girado trescientas veinticinco veces búscame desde tu ventana —le susurra a unos centímetros de sus labios—. Esto es un hasta luego, Nate.
El aludido cierra los ojos cuando el otro acorta la distancia por completo, recibiendo con sus labios un beso pausado y lleno de necesidad.
—Debo irme... —Susurra Mello tras haberse alejado un poco.
Nate lo ve caminar hacia la cama y cerrar la mochila, de nuevo lo invaden las ganas de llorar, pero se contiene.
—¿Desconectaste las alarmas? —Cuestiona Mihael tras colgarse la mochila y dirigirse a la ventana.
Solo asiente con la cabeza, incapaz de decir una palabra, se despiden una vez más mientras Mello está sentado sobre el alféizar. Matt lo espera abajo entre unos arbustos. Luego de eso los ve correr en la oscuridad del patio sin que ninguna alarma se active hasta llegar al portón ornamental, donde desaparecen tras cruzarlo.
Near se muerde los labios con fuerza, como si eso fuera a evitar que su corazón se le haga añicos. Se retira el anillo despacio, el cual brilla bajo la luz de la luna, quiere verlo y sentir que Mello todavía está ahí con él. Es entonces que se percata que hay algo escrito en su interior y al acercarlo puede leer lo que dice: 24/08.
La promesa de Mello representada con una sola fecha, su cumpleaños, que llegará tras girar el anillo trescientas veinticinco veces. Ese día que cumpla dieciocho años volverá por él y podrán estar juntos de nuevo.