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Fugitivos III: La razón por diidi1897

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Notas del capitulo:

¡Hola! Muchas gracias por continuar <3

 

AVISO: Primero vayan a leer el capítulo especial de Johann para que en éste capítulo no se encuentren con algunos spoilers y para que entiendan algunas situaciones que se mencionan aquí.

 

 

Narra Daniel

“Piso 26. La última puerta del pasillo”

“No tardes”

Releí los mensajes que Sean me había enviado para estar seguro de que iba por buen camino y de que no me había perdido en la inmensidad del hospital. Aún no podía creer que me encontrara de regreso, por voluntad propia, en el lugar que años atrás juré jamás volver a querer pisar.

No podía evitar sentirme tenso.

El hospital tenía una vibra tan parecida a la de los laboratorios que me resultaba complicado caminar entre los pasillos sin que cada tanto volteara para verificar que nadie me estuviera siguiendo. Mis ojos se habían quedado con la costumbre de ver hacia las esquinas para buscar las cámaras de seguridad; y si bien el hospital contaba con una que otra cámara, la diferencia era abismal en comparación con la cantidad de cámaras que había en los laboratorios.

Las paredes, piso y techo blancos del hospital tampoco ayudaban en nada. Lo único bueno del lugar era que abundaban las plantas grandes con su respectiva maceta color café en cada pasillo.

Tuve que agitar un poco mi cabeza para que mis pensamientos se dispersaran. Ya llevaba mucho tiempo que no pensaba en los laboratorios y no porque me encontrara en un lugar con características similares, quería decir que debía volver a obsesionarme con el tema.

Ya había sido suficiente.

Caminé en línea recta estando en el piso 26 y me tomó menos de dos minutos llegar a la última puerta. Toqué tres veces y escuché un adelante desde el interior. Giré el pomo y decidí asomarme hacia el interior antes de hacer otro movimiento.

Lo primero que me encontré fue con Sean sentado frente a un escritorio

-Daniel-escuché la voz de Iván y de inmediato lo busqué con la mirada. Lo encontré cerca de la ventana de su oficina con una taza entre sus manos-No te quedes ahí, pasa-me invitó y di un paso hacia el interior-¡Pero mírate muchacho!-exclamó con asombro. Cerré la puerta a mis espaldas e Iván dejó su taza sobre su escritorio para acercarse a mí-¡Estás irreconocible!-colocó sus manos sobre mis hombros y, justo como Johann hizo, también me examinó-Es como James dijo. Parece que tú y Sean fueron intercambiados por una mejor versión-

Volteé a ver a Sean para intentar encontrar una explicación a lo que Iván decía, pero él elevó ambos hombros mientras negaba

-Sí, somos la nueva versión-le di la razón a pesar de que se me hizo extraño el comentario. Le sonreí

-Me alegro de ver que el tiempo hizo su trabajo-me dio un par de palmadas en la espalda y después me invitó a tomar asiento junto a Sean.

Ambos quedamos frente a Iván, quien ocupó su lugar detrás de su escritorio

-No puedo creer que estén frente a mí-entrelazó sus manos sobre su escritorio y nos observó con atención-¿Cuándo regresaron? Emil no me dijo nada-

-Hace una semana-Sean respondió-No estábamos seguros de cuando íbamos a regresar. Emil se enteró solo unos días antes-Iván asintió

-Bueno. Sea como haya sido. Me alegro de que estén de regreso-dijo y volteó a verme-Es una gran sorpresa volver a verlos. Se ven sanos y contentos-se recargó en el respaldo de su silla-Las cosas por aquí no han cambiado, pero ustedes definitivamente sí-asintió varias veces y volteó a verme-Sean me dijo que fuiste a ver a Johann ¿Lo encontraste? Estamos en fechas de entrega de reportes y está muy atareado. Todos lo estamos-

-Sí, platicamos un poco-asentí-Le pedí su número para que estemos en contacto-Iván sonrió y elevó una ceja

-Entonces ya formas parte de la sociedad-dijo y supuse que, como también Lucy, Tom y Johann mencionaron, era increíble el hecho de que yo contara con un celular

-Solo un poco. No me gusta recibir llamadas-expliqué

-Te entiendo. A mí tampoco me gusta contestar el teléfono-lo observé con sorpresa. Entonces… ¿Mi regla no era algo extraño? ¿Había más personas que pensaban lo mismo que yo? Al parecer sí, e Iván era uno de ellos-Solo tengo el celular porque soy responsable de éste hospital y porque a veces se requiere de respuestas rápidas-me sonrió y le sonreí

-Iván-Sean lo llamó y él le prestó atención-¿Qué me estabas diciendo antes de que Daniel llegara?-primero vi a Sean y después a Iván. Él se aclaró la garganta

-Antes de que llegaras, le decía a Sean que hoy no tengo mucho tiempo para platicar con ustedes. Estamos un poco atareados con el trabajo administrativo del hospital. Hacemos reuniones cada semana para intentar resolver los retos que se nos están presentando a diario-suspiró-Quiero platicar un poco más con ustedes y llegaste justo cuando los estaba invitando el próximo domingo para ir a comer a mi casa. Desde que le platiqué a mi esposa sobre ustedes, no deja de decirme que quiere conocerlos-

-¿Tienes esposa?-no pude evitar preguntarlo porque, en verdad, no me esperaba esa revelación. Iván empezó a reír a carcajadas

-Sé que me veo como un bulldog callejero, pero sí. Estoy casado-Sean sonrió e Iván soltó otra carcajada. Yo intenté sonreír, pero no pude evitar hacer una mueca porque mi atención se centró en su rostro.

Mis ojos lo examinaron.

Parecía que Iván seguía siendo el mismo, pero ahora relucían una que otra arruga en los extremos de sus ojos. Consideraba que sus canas no habían incrementado en cantidad y las bolsas bajo sus ojos tenían las mismas dimensiones que recordaba.

Y no era como si Iván fuera muy expresivo, siempre me dio la impresión de que la mayoría del tiempo se veía enojado, pero ahora sonreía. Nos sonreía a Sean y a mí. Y por eso sus arrugas y bolsas se notaban más.

También, sus cicatrices continuaban ahí.

Eran notorias. Mucho.

Se estiraban o encogían de acuerdo a las expresiones faciales que hacía.

Observé hacia mis manos que se encontraban entrelazadas sobre mi regazo. En una esquina de la parte superior de mi muñeca se podía ver, apenas un poco, una pequeña cicatriz. Esa pequeña cicatriz que se veía no se comparaba a las que tenía en la parte de abajo.

Iván no podía esconder las suyas como yo lo hacía con las mías gracias a las playeras de manga larga que utilizaba dentro de casa cuando no estaba usando mis sudaderas o chamarras para el exterior. El clima era mi aliado porque si no, no sabría cómo esconderlas cuando el clima estuviese caluroso.

¿Cómo lo hacía Iván?

¿No tenía espejos en su casa o los evitaba?

¿Cómo podía seguir, así, como si nada?

¿Se le olvidaba que las cicatrices estaban en su rostro, a la vista de todos?

¿O simplemente ignoraba esa realidad?

Porque sus cicatrices estaban ahí. Eran evidentes. No pasaban desapercibidas.

Suspiré levemente.

Por su carácter y su forma de ser, de seguro Iván nunca recibiría una mueca de asco o algún comentario despectivo sobre cómo se veía. Y si alguien se atrevía a ofenderlo, seguro no saldría bien librado.

Iván tenía un carácter fuerte.

Lo recordaba como alguien que se daba a respetar. Su sola presencia imponía seguridad.

Incluso podía hacer bromas sobre su aspecto y parecía que eso no le afectaba.

Aun así y con sus cicatrices… ¿Tenía a alguien a su lado?

¿Cómo sería esa persona?

¿También tendría cicatrices en alguna parte de su cuerpo y por eso estaba con Iván?

¿Por eso esa persona se había fijado en Iván? ¿Porque compartían cicatrices?

-Mi esposa insiste en que quiere conocerlos-negó levemente-Ya la soporté con lo mismo durante años y no pienso soportarla más-suspiró-Por eso los estoy invitando a comer a mi casa el próximo domingo-

Caí en cuenta de algo cuando repitió la fecha

-¿El próximo domingo?-pregunté

-¿Tienen algo que hacer?-Sean y yo volteamos a vernos

-No-dije

-Sí-dijo Sean-Tenemos una cita con una persona que va a mostrarnos un apartamento-explicó sin dejar de verme y después apartó su mirada para hablar hacia Iván-Estamos buscando un lugar donde vivir-

-Ah, entiendo. Creí que estaban viviendo en la misma casa que compraste hace tiempo-

-Lucy y James viven ahí junto a su hijo y Tomás-Sean explicó-Daniel y yo buscamos otro lugar-

-Bueno, entonces continúen con sus planes. La fecha se puede cambiar para el último domingo del mes. Si ya soporté a mi esposa tres años, creo que podré soportarla 2 semanas más-sonreí por sus palabras.

Los tres no pudimos seguir platicando porque una enfermera llegó en busca de Iván para pedirle unas firmas. Él nos despidió sin antes recordarnos la comida en su casa.

Después, Sean y yo nos marchamos

-¿Por qué su esposa querrá conocernos?-pregunté justo cuando subíamos al elevador

-No lo sé-dijo Sean-Pero también quiero conocerla. Es de admirar que alguien conviva con Iván todos los días ¿no te parece?-me reí al darme cuenta de que Sean pensaba lo mismo que yo.

Asentí

-Creo que sí-

Salimos del hospital y me percaté de que la lluvia ya se había detenido, pero seguía haciendo frío. Guardé mis manos en los bolsillos de mi chamarra y ambos caminamos en silencio rumbo al auto.

____________________________________________________________________________ 

-¿Y Sean?-Claudio preguntó y lo observé con extrañeza

-Él no fue con nosotros-aclaré

-No, claro que no. Ni lo menciones. Hubiera sido el fin del mundo-

-¿Eh? ¿Porqué? -

-Olvídalo-negó levemente-Me refiero a qué fue lo que te dijo Sean cuando se enteró que ibas a salir con el enfermero-

-Ah…-hice memoria-Nada. No dijo nada. Solo que cuando regresé, Tom dijo algo de que Sean parecía león enjaulado, pero no le entendí-Claudio empezó a reírse

-Demonios. Me hubiera encantado estar ahí para verlo retorcerse en su propia bilis y burlarme-

-¿Su propia bilis?-

-Nada, nada. No me hagas caso-le restó importancia al asunto con un movimiento de su mano-Mejor, sígueme contando ¿Qué hicieron en su cita?-

-No fue una cita-repetí por tercera vez

-Bueno, ¿Qué hicieron en su salida de “amigos”?-hizo comillas en el aire y le di una mirada de advertencia. Claudio se rió-Ya, ya. No te enojes. Tal vez si el enfermero supiera que tienes la mecha corta se lo pensaría dos veces en intentar algo contigo-negué levemente

-No tengo la mecha corta. Tú me la cortas con tus comentarios sin sentido-le reclamé y Claudio se carcajeó

-Me gusta verte enojado. Es divertido-negué levemente y suspiré.

Tal y como no lo hacíamos desde hace más de un mes, Claudio y yo nos encontrábamos haciendo una videollamada. Por una parte, había estado emocionado de hacerla porque así podíamos hablar mejor. Era casi como si estuviéramos en la misma habitación; además de que no tenía que estar sosteniendo el teléfono y mis manos podían hacer otras cosas mientras platicábamos.

Por otra parte, no soportaba al burlón de Claudio. Por teléfono parecía que se controlaba más, pero en videollamada era todo lo contrario. Hacía chistes y, normalmente, era él quien reía más a costa mía.

No quería ni pensar en cómo sería cuando estuviéramos frente a frente

-¿Entonces? ¿Qué hicieron en su salida de amigos?-repitió, pero ahora sin hacer las comillas en la palabra amigo

-Solo visitamos el centro de la ciudad y fuimos a una cafetería-aseguré-Después dimos un pequeño paseo por un parque y al final me trajo a casa-

Nuestras videollamadas siempre trataban sobre lo que había hecho el otro durante la semana o el mes, dependiendo de cuánto tardáramos en ponernos en contacto. Y ésta, no era una excepción.

Me encontraba poniendo al corriente a Claudio sobre mi salida con Johann que había sido hace exactamente una semana. Era martes y el día por fin estaba soleado después de días seguidos con ligeras lloviznas

-¿Te gustó salir con él? te ves contento-Claudio recargó una de sus mejillas en su puño y me prestó atención

-Sí. Me divertí y creo que también me relajé. Me gustó saber de él-también me puse más cómodo y recargué mis antebrazos sobre el escritorio-Aproveché para darle las gracias por haberme cuidado tiempo atrás-mordí mi labio inferior para evitar decirle que también le había pedido una disculpa por el incidente con el porta suero.

No era como si tuviera algo de malo que Claudio y los demás lo supieran, pero quería mantenerlo en secreto. Entre menos personas supieran del incidente, menos tendría que dar explicaciones. También, así podría dejar más rápido el pasado a donde pertenecía. En el pasado.

Tal y como Emil había dicho. Ese asunto solo nos involucraba a Johann y a mí. A nadie más.

Escuché que Claudio suspiraba

-Recuerdo que Johann era muy amable-sonrió al recordar algo-Por eso Maxim le puso el apodo de “enfermero amable”-le sonreí.

Sí. Johann era muy amable.

No tenía ningún mal recuerdo con él. Siempre fue bueno conmigo. Me trató bien y en verdad se preocupó por mi salud

-¿Sabes? Johann me agradó desde que empezó a darme algunos de los postres que sirven en el hospital sin que fuera un paciente. Maxim solo era un envidioso quejumbroso. Ni siquiera me agradeció el haberlo estado cuidando después de su cirugía-

-¿Cirugía? ¿Cuál cirugía?-Claudio guardó silencio. Sus cejas se fruncieron y tuve la impresión de que se puso nervioso. Balbuceó un par de veces

-Una que se hizo cuando…-sus cejas se fruncieron y pasó sus manos por sus cabellos

-Cuando…-incité a que continuara con su historia

-Cuando salió lastimado por una de sus misiones-negó levemente-Ya sabes. Se mete en muchos problemas-asentí, pero aún me quedó la duda

-¿De qué fue la cirugía?-

-No recuerdo muy bien, pero perdió un trozo de piel-explicó y no pude evitar hacer una mueca. El tema de la piel era complicado para mí. Si alguien mencionaba piel o herida e inclusive crema corporal, no podía evitar pensar en mis propias cicatrices. Abundaban en mi espalda, cabeza y las de mis muñecas. Me era imposible olvidarlas porque de ellas muchas veces dependía la ropa que compraba al igual que las cremas corporales porque debían tener un cuidado especial si quería que desaparecieran un poco

-Fue hace años ¿verdad?-

-Sí. Ahora creo que ni se acuerda de eso-elevó ambos hombros y asentí.

Tenía más preguntas porque no me quedaba del todo claro el asunto, pero decidí dar fin al tema a pesar de que tuve la impresión de que Claudio se puso nervioso, aunque no encontré nada extraño en lo que me decía.

Gracias a él sabía sobre los trabajos o misiones que Maxim hacía junto a Heinz. A Heinz aún no lo conocía, pero Claudio también me había platicado una que otra cosa sobre él y sentía que lo conocía lo suficiente. Sabía que Maxim y Heinz eran amigos de Sean y que por ahora se encontraban haciendo algunos trabajos para su laboratorio; tal y como Sean hizo tiempo atrás.

El asunto de las misiones fue la mentira que Maxim le dijo a Claudio. Yo continuaba sin verle problema alguno, pero Claudio no opinaba lo mismo

-¿Estás en tu casa?-pregunté al ver un fondo diferente con el que ya estaba acostumbrado. Ahora se veía una pared azul y no una blanca

-Sí, pero estoy en la sala. Tengo la ventana abierta porque estamos a más de 30°-elevó ambas cejas y exhaló

-¿Es mucho calor?-subí una de mis piernas a la silla y recargué mi barbilla sobre mi rodilla

-No…-sus ojos vacilaron-Ya estoy acostumbrado, pero creo que a ti y a todos los habitantes de Múnich les daría un golpe de calor con solo caminar un par de cuadras-sonrió-Ese suéter que traes puesto querrás tirarlo por alguna parte donde no puedas verlo-observé hacia mi suéter rojo y me abracé a mí mismo

-Aquí hace frío-expliqué-Incluso traigo puestos mis calcetines-elevé una de mis piernas y le mostré mis calcetines negros. Moví mis dedos frente a la cámara y Claudio rió

-Si vienes en verano, te aseguro que vas a querer andar desnudo todo el tiempo. Ni siquiera vas a soportar tener puestos tus calcetines-

-No exageres-me reí-Tú traes puesta una playera-mencioné mientras señalaba hacia la pantalla con mi vista en su prenda de ropa

-¡No exagero!-aseguró-Traigo puesta una playera de tirantes para que no me veas sin playera y creas que soy un pervertido, pero abajo no tengo nada. Lo juro o… ¿Quieres ver?-insinuó mientras noté que tomaba su cámara y lo detuve

-¡No! Te creo, te creo-cubrí mis ojos con mis manos-Te creo, te creo-repetí y escuché su risa

-Ya, no voy a mostrarte nada a menos de que así lo quieras-poco a poco descubrí mi vista y me percaté de que todo estaba en orden.

Suspiré.

Claudio siempre conseguía asustarme o ponerme nervioso con sus insinuaciones sexuales. Eran insinuaciones que antes no entendía, ni siquiera captaba, pero ahora gracias a él poco a poco iba descubriendo ese otro lado de las bromas que existían entre amigos

-Yo no tengo ningún problema en andar así por mi casa y tampoco lo tendré si decides andar desnudo por la calle, pero podríamos llamar la atención de las personas-volví a reír-Tal vez recibas uno que otro silbido o unas cuantas propuestas indecentes-elevó ambas cejas con picardía y negué ante su nueva broma. Escuché que exhalaba-Para evitar que seas un exhibicionista, vendrás a visitarme cuando el calor no esté tan intenso. La mejor época es en otoño. Aún hace calor, siempre hace calor, pero es menos y las corrientes de aire podrán ayudarte a soportarlo-asentí a sus palabras, pero no supe qué decir porque, sin quererlo, el tema de mis cicatrices salía a relucir.

El asunto de mi futura visita a Positano era algo que empezamos platicando con emoción. Me emocionaba la idea de subirme a un avión para viajar hacia el lugar donde Claudio vivía y me emocionaba aún más la idea cuando él no paraba de hablar sobre los lugares que visitaríamos juntos. Pero conforme fui escuchando sus comentarios sobre que el intenso calor de Positano provocaba que la ropa fuera insoportable, no tenía ni idea de cómo iba a ocultar las marcas de mi piel.

El solo hecho de pensar que tenía que andar en la calle con ellas a la vista…negué levemente. No iba a poder. Era imposible.

Por eso mi visita a Positano parecía ser un sueño tan lejano que...

-Dany-Claudio me llamó y le presté atención. Él se acercó a su cámara lo suficiente para que sus hombros salieran del cuadro-No te preocupes. La invitación está abierta hasta cuando estés listo-me sonrió y le devolví la sonrisa

-Gracias-dije.

Por supuesto que Claudio sabía sobre mi inseguridad.

Cuando se lo platiqué él también quiso ver las cicatrices, pero me negué y lo comprendió al instante, así como Johann.

Y se los agradecía

-Pasemos a otros temas-suspiró-¿Tú en dónde estás? No recuerdo esa parte de la casa-

-En el estudio de Sean-fue mi turno de tomar la computadora entre mis manos y de deslizarme sobre la silla giratoria que estaba utilizando para mostrarle un poco del estudio

-Ah, ya recuerdo. ¿Y estás solo?-regresé la computadora al escritorio

-No. Tom y Sean están en la sala jugando videojuegos-Claudio elevó ambas cejas

-¿Sean y Tom están jugando?-asentí-¿Y no has ido a ver que los juegos no sean de estrangulamiento o algo así que ponga en peligro sus vidas?-me reí-Creo que Tom no debería quedarse a solas con Sean-negó levemente y sonrió por su propia broma

-Están jugando con la consola Wii-aclaré y Claudio hizo una mueca

-Me parece extraño que Sean juegue videojuegos. Aún no sé qué Sean me da más miedo, el asocial y misterioso o el que parece que no rompe ni un plato-sus dedos se movieron para simular que sostenía algo delicado entre ellos

-Tom se sorprendió cuando Sean aceptó jugar con él. Primero me invitó a mí, pero le dije que iba a llamarte y le propuse que invitara a Sean-Claudio suspiró

-Sinceramente, espero que el juego termine en golpes-negué levemente-Por cierto ¿Qué te dijo el chismoso de Tom cuando se enteró que ibas a salir con el enfermero?-me quejé

-Ni lo menciones. Cuando se enteró, empezó a molestarme. Estuvo peor que tú porque me hizo muchas preguntas y me dijo cosas como que los traía locos a todos y que tenía de dónde elegir. Lucy intentó callarlo, pero también terminó preguntándome-Claudio se carcajeó y aplaudió de la emoción-No es gracioso, fue molesto-

Cuando Claudio se calmó, continuó

-Creo que Johann es una mejor opción que Sean. Por lo que me platicaste de él, se me hace alguien tranquilo y trabajador-apuntó hacia su propio pecho-Mi mamá querría a alguien así para mí y no a los idiotas como Maxim que me encuentro ¿Por qué no intentas algo con él y botas a Sean? Podría estar interesado en ti-

-¿Intentar algo con Johann? ¡Él fue mi enfermero!-reclamé-Él vio cosas en mí que no quiero recordar-cubrí mi rostro con ambas manos-Me vio en mis peores momentos…-

De solo acordarme que Johann me vio volver el estómago varias veces, comportarme de una manera que no me gustaba recordar y aunque todas mis acciones tenían un porqué, al tratarse de Johann me hacía sentir cierta cantidad de vergüenza que me impedía verlo de la manera que Claudio mencionaba.

Ni siquiera se me había pasado por la cabeza esa posibilidad.

Tal vez ahora no me atrevería a verlo a la cara

-¿Y Sean no?-las palabras de Claudio me dejaron en blanco

-¿Qué?-

-Sean también te ha visto en “tus peores momentos” Si no puedes con eso, ¿No sería mejor buscarte a alguien que no conozca tu historial médico?-mi boca se abrió y se cerró un par de veces sin soltar ni una sola palabra

-Sean es diferente-aseguré

-¿Qué lo hace diferente?-se cruzó de brazos y aparté mi mirada de la pantalla

-Es… es diferente-repetí

-Pero dime, qué lo hace diferente-exigió y nada llegó a mi cabeza

-Claudio, no lo sé. Solo sé que es diferente-

En verdad no me importaba que Sean supiera todo de mí porque…

-Me alegro por Sean-aplaudió-Ahora tiene otra excusa perfecta además de Melissa. Tuvo mucha suerte porque Johann es un buen candidato para ti-

-¿Candidato? ¿A qué te refieres?-

-Es lo que no te expliqué la otra vez-me acomodé sobre la silla y le presté atención-El plan de Sean es que conozcas y salgas con varias personas para que tengas más opciones y a él lo dejes en paz-sonreí sin ganas y negué levemente

 

-No creo que ese sea su plan-me crucé de brazos-Ni siquiera creo que Sean tenga un plan como ese-¿En qué se basaba Claudio para sacar esas conclusiones?

-Dany, será mejor que bajes a Sean de ese pedestal que tú solito le creaste-el rostro de Claudio dejó de lado las sonrisas y las bromas-Puede que ahora esté más “tranquilo” y parezca una persona más agradable, pero sigue siendo el mismo. Es muy inteligente y no sé qué más tenga en mente, pero lo que sí puedo asegurarte es que no será algo que te haga daño de unas maneras, pero sí de otras-elevó ambas cejas

-Claudio…-levantó una mano para pedirme silencio

-Sé que tienes muchas ganas de experimentar un romance por culpa de esas películas de amor que te gustan, pero ¿Por qué te aferras a Sean? Hay más peces allá afuera en éste mar llamado vida. Pudiste haberlo intentado con Melissa, ¡esa chica se enamoró de ti en cuanto te vio!- me removí inquieto sobre la silla

-Shhh, no grites-pedí mientras veía hacia la puerta del estudio. No quería que Sean y Tom lo escucharan.

Claudio bufó y pensé que, en un futuro, tal vez iba a ser buena idea guardarme algunas cosas solo para mí y no platicarle todo a Claudio. Él sabía todo lo que había pasado con Melissa. Absolutamente todo. No solo sabía lo que les había platicado a Lucy y a Tom.

Inclusive, Claudio sabía más que Sean

-Me gustaría que Sean se enterara para que deje de estar de indiferente y de confianzudo-se cruzó de brazos

-No le digas nada-rogué-Sean no debe saberlo-

-Ni que él fuera policía y tu hubieras cometido un delito-negó levemente-Delito era el que Melissa quería cometer-su rostro serio pasó a liberar unas cuantas sonrisas, pero mis hombros continuaron tensos

-Claudio, hablo en serio. Nunca vayas a decírselo a Sean-

-Ya, ya. Te lo prometí desde hace tiempo ¿no?-elevó ambas cejas y ambos nos observamos. Él apartó su mirada y suspiró-Mira Dany, por eso espero que te apresures en venir a verme. Cuando estés aquí me aseguraré de presentarte a personas que podrían interesarte y te aseguro que ellos no van a estar satisfechos con salidas tranquilas como ir a cafeterías o pasear por los parques o…-

-No lo digas-pedí y él sonrió

-Si quieres que ésta boca se quede callada, ven a visitarme-condicionó

-Pero... mis cicatrices…-negué levemente mientras mi mano izquierda sostenía mi muñeca derecha

-Lo sé, lo sé, lo sé-volvió a mostrarme la palma de su mano y guardé silencio-Pero ¿Eso qué? Dany, eres muy guapo. Y sé que vas a encontrar a una persona que te quiera por cómo eres por dentro y por fuera y no le va a importar tus cicatrices. A Melissa no le importaban-

-Porque no lo sabía-obvié

-Como sea, deja de pensar que solo Sean va a quererte con todo y lo que hay detrás de ti-

Suspiré. No le respondí

-Bien, tengo que irme-dijo-Ya sé que ésta conversación la vas a olvidar en cuanto Sean pase frente a ti, pero no me voy a cansar de repetírtelo hasta que se te meta en esa cabeza dura que tienes-sonreí sin muchas ganas-Cuídate. Nos vemos-

Ambos nos despedimos y, cuando la pantalla de la computadora se volvió negra, observé mi reflejo en ella. Volví a suspirar.

Me quedé en silencio y no pasó mucho tiempo para que, casi en automático, una de mis manos se moviera hacia la manga de mi suéter para descubrir un poco la zona. El principio de esa cicatriz salió a la luz, pero no soporté verla ni de reojo.

De inmediato, volví a cubrírmela.

De no ser por ellas… de no ser por esas marcas que quedaban en mi cuerpo, avanzar sería más sencillo. Pero no podía porque verlas cada día me hacían recordar todo; me hacían recordar los días que quería dejar atrás.

Y eso era imposible porque no había día que no pensara en ellas.

A veces, cuando paseaba por las calles de Zúrich, de la nada sentía que mis cicatrices ardían. Ellas mismas se encargaban de recordarme que estaban ahí, debajo de mi ropa. Si no era ardor, entonces era una picazón insoportable que provocaba interrumpir mi paseo porque debía regresar a casa para untarme mis cremas especiales.

Me levanté de la silla y me acerqué a la ventana que había en el estudio. Corrí un poco la cortina para asomarme hacia el exterior. Di varios vistazos al vecindario; vi de aquí para allá durante algunos minutos hasta que volví a suspirar y de nuevo tomé asiento en la silla giratoria.

El tema lo había platicado muchas veces con Emil. Era un tema que apenas tenía meses de haber salido a relucir. De no ser por esa mirada y esas palabras de esa persona que ni siquiera conocía… tal vez hubiera aceptado mis marcas con más facilidad. Tal vez iba a ser cuestión de tiempo para que las considerara como parte de mí, porque lo eran. Pero, aunque lo sabía, mi cabeza no quería comprenderlo.

Esa mirada y esas palabras crearon otra marca dentro de mí que, día a día, no dejaba de nutrirse. Y aunque era una marca invisible, la que menos se veía de todas, era la que más me dolía. Y ese dolor era tanto que contaminaba al resto de mis marcas externas.

Mis cicatrices estaban relacionadas directamente con mis traumas. Eran el resultado y un recuerdo permanente de todo lo que pasé. Si a lo largo del día mi mente se encontraba demasiado ocupada hasta el grado de hacerme olvidar mis traumas, cuando mis dedos o mi mirada se encontraban accidentalmente con las cicatrices, los recuerdos regresaban de golpe.

Y ese golpe venía acompañado de una sensación de vértigo y asco.

Emil me había propuesto varias técnicas entre las que estaban el tocar mis cicatrices. Debía tocar mis propias marcas para que me familiarizara con ellas. Tocarlas me permitiría conocer sus bordes, su profundidad, su extensión… pero no podía tocarla si no era para untar la crema que se suponía me ayudaría en disminuir su tamaño o hacerla menos visible.

Nada funcionaba.

Yo no podía dar ese paso.

Y si ni yo mismo podía verlas porque me daban asco ¿Qué esperaba del resto de las personas? De seguro vomitarían frente a mí con solo verlas.

Tal vez ni siquiera Melissa iba a ser una excepción como Claudio quería hacerme creer.

Negué levemente.

Recargué mi codo sobre el reposabrazos de la silla y mi puño sostuvo mi mejilla.

Por eso… por eso quería escuchar a Iván. Necesitaba escuchar lo que sea que tuviera que decirme.

Aprovecharía el domingo que iba a ir a su casa para conseguir un tiempo a solas con él. Quería saber cómo es que había conseguido seguir con su vida pese a que las cicatrices estaban en su rostro ¡En su rostro!

¡A simple vista de todo mundo!

¿Cómo ignoraba las miradas?

¿A caso nunca había escuchado algún comentario? Y si sí, ¿Cómo había conseguido ignorarlo y seguir adelante?

¿Cómo?

Notas finales:

Lamento hacer confusa la publicación del capítulo especial de Johann, pero bueno jajaja.

Espero que les haya gustado el capítulo.

Nos leemos.


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