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Vamos a probar... por DoraLaExploradora

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Notas del capitulo:

Este es el primer cap ^^
 Espero que os guste :3

Espectador.


 


Era una mañana soleada en la ciudad de Seúl, dos muchachos estaban en la cama abrazados y durmiendo plácidamente. El mayor de pelo negro, con dientes de ratón, nariz alargada, piel perfecta... Vamos un perfecto Ulzzang. Se despertó a causa de los rayos de sol que se asomaban por la ventana de la habitación. Miró a su lado y vio un muchacho algo más pequeño que él, rodeando su cadera con ambos brazos y desnudo totalmente. Empezó a recorrer con la mirada el cuerpo del menor, la sábana sólo tapaba un parte muy pequeña de su cuerpo, es decir, su entrepierna lo demás estaba todo destapado. Sus ojos viajaron desde esa carita de niño que tenía, hasta sus pies; se fijó que era muy guapo, sus bariz algo respingona y redondita, sus labios carnosos y de color cereza que incitaban a probarlos, sus ojos algo grandes pero sin dejar de ser rasgados los tapaban unos hermosos párpados. Su mirada bajó más y vio que su piel era blanca y pálida cómo la nieve, parecía de porcelana, su torso, no tenía ni la pizca de músculo pero aún así era apetecible, sus piernas eran muy largas, demasiado para su edad, eran perfectas, largas y blancas...


Sonrió tontamente al recordar lo que había ocurrido aquella noche. Le acarició el cuello con suavidad y fue hasta su nuca, de su nuca bajando haciendo figuras sin sentido por toda su espalda, acercó lentamente sus labios hasta los contrarios y los besó con muchísima ternura.


 


-Buenos días, cariño.-dijo dulcemente el mayor al ver cómo el muchacho de su lado se despertaba.


 


-Mm... Buenos días, mi cielo.- dijo con la voz ronca el más pequeño.


 


-¿Vamos a desayunar?- dijo con voz melosa el chico de pelo negro.


 


-No, prefiero desayunarte a ti.- dijo ya más despierto el menor.


 


-Zelo, no seas vago, levantate.- reía el mayor mientras abrazaba al menor por la cintura.


 


-Him Chan, pero es verdad.- Zelo hizo un puchero y se acurrucó en su pecho.


 


-Entre que ahora estás con el pelo así que pareces más niño y ahora con el puchero, es que me dan ganas de comerte.-rió leve el mayor. (N/A: Cuando dice lo del pelo, es el estilo que lleva en la presentación de “Crash”.)


 


-¿Yo? Con lo dominante que soy.- reía divertido el menor.


 


-Tu trasero no decía lo mismo anoche.- el mayor alzó una ceja y se fue apegando más al pequeño con una sonrisa socarrona.


 


-Aish, amor, y tú bien que lo disfrutabas...- esta vez Zelo le devolvió la sonrisa del mismo modo mientras con su mano izquierda tomaba su miembro con firmeza.


 


-No juegues con fuego...-susurró cerca de los labios del menor Him Chan.


 


-Hyung, no vale, yo estoy totalmente desnudo y tú llevas bóxer.- hizo un puchero Jun Hong pero que luego le dio una fuerte mordida en los labios a su amante. Con la mano que tenía sobre el miembro del mayor empezó a bajar aquella molesta prenda, una vez dejó el miembro del mayor libre empezó a masturbarlo con suavidad para que se despertase.- ¿Qué pasa si juego con fuego, hyung?- preguntó fingiendo inocencia el pequeño maknae.


 


-Pues, que te quemarás.- sonrió de manera socarrona el mayor mientras empezaba a besar aquel niño que le volvía loco sólo con hacer un par de movimientos.


Se fue recostando poco a poco sobre el maknae que correspondía aquel beso que ya había empezado siendo profundo y sobretodo húmedo. El miembro del mayor ya se erguía orgulloso sobre la mano de Jun Hong. La mano del mayor se fue hasta el muslo del menor y lo tomó con firmeza, lo levantó un poco, así poniendo la pierna en su propia cadera. Ambos todavía estaban tapados por esa fina y blanca sábana, aunque sólo tapaba las partes medianas de ambos muchachos. Him Chan, se apoyó sobre su propio codo para poder recostarse mejor sobre su amante.


Las manos de Zelo, tampoco se quedaban atrás, al igual que su lengua, esa lengua traviesa que exploraba sin ningún pudor la boca de su perfecto comandante. Sus manos viajaban por todo el blanquecino pecho de Him Chan, luego subían hasta su cuello y bajaban hasta su espalda para poder tocarla, aunque sin querer lo hacía con algo de desesperación. En la boca del mayor se había desatado una batalla de lenguas, en la cual la gandora fue la de Him Chan, en cuanto mordió un poco la lengua de Zelo, que sin querer y ante tal acto gimió de manera suave. Para el mayor eso fue la gota que colmó el vaso y con algo de brutalidad abrió las piernas del menor para poder ponerse entre ellas. Sus labios dejaron en paz los labios, ya rojizos e hinchados de Zelo para poder besar con hambre ese lechoso cuello. En cuanto ambos se acomodaron mejor y sus miembros sin querer se rozaron, un gemido de placer salió de sus pequeñas bocas; el del comandante en el cuello de Zelo y el de Zelo en el aire. Los dos muchachos empezaron a mover sus caderas de manera ritmica, sincronizándose. La boca traviesa de Him Chan, bajó hasta un pezón del menor para poder atraparlo entre sus labios y poder rodearlo con su lengua, aquello ya le sacaba unos cuantos suspiros a Jun Hong, pero cuando aquellos dientes de ratón atraparon sin mucha piedad ese botoncito rosa, el gemido de Zelo fue tan embriagador y tan sensual para Him Chan, que con su otra mano empezó a retorcer y a pillizcar el otro pezón de su pequeño amante.


Las manos de Zelo, ya no sabían donde ir, acariciaban todo lo que podían, de vez en cuando agarraba un puñado de sábana en sus manos. No sabía cómo aquel hombre con cara de ratón podía ponerle tanto, pero poco le importaba en aquel instante. Sus ojos se abrieron y su espalda de arqueó al notar cómo la boca apresaba su pene de golpe, sus manos se aferraba con tanta fuerza a las sábanas que juraba que cómo siguiese así las rompía.


 


-Him... Him... Ahm...- el pequeño ya no era capaz de decir ni siquiera una frase con coherencia. La lengua del SU comandante rodeaba todo su glande sin ningún pudor, los dientes de conejo de vez en cuando se raspaban obre ese falo ya muy duro y grande de su pequeño.


Su cabeza aumentó el ritmo de tal manera que llegó a ser uno de frénetico, de las veces que se lo metía entero en la boca, algunas chocaban contra su garganta haciendo que su niño gimiera por el placer y por todas las sensaciones que su amante creaban en él. Unas cuantas embestidas dentro de esa boquita de ratón y se corrió sin poder evitarlo, ni avisar, jadeaba con los ojos cerrados y dejando de apretar las sábanas en sus manos.


Cuando reguló su respiración y abrió los ojos, se encontró con un Him Chan que lo miraba con toda la lujuria del mundo y relamiendose los labios para limpiar todo el semen de su boca.


 


-Hyung, yo también tengo hambre.- dijo con inocencia el menor mientras se levantaba y gateaba hasta el lugar en el que se encontraba el mayor. Éste se arrodilló y dejó a la vista ese majestuoso miembro que tenía.


 


-Pues, come.- sonrió de manera lasciva y se automasturbaba un poquito para incitar al menor. Zelo fue gateando cómo si fuese un gato hasta colocarse enfrente del miembro del su amante. Lo tomó con una mano y empezó a bombearlo con suavidad mientras miraba a los ojos al pelinegro.


La lengua de Jun Hong, lamió todo el tronco del mayor, desde la base, hasta la punta, la cual una vez llegó le dio una pequeña mordida. Him Chan gruñía por la pequeña tortura que le daba ese maknae. Cuando se lo metió por fin en la boca, el mayor se relamió los labios de una manera tan sensual que al pequeño Jun Hong, le encantó. La mano del Him Chan se enredó en los cabellos del robot sin mucha delicadeza, empezó a embestir aquella boquita que tanto le gustaba con ferozidad. A veces, algunas lágrimas salian de los ojos de Jun Hong, pero no lágrimas de tristeza o de dolor, no, sino lágrimas de que a veces el mayor se la metía tan al fondo que se atragantaba. Estuvieron unos minutos así, Zelo regalándole placer oral a su amante y Him Chan follando la boca de Zelo.


Cuando el mayor se corrió, se corrió con tanta abundancia y con un gemido tan alto pero a la vez sensual que, el semen se escapaba de la comisura de los labios de Zelo. Le dio un beso profundo y Jun Hong le pasó todo su semen a su propia boca. Volteó al maknae de manera que su culo quedara enfrente suyo. Escupió todo el semen en la entrada del menor y metió tres dedos de golpe. Por suerte, la noche anterior lo hicieron y el menor todavía no estaba lo suficiente contraído cómo para que le doliese. Empezó a mover los dedos con mucha rápidez dentro de ese culo tan estrecho. Todas las veces que entraba, le daba en ese punto que lo hacía delirar y gritar como una gata en celo.


 


-Eso... ¡Grita! Grita cómo una puta sólo para mi.- decía lascivamente el mayor en el oído de Zelo. Éste se automasturbaba.


 


-Más... ¡AH! ¡Más, Him Chan- gritaba Zelo totalmente nublado por el placer.- ¡Joder! Follame, te lo súplico...-


 


El mayor no esperó más y metió de golpe su pene una vez ya hubo sacado los dedos de esa rosadita entrada del menor. Escupió dentro del culo, del menor y empezó a embestirlo con tanta fuerza, que el cabezal de la cama parecía que iba reventar la pared. Suerte que estaban solos que sino, el loco de Yong Guk, mataba a Him Chan.


Volvió a embestir a ese blanco cuerpo y a la vista frágil. Quitó la mano de Zelo y sin dudarlo empezó a masturbarlo él, sin nada de delicadeza, con la otra mano aguantaba por el pecho al maknae para que no se cayera sobre la cama. El placer de Zelo aumentó todavía más al notar cómo la mano del comandante sin querer rozaba sus tetillas. Mordía la almohada con mucha fuerza pero es que no podía más, los gritos todavía se escuchaban, no conseguía apagarlos. Al dejar de morder la almohada un hilo de saliva caía por la comisura de sus labios.


Ya no sabían cuanto tiempo llevaban de ese modo: Him Chan, arremetiendo contra ese cuerpo de porcelana y Zelo soltando incoherencias por la boca.


Cuando por fin, los dos llegaron al clímax, se dejaron caer; Zelo contra la cama y Him Chan contra el cuerpo de Jun Hong. Una vez ambos consiguieron regular la respiración, el mayor salió de dentro del menor y besó su nuca con muchísima delicadeza, nada que ver con la sesión de sexo que habían tenido. El menor se giró y miró con ternura los oscuros ojos de su Him Chan. Se besaron con ternura hasta que unos aplausos hicieron acto de presencia en aquella habitación. Ambos muchachos se giraron y vieron como el doble de Yong Guk, estaba recostado en el marco de la puerta.


 


-¿Qué haces aquí?- soltó Him Chan por lo bajo mientras tapaba rápidamente a su pequeño con la sábana.


 


-Pues, venía a hacer una visita a mi hermano pero ya veo que no está.- sonreía el mayor mientras se cruzaba de brazos.- Por cierto, Jun Hong, tienes un culazo de muerte. No sabes la suerte que tiene Him Chan de poder follarlo cómo se le antoje, y tampoco sabes lo sexy y lo mucho que pones con esos grititos de gata en celo...- dijo lascivamente el mayor, sus ojos adquirieron un brillo diferente, su lengua se paseaba por sus labios y un bulto muy notorio en sus pantalones.


 


-¡CORRE!- gritaba Him Chan mientras se levantaba e iba cómo un toro muy cabreado.


Automaticamente Yong Nam, cerró la puerta y salió corriendo de esa casa antes de que el comandante le asesinara. Una vez estuvo en su coche a salvo se miró los pantalones y maldijo aquel niño de pelo rubio con mechas turquesa por ser tan jodidamente sexy. Dio gracias a que su coche tenía los critales tintados. Se desabrochó los pantalones con desesperación y empezó a masturbarse con frenesí. Una vez hubo llegado al orgasmo, y también se hubo repuesto de aquella sensación, masculló:


 


-Jun Hong, te juro que algún día te follaré, y te gustará...-


 


Por otra parte, estaban dos amantes dándose cariño y riéndose de la manera en la que había huido Yong Nam.


 


-Te amo.- dijeron al unísono los dos chicos mientras se miraban a los ojos con amor y ternura. Ante eso sólo pudieron reír y volver a besarse con ternura y amor.


 


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