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Memories in the dust por HSMJYJ_6501

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Notas del fanfic:

Well, el fic iba a ser angst, pero no quería que Dodo sufriera otra vez como en mis otros fics u_u así que lo hice fluff -aparte de que el angst simplemente no me sale xD-.

 

 

Notas del capitulo:

Agradecimientos especiales a las dos versiones de Peter Pan ;_; que me inspiraron -joder, que esas canciones son perfectas-.

 

A pesar de que lo leí varias veces, quizá se me haya escapado algún error, aunque espero que este no sea el caso :B

Kyungsoo presiona el interruptor de la luz, alumbrando varios motes de polvo que se incrementan y vuelan por el espacio conforme sus movimientos por el ático aumentan. Jongin le había pedido que buscara los viejos juguetes de Jongsoo en el baúl para enviar algunos que hayan sobrevivido con el tiempo a varias casas hogares.


Jongseok, hijo único de ambos, estaba lo suficientemente grande para dejar ir a sus juguetes de la infancia, y a sus 17 años, lucía exactamente igual que Jongin a esa edad. Exceptuando claro, el detalle de que Jongsoo tiene la piel blanquecina y los ojos casi tan grandes como los de Kyungsoo.


El hombre ahora con 48 años cumplidos hace unos pocos meses, avanza cuidadosamente por el espacio reducido, temeroso de encontrarse con una rata u otro animal ponzoñoso que pueda herirlo o pegarle un susto. El ático está tan lleno de cosas inservibles que se pregunta por qué no los ha tirado, pero luego recuerda que Jongin defiende toda esa basura llamándoles "recuerdos".


Vaya recuerdo que es un par de zapatillas de deportes rotas y sucias. De seguro ya están tiesas, peor que un pergamino.


Pero Kyungsoo recuerda esas zapatillas. Con ellas, Jongin ganó el primer lugar en las competencias de baile seis veces consecutivas. A la segunda fue que se hicieron novios, y a la sexta, Jongin le pidió matimonio después de tres años de estar juntos como algo más que amigos.


Kyungsoo sonríe. Esas zapatillas quedan descartadas de su lista de basura.


Luego está la cobija de Pororo de Kyungsoo cuando era pequeño, algo roída y desgastada, pero bien guardada en un empaque con cierre adherible. Eso definitivamente no era basura.


Y ¡oh! ¿Cómo dejar atrás la bufanda que la madre de Kyungsoo tejió para Jongin cuando le dio bronquitis? Jongin amaba la suavidad de ese trozo de lana color café, y Kyungsoo amaba lo tierno que se veía con ella puesta.


Pero cosas como los boletos de avión de cuando fueron a Japón y Londres, eso definitivamente era basura. La cámara estropeada —que Jongin nunca reparó ni envió para que compusieran— y el paquete de polaroids ya inservibles que el menor dijo que serían "para su próximo viaje" que no tuvieron por la llegada de Jongsoo a la familia.


Kyungsoo sonrió de nuevo. Mañana era día de sacar la basura, así que todas esas cosas serían embolsadas para tirarlas.


Kyungsoo por fin llegó al baúl de juguetes y se dedicó a seleccionarlos de acuerdo a su estado actual: servible o inservible.


Los cochecitos de batería, los dinosaurios, los muñecos de acción parlantes, los helicópteros, aviones y otros objetos electrónicos irían a la basura. Probablemente estarían sulfatados, y a los niños no les gustaban esas cosas.


Los peluches, muñecos de plástico, muñecos chillones y cochecitos sin baterías irían a la donación. Por parte de los peluches, solo se necesitaba una buena limpieza en la lavadora; y los otros objetos de plástico, Kyungsoo se encargaría de pedirle a Jongin que los limpiara. Oh, a excepción de Buddy, el resto de los peluches irían a las casas hogares.


Buddy era el Woody de Jongsoo, el vaquero de Toy Story. A Kyungsoo le parecía gracioso que él no pudiera pronunciarlo, así que le estampó el "Boody" del lado izquierdo como si fuera una identificación.


Kyungsoo terminó de organizar todos los juguetes después de casi media hora decidiendo entre si podía deshacerse de la suciedad de uno y aceptarlo en la lista, o resignarse y tirarlo definitivamente, pero él no era alguien que se rendía fácilmente, así que retos como los ojitos despegados de un osito y las orejitas roídas de un conejito fueron algunos de varios que Kyungsoo aceptó.


El hombre arrastró los juguetes inservibles junto a los otros objetos que decidió tirar al día siguente, pero su coordinación y equilibrio fallaron de pronto por estar tanto tiempo de cuclillas, y chocó con una estantería pequeña que se tambaleó y dejó caer algunas cosas que no estaban antes al alcance de su vista.


Por ejemplo, las estampas que Jongin compró en Londres, algunos aros de hule que Kyungsoo sabía que eran completamente inservibles, algunos tornillos oxidados... Y oh, una libreta.


Kyungsoo observó los detalles de la portada con detenimiento e hizo memoria, recordando que Jongin le dijo que era el diario que le "confiscó" a Soojung, una de sus mejores amigas. Kyungsoo la conocía también, ella era una chica hermosa y agradable — y sigue siéndolo, por supuesto.


Podría ser interesante conocer los sentimientos de una chica adolescente.


Con cuidado, Kyungsoo abrió la libreta, tratando de que las hojas algo tiesas, no se quiebren. Quizá en algún momento se mojaron o se humedecieron con el tiempo. Las letras en las primeras páginas eran borrosas y otras tenían la tinta corrida, así que Kyungsoo siguió pasando una por una ya que todas estaban escritas, y tenía la esperanza de que hubiese una salvada que saciara su curiosidad por leer. Hasta que llegó a una que tenía las últimas líneas impecables, las de arriba apenas se distinguían pero al parecer era —afortunadamente— la última página estropeada.


«... Jongin me deje de molestar con lo de leer mi diario, o tendré que confiárselo a Jinri.


Krystal Jung fuera».


Oh sí, Kyungsoo recordó que a Soojung le gustaba que le llamaran Krystal. El mote le había estando picando el cerebro por no querer salir a iluminarle hasta que por fin consiguió recordarlo.


Kyungsoo tenía curiosidad, quería leer más, pero las siguientes páginas estaban llenas de garabatos y dibujos al azar. De seguro Jongin ya tenía el diario en sus manos, sólo él haría ese tipo de "arte".


Al pasar un par de hojas más, Kyungsoo por fin obtuvo lo que buscaba.


«Hola, querido diario» solo Jongin escribiría algo así de estúpido como burla.


«Mi secreto femenino de hoy es que Sehun por fin me habló. Ja. Todo gracias al guapo de Jongin»


Kyungsoo levantó una ceja, casi indignado de encontrar debajo un par de corazones con la inscripción: Soojung y Sehun 4ever.


Y otras tonterías que sólo él haría.


Kyungsoo siguió pasando por las diferentes páginas, con fechas saltadas y más acontecimientos sobre Krystal y Sehun, el mejor amigo de Jongin conocido también como el vecino de al lado. Hasta que los ojos curiosos de Kyungsoo captaron algo interesante.


Era una página sin fecha, sin saludo, sin despedida. Solo se narraba el suceso del día, uno muy, muy interesante y que Kyungsoo jamás olvidaría.


«Hoy siento la gran necesidad de escribir mis sentimientos aquí, porque me he dado cuenta que es de cierto modo "liberador y desestresante". No es como si haber ganado de nuevo el Dance Contest haya sido estresante, ya que es lo que más amo en el mundo. Pero hoy me di cuenta realmente, que antes de amar el baile, existe alguien a quien amo más.


Do Kyungsoo»


Kyungsoo sonrió y se mordió el labio, con la emoción acumulándose en sus mejillas.


«El chico distraído de mi curso, el inteligente de ojis enormes que tanto me gustan.


Precisamente, de él quiero hablar hoy. Del torpe Kyungsoo, el hermoso Kyungsoo, el amable y cariñoso hyung.


Hoy en el auditorio, después de la presentación, hyung se acercó para felicitarme, así que me sentí muy feliz y le pedí que fuéramos por un helado para celebrar. Verle contento por la idea hizo que mi corazón saltara, y sabía que era un tonto por no confesarle mis sentimientos cuando sé que le gusto también. Eso me lo dijo Joonmyun hyung.»


Joonmyun... Kyungsoo no debió decirle sobre sus sentimientos, aunque pensándolo mejor, fue bueno que lo hiciera. De no ser así, quién sabe qué sería de ellos en el presente.


«El punto es, que Kyungsoo y yo tuvimos nuestra primera cita hoy. Quizá sea extraño explicarlo de esa manera, así que lo detallaré.


Luego del helado, nos mantuvimos caminando muy cercanos, bromeando y jugando entre nosotros. Era demasiada la cercanía que me sentí en confianza para poder decirle a Kyungsoo lo que siento. Él se sonrojó de una manera tan bonita que no olvidaré nunca, y su canción favorita comenzó a sonar en una florería cercana. No puedo creer que me arrodillé a cantarle esa canción en medio de la calle, me siento avergonzado, aunque valió la pena porque Kyungsoo aceptó ser mi novio.»


Kyungsoo soltó una pequeña carcajada, acordándose de lo penoso que fue aquél día. Incluso recuerda que un par de personas se rieron con gracia, y otros les llamaron indecentes. Pero Jongin tenía razón.


Valió la pena.


— ¿Kyungsoo? —El hombre de ojos grandes ocultó el diario detrás de él al escuchar a su esposo llamarle—. ¿Estás ahí?


El mayor no se dio cuenta que sus ojos se humedecieron hasta que parpadeó tratando de disimular la conmoción reciente.


—Sí, aquí estoy.


El moreno se asomó detrás de unas cajas, divisando a Kyungsoo con una libreta familiar. Entonces sonrió. La había encontrado.


— ¿Qué traes en las manos, Soo?


Kyungsoo se rindió —aunque realmente no quiso batallar— y elevó el diario, lo justo para que Jongin lo viera.


—No pude evitar leerlo. Aún recuerdo cuando me dijiste que se lo arrebataste a Soojung por escribir cosas sucias aquí.


El menor rió y esquivó unas cuantas cosas para por fin alcanzar a Kyungsoo. Cuando estuvo junto a él, le rodeó por la cintura, porque Jongin sabía lo mucho que Kyungsoo amaba eso.


—Entonces ya lo leíste —por la mente de Kyungsoo, se cruzó la idea de hacerse al desentendido, pero decidió asentir en su lugar y sonreír como sólo él sabía hacerlo. Jongin le besó en los labios, permaneciendo en la misma posición hasta que sus nucas le pasaron una pequeña factura, y el aire impregnado de polvo comenzó a hacerse molesto.


—Vamos a bajar, necesito que me ayudes a limpiar algunos juguetes. —Jongin protestó alegando que Kyungsoo era un experto en romper los ambientes románticos—. Oh vamos, ¿de quién fue la idea de donar los juguetes? Tampoco vamos a entregarlos sucios.


—Creí que permanecerían como nuevos.


—Sí claro. El día que eso ocurra no tendré necesidad de volver a limpiar.


Jongin sonrió por el extraño sentido del humor de Kyungsoo, ese que tanto amaba y le mejoraba el ánimo. Entonces dejó que el mayor bajara primero mientras él sostenía la bolsa de juguetes y cerraba la puerta del ático, junto a todos los recuerdos que conservarían para la posteridad.

Notas finales:

No puse advertencia de mpreg porque, vamos, existe la renta de vientres~ aunque esa parte la dejo a la imaginación XD <3


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