Infle las mejillas y mire una vez más por la ventana pegando mi frente contra aquel cristal frio sintiendo como mi nariz se achataba a medida que me pegaba más y más aquel objeto transparente. Aquel por el cual escurrían aquellas gotas las cuales se encargaban de darle un ambiente húmedo al lugar. Suspire a medida que fruncía los labios.
Sentí como era jalado del mango de la mochila haciendo que mis pensamientos volasen como aves por doquier, despejando un poco mi mente llevándome a un lugar blanco por unos cuantos segundos tras poder regresar a aquel lugar llamado tierra.
-Jun Hong, ¿Aun no te has ido? – Negué rápidamente, era algo realmente visible - bueno yo ya me voy. No se te olvide traer el material para mañana – Escuche claramente como me decía un chico de una estatura más baja que yo, aunque su cuerpo se encontraba un poco más formado que el mío. Su cabello era negro, no muy distinto al de cualquier alumno de décimo grado. Su nombre era Jong Up, un compañero de clase.
No hice nada más que asentir con la cabeza tras sonreír suavemente. Para después sentir un suave golpe sobre mi hombro de su parte.
-Bueno ahí nos vemos - Dijo en forma de despedida mientras mantenía una toalla por el cuello, lo más probable era que ya hubiese terminado su práctica de básquetbol ¿Qué horas era? No lo sabía, ni tampoco era algo que me importara.
Mire como aquel chico se retiraba, caminando por el largo pasillo de la escuela. Pasando junto a los casilleros de color azul rey para después dar vuelta y posiblemente dirigirse a la salida número 2, la más cercana de nuestra aula. Di media vuelta volviendo a ver por aquella ventana fría y sola. La cual solía acompañarme después de clase desde ya hace algún tiempo.
Todo esto pasaba mientras mentalmente me encontraba en un gran debate escuchando como es que mi lógica decía “Vete, tu bien sabes que él no vendrá aunque te lo haya prometido” al mismo tiempo que mi torpe esperanza decía “Espera, tan solo un poco más. El llegara, lo prometió, él lo ara”. Aquel debate el cual no tenía fin, pero sin embargo normalmente era el señor lógica quien solía ganar el 99.9% de veces. Aunque aún había un 0.1% de posibilidades que esta vez tuviese suerte y que ganase señora esperanza, cosa que realmente dudaba.
Suspire y di media vuelta mientras me encogía de hombros y metía mis manos entro de los bolsillos de aquella sudadera negra que llevaba puesta. Mi lógica había ganado, esta vez no tendría la oportunidad de esperar porque aquel 0.1% de posibilidades se volviera realidad.
Infle las mejillas mientras miraba al piso viendo aquel tenis blanco que llevaba puestos. Me dirigí a la salida del colegio, ya era tarde y posiblemente era uno de los últimos alumnos que quedaban en las instalaciones. Empecé a encaminarme a mi casa sintiendo como aquellas gotas de lluvia caían sobre mi cuerpo, si mi madre me hubiese visto posiblemente me hubiese regañado diciendo que cogería un resfriado así, que debía ponerme el gorro de la sudadera y más aparte diría que debería sacar la sombrilla. Pero eso no era algo que me importase.
Mis lágrimas empezaban a caer velozmente por mis mejillas, era como si la lluvia me acompañase en mi dolor. ¿Dolor? ¿Eso era realmente lo que sentía en aquel momento? ¿Dolor? ¿Cuál era su significado? Posiblemente lo que Wikipedia diría al respecto seria “El dolor es una experiencia sensorial y emocional (subjetiva), generalmente desagradable, que pueden experimentar todos aquellos seres vivos que disponen de un sistema nervioso central”. Pero… ¿Porque mi pecho se hacía trisas y se sentía como si algo muy dentro de mi estuviera siendo presionado? ¿Cómo es que podían simples palabras insignificantes demostrar lo que realmente era el dolor? Aquello que sentía en aquel momento. Pero… ¿Dolor? ¿Por qué sentir dolor? ¿Por qué sentía eso? ¿ Acaso lo sabía?
¿Por qué es que mi conciencia decía que sabía bien cual era aquella razón?.. y si, lo más probable era que la supiera. Pero el aceptar aquella realidad era demasiado triste, tal como aquel panorama gris de aquellos días lluviosos.
Mis lágrimas caían velozmente camuflajeandose entra aquellas gotas que caían por mi cara. Se escondían bien, aunque mi expresión facial y mis ojos rojos realmente me delataban. ¿Pero a quien engañaría? Eso no era algo por lo que los demás se tuvieran que preocupar….
“Porque ni el mismo se preocupó por eso, ¿no es así?... él no se preocupó por tus sentimientos, ¿no es así?”- Decía mi conciencia
-¡Ze-Ze! ¡Jun Hong! – Escuche una voz ronco pero dulce a la vez (o al menos así era en mi imaginación, dulce como algodón de azúcar), la cual me gritaba. Aquel tono de voz que conocía a la perfección y sería imposible de olvidar. Pues en mi mente perduraría aun si pasaran diez mil años, aun si eso pasara su voz yo la recordaría.
Subí mi mirada tímidamente subiendo perfectamente a quien me encontraría frente a mí, mis cabellos se pegaban a mi frente tapando un poco mis ojos, pero eso no era impedimento para que pudiese realmente reconocerlo. Aquella silueta que incluso en sueños la imaginaba, aquel cuerpo tan esbelto, tan bien formado.
-Lo siento llegue tarde, lo siento, en verdad perdóname – Aquel chico de nombre Yong Guk dejaba salir dichas palabras de sus labios rojos y carnosos, una voz agitada pues tal parecía que había estado corriendo por algún rato.
-Lo prometiste – Empecé a decir sintiendo como rápidamente mi voz se quebrantaba y un mar de lágrimas volvía a avecinarse. Me sentía tan pequeño eh indefenso sintiendo como las lágrimas caían por mis mejillas, sabiendo a la perfección porque lo hacían, ellas sabían al igual que yo que el final estaba cerca.
-Lo siento, lo siento… llegue tarde, pero llegue… no rompí mi promesa. Choi Jun Hong perdóname por favor – Escuchaba como decía con aquel tono de voz tan propio de él.
-N-no tengo nada que perdonar – pronunciaba de manera tímida intentando mover mis piernas intentando continuar con mi camino y dejarlo atrás, pero mis piernas no reaccionaban y no hacían nada más que temblar.
-Lo siento, no eh sido suficientemente bueno para ti ¿No es así? – Simplemente me mordí los labios sin responder a su pregunta dejando sacar de mis labios un enorme suspiro
-Choi Jun Hong ¡háblame por favor! – Pero mis labios se congelaban completamente y las palabras eran inútiles letras sin sentido, porque ninguna palabra sería capaz de reflejar todos y cada uno de los sentimientos que sentía en aquellos momentos. Estúpidas palabras que jamás serian capaz de expresar lo que era aquel sentimiento.
Mordí mis labios y simplemente me bote a las lágrimas mientras le miraba fijamente, dolía, parecía un dolor eterno ¿Acaso algo así podría existir?
Una expresión de preocupación se colocó velozmente en su cara. Me abrazo, me abrazo de una manera reconfortante y protectora colocando mi barbilla en su hombro dejando que mis lágrimas corrieran mientras me daba palmaditas en la espalda al mismo tiempo que me pedía múltiples veces perdón. ¿Perdón? Porque pedir perdón por cosas irreparables, palabras más que inútiles. Palabras que no arreglaran nada, palabras que no me regresaran aquella confianza que solía tener hace ya tanto tiempo atrás.
-Dime que tienes, por favor dímelo ¿Qué es lo que pasa? – Escuchaba como me suplicaba mientras dejaba que mis recuerdos viajar a través de aquel olor tan particular suyo, aquel olor inolvidable y tan difícil de encontrar.
-¿Lo que pasa? Es que eres un babo eso sucede – susurraba entre lágrimas dejándome arrullar por última vez en sus brazos mientras desabrochaba aquel brazalete que adornaba mi muñeca izquierda para después meterlo en uno de los bolsillos del pantalón entallado del mayor. Un millón de recuerdos atravesaban mi cabeza.
FLASHBACK
-¡Yah! Choi Jun Hong, ven aquí – Me gritabas con aquel tono de voz mandón que algunas veces dejabas salir de tu boca, aquellos labios tan dulces, aquellos caramelos.
-¿Qué? - Había preguntado mientras inflaba mis mejillas y veía al cielo sin prestar mucha atención ante tus palabras
Me había jalado de la cintura (algo realmente típico en ti, cuando querías que te prestara atención. Una forma sutil de no dar a notar aquella atención que querías y se bien que jamás te diste cuenta de que yo ya sabía aquella táctica tuya)
-¿Mmm? - Pregunte en un tono de voz aun desinteresado mientras volteaba a verte percatándome de cómo es que sacabas de tu bolsillo un bonito brazalete, un poco simple a mi gusto. Pero con tan solo saber que provenía de ti aquel regalo era simplemente algo perfecto. Aunque aún no prestaba bastante atención a tus acciones hasta que empezaste a hablar.
-¡Yah! Choi Jun Hong… no te lo quites, ni pretendas regalárselo a alguien más porque todas mis promesas de amor eterno hacia a ti permanecen ahí dentro, al igual que mi promesa de hacerte feliz y ser tuyo por siempre. Así que más te vale cuidar bien de él ¿entendido?
Asentí velozmente sintiendo como una sonrisa de oreja a oreja se colocaba a velocidad luz sobre mis labios tras abrazarte rápidamente lo cual provocaba que una mueca se colocara en tu cara tras dejar salir una suave risa de tus labios.
-Prometo que jamás lo are y cuidare bien de él ¡Lo prometo!
FIN DE FLASHBACK
Estúpidas promesas de amor. Promesas que se desvanecen hoy con el viento, promesas incumplidas. Simples palabras inútiles las cuales no tienen sentido ni motivo.
-Es tuyo ¿Por qué me lo das? – Pregunto espantando. Era la primera vez que encontraba el miedo en sus ojos.
-Ya no me pertenece y al fin logro comprenderlo, nunca me perteneció – Susurre entre lágrimas pegando mi frente contra su hombro esperando y aquel dolor terminase pronto. Aquella dura despedida.
-Pero…. Yo te amo – Me dijiste entre lágrimas, había sido la primera vez en que te había visto llorar.
Pero yo tan solo quería que pararas de pronunciar aquel tipo de palabras. Tan solo quería que me abrazaras y mintieras diciéndome que todo estaría bien. Que estaríamos bien, que en cuanto aquella lluvia terminara nos encontraríamos en el mismo lugar donde todo había empezado. Quería que me dijeras que no cometeríamos los mismos errores esta vez, que estarías junto a mí. Quería que me mintieras diciéndome que te quedarías ahí. No quería que soltaras mi mano, no quería ver aquella partida, no quería hacerlo.
Pase mis manos por mi cara limpiando aquellas lágrimas de mi rostro mientras abría los ojos. Un color blanco inundaba mi vista, era el techo de mi habitación, me levante un poco adormilado y cansado de mi cama mientras observaba los alrededores de mí recamara. Me levante de la cama mientras colocaba en mis pies mis pantuflas y me dirigía a la puerta del balcón de mi alcoba. Era noche hermosa vestida de un admirable cielo estrellado.
Es cierto, todo no había sido nada más y nada menos que un sueño. Suspire viendo aquellas estrellas, aquellas estrellas cuales brillaban día a día y no se cansaban. Y yo preguntándome como es que podían ser tan fuertes y yo tan débil. Mis lágrimas rodaban velozmente por mis mejillas preguntándome cuando es que encontraría el final. ¿Cuándo lo encontraría? ¿Cuándo podría hacerlo si es que aquellos recuerdos viajaban por mi cabeza a cada momento que podían?
FLASHBACK
-¡Babo Yong Guk! Habías prometido venir, lo habías prometido – Pronunciaba entre lágrimas mientras caminaba hacia la casa por altas horas de la tarde esperando y no terminara de anochecer antes de que llegara hasta allá.
Un largo camino por el cual debía pasar en donde mis lágrimas no dudaban en deslizarse por mis mejilla, eran tontas y sin vergüenza. Al llegar frente a la puerta de mi casa, aquella puerta café de madera, limpie mis lágrimas con las mangas de mi sudadera intentado de tranquilizarme esperando y mi madre no se asustara al verme en aquel estado. Di un gran suspiro antes de aventurar a abrir la puerta, pero para mi sorpresa nadie se encontraba dentro. Pase por la cocina tomando un poco de cereal como cena y sin muchas ganas subí a mi recamara tras haber terminado aquella simple cena. Al llegar a mi recamara todo estaba igual a como lo había dejado en la mañana, avente mi mochila al lado contrario de la cama tras dejar caer mi cuerpo encima de esta. Me encontraba cansado, posiblemente de tanto llorar, así que no tarde mucho tiempo en caer complétame rendido dentro de los brazos de Morfeo.
.
Al despertar sentí como una mano acariciaba mi cabello, levante mi mirada intentando encontrar a su dueño, el cual resulto ser una persona que realmente no me esperaba. Mi madre. Sus ojos estaban rojos y aun resguardaba unas cuantas dentro de ellos, tal parecía que tampoco había sido un buen día para ella.
-Junnie
-¿Mmm? ¿Qué pasa umma? – Realice dicha pregunta mientras me estiraba un poco
-Lo siento – Pronunciaba mientras unas cuantas lágrimas más volvían a salir de aquellos hermosos ojos – No lo pudieron salvar
-¿Salvar? ¿A quién? – Preguntaba un poco alarmado pues no entendía nada de lo que hablaba
-Intente llamarte a tu celular en cuanto me entere de la noticia, posiblemente a esa hora tú ya habrías llegado a cas. Pero tu celular estaba apagado y nadie me contestaba el teléfono de la casa cuando llamaba asi que no pude localizarte. Los doctores hicieron todo lo posible para salvarlo, pero no pudieron. Lo siento mucho Junnie…
-¿Salvarlo? ¿A quién? –Pregunte realmente preocupado y exaltado
-Yong Guk, tuvo accidente automovilístico, dicen que venía corriendo y no se fijó al pasar la calle y lo atropello un camión donde después se vinieron involucrados otros carros más, fue una carambola. Iba en rumbo a tu escuela y llevaba esta caja consigo, supongo que es para ti – No hizo nada más que abrazarme, me beso la frente y salió del lugar mientras yo me mordía los labios aun sin poder asimilar bien la situación.
FINFLASHBACK
Estúpidas promesas incoherentes, estúpidas palabra inútiles que el viento colecciona. Si tan solo me hubiese ido antes, si tan solo le hubiese hecho caso al señor lógica, si tan solo hubiese hecho eso tal vez ahora el estaría todavía en este mundo. Porque lo amaba y lo sigo amando tanto que preferirá que nuestra historia se hubiese acabado, pero que su vida fuese larga y feliz. Porque yo lo sigo amando demasiado, porque espero que el no se olvide de mi porque aun si el ya no está aquí seguiremos viéndonos en el mismo cielo. Porque si tan solo no hubiese esperado tanto tiempo hubiese podido impedir tantas cosas.
Pero ahora no queda nada más que palabras vacías, palabras sin sentido, palabras estúpidas, palabras inservibles. Palabras que jamás podrán expresar aquellos sentimientos que siento aun hacia a ti. Palabras que jamás comprenderán un “te amo” palabras que se lleva el viento volviéndose inexistentes, porque un “hubiera” ya no tiene sentido.