Era la segunda carcajada que atinaba presenciar escapar de esos finos labios transcurridos apenas los primeros diez minutos desde que se aproximó el celular para recibir la reconocible llamada, esa que el castaño se había dispuesto a ignorar cada que llegaba pero por desgracia, le resultaba imposible.
Conociendo lo extensas que resultaban ser sus conversaciones aún faltaban bastantes réplicas de aquella torpe risa, aquella que en algún momento anheló que fuera por su culpa.
Y sin siquiera notarlo esto se volvió frecuente, el menor no entendía por qué daba tanto cuidado a lo que el contrario comentara por el auricular, es decir, ¿Desde cuándo? ¿Desde cuándo comenzó a contar el tiempo que pasaba platicando con ella? ¿Desde cuando comenzaba a sentir esa pequeña inquietud crecer en él?
Claro, justo ahora lo recordaba y podía contestarse por sí mismo: Desde que todo comenzó a girar alrededor de esa persona, desde que los temas daban un vuelco impresionante e innecesario para compartir lo que había hecho o dicho, para relucir con lujo de detalle lo especial y necesaria que se había vuelto en su vida.
Para el mayor de la habitación se había vuelto rutinario y no presentaba dificultad alguna en su trabajo pero para su compañero, cada día le afecta más que el anterior.
Cuando este intentaba apreciar el corto tiempo que le era permitido estar a su lado, trataba de hacer que sus pensamientos divagasen y se distanciaran por lo menos un poco de ese que resultaba ser un problema principalmente para él.
Ahora, justo cuando sonreía con entusiasmo al narrar una anécdota entretenida de su día, le interrumpe el tono de llamada antes de que pudiera dejar en claro el porqué de su desordenada risa que pedía ser escuchada y no solo eso, el mayor levantaba la palma de su mano para pedir que se detuviera en su relato a la vez que lograba ponerse de pie sin pensarlo dos veces pues su bolsillo comenzó a reproducir esa melodía, la canción que actualmente se encontraba promocionando por su propia cuenta.
Oprimió la opción del pequeño teléfono verde y continuó sus pasos alejándose lo suficiente del menor susurrando la muy hiriente palabra, esa que era completamente audible para este, ''Amor''.
Lo sabe y pareciera que no le da la más mínima importancia porque permanecía en la habitación para atormentarlo.
El de sereno semblante se encontraba en el suelo observándole como un paciente en espera por ser atendido y el aludido recargaba su peso contra la puerta, mirándole en ocasiones pero nuevamente dirigiendo la mirada hacia cualquier otra dirección pues no está consciente de su alrededor, nunca lo está cuando habla con ella.
Al más bajo le enoja, lo tiene que admitir, conserva un completo rencor hacia esa propietaria de distintiva belleza, esa que cumple todas las expectativas de quien ahora sonríe.
Era injusto en verdad, le conoce desde hace más tiempo y sin embargo se considera estar un escalón más abajo e inclusive podría apostar que sería su segunda opción a salvar si fuera necesario compararlos.
¿Cuándo se distanciaron tanto? Se supone que eran los mejores amigos, siempre compartiendo todo, sus trabajos son equitativos, su compañía resultaba agradable para él y sabía que la suya lo era de igual forma para el mayor.
Compartiendo dormitorio, sabiendo cosas uno del otro que inclusive preferían guardarlas de los demás y era rara la vez que se enojaban en serio, ciertamente Woohyun creía ser más importante.
Ahí sigue, forzando una sonrisa que ni en cien años sería sincera, sus dientes se encuentran en una prueba de resistencia de tanto que son contraídos y sus ojos se desvanecen de una forma sutil, él muy animado corta sus palabras por un instante, parece que va a colgar pero no lo hace, solo le mira manteniendo esa alegría notoria y casi canta con emoción un ''Manda saludos.''
Woohyun quisiera que no lo hiciera, nunca, tal vez era cruel de su parte el saber ocultar su profundo descontento. Solo asintió por la corta oración que el pelirrojo le dedicó mientras devolvía una respuesta con una simple palabra ''Igualmente. ''
Tras ello regresó a lo suyo, intentando distraerse con cualquier cosa pero al estar donde se encontraba no tenía mucho a su alcance, buen tiempo tenía que ser para que su celular decidiera descomponerse.
Cerró sus ojos mientras se encargaba de que su espalda hiciera contacto contra el templado suelo y regresó al pasado, ese en donde todo le era mejor. Se hubiera quedado dormido si no fuera porque un notorio movimiento sobre su hombro lo distrajo para que se volviera a reincorporar y se hubiera molestado si no fuera porque conocía esa voz a la perfección.
- Woohyun, ya colgué.- Avisó quien ahora dejaba en algún lugar de sus bolsillos el celular que llevaba en mano hace unos momentos.
- Pensé que te había hablado hoy en la mañana.- Mencionó el castaño con disimulada admiración.
- Así es pero justo ahora está grabando y como se encuentra en su descanso, aprovechó.- Concluyó Sunggyu cruzando sus piernas al sentarse nuevamente, esa sonrisa aún seguía presente.
- Ya veo.- Se delimitó a decir, no había más que comentar y de un momento a otro sus deseos de hablar se desvanecieron.
- ¿Me decías?- Ahora le miraba expectante, sus ojos se centraban con los suyos guardando completo silencio, inmóvil esperando por su respuesta.
- No era nada importante Hyung, me cansé de tanto estar sentado mejor iré a ver que hacen los demás.- Respondió Woohyun tras una simple sonrisa seguida de una ligera risa, hasta que no pudo mantener más ese semblante obligándose así a levantarse por fin de su lugar en busca de la pieza de madera frente suyo consiguiendo abrir esta con rapidez.
Antes de que pudiera salir por ella un peso contra su hombro pidió que detuviera el paso.
- Todo lo que dices es importante, por más irrelevante que creas que sea.- Dijo sin pensarlo mucho aquel distraído pelirrojo aunque el contrarío sentía que no tenía caso que le quisiera hacer sentir mejor con sus inocentes palabras.
Consiguió detener sus pasos pero no se giraría para entablar una plática con el mayor, sabía que a veces era necesario tenerle lejos aunque al final terminara siendo él quien regresara a su lado como si de un imán se tratase.
Le necesita, aunque lo niegue porque el tacto de Sunggyu le afecta, porque trae consigo una ventisca de recuerdos tan hirientes que hubiera preferido haber perdido la memoria y no recordar nada relacionado a esa noche. Esa noche en la que fue suyo.