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Huyendo de la felicidad. por kari-chan15

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Notas del fanfic:

Les comparto una pequeña historia.

Enfrentando la Realidad.

Camino, errante por el campus, mientras aquel papel del demonio todavía permanece arrugado hasta la ultima esquina en mi mano. Aunque me cueste no me puedo deshacer de el, maldita sea mi situación. Lo único que deseo es llegar rápido a mi lugar esperado, en cualquier momento siento que voy a sucumbir a lo que mas le temo: la tristeza.

Mierda, una gota y no es una lagrima. El cielo quiere llorar conmigo y acompañarme en mi sufrimiento. Levanto mi rostro hacia el. “Gracias amigo, por lo menos hoy tengo un compañero de penurias” pienso.

Por fin diviso a la lejanía, mi lloradero personal. No es mas que el alejado bloque de matemáticas, solitario, perfecto para personas como yo, en momentos como este. Acelero mi caminar, no lo aguanto mas.

Mi llanto se desata, junto con el del cielo. Los dos lloramos en una sincronía casi celestial. “Perdoname por mi mediocridad”, es lo único que mi mente puede repetir y dejo mi cuerpo desplomarse en mi banquillo favorito para el sufrimiento. El agua no me cae por completo, pero el frio se apodera de mi acentuando mi tristeza. Hay esta otra vez ella, siempre presente, mi asquerosa tristeza.

Por fin dejo de apretar la hoja de papel, la desenvuelvo para azotar otra vez mi ser con su contenido. En lapicero rojo se puede apreciar una nota: 1,3. Es un parcial perdido, como muchos, como tantos aquellos que me demuestran que no sirvo para esta asquerosa carrera. Por fin me decido a eliminarlo de mi presencia, con rabia lo arrugo tanto hasta convertirlo en una bola de papel y lo arrojo fuertemente para que de en algún charco. Cubro mi rostro con ambas manos, ya no puedo mas. El llanto sale de manera desgarrada de mi garganta. Es como un aullido.

Lloro, lloro y sigo llorando. Mi sentidos se alarman al sentir pasos acercándose. Mierda no quiero que nadie me vea, estoy tan patética. Me paro para emprender la huida.

-No te vayas.- Esa voz grave la reconozco. Mi corazón empieza a latir y volteo para dar con su figura. Esta bajo un gran paraguas negro, hoy esta con un enterizo blanco, su cabello castaño cae por sus hombros y parece que el clima no afectase su radiante belleza como al resto de mortales.

Se acerca a mi y yo doy un paso atrás. Por que esta aquí, pensé que nadie me había visto salir del salón. Que puto descuido el mio.

-¿Que quieres ?. - Hay esta otra vez, mi puta costumbre de hacerme la dura cuando estoy muy lejos de serlo.

No me dice nada, solo acelera su paso hacia mi. No soy capaz de mover ningún musculo, su mera presencia me paraliza, maldita depredadora. Deja caer el paraguas, por fin mostrándome su rostro que se escondía bajo el. Sus ojos están tristes, por que estas así. Dejame a mi la tristeza, tu quedate con la felicidad. Llega hasta a mi y me abraza. Estoy inmóvil, nos estamos mojando. Ya no me parece tan buena compañera la lluvia, no quiero que ella se moje.

Sus brazos me envuelven, siento su agradable aroma, inconscientemente mi cabeza cae recostada en su hombro, su corazón late frenético al igual que el mio.

-Tranquila nena. Estoy contigo.- Sus palabras son un detonante, paso mis brazos por su espalda y exploto. Me vuelvo egoísta en ese preciso instante; solo quiero que me ayude a menguar el llanto.

No se por cuanto tiempo estuvimos así: Abrazadas dejando que la lluvia cayera sin reparo sobre nosotras. Extrañamente no siento frio, tanto mi cuerpo como mi corazón están cálidos, se han dejado embriagar por su presencia. Su mano envuelve la mía, traspasándome calor, su dulce calor. Estamos sentadas en el piso sucio, mierda su enterizo blanco esta jodido. Hago ademan de levantarme pero ella me detiene. La miro con reproche.

-Te estas ensuciando.- Le digo señalandole donde estamos sentadas. Intento de nuevo pararme pero ella me detiene.

-No me importa. - Me regala una sonrisa transparente de esas que tanto me gustan ya que las puedo usar como analgésico para el alma.

Me atrae con delicadeza otra vez a su cuerpo. Me sorprende lo amorosa que puede llegar a ser. Su semblante distante engaña a cualquiera, su porte imponente e inalcanzable, pero aquí esta dejando ensuciar su costosa ropa, solo para reconfortarme. Sobra decir que el amor que estoy sintiendo ahora por ella, es infinito. Me recuesto en su pecho dejando que sus brazos me envuelvan. Su presencia me atrapa y relaja. Solo atino a decir algo que he estado considerando estas ultimas semanas:

-Mi amor. Voy a dejar la carrera.-

 

 

Lujuria, es lo único que me transmiten los ojos del profesor Zuñiga. Parece que a este hombre nunca le enseñaron a disimular las ganas.

-Felicitaciones Lafaurie. - Me dice mientras sonríe con arrogancia enseñándome su sonrisa perfecta que no genera ningún efecto en mi.

Recojo mi parcial, sin devolverle ninguna mirada. En lapicero rojo aprecio un 5 con un “Felicitaciones, linda”. Que asco de hombre.

-Muy mal Guerrero. Creo que perdió la materia.- Se me había olvidado. Volteo y no me gusta para nada lo que veo. Esta petrificada y el maldito mirándola de manera burlona. Mis ojos siguen sus movimientos, soy la única que repara en ella , veo como recoge rápidamente su bolso sin detenerse en nadie y sale del salón.

Carajo, se me escapa. Voy a mi pupitre y tambien recojo mi bolso.

-July va a llover. No se te olvide el paraguas.- Oriana me dice y cojo rápidamente mi paraguas negro y salgo con el a rastras del salón. En que estaba pensando cuando compre una cosa tan grande.

“No la logro divisar, para donde piensa ir esta mujer”. Ese pensamiento fugaz cruza por mi mente y emprendo mi carrera. Mientras gruesas gotas de lluvia empiezan a caer sin tregua. Abro el gran paraguas de color negro, para intentar no mojarme pero creo que es un esfuerzo inútil.

Por fin me acerco al bloque de matemáticas. Ella me confeso una vez que le encantaba ir a ese lugar por su soledad. Dejo de correr para inspeccionar este nuevo entorno desconocido para mi, escucho las gruesas gotas de lluvia caer sobre el paraguas.

Un sonido de algún objeto estrellándose en un charco capta mi atención, es una bola de papel levanto mi mirada y allí esta ella sentada en un banquillo con las manos en su rostro ahogada en su propia desolación. Empiezo a caminar lentamente , pero se percata de mi presencia, por lo que se propone a levantarse para huir como siempre hace.

-No te vayas. - Apresuro a decir. Me duele en el alma verla así, tan desquebrajada y frágil. No es una persona sencilla, se muestra siempre fuerte hacia los demás por eso cada vez que se siente en un abismo decide apartarse para sufrir sola y en silencio. Me acerco por lo que retrocede instantáneamente, me duele que desconfié en este momento de mi.

-¿Que quieres ?. - Me pregunta bajando su mirada. “Estar contigo” que no es obvio, por que te empeñas en tragarte sola el dolor.

Prefiero callar, solo me acerco aprovechando su vulnerabilidad y la abrazo su pequeño cuerpo tiembla un poco en mis brazos, tire la sombrilla a un lado. Deje que su cabeza descansara en mi hombro. Tenerla cerca siempre hará que mi corazón estalle de emoción, no puedo permitir que le pase nada.

-Tranquila nena. Estoy contigo.- Le susurro y juro que escuche su corazón rompiéndose. Su llanto se acrecentó y se aferro a mi cuerpo como si me tratase de un salvavidas. La abrace con mas fuerzas tratando de absorber su dolor.

Al carajo con todo: con mi ropa con mi cabello. Me senté en el piso frio y la acune entre mis brazos y mientras su llanto cesaba, acariciaba su rostro. Sentí que durmió un poco y yo también descanse, entre las dos irradiamos un calor particular. Un movimiento brusco departe de ella me despertó de mi ensoñación, se intentaba parar. Enseguida la atrape para que se detuviera y me devolvió una mirada llena de reproche.

-Te estas ensuciando. - Me dice. Es verdad, estoy hecha un asco pero raramente poco me importa. Intenta volver a pararse y la detengo otra vez.

-No me importa.- Le respondí con una sonrisa para que se tranquilizara.

La atraje de nuevo a mi cuerpo, para abrazarla y reconfortarla. La sentí relajarse en mis brazos. Me transmitía mucha ternura tenerla de ese modo. Cerre los ojos para caer en su hechizo. Solo quiero que sepa que estoy aquí para ella, que le explicare todo lo que no entienda de las materias, que llore todo lo que quiera en mi hombro que con mucho gusto se lo presto para cuando lo necesite. Estaba a punto de manifestarle todos aquellos sentimientos, ansioso por salir de mi garganta, cuando se voltio a verme con esos grandes ojos negros.

-Mi amor. Voy a dejar la carrera.- Ahhh...

 

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Notas finales:

Tenia un tiempo que no subia nada, espero por fin terminar una historia por muy corta que sea. Bye, besos.


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