Su cuerpo tiritaba de frio, sobo sus manos una con la otra buscando calor, a pesar de usar unos guantes de lana, sus manos se encontraban frías como las de un cadáver. Su respiración era notable cada vez que exhalaba, se podía apreciar aquel viento blanco, típico de la época de invierno.
Miro a su alrededor… cuanto había cambiado Japón en 10 años de ausencia, los edificios que él conocía o bien fueron demolidos o eran el doble de altos de los que recordaba y ni hablar de lo tecnológica que se había vuelto la ciudad .Espero impaciente a que lo vinieran a buscar, habían pasado ya media hora de la hora acordada y no aparecían, como odiaba esperar y más en un lugar lleno de gente, como lo eran los aeropuertos… si Sakura no aparecía en 5 segundos la mandaría a freír espárragos.
Con fortuna una camioneta se estaciono frente a él tocándole el claxon repetidas veces llamando su atención, el copiloto bajo la luna polarizada del vehículo, dejando a la vista a una muchacha de cabellos cortos rosados y ojos verdes que sonreía nerviosa y de piloto a un moreno parecido a él pero con una piel más blanca, casi enfermiza.
-Discúlpanos Sasuke-kun –bajo del carro e inclino repetidas veces su cabeza frente al moreno que imponía temor- pero, el hospital no me quiso dejar libre hasta que asistiera un parto… ¿estas molesto?
Sasuke hizo una mueca de disgusto que no fue vista por Sakura, le tenía estima a la chica por ser una conocida suya desde mucho tiempo y su ayuda que le prestaba desinteresadamente, emitió un bufido bajo, haciendo temblar a la chica.
-Deja de inclinarte, Sakura –trato de sonar lo más amable posible- para la próxima no me hagas esperar, sabes lo mucho que lo odio.
-Sí, Sasuke-kun –sonrió contenta la chica.
Ambos subieron con las maletas del Uchiha a la camioneta de lunas polarizadas, la cual arranco, Sakura sentada de copiloto y Sasuke en uno de los asientos de atrás, cruzado de brazos y con los ojos cerrados, descansando de tan agotador viaje.
-Hola, al menos saluda bastardo –escucho al piloto pelinegro, su nombre era Sai o como el solía llamarlo “copia barata” por su gran parecido a él, aun no entendía por qué siempre llevaba una sonrisa falsa en su rostro- Mira que uno viene a recogerte y tu…
-Yo también te extrañe Sai –dijo con sarcasmo
-Sigues siendo tan bastardo como siempre –sonrió falsamente como siempre lo hacia
-¡Sai! –reclamo la rosada, no le gustaba cuando se ponían en ese plan- son compañeros de trabajo y se llevan así…
-No es mi culpa Sakura-fea –sí, otro de los defectos de Sai era poner tontos apodos y sacar de quicio a las personas… en si su copia estaba llena de defectos –Uno trata de ser amable y el tan amargado con esa cara de estreñido
-¡Sai! –advirtió Sakura lista para golpearlo, a pesar de ser una doctora, la chica tenía una fuerza de los mil demonios, capaz de dejar inconsciente a los demás si la hacían molestar.
-¿Cómo van los trabajos aquí en Japón, Sai? –menciono casual Sasuke, se aburrió de escuchar tan vaga conversación
-Bueno… desde que te fuiste al extranjero, los casos han ido en aumento –dijo Sai frunciendo el ceño y apretando el volante con fuerza- los asesinatos, trato de personas y violaciones han ido en aumento… la sociedad es una mierda
-Eso lo sé muy bien –menciono Sasuke con rencor- Lo sé muy bien –susurro para si- entonces, tendrás muchas carpetas sin resolver
-Ni que lo digas, en la oficina no dejan de llover casos, todos con buena paga pero los desgraciados se saben esconder y no dejan pistas, es como si se los hubiera tragado el agua
-Sasuke-kun… ¿seguro que regresaras a tu casa? –menciono Sakura, algo molesta por ser ignorada, a pesar de ayudar en las investigaciones, no conocía mucho del trabajo que los detectives o casa recompensa hacían, ella solo se encargaba de revisar los cuerpos, descifrar la causa de sus muertes y atenderlos si tenían un percance –podrías quedarte en mi departamento, tengo suficientes habitaciones de invitados para que tu pue…
-Estaré bien Sakura –corto desinteresado- eso fue hace mucho, ya lo supere
-Pero… Sasuke-kun…
-Déjalo Sakura-fea, si él dice que estará bien lo estará –estaciono la camioneta- Llegamos.
Sasuke bajo con sus dos grandes maletas en manos, se despidió de ambos con un seco –Adiós- e ingreso a su casa, la cual se veía muy antigua por su estilo oriental, se alegraba internamente de haber mandado a que la limpiaran, hubiera sido una molestia tener que limpiarla el mismo, con lo grande que era… acomodo sus cosas en su ex cuarto y al no tener que hacer, prendió su laptop, busco crímenes que aún no se resolvían en la página Web de su ahora nuevo lugar de trabajo, los detectives no trabajaban solos, no le gustaba interactuar más de lo debido con otras personas, pero su trabajo lo ameritaba, aquí o en el extranjero siempre perteneció a un grupo o departamento de detectives, aquello beneficiaba a una mejora y forma más rápida de resolver los casos… como aquel tan conocido dicho decía “dos cabezas pensaban mejor que una”, casi todos los de su grupo actuaban en pareja, pero él y Sai trabajaban en solitario y por obvias razones, pocas veces pedían el apoyo del otro… Sai no era tan despreciable después de todo, era muy ingenioso si lo pretendía.
Buscando, hubo un artículo que llamo toda su atención, se trataba de un tipo con varios crimines, todos en las misma circunstancias, su primer crimen estaba titulado “Asesino a la mujer que amaba y al esposo de esta, al no soportar a la idea que estuviera felizmente casada”, todos sus otros asesinatos seguían el mismo patrón, mataba a mujeres jóvenes pelirrojas casadas y a sus desafortunadas familias.
El caso parecía interesante, el criminal seguía un mismo patrón y solo operaba en Japón, haciéndole las cosas más fáciles, la paga era muy buena, sin pensarlo preparo un informe para pedir el permiso de ser el responsable de ese caso, “mañana mismo lo dejare en el despacho de Stunade” pensó.
Stunade era la actual jefa del departamento al que él pertenecía, una mujer mayor pero muy talentosa, tenía conocimientos de Medicina Forense y buen razonamiento, era un gran veterana y a Sasuke no le importaba trabajar para ella, era alguien de confianza a pesar que tenía el vicio de despilfarrar su dinero en casinos y ser una bebedora compulsiva de sake.
Estuvo un tiempo navegando por internet para ponerse al corriente de acontecimientos importantes pasados de su país natal, pero se aburrió con facilidad, estaba cansado pero quería respirar aire libre… así que decidió dar una vuelta al vecindario para recordar los alrededores.
Camino un buen tiempo, no sabía cuánto pero al darse cuenta había oscurecido, dejo su celular en su casa por seguridad, su casa estaba ubicada en un sector de clase media, cerca de un barrio peligroso, a pesar de tener suficiente dinero como para comprar un departamento en un buen lugar, no lo necesitaba, extrañaba su casa, a pesar que sea solitario estar ahí.
Paro su paseo en un pequeño parque, se sentó en una de las muchas bancas, no parecía ser muy tarde aun así no había ni una pobre alma, aprovecho ese momento de paz y saco un cigarrillo, lo encendió enseguida con su zipo, ¿Quién diría que el tonto regalo de Sai le seria de tanta utilidad?, aunque gracias a ese regalo cogió ese mal vicio “Gracias Sai, moriré de cáncer al pulmón”…
-¡Oye tú! Danos todo lo que cargas
Sasuke voltio su rostro con el ceño fruncido, pensando que le hablaban a él, pero se equivocaba, busco de donde provenía esa voz.
-¡No tengo nada!
-¡Vamos! No te hagas el pendejo… y suelta la lana
Cuando encontró de donde provenían esas voces, se escondió en unos arbustos viendo con detenimiento, unos dos hombres grandes y robustos, con todas las pintas de ser maleantes, llevaban un tatuaje de la estrella de Judas en la mano, claro signo de haber pasado un tiempo en la cárcel y que pudo ver apenas por la pobre iluminación de los postes de luz (N/T: En mi país ese tatuaje tiene ese significado). Aquellos hombres acorralaron a un pobre joven, que no parecía tener mucho dinero sobre el… se veía algo escuálido y pequeño.
-No tengo nada y si la tuviera no se las daría, estúpidos
Sasuke se sorprendió por la contestación del raquítico joven, muy audaz pero tonto… esos hombres lo harían picadillo, lo supo al ver como ambos pusieron una cara furiosa y uno saco un pequeño cuchillo, atrapo al joven por la espalda, y apunto el cuchillo en el cuello.
-Malnacido… ¿Ahora no eres tan valiente no? –Sonrió sádicamente al sentir como el chico temblaba entre sus brazos- vamos, que esperas busca la lana –le dijo a su cómplice, el cual rebusco los bolsillos del pantalón.
Estuvo para intervenir cuando vi que el joven se liberó mordiendo el brazo de su captor y patio al sujeto que buscaba dinero entre su ropa.
-Hijo de la gran puta –chillo adolorido el tipo que fue mordido- te cagaste pedazo de mierda
Los dos tipos golpearon al chico, pero este no se quedaba atrás, defendiéndose de sus agresores, debía admitir que se sabía defender, corrió a auxiliarlo cuando los dos hombres lo tumbaron y le asestaban duros golpes en la cara…
-Es la policía –mintió tratando de alcanzarlos, la distancia de su escondite era considerable de donde habían arrastrado al pobre chico para darle su paliza- suban las manos donde las pueda ver.
-¡Mierda, la poli! –dijo horrorizado uno
-¡Jodidos tombos! –Dijo colérico el que golpeaba al chico- pero de esta no te salvas –menciono al ver que el cuerpo bajo suyo trataba de levantarse –con el cuchillo que guardaba en su bolsillo le asesto una fuerte apuñalada en el pecho, haciéndole chillar desgarradoramente –Corre, cabron – le grito a su cómplice, ambos corrieron desapareciendo por las estrechas calles.
-¡Duele, Duele, Duele! –se quejaba con voz desquebrajada el chico retorciéndose de dolor
-No te muevas, o se podría abrir más la herida –le ordeno Sasuke autoritario al llegar a su lado, cogió su celular y marco el número de Sakura- ¿tienes algún número al que deba llamar? ¿Algún familiar? –pregunto en espera a que la rosada contestara- ¡Oye! ¡Te estoy hablando! –le grito, pero al verle la cara se dio cuenta que estaba inconsciente, se empezaba a exasperar, el chico estaba herido… si solo hubiera actuado un poco antes, él no hubiera sido apuñalado.
-¡Sasuke-kun! –Se escuchó la voz chillona y alegre de la chica- es raro que llames, pero me alegra, vayamos a una cita tú y yo
-No es el momento, Sakura –respondió con dificultad, empezaba a hiperventilarse… justo en ese momento tenía que darle un ataque de ansiedad, se suponía que iba a terapias para ello, “Maldición”
-Te ha dado un ataque ¿verdad, Sasuke-kun? –La voz de la chica sonaba preocupada- respira hondo y tomate una pasti…
-Necesito que vengas… traigas tu set medico… y tu carro
-Sus signos son estables, necesito una leve cocida de 8 puntos, ha sido vendado y necesita cambiarlas cada cierto tiempo… lo más preocupante es su alimentación, parece tener unos 17 años pero su cuerpo deja mucho que desear –Sakura hizo una pausa a su diagnóstico- ¿de dónde lo sacaste, Sasuke-kun?
El moreno la miro y no pudo evitar sentirse aliviado, su compañera le había administrado la pastilla para calmar sus ataques de ansiedad y ahora tomaba un té relajante por las dudas, dio un sorbo a su taza, su garganta la sentía seca y áspera.
-Cerca de aquí, en el parque donde nos recogiste, fue víctima de un asalto con arma blanca
-Ya veo… pobre chico –miro con lastima al chico postrado en la cama, se acercó para acariciar sus cabellos- ah perdido mucha sangre y el dolor le fue insoportable como para que se desmayara
Sasuke sintió culpabilidad de nuevo, vio con atención la acción de Sakura, fijándose en los rasgos del intruso de su casa, su piel era acanelada y su cabello de un tono rubio muy raro para ser un japonés así que tal vez fuera extranjero, su cuerpo era muy delgaducho y pequeño… pero lo que más le llamo la atención fueron las marcas de su cara, tres en cada mejilla que simulaban ser unos bigotes, ¿se las habrán hecho en alguna pelea? O ¿serian de nacimiento?, ¿de qué color eran sus ojos?
-Bueno… -Sakura se levantó de la silla y organizo sus utensilios médicos- es hora que me vaya, mañana empiezo a trabajar muy temprano en la mañana –menciono con cansancio- eso de tener dos trabajos cansa –al terminar se voltio de arreglar su maletín y se acercó sonrojada a Sasuke quien lo miraba interrogante –Nos vemos Sasuke-kun –finalizo su despedida dándole un beso en el cachete, tomando sus cosas, salió de la casa.
Sasuke no la regaño por su osadía, no esta vez… conociendo la ajetreada vida de la rosada, ella aun venía a sus llamados improvisados, no le dio mucha importancia, solo fue un beso en la mejilla y él estaba acostumbrado, algunos de los países extranjeros donde vivió saludaban y se despedían de la misma manera, cosa que le choco un poco pero se llegó a acostumbrar.
Se levantó y se estiro como un gato, sentía sus músculos entumecidos, miro la hora al sentir ese fastidioso dolor de estómago, si Sakura supiera que se saltó el almuerzo lo hubiera molido a golpees diciendo que le daría gastritis y que debía contratar a una sirvienta si no tenía tiempo para cocinar, porque él era un gran cocinero aunque no lo pareciera.
Recorrió por los pasillos y bajo las escaleras para llegar a la cocina, sonrió nostálgico al ver que nada cambio, la cocina de su madre aún tenía ese toque simple y femenino que recordaba, le traía tantos recuerdos, pero el más importante sin duda era la sonrisa de su madre, de esa mujer que saco adelante a su familia, a pesar de que su situación económica no era muy estable y los muchos problemas que tenían, ella siempre los recibía con una sonrisa y palabras de aliento.
Cuanto la extrañaba… la extrañaba tanto…
Corto algunas verduras, cocino arroz y frio un pescado, una cena sencilla para llenar el hambre, preparado un plato más, el cual guardo en el refrigerador, por si su huésped inesperado despertaba, él no era de hacer favores a nadie ni siquiera le nacía ayudar a otros, pero la culpa aun lo carcomía.
Al haber terminado su cena, lavo los trastes y paseo por la casa, la biblioteca a un seguía con la misma cantidad de libros que su padre dejo, casi todos eran novelas policiales y de detectives de los cuales era gran fan, su padre fue un empresario de una pequeña empresa de publicidad que por la crisis economica se vino abajo; su padre siempre le contaba las grandes hazañas de los personajes de los libros que el leía cuando era hora de dormir, tal vez eso influencio parte del porque hoy en día era un reconocido detective.
Siguió su recorrido por las demás habitaciones, sala de estar, baños, cuartos hasta terminar en el jardín, las flores que él y su difunta madre cuidaron con tanto empeño, no quedaban rastros en el desértico suelo, esperaba que alguna planta sobreviviera , pensamiento que era absurdo… ninguna sobreviviría 5 años sin agua y cuidados respectivos.
Un sonido de pisadas y un quejido capto su atención, apresurado fue a revisar, al parecer su huésped despertó….