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La suerte de los feos los bonitos lo desean por Unno Takashiro

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Notas del capitulo:

Bueno esta vez les traigo un pequeño oneshot, sé que les debo actualización de los demás fic, pero mi musa esta de vacaciones en estos momentos por lo cual los retomaré cuando llegue

Sean felices con este pequeño shot, espero lo disfruten.

“La suerte de los feos los bonitos lo desean”.

 

No sé cuántas veces he oído en mi vida esa frase, ya he perdido la cuenta  y ahora es cuando me empiezo a cuestionar; ¿en realidad ese refrán aplica en la vida actual?

Yo creo que no.

Para empezar a entendernos mi nombre es Nikoll Patrick y ya sé que tengo nombre de niña, pero soy un chavo, que quede claro. Tengo 23 años trabajo en una tienda de conveniencia medio tiempo en el horario de la tarde, para especificar, de 2 a 6 y30. Estudio el último semestre de diseño y antes de que piensen que soy homosexual les aclaro, no lo soy. El hecho de que estudie diseño no necesariamente aplica a esa lógica de que todo hombre que tenga que ver con algo de peluquería, diseño, modelaje, cocina o danza; más específico, ballet, tiene que ser gay. Yo soy bien hétero y nunca me cuestionaré sobre mi sexualidad.

Volviendo al tema inicial de la conversación, el adagio de arriba, en estos momentos de mi vida está siendo uno de los comederos de cabeza más grandes de mi historia. Simplemente no entiendo como alguien auto-catalogado como “semi-feo” digo “semi” porque yo no soy Brad Pitt ni Jhonny Deep, pero tampoco soy como Mr. Bean y aun así ese tipo tuvo más suerte que yo. En pocas palabras, yo no estoy tan mal a la vista, solo soy un tío normal. Poseo una estatura relativamente aceptada en la sociedad masculina, no soy ni tan alto, ni tan bajo y mido con orgullo mis 1.72 cm de altura, soy de tez morena, cabello oscuro, ojos color almendra, nariz respingona, cuerpo normal, sí, no me gusta ir al gimnasio por lo tanto no tengo tanto musculo como mis compañeros así que soy un poco rellenito; no soy gordo, peso solo 67 kg y bueno ¿no estoy tan mal verdad?

El problema es que en mis 23 años vividos, no he tenido ni una sola novia.

¡No lo entiendo!

La chicas siempre dicen que les gustaría tener un novio como yo, soy amable, respetuoso, un poco picarón, responsable, cariñoso, detallista, no soy tan machista, soy sincero, un buen confidente y alguien que solo es tachado de mejor amigo. Nunca he podido traspasar esa línea imaginaria con ninguna mujer. ¡Ni siquiera con las que no conozco! Ok, ya sé que estoy sonando un poco desesperado pero es que entiéndanme, ¿cómo es posible que un chico como yo no sea un buen partido para ninguna chica? Ni siquiera me pueden tachar de infiel ni mujeriego porque para empezar nunca he salido en ese plan con ninguna chica.

Vale, ya sé a dónde quieren llegar, ustedes creen que solo me fijo en tías buenas, y con “las tetas” y “el culo” y que por andar fijándome solo en el físico estoy más solo que la una, pero no, no siempre me fijo en el físico, de hecho en los últimos años he decantado esa opción y he pasado mi radar de hombre a fijarme en las chicas menos atractivas ¿pero qué pasa? Que hasta las chicas menos atractivas solo se fijan en mis amigos y cuando no es así pasan de mí. Tal vez tendré muy mala suerte o de plano soy más feo que Mr. Bean.

Estoy deprimido.

Quiero una novia.

Tal vez piensen que soy del tipo tímido y que no soy tan sociable, pero no es así, seguro que no.

Y como tantas veces me ha pasado sigo enfrascado en mi dilema, no soy feo, pero tampoco soy tan atractivo, pero yo tengo lo mío, entonces, ¿por qué no tengo una novia?

-¡Nikoll, vino Dilán!- avisó mi mamá con su acostumbrado grito desde la cocina.

Rápidamente apagué las consolas de videojuego que tenía en las manos y prendí un canal al azar en el televisor y me tumbé en la cama.

-¡Niki! Te estaba llaman…-lo ví y el me observó haciéndose presente ese silencio tan característico de una situación incómoda- ¡Estabas con tus videojuegos otra vez!- afirmó

-¡No! –le repliqué pero no pude mentirle- Si estaba, ¿y qué?

-Niki, ¿estas deprimido?

-¿Por qué lo preguntas?

-Porque siempre que te deprimes pensando cosas innecesarias juegas tus videojuegos.

Punto para él. Realmente me conoce.

Chicas y chicos con ustedes el galán de mi grupo, el rompecorazones de la manada, Gabriel Looper. Él es mi definición de chico-moja-vaginas. Es alto, mide 1.83cm, de cuerpo atlético y fibroso, piel bronceada, pelo castaño claro, cara perfilada, ojos verdes, bonita sonrisa y bueno mejor no sigo describiéndolo porque me deprimiré más. No es que le tenga envidia, él es mi mejor amigo, una buena persona, y aunque un poco mujeriego es un gran chico y siempre está para uno cuando lo necesita.

-Bueno, ya lo admito, si lo estaba pero no tienes derecho a preguntar el motivo.

-Vale, en fin yo no venía a eso, te venía a invitar para ir a una discoteca esta noche.

-No quiero.

-Venga hombre, no te arrepentirás, vendrán las amigas de Geena y también vendrá mi primo de Escocia.

-Nunca me dijiste que tenías un primo en Escocia.

-Tú nunca preguntaste. Además también irá Clara.

Me le quedé mirando indeciso y el solo atinó a darme un golpe amistoso en el hombro.

-Venga, anímate.

-Está bien, solo iré porque Clara va.

Y aquí voy, otra vez poniendo en juego mi dignidad de hombre.

-Vale entonces nos vemos en la disco de siempre.

Con el pulgar levantado en señal de victoria mi bullicioso amigo salió de mi cuarto y fue hora de ponerme manos a la obra, eran las 5 de la tarde por lo que me quedaba todavía un buen rato para pensar en lo que iba a hacer esa noche. Clara Jackson era una de las amigas de Geena, y actualmente era la chica que me gustaba, desde que la conocí me dejó babeando, no era tan exuberante como su amiga, es más, es el tipo de chica que no resalta mucho y un poco tímida y por esa razón pensé en ella como mi futura primera novia. Claro, había ido tanteando el terreno, ganándome su confianza primero y luego profundizando nuestra amistad, creo que estaba listo para hacerle la propuesta de un noviazgo, así que esa noche haría mi jugada.

Tardé casi una hora y media en escoger un vestuario que pudiese impresionarla, y repasé en frente del espejo del baño él como actuar y no ponerme nervioso, me peiné un poco con gel, un poco de perfume, revisé que mi aspecto no estuviese tan mal y para cuando me di cuenta ya recibía la llamada de Gabriel.

Iba más contento que unas pascuas, esta vez estábamos todos completos, contando al primo de mi amigo, estaba Geena con su novio Mark, otro amigo mío y para aclararles, Mark, sí rivaliza en aspecto con Mr.Bean, no se todavía cómo es que tiene a su lado a la guapísima de Geena. Estaba Gabriel, que seguramente intentaría ligar a Megan, Yo con Clara y el primo de Gabriel con Khloe, esta vez no había oportunidad de que Clara y Khloe estableciesen una conversación entre ellas y me dejasen de lado.

Cuando llegué al lugar rápidamente divisé la mesa en la que estaban los muchachos, para mi suerte ya estaban todos.

-Niki, por fin llegaste, hombre.

-Hola chicos.

Saludé con una sonrisa para luego dejar que mi vista divagara por todos los conocidos y finalmente reposara en el desconocido.

-George, este es mi amigo Nikoll, Niki este es mi primo George.

Nos presentó Gabriel y educadamente le tendí la mano para ofrecerle un apretón que aquel chico amablemente correspondió.

Familia de Gabriel tenía que ser, ese tipo era otro del clan moja-vaginas. Era pelirrojo, ojos grises, piel pálida, y aunque estaba sentado supuse que sería tan alto como el castaño, además se le formaban los hoyuelos en los cachetes cada que sonreía. Que injusto es el mundo.

Algo ofuscado por la situación me senté en el único puesto vacío que quedaba, al lado del pelirrojo, y para mi suerte frente a mí quedaba Clara, la saludé con un beso en la mejilla, ya me había decidido, hoy por fin abandonaría mi soltería.

-Así que eres de Escocia ¿es bonito por allá?- preguntó Clara.

La noche había avanzado lentamente y si se preguntan cómo me estaba yendo en mi plan de conquista he de decir que iba en picada. Clara estaba más interesada en conversar con el primo de Gabriel que lo que estuvo en conversar conmigo la primera vez que nos conocimos, claro, yo no me dejaba amedrentar por “señor-vivo en Escocia y soy guapo” en cada oportunidad que tenía entablaba charla con Clara pero dicha charla moría al mismo tiempo de iniciarla.

Se supone que había ido para reavivar mi autoestima y salir de la soltería, pero en cambio solo estaba logrando deprimirme más con cada palabra que salía de la boca de “Don Perfección” Ya sé que no debería de pagarla con el nuevo, pero es que simplemente ¿no se podía dar cuenta que me interrumpía en mi plan de conquista?

-Clara, me enteré que el jueves que vine inaugurarán en el cine esa película que me dijiste el otro día que tanto te gustaría ver, si quieres podemos ir y…

-¡Wow! Así que trabajas a medio tiempo como modelo, eres genial George, nunca había conocido a un modelo masculino.

-Tranquila, no soy tan famoso, solo es una revista local.

-Sí, pero quizás si te hagas famoso en verdad.

-Clara, la película…

-¿Eres musculoso? ¿Te puedo tocar el abdomen?

-Claro, acércate y compruébalo tú misma.

En ese momento sentí como el poco orgullo que me quedaba se rompía en miles de pedazos, claramente ella no estaba interesada en mí y me ignoraba olímpicamente mientras toqueteaba a ese tipo, de veras que quería llorar en ese momento, de solo ver como él se desabrochaba la camisa y ella fascinada se acercaba a tocarle.

Actualmente en la mesa solo quedábamos nosotros 3 porque Mark se había ido a bailar y besuquearse con Geena, al igual que Gabriel y Megan; Khloe había ido a menearse con un desconocido y yo parecía mal tercio entre Clara y George. Vale, yo no era tan sexy como ese pelirrojo pero siempre fui amable con Clara y ese recién llegado parecía un Don juan ¿en serio Clara me estaba dejando de lado por ese tipo?

Ya ni los quería interrumpir ¿para qué? Si igual ya no iba a lograr nada, ese tipo lo había arruinado todo.

-¿Quieres ir a bailar?

-Dale preciosa.

Y yo otra vez como lamparita, solo y abandonado en aquella mesa, que decepción conmigo mismo.

Deprimido al máximo me levanté en busca de un trago, ya solo me quedaba refugiarme en alcohol, no tenía ánimos para nada, así con un suspiro por delante me acerqué a la barra y pedí un trago lo suficientemente fuerte como para quitarme el mal sabor de boca que me había dejado Clara.

Aburrido giré mi vista a la pista de baile y observé como una chica me miraba mientras movía su vaso, momento, ¿me estaban coqueteando? Disimulé mi repentina felicidad interna dándole un pequeño sorbo a la bebida que había pedido mientras le coqueteaba a ella con la mirada y me hacía el interesante, no había terminado de dar el segundo sorbo a mi bebida cuando veo que la chica se acercaba a paso lento y cauteloso, como una fiera asechando a su presa. Arrogantemente levanté mi dedo índice y le hice seña para que se acercara más. Cuando ya estaba a unos cuantos centímetros de distancia me aproximé a la chica y me quedé congelado en el sitio cuando ella me pasó de largo y se fue hasta un tipo que estaba atrás de mí.

No sabía ni cómo reaccionar, parezco un idiota que no encaja en este lugar. Apenado y rogando a todas las deidades porque nadie conocido haya observado esa escena me fui directo a los baños.

Al llegar a los lavamanos me mojé la cara con abundante agua para ocultar las traicioneras lágrimas que escapaban a contracorriente de mi cuerpo. Que ridículo me sentía en ese momento, intentando aspirar hondo para poder calmarme y cuando por fin parecía haberlo logrado observé mi reflejo en el espejo. Yo no estaba tan mal, yo era un buen partido para cualquier chica, ¿qué pasaba? ¿por qué nadie se fijaba en mí?

En ese momento sentí el rechinar de la puerta del baño e hice como si estuviese secándome las manos, ni siquiera volteé a ver al que había entrado, me daba mucha vergüenza mirar a alguien a la cara en ese momento.

-¿Llorando porque todas las chicas pasan de ti?

Cuando reconocí esa voz me enfurecí no por el comentario tan mordaz que dijo sino porque me dio bronca el tonito con el que lo decía.

-No, solo vine a hacer mis necesidades como cualquier ser humano. No estoy tan necesitado como para llorar por alguien.

Respondí un poco altivo, ya no estábamos en frente de Clara, y no me importaba que él fuese el primo de mi mejor amigo, no me agradaba y punto. Le escuché reírse de mi comentario.

-Eso no te lo crees ni tú mismo, además déjame decirte un consejo amigo, por más que lo intentes tú eres el tipo de chico que no combina con las chicas.

Su comentario me dejó en el limbo, no entendí cuál fue la intención de decirlo y supuse que eso se debió interpretar en mi rostro pues él solo negó con la cabeza y prosiguió.

-Para aclarártelo mejor, eres un ser que no se ve bien con una chica como pareja

-¿Estas insinuando que soy gay?

-No, tú eres hétero.

-Exacto, así que puedes dejarte de palabras confusas que no estoy de ánimos para aguantar bromas de otros.

-Pero eres un hétero que puede pasar a ser gay.

Me quedé sin palabras. ¿Qué estaba diciendo ese tipo? No sabía ni qué responderle y solo atiné a arrugar mi entrecejo en una clara muestra de asco. No es que yo tuviese algo en contra de los homosexuales, simplemente me daba repelus que alguien se osara a insinuar que yo tiraba para el otro bando.

-Oye, déjame dejarte algo en claro, yo SOY hétero-hice afán en la palabra “soy”- y no soy gay, me gustan las tetas y las vaginas, y no los penes, así que no vuelvas a insinuar algo tan desagradable como que yo soy un marica.

-¿Quieres ver como también te excitas con un hombre?

Ok. Ese hombre tiene problemas. ¿Qué no me acaba de escuchar?

Me revolví el cabello de la frustración e inhale profundamente por no se cuánta vez en la noche para después clavar mi vista, totalmente seria e indignada en el primo de mi amigo.

-Sabes toda esta charla me ha hecho pensar que quizás el gay es otro- dije irónicamente y con todo el sarcasmo del mundo.

-Yo no soy gay.-respondió él.

-Oh vaya novedad. ¿Sabes qué? Yo mejor me voy, ya me has amargado la noche más de lo que ya estaba. “Gracias”

Me disponía a salir de ese lugar cuando siento como me tironean del brazo y me aprisionan entre la puerta de un cubículo del baño y un cuerpo atlético.

-Preferiría definirme como bisexual.

Iba a protestar cuando sentí la intromisión de su lengua en mi cavidad. Le miraba enfurecido, realmente iba a golpear a ese sujeto ¿Quién era él para atreverse a besarme de aquella forma? Además, ¡ese era mi primer beso! Entre tanto forcejeo de mi parte y la suya no me percaté que una de sus manos viajaba peligrosamente hasta la zona sur de mi anatomía y se adentraba entre mis pantalones sigilosamente. Mi mente había quedado en blanco ¡tenía la lengua de un tipo en mi boca! Una parte de mi cerebro debió de haber reaccionado pues por impulso atiné a morderle la boca y con eso logré que él se separara un poco de mí.

Pensé que todo había terminado.

Gran error.

Sentí un correntazo irme desde la punta de mis pies y atravesar mi columna vertebral hasta llegar a mi cerebro cuando él maliciosamente apretó mi semi-erecto pene, yo ni siquiera me había dado cuenta que empezaba a reaccionar con su beso, estaba tan aterrado y confundido y no sé, no sé ni cómo me hallaba en ese instante. Un débil gemido brotó de mis labios cuando el empezó un lento sube y baja en mi miembro, no es que yo nunca me hubiese masturbado, es más, a falta de novia siempre me mataba a pajas pero para empezar el que te lo hiciese otra persona ya era en su mayoría muy distinto y por lo tanto las sensaciones eran completamente diferentes.

En pocas palabras: me excité.

Los gemidos y jadeos salían involuntariamente de mi boca por más que yo tratase de contenerlos, perdía mi fuerza y me estaba costando horrores distinguir alguna razón del por qué estaba dejando a un tipo manosearme de ese modo.

Le sentí mordisquearme el lóbulo de mi oreja y luego descender a mi cuello en donde él procedió a dejar una serie de chupetones y mosdiscos a su gusto sin detener la mano que ejercía aquel ejercicio en mi hombría, yo por mi parte ya no coordinaba mis pensamientos ni controlaba mi cuerpo, y no es que me justifique pero el estar experimentando ese tipo de cosas por primera vez me debilitó más de lo usual.

Su mano diestra lentamente soltó mis muñecas y bajó hasta mis pezones en los cuales empezó a jugar mientras que con su boca mordisqueaba uno de ellos. Yo jadeaba, estaba hundido en los efectos del placer, inconscientemente queriendo más de aquel tacto al sentirme a punto de eyacular. Me aferraba a su brazo izquierdo mientras apoyaba mi cabeza en el hueco entre su hombro y su cuello, mis piernas temblaban y sentía que caería en cualquier momento, todo mi cuerpo se erizó anticipando el final. Se sentía tan delicioso aquel toque en cada parte de mi cuerpo que sin pensarlo mucho me vine entre su mano largando un sonoro gemido, como nunca antes lo había hecho.

Después de lo acontecido me dejé deslizar por la puerta y luego observé como él se relamía lo dedos saboreando mi semilla.

-Tú eres el tipo de hombres que emite feromonas a otros hombres por naturaleza, es por eso que las mujeres no te prestan atención. Ellas tienen esa cosa llamada intuición y saben detectar cuando un hombre pertenece a la otra acera.

Dijo y muy tranquilo salió del baño y yo por mi parte estaba en completo shock, mi primera experiencia cercana a algo sexual con una persona era con un hombre y no solo eso era suficientemente traumatizante para mi cerebro, sino que me había gustado.

No, No y ¡NO!

Había que tranquilizarse, eso fue un efecto del momento yo no era gay, yo era hétero, me gustan las mujeres, yo…

¡Yo no soy gay!

Sin duda esa fue la peor noche en mi vida, tenía mi mente tan embotellada pero a la vez no pensaba en nada, simplemente no sabía cómo describir mi situación tenía pánico a siquiera pensar en que lo que había dicho ese pelirrojo fuese cierto, él estaba totalmente equivocado, solo me dejé llevar por ser mi primera vez, solo eso.

Llevaba 3 semanas sin salir de casa, no quería ver a nadie, estaba tan asustado de mí mismo como de todo lo demás, yo era normal, eso solo fue un resbalón, yo no era gay, yo era un tío normal, hétero hecho y derecho, si todo era una confusión del momento. Ya era hora de enfrentar la realidad.

Con la cabeza por fin en orden, me levanté para ir a la universidad, era mi último año y no podía darme el lujo de reprobar por culpa de algo como eso, era ridículo, yo seguía siendo yo, un chico hétero sin novia pero que pronto tendría una. Con la confianza un poco dubitativa me puse en marcha a mi clase de xxxx.

Al llegar al salón recordé que quién dictaba esa materia era un profesor gay, y eso me asustó un poco. Pero todas mis dudas fueron despejadas al instante de que ese hombre amanerado entrara al aula. Yo nunca podría ser un gay porque para empezar no era amanerado y eso se veía un poco grotesco para mi gusto, además ahora que lo pienso mejor y viendo a mis compañeros de salón ninguno me atrae y también es mentira eso de las feromonas, es simplemente imposible y una locura siquiera seguir pensando en eso. Suspiré, estaba aliviado de seguir siendo normal.

Cuando se dio la hora para el cambio de salón tropecé de camino con un chico que traía un maletín mediano.

-¡Ay no! ¡Mi laptop! Espero no se haya roto.

Rápidamente me di cuenta del lío en el que me había metido.

-Ah, l-lo siento, no quise.

Él me miró y luego me sonrió negando con la cabeza, se levantó y me tendió una tarjeta.

-Tranquilo no te preocupes, este es mi número, llama más tarde y te aviso si hay algo que arreglar, aunque me gustaría más que me llamases para quedar.

Le miré desconcertado.

-Soy hétero.

-Bu, que desperdicio. Bueno nos vemos.

¿Ósea que eso de las feromonas era verdad? No, eso tenía que ser un error. Solo fue una increíble coincidencia de que ese tío estuviese intentado ligar conmigo, no me tengo que desesperar, yo estoy bien, no pasa nada malo.

En medio me de mi meditación sentí el vibrar de mi teléfono, cuando revisé era un mensaje de Gabriel avisándome que estaba invitado a la celebración del cumpleaños de su primo y que estaba terminantemente prohibido que faltase, que no tenía excusas y que si no me aparecía a buena hora él mismo me arrancaría de la cama, bastante amenazador.

No me daba buena espina tener que reencontrarme con ese violador, pero tampoco tenía una buena excusa que inventarme para faltar, además si faltase es decir como si le estuviese dando la razón a ese pelirrojo y tachándome yo mismo de gay y yo no estaba de acuerdo en dar mi brazo a torcer, le demostraría que lo que pasó esa noche era un error y que yo no volvería a caer en sus trampas porque yo era un hétero respetable, es más me buscaría una novia, seguro que sí, esta vez la suerte estaría de mi lado.

Cuatro horas y media más tarde estaba dudoso de entrar a la casa de mi amigo.

Ya estaba ahí en la puerta temiendo golpear para avisar mi llegada, no quería encontrarme con ese sujeto, todo en mi presagiaba un mal momento, no le quería ver, tenía miedo de ceder de nuevo ¿qué me pasaba? No estaba siendo yo. Con la poca determinación que me quedaba di unos suaves golpes queriendo no ser escuchado pero para mí mala suerte sí me abrieron. Un poco acobardado empecé a saludar a mis amigos y a las personas que me presentaban, el saludo hacia el pelirrojo fue más bien seco y obligado pero nadie pareció notarlo aparte de él.

La noche transcurría con parsimonia, todavía no había llegado al punto en que todos están tan bebidos que no se acuerdan ni de sus nombres por lo que una maravillosa idea se le ocurrió al cumpleañero.

-Será mejor que me canten cumpleaños antes de que ya no se acuerden ni del motivo por el que estaban aquí.

Todos secundaron su idea con risas así que se pusieron a cantar unos cuantos desafinados y otros tratando de arruinar la canción.

-¡Ya, apaga las velas!- le gritaron

Y él respondió.

-Deseo un lindo hétero en mi cama esta noche-y sopló las velas.

Y yo sentí mi cuerpo vibrar en ese momento, era como si subliminalmente ese comentario estuviese dirigido a mí, tenía que huir antes de que algo pudiese pasar.

Intentaba por todos los medios explicarle a Gabriel la buena razón que tenía para abandonar la fiesta tan temprano pero sucedió algo que me hizo arrepentirme de mi decisión.

Una linda chica empezó a coquetear conmigo, al principio no me ilusioné tanto pero a medida que pasaban las horas y la chica más se me encimaba más ganas me daban de no irme, quizás si había llegado mi oportunidad.

Las horas transcurrieron y ella y yo estábamos en el punto de no retorno, jugábamos al mismo juego, por fin me había levantado a una chica, me daban ganas de cacheteársela a George en su cara por intentar confundirme pero ahora no había tiempo para eso, ella quería sexo y yo quería salir de mi virginidad.

Nos encerramos en uno de los cuartos de la casa de Gabriel, nos empezamos a besar apasionadamente, ella colocó mis manos en sus tetas, y yo no desaprovechaba el tiempo para masajeárselas, estábamos como dos animales en celo y de ese modo a tropezones llegamos a la cama y me di cuenta de algo: yo no estaba erecto.

Al principio me asusté así que lo ignoré e intenté excitarme tanto como ella lo estaba pero no lo conseguía y ella al ver que yo no estaba empalmado solo me gritó una fea palabra y se fue por donde vino.

“Impotente”

Me había dicho y yo estaba como muerto en vida.

Toda mi puta vida esperando una oportunidad como esta y simplemente no se me levanta.

-Te dije que tú no servías para estar con una chica.

No le paré ni a ese comentario ni a su predecesor, tenía suficiente con mis problemas y no quería afrontar los de los demás. Estaba lo suficientemente contrariado con mi situación y no sabía cómo enfrentarla, simplemente no lo sabía. Densas gotas de lágrimas empezaron a surcar mis mejillas empapándolas de agua salina, lloraba como niño chiquito y a moco suelto.

-Todo esto es tú culpa.

Le sentí acercarse y rozar con sus dedos el camino de lágrimas en mis cachetes.

-Es tú culpa por lo que me hiciste.

Continuaba quejándome mientras él empezaba a besar mi rostro eliminando mis lágrimas

-Yo no era gay, tú eres el raro.

Me besó tiernamente, un simple roce en los labios y ya era suyo, me di cuenta que no podía huir de la realidad, desde un principio él me había cautivado, manipulado y enamorado.

Nos besamos apasionadamente, el calor entre nuestros cuerpos era exquisito, la sensación de pertenecerle y de saber que él me pertenecía era impagable y ninguna mujer podría suplantar lo que sentí esa noche entre sus brazos, sus caricias, sus susurros, su boca, sus roces, sus manos, todo él era endemoniadamente sexy y me prendía a más no poder, estaba embelesado y dejándome arrastrar por el volcán de sentimientos que arrancaba de mí aquel pelirrojo, sumergido en un torbellino de nuevas emociones que una vez experimentadas nunca más las dejaría ir.

Y heme aquí, pensando por última vez en el dichoso refrán ¿realmente tuve suerte? ¿o fue una maldición?

Una vez le pregunté al pelirrojo qué pensaba y todo lo que atinó a responderme fue “La suerte de los feos a los bonitos nos vale madres”

Y ahora que lo pienso, es completamente cierto, él solo me manejó a su antojo sin importarle lo que yo pensara ni lo que deseara. La verdad es que nunca comprenderé qué fue lo que me pasó, simplemente dejé que el destino jugara conmigo a su modo. No me quejo, ahora tengo el mejor novio que nunca podría haber tenido.

Su nombre es George Looper. Mi pelirrojo Escoces.

Notas finales:

Espero les haya gustado.

Nos leemos.


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