CAP 16: MORIR POR CELOS
Era una sombría y tormentosa tarde, y el salón. Misaki, en posesión de Ritsu una vez más, entró y buscó a Takano en el salón semi-iluminado, era el salón de música. Mientras caminaba para buscar a Takano, un pedazo de papel lo golpeó en la cabeza.
— Aquí —dijo Takano.
Misaki se sentó a lado suyo
Tomo su libro de Física y lo abrió para empezar a estudiar, Takano, solo lo miraba y cerro el libro para poder hacer… otra cosa ya que estaban solos en el salón
Misaki estaba anonadado. El abrió su libro nuevamente y trató de conservarlo allí, pero observo a Takano sacar su guitarra de su maletín.
— Toca la canción que tocaste el sabado —dijo Takano
— ¡Oh, no, no, no puedo! Es decir, no debería —respondió con nerviosismo.
Takano colocó la guitarra en los brazos de Misaki y el torpemente la tomó como en una cuna, como alguien que carga a un recién nacido por primera vez. Misaki trató de actuar con naturalidad, pero era obvio que ni siquiera sabía como sostener una guitarra, y mucho menos tocar una.
— Oye ¿qué pasa con el violín? Puedo tocar eso —sugirió el.
Takano se echó a reír, pensando que era una broma.
— ¿Violín? —preguntó. Misaki busco un violín sonrió nerviosamente y, después de buscar a tientas en él un poco, empezó a tocar una melodía maravillosamente bien disfrazada. Takano estaba encantado.
— Definitivamente no es la canción que estabas tocando ayer —dijo.
— ¿Te gusta? —preguntó Misaki.
— Sí me gusta… Es diferente —respondió. A Takano le gustaba mucho esa parte de Ritsu
— Bueno, sabes cuánto amo tocar la guitarra, pero ¿tal vez deberíamos estudiar? —dijo Misaki
— ¿Estudiar? —dijo Takano acercándose mas a Misaki siendo Ritsu lo cual eso sonrojo a Misaki —. ¿Qué te pasa hoy?-
Misaki no pudo mantener la farsa de la guitarra más tiempo así que se volvió a la conversación y se concentró. Lo suyo era la física, y quería que a Takano le gustaran sus cosas tanto como le gustaban las de Ritsu. Se separo de Takano….
— Mira esto —Misaki abrió su libro de Física en un diagrama.
— ¿Sí? —respondió Takano.
— Es una onda de sonido —anunció con orgullo mientras hacía sonar una cuerda de la guitarra.
— No entiendo esas cosas —dijo Takano.
— El sonido es la perturbación de la energía mecánica que fluye a través de la materia como una ola —explicó Misaki—. Es invisible, pero todavía esta allí. Misaki notó la mirada vacía en el rostro de Takano.
— ¿Cómo puedo explicar esto? —pensó en voz alta. Misaki levantó el cuello de la guitarra.
— Una cuerda de la guitarra no hace ningún sonido… —indicó, apuntando a silenciosa cadena “E” —… hasta que haga contacto con su cuerpo.
Tomó la mano de Takano en la suya, y le hizo tocar la cuerda de la guitarra con el dedo.
— Cuando se realiza la conexión, la vibración de la cuerda crea una onda que se oye cuando llega al tímpano —terminó. Takano se asombró de que estaba aprendiendo física sin siquiera darse cuenta.
— Así que, sin un cuerpo… las cuerdas no pueden hacer mucho en absoluto —dijo Misaki, haciendo un punto más amplio—. Se necesitan mutuamente.
— Una campana es una copa hasta que es golpeada — dijo con orgullo Takano, esperando su aceptación en la lección de Misaki. No lo hizo—. Está bien —dijo Takano, sintiéndose como un idiota.
— Ese es el sonido —dijo Misaki—. Definitivamente vas a ser un mejor guitarrista si sabes cómo se trabaja, por lo que sólo piensas en la guitarra acústica como una práctica.
Como Takano volcó de nuevo a través de la lección de física por su propia voluntad, estaba claro que el le había causado impresión.
Estudiaron un buen rato. Takano pensaba que Ritsu actuaba así por lo del beso que se dieron el sábado. Cosa que Misaki no sabía.
— Casi se me olvida… te hice algo —dijo mientas corría hacia la parte inferior de la mesa, y fue a buscar su mochila.
El corrió a Takano y le entregó un recipiente pequeño. Así como lo hizo, la sombra de Ritsu se movió por el piso mientras se asomaba por la puerta.
— ¿Qué es? —dijo Takano al abrir la bolsa y sacar una galleta —. ¿Me hiciste una galleta? No te imaginaba que cocinaras… —dijo.
— Oh, no es nada… —dijo Misaki Takano tomó un mordisco a la galleta… al parecer le gusto
— Lo mejor de ambos mundos —bromeó, devorando la galleta –Me gustaría probar otra cosa- dijo mientras lo tamaba de la cadera a Misaki siendo Ritsu…
Misaki sonrojo al darse cuenta que Takano lo iba a besar… Desesperado por interferir en la escena tibia y difusa, Ritsu forzó por abrir la ventana, permitiendo que la lluvia fría amortiguara el momento. Takano de inmediato se quitó la chaqueta de universitario y la puso sobre los hombros de Misaki, para consternación de Ritsu
— Me gusta este lado de ti…—dijo Takano.
De pronto, una emoción que había sido completamente ajena a Ritsu se apoderó de el, como su sombra retrocedió de nuevo por la puerta. Estaba celoso.
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Tres días después Misaki ah pasado más tiempo con Takano quien estaba más convencido que estaba enamorado de Ritsu…
Antes de clase, Misaki coló un pastelillo con una cara sonriente en la superficie, en el casillero de Takano. Cuando finalmente llegó él y abrió la puerta, se sorprendió al encontrar la magdalena, solamente pudo haber sido “una de las de Ritsu”, el pastelillo en forma de un conejo y corazones…
Takano se volvió para encontrar a Misaki como Ritsu venir por el pasillo, que acababa de hacer el ritual de la posesión ese día.
— Oye, “Come libros cocinador” —lo llamó.
Misaki parecía confundido.
— No puedo creer que hayas hecho esto. Nunca sé lo que va a venir contigo —dijo mientras hundía su dedo en la parte de las orejas del conejo y la lamió.
Misaki miró el pastelillo y vio lo que Ritsu había hecho.
Si Ritsu “arruino” su pastel por un ataque de celos…
— Tampoco yo —dijo Misaki
-Haces esto por lo del beso…-
-¿Beso?-
-El sábado en la noche frente a tu casa… nos besamos…-
-¡¿RITSU Y TU SE BESARON?!- se altero Misaki… estaba mega celoso
— Cálmate… Es casi como si fueras dos personas distintas—dijo riendo.
— Y... ¿Cuál te gusta más? —dijo Misaki, ya que era su oportunidad de arreglar las cosas de una vez por todas. Ritsu tamen estaba presente... Ambos chicos esperaron la respuesta de Takano...
— Afortunadamente, no tengo que elegir —dijo mientras tomaba un bocado al pastel.