Eunhae/Haehyuk
Los recuerdos que se forman bajo el agua.
Las prácticas eran agotadoras, pero los suspiros entrecortados y las pequeñas gotas de sudor que bajaban por su rostro eran reconfortantes. Nos habíamos quedado solos en la sala de ensayo. Nos gustaba quedarnos hasta tarde para mejorar nuestros movimientos para después sentarnos a descansar y hablar antes de marchar al piso donde vivíamos con los demás miembros de Super Junior.
Eunhyuk no paraba de hablar, yo escuchaba con atención pero en algún punto de la conversación empecé a fijarme en sus carnosos labios y en su fino cuello que daba paso a una recta y sensual clavícula. La voz de Eunhyuk me distrajo de mis pensamientos.
-Yo creo que debería ser así, ¿No crees Donghae?
-…¿Mmm?
-¡Yah! No me estabas escuchando.- Un ligero puchero asomo en sus labios. Me parecía adorable.
-Lo siento, lo siento, no volverá a ocurrir.- Le dije poniéndole una mano en el hombro mientras aguantaba la risa. Eunhyuk hizo una mueca extraña e indignado, se levantó.
-Bueno, no importa. Me voy a duchar.—Me lanzó una toalla que había utilizado cayéndome en la cara.- Lo cierto es que deberías hacer lo mismo…- Sonrió- Apestas.
-¿Ehh~? Pero no soy el único.- Cogí su mano derecha, la cual me quedaba más cerca y desde el suelo lo empuje hacia mí un poco, quedándose el flexionado.- Mira, tienes gotas de sudor por todo el cuerpo, que antihigiénico. – Dije pasando los dedos por su antebrazo, haciéndole una caricia circular. Se ruborizo ligeramente, pero no tan imperceptible como él quería que fuera. Me dio un manotazo y se giró rápidamente para salir por la puerta de camino a los vestuarios con actitud masculina. Volví a agarrarle, pero esta vez por el antebrazo y lo atraje hasta mí, tan cerca de mí que casi pierde el equilibrio. Lástima, para la próxima tiraré más fuerte. Lo que habría dado por un Eunhyuk sudoroso encima mía. Solo de pensarlo me excitaba de sobremanera. Le mire a los ojos, nuestras caras estaban a unos centímetros. Eunhyuk volvía a intentar recuperar su posición pero me incline y acercándome a sus labios rápidamente le robé un beso. Abrió los ojos. Era un simple pico, un beso sin lengua, un beso muy superficial, pero un beso al fin y al cabo. No intenté llevarlo más allá. Así nos quedamos, yo de cuclillas y el de pie flexionado hacia mi mientras que yo me “apoyaba “en sus labios y le miraba fijamente, con determinación. Él me sostuvo la mirada. Me sorprendió encontrar, no miedo, no confusión, sino curiosidad en sus ojos. Seguimos así unos segundos hasta que un rubor repentino le afloro en sus mejillas, haciendo que apartará (aun con esfuerzo debido a su gran orgullo) la mirada de mis ojos. Mis labios todavía en los suyos, sonrieron ligeramente mientras que mi mano aflojo su agarre haciendo que Eunhyuk se alejara lentamente, como una presa que queda libre tras mucho tiempo encerrada. Se alejó del todo y miró fijamente al suelo,- mientras yo todavía le observaba-, y frunció el ceño. No pasaron ni dos segundo cuando levantó la cabeza y me miro sonriente, con una sonrisa refrescante. Yo le devolví la sonrisa por inercia haciendo que este sonriera aún más.
-Lo que sea, apúrate. –Me señalo divertido mientras salía rápidamente con la bolsa de ropa limpia hacia el vestuario. La puerta se cerró con un golpe sordo. Otra sonrisa asomo a mis labios. Todavía conservaba la toalla en la mano.- Que sexy…- susurré para después acercarme la toalla y olerla ligeramente. La aparté al instante e hice una mueca. Que peste. No es lo mismo, concluí, no quiero la toalla, quiero a Eunhyuk.
Hacía tiempo que había comprendido que quería a Eunhyuk. Quería esta con él, quería dormir con él, comer con él, salir en una cita con él, tener sexo con él… Cuando decidí conquistar a Eunhyuk nuestra amistad era tan fuerte que no le importó que por las noches me metiera en su cama a dormir con él, mientras nos abrazábamos. Tampoco le importó cuando mis celos aparecían con el fanservice que tenía con los otros miembros, -pues lo consideraba una actuación- y tampoco le importó cuando hacía dos meses, había empezado a darle esos “besos”. Pues para Eunhyuk yo era Donghae, su mejor amigo. Habría perdido la esperanza, me habría rendido, si no hubiera observado como a Eunhyuk todavía le resultaba incómodo. No los rechazaba, pues pensaba que era una forma de expresarle afecto, pero tampoco los recibía como una rutina. Esto podría haber sido malo, negativo para mí, pero la ironía radicaba en que para Eunhyuk, no mostrar importancia en la rutina es lo que hacía que mostrara interés e incomodidad en aquello que desconocía. Y si a pesar de todo el tiempo, todavía no se acostumbraba a los besos quería decir que Eunhyuk no me había tomado como rutina, sino como algo especial que se debía tomar en cuanta con incomodidad.