Unos suaves golpes en la ventana de aquella amplia pero poco espaciosa habitación, a la vez que la fuerte luz del sol que traspasaba las cortinas, obligaron al joven rubio que dormía plácidamente en su deshecha cama abriera con pesadez los ojos. Levantándose somnoliento por aquellos ruidos camina hasta el origen de aquellos golpeas abriendo de golpe la cortina soltando un chillido de miedo al notar a alguien encapuchado y con una mascara del asesino de Scream.
-¡YA! DongWoon! - Golpeó el hombro del contrario que, luego de ver la expresión de terror del chico soltó una fuerte carcajada sacándose la máscara.-¡Casi me matas!
-Jajajaja no seas exagerado- Seguía riendo el chico claramente más alto que el rubio, entrando confianzudo por la ventana- Solo era una broma, Seobie -Abraza al más pequeño sonriendo amplio-
-No puedes venir a casa, mamá se va a enojar -le advierte suplicante mirando nervioso hacia la puerta de su habitación temiendo que esta se abriera en cualquier momento- Por favor Wonnie, sabes como es...
-Pero quería ver a mi Seobie... -el castaño alto se separa del contrario con un dejo de tristeza sentándose en el marco de la ventana- no puedo acercarme más a ti en clases... ¿que quieres que haga?
El más bajo de los dos miraba el suelo sin saber que decirle realmente a su amigo, se sentía triste e impotente sintiendo una gran culpa en su pecho.
-Lo siento Wonnie... -con timidez y tristeza se sienta junto al más alto- todo esto es mi culpa... -jugaba con sus dedos intentando calmar su tristeza- yo provoque esto...
-antes de que el rubio siguiera hablando el castaño tomó su mentón con su diestra para verlo directamente a sus ojos- No es tu culpa... fue un accidente... eso es todo, ya veras como pronto todo volverá a ser como antes... o incluso mejor
El más bajo sonrió con ternura a su amigo de infancia depositando un suave beso en la mejilla contraria para luego apoyar su cabeza en el hombro al castaño mientras esté le acariciaba con cuidado sus hebras rubias sonriendo suave. De pronto unos pasos a lo lejos, que poco a poco se acercaban a la habitación, advirtieron a los chicos del peligro. El más alto beso la frente de su amigo en despedida y rápidamente saltó por la ventana procurando no hacer ruido.
-Seobie amor... Oh ya despertaste -Habló una mujer alta y elegante con una voz maternal que de igual modo causo algo de temor al rubio-
-S-si jeje... anoche olvidé cerrar las cortinas y... el sol esta fuerte Explicóo ocultando su nerviosismo a través de un cálido abrazo con su progenitora esperan que su mejor amigo se encontrara bien luego de haber saltado aquel segundo piso
22-Mayo-2013
Ya casi pasa un mes desde ese día que Wonnie me visitó por la ventana...
Extraño tanto esos días que podíamos estar juntos en cualquier lugar, sin que se viera mal... sin que nos criticaran... sin que mamá nos mirara con odio... No entiendo... aun no entiendo que hice mal... solo... solo nos besamos una vez... ¡solo quería probar! Wonnie es mi mejor amigo y solo en él podía confiarle mi primer beso... Claro mamá nunca lo entenderá. Incluso la psiquiatra a la que me envió me advirtió que personas como ellas jamás lograría aceptar cosas como la homosexualidad.
Pero nunca imaginé que ella culpara a mi amigo por lo ocurrido... y el... el simplemente callo, callo por mi, por mi terror de perder a mi familia pero... por mi cobardía... lo perdi a el...
-Seob... -Lo llamó su padre desde el umbral de su habitación mirándole atentamente mientras éste escribía en su diario soltando silenciosas lágrimas.
-¡Ah...! papá... -el rubio soltó una suave risa secando rápidamente sus aguados ojos- No te vi... ¿pasa algo? - Le miro con esa característica sonrisa llena de ternura-
El hombre adulto simplemente avanzo con pesadez y se sentó junto a su hijo mirándole con tristeza pero esbozando una cálida sonrisa- ya pasara... veras que si -le desordena el cabello logrando que el rubio soltara una sincera sonrisa-
- Gracias papá... -guardo su diario bajo el colchón de su cama y salió junto al mayor a la sala donde la dueña de casa, elegantemente vestida los esperaba- ¿van a salir? -Interroga algo confundido mirando a ambos.
La mujer observó con enfado a su esposo que simplemente se encogió de hombros musitando un “lo olvide”. Rodando los ojos con resignación se dirigió a su unico hijo
-Si amor... pero los tres...vístete y empaca que iremos de vacaciones al campo campestre del jefe de tú padre.
El rubio miró a su padre, igual o más rubio que el, el cual solamente hizo una leve mueca y una seña con la cabeza para que empacara sus cosas. Este miró nuevamente a su madre y, asintiendo con una sonrisa, regresa a su habitación sacando una maleta y empacando las cosas que llevaría para ese viaje.
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Sus tacones resonaban por toda la casa, caminando de un lado a otro buscando a la única persona de su morada que lograba sacarla de sus cabales. Ese joven de 17 años que cuando era pequeño, era su dicha y orgullo, pero que al llegar a la adolescencia se transformó en la burla de sus familiares y la razón de sus constantes dolores de cabezas y mal humor. Entró a la habitación encontrándose a ese joven recostado en su cama escribiendo algo en una libreta muy concentrado mientras se escuchaba una fuerte melodía en unos parlantes, sin darse por enterado de la presencia de su progenitora.
-Jun... -la mujer se cruza de brazos en el umbral de la puerta esperando por la atención de su hijo. Pero al no tener éxito alguno, se acerca y desenchufa el parlante- ¡Jun!
-... ¿que? -Interroga el muchacho largando un suspiro de cansancio y dejando de lado su libreta-
-¿Que te dije ayer? -le mira molesta como ya le era costumbre- Tu padre llega en un ahora a buscarnos y tu ni tienes la decencia de vestirse como corresponde.
-A diferencia de ti no necesito 3 horas para alistarme... -masculló molesto levantándose de la cama y yendo a su mueble para sacar las prendas que iba a llevar al viaje de su padre-
La mujer suelta un fuerte gruñido masajeando sus sienes para no volver a sentir ese horrendo dolor de cabeza que le acompañaba todos los días. Dispuesta a salir de la habitación de una vez, se devuelve al notar algo distinto en su hijo- Jun... ¿¡te volviste a teñir el pelo!?
Es el turno del menor en lanzar un gruñido pasando su mano por su cara con frustración esperando por el sermón que su madre le preparaba cada vez que cambiaba el color de su cabello y, al igual que cuando se hizo los tatuajes en sus brazos- Si mama... ¿no se nota? -le interroga con ironía esperando que por favor se fuera de una vez-
La madre estaba a punto de comenzar con su discurso cuando el sonido de un clarkson fuera de la casa le advierte que su esposo ya había llegado- Apura Junhyung, tu padre no es paciente... -Diciendo esto, la mujer salió de la habitación cerrando de un portazo-
-Claro... como no -guarda con rabia la ropa en su maleta y, al terminar, se sienta nuevamente en su cama para tomar sus pertenencias más preciadas; su libreta, su teléfono y su reproductor de música-
-¡Rapido! ¡Debemos estar allí temprano! -Gritaba el hombre de la casa guardando las maletas en el auto mientras su esposa salía del hogar con la elegancia que la caracterizaba desde su juventud. El único hijo de la familia Yong caminaba con pesar y entra al auto sin siquiera saludar a su progenitor colocando rápidamente sus auriculares antes de que este intentara dirigirle la palabra, el hombre mayor suspiró con pesar subiendo como piloto al auto mientras su esposa se sentaba junto a él- Jun... -intentaba sin resultado alguno entablar conversación con su primogenito-
-No vale la pena amor... -le explica la mujer retocando su maquillaje con su espejo de mano- Debe aprender que las cosas no se harán a su modo.
Sin prestar atención a lo que sus padres decían, saca su valiosa libreta y continúa escribiendo, tachando y arreglando esa canción que de una vez quería terminar pero que, por más que se concentraba, no podía hacerlo.
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Mira con asombro y emoción toda la naturaleza y la decoración de ese club campestre en el cual se quedarían el fin de semana.
- ¡Wa! -Exclama animado mirando su habitación- Papá... ¿tu jefe es dueño de todo esto?
-Sí Hijo... y de muchas otras propiedades... -el hombre se coloca junto a su hijo mirando el hermoso exterior que se expandía desde su ventana- ¿te gusta?
-¡Es hermoso! -Sonríe divertido y con un brillo en su mirada-
-Ve a dar una vuelta mientras con tu mamá nos preparamos para la llegada del Presidente -Le sugiere sonriendo con suavidad y acariciando el rubio cabello del menor-
Asintiendo frenéticamente sale sin perder tiempo de la habitación explorando todo el lugar como si fuese un niño pequeño. Iba de aquí a allí observando todo con su mirada infantil y una amplia sonrisa. De pronto, al llegar a una amplia sala de, lo que pudo notar al entrar, musica, vio a un joven de más o menos su edad y de cabello tintado de un curioso violeta tocando una melodía en su celular.
Se acercó con cuidado de no interrumpirlo mientras escribía y tachaba garabatos en una libreta, con curiosidad se sentó tras él sin hacer ruido y, mirando lo escrito en la libreta dejó escapar un grito de emoción.
-¿¡estás escribiendo una canción!? -Interrogó fuerte provocando que el contrario diera un brinco del susto-
-¡YA! -le grita de vuelta enfadado al ser interrumpido- ¿quien rayos eres?
El rubio se encogió por la forma en que el peli violeta le hablo sintiendo algo de temor hacia el- L-lo siento... -Le mira con ojos de cachorro triste presentándose con timidez- Yang... Yoseob... -le extiende la mano intentando que se le quitará el enfado al contrario-
El peli violeta solo le miracon el ceño fruncido algo desconfiado del chico que, a su mirada, parecía muy menor. Al ver el notorio nerviosismo en el rubio mientras retiraba con lentitud su mano estirada hacia él, su mirada de vergüenza y tristeza le hizo soltar un suspiro pesado y, estirando su brazo para sostener la mano del contrario, se presenta en un tono seco.
- Yong Junhyung...
A pesar del semblante con que el más alto se presentó, el joven rubio y de piel lechosa esbozo una ampli y sincera sonrisa. Pero luego su rostro alegra cambio a uno intrigado-
-Yong... ¿Yong?... -Reflexiona intentando recordar dónde había escuchado ese apellido antes.-
-Si, Yong... -le mira curioso arqueando una ceja-
-Mmm...¿donde he escuchado antes ese nombre? -Exclama en voz alta intentando recordar bajo la atenta mirada del mayor-
- Soy el hijo del Dueño... -masculla suspirando cansado de la actitud infantil del chico que le parecía, extrañamente, adorable.
- Oh... Ahh cierto -asiente ya recordando. Le sonríe nuevamente apoyándose en el respaldo del asiento donde antes se encontraba Junhyung- ¿Te gusta componer?
Rodando los ojos malhumorado, el peli violeta soltó un fuerte bufido haciendo notar al contrario que su estado de ánimo no era el mejor en ese momento. Le miro de reojo al darse cuenta, luego de unos segundos, que el contrario se encontraba mirándolo en silencio.
-¿Qué? - Le mantiene la mirada con el entrecejo levemente fruncido.
-Perdón... -le sonríe YoSeob con cierta timidez y temor resguardandose tras la silla- No volvere a desconcentrarte Hyung-
-Ok... -le mira, primeramente, algo sospechoso por la extraña confianza que el rubio le estaba entregando. Retiró rápidamente la mirada del menor cuando este le regalo una tierna e infantil sonrisa, concentrándose, lo que más pudo, en esa canción que ya se le hacía eterna.