El gato de Cheshire sale nuevamente desanimado de la casa del conejo blanco, por más que intenta seducirlo, le es imposible llamar su atención, el siempre hablando del tiempo y de la reina roja, a caso ¿no es lo suficientemente "bonita"?, en fin, Cheshire hace su camino de regreso a la fiesta de té del sombrerero y la liebre de marzo, oh ellos también son tan guapos.
Al llegar, como siembre el pequeño Lirón esta durmiendo, babeando el mantel nuevo de la hermosa Liebre, Cheshire corre feliz y brinca cual gato sobre la mesa derramando algunas tazas y el té sobre la Liebre, esta de inmediato se dispuso a atacar a su felino compañero, Cheshire intento limpiar los pantalones de la Liebre lamió un poco del liquido ya tibio y con sus "patas" tomo un paño y lo tallo sobre el pantalón sucio, pero solo consiguió incomodar a la Liebre y que esta lo golpeara fuertemente en la cabeza, Cheshire corrió tras las piernas del Sombrerero, enterrando su rostro en ellas causando la risa del hombre.
La Liebre bufó con fastidio y tomo asiento de nuevo para continuar con el té de la tarde, Cheshire se acurruco en las piernas del sombrerero mientras este frotaba su espalda causando que el gato se erizara placenteramente y al poco rato comenzara a ronronear, para la Liebre ese ruido era molesto, más bien como un ronquido.
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Con regularidad los cuatro se reunían para tomar el té, hablar de banalidades y pasar tiempo juntos, en ese entonces la Liebre y el gato tenían una buena relación no discutían mucho, pero desde que el conejo blanco llego a sus vidas todo cambio. Cheshire lo invito a la fiesta de esa tarde, llego a presumir su nueva adquisición, no es que ya fueran pareja pero le gustaba alardear de los hombres guapos con los que se topaba de vez en cuando.
La atención de Cheshire se centro en el conejo blanco, lo miraba con adoración y eso evidentemente la molesto a la Liebre, "su compañero y amigo coqueteando le a una "mascota vulgar" como un conejo, era muy denigrante, y para incomodar más a la Liebre salvaje, el conejo no aparto sus rojos ojos de el en ningún momento, esos ojos rojos le hacían sentir tan incomodo, tan sucio, tan "deseado".
Lamentablemente, las visitas del conejo crecieron, incluso cuando Cheshire no estaba en casa, esa alimaña domesticada venia a las fiestas y preparaba para todos su propio té especial y "maldita sea, si que era bueno"
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-Con permiso señores- la Liebre se levanto de su asiento y se retiro, tenía una cita importante esta noche.
-¡Soy una dama!- grito Cheshire desde la mesa, ahora yacía inspeccionando los tarros de azúcar en busca de un bocadillo; con su cola ondulante causo cosquillas en la nariz del Lirón despertando lo, pero el roedor solo estornudo, miro a los lados y cayó dormido nuevamente sobre su taza de te.
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La Liebre se siente estúpida al llegar a su destino, venir aquí para verse con esa cosa, todo era culpa de ese gato roñoso; suspira y llama a la puerta, esta se abre y un par de ojos carmín y unas largas orejas blancas le dan la bienvenida.
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Cheshire se sintió culpable por la partida de la Liebre, quería disculparse, aunque le intrigaba a donde se dirigía su amigo, últimamente parte todos los días a la misma hora, el sigiloso gato siguió a la Liebre, se sorprendió mucho al llegar a esa casa, ¿que diablos hacia su compañero ahí?
Cheshire se asomo por la ventana de la casa y lo que vio no solo le causo una hemorragia nasal, también rompió su felino corazón, ambos "lepóridos" estaban...