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Deseo... por Yuno Nagai

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Notas del capitulo:

¡Hello! Soy Yuno Nagai y les traigo mi primer fic, por eso estoy muy emocionada >///<, no sé si les vaya a gustar, pero espero que si le den una oportunidad. es un SasuNaru un poco extraño, pero lean y véanlo por ustedes mismos, si terminan de leer sin aburrirse, nos vemos abajín (eso se escuchó raro :S)

(I)

Sasuke entró corriendo a la recepción del hospital, ignorando las quejas de las personas que atropellaba en su camino. No se detuvo a pedir disculpas, su único objetivo era llegar a la sala de urgencias. Apenas divisó a la recepcionista pidió informes sobre el paciente de nombre Naruto Uchiha, la joven le respondió que aún permanecía en la sala de operaciones. Alterado, continuó su camino hasta llegar al área de espera. Ahí estaba su madre, su cara angustiada no le auguró nada bueno.

-¿Cómo está Naruto, mamá?

La mujer de largos cabellos azabaches no respondió, solo se acercó a él para abrazarlo, haciendo que la sangre de Sasuke se congelara por dicha acción.

-Lo siento, cariño -susurró afligida-. Naruto-kun no resistió, la operación se complicó y no hubo alternativa.

-¿Qué quieres decir con eso?

-El médico solo podía salvar una vida; Naruto o tu hijo.

Sasuke quedó en shock, un minuto después, el coraje le hizo fruncir el ceño y sujetar a su madre de ambos brazos y la alejó de él.

-¡No tenías derecho a elegir!

Ella negó.

-No, no lo hice yo, fue Naruto-kun quien eligió salvar la vida de su hijo. Él le pidió al médico ese favor.

Sasuke no podía creerle. Negó un par de veces y corrió al cuarto de operaciones. No le importó las advertencias de las enfermeras, sólo paró hasta llegar a la camilla donde el cuerpo del rubio permanecía cubierto por una sábana blanca. Otra enfermera se acercó a él, cargando un pequeño bulto entre los brazos, pero Sasuke la ignoró, aferrándose al cuerpo de su esposo, reclamándole. 

-¿Por qué decidiste por los dos? -preguntó dolido, sin poder soportar las lágrimas.

La enfermera lo miró con pena.

°°°

Una semana después, Sasuke parecía un muerto en vida, estaba más pálido de lo usual, con unas enormes ojeras y oliendo a alcohol. En ningún momento había mirado al bebé. Mikoto entró a su habitación, ignoró el desastre y las botellas vacías, intentó acercarse a la cama cargando a su nieto envuelto en una cobijita azul.

-Sasuke, ¿no quieres cargar a Kiseki?

Kiseki, ese fue el nombre que Naruto y él habían elegido para el pequeño desde que supieron que sería niño.

-No.

-Pero es tu hijo.

-¡DIJE QUE NO QUIERO!

Gritó tan fuerte que el sonido de su voz asustó al pequeño, ocasionando que comenzara llorar.

-Cállalo.

Mikoto sabía del dolor de su hijo, pero también le dolía que no quisiera conocerlo. ¿Acaso culpaba a Kiseki de la muerte de Naruto?

-¡CÁLLALO, MALDITA SEA!

Volvió a gritar, se levantó de la cama y caminó hacia la salida.

-¿A dónde vas?

-Lejos de aquí.

Tras el fuerte sonido de la puerta, Mikoto comenzó a llorar, acariciando las mejillas rosaditas de su nieto.

-Lo siento, Kiseki.

Ella se disculpó, supo que aquel día no sólo había perdido a uno de sus padres, sino a los dos.

°°°

8 años después.

Kiseki entró corriendo a la casa con el balón de futbol entre sus brazos, su cara estaba manchada de lodo y tierra, pero sonreía. Sus ojos azules brillaban y los mechones de cabello negro se pegaban a su frente. Buscó la puerta del despacho y entró.

-¡Papá! -gritó emocionado.

Sasuke frunció el ceño.

-Te he dicho muchas veces que no me gustan los escándalos.

El moreno, sentado tras el escritorio, ni siquiera alzó la vista para mirarlo.

-Lo siento, padre.

-¿Qué quieres? No ves que estoy ocupado.

Kiseki desvió la mirada.

-Sólo quería decirte que hoy ganamos y…

-¿Por eso me haces perder el tiempo?

-Yo…

-¡Vete a jugar a otro lado y no molestes con tonterías!

El niño bajó la cabeza, intentando por todos los medios aguantar las ganas de llorar. Pensó que por una vez en su vida su padre lo felicitaría por algo bien. ¿Por qué no lo quería? ¿Por qué nunca lo miraba? Desde que tenía memoria su padre siempre lo ignoraba, le decía cosas frías y nunca lo había visto sonreírle o darle una palabra de cariño. Seguramente lo odiaba. Si no fuera por su abuela Mikoto, el único ruido que escucharía serían las voces de los sirvientes de su casa.

Ese día, a sus ocho años, decidió no volver a molestar a su padre. 

°°°

9 años después.

El humo de los cigarrillos, el olor a alcohol y el estridente estruendo de la música inundaban el pequeño lugar. Un grupo de tres jóvenes permanecía sentando en la mesa del rincón, festejando su anterior actuación en el escenario de ese bar.

-¡Brindo por otro buen concierto! ¡Tomen todo lo que quieran, yo invito!

-Oye, Kiseki, ¿tu padre no se molestará por qué le robaste su tarjeta de crédito?

El joven de ojos azules rió con ironía.

-Al viejo no le importa lo que haga, si me tirara a un barranco creo que haría fiesta.

-No hables de esa manera, es tu padre.

Kiseki frunció las cejas.

-Es un extraño con el que vivo.

Tomó todo el contenido de su pequeño vaso en un solo trago y se levantó de su lugar. Colgó su guitarra al hombro y con un gesto de mano se despidió de sus amigos. Vestía unos pantalones desgatados, con las rodillas rotas y algunas cadenas colgando, su camiseta era negra y sin mangas, dejaba ver sus brazos tatuados, tenía dos pircing —uno en el labio y otro en la ceja— y de calzado unas Adidas rojas. Su cabello negro era un poco largo y lo sujetaba en una coleta baja. Toda la pinta de un rockero.

No le importaba seguir las normas de un joven de su "clase social".

Lo sentía por su abuela, quien era la única persona que le importaba, su padre ni siquiera le daba una mirada. Ahora lo sabía, Sasuke lo odiaba porque fue su culpa que su rubio progenitor muriera.

Al entrar a la casa una cansada mujer lo esperaba en el vestíbulo.

-Qué bueno que llegaste, Kiseki.

-¿Qué pasa? ¿Por qué esa cara, abuela?

-Tu  padre está en el hospital, sufrió un fuerte dolor… le diagnosticaron cáncer de hígado. Tenemos que ir al hospital.

Kiseki sintió una punzada en el pecho, pero su semblante carente de emociones —aquél que había heredado de Sasuke— permaneció igual. ¿Por qué debía importarle? Ese hombre nunca se había preocupado por él. Pero observó los ojos llorosos de aquella mujer y no pudo negarse a acompañarla.

-Está bien, vamos -aceptó-. Pero no creo que a él le imponerte mi presencia –susurró al final.

°°°

Entró solo a la habitación y encontró a su imponente padre postrado en una cama, iba a salir nuevamente pero la voz del mayor lo detuvo.

-Lo siento.

La voz pastosa de Sasuke le pareció extraña, aún así tomó lugar a un lado de la cama, mirándolo directo a los ojos.

-¿Por qué?

Sasuke tosió fuertemente.

-No fui un buen padre… -lo admitió y le dolía-. Me cegó el dolor y te hice sufrir conmigo, cuando en realidad Naruto dio su vida para que tú fueras feliz… y  yo le fallé.

Un par de lágrimas salieron de los ojos negros, provocándole a Kiseki un dolor en el pecho. Jamás había visto a su padre tan vulnerable.

-No digas eso, y menos ahora, seguro te pondrás bien y seguirás molestándote conmigo.

-No, y no quiero nada, solo tu perdón, aunque sé que no lo merezco, hijo -alzo la mano y acarició la mejilla del menor-.Tienes los mismos ojos que Naruto, por eso nunca podía verte a la cara.

Sasuke cerró los ojos y volvió a dormir.

-Papá.

Susurró Kiseki por último y salió de la habitación. 

°°°

Observar a su imponente padre tan débil en esa cama no era algo que quisiera recordar. Salió del hospital directo al parque del frente a tomar un poco de aire mientras pensaba en muchas cosas. Se sentó en una banca, y echó su cabeza hacia atrás, mirando las estrellas. ¿Era su culpa? Si él no hubiera nacido, sus padres estarían vivos, si nunca se hubiesen conocido no habrían sufrido tanto, tal vez no estarían juntos, pero estarían vivos… ¡vivos!

«Si yo no hubiera nacido nada de eso estaría pasando» pensó-. Daría mi vida porque nada de esto hubiera pasado.

Miró una estrella fugaz y pidió, inconscientemente, aquel deseo. Un segundo después escuchó una risilla a su lado. Se incorporó de inmediato, observando a un sujeto sentado junto a él. ¿En qué momento había llegado? No lo supo, pero el hombre parecía feliz.

-¿Me darías esa vida que ya no quieres si te concedo tu deseo?

Kiseki frunció el ceño.

-¡¿Crees que soy un idiota?! ¿Quién eres tú, loco?

El tipo no pareció molestarse y siguió insistiendo.

-¿Me la darías, Kiseki?

El Uchiha no respondió. ¿Cómo sabía su nombre? Dudoso pregunto:

-¿Cómo?

-Es algo fácil -su acompañante rió, golpeándole la frente con sus dedos índice y medio-. Solo evita nacer…

Y antes que pudiera responder todo se volvió negro.

°°°

Sentía mucho frio. ¿Dónde estaba? ¿Estaba muerto? ¿Lo habían atacado? Abrió los ojos de golpe y examinó su alrededor. Estaba recostado en la misma banca del parque, el mismo lugar a donde había salido a caminar para olvidar los problemas de su padre. La mayoría de gente lo veía raro por sus tatuajes y sus pircing, y fue cuando notó la diferencia en sus ropas, parecían de esas vestimentas pasadas de moda. Negó. Tal vez aquel tipo extraño le había golpeado la cabeza para robarle, revisó sus bolsillos cerciorándose que su billetera siguiera en su lugar y la encontró. Decidió regresar al hospital para no preocupar a su abuela. Entró al hospital ignorando a todos, concentrado en la pantalla de su celular que parecía no tener señal. Entró a la habitación, aún concentrado en su móvil.

-¿Qué haces aquí? ¿Buscabas a alguien?

Las repentinas preguntas hicieron que alzara la vista y encontró un par de personas que no conocía.

-Disculpen, me equivoqué de habitación.

Salió y arrugó las cejas al ver el número correcto. ¿Habían cambiado a su padre de habitación? ¡¿Se había puesto más grave?! Se dirigió corriendo a la recepción a preguntar.

-Disculpe, señorita, ¿cuál es la habitación de Sasuke Uchiha?

-¿Es su familiar?

-Soy su hijo.

Ella revisó la pantalla.

-Lo siento, pero no se encuentra ningún paciente con ese nombre. Y disculpe, pero tengo que atender a otras personas

¿Qué demonios pasaba ahí? ¿Habrían transferido a su padre a otro hospital? Lo mejor sería regresar a casa y buscar a su abuela, su celular seguía muerto.

¿Qué pasó? ¿Por qué todo estaba cambiado? Por el camino desconoció algunas calles o comercios y se desconcertó al descubrir que hacían falta ciertas construcciones en los alrededores. Llegó a su casa y suspiró aliviado al encontrarla igual que siempre. Subió por las enredaderas de un lado —como siempre lo hacía cuando llegaba tarde a casa por estar en el bar—, abrió la ventana y dio un salto al interior.

-¿Quién eres tú? ¿Por qué entras así a mi casa?

Kiseki parpadeó sorprendido, cuando frente a él, permanecía su padre. No, una versión bastante joven de su padre, aún utilizando un uniforme de Instituto.

-¿Papá?

El otro moreno frunció el ceño.

-¿Quién diablos es tu papá?

¿Se había concedido su deseo?

Notas finales:

Aquí de nuevo, y gracias a las personas que se aventuraron a terminar el capitulo *reverencia* Lo sé, Narutín no apareció, pero no se me desesperen que el próximo capi aquí estará. Y no se enojen con el teme, que solo está dolido por perder a su otra mitad u.u

¿Quieren que continúe? ¿Es un asco? ¿Me dedico a vender (sin ofender) avon de puerta en puerta? XD o mejor comienzo mi propia granja o.O

Por favor no sean malos conmigo T-T

Se despide, Yuno :D


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