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El latido de tu corazón. por katyka

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Notas del capitulo:

Con mi corazón para ustedes queridos lectores y lectoras:

Siento aparecer cada año :( pero tuve que hacerle unos ajustes a mis labores... Conseguí un pequeño trabajo temporal (vacacional), la facultad me absorve (no es de Dios tener clases de 7am a 8pm, debería quejarme al ministerio T.T)... y luego he hecho algunas traducciones por allí... No quiero justificarme, solo quiero contarles que he estado trabajando y acomplándome a mi nueva vida entonces, solo trato de organizarme bien e integrar cosas positivas. 

 

Sobre el fanfic, prometo seguir escribiendo no dejaré inconclusa la historia, ya estoy trabajando en el quinto capítulo pero lo noto muy plano, sigo sobre él pensándo que agregarle. 

Agregué un poco de YooSu pero no será miel sobre ojuelas u.u , ya verán por qué, los siguientes capítulos van a aclarar mis palabras, incluso ya tengo el final del YooSu, y el YunJae también tiene un final porque como les dije en la descripción del fic, es una historia de cierto modo adaptada, (excepto por la gran vida lujosa T.T).

 

Espero que lo disfruten...

Saludos... 

Jaejoong POV

 

—Jaejoong.

 

Tuve el susto de mi vida cuando sentí una extraña presencia mientras cerraba la puerta del recibidor, se suponía que omma no estaría en casa, miré mi reloj y eran las 10 de la noche apenas. ¿Qué hacía aquí? Normalmente no llega a esta hora.

 

—Me asustaste.

 

La vi en la mesa del comedor, el comedor de la sala grande, ese que usaba cuando había reuniones especiales con gente importante. El que tenía más pinturas que un museo y en el cual no entraba la luz.

 

—Buenas noches para ti también. ¿Quieres un poco de té?

 

Su mirada inquisitiva y su tono serio me hicieron sentir como un delincuente.

 

—¿Té?... Está bien gracias.

Fui a la mesa del comedor y me senté en la silla junto a ella.

 

—¿En dónde estuviste?

 

Me desplomé en la silla, estaba cansado. —Fui al cine con un amigo.

 

Levantó la ceja mientras me servía otra taza de té. El vapor se elevó  suavemente de la taza de cristal. Últimamente había descubierto mi fascinación por el cristal.

 

—¿Quieres leche o limón?

 

—Limón.

 

Me preparó el té y fue por demás extraño. Un silencio incómodo estuvo presente durante el tiempo que me tomó beber la mitad del líquido bajo su escrutadora mirada. Hizo un gesto con la mano para que me acomodara bien en la silla. Lo hice.

 

—¿Fuiste con Hyun Joong?

Asentí con la cabeza, dándole una respuesta afirmativa.

 

—Primero fui a casa de Su, después fui al centro comercial y me encontré con Yunho.

Me la había pasado genial con mi hyung hoy.

 

—¿Yunho? ¿El médico?

Asentí, mientras cogía una galletita de masa blanda.

 

—Yo de ti no comería eso.

 

—La última lo prometo.

 

—Está bien. —Iba a darle un mordisco a la galletita, se veía deliciosa. —Me pregunto si has engordado o es la ropa que llevas la que te hace ver más… ancho.

 

El tono despectivo que usó hizo que mis ganas se esfumaran. Dejé la galleta en el plato junto a la taza.

 

—Así está mejor. —Me tomó de la mano y sonrió. Raro. Será que Changmin tiene razón y mamá enloqueció. —Jaejoong, hoy he recibido una llamada muy grata. Y he venido corriendo a contarte.

 

Sonreí imaginando literalmente que omma corría por algo así como una llamada. —¿Sí? ¿El qué?

 

—Recuerdas a SoJin, mi compañera del club.

 

—Sí. —¿Y cómo olvidarla? Me pellizcaba las mejillas cada vez que me veía y me contaba lo inimaginable de sus hijos, mitad cierto, mitad mentira, una exagerada total. Como cuando una abeja decidió posarse sobre la cucharilla de miel con la que revolvía su postre de queso, por mala suerte la pinchó y casi acusó al club de atacar la integridad física de una persona. Pobre abeja, seguro no murió por perder el aguijón sino por el veneno de esa mujer. Pero eso no era nada. Hizo llorar a la chica que llevaba las toallas en el área de los masajes, porque su toalla era de color verde, y ¡Oh, Dios! Ese color le traía mala vibra, estropeaba el aura que deseaba mantener ese día. Y era muy famosa por hacer que las chicas que la atendían lloraran, no así los chicos. Ellos corrían con más suerte. —Un encanto de mujer.

 

Supongo que el sarcasmo se notó en mi voz, así que me tuve que aguantar las miradas de reproche.

 

—Jae… cariño… Me he tomado la libertad con tu tiempo. Ya que estás aún de vacaciones me gustaría que le enseñaras la ciudad al hijo de SoJin, ha venido aquí después de terminar su programa de intercambio. Pensé que ya que tienes tiempo libre ahora, sería muy amable de tu parte acompañarlo.

 

—¿Yo por qué?

 

—Cielo, debemos ser corteses entre nosotros. Recuerda que el esposo de SoJin acaba de invertir en uno de los negocios de tus abuelos.

 

—¿Cuándo viene?

 

—Ya ha llegado, de hecho vine con él para presentarlo, me pareció un buen chico, te llevarías muy bien con él… Pero no estabas y viéndote, ha sido lo mejor.

 

¿Viéndome? Ok era verano, este tipo de ropa era cómoda y fresca. Preferí evitar discusiones, bueno de hecho mi omma no discutiría conmigo, sólo me ignoraría. Pero mi ropa era perfecta para el verano y no tenía nada de malo. Lo que me recordaba… había dejado las bolsas de mis compras en el auto de Yunho.

 

—No te preocupes, este fin de semana darán una cena de bienvenida en el club. Lo conocerás allí y espero que sean buenos amigos.

 

—Esperemos. —Sonreí, hacer amigos nunca viene mal y bueno no iba a ser prejuicioso, no siempre los hijos son parecidos a sus padres.

 

—Mi Jaejoongie, tan lindo como siempre. Sabía que serías razonable. —Terminé mi té.

 

—¿A qué hora vendrá papá?

 

—Debería estar aquí en unos minutos.

 

El teléfono sonó y automáticamente omma se perdió de mi vista.

Llevé las tazas hasta la cocina y sentí mi móvil vibrar.

 

Me la he pasado genial hoy...

 

Yo también hyung... Por cierto olvidé mis compras...

 

Lo sé, ¿puedes venir por ellas mañana?

 

Sí, pero tienes que darme tu dirección...

 

Claro pequeño JJ...

 

¿Pequeño JJ?

 

Bueno eres más pequeño que yo ¿no? Te va perfecto.

 

¡Hyung! ¡Eso no me va!

 

¿Te molesta?

 

Lo consideré un momento... ¿Molestarme?

 

No, no me molesta.

 

Entonces serás el pequeño JJ... Al menos para mi. ^^

 

¡Hyung!

 

Mi pequeño JJ... Ve a la cama temprano.

 

Descansa

 

El pequeño JJ de hyung tal vez la idea no sea tan mala. Algo parecido a una chispa hizo que me agitara, sentí el calor invadir mis mejillas, genial tal vez el aire acondicionado es demasiado otra vez, seguro y pesco algún virus. Tomé nuevamente mi móvil.

 

Changmin, ven a mi casa a las 9am tengo algo que contarte. ^^Y no quiero burlas. U.U'

 

Ne, iré más pronto para que alimentes.

 

 

Después cerré mis ojos aún con los textos de hyung en mi mente y me quedé dormido.

 

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Junsu POV

 

¿Qué hubiese sucedido si él hubiese llegado a impedir mi boda, si me hubiese ido con él?

 

Sacudí mi cabeza desechando esa rara idea, estaba claro que él no era la persona indicada para mí sino hubiese venido por mí.

 

Mis pequeños son tan lindos, tan perfectos. Aún están dormidos, se los ve tan tranquilos. Si no hubiese tomado la decisión correcta no estuviesen aquí, y eso es algo que pensándolo bien, es lo mejor, le dieron paz y sentido a mi vida, sin ellos hubiese sido una locura. Sentí unos brazos gruesos y firmes rodearme la cintura desde la espalda. Mi abdomen aún no estaba tan plano como quisiera, era incómodo.

 

Mi esposo introdujo su mano por debajo de mi camiseta, acariciando mi vientre. Intenté separarme por la vergüenza.

 

—Su... No te preocupes.

 

Su tono de voz era bajo.

 

—Pero es que es incómodo...

 

Me dio un beso en la base del cuello.

 

—Pero gracias a esto y gracias a ti, tengo dos hermosos hijos así que no debes incomodarte. Al menos no conmigo.

 

Era dulce, siempre había sido dulce conmigo. Su mano me acariciaba con mucha suavidad.

Decir que no lo amaba sería una mentira, tal vez hubiese estado triste al inicio, pero mi esposo es todo lo que he querido siempre, es dulce, es amable, inteligente, no fuma, me avisa en donde está, y me hace sentir la persona más importante para él, incluso antes que sus hoteles.

 

Soy feliz. El hombre perfecto y está casado conmigo.

 

Con la voz dulce me habló al oído. —Te amo.

 

—Yo también te amo.

 

—¿En qué pensabas?

 

—En lo feliz que soy.

 

No era una mentira.

 

Min Ki me volteó y me besó la frente me sonrió. —Yo también soy feliz.

 

Se acercaba a mi boca despacio, sentía su aliento golpear mis labios... Nuestra ama de llaves golpeó la puerta.

 

—Señor Junsu, lo llaman de la tintorería.

 

—¿De la tintorería?

 

Que extraño.  Salí de la habitación para atender la llamada.

 

—Yeboseyo...

 

—Buenas tardes. Disculpe ¿el señor Kim JunSu?

 

—Ne...

 

—Llamo de parte de la joyería Aurum.

 

—Ne, ¿es por lo de la cita con el diseñador?

 

—Ne. Es que tenemos un problema con la cita, el diseñador nos ha pedido que cambiemos de fecha la cita.

 

—¿Por qué?

 

—No podría explicarle la razón exacta ya que se trata de motivos personales.

 

—Está bien, ¿entonces cuándo sería?

 

—¿Podría ser para este viernes?

 

—¿A qué hora?

 

—En la mañana.

 

—¿A las 10 está bien?

 

—Sí, claro que sí.

 

—Está bien, además, emh quiere que lo vea en su estudio.

 

—Está bien, ¿podría enviarme la dirección a mi número de contacto?

 

—Por supuesto.

 

—Gracias.

 

—Gracias a usted. Es un placer atenderle.

Colgué el teléfono y regresé a la habitación.

 

—¿Quién era?

 

Minki guardaba algo en uno de los cajones.

 

—De la tintorería, enviaron a otra dirección los trajes, así que le pedí que me den la dirección para ir por ellos.

 

Me acerqué al armario para guardar bien la ropa que se había quedado atascada.

 

—¿Y cómo planeas ir? No creo que sea recomendable que conduzcas aún.

 

No había pensado en eso.

 

—Supongo que ¿en un taxi?

 

Puso sus manos en mi cadera. —¿Bromeas? Yo podría llevarte.

 

—No, no te molestaré con eso. —Lo abracé. —Además iré el viernes en la mañana. Y a esa hora sueles revisar los informes.

 

—Entonces mandaré a alguien para que te lleve.

 

—Está bien por mí

 

Mi pequeña se removió y en pocos segundos empezó a llorar.

 

—Iré a preparar un biberón.

 

—Ne. —Minki salió de la habitación y yo me encargué de mi pequeña.

 

Al levantarla en seguida se calmó, me miró con sus ojitos muy abiertos y brillantes, una dulzura total. La respuesta a mis dudas  está en los ojos de mi familia, esa calidez y dulzura que es tan pura.

 

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Jaejoong POV

 

Desperté temprano, mi corazón estaba un poco ansioso. No recordaba lo que había soñado pero por las condiciones en las que lo hice fue un sueño totalmente indecoroso. O bueno tenía una sensación extraña en mi vientre. Y tenía hambre. Un hambre increíble...

Fui directo a la ducha sin molestarme en ver la hora si quiera. El agua tibia casi fría recorrió mi cuerpo e iba calmando la opresión que sentía, me sentí más relajado, lavé mi cabello y mi cuerpo sin prestar demasiada atención a nada. Era como sentir que flotaba.

 

Tal vez sí estaba enfermo.

 

Al salir de la ducha me miré al espejo pero todo estaba normal, mi rostro lucía del mismo tono pálido de siempre, me puse un poco de crema humectante y mucho bloqueador solar. Con este verano, parece que soy capaz de quemarme hasta en reflejo del sol en el espejo. Escuché mi teléfono sonar, era la señal de un mensaje, la dirección de Yunho hyung. Por poco lo olvido. No ponía una hora exacta pero decía que en la tarde estaba bien. Le mandé un "Ne, en la tarde voy".

 

—¿Jaejoong qué harás hoy? —omma entró en mi habitación sin tocar.

—Nada. Bueno si, Changmin va a venir en un rato para ir donde Su. Vamos a cuidar a sus pequeños.

 

Miró mi habitación alrededor, como buscado algo. —¿Hasta qué hora?

 

—No lo sé. ¿Por qué?

 

—No, por nada. Usa ropa decente cuando salgas.

 

Dicho eso salió de mi habitación. Y poco después escuché la puerta de la cochera deslizarse con suavidad. Era mi omma saliendo. Papá no había llegado anoche.

Fui a vestirme, y me percaté que el cielo estaba nublado. ¿Nublado como si fuese invierno en verano? Pero aún con el calor del verano. ¡Puag! Que clima tan extraño.

 

—¡Vístete!

 

La voz de Changmin resonó en mi oído mientras me abrazaba con fuerza por la espalda, casi sacándome el aire. Tal vez si ya hubiese desayunado hubiese echado fuera todo. Giré mi torso y lo jalé por los hombros haciendo que afloje su abrazo. Y me aproveché para envolver su cuello en una llave.

 

—Di buenos días hyung, rey del mundo, perdón por asustarte.

 

—No lo haré.

Apreté un poco más.

 

—Querido Jaejonggie, rey del mundo, buenos días. —Su voz sonaba casi estrangulada. Pero me conformaba con eso. Así que lo solté.

 

—Buenos días súbdito real.

 

—Vale, que cuando quieres tienes mucha fuerza.

Le sonreí.

 

—Agradece que estoy de buen humor, que si no te mandaba a azotar.

 

Me miró levantando una ceja, divertido. —Oh lo siento, no sabía que querías jugar a los azotes conmigo.

 

—No, contigo no.

 

Sonrió igual que  las hienas del Rey León. —Así que conmigo no... ¿Entonces con quién sí?

Lo miré y recodé mi sueño. Qué vergüenza.

 

—¡Guau! Nunca pensé que una persona podía ponerse así de roja. Dime Jaejoonggie. ¿Con quién si?

 

—No te importa.

 

—Tendrá que ver algo ese Hyung... Con el que tanto tiempo pasas...

 

—¿Quién?

Me hice el disimulado, aunque era difícil con ChangMin.

 

—Ya sabes el hyung del hospital. Al menos es mejor que HyunJoong.

 

—No. Y no sé de qué hablas.

Lo vi sonreír de nuevo, pero ésta vez como mi padre, agarrándome en una travesura.

 

—¿No lo sabes o no lo entiendes? —Se me acercó. —Hablo de que JaeJoongie quieres jugar a los azotes con Yunho hyung.

 

Claro, preciso y directo. Ese es Changminnie.

 

No sabía que responder. Lo extraño que me sentí en el probador y luego mi mente. Mis pensamientos poco decentes.

 

—No respondes. Osea que es cierto.

 

—¿Ya comiste? —Taté de desviar el tema.

 

Me miró sonriendo con suficiencia. —¿Hay algo que tengas que decirme?

 

— Sí. De hecho Changminnie, me gustas. Desde el primer día que te vi.

 

—Buen intento. Pero sé que es mentira por el rojo sangre de tus mejillas, sé que estoy en lo cierto ¿Te gusta?

 

—Ya quiero desayunar. Y luego ir a casa de Su.

 

Mi teléfono sonó en ese instante. Iba a ir por él pero Changmin me ganó con sus largos brazos, después lo levantó hasta un punto en el que mi corta estatura no llegó.

 

JJ te espero en mi departamento en la tarde. Cuídate y no pases mucho tiempo bajo el sol. De Yunho hyung... Servido su majestad, he leído la correspondencia real. Ahora lo liberaré de cargas y responderé por usted.

 

Traté de alcanzar mi teléfono pero fue inútil. —¡No!

 

—Querido hyung, allí estaré espéreme. Lo deseo con muchas ganas, es decir deseo verlo con muchas ganas, también cuídese, para que siempre esté así de bueno. No puedo esperar para verlo. Con cariño siempre suyo, el pequeño JJ.

 

—¡No, no, tú no enviarás eso!

 

Me colgué de su brazo para quitárselo. Pero en el forcejeo, casi se cae mi teléfono y, accidentalmente, por rescatarlo, envié el mensaje.

 

Silencio.

 

Los dos nos quedamos sin habla y nos sentamos al pie de la cama.

 

—Es mi fin Changmin. Te odio.

 

—Pero si has sido tú el que lo envió.

 

—¿Qué hago?

 

—Míralo  por el lado positivo, no tengo faltas de ortografía y ahora sabrá que le gustas.

 

—Eso no es un consuelo.

 

—No lo negaste. ¡Sí te gusta!

 

No lo afirmó, lo dijo en un tono como de quien relata un hecho.

El teléfono sonó y la respuesta fue.

 

^^ te espero mi pequeño JJ ^^

 

—Y a juzgar por la respuesta creo que le gustas.

La verdad no lo iba a negar, pero el hecho es que me asusta. Yunho Hyung me gusta. Mucho. Y al parecer también le agradaba.

 

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Junsu POV

 

—Junsu, amaneciste muy guapo hoy.

Mi esposo me sonreía mientras me acariciaba el rostro. Con mucha suavidad, aún era temprano, pero él tenía que ir al hotel.

 

—Tú también. —Y era cierto, hoy se veía muy atractivo. Rodeé su cuello con mis manos deslizándolas por la tela de su camisa, llegué hasta su corbata y lo atraje para besarlo.

 

Despacio, quería sentir la textura de sus labios, quería besarlo con calma, pero el deseo de la noche pasada se coló entre nosotros y fue inevitable, le aflojé el nudo de la corbata, desabotoné su camisa, tocando su pecho a mano abierta.

 

Sus dedos se colaban por el filo de mi camisa, y por el borde de mi pantalón. Me quitó la ropa enseguida, y pude sentir su piel contra la mía. Su pantalón también había desaparecido y allí, desnudos los dos, lo besé con una fogosidad de quién no había tenido sexo en años. Tomó mi muslo, con fuerza me levantó, sus manos estaban tibias, me llevó hasta la cama y  con mis muslos aun rodeándole me penetró. Con fuerza, con calidez. Una calidez que invadió mi cuerpo, nubló mis pensamientos, y ya no pude pensar más. Acoplamos nuestro ritmo el uno con el otro, rápido, entre besos húmedos y gemidos. Alcanzamos el clímax  unos pocos minutos después.

 

—Junsu-ah mi Junsu-ah. —me susurró bajito aún recostado sobre mí mientras se recuperaba de su orgasmo. Sentía su aliento contra mi mejilla.

 

No lo iba a negar, me moría de la gana y estuve complacido. Giré mi cabeza y volví a alcanzar su boca. Le di un beso corto. Inocente. Y me correspondió con pequeños besos traviesos que me hacían sentir cosquillas.

Se separó de mí, recostándose sobre la cama. —Amor, me tengo que ir.

 

—Tienes suerte de ser el jefe... Así nadie te dice nada. —le dije mientras me acurrucaba a su lado.

 

—Tienes razón Su. ¿Debería quedarme?

Estuve a punto de decirle que sí, sino hubiese recordado la sorpresa que le quería dar.

 

—No, tienes que ser responsable. —Me abrazó. Éramos un desastre de piernas entrelazadas y abrazos. Agitados, despeinados y por mi parte muy húmedo.

 

—Está bien. ¿Nos damos una ducha? O crees que sea mucho... —Me miró como si se sintiera culpable. Lo entendía. Estaba preocupado por mí. Por mi cirugía.

 

Lo miré entrecerrando los ojos, él era tierno pero esa era una propuesta indecente, del tipo vamos a hacerlo duro contra el muro. Y aunque estaba totalmente de acuerdo... Quería decirle que se diera prisa, que no, miré el reloj y era tarde para los dos. Sin embargo mi cabeza terminó asintiendo, y allí me vi saliendo de la cama y tendiéndole la mano para llevarlo hasta la ducha.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

—Junsu, ahora sí me tengo que ir.

 

Mi esposo me dio un beso en la frente y salió de la habitación mientras yo aún secaba mi cabello. Estaba cansado y quería dormir pero todavía tenía que ir donde el diseñador.

Lo que dibujé no era más que un borrador, un simple bosquejo de lo que quería, pero supongo que eso está bien. Puse el secador a un lado y revise mi rostro, era cierto, después de una mañana de juegos pues sí que la piel se ve muy linda.

 

El timbre de la puerta sonó y JaeJoong llegó junto a Changminnie.

 

—Hola chicos, gracias por venir.

 

—No, Su. No te preocupes por eso.

 

Sonreí ese chico es un ángel como siempre. —Eres muy lindo ChangMinnie. Y has crecido un montón.

 

—Gracias.

Me sonrió. Es lindo seguro que si hubiésemos sido compañeros de clase me hubiese gustado. Siempre sonreía, siempre feliz.

 

—Jae te dejo a los niños, me tengo que ir.

 

—Ok Hyung, nos vemos después.

 

—Si no llego a tiempo por favor díganle al ama de llaves que les prepare lo que quieran.

 

—Gracias Junsu hyung. —Changmin me lo dijo con un brillo en sus ojos.

 

—Su si no te vas ahora puede que Changmin agote su saliva de por vida....

Changmin golpeó ligeramente a mi hermano. Era tan fresco verlos.

 

—Me lo debías.

 

Jaejoong le decía con malicia. —Fuiste tú quien envió el mensaje.

 

—¿Qué mensaje?

 

Fue el turno de mi hermanito para sonrojarse. —Ninguno. Ya vete.

 

—Nos vemos después.

Salí de casa y el conductor de la empresa me estaba esperando. Abrió la puerta del auto para que subiera y luego le pedí que me llevara a la dirección que me habían enviado.

 

—Señor Kook por favor no le diga que vine aquí a mi esposo, estoy preparándole una sorpresa por nuestro aniversario y el cree que fui a la tintorería.

 

Me sonrió. —No se preocupe.

 

—¿Seguro  es la dirección?

 

—Estoy seguro.

 

—Gracias, pensé que serían oficinas. Espero no demorar.

El señor Kook me miró amablemente. Mientras bajaba del auto.

 

Entré al edificio y fui directo al piso que me señalaron. Encontré su puerta en seguida. Que extraño, pensé que sería un edificio de oficinas, no uno residencial. Tal vez fuese un diseñador excéntrico. O tal vez fuese más sencillo. Presioné el timbre. Pero nada, absolutamente nada me había preparado para eso.

 

—Hola Junsu te he esperado por mucho tiempo.

 

Su voz. Me tomó un latido reconocerla. —Yoochun...

Viejas heridas, un corazón roto, lagrimas, dolor. Mis ilusiones rotas. Todo volvió a mí cuando lo vi.

 

—Pasa.

Entré en su departamento. Mi orgullo herido hizo que levantara la cabeza y sacara mi frialdad.

 

—¿Y cómo estás? ¿Recibiste los bosquejos?

Frunció levemente el ceño, pero fue casi imperceptible. —Sí, pero quisiera agregarle algunos detalles. Ven.

 

Lo seguí hasta un pequeño cuarto lleno de luz, y en su pared. Estaba una réplica del cuadro que pinté para él. Tal vez, solo tal vez puede que mi corazón haya dado un brinco al verlo.

 

Sacó unas hojas y las esclavas se veían perfectas. —Me parecen bien.

 

Podía sentir su mirada. —Seguro que a tu esposo le gustarán.

Recorrí el diseño con mis manos. Y el rozó las mías. Hubiese sido un roce cualquiera. Hubiese pasado desapercibido para los demás. Pero no para quien conocía a Yoochun cada movimiento calculado le salía natural. Elegante. —A él le gustan las cosas bonitas.

 

—Lo sé. Eres la prueba física y viviente de eso.

 

Extraño. Aunque nos miramos a los ojos no podía decir lo que él sentía.

 

Traté de desviar el tema e ignorarlo. —No vayamos a ese tema. Me gustan los diseños.

Vi cómo se lamió los labios. Pensativo.

 

—¿En qué material quieres hacerlo?

 

—Me gusta la plata aunque oro blanco estaría bien. Tal vez un poco de ónix o zafiro azul en los detalles. ¿Qué opinas?

 

—Había pensado en plata, para los detalles ónix. ¿Y eres feliz?

 

—Mucho. —Y no mentí la verdad aunque a veces me cuestiona a lo era, muy feliz. —Sabes soy muy feliz, tengo dos preciosos hijos, una gran casa y un buen esposo.

 

—Una vida cómoda y perfecta. ¿Y aún cantas? ¿Vas al conservatorio?

Parecía que hablaba con rencor.

 

—No, lo he dejado temporalmente por los niños.

 

—Junsu, pero si tú amas el arte.

 

—Bueno, amo más a mis hijos. Sería mejor acordar una fecha para que me entregues las joyas. El chofer me espera.

 

—En dos semanas puedes venir por ellas.

Su voz sonaba molesta.

 

—Entonces paso a la joyería en dos semanas. El pago...

 

—No, ven aquí. En la joyería no. —Me interrumpió. —El pago dependerá del peso de la joya. No creo que sea un problema viendo que cuentas con un chofer que te escolta a encargar finos detalles.

 

Su voz era afilada como una navaja.

 

—Está bien. En ese caso me voy.

 

Pareció que no me escucho. —Tu madre ha de estar muy contenta, hizo un buen negocio cuando te casaste.

 

—Basta. No vayas a ese tema. Yo lo amo. No es el dinero. Es lo que representa.

 

—Lo que representa. Dinero, posición, ropa de marca, diseñadores que te ruegan porque uses su ropa, cenas y reuniones de algún tipo de comité absurdo que se cree altruista, buenos hoteles, que va, si son los dueños de los hoteles eso no se menciona, una madre feliz de presumir la elección que hiciste...

 

—No, te equivocas. Representa una estabilidad emocional, calidez en un hogar, protección, respeto, cariño, confiabilidad, honestidad. Mucho más de lo que por mucho tiempo no tuve pero él me las da.

 

—¿Y el amor? ¿Y tus sueños en donde quedaron?

 

—Eso es amor, el amor es todo, no es egoísmo. No la inestabilidad de un aspirante a artista que desaparece y está a merced de sus emociones sin importar lo que pase o a quién abandone. También los daños colaterales importan cuando quieres algo, o a alguien.

 

—Tienes razón. Mejor dejémoslo hasta aquí. Tendrás tu joya en quince días. Conoces la salida.

 

Y me fui. Aún tenía muchas cosas que decirle. Aun quería reclamarle. Yo quería todo lo que tenía ahora, pero con él. Lástima. Pero mi vida era otra ahora. Y era una buena vida. Sentí un dolor a nivel de la incisión de la cirugía. Hora de un descanso. Fui al auto y regresé a casa más temprano de lo planeado. Solo quería estar con mis hijos y mi esposo. En mi casa. Con mi paz.

 

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JaeJoong POV

 

Junsu llegó más rápido de lo planeado, así que decidimos ir a comer chatarra con Changmin mientras vagamos por ahí... El calor era increíble y decidimos dar una vuelta al centro comercial y disfrutar un poco de su aire acondicionado.

 

—Jae... Mira allí... Es Hyun Joong.

Señaló al vitral de un restaurante, allí estaba conversando con una chica muy mona, que le coqueteaba descaradamente. Aunque se veían lindos juntos.

 

—Espero que funcione... Él quiere una relación, y ha estado mucho tiempo solo.

 

—Yo creo que no funcionará, más bien parece fastidiado.

Viéndolo bien sus ojos iban a cada rato su reloj, y tenía un intento de sonrisa que en realidad parecía un aviso de que en cualquier momento la atacaba.

 

—¡Shim Changmin!

Volteé y la mamá de Changmin jalaba su oreja.

 

—Oh, hola Jae... Disculpa este show cariño, pero debo llevarme a este chico. Se supone que debería estar en la oficina de su padre arreglando el lío que hizo ayer. ¿Sabes que sus empleados se cuestionan su autoridad ahora?

 

Los ojos de Changmin estaban fruncidos y tejía una gran mueca de dolor que me causo mucha gracia. Supongo que no les sentó bien su última gracia.

 

—¡Miane! ¡Omma! ¡Miane! Yo solo quería que tuviera un poco de tiempo.

—Reorganizar su agenda no es el modo, y mucho menos dejarles el día libre solo para conseguir el número de teléfono de una de tus conquistas.

 

—¡Yah! ¡Omma!

 

—Lo siento Jae pero él ira a todas y cada una de las reuniones que su padre perdió por su culpa, y lo hará con buena cara.

 

Soltó su oreja, y me preguntaba si es por eso que sus orejas están así de grandes...

Hice una reverencia mientras la señora Shim empujaba a su hijo por el centro comercial. Me di cuenta de que Yunho hyung no me había dicho a qué hora exactamente podría ir. Pero dado que apenas eran las 4 de la tarde decidí caminar hasta su casa, estaba un poco lejos pero no demasiado. Y bueno había brisa por lo que no se sentía tan caliente, al menos todo iba bien hasta que empezó a llover. Traté de guarecerme de la lluvia pero era demasiado intensa y terminé completamente mojado, al menos no sentía frío, así que decidí seguir con mi camino.

Por un momento estuve perdido entre los edificios departamentales que se veían completamente iguales.

 

Cuando entré al recibidor del edificio de Yunho hyung mis zapatos hacían soniditos extraños cada vez que daba un paso, y el golpe con el aire acondicionado hicieron que sintiera mi cuerpo helado. Si no hubiese estado mojado pondría haber jurado que sudaba frío.

Ingresé al elevador y el espejo no me devolvía una imagen tan agradable. Traté de arreglar mi cabello, pasé mis dedos por él, pero solo logré que se vea como si una linda vaca hubiese pasado su lengua por él. Llegué rápido al piso de Yunho hyung y sin pensarlo dos veces toqué el timbre...

 

Nada. Ni un simple “espere un momento” o un “no molesten”. Nada

 

Como no salía nadie revisé la dirección que me había mandado al móvil, pasando por los mensajes que Changmin había escrito. Volví a timbrar, nadie salía, traté de escuchar a ver si había alguna señal de vida dentro del departamento... Nada. Otra vez.

Tal vez hyung me está ignorando después de esos mensajes... O tal vez hyung no quiere verme, podría ser que está enojado. Pero le voy a explicar todo. Pero qué se suponía que era todo. Tampoco quería que pensara algo malo de mí. Aunque no había nada de malo, creo.

Esperé algunos minutos y cuando estuve a punto de irme la puerta se abrió.

 

—Oh, lo siento JaeJoongie estaba en la ducha.

Yunho tenía atada una toalla negra alrededor de su cadera ocultando lo necesario pero dejando ver que su cuerpo estaba muy marcado, no había músculos que brotaran como tumores. Habían músculos tonificados y marcados, por lo menos hacían que la V que se escondía en la toalla resaltaran. Y su piel ligeramente morena hacia juego con la toalla.

Yunho hyung era un lujo a la vista.

 

No, no, debo dejar de pensar así… Cálmate. Respira.

 

—Jae no te quedes allí pasa. —Tuve que parpadear algunas veces para centrarme en caminar entre la puerta y hyung.

 

Es decir había tenido a varios hombres cerca de mí, de varios tipos pero ninguno así como él.

—Hola hyung... —Al quitarme los zapatos me puse las zapatillas suaves que se sintieron cálidas.

—Aigoo Jae... Estás empapado. Siéntate...

Me señaló un sofá pero... Mi ropa estaba muy mojada y lo iba a mojar todo, poco después Yunho lo entendió y me trajo una toalla.

 

—Jae creo que será mejor que te des una ducha muy caliente. Te vas a resfriar.

Mi cuerpo le respondió con un estornudo. Y poco después fue empujado hasta el baño. Pero, ¿estaba bien usar su ducha?

 

—Gracias hyung... Mi ropa...

 

—Te la dejaré en mi habitación para que te puedas cambiar con calma.

 

—Bueno, gracias. ¿Pero hyung dónde está tu habitación?

Se había ido. Me despojé de la ropa mojada y la puse en el lavamanos. Entré en la ducha y fue muy reconfortante, el calor del agua calentaba mi cuerpo aunque aún sentía mis pies fríos, los moví en círculos ligeramente, y me quedé bajo el chorro un tiempo más, que utilicé para jabonar mi cuerpo y lavar mi cabello... Me sentí más reconfortado cuando salí y me envolví en la toalla que hyung me había traído.

 

Y ahora a descubrir dónde está su habitación.

 

Cuando salí del baño el olor a limonada caliente inundó mis fosas nasales, ocasionando que estornudara de nuevo... —JaeJoongie ve a vestirte.

 

Hyung estaba con un chándal negro y una camisa sin mangas gris, su pelo revuelto y aún húmedo. Me quedé tanto tiempo mirándolo que pude ver como un ligero sonrojo se mostraba en sus mejillas. —No sé en donde está tu habitación...

 

—Tercera puerta a la izquierda.

Tomó una taza, e iba a servir el contenido de la olla.

 

—Hyung cuidado, usa un... guante.

Demasiado tarde, se había quemado al tratar de coger la olla caliente directamente.

En seguida me acerqué a él y metí su mano bajo el chorro de agua fría.

 

—Estoy bien… Ve a cambiarte.

 

Lo miré a él y luego a su mano enrojecida. —Debes tener más cuidado.

 

—Estoy bien…

 

—¿Cómo vas a agarrar eso sin una manopla?

 

Volteé por completo para mirarlo y no me había dado cuenta de lo cerca que estábamos, tan cerca que pude ver de cerca su lunar, tan cerca, y yo con tan poca ropa. Podía sentir el calor de su cuerpo.

 

—Bueno, me voy a cambiar.

Salí lo más rápido que pude. Sus ojos, no los olvidaría nunca, me miraban, no como alguien mira un cuadro o una película, sino que realmente me miraban, a mí. Me sentí desnudo bajo esos ojos. Otra vez.

Por fin encontré la habitación y pude tapar mi cuerpo con algo más que una toalla.

Yunho tocó la puerta. —Pasa, hyung.

 

—Vengo por una crema. —levantó la mano quemada.

 

—No quiero dar más molestias, me cambio y me voy, pero podrías prestarme una funda para llevar mi ropa.

 

Me miró. Esta vez divertido. —No.

 

¿No?

 

—No te asustes. Dado que me quemé preparándote una limonada, debes beberla. Para resarcir tu deuda.

 

Pobrecito. —Gracias. Pero creo que molesto mucho.

 

Pasó un brazo sobre mis hombros. —No molestas. Nunca lo harías. Qué opinas si ponemos a secar tu ropa mientras tomamos la limonada.

 

—Gracias hyung.

Estaba horrible. No entendía qué fue lo que le puso a la limonada, pero estaba muy amarga. La intención es la que cuenta después de todo, así que bebí toda mi taza, que aunque no sabía de las mil maravillas, me abrigó.

 

—¿Qué te parece si vemos una película?

 

—Bien, me parece bien, por lo menos hasta que mi ropa se seque.

Hyung señaló una película desde su teléfono y la imagen empezó a reproducirse en la pantalla.

No tenía muchos muebles, pero tenía un gran sofá, muy acogedor.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

Yunho POV

 

Mi último recuerdo del día de ayer fueron las pestañas de JaeJoong. Normalmente, las veía. Estas vacaciones, me acostumbré tanto a él, que sentía su falta en la fundación. Tenerlo en casa de algún modo me asustaba, porque no sabía cómo actuar, parecía que todos esos temas de conversación que podíamos tener se hubiesen reducido a ninguno, me extrañaba por completo que fuese así, sobre todo porque era un chiquillo, uno muy lindo, que puede enloquecer a cualquiera. Incluso a mí. Porque solo estando loco, es que puedo permitir que el hijo del jefe, que es menor de edad, y además es la joya de su familia, estuviese durmiendo a mi lado.

 

Toda la noche.

 

Aunque por otro lado sería sólo hospitalidad no había nada extraño en eso.

Poco después de que pusiera la película, él se durmió, supongo que fue por su  resfriado, pero se quedó junto a mí, dormido, fue fácil demasiado fácil, amoldarme a él, aunque solo fuese para dormir, fue realmente fácil, conciliar el sueño a su lado. Recuerdo que en algún momento mientras lo veía dormido, mientras me acomodaba a su lado en el sofá que resultó un poco estrecho para nosotros dos, gracias a eso pude contemplar, su blanca piel, sus labios rosa pálido entre abiertos, la línea de sus ojos cerradas y sus pestañas largas. Tenía mucha suerte de poderlo ver así. No recuerdo cuándo fue la última vez que pensé así de alguien, o si había existido una persona así antes de JaeJoong. Pensando en eso me dormí, pero fue el aire acondicionado frío que me despertó, al estar tanto tiempo acostados sentí que él se removía pegándose más a mí para buscar más calor, no quería que enfermáramos, y consciente de lo que hacía, no lo desperté, mi celular había muerto ya que no lo cargué, el televisor tenía la pantalla negra, la luz apagada de la sala, sólo me permitía ver la tenue luz de un reloj, eran las tres de la mañana, no iba a despertarlo, no iba a mandarlo solo en un taxi. Me metería en problemas. Pero la verdad no me detuve a pensar mucho en eso. Sólo tomé una manta y nos tapé con ella. A los dos, juntos.

 

Me di cuenta de algunas cosas. Primero, me había metido en un gran problema. Segundo, deseaba a ese chico para mí.  Tercero, no sabía si lo podía tener. Pero, lo quería tener. O por lo menos eso fue lo que reveló mi caliente sueño con JaeJoong.

 

Desperté a las 7:30 con una elegante erección. Que apuntaba a los muslos de JaeJoong, que pensándolo bien, dormía como un tronco. Sentí el calor en mis mejillas nuevamente, estaba avergonzado. El sonrojo, un nuevo matiz de mi vida que descubría gracias a él.

 

Fui a preparar un desayuno saludable para él. No creo que sea de los que desayuna sopa. Así que sólo encargué jugo y un par de sándwiches mientras le servía leche.

 

—Buenos días hyung.

Su cabello alborotado, su rostro recién levantado, era hermoso. Muy tierno y completamente follable, justo como en mi sueño, sólo que en él no llevaba pantalones, bueno de hecho no llevaba más que una de mis camisas blancas, y eso fue un muy breve período de tiempo.

 

—Duermes como un tronco.

Se sonrojó. Y sólo pude pensar en lo bueno que sería que ese sonrojo preceda al orgasmo de mi sueño.

 

—Hyung ¿tienes un cargador?... Deben estar locos en casa, y mi teléfono está muerto.

Levantó su teléfono, que era igual al mío.

 

—Sí en la mesa al lado de mi cama.

Regresó y lo conectó. Cuando consiguió que se encendiera. Sólo sonrió.

 

—De verdad, debo regalarle algo muy bueno a Changmin.

¿Y ese quién era?

 

—¿Changmin? ¿Tu novio? ¿El chico que casi siempre iba por ti?

Me miró pensativo un momento. Como un muñeco.

 

—No él no, el chico que iba a verme en la fundación es Hyun Joong ¿recuerdas? Es algo así como un hermano… Changmin es mi mejor amigo, es como mi conciencia, me conoce mejor que nadie, bueno puede que Junsu y él sean los que mejor me conocen. Mi madre lo llamó desesperada, y él le dijo que me había quedado sin batería. Y que estábamos en su casa de campo. Pero que estaba dormido. Mi madre le creyó así que para mamá sigo en el campo.

 

—Debes agradecerle entonces.

—Sí. Sabes, es la primera vez que me quedo dormido en un lugar extraño.

 

—Bueno espero que ya no te parezca tan extraño, después de todo somos amigos ¿no?

 

—Sí, hyung somos amigos. Veo que cocinaste.

Me miró con cara de recelo. Seguro se dio cuenta de que olvidé ponerle miel a la limonada, y de que rayé su cáscara. Fue más como tomar agua de apio que de limón.

 

—No soy bueno en la cocina. Pero me esforcé llamando a una cafetería. Así que come tranquilo.

Me regaló una sonrisa. Y se sentó junto a mí.

 

—Gracias hyung.

 

—¿Por qué?

 

—Por cuidarme.

 

Tan lindo, y yo pensando en hacer cosas malas con él. El timbre de la puerta sonó. Y al levantarme hice caer la jarra de café caliente. Los pantalones blancos de Jae se llenaron de café.

 

—Quítatelos, puedes tomar uno de los míos.

El timbre sonó otra vez. Jae se fue a cambiar y yo fui a ver quién era.

 

—Hola.

¿Y qué hacía ella aquí?

 

—¿Qué haces aquí?

 

—Vengo a que desayunemos. Juntos.

 

Eun So era una conocida. Una chica de una noche, compañera del hospital. —No, ahora no…

 

Mientras ella se abría paso, Jaejoong entraba a la cocina con uno de mis pantalones deportivos y una de mis camisetas.

 

—Ah, veo que estás ocupado, no has perdido tiempo.

 

—No te debo explicaciones. Vete.

 

—Me voy. Sólo quería darte los buenos días, pero veo que el hijo del jefe te los dio. No me lo imaginaba.

 

Su cara enojada estaba enojándome. No iba a funcionar. De verdad, era una furcia resentida.

 

—No te equivoques. No tiene nada que ver contigo. Así que no te metas en este asunto.  No lo vayas a malinterpretar, él no es como tú. No es alguien con quien pasar una noche y ya. Mejor vete. No quiero ser grosero.

 

Lo miró por última vez, sorprendentemente también JaeJoong la miró, en una forma cercana al desprecio. Y ella se fue. —¿La conoces?

 

Jaejoong me miró un poco serio esta vez. —¿Sales con ella?

 

—¡No! Bueno tuvimos algo tan breve que no cuenta. Además es una compañera del hospital, nadie de importancia, es sólo que ella me busca, pero yo casi ni le hablo, ni siquiera en el hospital, es más casi ni la veo porque está en otra área, de hecho no se ni como pude tener algo así con ella.

 

Jaejoong me sonrió. —Hyung, tranquilo no es necesario que me expliques.

 

Cierto. No era necesario pero quería hacerlo. —¿Tú la conoces?

 

—Sí.

 

—¿Del hospital?

 

—Sí.

 

Asentí. Esperaba que me dijese algo más. Que tonto, le di una explicación, innecesaria. Pero ¿por qué? El sólo preguntó algo.

 

—Te explicaré. Creo que no tienes idea, aunque la verdad yo tampoco. —Bebió un poco de jugo y le dio un micromordisco al pan. —Por alguna razón que no entiendo, siempre nos mira mal, a Su y a mí. Ni siquiera he conversado con ella. Pero lo hace. Ni siquiera la veo seguido pero ha sido tan grosera con Junsu y conmigo, que pareciera que le hubiésemos hecho algo que afectara su existencia.

 

Levantó los hombros como quitándole importancia.

 

—¿Hasta qué hora se supone que te quedarás en el campo?

 

Se mordió el labio, y me miró con sus pupilas dilatadas, como el gato de esa película para niños. —Eso… ¿Tienes hambre? podría cocinar algo realmente bueno.

 

—Jaejoong eres muy lindo, es decir, es muy lindo de tu parte. Pero no me respondes.

 

—Es que… ¿qué te gustaría comer o prefieres hacer otra cosa?

 

Le dio un gran mordisco a su pan. —¿Qué me ocultas Jaejoongie?

 

Negó con la cabeza. —Si te molesto puedo llamar a Hyunjoong a que venga por mí.

 

Ese tipo. —¡No!

 

—Está bien. Lo que pasa es que Changmin tampoco está en la casa de campo, de hecho él le dijo a su mamá que estaba conmigo, en la casa del valle de papá.

 

—Osea que se están encubriendo.

 

—Algo así. Y bueno… Changmin regresará mañana así que… yo también regresaré mañana.

 

Lo tenía para mí. Me sentí extrañamente feliz. —Tengo el día libre… así que si quieres hacer algo en especial…

 

—¿No te molesta? Es decir, no es como si me conocieras bien, y si estoy abusando de tu hospitalidad o si me estoy pasando de confianzudo avísame, no me molestaría saberlo. No te quiero incomodar, puede que quieras ver a tu pareja y Hyunjoong puede venir por mí.

 

—¡No!  No lo llames a él. Y no tengo pareja.

 

—¿Por qué no?

 

—Porque te mira como si quisiera comerte. No me agrada para ti.

JaeJoong me miró de un modo extraño, como si quisiera sonreír pero no supiera si era correcto.

 

—Me refería a por qué no tienes pareja, pero sabes, no es la primera vez que escucho eso.

 

Otra vez ese estúpido sonrojo se apoderó de mis mejillas. —Bueno eso… no lo sé. Una pareja, podría tenerla, pero no se ha dado.

 

—¿Nunca?

 

—Pareja formal una vez, pero no más. ¿Y tú?

 

Era su turno de sonrojarse. —Pues ni formal, ni informal. Creo que tengo algo que repele a los demás. No sé. Bueno una vez un chico se enamoró de mí, pero tenía novia, nunca tuve nada con él a mí no me interesaba, nada aparte del saludo, pero su novia me odia, ¿recuerdas a la chica del restaurante? Bueno ella es la novia.

 

Hablaba con tanta soltura. Era dulce y tan inocente. Y me imaginé ser el primero, no me refería al sentido sexual, aunque tampoco estaba mal, pero quería ser el primer novio de su vida, su primer beso, su primer caminata viendo el atardecer, ya había amanecido en mis brazos por primera vez, pero sería diferente si fuese mío. Que fuese mío para siempre, eso quería.

 

 

—Me gustan las costillas de cerdo y los camarones tigre… Estás de vacaciones, así que podríamos ir a un restaurante.

 

Entrecerró los ojos mientras se mordía brevemente el labio inferior. —No. Hyung, mejor vamos al supermercado a comprar, yo puedo cocinar y tú puedes conseguir algo más que yogurt, cervezas y golosinas.

 

—Viste mi refrigerador.

 

—No quería husmear, pero sí lo vi.

 

—No husmeas. De hecho creo que está bien si eres tú.

 

Y entonces comprendí la cuarta cosa, ese detalle tan ajeno para mí. Jung Yunho se había enamorado. De un chiquillo.

 

Notas finales:

Bueno ya saben sugerencias y críticas, tomatasos y demás están todos aceptados.

 

(A decir verdad, he estado tanto tiempo sobre este capítulo porque siento que le falta algo, inspiración, inspiración, tengo que encontrarla más seguido.)

 

Gracias por leer :)


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