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Bones (Wolf & Beauty) por JHS_LCFR

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Notas del capitulo:

Superamos en reviews a Digital Skin!! /o/

waaaw, pensé que nunca iba a pasar xD ni Monitor, ni Reset pudieron cumplir ese objetivo. Sigamos avanzando! :)

Capítulo 22

 

El ruido del agua burbujeando, hirviendo y escapándose como vapor por debajo de la tapa de la olla con un molesto silbido de por medio le alertó, corrió a revolver el arroz y se quemó al hacerlo con demasiada fuerza, terminó con el dedo herido posado sobre sus labios; rápidamente una mano ajena le tomó de la muñeca y pidió suavizar la herida, despertando en el más bajo dos círculos bordó en sus pómulos. Tragó saliva al ver a Kai en semejante postura, situación. Tan sutil, tan delicada: cerraba los ojos y amoldaba su boca a la yema, a los bordes y la uña, besando con suavidad, humedeciendo levemente para acallar el ardor y las molestias. Kyungsoo notó qué tan largas eran sus pestañas, eran preciosas y descansaban sobre la piel morena cómodamente, acariciando la piel de una forma que él buscaba implementar, porque eso era una de las tantas cosas que a Kyungsoo le despertaba: el chico quería vivir trazando líneas sobre el cuerpo del lobo, dejando rastros de fuego y a la vez apenas palpando, como la caricia de una pestaña sobre los pómulos, como la del viento calmo del verano en el que se habían conocido.

El dolor pasó, Jongin abrió un ojo y le sonrió con picardía, dedo aún retenido entre sus labios. El más bajo giró el rostro avergonzado y siguió cocinando, buscando latas de arvejas o lentejas para acompañar; abriendo las alacenas, se encontró con una temblorosa y enorme tela de araña con el bicho bien en el medio. El cuerpo en sí sería más pequeño que la uña del dedo meñique, pero sus patas compensaban en un largo descomunal, espantado al pelirrojo que gritó espantado y cayó sentado al frío suelo.

Kai se agachó extrañado, miró al arácnido indiferente y tomó una hoja de papel de cocina: se escuchó el ruido del bicho siendo aplastado dentro de su puño, del papel. Kyungsoo contuvo una arcada y se tapó la boca mientras el moreno pisaba el pedal del cesto de basura, tirando la araña y con ella gran parte de su tela. Luego de lavarse las manos, se las tendió para ayudarlo a levantarse. Ya erguido, Kyungsoo se mantuvo cabizbajo, agradeciendo en tartamudeos: era una mañana sencilla, simple y normal…pero tener de vuelta a Jongin era la gloria, era el máximo estado de éxtasis que sinceramente necesitaba.

La respuesta al “gracias” fue una mano pasando por su cabello rapado a los costados, sintiendo la extraña y nueva textura. Los ojos negros que encontró al levantar la cabeza no brillaron, sino que se sumieron en la más…hermosa…oscuridad. Sí, la única oscuridad que le gustaba a Kyungsoo era la de los ojos de Jongin, porque servían como puertas a su ser, un camino rápido y corto que se sabía de memoria y le servía para comprender al más joven a la perfección, siempre, a él y a sus sentimientos. O al menos la mayoría de las veces.

Se quedaron así hasta que el agua volvió a burbujear violentamente; antes de que Kyungsoo bajara el calor de la hornalla, Jongin se adelantó para apagarla por completo y apresar al humano contra el refrigerador, acción que por algún motivo que desconocía, le encantaba. Ya más cerca y con la esencia de un Kyungsoo nervioso pero expectante en el aire, Kai suspiró en sus labios entreabiertos que esperaban un beso que nunca llegó, porque el lobo ya sentía falta de sostén en sus rodillas con sólo seguir la línea de su mandíbula, grabando en su memoria aquel rostro que tanto había extrañado.

La puerta fue golpeada nuevamente, Kyungsoo dio un respingo y Jongin torció la boca en disconformidad, saltando en el lugar y quejándose como un niño pequeño y quisquilloso.

-¿Por qué tarda tan poco?—rezongó—Mándala a la otra punta del pueblo.

-Lo siento, te prometo que ahora se lo digo. Ve a esconderte—le tranquilizó, manos sobre el pecho, sintiendo el calor que tanto le había hecho falta.

Kai levantó una comisura y corrió al cuarto a esconderse nuevamente en el armario, detrás de las camperas hecho una bola y tapándose con un pulóver. Ovillado, escuchó la puerta abrirse y una corta conversación, tacones resonando y bolsas siendo dejadas en el piso o la mesa: la madre de Kyungsoo no estaba lista para saberlo; ni que su hijo estaba deprimido por la falta de un chico ni que ése chico en realidad no era nada más ni nada menos que un lobo que se escabullía por su ventana en las noches.

 

 

-¿Kai?—tanteó torpemente en la pared del fondo del armario, buscando el bulto enorme—Kai, ya se fue—logró sacudirlo levemente, pero no respondió, terminó adentrándose como pudo, medio cuerpo metido incómodamente entre los abrigos y los zapatos—Kai, despierta.

Se sacudió violentamente y abrió los ojos, los entornó para encontrar a Kyungsoo en la penumbra y bostezó, parpadeando repetidas veces. Estiró los brazos y se levantó, golpeándose la cabeza al erguirse; apretando los dientes logró revolverse entre las telas y las suelas para poder salir finalmente, respirando hondamente y adaptándose su visión a la luz.

-¿Qué hora es?

-Las dos, mamá ya se fue a trabajar. No vendrá hasta las diez y media—sonrió, tirando de sus muñecas hacia él mientras caminaba en reversa, quedándose ambos en el medio de la habitación—¿Tienes hambre? Apenas desayunaste.

-Estoy bien, he estado en peores condiciones—volvió a acariciar uno de los costados rapados de cabello, le sentaba tan raro verlo y tocarlo—Kyungsoo.

-¿Mh?

-Te ves… - inspiró con fuerza, ¿Cómo decirlo sin que sonase…cursi?—Hermoso.

El más bajo ardió al rojo vivo y lo empujó suavemente, como retándolo: Bien, intento fallido de sonar serio. Mas eso no logró que se diera por vencido, volvió a acercarse para abrazarlo con fuerza contra su pecho, tomándole de la cabeza y de la espalda.

-Casi me había olvidado lo que era abrazarte.

Kyungsoo cerró los ojos y se dejó envolver en ese cálido temblor que recorría su piel, adentrándose en los tejidos y afectándole hasta los huesos. Suspiró calmo y devolvió el abrazo, sintiendo el aire faltándole a los pulmones, el oxígeno rápidamente siendo reemplazado y dejado de lado por la necesidad de él: de Jongin.

-Yo también…extrañaba tocarte—contestó, nervioso, hacía tanto…tanto pero tanto, tanto…

-¿Puedo besarte? No lo hago desde anoche, no lo hago desde hace tres meses—pidió—Prometo no descontrolarme, aunque siento que me explotará la cabeza.

La sonrisa de burla le despertó escalofríos: al diablo, era capaz de entregarse crucificado y dejarse devorar por él. Que lo mordiera, que lo destrozara. Qué importaba si lo corrompía y dejaba tirado en el piso como un saco de huesos…era Jongin, era Kai, ya nada importaba. Había experimentado tanto dolor que ahora se creía resistente a todo.

-Bésame—le retó, rozando narices—Bésame hasta que me marees, hasta que me falte el aire. Y si te descontrolas… - le rodeó el cuello, acercándolo más a él; se valió de un suspiro para detonarle, para definitivamente enloquecerlo—Sólo respira hondo y sigue adelante.

 

 

-¿Puedo preguntar qué pasó desde…? Bueno, eso que tú sabes.

Jongin se detuvo, tomando la silla en la cual iba a sentarse; la televisión había permanecido prendida, miró las imágenes de una supuesta bomba en un supuesto puente de un país que estaba lejos de allí, de ellos y su presente. Le llamó la atención cómo los humanos se obsesionaban por saberlo todo de todo el mundo, a cada momento, a cada segundo, teniendo que ser todo inmediato.

Suspiró.

 

~Flashback~

 

La discusión traspasaba las puertas del cuarto, así había sido durante las últimas semanas. Tres meses habían pasado desde el error de Kris y la traición de Lay, la casa se había sumido en un escalofriante y tenso silencio. Como si abriendo la boca uno lograra buscar su propia muerte, como si dando un solo paso en falso sería echado del refugio para siempre y sin perdón.

Tao en ese período no había cruzado la puerta, había entrado allí prácticamente para no volver, para desaparecer: no sabían si estaba mal, si estaba bien, si estaba comiendo o bañándose, sólo se escuchaban sus quejidos de dolor y sus gemidos cada tanto, dando a entender que ahora era eso y sólo eso. No más Tao cachorro, ahora era Tao el juguete, el reemplazo. Pero bueno, el chico técnicamente se lo había buscado. Y había decidido ignorar todas las advertencias, entregándose completamente al vacío.

En contraste, Chanyeol y Baekhyun hablaban en susurros con Luhan y Sehun, volviéndose un grupo extraño, una doble dupla rarísima de ver y que, sinceramente, algo de seguro tramaba; pero husmear demasiado en esa casa traía consecuencias. Serias consecuencias. Ya se habían dado cuenta todos y encima, por las malas.

Y más allá, cuidándose y mimándose en una punta oscura, Xiumin y Chen se miraban preocupados, sonriendo para inculcarse confianza y entrelazando los dedos, como asegurándose otra vez de que estarían juntos para siempre.

Kai envidiaba eso. Lo extrañaba.

De pronto los gritos del cuarto de Kris parecieron cesar y Tao asomó por la puerta.

-Kai, disculpa que te moleste pero… ¿Podrías llamar a todos—tragó saliva, se le veía ojeroso y su cara había perdido carne, vida—Incluido Lay?

 

 

Los minutos pasaron, en la ronda solamente faltaban Kris y Tao, que parecieron tomarse todo el tiempo del mundo en algo que nunca supieron ni se irían a enterar. La sala estaba atestada de gente, eran pocos pero a la vez eran muchos. Cada uno dejaba bien expuesta su preocupación, su enfado o nerviosismo, la repentina junta estaba arruinando los planes de algunos o empezaba a asustar demasiado a otros.

Kai miró a Lay, que se sentaba al lado suyo en un sillón de un solo cuerpo. Las manos muertas caían de los apoyabrazos, su mirada no estaba enfocada en absoluto y las pupilas parecían vibrar suavemente, seguramente su (¿Antiguo?) líder intentaba procesar que las decisiones ahora no se basaban en sus opiniones, seguro intentaba comprender inútilmente que había sido destronado de su puesto y había caído duro al piso, al fondo de la pirámide: Lay ahora obedecía, no hacía obedecer.

Seguía con los ojos rojos e hinchados, la piel parecía casi caérsele del rostro, se veía él en sí en un lecho de muerte, tanto así que Jongin se replanteó la idea de poder morir de tristeza, de tanto llorar. Mientras seguía observándolo con la mirada, vio cómo respiraba dificultosa y lentamente; inflaba cuanto podía el pecho y se quedaba así durante diez o quince segundos, cuando su rostro se tornaba levemente rosado soltaba el aire y repetía la acción, como llevando a sus pulmones y su cuerpo al extremo, probando cuánto y de qué forma podía seguir aguantando.

Quiso preguntar, saber. La charla en el galpón no había sido suficiente, había tantas cosas para responder, aclarar, decir. Cuando el moreno hubo tragado, se lamió los labios y soltó un suspiro ahogado, porque Tao apareció finalmente, portando ropas un poco grandes para él. No sólo sabían que portaba la ropa de Yifan, sino que todo su cuerpo se había entumecido en un ser casi irreconocible. Caminaba despacio, separando levemente las piernas, parpadeaba con desgano y se frotaba la boca, como queriendo quitar rastro de algo.

Buscó dónde sentarse y, a regañadientes, Sehun le dio lugar llevándose a Luhan consigo. El gesto sorprendió a todos: el más chico del grupo jamás le había mostrado las fauces a alguien, mucho menos a un integrante del mismo grupo que ahora, prácticamente (todavía no estaba en claro) mandaba.

Entre Chanyeol y Xiumin, el pequeño cachorro miró alrededor e intentó sonreír, pero terminó levantando una comisura y mordiéndose el labio: todos sabían que no podía con su papel, Lay con suerte había podido llevarlo a cabo y tenía años de experiencia…un “bebé” como Tao estaba completamente desprovisto de herramientas, y aquella jugada de haberse sentado con los demás para pretender igualdad se había visto frustrada en el segundo que Sehun había, por decirlo de algún modo, protestado.

Dos minutos más pasaron hasta que Kris apareció, lamiéndose los labios con nerviosismo. Se le veía revitalizado, tranquilo…pero ahí también faltaba algo, algo allí se había perdido. Con ojos curiosos revisó que todos estuvieran en la sala y su vista terminó cruzándose con la de Yixing, que enfocó únicamente para mirarle con desprecio, repentino y sorpresivo desprecio: quizás iría a jugarle la contra, quizás no. Pero la decisión ya estaba tomada.

El problema era que Tao no había ayudado mucho con su perspectiva.

El problema era que con Yixing a su lado todo parecía volverse mucho más fácil.

Jongin concentró todos sus sentidos, se le erizaron los pelos. Cuando Yifan ordenó que todos se levantaran, todos menos uno obedecieron, él se paró.

-Como bien se habrán dado cuenta—empezó el morocho, mirando a todos con decisión, casi intimidándolos—El grupo se ha roto. Ya no somos los mismos y la casa en sí tampoco lo es. Presiento que varios de ustedes ya no quieren que sigamos juntos, ¿O me equivoco?

La reacción fue inmediata: Luhan se colocó delante de Sehun, protegiéndolo con medio cuerpo. Chen fulminó a Yifan con la mirada mientras tomaba a Minseok de la cintura para pegarlo a él, Chanyeol buscó los dedos de Baekhyun para entrelazarlos con cuidado.

-Pues bien—pasaron cinco segundos, nadie habían entendido—Son libres de irse si quieren. El grupo y nuestro antiguo objetivo se disolverán a partir de hoy. Hagan lo que se les plazca y cuídense de los humanos.

 

~Fin Flashback~

 

Una mano en su hombro lo despertó de pronto, se encontró en la sala de una casa que no era la suya y aún sujeto a la silla, rígido. Giró el rostro con lentitud, le dolía el cuello; Kyungsoo asomó con cuidado y preocupación, sus grandes ojos brillaban con la característica inocencia de no saber lo que pasaba puertas afuera de su casa, más concretamente puertas adentro del refugio.

-Kai, ¿Estás bien?—su mano subió para acariciarle la mejilla—Te veo raro. ¿Estás triste acaso?

Jongin pestañeó una sola vez y se forzó a sonreír: Kyungsoo ya había pasado por demasiado, no debía preocuparse también por eso.

-Me quedé pensando, eso es todo—los huesos de sus dedos sonaron violentamente cuando soltó la silla, se dio vuelta y tomó al humano de la cintura, juntando sus cuerpos en un abrazo íntimo, apoyando sus frentes en las del otro—¿Qué le dirás hoy a tu madre, para ser sincero? ¿Qué es exactamente lo que le vas a decir?

El más bajito contuvo una risa pícara y se mordió el labio, sus ojos resplandecieron incluso más. Se le veía tan vivo…

-Le diré que el chico que me gusta volvió de su viaje. Le diré que se peleó con su familia y que no tiene dónde quedarse, ¿Qué te parece?

Jongin rió secamente y le besó con dulzura, lenta y pausadamente.

En el fondo, Kyungsoo no estaba tan errado.

 

Continuará.

Notas finales:

What Separates Me From You. ya llegó a su fin ;A; pero bueno, en algún momento tenía que ser TT TT


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