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El demonio que devoró sus propias alas por EobieUrie

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Notas del fanfic:

He subido una especie de epílogo, por si gustan leerlo.

Notas del capitulo:

Aqui otro BangLo, en esta ocasión con una tematica mas oscura.

 

 "El demonio que devoró sus propias alas"

 

No es que estuviera muy interesado en cumplir la misión de nuestro amo. En realidad, yo no era el estereotipo de demonio, y si bien todo me daba igual trataba de quedar bien frente al jefe. Pero gracias a ese niño, el único propósito de mi existencia quedo arruinado. Y lo cambie por otro. Por JunHong.

 

Es que ese muchachito era indescriptible. Nosotros venimos a la Tierra a sonsacar a los humanos, a hacerlos caer en el pecado. Y ellos a diferencia, para seguir los escritos de su Dios. O al menos antes lo seguían, porque gracias a nosotros el propósito original de los humanos se volvió un cero a la izquierda. Gran triunfo para Belcebú, señores.

 

Y no es que me hubiesen encomendado personalmente el tentar a Zelo, como solían apodarle, sino que yo mismo, al verlo, sentí la tentación de verlo caer en las llamas del infierno. Aunque él fue quien me tentó primero…. Sin proponérselo.

 

Él era un joven seminarista, en mi opinión demasiado niño como para entregarse en cuerpo y alma al llamado Señor. Pero fingí que no me importaba. El recurrió a mí para contarme sus secretos, confiaba en que mi boca era tumba, y en cierto modo si, pues estaba tan podrida como una. Fue entonces que me confeso que temía desviarse de su “vocación” debido a la extraña atracción que le provocaba JongUp, un dulce muchacho que solía visitar a los huérfanos y a ayudar a los monjes, pues creció con ellos. Fue la primera vez en que estuve celoso, la primera vez en que la víctima fui yo, en lugar de ser el victimario, que era lo que solía ser.

 

Desde lo más profundo de mi corazón había una voz que mi gritaba que lo amaba, con una dolorosa y desgarradora fuerza. Me lastimaba, pero me importaba poco. Yo quería verlo sufrir a él. Lo hice dudar de sus sentimientos hacia Dios, y me abofeteo cuando le propuse vivir bajo el mando de Satán.

 

Sin embargo, su ligero desagrado hacia mi persona fue desapareciendo poco a poco. Yo lo ayude a superar la repentina muerte de JongUp –provocada por un servidor− quien era hasta ese momento la persona que más quería. Reemplace el objeto de su amor con mi cuerpo, lo hice caer en las redes del deseo, y el por dentro sabía que yo era malo, que yo era el diablo que destruirria todo lo que él había forjado.

 

Mate al prior de la iglesia cuando este me vio en mi forma original, y culpe al llamado HimChan, quien tenía intereses románticos en Zelo, MI Zelo. El muchacho fue llevado a prisión, no sin antes confesarle su amor a JunHong, mas sin embargo, mi pequeño lo rechazo. Así es, el joven seminarista sintió una repulsión sobrenatural ante aquel criminal, la persona que mato al hombre que en los últimos meses había fungido como un padre para él.

 

Oh, amigos míos, que bella sensación era aquella de ver a mis rivales siendo eliminados poco a poco.

 

Y no todo fue tan hermoso como aparentaba, porque entonces apareció DaeHyun. Este hombre era un exorcista torpe y bueno para nada, había fallado todos sus míseros intentos de expulsar al diablo de los cuerpos humanos. Y aun siendo torpe, pudo darse cuenta de mi verdadero ser. También, de alguna u otra manera se enteró de mi amor hacia el peliazul, y amenazó con contárselo.

 

Creí que lo tenía todo bajo control que me encargaría de aquel maldito entrometido que impedía mi felicidad con Zelo.  Sin embargo, la noche que había de matarlo, huyó.

 

Miren, amigos míos, lo ingenuo que fui al pensar que con ello me libraba de toda carga y todo peligro, para así al fin poder mantener a Zelo a mi lado. Estaba tan confiado que no tenía reparos en salir con él a la calle, llevarle flores o cantarle melodías románticas frente a los pequeños del orfanato.

 

Le prometí que siempre lo amaría, que lo protegería de todos los peligros y que haría lo que él me ordenase, el seria mi único amo y señor, y solo una cosa a cambio le pedí. Solo una miserable y sencilla cosa: abandonar los hábitos. ¿No podía ser acaso más simple?

 

Pero el la rechazo. Prefirió a su Dios que a mí. Y la llama del odio cobro vida en mi interior.

 

Pensaba matarlo. Así es, no han leído mal, pensaba eliminar a la persona a la que yo decía adorar. Era mi naturaleza demoniaca imponiéndose sobre mis propios sentimientos. Supe en ese momento que todo tipo de seres, tanto creados por Dios o por el diablo, siempre se iban a dejar llevar por los instintos. Después de todo, estos se hicieron para sustituir los pensamientos cuando uno no es capaz de razonar, como los animales. Aunque estos, en ocasiones, llegan a hacer mejor trabajo que los humanos.

 

La noche de mi perdición llego un par de días después de que Zelo me rechazara. Yo me había encargado de llevar la sequía al pueblo y a expandir una enfermedad que afectaba únicamente a los niños, ensañándose especialmente con aquellos que habitaban en el orfanato. ¿Y saben porque la enfermedad solo se propagaba en niños? Porque muy por dentro, no quería dañar a JunHong, solo castigarlo. Si los síntomas lo alcanzaban, seguro moriría.

 

Al enterarse de esta situación, DaeHyun regreso. Y, oh señores, no estaba solo. Fue por un verdadero exorcista, aquel hombre al que yo conocí por el nombre de Yoo YoungJae. Era un viejo conocido mío, más bien, una especie de némesis de nuestra especie. Él era especialista en eliminarnos. Y antes de que lo hiciera, que acabara conmigo y todos mis compañeros que se instalaron en el pueblo, yo debía matarlo primero.

 

Y no era tarea fácil.

 

Sin embargo, yo creí que sí lo era, pues no tenía idea de que él fuera un vidente. Claro, una ventaja para mí fue que ni ese poder le pudo permitir salvar a su amante.

 

Durante la madrugada queme la casa donde se alojaba al lado del malnacido de DaeHyun. Él menor perdió la vida, mientras que YoungJae se encontraba en de camino a la iglesia en busca de armas para combatirnos.

 

Regreso con las manos vacías, y así se quedó, pues en cuanto lo vieron lejos mis muchachos, mis diabólicos amigos, derrumbaron la capilla. Ahí se quedaron todas las benditas armas de la iglesia, los más fervorosos creyentes y la mayoría de los sacerdotes. Y me encargue de que Zelo no estuviera dentro al momento de la catástrofe.

 

En ese entonces yo no sabía que había dado justo en el clavo si mi propósito era que YoungJae me odiara. Yo no sabía él estaba perdidamente enamorado de DaeHyun. Y con eso basto para que el exorcista enloqueciera.

 

Él vio, con aquel sexto sentido que su Dios le otorgo, mis sentimientos hacia Zelo. Se encargó de hacerlo aceptar que estaba enamorado de mí, y el pequeño, ingenuo y puro, sucumbió ante ello y le confeso el deseo que yo le provocaba. Entonces, el desalmado YoungJae le revelo que yo era un demonio, y que todo este tiempo lo había estado engañando.

 

Dejo al amor de mi asquerosa y putrefacta vida en un agujero de dudas, miedo y resentimiento, y organizó una cruel revuelta entre los habitantes del decadente pueblo, les abrió los ojos y les hizo ver lo equivocados que estaban al dejar entrara a tanta gente nueva al lugar. Todos se levantaron en contra de nosotros los demonios  con lo que pudieron recoger de los escombros de la iglesia y haciendo con sus propias manos artefactos para nuestra eliminación.

 

Sin embargo, mi amado estaba ajeno a esto. Se había quedado privado analizando mi baja traición. Y tras ver el desastre que se cernía ante nosotros, corrí a verlo. Antes de que todos acabaran conmigo necesitaba verlo.

 

En cuanto llegue, me recibió un muchacho muy diferente al del que yo estaba enamorado. Soltaba maldiciones y me lanzaba todo lo que había a su paso. Gritaba, me golpeaba y me hacía ver la basura que yo era en realidad.

 

Pero después de todo, cuando amas a alguien, no te das cuenta del peligro. Y yo termine seduciéndolo y convenciéndolo de que todo lo que le habían dicho de mi eran mentiras. Me creyó. Qué oportunidad más maravillosa me dio entonces, de seducirlo y profanarlo. Pude escuchar sus gritos de placer retumbando en mis oídos, sus cuerpo retorciéndose bajo el mío, su intimidad erecta rozando mi abdomen y todo su ser bendito entregándose al mío, todo sucio y repulsivo.

 

Fui cobarde, pues en cuanto él se hundió en los brazos de Morfeo –que hasta a este yo celaba por adueñarse de sus noches−  hui de su lecho y fui a combatir con mis amigos. Temía más a su reacción, a su razonamiento alejado del instinto, que a todos esos pueblerinos enfurecidos que amenazaban con matarme.

 

Y ahora, hermanos míos, veo lo obvias que eran las acciones futuras de YoungJae, solo que mi estupidez no me permitió verlas. Él supo lo que hice con Zelo, y convenció a todo el pueblo para condenar a la hoguera a aquel maldito traidor, que le dio la espalda a la iglesia y a su pueblo para acostarse con un descendiente del diablo.

 

Aquellos malditos parroquianos fueron por Zelo con trinches y antorchas, como si del mismo Belcebú tratase. Lo humillaron públicamente, lo golpearon y lo apedrearon. Pero el no decía nada. ¿Saben por qué? Porque no se arrepentía de lo que había echo.

 

A segundos antes de mi niño fuese asesinado estos acontecimientos llegaron a mis oídos. Y en ese mismo instante fui a rogarle a YoungJae que detuviera la lapidación de mi amante. Y me hizo un trato muy obvio: mi vida a cambio de la de Zelo.

 

Y no dude en aceptar.

 

YoungJae me llevo frente al pueblo, en la tarima en la que Zelo se encontraba amarrado a una garrocha a punto de ser encendida. Detuvo a todos y lo libero. El peliazul me miro temeroso, sabía lo que estaba haciendo, y negaba con la cabeza, rogando con su tierna mirada que me detuviera. Pero no le hice caso. Espero que el “Estaré bien” que le dedique antes de morir allá sido suficiente.

 

Ahora soy yo quien ocupa el lugar de Zelo, el me mira entre la gente, y las lágrimas comienzan a emanar de sus dulces ojos. No lo miro más, no deseo arrepentirme. En el momento en que YoungJae prende fuego a mis pies, yo tomo mi forma original, la de un demonio. Todo el mundo grita, menos dos personas – y sé que tú muy bien sabes quienes son, mi némesis, y mi amante−.

 

La sensación cálida que comienza a cubrirme va aumentando de tono. Al parecer al bendecido todo el material que están usando para quemarme, pues más que fuego, siento acido derritiendo mi carne y cuchillos atravesando mi piel. ¿Este sufrimiento es suficiente para salvar su vida, la de mi pequeño, la de lo valioso que tengo?

 

Si es así, está bien, lo disfrutare. Disfrutare este dolor como si fuera el amor que me daba Zelo. Gozare cada caricia de las lenguas del fuego como si fueran las manos del peliazul sobre mi piel. Escuchare los gritos de odio de los parroquianos como si fuera la voz de mi pequeño susurrándome que me ama.

 

Como si toda esta tortura fuese el mayor placer que yo le pudiera dar entregándole mi ser de la misma manera que el me lo entrego a mí.

 

Notas finales:

Espero que haya sido de su agrado  -w-  Estare pasandome mas por aqui para subir mis fics, asi que pueden decirme que parejas o sobre que tematica quieran que escriba, claro, de B.A.P :)


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