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El Amor es "Guerra" por Shikata_Hikari

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Notas del fanfic:

Buenos días, ésta es Shikata Hikari presentando una historia algo confusa, ya que pretendo convertir a Ijuuin-sensei en el Uke de Kirishima-san.

Por lo que opté por cambiar un "poco" la personalidad de Kyou, convirtiéndolo en un sujeto obsesivo y "amargado". Yo creo que, por eso se llevan tan bien ambos... y también pienso que si alguna vez Kirishima y Kyou salieron en el pasado, su amor habría sido desastrozo... considerando la forma de ser de ambos.

Además, sé que sensei tiene muchos pretendientes, así que, me dedicaré a poner un poco de esas relaciones también en éste fanfic.

Sin nada más que decir, continúen con su lectura.

Hikari.

Notas del capitulo:

No hay nada más que decir, aparte de que lo disfruten~

Hikari.

¿Cuánto tiempo pasará para que él se decida a ir hacia su persona amada y confesarle sus verdaderos sentimientos?

¿Cuánto debe pasar antes de que lo dude y quiera huir al estar lo suficientemente cerca?

¿Cuánto... pasará para que se de cuenta de que cometería un terrible error si se confiesa?

¿Cuánto antes de que se vaya al percatarse de que, su persona especial, quiere a alguien más?

¿Cuánto tiene que pasar para que esa herida recientemente creada en su corazón, sane por completo?

El caminar, ir a un lado y a otro, subir y bajar y cambiar de piso en piso parecía distraerle y ponerle de buen humor, sonreía pese a su estado emocional, cada vez que se encontraba con alguien que él conocía. Era realmente bueno en eso, una de las cosas que aprendió bien al vivir con su querida madre; al parecer aquella falsa sonrisa estaba funcionando, ya que esas personas correspondían a ese gesto con suma alegría, sin imaginarse siquiera lo que el portador de ese gesto amable sentía en aquel momento.

Él estaba dispuesto a ir a charlar, o mejor dicho, molestar a una de las personas que habían contribuído en gran medida a su infelicidad, quizá quería ser golpeado por su "enemigo", como una forma de apaciguar ese dolor. O tal vez, y sólo tal vez, deseaba ser escuchado... sin importar quién fuera el que lo oyera. Después de todo, la única persona en la que de verdad confiaba, le había traicionado sin darse cuenta.

Y, con ese deseo, tomó el primer ascensor que vio abierto ignorando a las personas que se hayaban en su interior. Sujetó con fuerza el pequeño manojo de papeles que traía en ambas manos mientras bajaba la mirada y hacía oídos sordos a todos los comentarios de aquellos con los que compartía el elevador; lo que decían no eran más que halagos... palabras falsas... pero que él en su debido tiempo apreciaba, ya que realmente le llegaban a levantar el ánimo. Aunque, eso poco le importaba en aquel momento, tan sólo dio media vuelta y saludó cortesmente a todos los presentes, manteniendo esa "perfecta" sonrisa.

Pasado algún tiempo, llegó a dónde quería ir. Bajó deprisa para no soportar por mucho más tiempo a sus acompañantes, caminó rápidamente por el pasillo con la vista gacha, dejando de sonreír poco a poco y dando un largo suspiro. Tenía que verlo, debía verlo de nuevo... una verdadera tortura. Sintió oprimido el pecho por sólo pensar en ello, llevó su mano derecha hasta él para tratar de controlarse al mismo tiempo en que tomaba todo el aire que podía; no estaba funcionando del todo... y ese dolor aumentó más tras haber levantado la mirada y encontrarse con la segunda persona que no quería encontrarse.

Qué remedio...

Pasó a su lado, tratando de no hacer el más mínimo ruido, como si quisiera ser invisible para esa persona... pero no funcionó. Tuvo que detenerse cuando él le habló, cruzaron sus miradas, y volviendo a sonreír le saludó, tratando de sonar tranquilo... y de no perder el control.

Luego aquel momento doloroso y fugaz, llegó hasta el departamento de edición de manga Shounen. Volvió a saludar a los editores y ayudantes, cuando prácticamente chocó contra él un joven un tanto despistado... y claramente alterado. Lo detuvo, ayudándole a conservar el equilibrio. Éste le agradeció, de manera un tanto grosera, cosa que pasó desapercibida a propósito por el hombre que sostenía las hojas.

Le preguntó por esa persona, su persona especial con un deje de tristeza, algo más que no pudo notar el muchacho cuestionado; éste sólo atinó a señalar hacia un pequeño cubículo, una especie de oficina.

Él hizo una leve reverencia ante el jovencito, después se dirigió hacia allá volviendo a suspirar silenciosa y entrecortadamente. De pronto, su corazón empezó a latir con fuerza, desesperadamente quería normalizar aquellos latidos... ya que, de seguir así, se podría meter en graves problemas... y no quería mostrarse débil ante su mejor amigo.

Tocó un par de veces y aguardó a que le dieran permiso de pasar, la voz de aquel hombre lo puso sumamente nervioso, y de forma involuntaria terminó por sonrojarse.

No se dio cuenta de eso, por lo que entró en cuanto lo escuchó. El sujeto dentro rió burlonamente al notar el rojo carmesí  en sus mejillas, provocando que él se pusiera cada vez más y más rojo, era un hecho... estaba perdiendo contra él, aunque no le molestaba sí le parecía incómodo, ya que tendría que darle una explicación acerca del por qué de su sonrojo, y no podía pensar en nada.

Sus manos temblaron un poco y, en un momento a otro, las hojas de su manuscrito se encontraron tiradas en el escritorio del hombre que se burlaba de él. Más que avergonzado, las recogió de inmediato, desordenándolas en el proceso, pero mientras él las acomodaba torpemente, el sujeto también se dedicó a ayudarle, rozando sus manos ligeramente con las propias, cosa que... le encantaba al dueño de esas páginas aunque al mismo tiempo le incomodaba. Para su mala fortuna, aquellos roces sólo terminaron por ponerlo más nervioso que antes, no podía ocultarlo, por lo que el hombre que le ayudó acabó dándose cuenta de su "malestar". Se levantó un poco de su lugar, inclinándose ligeramente hacia adelante y, poniendo una mano sobre su frente, comenzó a diagnosticarlo.

Eso definitivamente no le agradaba, pasó saliva temblando rudamente. El otro preguntó si se sentía bien; que si acaso estaba descansando lo suficiente, sonaba claramente preocupado por él, algo que le gustaba de esa su persona especial.

Sutilmente alejó aquella mano, respondiendo en tono burlón que era culpa suya el que se hubiera "enfermado", le sonrió para tranquilizarlo... pero el sujeto no le creyó, no del todo. Lo conocía demasiado bien, después de todo llevaban diez años conociéndose y compartiendo distintas expericiencias, no por nada eran "mejores amigos", así que, golpeando un poco su cabeza con el puño cerrado, lo regañó con un tono sumamente infantil, pero al mismo tiempo, paternal y autoritario, exigiéndole que fuera más cuidadoso consigo mismo.

Él, por su parte, sólo atinó a desviar la mirada y reír un poco por aquella reprimenda; era en esos momentos en los que de verdad deseaba tener el valor suficiente como para decirle que lo amaba, abrió la boca ligeramente, murmurando algo para sí mismo. El sujeto que lo golpeó se puso algo serio, preguntando qué había dicho. Él agachó la cabeza, tratando de ocultar su persistente sonrojo, tomó un poco de aire ya que creía que su corazón dejaría de latir en cualquier momento debido a lo que estaba a punto de confesar, y justo antes de volver a decirle lo que no alcanzó a escuchar, entró el mismo tipo con el que se había encontrado en el pasillo.

Abrió los ojos lo más que pudo al oir la amena conversación entre ese tipo y su mejor amigo; los escuchó discutir un momento, luego las risas de su persona especial... algo que hizo que su pecho doliera. Prefirió ignorarlos, hacer oídos sordos a sus palabras mientras volvía a ordenar las hojas. Golpeó ligeramente el escritorio con ellas cuando los otros hablaron de una cena en casa de su mejor amigo; aquello le pareció sumamento enfermizo... dejó las hojas acomodadas en aquel mueble, despidiéndose en voz baja de su amigo, éste sólo volteó a verle y a sonreírle de una manera un tanto encantadora, algo más que le caló por completo en el alma. Salió rápidamente tras haber escuchado otra despedida, esta vez de la persona que se había convertido en su mayor enemigo, ni siquiera pudo verle a la cara, sólo huyó, queriendo evitar a cuánta gente se le acercara y le hablara.

Afortunadamente, aquel día no tenía nada más que hacer en el departamento de Edición; corrió y bajó por las escaleras, como si tratara de olvidarse de todo aquello, a pesar de que con cada escalón que bajaba, se iba molestando más y más. Aparte de recordarse lo estúpido que fue al no confesarse antes y de creer que, de haberlo hecho, ahora sería él quién estaría al lado de ese hombre que le sonreía tan preciosamente; darse cuenta de que el otro a quién odiaba por arrebatarle a esa persona especial, era mucho mejor que él... verdaderamente le molestaba;  ya que en serio llegó a creerlo, al menos por un momento.

No lo soportaba, no como él lo esperaba. Definitivamente quería deshacerse de aquel estorbo y permanecer con su enamorado por el resto de su vida, pero su razonamiento le impedía hacer algo imprudente, tampoco era como si fuera a renunciar a su vida en libertad por una basura como él.

Aunque, eso en algunas ocasiones no le importaba. Por algún tiempo se imaginó a sí mismo cometiendo uno de los crímenes perfectos que plasmaba en papel, un crímen en el que nadie podría culparlo, como el de la trama de su manga... pero... simplemente no podía, ya era demasiado egoísta con esa persona, y si le arrebataba a quién amaba... definitivamente no podría perdonárselo. Y tampoco quería que él le odiara...

Después de algunos minutos, llegó a la planta baja, se despidió de las chicas en la recepción haciendo una leve reverencia ante ellas y dedicarles unas dulces palabras; suspiró largamente cerrando los ojos por breves instantes tras haber salido del edificio. Iba caminando por la calle con las manos metidas en los bolsillos de su suéter, cuando de pronto un gota gruesa de agua cayó en su frente, deslizándose por su nariz hasta perderse en sus labios; la saboreó haciendo una ligera mueca y viendo hacia arriba, el cielo era de un color gris-oscuro, quizá iba a llover... cosa que le hizo pensar que las nubes llorarían por él, ya que no podía hacerlo, al menos no durante un buen rato.

Luego de haber pensado aquello, siguió caminando con la vista gacha, sonriendo tristemente y dando leves suspiros de vez en vez. Recordó aquella sonrisa de la que se enamoró y de los tratos dulces y gentiles que le proporcionaba esa persona en sus momentos de desesperación. Ladeó un poco la cabeza, mordiéndose ligeramente el labio inferior, le gustaba recordarlo de esa manera, pero ahora le lastimaba... lo peor de todo ello era que, por más que quisiera hablar con él sobre lo que le molestaba, simplemente no podía hacerlo.

Lanzó un suspiro de resignación, dándose cuenta de que más gotas estaban cayendo; no le importó en lo absoluto... sólo siguió sonriendo de esa misma forma.

De pronto, sintió como su teléfono vibraba. Se asustó un poco sin poder evitarlo, estaba sumido en sus pensamientos pesimistas. Lo tomó al instante, respondiendo a éste sin siquiera fijarse antes quién era... su sonrisa se esfumó cuando escuchó la voz de esa persona del otro lado de la línea, pidiéndole que volviera, ya que había un problema con su trabajo.

Quiso negarse, al poner de excusa que tenía que alimentar a su pequeño perro, pero el otro sólo rió de manera algo cruel. Al parecer no le importaba, le exigió que regresara o de lo contrario le pondría un castigo.

Él permaneció en silencio por varios minutos, se suponía que aquella era una conversación normal entre ellos, por lo que debería haberle dicho que su perro también era importante... pero ese día no tenía ánimos de comenzar una discusión, así que aceptó sin más. Obviamente, el hecho de que él no le diera la contraria, preocupó todavía más a esa persona, aunque prefirió callar...

Asi, tras haber acabado la conversación y guardado su teléfono, se dirigió de nuevo a la editorial, con la esperanza de no volverse a encontrar con quién ahora, era su peor enemigo.

 

Notas finales:

Recomendaciones:

Me encantaría que escucharan las siguientes canciones:

  • "Es tan doloroso, quiero estar con éste gran dolor"
  • "Princesa celosa"
  • "Rotten girl, Grotesque romance"
  • "Love is War"

Todas son canciones vocaloid~ Un tanto obsesivas.


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