CAPITULO XXVII: Comenzar nuevamente.
Esas manos suaves y cálidas acarician su cabello, aquella mirada clara le reconforta y le hace pensar que no necesita nada más en este mundo que vivir en aquel regazo. Tiene miedo y cree que nunca más saldrá de aquel abismo en el cual él mismo se ha depositado. Su aroma, aquella cálida sensación que ya nunca más estará a su lado. Antonio recuerda aquel brinco que sentía día a día en su pecho cuando veía a la única persona en este mundo a quien le importaba. Cansada tras un arduo día de trabajo, Estela caminaba siempre directamente hasta su pieza, para corroborar que su pequeño tesoro se encontrara a salvo. -¿Jugaste con tu primo? Recuerda que él no goza de buena salud, así que sé delicado… ¿Me extrañaste mucho?... Espero que siempre sepas que todo lo que hago es sólo por forjar un nuevo mundo para ti, para que nunca más vuelvas a sentirte excluido… No llores mi vida, recuerda que tu madre siempre estará a tu lado… Te amo… Recuerda muy bien este momento, porque te aseguro que éste es el inicio de tu final… tu final será aún peor que el mío…- Mil palabras corren por su mente en aquel momento, mil frases dichas por su madre y tan solo una que reina en su memoria. Seguramente jamás las olvidará y es que fueron las últimas que Estela pronunció antes de morir. Mató a quien le entregó la vida y ahora no puede entender cómo, en qué momento tuvo las agallas suficientes para realizar tal atrocidad. Sabe que ella cometió muchos errores y que quizás jamás podría haberlos pagado en vida, pero no se merecía morir de aquella manera. La extraña, siente un enorme vacío en su interior, pero ya nada puede hacer para enmendarlo.
Los grandes barrotes de aquella celda se abren y tras ellos aparece un uniformado de muy mal carácter, que sin el mayor tacto toma el delicado brazo de Antonio para levantarlo y escoltarlo fuera de aquel helado y sucio lugar. Han sido dos tormentosos meses de prisión. Luego de haber dado muerte a Estela frente a un fuerte batallón de policías, fue detenido aun cuando en todo momento Javier intentaba alegar legítima defensa. Aquel hombre hizo hasta lo imposible para impedir que lo detuvieran, pero todo fue infructuoso y es que el mismo Antonio no hizo nada para defenderse. Como si se encontrara muerto en vida fue llevado hasta un vehículo policial, de la misma forma como ahora es trasladado hasta tribunales, esperando la sentencia definitiva sobre su caso. Su abogado ha intentado demostrar por todos los medios posibles los motivos que lo llevaron a actuar de aquella manera, pero la defensoría alega ciertas irregularidades en temas económicos y de herencia entre la familia Palmer, lo que podría haber incitado al menor de la familia a acabar con el último impedimento para hacerse con la fortuna, mas ninguna de estas acusaciones han logrado derribar aquella infranqueable muralla de concreto que se ha formado entre el muchacho y el mundo exterior. Prisionero de sus propios remordimientos se encuentra aislado de todo mundo, siendo llevado por oficiales hasta su asiento frente al juez, viendo como inicia el proceso, pero sin interesarse por el momento que puede determinar el resto de su vida.
Un fuerte beso en sus gruesos labios le informa que Camilo se marcha y él por fin se quedará libre de su agobiante amor. Jaime ha decidido seguir con aquel juego, mantener un romance con el hombre que le salvó la vida, mas todos sus actos son maquinados por el deseo de bienestar, nunca antes en su vida había estado mejor. Aquel departamento le entrega todos los lujos que su madre jamás pudo por la escasez de sus recursos. ¿Podría llegar a amarlo con el tiempo? Es lo que intenta creer cada vez que debe desnudarle, pero siempre se da cuenta que no puede debido al implacable recuerdo de Antonio, a quien al parecer jamás podrá olvidar. El país entero se ha estremecido con la historia del muchacho, y él no ha sido la excepción. Sufre cada vez que piensa las atrocidades que ha sufrido mientras se encontraba encarcelado, sabe que detrás de aquella careta que ha fabricado, se encuentra un ser débil, lleno de heridas y temores que le han convertido en lo que ahora intenta ocultar. Quizás jamás vuelva a verlo, tal vez debe resignarse a sepultar su recuerdo en lo más hondo de su ser, pero hay algo que se lo impide, algo que sigue produciéndole placer al recordar su menudo cuerpo, su angelical rostro, su preciado ser.
Javier está sentado justo detrás de Antonio, rodeado de periodistas y camarógrafos de todos los medios nacionales, quienes sedientos buscan ser los primeros en informar el veredicto del juez y las reacciones de quien para muchos es un mártir. Los medios han informado sobre la historia del menor de los Palmer, con lujos de detalles han comunicado sobre su orientación sexual, los difíciles momentos de su infancia por este hecho y por las tragedias familiares, pero lo que más ha conmovido al país ha sido el infructuoso romance que mantuvo con su primo y que lo llevó a adoptar al hijo de éste, por quien para salvarlo dio muerte a su propia madre. El mismo movimiento que se inició tras el asesinato de Fernán y Horacio ahora se ha magnificado tras lo sucedido con Antonio, y son estas mismas personas quienes repletan el tribunal, manifestándose y pidiendo por la libertad del muchacho. Javier al ver a tanta gente reunida ha logrado calmarse. Todo este tiempo estuvo temiendo la peor situación para su amado, que fuera declarado culpable y sentenciado a pasar el resto de su vida en la cárcel, pero ahora que los tribunales tienen el peso de tanta gente en pos de su liberación, no puede nada más que sentirse esperanzado.
-Teniendo presente los estudios realizados por peritos calificados y en vista de la conducta anterior del imputado. Habiendo descartado cualquier conflicto económica con la señora Estela Edwards Montt, su madre, y por ende sin tener mayores motivos que la protección de su hijo adoptivo, se declara que… El señor Antonio Gabriel Palmer Edwards es inocente de todo cargo formulado en su contra, por ello, queda en libertad…- El juez habla lentamente, pero cuando ya todos los ahí reunidos se dan cuenta que el muchacho ha ganado esta nueva batalla, se deshacen en vítores y canticos celebrando aquello que tanto anhelaban. Javier celebra con la multitud, abrazando y besando a gente que jamás había visto, pero es tanta la alegría que no puede contenerse. De repente observa como los uniformados se llevan a Antonio para terminar con el proceso de sentencia, hacerle firmar lo que sea necesario y prepararlo para dejarle en libertad, y es esta visión la que apaga toda felicidad acumulada en su pecho. Pareciera que ya nada le importa a Palmer, su libertad o la prisión, por ninguna de ambas se hubiera inmutado, tan solo es guiado por esos hombres, sin ninguna expresión en su rostro. Vuelve a producirse dentro del hombre una inquietud, la cual no lo ha dejado dormir bien. Quizás Antonio no vuelva a ser como era, tal vez nunca se recupere y menos ahora que algo ha cambiado, menos ahora que debe informarle algo que no esperaban.
-Este es un nuevo paso para lograr aquello que nos proponemos. Queremos mayor inclusión social, que nunca más se vuelva a discriminar a alguien por su condición sexual o identidad de género. La muerte de Fernán y Horacio han sido pagadas, pero nos han abierto los ojos de la enorme injusticia vivida en este país, la que Antonio ha percibido en carne propia… Quiero que todos sepan que no descansaremos hasta lograr lo que deseamos… Muchas gracias…- Camilo Leighton se baja del improvisado podio que ha formado sobre una banca, y de donde se ha dirigido a los medios de comunicación, siendo todavía vocero de aquel movimiento social. Espera afuera de tribunales para poder ver a Antonio, a quien conoce hace ya un tiempo. En parte, ha sido gracias a sus palabras e intervenciones, que aquel muchacho se ha convertido en un mártir, y no lo ha hecho desinteresadamente, ya que tiene un plan entre manos. Camina entre la multitud y cuando está a punto de llegar a la entrada de ese enorme edificio, observa como todos se alborotan al ver por fin libre a Palmer. Los ojos de Antonio no se inmutan ante tanta concurrencia, y su corazón no se acelera cuando todos comienzan a gritar su nombre. Es escoltado por una pareja de policías, y abrazado en todo momento por Javier, quien intenta llevarlo hasta su vehículo y dejar atrás aquella pesadilla.
–Te adoran… pasaste de ser el sobrino desconocido de Horacio a ser el rostro visible de tu familia… Está en tus manos limpiar el honor de los Palmer…- El hombre se dirige a él mientras le abre la puerta del carro, pero como era de esperar, no recibe respuesta. ¿Qué importa el honor de la familia si ella ya no existe? Se encuentra solo en este mundo, todos quienes conformaban su clan se han muerto o marchado, ¿qué queda de los Palmer? Sólo él y el hijo no querido de su amado primo. Por unos momentos su mente se despeja y recuerda a Guillermo, lo único bello que ha tenido en su vida, y otra de las cosas que le han dejado sumergido en aquel abismo. Están a punto de emprender el viaje cuando son interrumpidos por Camilo, quien pide expresamente hablar con Antonio. –Te prometo que hablará contigo cuando logre sobreponerse, pero déjale en paz un tiempo… te lo pido encarecidamente, no conseguirás nada si él sigue en este estado tan deplorable…- Javier baja el vidrio de su puerta y conversa con el dirigente social, intentando parecer lo más amable posible con aquel hombre tan empecinado, quien lo ha perseguido durante los dos meses en que Palmer permaneció preso. –Está bien, dejaré de insistir, pero recuerda lo que te dije… Antonio es el único que puede cambiar este país… …- y como llegó se marcha, dejando atónito al conductor, quien no puede creer en aquel sueño que tan fervientemente protege Leighton.
Los edificios se erigen imponentes en medio de la gran ciudad, enormes piezas de cristal y concreto resplandecen bajo el sol, acompañados siempre de una verde vida vegetal. El automóvil transita por un lugar que Antonio no conoce y es recién en este momento que abandona el prolongado letargo en que se encontraba. -¿Adónde nos dirigimos? Por este camino no llegaremos a la mansión…- La débil voz del muchacho llega a los oídos de Javier, quien nervioso se hace a la idea de explicarle algo de lo sucedido el último tiempo. –No podemos ir hasta tu casa por el momento, no quiero que te alarmes ni que me preguntes más. Simplemente no podemos ir hasta aquel lugar, ¿está bien?- Antonio asiente con un ademán y regresa al anterior estado, ¿qué significa no ir a su casa? Quizás sea lo mejor, aquel lugar está lleno de recuerdos de Estela, y probablemente sea esa la razón por la cual Javier no lo llevará allí, pero ¿dónde se alojará entonces? No pasa mucho tiempo antes de darse cuenta que se quedará en el departamento del hombre, un lujoso y amplio loft ubicado en el centro de la ciudad.
Al ingresar al departamento, lo primero que escucha es el llanto de un bebé, un llanto más que conocido por Antonio. Como si fuese el canto de una sirena que lo ha embrujado, el muchacho reacciona alteradamente y corre en dirección al sonido, buscando desesperado el pequeño cuerpo que lo produce. Tras abrir una pesada puerta de madera se encuentra con la vieja Regina meciendo a Daniel, intentando infructuosamente darle leche. Como si fuese el tesoro más preciado, toma a su hijo entre sus brazos y lo abraza con toda la fuerza que aquel delicado ser permite. Las lágrimas no pueden parar de brotar de sus ojos, el mundo se detiene por un momento y en él sólo se encuentran ellos dos. Daniel deja de llorar y alegremente comienza a patear, como si de esta forma pudiera demostrar lo alegre que es por el regreso de su padre. –Sabía que viendo a tu hijo lograrías reaccionar. Nos has tenido muy preocupado ¿sabías?- Javier ingresa a la habitación y junto con Regina observan aquella enternecedora postal. Sabiendo cuánto necesita Antonio a aquel inocente, los dejan a ambos solos, intentando que recuperen el tiempo en que estuvieron separados.
-¿Por qué conoces a Antonio Palmer? Todo este tiempo has estado hablando de él en los medios. Pensé que sólo querías ayudarlo porque es un asunto que compete a tu organización, pero hoy me di cuenta cuando te vi en televisión que lo conoces más allá de todo esto… ¿Cómo lo conoces?...- Jaime intenta parecer calmado mientras le pregunta a Camilo todas aquellas dudas. Todo este tiempo ha tenido la intención de cuestionarle aquel asunto, pero tan solo ahora se ha atrevido. ¿El mundo es tan pequeño que su actual pareja y su antiguo idilio se conocen? Realmente este puede ser una muy mala jugada del destino. -¿Recuerdas el video donde Francisco Álvarez confiesa todo lo que hizo por órdenes de Estela? Pues bien, fue Antonio quien me lo dio… él estuvo detrás de la detención de su madre…- Jaime se queda helado, ¿será esta una forma que tiene la vida de demostrarle que aun cuando intente nunca podrá separarse de aquel muchacho? Pero hay algo que todavía no le queda claro, por qué Leighton está tan interesado en Antonio. Le ayudó a descubrir los asesinos de Horacio y Fernán, su interés debió terminar con aquellas pruebas, pero ahora qué se tiene entre manos. –Esto es algo secreto, espero que no se lo comentes a nadie. Desde la primera vez que vi a Antonio me di cuenta que tiene la fortaleza necesaria para lograr todo lo que se proponga, y lo ha demostrado claramente cuando no titubeó en matar a la propia Estela con tal de salvar la vida de su hijo. Gente como él es la que puede hacer de este país, un mejor lugar. La gente lo adora, después que hice pública su vida y todo lo que le ha costado seguir adelante, lo consideran un luchador, alguien digno de imitar. Por años gays y lesbianas hemos sido estigmatizados como seres frívolos, indecentes y desleales, hemos sido apuntados en la calle como si fuésemos leprosos, nos han humillado desde pequeños, pero eso está cambiando. Por fin tenemos a alguien que nos represente y que le diga al mundo que somos fuertes, valerosos y dignos… No quiero seguir un plan elemental, buscar que creen una ley mediocre para que no nos discriminen… No, quiero mucho más… y Antonio me ayudará en ello…- El rostro de Camilo se ilumina al confesarle a su amante sus planes, está seguro de lograrlos. Jaime queda helado, jamás había escuchado algo igual. Quizás sea hora de cambiar esta sociedad, pero ¿por qué tiene que ser Antonio el plan maestro? Por más que lo piensa, no puede creer en aquella coincidencia.
El respirar tranquilo de Daniel es la mejor medicina que Palmer puede recibir. Lo deja dormir sobre la amplia cuna que Javier compró especialmente para él. Lo observa detenidamente un par de minutos antes de marcharse. Todo su mundo ahora se centra en aquel bebé, pero ya no sabe si es capaz de seguir adelante, no sabe si podrá criar a Daniel, su alma está marchita y su cuerpo ya no tiene más energías para seguir. Acongojado por aquellos pensamientos, cierra la puerta de la habitación y camina por el amplio pasillo. No observa a nadie cuando llega a la sala por lo que sigue su camino intentando encontrarse con Javier o con Regina. No le cuesta mucho para encontrar a ambos hablando en la terraza del departamento. Se queda inmóvil detrás de ellos, escuchando detenidamente su conversación sin que ellos se percaten. -¿Qué haremos ahora? No podemos depender de usted para siempre. No nos queda nada de la fortuna Palmer, estamos en la calle… Jamás imaginé que Guillermo pudiera hacerle algo así a su primo- Regina se dirige preocupada a Javier, quien la observa con un tanto de recelo al escuchar el nombre de aquel muchacho. –Yo tampoco lo imaginaba capaz de aquella bajeza. Antonio siempre me dijo lo gentil y amable que era, por eso me impresionó cuando recibí la notificación de demanda. Era obvio que tras hacerse públicas las fechorías de Estela, él desearía recuperar todo lo que le robaron a su padre y que legalmente le corresponde…- Las palabras del hombre calan hondo en Antonio, quien no puede creer que su amado Guillermo esté de regreso en el país. Si ha recuperado todo lo que le pertenece, eso quiere decir que en este momento debe estar en la mansión Palmer. Sin pensarlo dos veces, sale sigilosamente del departamento, y una vez fuera del alcance de Javier y Regina, corre desesperado a tomar un taxi. Su corazón galopa raudo, le exige ver a su amado, no le interesa nada de lo que haya podido hacerle, solo quiere volver a deleitarse con aquellos ojos verdes, aquella cabellera rubia y su rostro, perfecto en todos los sentidos que él deseara.
El vehículo se detiene de pronto en la imponente mansión Palmer. No ha cambiado en nada, sigue esplendorosa con aquellos enormes ventanales y los frondosos árboles que se mecen alegres al compás del viento. El sol está a punto de marcharse y tiñe todo de un delicado color rosa. ¿Qué debe hacer? ¿Tocar el timbre? ¿Gritar? Está parado frente a la entrada principal, frente a aquella enorme reja de acero, mas su cuerpo es incapaz de moverse. Se paraliza, su corazón late rápidamente, su mente le ruega volver a ver a Guillermo, pero sus extremidades parecen colapsar. Han estado separados tanto tiempo que no sabe cómo reaccionar ahora, ¿qué cosas habrán cambiado en su amado? ¿Seguirá amándolo o ya se ha olvidado de su recuerdo? Miles de ideas confunden su mente, pero de la nada, el tan deseado muchacho aparece como por arte de magia. Camina de una forma extraña, jamás había visto tanta seguridad en él. Su piel ya no es clara, está notablemente más tostado y la barba que se dejaba en sus tiempos de amorío con Daniela ha desaparecido. Ya no aparente ser un muchacho debilucho, sino que todo un hombre. Su cuerpo es fuerte y debajo de aquella camisa que ahora usa, se muestra la fortaleza que ha conseguido. Antonio siente como cada célula de su cuerpo se estremece ante aquella visión y más aún cuando se da cuenta que sus miradas se conectan. Ambos se observan perplejos, tras tanto tiempo de lejanía… ¿Qué es lo que les depara el destino?...