CAPITULO XXIX: Camino a la grandeza.
“Daniel es mi hijo y lo recuperaré a como dé lugar… si tú no quieres entregármelo por las buenas, tendré que quitártelo por las malas… Prepárate, porque no tendré compasión contigo…”
Antonio no puede sacarse estas palabras de su cabeza, son las más hirientes que su amado primo le ha dirigido y estarán en su mente hasta el resto de sus días. Ni siquiera en el largo viaje que realiza hacia una apartada región del país puede olvidar el rostro de Guillermo. Allí en medio de la nada, sin nada más que arena y soledad que los rodee, viajan Antonio y Javier acompañados de un hombre regordete y de larga barba, que les habla en todo momento sobre lo desafortunada que ha sido su vida empresarial desde que decidió comprar aquella mina, la misma que ahora Palmer desea adquirir. El yacimiento de cobre lleva por nombre Santa Sofía, el nombre de la difunda esposa de su dueño, historia que es contada por éste a sus visitantes. El lugar está abandonado hace más de doce años, es un desgastado agujero en la tierra, rodeado de montañas de piedras y en el mismo terreno se localiza un gran galpón donde se almacenaba el cobre extraído y algunas oficinas de la antigua administración.
La economía nacional funciona en base a la extracción de recursos naturales mayormente, por lo que no es de extrañar que los yacimientos mineros sólo sean utilizados para extraer minerales y exportarlos luego de procesarlos en lo más mínimo, perdiendo grandes oportunidades que vender productos más elaborados y a un precio más ventajoso. Es dentro de este contexto que Antonio Palmer Edwards, sin haber tenido ninguna instrucción académica al respecto y sólo teniendo la inteligencia heredada de su madre, ha decidido adquirir la mina Santa Sofía para comenzar aquí un nuevo imperio, el que le dará el poder necesario para demostrarle a Guillermo que no es cualquier persona y que no permitirá que le arrebate a su hijo.
-¿Estás seguro de lo que haces? Este yacimiento está en ruinas, puede que tenga una gran beta de mineral, pero no hay poblado cercano y las instalaciones son precarias, todo el dinero que hemos reunido no nos alcanzará para el plan que ideas… Piensa bien, podemos seguir invirtiendo en empresas de servicios, es mucho menos riesgoso y más rentable.- Javier le susurra a Antonio sus temores por la adquisición que el joven desea realizar. Sus numerosos magísteres y doctorados le permiten hacer un análisis preliminar de lo que implica comprar aquella mina, pero al parecer no hay fuerza humana ni razón que haga desistir a Palmer. –Te agradezco que me hayas ayudado cuando estuve en prisión, que hayas tomado la iniciativa de colocar a tu nombre todo el dinero que logramos reunir de Old Edward, aquellos fondos que desviamos mientras mi primo estaba en el extranjero, pero ahora debes confiar nuevamente en mí, compraré Santa Sofía y lograré lo que me propongo, te lo puedo asegurar. Por favor… confía en mi…- Los bellos ojos marrones de Antonio terminan por convencer al hombre, que como un cachorrito se queda contemplando el precioso rostro de quien ama.
Luego de la muerte de Estela, Javier decidió ayudar a Antonio no tan solo con los trámites judiciales, sino que también en lo económico. Durante aquel periodo, Guillermo regresó al país con la férrea intención de recuperar todo lo que su tía le había robado a su padre, por lo que contratando a los mejores abogados de la nación, comenzó una demanda en contra de Antonio. Javier, sabiendo que éste perdería todas las posesiones a su nombre, decidió transferir a su propia cuenta el dinero que lograron desviar desde Old Edward, borrando toda evidencia que inculpase a Palmer y a él de aquel delito. Ahora que el muchacho ha decidido ingresar nuevamente al mundo empresarial, el hombre le ha regresado todos aquellos fondos, los mismos que quiere gastar para comprar aquella mina.
-No sé si sea buena idea adquirir este yacimiento, las instalaciones son deplorables y la mina pareciera que ha de caerse en cualquier momento… Quizás debería reconsiderar su propuesta de venta y seguir cotizando en el sector…-Palmer camina hasta encontrarse con el dueño de la mina y mirando de un lado hacia el otro del lugar, pronuncia estas palabras. Observa despectivamente cada centímetro de las instalaciones lo que causa gran conmoción en el hombre, quien hace mucho no recibía una propuesta de compra. –No encontrará otro yacimiento a este precio, creo que el monto es lo suficientemente pequeño considerando la gran beta que aún queda…- pero el empresario termina de pronto sus palabras al ver el fulgor en los ojos de Antonio, quien intimidándolo le responde. –Quizás no sea el valor más pequeño que pudiera ofrecer… Dígame, ¿hace cuánto tiempo que no ha recibido una oferta por Santa Sofía?... Por favor, no me mire así, porque sé perfectamente que jamás ha recibido alguna, a nadie le interesa este basural… Le ofrezco la mitad del precio ofrecido, eso o no me dejará otra opción que declararlo interdicto, así tendré que tratar con el Estado, ya que usted no tiene herederos, y créame que el fisco estará encantado que le pague aunque sea un peso…- El dueño de la mina enmudece al ver como aquel muchacho, un niño casi, puede hablar con tanta convicción y mirar de aquella manera tan penetrante, cada expresión de su rostro le da escalofríos. -¿Interdicto? ¿Qué barbaridades estás diciendo? Estoy dentro de mis facultades para poder administrar mis bienes, no tienes fundamentos para poder declararme de aquella manera…- Aun con el aliento entrecortado le responde a Antonio, esperando convencerlo de lo poco afortunado que sería si siguiera aquella senda. –Vive solo en medio de la ciudad, su casa se cae a pedazos y su higiene es deplorable, mírese… aquella barba sucia y descuidada, ¿qué me impide el agravar los hechos? Utilizar la influencia de mi apellido para mover algunos hilos en el gobierno e incluso, contratar a un psicólogo que me ayude a comprobar su incapacidad, nada de ello me costará… Usted decide, o se queda con mi oferta, o me verá tentado a ayudar a su suerte para que lo encierren en un siquiátrico… ¿Qué decide?...-
La puerta principal de la mansión Palmer se cierra fuertemente, lo que asusta a Michel. Escandalizado baja las escaleras para ver lo sucedido en la planta baja y así se encuentra con Guillermo, quien cansado luego de un arduo día de trabajo en Old Edward, ha llegado de malhumor, pensando solo en tomar algo de la licorera que ya existía desde la época de su padre. –Amor, ¿Son esas formas de entrar a tu hogar?... Casi me matas de un susto, cariño…- Sintiendo la ira contenida en el interior del hombre, el moreno decide sentarse en sus piernas, para poder juguetear con sus cabellos dorados. Guillermo poco a poco se relaja teniendo a Michel sobre él, jugueteando como si se tratase de un niño. –A veces me pregunto cómo pudiste sobrevivir en Haití después que tus padres murieron en el terremoto, pero luego me acuerdo de lo fácil que se te es seducir a un hombre. Sinceramente ¿Con cuántos te tuviste que acostar por comida?...- Palmer observa curioso los ojos del moreno, dándose cuenta de un atisbo de enojo en sus pupilas, pero lo disimula con una gran sonrisa y un manoseo en la entrepierna del hombre. –No importa con cuántos me he acostado, sino que en este momento, justo ahora, sólo deseo que tú me penetres…- Complementando el tacto con un largo beso, logra que Guillermo olvide todo cansancio e ira, despertando en él la pasión. Desenfrenadamente desviste a Michel para luego quitarse sin descanso el traje que debe vestir ahora que preside Old Edward. Estando ambos desnudos en medio de la sala, se miran detenidamente por un par de segundos, los que terminan cuando el haitiano comienza a besar el cuello del rubio, sus labios carnosos devoran cada centímetro de su piel, llagando poco a poco a aquel naciente falo, que deseoso solicita acción. A punto de comenzar la felación, Michel levanta la mirada y se encuentra con aquellos dos grandes faros verdes, que irradian lujuria, teniendo aquel brillo como consentimiento, se hace a la tarea encomendada. Su lengua hace contacto con una glande que late descontroladamente y que al ser acompañada hierve de pasión. Poco a poco el falo se adentra en su boca y como si se tratase de su propia dicha comienza a juguetear con él, mientras al compás de los movimientos acaricia sus testículos, logrando en su poseedor un frenesí tan profundo que no puede impedir los gemidos que brotan de su boca. Cuando el moreno se da cuenta que ha realizado una buena parte del trabajo, se levanta y vuelve a sentarse sobre Guillermo, dándole a entender así, que desea comenzar con la segunda parte del acto, aquella en que ambos se complementan. -¿Será que soy el único que logra hacer brotar de su garganta tantos gemidos? ¿O tu primito también lo hacía como yo?- El extraño acento de Michel se hace notar y su acompañante no recibe del todo bien aquellas palabras, ya que no tolera hablar de Antonio. Demostrando su enojo, toma su cadera y sin previo aviso ni preparamiento, introduce de un solo movimiento su pene en aquel cuerpo caribeño. El grito que logra producir en el muchacho es tal, que produce eco en cada rincón de la mansión. –No vuelvas a recordarme a ese sujeto, es la última vez que te lo permito… para la otra conocerás mi furia.- Y sin más comienza el ir y venir dentro de su cuerpo, el que se estremece aun por el dolor.
-¿Lo habías investigado verdad? Por eso sabías que vivía solo en una casa deplorable y utilizaste eso para chantajearlo y lograr que te vendiera la mina por la mitad del precio. No puedo creer que hayas hecho eso, es… casi un robo.- Javier conversa con Antonio mientras conduce de regreso a la capital. Todo ha salido a la perfección para Palmer y ha adquirido el yacimiento de cobre Santa Sofía, luego que convenciera a su dueño de vendérselo a la mitad de su precio. –Por favor, es así como se hacen los negocios, si no utilizas ciertas herramientas nunca producirás ganancias. Además no me des clases de moral, tú mismo me has ayudado antes a robar dinero de Old Edward, así que no me regañes ahora.- Un tanto cansado el joven le responde a su amigo, quien incrédulo lo observa, ya que si ha realizado algún delito solo ha sido por ayudarle a él. -…No puedes tratarme como un ladrón, sabes que solo he hecho lo que me has pedido… aunque hay veces que me arrepiento, parezco un cachorrito que puedes controlar como se te dé la gana. No sé dónde he dejado mi orgullo, desde que siento esto por ti pareciera que no puedo controlar mi voluntad.- Sin percatarse de sus palabras, Javier termina delatándose ante Antonio, quien lo observa impávido. -¿Qué sientes por mí?... ¿Me quieres decir que todo lo que has hecho es porque te enamoraste de mí?- El vehículo se detiene en medio de la nada, el cuerpo de su conductor se ha paralizado y su mente da mil vueltas, sin querer se le ha declarado y ahora no sabe qué hacer. -¿Qué otra razón podría existir?... No sé cómo sucedió, pero desde aquella fiesta en que te conocí no he podido alejarte de mis recuerdos, pienso en ti cada segundo de mi existencia y aunque sé que amas a otro, ya no puedo alejarte de mi vida. Estaré a tu lado el resto de mis días, aunque siempre sea tu amigo, tu perro guardián, nada de eso me importa si tan solo puedo apreciar tu rostro… No quiero que tu percepción hacia mi cambie, no quiero que te asustes, sólo dejemos este accidente en el olvido y sigamos como siempre ha sido…- Cada palabra pronunciada por el hombre proviene de lo más hondo de su corazón, el que está repleto de amor hacia la persona que ahora lo observa impávido. Son largos segundos en que sus miradas están conectadas, pero ninguno de los dos hace algo para terminar aquel letargo, hasta que Javier, apenado por lo recién acontecido, decide salir del automóvil y observar fijamente el firmamento, el que ha comenzado a poblarse de bellas estrellas titilantes.
-¿Cómo pretendes que me olvide de lo que me acabas de confesar?... ¿Vivirás el resto de tu vida a mi lado, amándome pero resignándote a no tenerme? ¿Quieres tener la misma vida que he llevado yo la mitad de mi existencia? Siempre he estado enamorado de Guillermo, lo cuidé mientras estaba enfermo, sabiendo que hiciera lo que hiciera jamás olvidaría a Daniela, ¿Sabes lo agobiante que es? ¿Sabes el dolor que puede causarte? Intenté hacer de todo con tal de conseguir su amor… pero no lo logré y ahora mírame… esto es lo que queda de mí, ¿quieres terminar como yo? ¿Ah? ¡¡¡Respóndeme!!!...- Antonio se acerca lentamente a Javier hasta quedar frente a él, mirándolo directamente a los ojos mientras lo increpa y le dice aquello que siempre ha sabido, que siempre ha guardado en su corazón pero que jamás ha querido reconocer. El hombre lo observa mientras unas lágrimas brotan de sus ojos marrones, ver a Palmer en aquel estado lo conmueve y hace que su corazón se contraiga. Lentamente su mano se acerca hasta el rostro de su amado, para secar con su pulgar las lágrimas que comienzan a inundar su angelical rostro. –No llores… no mereces sufrir… ¿No ves que me haces daño a mí también?...- Sus miradas siguen conectadas, mientras que sus corazones palpitan fuertemente. Antonio no puede entender qué es lo que sucede con su alma. Nunca antes en su vida un hombre lo había tratado así, nunca alguien se había sacrificado tanto por conseguir su felicidad. Ha sido él quien lo ha acompañado durante toda la pesadilla que ha tenido que vivir el último tiempo, y sólo lo ha hecho por amor, ¿será que el amor de tu vida no es aquel a quien más amas sino que aquel cuyo amor cambia tu vida? Las lágrimas cesan y sin saber qué ha de suceder, Antonio da un par de pasos hasta estar lo más cerca posible de Javier y en ese momento, mientras observaba aquel par de faros azules, se da cuenta qué es lo que debe hacer e inclinando su cuerpo hasta el de su acompañante, une sus labios a aquellos que han anhelado hace tanto su sabor.
Aquellos pies cansados llegan frente a la mansión donde trabajó por tantos años, observándola detenidamente, recordando tantas cosas vividas entre aquellas paredes. Su memoria comienza a aflorar viejos recuerdos, unos que tan solo ella conoce y que jamás nunca comentará. –Ay señora, ¿qué sería de su hijo si se enterara de toda la verdad? Usted se llevó a la tumba el secreto más grande de esta familia y tal como le prometí, no permitiré que nadie se entere… Cueste lo que me cueste encontraré aquel diario y lo destruiré…- Regina se encuentra en medio de la noche frente a la mansión Palmer, esperando a que salga de ella la nueva ama de llaves, con quien conversa largamente bajo la oscuridad de la noche. – ¿Entonces quiere que la deje entrar cada noche para revisar la casa y a cambio me pagará por mi silencio? Sé que usted no es una ladrona, de todos modos no podría por su avanzada edad, pero entonces ¿Qué quiere conseguir? ¿Qué es lo que tanto le importa de esta casa?...- La anciana le explica entonces sus razones y como era de esperar, tras darle un adelanto de la paga acordada, la sirvienta la deja entrar a la mansión, sigilosamente Regina comienza con la tarea más importante de su vida, lo único por lo cual aún sigue en pie.
-¿Qué significa esto?...- El brillo en los ojos de Javier delatan lo exaltado que ha quedado su cuerpo tras aquel beso. –No quiero que me malinterpretes ni que tomes esto como un juego… Mirando mi pasado, no puedo encontrar a ningún hombre que se haya preocupado como tú lo has hecho, eres quien me ha sostenido y sacado del abismo en que me encontraba. Solo te pido una oportunidad, ¿Quién sino tu puede volver a hacer mi vida nuevamente feliz?... pero que digo, como si en algún momento mi vida ha sido bella, ¿puedes enseñarme lo que es la felicidad?...- No hay respuesta en un par de segundos, el mundo para ambos se ha detenido y como si estuvieran en medio del universo, se observan sin nada más que la vida enfrente. La respuesta de Javier no se materializa en palabras, sino que en el apasionado beso que le da después y en las miles de vueltas que le da en el aire a Antonio, jugando con él como si se tratase de un muñeco. Es tanta la felicidad que inunda su cuerpo que no puede controlar lo que hace, pero nada de esto molesta a Palmer, quien por primera vez en mucho tiempo ríe como si no hubiera mañana, como si todo lo que viniese en su futuro fuesen alegrías. -¡Me has hecho el hombre más feliz de este mundo y te prometo que lograré que tú también lo seas! ¡Te amo! Te amo y no dejaré de hacerlo jamás…-
Un nuevo día da inicio, el sol aparece por el oriente, iluminando con gracia cada rincón de la gran ciudad. Un lujoso vehículo transita en medio de los grandes rascacielos de vidrio y concreto. La luz llega directamente en sus ojos claros y su cabello rubio resplandece como si se tratase de oro. Guillermo va en dirección al edificio corporativo de Old Edward, donde las cosas no han ido del todo bien. Inexplicablemente la empresa se encuentra en un estado financiero deplorable y no sabe cómo conseguir dinero para financiar los prometedores proyectos que ha ideado, todo con la intención de devolverle a la organización el brillo de antaño. –Sé que fuiste tú Antonio quien hizo algo en mi empresa, utilizas las mismas artimañas que tu madre para conseguir lo que deseas… Todo este tiempo he intentado buscar pruebas que te incriminen, pero no he encontrado nada… Si tan solo tuviera en mis manos un solo papel que te comprometa, podría regresarte a la cárcel, el lugar donde jamás tuviste que salir… No descansaré hasta verte hundido en la miseria, pagarás por todo lo que me has hecho y también por lo que tu madre le hizo a mi familia…Haré lo que haga falta con tal de lograrlo.- Mientras estaciona su automóvil en los estacionamientos del edificio conversa con su primo, aunque él no esté en aquel lugar, pero es tanta la ira que siente que no puede controlar su lengua.
Todo en el departamento de Javier es un caos, entre los primeros pasos de Daniel y los papeles de Antonio, intentando dar forma a la nueva mina Santa Sofía, no hay espacio para nada más, pero esto no le importa, ya que por fin siente que su hogar es una verdadera familia. Desde aquel día en que declaró su amor todo parece ir mejor, no hay día en que no pase aunque sea un momento romántico con Palmer, a quien besa y abraza cada vez que puede. Vivir el amor es la experiencia más grande que haya podido sentir y ahora cree que todo lo que desee puede volverse realidad.
-Si sigues así, muy pronto inaugurarás la mina…- El hombre abraza por la espalda a Antonio, mientras este ordenaba algunos papeles en la improvisada oficina en que se ha convertido la sala. Javier juguetea con sus cabellos, intentando desconcentrar a su amado de sus tareas, lo que no es fácil, ya que es tanta la pasión que ha invertido en este plan que cada segundo perdido le provocan un fuerte dolor. -¿Qué harás después de inaugurar la mina? Camilo ha llamado todos estos días, está impaciente por conversar contigo… ya sabes, todos esos planes que tiene para ti… que salgas en televisión y esas cosas, lo tienen realmente obsesionado. Todavía no entiendo cómo puedes tú cambiar todo, ¿no sería más fácil que él mismo lo hiciera?...- Javier intenta sacar de sus labores a Palmer, buscando un tema diferente, uno que hace mucho rondaba por su cabeza. Aun abrazados, el muchacho voltea y cruzando sus brazos a través de los hombros de Javier, lo observa a los ojos detenidamente. –Es un visionario, un soñador. Cree que los medios de masas pueden lograr conmover a la política y que puede utilizar mi carisma como armamento, pero ambos sabemos que eso no es así, porque lo que realmente mueve al mundo es el dinero. Aunque no te niego que su plan es divertido, puedo tomarlo como un hobby, ¿no crees?...- y terminando su frase con una carcajada besa al que ahora se ha convertido en su novio. Son tantos los planes que el muchacho tiene para el futuro que no puede esperar para verlos concretados. Una sola cosa es cierta, si logra triunfar nada de lo que hoy existe tendrá cabida en aquel nuevo mundo, sus ambiciones son grandes, pero sus ansias por transformar son aún mayores.
La niñera que ha contratado Javier para cuidar a Daniel llega a la sala mientras ellos se besan. Un tanto incomodos se separan y escuchan a la joven muchacha, quien ha recibido de parte del cartero un ramo de rosas marchitas. Antonio las toma con incredulidad, ¿cómo pueden regalarle tamaña basura? Aquello debería ser botado en vez de regalado, pero al leer la nota que la acompañaba se da cuenta de qué trata todo esto… Mi más cordial saludo, he visto esto en una florería y he recordado tu corazón… Espero que lo disfrutes, atentamente, Guillermo Palmer… Un corazón marchito, un alma podrida es todo lo que su primo intenta mencionarle, pero no logrará inquietarlo, no caerá en un juego tan bajo. –Señor, no es todo lo que ha llegado con la correspondencia, también está esta carta…- Tímidamente la joven niñera le entrega el sobre a su jefe, quien al ver el símbolo de esta la abre con desesperación. La lee detenidamente y entendiendo hasta la última palabra ahí expresada, la termina arrugando por la impotencia. Javier lo observa asustado, intenta calmarlo para que le explique lo sucedido. –Es de los tribunales de justicia, me citan para una audiencia a realizar en un par de días. Guillermo me ha demandado, quiero recuperar a su hijo y ha pedido a la justicia que lo haga por él… ¿Cómo voy a demostrar que soy un buen padre?... Estoy perdido…- El muchacho se refugia en los brazos de su novio, desesperado al no saber cómo actuar. Es brillante al realizar negocios, pero no tiene ni la más mínima idea de cómo defenderse de la justicia, de cómo hacer para quedarse con el niño que él ha cuidado desde su nacimiento.