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Lo que Haga Falta por jotaceh

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Notas del capitulo:

Pri-vet!

Espero que estén muy bien y que les guste este capitulo!!!

 

pd: e___e hay de todo en el capitulo, quizás cosas buenas y quizás cosas malas... pero creanme... la vida real es así :P

 

CAPITULO XI: En este mundo, nada es perfecto.

 

Pareciera que el invierno ya está quedando atrás y el aire de un nuevo inicio comienza a inundar cada espacio de aquella ajetreada ciudad. Poco a poco el verde comienza a apoderarse de los parques y jardines, iluminando con tu magnificencia todo a su alrededor, opacando las creaciones humanas. La tranquilidad de aquel día es interrumpida por el fuerte sonido que produce la bocina de un vehículo nuevo. Estela llega montada en un flamante automóvil, mientras su hijo y su sobrino salen al patio para ver de qué se trata aquel boche. -¿Es hermoso verdad? Pues adivinen… es de Antonio. Un regalo de su madre que lo ama tanto…- La mujer se baja del vehículo y dirigiéndose a los muchachos pronuncia estas palabras. Su hijo queda impactado, nunca pensó que le regalaría su primer automóvil tan rápidamente, ahora podrá desplazarse por toda la ciudad libremente, sin tener que depender del chofer de la familia. Guillermo observa todo esto con algo de extrañeza, realmente las cosas han cambiado mucho durante este tiempo. Antes era su padre quien lideraba el hogar, mientras que su tía se dedicaba a secundarlo; pero ahora es ella quien manda, mientras que su padre sigue sumido en aquella adicción, y en las noches ni siquiera llega a dormir a su casa. –Mi amor, ¿vamos a andar en el auto por la ciudad?...- le dice entusiastamente Antonio a su novio, quien dichoso de verlo tan alegre decide aceptar. Ambos se montan sobre el carro y se marchan, sin rumbo conocido y sin más tarea que pasar un buen momento.

 

Abre lentamente los ojos y se encuentra en un lugar que no conoce, rápidamente se levanta de aquella cama y observa el lugar. Lentamente comienza a recordar todo lo sucedido la noche anterior, cómo llegó casi sin poder sostenerse en pie, mareado a más no poder y vociferando por el amor de alguien que quizás ya no lo recordaba. Horacio vuelve a sentir ese tedioso dolor de cabeza, el mal sabor de su boca y la culpa de seguir bebiendo descontroladamente. Desde aquella noche en que encontró a Fernán con aquel contador no ha podido borrar de su mente una frase en particular “Me di cuenta que no puedo luchar por algo que jamás alcanzaré”. No sabe qué sucede en la cabeza de su amigo, pero aquel revolcón que tuvo con Francisco lo cambió rotundamente. Estuvo por más de diez años enamorado de él y en un par de minutos se da por vencido, justo ahora que él… que él… pero no puede seguir pensando en eso, por más que lo medita sería imposible comenzar una relación con otro hombre, por mucho que lo aprecie, por mucho que al verlo con otro hombre le haya hervido la sangre en rabia. Decide despejar su cabeza y salir de aquella pieza, donde ya ha dormido todos estos días y es que ebrio llega todas las noches para pedirle una oportunidad a Fernán, al parecer con un par de tragos sus ideas se aclaran y puede pedir aquel amor que sobrio rechaza. –No quiero que vuelvas más por acá. Ve a tu casa cuando necesites ayuda y no aquí, yo quiero seguir mi vida en paz…- son las primeras palabras que escucha al ver al dueño de casa tomando desayuno en el comedor. Avergonzado toma el abrigo que dejó tirado en la sala de estar y sin decir palabra se larga, cómo si ya esto se hubiese convertido en una rutina. No quiere volver a ese lugar, pero termina siempre regresando, casa noche esperando que Fernán logre curarlo de aquel dolor, que ya se le ha ido de las manos.

 

 

 

-¿Vender mis acciones? ¡Estás loca! Es lo único que me queda… Es la empresa que me dejó mi padre, no pienso dejarla por nada de este mundo.- Espantado Horacio le responde a su cuñada, quien acaba de informarle sobre la crítica situación por la que atraviesa Old Edward.- No seas necio hombre, si no las vendes ahora te hundirás con la empresa en la banca rota, eso sí sería una tragedia. He hecho las averiguaciones pertinentes y he encontrado la empresa indicada, te pagarán muy bien por tu patrimonio… ¿y qué dices? ¿Salvarás la herencia que te dejó tu padre o prefieres perder todo?...- Estela sigue insistiendo y lo hará cuentas veces sea necesario, sólo falta una firma, unas estúpidas rayas para lograr lo que tanto ha anhelado. Observa cómo el hombre inspecciona minuciosamente los informes que le ha llevado, corroborando la mala situación de Old Edward, leyéndolos una y otra vez, como si de esta forma pudiera encontrar algún atisbo de esperanza, algún pequeño detalle que le diera una posibilidad de salvar la empresa, pero no lo logra. No puede vender el único tesoro que le va quedando, por lo que se esforzó tantos años, lo que ha visto crecer hasta convertirse en una de las cadenas de supermercados más importantes del país; pero su cuñada tiene razón, debe pensar en su familia y especialmente en Guillermo, debe conservar algo para dejarle en herencia y que él inicie nuevamente un proyecto como lo fue aquel supermercado para sí mismo. –Si no hay más que hacer, venderé mis acciones a esa empresa, ¿Cómo se llama?- Abriendo los ojos impresionada por la facilidad con que lo ha convencido, Estela decide felicitarle por su sensatez e inmediatamente le muestra los papeles sobre la entidad compradora. –Es nueva, no muy conocida. Sus dueños no son importantes, así que da lo mismo. Su nombre es… AGPE…-

 

Antonio conduce tranquilamente su nuevo automóvil. Hace algunos años aprendió a conducir gracias a su madre y de vez en cuando ocupaba su vehículo para practicar, pero nunca imaginó que tendría el propio tan luego. Observa de reojo a Guillermo, quien no ha dicho ninguna palabra. Sabe que todo esto no le ha gustado mucho, siente que Estela le está robando el puesto que le correspondía a Horacio, pero no es capaz de expresarlo. –Tú sabes que siempre podrás contar conmigo ¿verdad?... Te prometo que pase lo que pase, yo siempre te ayudaré y haré hasta lo imposible para que nunca nada te falte….- son las única palabras que Antonio puede pronunciar, un fuerte nudo se ha formado en su garganta y el pecho se le ha comprimido. –Lo sé amor, sé cuánto me amas y que serías capaz de muchas cosas por mi… pero ¿por qué me lo dices? ¿Te ha pasado algo?- Guillermo presiente cierta intranquilidad en su novio. Hace un par de días que lo encuentra algo distante, un tanto distraído y sentimental, como si estuviese escondiendo una gran mentira. Se siente preocupado por su situación, pero cada vez que le pregunta, él no le responde nada, prefiere quedarse callado o cambiar de tema. Y sus presentimientos son verdaderos, ya que Antonio si se siente intranquilo, todo debido a la petición de su madre. Estela le convenció de hacer algo que atenta contra su amado primo, convirtiéndolo en cómplice de su venganza. El amor de madre preponderó antes que Guillermo y haciendo caso a las peticiones, decidió firmar las escrituras de Agpe, convirtiéndose en el único dueño y pronto, titular de todas las acciones de Old Edward. ¿Qué sucedería si todo esto llegase a oídos de su novio? ¿Se acabaría todo el amor o le perdonaría? Ya no puede dormir tranquilo por las noches pensando en esto, se arrepiente cada vez más de haber accedido a las peticiones de Estela, pero sabe que tampoco hubiese podido darle la espalda, más que mal, es la persona a quien debe agradecer todo lo que es y tiene.

 

Su cabello rojizo está empapado en sudor, su respiración sigue agitada y el humo de un cigarro toma toda su atención. A su lado está Fernán, mirando fijamente por la ventana, cubierto solo por la delgada sabana de su cama. Acaban de intimar y ambos han quedado tan extenuados que ni siquiera pueden pensar en hacer acción alguna. Francisco se siente preocupado, ha visto en los ojos de su amante una fuerte preocupación, mezclada con algo de culpa. Tras la pelea con Horacio, Fernán decidió dejar de pensar en él y dedicarse a rearmar su vida, teniendo muy de cerca al pelirrojo, quien ocupa cada tiempo libre que encuentra en su agenda para llevarlo por algunos minutos al paraíso. Ha logrado ordenar algunos aspectos, pero su corazón sigue siendo un lío. No puede olvidarse de un amor tan grande de forma tan sencilla y en tan poco tiempo, aun cuando tenga a alguien que le ayude. No ha querido decirle a Francisco que ha recibido a su ex jefe todas las noches, ya que siempre llega ebrio pidiéndole una nueva oportunidad y su corazón comienza a latir tan fuerte, que impide a su cerebro razonar claramente. Embobado lo deja ingresar y pacientemente le ayuda a superar los estragos del alcohol, para luego verlo dormir, como si se tratase de un bebé. Al otro día todo cambia, se siente débil y estúpido por caer nuevamente en las locuras de aquel amor, ve partir a Horacio siempre callado y algo avergonzado, sabiendo que esa misma noche sucederá todo nuevamente y su corazón volverá a enceguecerlo. Si aquel hombre está sumido en el alcoholismo, él está sumido en el vicio de un amor imposible. No quiere pensar más en ello, así que saliendo de aquel letargo decide comenzar nuevamente aquel juego, el que por un momento lo hace sentir que llegar al cielo es tan fácil. Coquetamente se acerca hasta el tonificado pecho de Francisco y detenidamente comienza a juguetear con sus pezones, mordisqueándolos lentamente, para así deleitarse con el nacimiento de aquel falo que tanto desea poseer. –Sabes cómo provocarme… Si sigues así podrás controlarme a tu antojo y eso te puede costar mucho…- Terminando el cigarrillo el contador decide comenzar a participar del juego y cargando todo su cuerpo sobre Fernán, le hace sentir el vigor de su pene, como si tratase de prepararle psicológicamente para lo que muy pronto sucederá.

 

Desde aquella altura se ve en toda su plenitud la ciudad, como nacen imponentes aquellos grandes edificios y como los árboles tratan de hacerse paso entre tanto cemento. El vehículo de Antonio está estacionado en lo alto de ese cerro, mientras que sus ocupantes están afuera, en un improvisado picnic. Dando vueltas por la ciudad se les ocurrió ir hasta ese lugar, el mismo donde iban de excursión cuando eran pequeños. Rápidamente compraron algo de comida y una manta, la misma que ahora los protege de la salvaje tierra. Acaban de comer sushi y satisfechos ven abrazados aquella hermosa postal, como una ciudad puede verse tan apacible y serena desde lo lejos, cuando en realidad en una jungla de asfalto. - Hemos estado casi tres meses juntos y me has hecho el hombre más feliz de este mundo. Mi papá no está pasando por un buen momento y si no fuese por tu compañía, ahora estaría destruido. Siento que eres el pilar más importante de mi vida y sin ti, todo se derrumbaría. Te prometo que siempre me quedaré a tu lado y no haré nada que te haga daño… Sólo quiero hacerte feliz, tanto cómo tú me has hecho a mi…- Guillermo se sincera ante su primo, aun preocupado por el estado tan inquietante en el que se encuentra. Antonio escucha todo muy emocionado, realmente está viviendo un sueño, el mejor que ha tenido jamás y por el cual daría la vida, pero no tuvo otra opción que ayudar a su madre, poniendo en riesgo el bienestar de quien dice amar. No pudiendo impedir las lágrimas, siente como las primeras comienzan a recorrer sus mejillas, pero pronto estas son detenidas por el tierno beso de Guillermo, quien en un solo minuto termina con su pesar, haciendo olvidar mágicamente todo aquello que nubla su razón.

 

Delicadamente comienza a abrazarlo y así terminan ambos tendidos sobre la manta, no teniendo más compañía que los frondosos árboles que los observan a su alrededor. Guillermo observa fijamente los ojos de Antonio, como si tratase de ver en ellos alguna especie de consentimiento, un tipo de aceptación para que él pueda seguir adentrándose en su cuerpo y lo termina logrando. Extasiado desliza su fuerte mano bajo la camisa de su primo, acariciando aquella piel tan suave y delicada, que con tanto ímpetu desea besar. Sin quitarle la mirada de los ojos, lo desviste lentamente, como si se tratase del más importante ritual y se sorprende por cada pedazo de piel que logra conquistar. Perdiéndose en el aroma de su cuello, siente como los delgados y largos dedos de Antonio comienzan a destrabar el cinturón, para luego comenzar a liberar cada botón de su camisa. Así, ambos terminan completamente desnudos, unidos por un fuerte y tierno abrazo. -¿Estás seguro de hacer esto? Intentaré ser lo más delicado posible para que tu primera vez sea algo grato.- Guillermo impaciente por comenzar trata de pedir el último de los consentimientos, pero solo logra devolver a la garganta de Antonio aquel molesto nudo. Siempre soñó con que su primera vez sería con su primo, a quien siempre ha amado; pero eso no fue así y su virginidad fue entregada a un completo desconocido, quien lo hizo sentir la plenitud de su cuerpo. Ahora sólo intenta fingir y no demostrar lo avergonzado que se siente por no haberle esperado, por ser tan débil. Sacando todo esto de su mente, comienza a sentir como Guillermo se posiciona sobre él y delicadamente busca con su mano el espacio al cual ha de explorar. Cuando todo estaba listo, comienza lentamente a introducir su pene, mirando siempre las reacciones de su novio, deteniéndose cada vez que existiera la más mínima molestia. Cada movimiento es con ternura y no deja de besarle, Guillermo se siente satisfecho sin haber logrado nada aun, tan solo al experimentar aquel momento. El gozo en el rostro de Antonio lo llenan de pasión, y comienza cada vez a realizar movimientos más osados, logrando al final el mayor placer que nunca había sentido. Todo allí era una poesía, una adorable y melodiosa poesía, que se reflejaba en los delicados gemidos de su acompañante, quien termina sintiendo el mismo placer. Ahora sabe qué es lo que se siente hacer suyo a quien ama. Pensó por mucho tiempo que ese día llegaría al lado de Daniela, pero ni siquiera con ella pudo experimentar tanto placer, algo que va más allá del cuerpo, un gozo que crece del alma, una excitación espiritual que lo llena de nuevas energías. –Te amo… y ahora me doy cuenta que es tu cuerpo el que quiero probar el resto de mi vida, ¿estarías dispuesto a compartir tu futuro conmigo?- pero no necesita una respuesta verbal, el beso que Antonio le regala es la mejor de las contestaciones.

 

La endeble puerta se cierra temerosa, como si tratase que nadie se enterara de su accionar. Magdalena ingresa a la casa que hace poco acaban de arrendar, una pequeña habitación la recibe, en donde se encuentra su hija leyendo un libro viejo y gastado, pero que Daniela disfruta como si se tratase del más delicioso pastel. La mujer trata de pasar desapercibida, pero el crujir del piso de madera la delata. -¡Mamá! No me había dado cuenta que habías llegado,  ¿Cómo te fue en el hospital? ¿Está todo bien?...- esa última palabra es la que logra detonar en el pecho de Magdalena un fuerte vendaval. Nada anda bien, todo es peor de lo que aparentaba y ya no hay vuelta atrás. Mirando la ingenuidad de su hija comienza a llorar tristemente, cayendo al suelo como si la fuerza la hubiese abandonado súbitamente. Daniela desesperada corre para socorrerla, pero lo único que logra es un fuerte abrazo, el más apretado que nunca había sentido. Las dolorosas lágrimas de su madre comienzan a caer en su hombro cuando ésta le narra lo ocurrido en el centro de salud. El doctor que la atendió cuando cayó por las escaleras le quiso hacer exámenes, había muchas cosas en su salud que no le cuadraban, así que decidió recomendarle un gran número de pruebas que debía realizarse, de las cuales sus resultados estaban listos para hoy. En su despacho el médico la atendió y sereno le comentó lo que había encontrado. -…. Un cáncer muy avanzado, eso es lo que diagnosticó… tengo cáncer cervicouterino y me deben operar lo antes posible, de lo contrario…- pero Magdalena no puede seguir con el relato, las indicaciones del especialistas son claras, si no es operada, ella morirá en cuestión de meses. Daniela escucha cada palabra sin poder hacer nada más que no sea abrazarla con toda su fuerza. Nada de lo que últimamente les ha sucedido es justo. Han tenido que padecer tantos males, y ahora al parecer se avecinan tiempos aún peores. – No te preocupes hija, ya veremos cómo saldremos adelante. Buscaré los medios posibles para reunir el dinero necesario para la operación, pero si hay algo claro, es que no te dejaré sola… Hija, te he visto muy acongojada estos últimos días, ¿hay algo que tengas que decirme? Sabes que puedes confiar en mí.- El cuerpo de la muchacha se estremece al darse cuenta que es la hora de confesar aquello que ha estado guardando como secreto durante varios días. Dejando de abrazar a su madre y mirándola fijamente a los ojos le dice aquello que la aqueja, lo que cambiará por completo sus vidas y que en estos momentos tan difíciles no sabe si será bien recibido por Magdalena. –Estoy embarazada…-

Notas finales:

Y en ruso es... Spasibo!!

Muchas gracias por leer y espero que lean el próximo, que estará antes de lo que esperan :P


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