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Lo que Haga Falta por jotaceh

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Notas del capitulo:

Hei!

Hola!!!!

Bueno les traigo el capítulo 19, espero que les guste mucho y que sigan leyendo mi historia =)

 

Espero que tengan una buena semana y que muy pronto pueda subirles un nuevo capítulo :3

 

pd: Lo siento si la redacción no de las mejores, pero he tenido poco tiempo para escribir u.u

CAPITULO XIX: La mejor decisión a veces es la más cobarde.

 

El sol está en lo más alto del firmamento, que despejado y brillante deslumbra a todos quienes le ven. Los árboles se mecen tiernamente con la brisa y el pasto alaba al glorioso astro apuntando en su dirección. Todo es verde y decorado con delicadas flores, que furtivas aparecen en aquel gran lugar. Esa multitud de tristes colores está reunida alrededor de un gran mausoleo, donde es celebrada una ceremonia religiosa. Horacio y Fernán serán sepultados ese mismo día, juntos en la misma construcción, todo por decisión de Guillermo, quien sabe que su padre hubiese decidido lo mismo. El lugar está repleto de las más prestigiosas personalidades, todos conocidos del difunto Palmer, quienes se estremecieron al enterarse a través de los noticieros sobre su lamentable deceso. Esta ha sido la noticia de la semana y junto con ello, las investigaciones de la policía para descubrir quién fue el o los asesinos de la pareja. Todo el país espera impaciente aquel descubrimiento, sintiendo aprecio por los difuntos. Muchos conjeturan que fue un grupo anti homosexual quienes dieron muerto a Horacio y Fernán, por lo que a partir de este suceso se ha creado una fuerte discusión social sobre los derechos de las parejas del mismo sexo. Como nunca antes la gente siente que dos hombres deberían haber muerto siendo legalmente una pareja.

 

El sacerdote ha termina la ceremonia y los encargados han cerrado las urnas, dando por terminado aquel emotivo momento. Guillermo decide quedarse en el lugar, aun cuando ya todo mundo se ha marchado. Observa detenidamente el nombre de su padre tallado en aquel gran pedazo de mármol. ¿Cómo poder superar la muerte de su padre? Es una pregunta que no puede responder, ya que no posee las fuerzas como para lograrlo. Se siente solo y desvalido, como si de morir en aquel preciso momento, nadie le lloraría. El futuro no le depara felicidades al lado de una mujer a quien no ama y de un niño que no sabe cómo le guiará para convertirle en una buena persona. Las lágrimas no aparecen esta vez en su rostro, ya han sido derramadas todas las que su débil cuerpo puede producir. - ¿A quién le pediré consejos? No tengo a nadie más a quien confiar mis secretos… ¿Sabes? Más allá de ser mi padre, eras mi único y mejor amigo. Me harás tanta falta… sin ti, no sé cómo seguir con esta vida que cada vez es peor. Sólo me gustaría que me respondieras una duda, la más grande y aquella que me aqueja todos los días… ¿Cómo seré un buen padre? ¿Cómo puedo ser igual que tú?... Quizás lo mejor sea buscarte en aquella otra vida y terminar para siempre con esta pesadilla…-

 

Camina rápidamente por aquel silencioso cementerio, tras presenciar el entierro de su tío. Antonio avanza cabizbajo, sin fijarse en su entorno y aguantando las lágrimas que desesperadas buscan nacer de sus ojos. Sin percatarse, se encuentra frente a frente con la persona que menos desea ver en aquel momento. –Me has evitado todos estos días. Necesito que sigamos conversando sobre aquel asunto, el otro día no me dejaste explicar lo suficiente…- Estela trata de entablar nuevamente una conversación con su hijo, cosa que ha intentado infructuosamente toda una semana. –No tienes nada que explicarme, todo es sumamente claro… Mataste a mi tío y a Fernán… No sabes cuánto me has decepcionado… siempre he sabido que estás dispuesta a todo con tal de conseguir lo que deseas, pero jamás creí que pudieras matar tan fríamente… no te preocupes, ya que si crees que te denunciaré, estás muy equivocada… Lo quiera o no, eres mi madre y jamás te haría algo así… pero no pidas que te comprenda, porque no podría nunca… He despertado de aquel mal sueño y ahora sólo quiero ser una buena persona, estoy cansado de las mentiras y las artimañas… sólo deseo seguir en paz, y a tu lado… nunca lo podré. Espero que no te impresiones si un día decido marcharme de tu lado sin siquiera avisarte…- Antonio susurra en todo momento, temeroso de que alguien pudiera escuchar aquellas palabras. Ha sufrido mucho al enterarse del delito cometido por Estela, justo en el momento en que deseaba cambiar. Ya nada será igual entre ellos, jamás podrá verla nuevamente a los ojos como siempre lo ha hecho. No soportando su presencia, decide seguir con su camino, dejando a su madre completamente devastada. Si hay alguien en este mundo que le importe, aquel es su amado hijo, el mismo que ahora se aleja cada vez más de su regazo.

 

Se baja de aquel lujoso automóvil y sin mirar a su alrededor sigue el camino hacia su casa. Guillermo ha decidido marcharse a su hogar tras horas conversando con su difunto padre. Nunca antes se había sentido peor y lo único que desea es acostarse en su cama, dormir todo lo que pueda y no pensar en la vida que ahora tiene. Justo cuando llegaba a la puerta principal es interceptado por Jaime, quien lo esperaba hace ya bastante tiempo. –Quiero hablar contigo, he sentido a Antonio muy extraño y creo que algo debes tener de culpa…- El muchacho habla firmemente, sin tener pena por aquella imagen devastada que emite Palmer. –No estoy de ánimo para discutir con alguien como tú. Ahora te pido que me dejes, acabo de despedir a mi padre y necesito un poco de sosiego.- Guillermo sigue con su camino hasta llegar a la puerta, pero es en este momento cuando es nuevamente interrumpido por el vendedor, quien tomándole de un brazo comienza a hablarle fríamente. –Eres patético y estás acabado, no puedes entregarle nada a nadie, por eso te pido que pienses en la felicidad de Antonio y le dejes tranquilo. Yo soy fuerte y puedo hacerle feliz… Te lo pido en buenas palabras, lárgate… O sino me veré obligado a sacarte a la fuerza de su lado…- Zafándose bruscamente de aquel agarre, Palmer intenta reunir la poca fuerza que le queda a su alma para responderle. Luego de la muerte de su padre, su primo le consoló tiernamente y un beso terminó aquella triste escena; pero toda esperanza de reintentar una relación se esfumó. Antonio regresó aquella noche llorando a mares y cuando Guillermo intentó consolarle, fue él mismo quien lo alejó. No entiende la razón, pero desde aquella vez, él ha intentado evadirle. Esta información brota de su boca sin siquiera quererlo, impresionando a Jaime, quien ya no entiende nada de lo acontecido. Si no es por causa de su primo, ya no tiene cómo explicar el repentino alejamiento de su amado. –Debe estar muy afectado por la muerte de mi padre, y por eso no ha querido verme, pero sentí sus labios y sé que aún me ama. No me iré de esta casa, ni me daré por vencido ya que sé que todavía podemos ser felices. Él siempre me ha amado y ambos somos el uno para el otro… es cosa de tiempo para que volvamos a estar juntos…- La poca fuerza que logró reunir, le fue suficiente a Guillermo para poder sentenciar estas palabras a aquel vendedor petulante. No hay otra razón que le mantenga con vida, sólo la posibilidad de seguir al lado de Antonio. Su hijo debería ser lo más importante, pero aun cuando lo intente con todo su corazón, no puede lograrlo. Se siente miserable por no preferir a aquel inocente que pronto ha de nacer, pero su corazón pareciera guiarse por sí solo. –Que patético eres… ¿Todavía crees que siempre te ha amado?... Entonces ¿por qué cada vez que se desilusiona de ti corre para refugiarse en mis brazos?... ¿Por qué fui yo el primer hombre que probó sus labios?... ¿Por qué fui yo quien quitó de su cuerpo la inocencia?... Sólo eres un mal recuerdo de su infancia, él está enamorado de mí, ¿cómo no podría hacerlo si soy el primer hombre en su vida? Sácate la venda de los ojos y date cuenta que ya no eres importante para él…- Guillermo escucha estupefacto aquella verdad que Antonio siempre trató de esconder. No fue él la primera persona con quien hizo el amor, sino que con aquel muchacho que ahora le mira furiosamente. Su corazón, cansado de tanto dolor, no logra resistir tamaño impacto y casi sin poder respirar, decide ingresar a la casa, huyendo de todo aquel mal momento, como si de esta forma pudiera borrar de su mente aquellas palabras.

 

Como hace mucho no había sentido, su corazón se contrae fuertemente y sin saber cómo, llora penosamente. El rechazo de su hijo es algo que ha calado hondo en el corazón de Estela, quien sentada en el principal asiento de la empresa observa fijamente a través del enorme ventanal, recordando las palabras de Antonio. Todo lo ha hecho para recuperar lo que la familia Palmer le quitó, para que algún día él pudiera heredar aquel inmenso imperio, pero ya ve que no todo ha salido perfecto. No puede borrar de su mente aquellos ojos inquisitivos, reprochándole su discutido actuar. Ella haría todo lo que fuera necesario con tal de lograr su felicidad, menos separarse de su lado. –Deja de pensar en aquel mocoso… Mejor céntrate en tu prometedor futuro, haz logrado todo lo que has deseado, ahora es hora de disfrutar tus logros.- Francisco ingresa a la oficina sin que la mujer se diera cuenta y al ver su rostro, se da cuenta de inmediato cuál es la razón de su pesadumbre. –No digas estupideces, Antonio es la persona más importante de mi vida y sin él no hay razón por la cual festejar. No descansaré hasta recuperar su amor, aun cuando quiera no puede enojarse con su propia madre, lo conozco a la perfección…- Estela pronuncia estas palabras sin siquiera ver al hombre que ha irrumpido en su ostentosa oficina. –No, no puede enojarse con su propia madre… pero ¿qué hay de la asesina de su padre?...- Francisco cambia el tono de su voz para preguntar aquello que realmente es una amenaza, y que claramente Estela logra descifrar. Enfurecida se levanta de su majestuoso trono y sin rodeos le abofetea por si quiera insinuar un posible chantaje. No permitirá que nadie le cuente aquella cruda verdad a su hijo, aquel que lo ose pagará las consecuencias. –No te tengo miedo Estela. Eres una mujer fuerte y decidida, pero como todo ser humano tienes debilidades y la mayor de ellas es tu hijo… si es necesario lograré lo que quiero a través de chantajes, poco me importa… Tú serás mía, te casarás conmigo, de lo contrario… tu querido Antonio se enterará de toda la verdad, junto con la policía… si no te tengo, prefiero irme preso…- Sin hacer caso de las amenazas de la mujer, Francisco la toma por el brazo y hablándole fijamente a los ojos le aclara cuáles son sus límites. Estela lo observa con asco, lo último que querría en su vida es casarse con un hombre tan repugnante como él. Le chantajea vilmente y ella sin más acepta, todo para no provocar el completo rechazo de Antonio, pero es astuta y cobrará aquella traición.

 

-¿Por qué hace esto Regina? No entiendo nada…- Daniela le comenta a la sirvienta de la casa luego de haber sido mudada a la misma habitación donde en un principio se alojaba, aquella tan espaciosa y con una bella vista al patio, todo lo contrario a la bodega donde había vivido este último tiempo. –Son órdenes de Antoñito, no entendiendo muy bien, pero tal parece que se arrepintió de tratarla tan mal mi niña, más que mal usted está embarazada.- Regina le contesta a la muchacha tiernamente, mientras le ordena su ropa en el gran armario blanco. Desde que Magdalena falleció, ha sido la sirvienta quien se ha encargado de los cuidados de Daniela, sin que nadie se lo ordenase, sólo por la bondad que siempre ha repletado su viejo corazón. Aquella pequeña mujercita, de pelo cano y figura encorvada ha trabajado por siempre para los Palmer y por cuidar de ellos, nunca logró formar su propia familia, por lo que al ver tan desvalida a la muchacha, vio en ella la hija que jamás logró tener. –Todo está muy extraño, pero me alegro por él… siempre supe que no era mala persona, me gustaría que algún día pudiéramos hablar normalmente, sin resentimientos ni resquemores, como dos simples amigos…- La voz de Daniela se vuelve dulce al pronunciar estas palabras, jamás ha alojado odio por el muchacho que le ha destruido la vida, y mucho menos ahora, que dentro de ella ha crecido un inocente que no debe conocer nunca aquel horrible sentimiento. Su vientre es enorme y el bebé está a punto de nacer, en cualquier momento puede romper fuente y comenzar con el parto. –Gracias Regina, no sabría qué hubiera hecho sin ti… me has ayudado mucho, por eso quiero que seas tú la madrina de mi hijo ¿Te gustaría?- La sirvienta tras escuchar estas palabras deja de lado lo que hacía y feliz abraza a la muchacha, agradeciéndole por aquel bello gesto que inunda de felicidad su corazón.

 

Tras aquella puerta se encuentra la sirvienta que desde pequeño le ayudó, la mujer que estaba siempre a su lado cuando su ocupada madre no podía visitarle, aquella que le ayudó en aquel momento tan difícil tras la muerte de su padre. Antonio observa cómo Regina saca del viejo armario de la bodega las últimas prendas de Daniela, tal como él le ordenó. Cansado de tanto sufrimiento en vano, decidió sacar de aquella horrenda habitación a la embarazada, sin siquiera consultar a Estela. –Está aquí Antoñito… no me había dado cuenta. Ya estoy terminando de llevar la ropita de mi niña. Ella se colocó bien contenta después de saber que fue usted quien le devolvió su antigua pieza. No ve… esas cosas debería hacerlas más seguidas, se sentiría mucho mejor consigo mismo. De hecho, Danielita me dijo que le gustaría ser su amiga… Yo lo encontré una muy buena idea, le falta tener amistades…- La anciana se impresiona al ver a su patrón en aquel cuarto, estaba muy concentrada pendiente de sus tareas. Como siempre lo ha hecho, Regina da un consejo a quien lo necesita, aun cuando nunca nadie en aquella casa le toma en cuenta. El muchacho la escucha atento, sin pronunciar palabra alguna y de la misma forma observa cómo se marcha, cargando las prendas de Daniela.

 

Pensativo Antonio se queda en la habitación, observándola detenidamente y pensando que allí fue donde pasó sus últimos días de vida su tío Horacio. Nunca imaginó que su historia terminaría de aquella forma, tan brutal y penosa, todo a causa de su madre. La angustia se apodera de su cuerpo y desesperado trata de borrar la culpa de su mente, aquella que siente por haber contribuido en el calvario de aquel hombre, que sin siquiera quererlo, se convirtió en la única imagen paterna que tuvo en su vida. Trata de recordar a su padre, pero no lo logra, sólo rememora el dolor que sintió por su ausencia. No quiere sentirse sucio, tan vil como se ha sentido todo este tiempo. Tratando de borrar de aquel cuarto su culpa, intenta destruir los muebles, las cortinas, el colchón y las pocas cosas que quedan allí, pero mientras desquitaba su frustración de aquella forma tan explosiva, se encuentra con un pequeño papel que llama su atención. Se agacha para poder tomarlo, y al tenerlo entre sus dedos se da cuenta que se trata de un cheque. Impresionado se da cuenta que se trata justo de la cuenta corriente de su madre, girado a un hombre que jamás en su vida había escuchado, por una fuerte suma de dinero. Todo le parece muy extraño, ¿qué hace tal cheque en aquella pieza? Miles de interrogantes se apoderan de su mente, pero una presencia en aquella habitación le hace despertar de pronto.

 

-¿A quién amas realmente?- Guillermo ingresa a la que era su antigua habitación, dirigiendo su atención a Antonio y sin darle importancia al enorme desorden que ha provocado. No puede sacar de su mente aquellas palabras que pronunció Jaime y que ahora le hacen dirigirse ante su primo, tratando de averiguar si toda aquella historia es verdadera. El menor de los muchachos se sorprende al verlo ingresar, rápidamente esconde el cheque entre sus prendas, sabe que es algo importante y no desea que alguien más se entere. -¿A qué viene aquella pregunta?... ¿Por qué traes esa cara?- El muchacho trata de parecer lo más tranquilo posible, pero es Guillermo quien vuelve a alterarle con sus palabras. –Después de aquel beso estás muy extraño, sé que te ha pasado algo y quiero saber qué es; pero vamos por parte, quiero saber si aquello que Jaime me contó es verdad ¿Él fue el primer hombre en tu vida?... Seme sincero…- Sin rodeos increpa a su amado, sintiendo como su corazón late fuertemente esperando una respuesta. Desea con todo su ser que niegue aquel rumor y le confirme que sólo lo ha amado a él, que aquella noche esplendorosa fue la primera en su vida y que sólo su cuerpo es el que conoce. Antonio escucha aterrado, no pensó que Jaime llegase tan lejos y contara aquel secreto que jamás pensó revelar. Agachando la mirada y dirigiéndose hacia un punto muerto decide confesarle toda la verdad a su primo, siendo lo más sincero posible, las mentiras ya le están sofocando. -¿Cómo pudiste ser capaz? Se supone que siempre me has amado, pero te acostaste con aquel imbécil… Ya me has hecho mucho daño y creo que he pagado con creces todo el dolor que te causé por años, creyendo que seguía enamorado de Daniela… Puedo soportar que me humilles de la forma que quieras, pero esto lo supera todo… Entonces, ¿qué significa todo esto?... ¿Estás enamorado de Jaime?...- El menor de los primos enmudece un par de segundos, trata de buscar las palabras precisas para responder aquello que tanto le aqueja dentro de sí, pero sin encontrarlas sucumbe ante las reclamaciones de su primo, quien desesperado le pide una respuesta. –No lo sé… ya no sé ni siquiera por quién late mi corazón. Te he amado mucho y quizás no pueda amar a nadie de la misma manera… pero lo único que me has traído es dolor y es algo que ya no puedo seguir soportando… No quiero más sufrimiento, desde ahora quiero una vida tranquila y el único que puede entregarme la paz que necesito es Jaime… No me pidas que te conteste esa pregunta, porque realmente no puedo responderla… ni siquiera sé a quién amo…- Sintiéndose ahogado sucumbe ante la desesperación y abatido cae sobre la vieja cama, sintiendo como las primeras lágrimas comienzan a recorrer su rostro. Guillermo ha logrado una respuesta, quizás no es exacta, pero por lo menos se ha dado cuenta que ha perdido a la persona a quien ama. Antonio tiene razón, lo único que le ha entregado es dolor y en la situación en la que se encuentra, no hay nada más que le pueda brindar. Percatándose que la única razón por la cual mantenía esperanzas de un futuro prometedor se ha esfumado, se marcha del lugar, viendo cómo su amado llora descontroladamente alumbrado solo por los últimos rayos de sol que logran penetrar a través de la pequeña ventana.

 

Ya la esplendorosa luna ha hecho su aparición y acompañada de las titilantes estrellas dan un concierto a aquella poderosa ciudad. No ha sido un buen día para Antonio, quien se ha decidido acostar, lo único que desea es borrar de su mente las tristezas que se han apoderado de su vida y dormir se ha convertido en la única escapatoria a ellas. Mientras intenta conciliar el sueño, observa sobre aquel elegante escritorio que se encuentra a pocos pasos de su cama su notebook, el que ya ni siquiera utiliza. Recordando el misterioso cheque que encontró entre las pertenencias de su difunto tío, decide investigar en internet la identidad de aquel hombre que aparece como destinatario de tan abultada cantidad de dinero. Escribe el nombre de Cristóbal Jiménez en el buscador y como era de esperar, encuentra miles de resultados, pero sólo uno que logra llamar su atención. Cliquea sobre el perfil de un doctor, interesado en el nombre del hospital donde trabaja actualmente, y al darse cuenta que es la misma institución donde fue operada Magdalena logra darse cuenta qué es lo que su madre estaba pagando con aquel cheque. Su corazón no se contrae, cómo podría hacerlo después de saber tantas perversidades realizadas por ella, ésta es sólo una más, cosa que no cambia la imagen que ha logrado crear de Estela.

 

“… Lo siento, pero no puedo seguir de esta manera. Lo último que deseo es hacerle daño a aquella criatura que crece en tu vientre. Sé que debería quedarme a tu lado para criar ambos a nuestro hijo, pero no me siento capaz de tal hazaña y muy por el contrario, sé que de quedarme a su lado, lo único que puedo entregarle es sufrimiento y desilusiones. No soy el hombre fuerte que debería acompañarte y por ello te pido perdón, no sabes cuán mal me siento al dejarte sola, a tu suerte, con el niño que yo ayudé a engendrar, pero siento que si sigo viviendo de esta manera, terminaré perdido en un abismo del cual jamás podré escapar. Sé lo egoísta que es mi decisión, pero espero que logres entenderme… Siempre tuyo, Guillermo Palmer”.

 

Guillermo termina de escribir estas palabras sobre una simple hoja de papel, sentado frente al escritorio ubicado en la pieza de Daniela, viendo como ella duerme plácidamente. Ha decidido marcharse de aquella casa, dejando abandonada a la mujer que muy pronto parirá a su primogénito, pero ya su alma no puede soportar más tiempo viviendo una pesadilla. Todo lo que conformaba su vida ha desaparecido, su padre está muerto y su amado ya no siente lo mismo por él, creyendo que lo mejor es no volver a su lado. Nada bueno se ve en su futuro y no queriendo cometer los mismos errores del pasado con aquel inocente, decide hacerse a un lado. Deja la improvisada carta en la mesa de noche, viendo detenidamente el rostro de la muchacha, aquella que siempre recordará como su primer amor, aquel que nunca podrá olvidar. Por un momento siente tristeza por perderse la oportunidad de ser padre, pero no logra ser más que un destello, que pronto se extingue en el hondo pozo de la desolación. Decidido, camina lentamente por los pasillos de aquella inmensa casa hasta llegar a la puerta principal, donde decide ver por última vez el lugar que lo vio crecer, donde ha transcurrido toda su vida y que ahora deja para poder buscar la felicidad, que tan esquiva le ha sido allí. Mil emociones inundan su pecho, acelerando su corazón al máximo, y lentamente cierra aquella puerta, dando así por finalizado la más dolorosa etapa de su vida.

Notas finales:

Y en noruego es Takk!

 

Muchas gracias por leer!!!!! =)

 

På gjensyn!

Hasta luego!!!!


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