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Lo que Haga Falta por jotaceh

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Notas del capitulo:

Espero que les guste!!!! =)

CAPITULO IV: Todo lo que sube tiene que bajar.

 

-Te advertí que si no dejabas a Guillermo como él te lo dijo habrían consecuencias, y ahora no vengas a llorar… eres tú y solamente tú, la única responsable de todo lo que sucedió…- Dice altivamente un joven Antonio, quien con la mirada en alto observa a una muchacha, que con su pelo tomado y una sudadera amplia, que cubre la mayor parte de su menudo cuerpo, lo observa con el rostro inundado en lágrimas, compungida y temerosa, todo su pequeño cuerpo tirita y pareciera que muy pronto se desmayará. –No he podido seguir estudiando en el colegio donde están todos mis amigos, pronto nos echarán a la calle a mi mamá y a mí, ya que de la nada el dueño de la casa ha decidido dejar de arrendarnos… mi mamá ha sido despedida y ahora…. Ya no tenemos cómo subsistir… Realmente tu madre tiene muchas influencias… ¿cómo puedes hacerme esto? ¿Acaso no tienes corazón?- y tras pronunciar estas palabras ya no puede mantenerse en pie y cae desvalida, apoyándose en sus débiles rodillas. En esta posición, mirando hacia arriba a su enemigo, le demuestra que ha salido victorioso. –Mírate, eres patética… ¿Pensaste en algún momento que alguien como Guillermo llegaría a amarte?... pero eso ya no importa… supongo que ahora sí te alejarás de él, ¿verdad?- y lo único que Antonio recibe como respuesta es un pequeño ademán con su cabeza, afirmando que hará lo que él tanto desea. Complacido, decide marcharse del lugar con la mirada en alto y un paso parsimonioso, elegante y altivo; ahora ya puede descansar en paz, no hay nada que pueda impedir su amor con aquel que tanto ama, con quien siente que puede hacerle feliz.

 

Daniela recuerda aquella escena cuando comienza a desempacar sus cosas en la pieza que le han designado. Todo allí resplandece, el lugar es mucho más amplio que su antigua casa y los muebles demuestran el estatus reinante, todo pareciera sacado de una revista de decoración. Antes ya supo lo que es interponerse en los deseos de Antonio, sufrió mucho gracias a las jugarretas cometidas por su madre, quien siempre lo ha consentido en todo; pero nada de aquello es comparable con el dolor causado simplemente por no estar con su amado. La otra vez en el supermercado sacó fuerzas de flaqueza para poder encararlo y hacerle creer que había cambiado, que ya no le tenía miedo, pero tan sólo al darle la espalda, fuertes escalofríos inundaron cada célula de su ser. Ahora no sabe la razón por la cual ha decidido hacerle caso a su madre y quedarse a vivir allí, sabe el riesgo al cual se enfrenta y lo mucho que teme que la situación vuelva a suceder, pero muy en el fondo, muy dentro de sí, sabe que han sido los ojos de Guillermo los que la han convencido a dejar de lado todo aquel temor y decidir luchar por aquello que tanto anhela recuperar.

 

-¿Te gusta la pieza querida? ¿Todo es de tu gusto?...- De la nada estas palabras comienzan a inundar la habitación y Daniela asustada voltea para percatarse de quién se trata, y muy a su pesar corrobora que es aquel que tanto miedo le provoca. –Hace seis años hice hasta lo imposible para lograr que te alejaras de mi Guillermo y como era de esperar, lo logré… ahora me pregunto, ¿eres tan imbécil como para desafiarme una vez más e incluso venir a instalarte a mi propia casa? Realmente no te entiendo…- Antonio increpa duramente a la muchacha, mientras avanza lenta, pero decididamente en su dirección. Teniéndola frente a frente puede observar claramente el pavor instalado en sus ojos, los que instantáneamente buscan refugio en la nada, mirando a un lugar que no existe, buscando esconderse de aquellos dos potentes luceros que irradian descontrol. –Yo… mi mamá… fue ella quien… decidió venir a vivir a tu casa… yo no sabía nada… pero, si tú fuiste quien nos quitó nuestros trabajos, ¿no crees que lo mejor será que nos dejes laborar aquí?- y poco a poco Daniela comienza a reunir fuerzas para combatir al enemigo, aun cuando esto sea una gran proeza. Aún más ofuscado, Antonio agarra fuertemente su mandíbula para que de esta manera no pueda seguir evadiéndolo. –No dejaré que esto se convierta en una desventaja. Teniéndote tan cerca, puedo controlarte mucho mejor. Ni siquiera se te ocurra pensar que volverás a estar con Guillermo, ya que… Adivina, serás tú misma quien me ayudará para hacerle entender que lo mejor es quedarse a mi lado, ¿entendiste?- Y levantando aún más su mentón le advierte esto, pero nunca pensó que la chica, cansada de vivir en las tinieblas, lograra zafarse y decidida comenzará a defenderse. -¡No, no y no! No permitiré que me arruines la vida nuevamente, esta vez seré fuerte y no dejaré que me separes de Guillermo. Ahora vete, si es que no quieres que me largue a gritar-. Furibundo, pero sabiendo que un escándalo no le conviene en ese momento, Antonio decide marcharse, pero tan sólo con la mirada le advierte a la muchacha que se las pagará muy caro.

 

-Adoro a mi sobrino, y lo respeto tal cual es, no me incomoda en lo más mínimo que sea homosexual y si mi hijo estuviera enamorado también de él, sería el primero en felicitarlos, pero Guillermo no lo ama. Él ha sufrido mucho en esta vida, perdió a su madre cuando era muy pequeño y ha tenido que sobrellevar aquella terrible enfermedad, lo único que deseo es su felicidad y sé que ésta la logrará junto a Daniela. Por favor Estela, compréndeme y perdóname por no preferir a Antonio-. Horacio trata de consolar a su cuñada, quien enojada fue a increparlo por decidir contratar a Magdalena como la nueva sirvienta. La mujer trata de contenerse para no demostrar toda la furia que le provoca la situación, realmente detesta que aquel hombre tome siempre las decisiones de todo, tanto en la casa como en la empresa. Estela siempre ha deseado poseer el control de Old Edward, y por ello se ha convertido en la mano de derecha de Horacio, siempre complaciente y gentil, aun cuando en la realidad lo detesta a morir. –Antonio sufrirá mucho y tú serás el único culpable de todo. Espero que algún día pueda perdonarte- y tal como llegó se marcha, dejando muy preocupado a Horacio, quien cabizbajo se derrumba en un sillón. No es fácil tener que elegir entre la felicidad de su hijo y la de su único sobrino, a quien ama como si también fuese suyo.

 

La bella luna ha aparecido en el firmamento y todo se tiñe de colores oscuros. Todos ya en sus casas buscan compartir con sus seres queridos y en la casa de los Palmer no es diferente. Reunidos en la mesa se alistan para comer, pero ninguna palabra brota de sus bocas. Guillermo aun cuando ha logrado tener a Daniela cerca, está cabizbajo debido al sufrimiento que ha provocado en su querido primo. Desearía explicarle todo, pero ha sido él quien lo ha esquivado toda la tarde. Como a su hijo, Horacio se siente mal tan sólo al tener frente a él a Antonio, pero aun cuando los dos saben el daño que le están realizando, no darán su brazo a torcer, Magdalena y su madre seguirán viviendo en aquella casa. –Sé que todo ha sido muy rápido, pero… espero que esto no termine distanciándonos. Lo último que quiero es dañarte Antonio, pero entenderás que quiero lo mejor para mi hijo.- El patriarca de la familia, al no poder sostener por más tiempo aquel letargo, decide dirigirse a su sobrino, su corazón se encoge cada vez que sus ojos lo observan. El muchacho lo escucha detenidamente y para la sorpresa de todos los ahí reunidos, el chico no está enfadado, de hecho, termina dibujando en su rostro una gran sonrisa. –No te preocupes tío, sé perfectamente por qué lo hiciste y sé que será lo mejor para Guillermo. Espero de todo corazón que esta vez puedan vivir su amor, les prometo que yo no me interpondré en nada. Aun así, no me siento del todo bien, así que me marcharé a mi pieza a descansar… Discúlpenme…- y levantándose de aquella lujosa silla, se marcha del comedor, dejando a toda su familia boquiabierta, no pueden dar crédito de las maduras palabras que el menor de los Palmer acaba de pronunciar. Horacio se siente aliviado, pensando que no lo ha dañado tanto; pero su hijo no puede decir lo mismo, preferiría una bofetada o un golpe en el abdomen, pero escucharlo desearle suerte con Daniela, sabiendo que lo ama... es algo que no puede soportar.

 

-¿Qué fue eso? ¿Me dirás ahora que te diste por vencido?- Estela ingresa apresuradamente a la pieza de su hijo, no puede creer las palabras que escuchó en la cena. –Genial, significa que soy tan buen actor que hasta te convencí a ti… Me parece estupendo, porque entonces Guillermo y mi tío están ahora mismo llorando por el daño que me han hecho…- Una sonrisa de satisfacción se vislumbra en el rostro del muchacho, quien dichoso se jacta de la gran habilidad que tiene para actuar. Su madre lo abraza fuertemente y le aclara que aquellas palabras le afectaron mucho, ya que no hay nada en este mundo que le importe más que su felicidad. –No vuelvas a hacerme nuevamente esto, no sabes cuán preocupada estaba por ti… Sabes que no somos nada en esta casa, que estamos gracias al afecto que tu tío te tiene. Tu padre fue un bueno para nada, que perdió toda su herencia en aquel terrible vicio. El alcohol lo consumió día tras día, y sabes perfectamente cómo termina la historia… Si yo tuviera más poder en las decisiones de esta familia, créeme que no te haría pasar por todo esto.- Con todas las fuerzas que tiene, Estela abraza a su hijo y le dice estas palabras al oído, para luego entregarle un delicado, pero afectuoso beso en su pálida mejilla. La mujer puede ser ambiciosa y sínica con todo el mundo, pero si hay alguien en este mundo con quien no puede jugar, es con Antonio. –Y entonces… ¿ahora qué harás? ¿Tienes un plan para separarlos?...- Y alejándose de su madre, el joven comienza a caminar por su pieza. Despeja un pequeño espacio de la cortina para poder observar a través de ella, pensando por unos minutos decide pronunciar escuetas y vagas palabras. –Tú sólo espera… Pronto te darás cuenta lo mucho que tenemos de parecidos…-

 

Los días han comenzado a transcurrir, el verde pasto sigue intacto, aun cuando las hojas de los árboles comienzan a inundarlo, secas y marchitas anuncian que muy pronto llegará el otoño. Las flores que más destacan no son las del patio, sino aquellas que todas las mañanas aparecen en el cuarto de Daniela. Su eterno amado se preocupa de este detalle cada día y así la joven, inicia con una bella sonrisa la jornada. El muchacho no ha querido atosigarla con largas charlas o citas en algún parque, sólo se ha dedicado a demostrarle con pequeños, pero enternecedores gestos lo mucho que la ama. Ella, cada día está más convencida que es el amor de su vida y que quizás los rumores que ha escuchado en los pasillos de aquella enorme casa son reales, que verdaderamente Antonio se ha rendido y ya no luchará más por el amor de Guillermo. Aun así, cada vez que se topan no puede dejar de temblar. Los recuerdos de aquel pasado tan doloroso la invaden y hacen creer que todo puede volver a suceder; mas todo sigue igual y el joven no hace nada para perjudicarla.

 

Las hojas de un libro son leídas detenidamente como si el lector estuviera sumergido en la historia y haya olvidado que pertenece a este mundo, que cruel y gris lo termina llamando. Al finalizar un capítulo decide levantar la mirada y se da cuenta que una persona lo ha estado observado detenidamente hace unos cuantos minutos. Guillermo se dirigía a la biblioteca en búsqueda de un libro cuando se encuentra con su primo, quien taciturno leía sentado en un oscuro sofá. Luego de aquella cena en que le dejó en claro que le desea felicidad junto a Daniela, ambos no han vuelto a conversar, quizás el miedo de comenzar una discusión los ha intimidado. Sin darse cuenta se quedó parado en el dintel de la puerta viéndolo detenidamente, observando cómo su pelo se mecía con la leve brisa que ingresaba por una pequeña ventana; como sus delicados dedos movían las hojas ya leídas del libro; como su pálida piel era tocada por la luz del sol que lentamente comenzó a inundar la pieza; no sabía cómo, pero todo en su primo le llamaba la atención, de tal manera que como una estatua permaneció por más de media hora. Ahora sus miradas se encuentran, ambos asombrado de la escena, pero ninguno se mueve, ninguno se atreve a pronunciar palabra… hasta que… -¡Am!... yo quería… buscar un libro… pero, no sé qué me pasó, si te incomodé, los siento mucho…- y tras decir estas palabras Guillermo intenta huir, pero son las palabras de su primo quienes lo detienen. –No tienes por qué tenerme lástima, soy fuerte aunque no lo creas y sé que en algún lugar del mundo se encuentra el amor de mi vida… Tan sólo hay que darle tiempo al tiempo…- todo es coronado por la misma sonrisa amable que siempre Antonio le regaló a su primo desde que eran niños y que el mismo Guillermo recuerda al verla ahora, nuevamente en su rostro. El muchacho decide quedarse en la biblioteca y comenzar una conversación, la que ha postergado hace mucho. Lentamente camina hacia el sofá que está justo delante de Antonio, pero en medio del camino algo muy extraño sucede. El suelo comienza a temblar, el cielo pareciera que se fuese a caer, las paredes se mecen como si fuesen de papel y todo en aquel salón se convierte en inestable. De repente, las piernas de Guillermo ya no aguatan su peso y cae desvalido, golpeándose tan fuertemente en su cabeza, que inconsciente termina postrado, delante de la atónica mirada de Antonio.

 

De un lado de la pieza camina rauda hacía el opuesto, y así ha estado más de dos horas. Toda la casa Palmer ha estado convulsionada desde el mediodía, cuando Guillermo se desmayó. Daniela no se ha atrevido a ir hasta su pieza, donde el doctor ha intentado atenderlo, le da miedo la reacción que vayan a tener Estela o su hijo Antonio, por ello espera las noticias encerrada en su pieza. Su madre se ha comprometido a avisarle cuando el doctor se retire y es eso lo que con tantas ansias espera. Cuando sus nervios ya no pueden aguantar más escucha cómo su puerta se abre e inmediatamente vuelca su mirada en aquella dirección. Así observa como la figura esbelta y delicada de Antonio se abre paso en su habitación. –Permiso querida, vengo a avisarte que todo ha salido perfectamente bien y nuestro Guillermo está fuera de riesgo. Así que no te preocupes más, si deseas puedes ir a verle…- El muchacho se comporta inusualmente amable con Daniela, lo que prende las alertas internas que ella tiene. Algo le dice que tanta amabilidad no puede ser un buen presagio. -¿Es verdad?... ¿Realmente Guillermo está sano? ¿O me estás tomando el pelo queriendo hacerme algún daño?...----- ¿Cómo crees que te mentiría con algo como esto?... Sé que él te ama y quizás sea eso lo que él necesita…- Las palabras calan hondo en la joven, quien con estas palabras se da por convencida que su enemigo se ha rendido. Impaciente quiere salir de la pieza para poder ver a su amado, pero cuando pasa por el lado de Antonio siente como jala de su brazo y mirándola fijamente a los ojos vuelve a observar aquella mirada de odio y repulsión. – Quizás seas lo mejor para Guillermo, pero… quizás no, y a ello me dedicaré, a que él se dé cuenta de una vez y para siempre que no le convienes. Eres muy ingenua, ¿creíste que en todo este tiempo no haría nada para separarlos?... Pues mira, este frasquito fue el que me ayudó y me seguirá ayudando si es que no decides hacerme caso- del bolsillo de su pantalón saca un pequeño frasco transparente, el cual contiene pequeñas pastillas, las que Daniela observa impávida. -¿Sabes lo que es esto?... Para que te enteres, estás son las pastillas que Guillermo debería tomar ya que aun cuando le han extraído el tumor en su cerebro, sigue débil, pero lamentablemente no ha podido tomárselas… Lo he cuidado en todos estos años de enfermedad y sé perfectamente qué es lo que le hace bien y aquello que lo daña… ¿Creíste que para separarlos te atacaría directamente a ti? ¿Qué me evidenciaría delante de mi familia?... Pues bien, ahora sabes lo que está en juego…- Daniela no puede dar crédito a toda esta historia, nunca pensó que Antonio pudiera llegar a realizar tamaña acción, nunca pensó que cambiaría las pastillas de Guillermo y pusiera en juego su vida con tal de no verlos juntos. No pudiendo hablar, sintiendo como la garganta se le seca, sus manos comienzan a transpirar y sus piernas, débilmente comienzan a caer… termina hincada y desvalida. –Entonces ahora tengo una pregunta, ¿seguirás interponiéndote en mi camino o harás todo lo que yo te pida?...

 

Notas finales:

y en mapudungún es Chatu =)

 

pd: he escrito rápido... pero creo que desde ahora no podré... me he cansado mucho u.u y tengo algunos problemillas... así que creo que comenzaré a publicar un poco más lento... pero de que sigo... sigo ....

 

pd 2: Espero que quienes hayan leído les haya gustado y sigan leyendo... si por cualquier cosa no les ha gustado, me gustaría que me lo comentarán quiero saber cómo voy y las critica siempre son bien recibidas =)

 

pd 3: muuuuuuchas gracias a la niña que siempre comenta como Maria... casi todos los reviews son tuyos y me agrada mucho que te hayas metido tanto en la historia =) gracias gracias !!!!


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