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Lo que Haga Falta por jotaceh

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Notas del capitulo:

Hola a todos.... he saludado en variados idiomas y supongo que comienzo y termino con el más hermoso :)

Todo llega a su fin y hoy, que se cumplen 19 meses desde que subí el primer capítulo, les traigo el final... Espero que les guste y que hayan disfrutado Lo que Haga Falta 

Muchas gracias a todos quienes la leyeron y comentaron... 

CAPITULO XL: El Final.

 

De pronto comienza una intensa lluvia, la atmósfera se vuelve húmeda y su pequeño cuerpo se empapa inmediatamente. Daniel sigue afuera de aquella casa de campo, observa detenidamente los ojos de quien le ha llevado hasta allí, está sorprendido con su visita, es por ello que no es capaz de mover ni siquiera uno de sus músculos. –Ya está todo listo, no hay necesidad que sigas en este lugar…- Pronuncia Javier con su voz gruesa, en sus ojos se puede observar tristeza, la aceptación de una realidad que poco quería contemplar. Sin decir más, entra a la construcción para de esta manera dejar que el pequeño se refugie de la tormenta allí también. En los minutos que siguen reina el silencio, mientras el hombre inicia una fogata en la chimenea negra y repleta de hollín, el menor se sienta sobre un sofá antiguo, envejecido por la acción de la intemperie y el abandono. Ya todo está claro entre ellos, esta incursión ha llegado demasiado lejos y es tiempo de culminarla.

 

-¿Cómo estás seguro que hemos logrado lo queríamos? ¿Los viste?- Rompe el silencio aquella voz fina, propia de un niño. Aunque se encuentra inquieto, el muchacho no escucha una respuesta por unos largos minutos. El tema es complicado, doloroso por sobre todo, algo que Javier no desea siquiera pronunciar. –Estaban en el bosque, los observé besándose y luego… Te puedo asegurar que se han reconciliado, han vuelto a reconocer que se aman.- Dice sin ánimos Javier, prosiguiendo con su rutina, intentando no darle mayor importancia a aquello que contempló hace algunas horas.

 

Mientras Antonio y Guillermo buscaban incansablemente a su hijo, sucumbieron ante el canto de sus corazones enamorados, viviendo sus pasiones en medio del césped verde y húmedo que reina en aquel bosque. Gozaron con la danza que sus propios cuerpos les propiciaron, intimaron sin creer que alguien pudiera descubrirles, jamás se hubiesen imaginado que Javier estaría a unos cuantos pasos de distancia, inmóvil ante aquella escena, conmovido por la voracidad de la verdad, por la confirmación de su más grande temor. Siempre supo lo importante que fue para su amado el amor de su primo, que quizás nunca podría olvidarle, pero pretendió omitir aquellos presagios, alimentar la esperanza de lograr cautivar el corazón de Palmer y conseguir en él un espacio nuevo, no buscando reemplazar a su primer enamoramiento, sino que convirtiéndose en el hombre que pudiera ayudarle siempre, el sostén de una vida apacible y libre de problemas. Por muchos años pensó que lo había logrado, que sus sueños estaban realizándose, estuvieron a punto de casarse. Sin embargo, la verdad siempre la tuvo presente, escondida en lo más hondo de su conciencia, pero vívida como una cicatriz a la cual deseas desaparecer. Antonio siempre amará a Guillermo, y esa fuerza hará que siempre se reencuentren. Ahora lo tiene claro y ya no hay nada que pueda hacer para impedirlo.

 

La ostentosa mansión del menor de los Palmer a las afueras de la ciudad, se encuentra alejada de todo brillo social, dentro de ella solo se encuentran su dueño acompañado de quien por mucho tiempo pensó era su primo, sin más servicio que la empleada más fiel que ha poseído la familia, la anciana que ha guardado con su vida sus secretos, la siempre misteriosa Regina. Están los tres sentados en la sala, callados por la resignación de no encontrar aún a Daniel, apabullados por la incertidumbre y el dolor. La lluvia se ha apoderado de la ciudad, todo se encuentra a su merced, no hay cosa bajo su influencia que no haya perecido ante la humedad. La vida parece sombría aquella noche, las esperanzas no abundan y la soledad está a la vuelta de la esquina.

 

De la nada un sonido anuncia la presencia de un visitante. Los presentes se asoman a la puerta en conjunto, pensando que es la policía, quieren afrontarlos para enterarse de la noticia por la cual han ido a encontrarles. Ninguno quiere aceptarlo, pero en sus mentes han creado la posibilidad de ya no encontrar con vida a Daniel, de llevar consigo por siempre la pena por haberle perdido. Tras ver las figuras detrás de la puerta, todos quedan sorprendidos, allí se encuentra a aquel por quien tanto han sufrido, el pequeño extraviado, sano y salvo como si nunca nada le hubiese acaecido. Antonio no puede creer lo que observa, no entiende cómo puede ahora tenerle allí, pero poco tiempo pasa para que su cuerpo corra y termine abrazando a su hijo. Se ha hincado por el príncipe de su vida, el ser por quien daría todas sus pertenencias, a él le entrega todo el calor que sus brazos cansados pueden ceder, toda la fuerza acumulada en sus músculos, mientras sus labios  besan las mejillas rosadas del rubio.-No sabes cuánto sufrí por tu desaparición… Te amo tanto, no podría vivir sin ti…- Repite más de una vez el menor de los Palmer al contemplar el rostro de Daniel. Pareciera que la vida ha vuelto a aquel cuerpo, por fin ha llegado el alivio.

 

-Yo he tenido a tu hijo todo este tiempo…- Son las primeras palabras que Javier dice, aún en el umbral de la puerta, siendo testigo de los mimos que Antonio le entrega al niño. En un principio nadie puede dar crédito a semejante afirmación, la creen absurda y sin sentido, aunque al observar el rostro inmutable de quien lo ha pronunciado, comienzan a creer dicha realidad. El eterno prometido de Palmer, su mano derecha y quien le ha ayudado a llegar a la cima, es el mismo quien secuestró a su hijo. Guillermo no es capaz de controlar la ira que nace en su interior, no puede perdonarle a aquel sujeto la intención de quitarle al pequeño, es por ello que se abalanza contra él, le derriba bestialmente y al estar sobre su cuerpo, ocupando su peso para inmovilizarlo, inicia una secuencia de golpes que terminan con el rostro de Díaz de Valdés completamente ensangrentado. -¡¡Para!! ¡¡Para!! ¡¡Él no es culpable!!- Son los gritos de Daniel y sus manitos débiles, los que detienen al hombre de ojos azules. El ex prometido de Antonio acababa de asumir su responsabilidad, era él el culpable, pero de pronto, quien se había convertido en la víctima decide defenderle, ¿qué es lo que realmente ha sucedido?

 

Cuando los ánimos ya se han apaciguado, luego de haber atendido las heridas en el rostro de Javier, todos los presentes en aquella mansión se reúnen en la ostentosa sala principal, allí sentados sobre los sillones franceses se observan directamente unos a otros, impacientes por iniciar una conversación que logre disipar cada una de las inquietudes nacidas con el encuentro anterior. –Michel me había atrapado, quería utilizarme como protección, pero durante el viaje en automóvil encontré la posibilidad de huir y lo hice. Corrí como nunca antes y logré perderle de vista. Estaba solo, pero fui valiente y recorrí la ciudad con tal de llegar a la casa de papá Antonio. Quería verle luego de tantos años, pero al llegar hasta aquí me encontré solo con la presencia de su prometido. Él dichoso me hizo entrar y me comentó sobre lo ocurrido durante las últimas horas de aquel día. Nunca imaginé que mis dos papás pudiesen unirse, olvidar todas sus diferencias y aunar fuerzas con tal de encontrarme. Esa fue una noticia reveladora, era posible una reconciliación entre ambos, quizás fuesen capaces de reconocer que jamás se habían olvidado y que siguen enamorados. Necesitaba que este falso secuestro siguiese adelante con tal de lograr mi sueño, y es así cómo solicité la ayuda de Javier. Pensé que no aceptaría, pero creo que sabía perfectamente que mis instintos eran ciertos… Su amor por papá Antonio es tan grande que es capaz de unirle a quien realmente quiere, sin importar que eso signifique perderle.- Es como el pequeño da a entender lo que realmente se escondía detrás del secuestro. No es una tarea fácil asimilar que todo lo sufrido durante esos días fue fruto de una jugarreta de un niño, una maquinación que inocentemente inició Daniel. Lo cierto es que siendo mentira o verdad, el resultado sigue siendo el mismo, tanto Antonio como Guillermo han redescubierto el romance, sus corazones se han esclarecido y ya no hay objeción alguna que pueda contradecirlo.

 

-¿Cómo podré pagarte por todo lo que has hecho por mí? Fuiste un pilar fundamental en mi vida, estuviste siempre a mi lado en los momentos que más te necesité, estuvimos a punto de ser esposos, me has amado con devoción e incluso así, decidiste confabularte con mi hijo para unirme a otro hombre, intentando nuevamente velar por mi felicidad… He hecho tan poco por ti, jamás podría recompensarte… Y ahora te marchas como si nada, me dejas y me quitas un pedazo de mi corazón con ello, y es que… ¿Cómo no podría quererte luego de tantos años juntos? Tal vez no es la forma en que te mereces, la manera en la cual te hubiese gustado, pero eres prácticamente parte de mi vida…- Pronuncia Antonio en medio de aquella enorme estructura. El aeropuerto general de la ciudad está atestado de viajeros, corriendo apresurados a sus vuelos, por sus pertenencias y familiares. Todo es un caos allí. Sin embargo, en medio de aquel desorden, se encuentran dos almas despidiéndose, separándose luego de tantos años de fraternidad. Los días han pasado, la policía se ha enterado de lo ocurrido, mientras que el menor de los Palmer ha comprado a los tribunales para dejar en libertad a Díaz de Valdés, ¿cómo podría irse a prisión alguien que buscaba hacer realidad el sueño de un niño? Los asuntos han sido resueltos y el hombre ha tomado la decisión de alejarse, de iniciar una nueva vida en un continente lejano, comenzar desde cero, purificándose y encontrando por qué vivir. Ambos corazones se encuentran rotos, no desean separarse, pero sus razones les revelan que lo mejor es la distancia, no muchas cosas buenas pueden ocurrir luego de todo lo acontecido.

 

Por los altavoces se señala el pronto despegue del avión en el cual viajará Javier. Ha llegado la hora de despedirse, de verse por última vez antes de embarcarse en una travesía que tal vez los lleve a alejarse por siempre. –Este fue el sentimiento más puro que jamás tuve… No tendrías jamás por qué pagarme, y es que todo lo hice por gusto. Los años a tu lado fueron los más hermosos, tal vez sea yo quien te deba a ti… Me diste una razón por la cual luchar, algo a lo que aferrarme y ahora que ya no lo poseo… Es mejor partir. Te deseo lo mejor de este mundo, que por fin el universo te sonría y te entregue aquello que te mereces. El mundo da muchas vueltas y quizás nos volvamos a encontrar algún día, en alguna esquina del planeta…- Es la forma en la cual Díaz de Valdés se despide. Toma las manos de su eterno enamorado y las mece mientras pronuncia con su voz grave las últimas palabras dirigidas a Antonio. Le sonríe en todo momento, como si no fuese una situación difícil, tratando de transmitirle las últimas gotas de alegría que alberga en su pecho. Poco a poco da pasos hacia atrás, hacia aquella puerta que lo lleva al punto de embarco, se marcha lentamente, viendo detenidamente los ojos marrones que tanto le embrujaron, contemplando su silueta fina por última vez. Sigue su camino decidido, resuelto a seguir sus pasos en un mundo incierto, buscando encontrar las respuestas a tantas dudas existentes en su alma.

 

Observa cómo su amigo se pierde en aquellos pasadizos, en su interior se cierne la desesperanza, contemplando la pérdida nuevamente de una de las pocas personas a las que ha querido. Quizás esta vez no fue tan doloroso como las anteriores, no como el asesinato de su tío Horacio, ni como la bala que lo separó para siempre de su madre, ¿por qué siempre debe desgraciar la vida de quienes quiere? Las fuerzas no le dan para más, sus piernas colapsan y cae estrepitosamente al suelo, las lágrimas hacen su aparición de inmediato. Son muchas las despedidas a las cuales ha tenido que afrontar, muchos le han abandonado a través de su vida. ¿Será posible que desde ahora todo pueda ser mejor? ¿Qué le depara el futuro? Nadie puede asegurarle la dicha eterna, la existencia humana es una intrincada conexión de suerte y pesares.

 

El tiempo transcurre aunque no lo desees, el sol se escapa de tus manos sin que puedas evitarlo y el momento para ser feliz debe ser determinado por ti, nada bueno llegará si sólo te quedas sentado esperando. La portada de los periódicos y revistas no dejan de señalar la misma información, aquel evento que se ha convertido en nacional, en un momento que muchos celebrarán como propio, y es que aquellos a quienes va dirigido son prácticamente estrellas de televisión. Ha sido bautizado por muchos como la boda del año, aquel matrimonio que unirá las vidas de Antonio y Guillermo Palmer. Los mejores diseñadores del país han elaborado las prendas que usarán ambos celebrantes, los chefs más consagrados en el extranjero han diseñado el menú, yendo expresamente al casamiento para preparar los manjares que degustaran los más de quinientos invitados; los ingredientes para dichos platos han sido adquiridos en los más diversos mercados mundiales, finamente seleccionados y es que nada puede dejar de brillar aquella noche, todo debe ser perfecto.

 

Muy lejos de aquel resplandor, se encuentra quien no ha tenido dicha, el que ya no sonríe al contemplar los primeros rayos del sol, la vida le ha sido difícil y tal parece que ese escenario no mejorará. Camina cabizbajo por las calles estrechas de aquel barrio, ha ido nuevamente en búsqueda de un empleo, pero luego de haber rechazado al gran empresario del país, nadie desea unirlo a sus filas. ¿Qué sucedería si Antonio toma represalias en contra de la compañía? Es lo que se preguntan quienes entrevistan a Jaime, y es que el carácter intransigente de Palmer es bien conocido por todos en el país y ser su enemigo significa la quiebra. Sus ahorros ya no dan para más, ha debido arrendar un departamento a las afueras de la ciudad, nada lujoso ni siquiera atractivo, pero por lo menos funcional. La comida debe ser como en aquellos años de su juventud, cuando solo era un vendedor y vivía con su madre en un barrio pobre. La vida da mil vueltas y siempre llegamos al punto de partida, piensa el hombre mientras se acerca a su edificio. A quien por tantos años amó sigue siendo millonario, envuelto en un mundo de lujos que él contempló de cerca, aunque jamás formó parte. Sigue al lado de Guillermo, aun lo ama luego de tantos vaivenes en su relación, mientras que él ha regresado a la pobreza, a no saber qué le depara el futuro, a amar a alguien que no le corresponde. Sigue manteniendo a Michel, lo ha llevado consigo en aquella travesía somnolienta, mas sabe que aunque le regale toda la sangre que bombea su corazón, jamás obtendrá su amor.

 

Introduce la llave en la cerradura, la gira hasta destrabar el seguro, su mundo se derrumba y sólo una pregunta ronda su cabeza, ¿qué sería de su vida si no se hubiese fijado en Antonio? ¿Dónde estaría si aquel día en la tienda no lo hubiese atendido? Todo cambió con esa decisión, con aquel enamoramiento que lo hizo vivir las penurias más grandes y todo para no conseguir nada, jamás obtuvo el corazón de Palmer y ahora ni siquiera le quiere, se ha rendido ante su mala suerte y ha enfocado sus deseos en Michel, el mismo a quien ahora desea contemplar al ingresar al departamento. Lo busca con la mirada en la sala y el comedor, allí no se encuentra, por lo que sigue con la cocina, pero sus intentos son infructuosos. Culmina en la habitación y en el baño, sin embargo no se encuentra en el lugar. Sumido aun en esa inquebrantable depresión, el moreno no ha salido en días del apartamento, es así que la preocupación se apodera de Jaime, ¿y si se hubiese enterado del matrimonio de Guillermo? Le ha escondido los televisores y los periódicos todo este tiempo, por lo que no ha podido enterarse de la noticia, aunque puede haber ocurrido un error y los rumores haber llegado a sus oídos, ¿de qué sería capaz si así fuese?

 

El viento golpea con furia la fachada de cristal de aquel inmenso edificio, una de las estructuras más grandes construidas en la nación. No hay que ser un adivino para saber a quién pertenece aquella obra, por todos lados se puede identificar la ostentosidad Palmer, la magnánima línea de quien siempre ha tenido un gusto exquisito. El edificio corporativo AGPE se ha convertido durante los últimos años en una muestra gráfica del éxito económico del país y también, en una señal potente de quién domina los destinos de la nación. Justo en la cima de dicha edificación, se encuentra un cuerpo malgastado, un ser con las últimas fuerzas que pudo acumular, un alma tan destruida y pisoteada que ya jamás podrá recuperarse, alguien que ha muerto hace ya muchos años, pero que intentó sobrevivir con sus propias reglas, alcanzar la cima sin tener miedos, pero apostó a las cartas equivocadas y ahora debe reconocer la derrota. Sus rizos oscuros sucumben ante la potencia de los vientos, agitándose endemoniadamente. Su ropa desea escapar de su cuerpo, liberarse de su dueño y seguir los designios del aire. –Aquí estoy Antonio, en tu palacio… vengo a entregarme… me has derrotado y ahora eres dueño de mi vida… Te la entrego en tus manos. Haz con ella lo que te plazca…- Michel grita a la inmensidad, a una ciudad entera, pero su mensaje es directo, enviado a una sola persona. Sus ojos no están llenos de lágrimas, nunca sentiría lástima nuevamente por su destino, eso solo queda para débiles como Jaime. El moreno se encuentra sereno, como un orgulloso samurái a punto de cumplir con su palabra, siguiendo los códigos del bushido. Alza sus manos hacia el sol, le saluda por última vez y se deja enceguecer por su brillo, encaminarse por una vereda conocida.

 

Un viaje le espera, uno que inicia en una ruinosa casa a las afueras de Puerto Príncipe, donde una mujer pare sin complicaciones al octavo de sus hijos. El cariño ya no alcanza, ni mucho menos la comida, son muchas bocas que alimentar y desde pequeño tuvo que salir a trabajar. Limpiando parabrisas, cargando frutas en los mercados, haciendo encomiendas, cualquier dinero ofrecido lo aceptaba. No tenía nada en la vida, pero tampoco podía quejarse, por lo menos  se sentía parte de una familia. Lo único que poseía fue destruido sin piedad en un terremoto, le despojaron el calor de un hogar, todos a quienes quería sucumbieron ante los escombros, muertos y olvidados. Vagó por las calles desoladas, moriría pronto de hambre y sed hasta que un soldado americano le enseñó a vender su cuerpo. James era el nombre de quién le dio a conocer que puede salir adelante haciendo uso de todos los medios posibles, sacrificar aunque sea el orgullo con tal de conseguir sus metas. A él le agradece su renacer, gracias a este militar consiguió conocer a Guillermo. El rubio hacía trabajos de solidaridad en la isla. Un día le encontró en una fila para conseguir alimento, fue él quien le sirvió en un plato usado. Contempló sus ojos foráneos y se percató de inmediato a de sus debilidades. Un ser completamente distinto, alguien que nunca luchó y sólo se dejó llevar, un ser humano que no tiene la entereza que el universo le entregó, un muñeco a quien dominar. Se pegó a su sombra como un mal demonio, pronto se enteró que tenía fortuna y todos sus sueños de grandeza nacieron allí. Le utilizaría para conseguir sus anhelos, para escalar lo más alto posible, para saciar su sed de justicia, para tener una recompensa luego de tanto sufrimiento. Sus planes no tenían inconvenientes, todo sería perfecto, hasta que un hombre se interpuso en su camino.

 

-¿Qué haces aquí? ¿Acaso estás loco?- Es todo lo que escucha a su espalda y con ello despierta de su ensueño. Conoce muy bien la voz y sólo sonríe al enterarse que ha llamado la atención de quién quería. Voltea, dejando el abismo a su espalda y ahora fijándose en un par de ojos marrones, un cabello castaño y una piel nívea, tan pálida como la arena en las playas de Haití. Sus facciones son duras, altivas como de costumbre. Antonio está allí, frente a su ser minutos antes de su muerte. –Siempre estuve a la sombra de Guillermo, entregándole el calor de mi cuerpo y la libertad de mis ilusiones… Me propuse enamorarle para así ser dueño de sus riquezas. Nunca pude poseer su corazón, como tampoco él el mío… Solo deseé su destino, sus posibilidades, mas nunca su alma. Lo utilicé como tú hiciste con Jaime, pero… para mi desgracia caí en sus mismas debilidades… -Dice el moreno mirando fijamente a quien por tantos años señaló como su enemigo. Revela los últimos secretos que su alma destruida pudo albergar, se libera de las amarras que le tienen atado al mundo terrenal, las que ya no necesita. –Aquel que nunca se doblega, quien es fuerte como el acero. Logró construir un imperio desde las cenizas… quien controla el destino de millones de personas en el país… El hombre a quien no le tembló la mano para asesinar a su propia madre con tal de proteger a su hijo… Antonio Gabriel Palmer Edwards, eres la personas más magnánima que jamás pude conocer. Quise ser como tú, todo lo que anhelé desde pequeño estaba materializado en tu figura y no pude, ni quise evitar lo que ocurriría en mi interior… Jamás te envidié, ni mucho menos te odié… porque simplemente… Te amé…- Y diciendo lo que por tantos años calló, deja que el peso de su existencia le guíe en medio de la inmensidad de la nada. Cae sin remordimientos y al estrellarse sobre el pavimento, ya todo su ser había desaparecido. Somos un cúmulo de recuerdos, vivencias que lentamente van formando eso a lo que llamamos esencia. Su vida acabó en ese momento, pero su recuerdo dio vueltas en la cabeza de Antonio por mucho tiempo, tal vez hasta su muerte.

 

El perímetro fue acordonado por la policía mientras los médicos forenses realizan su trabajo. Se creó una gran conmoción luego del suicidio de Michel, muchas personas que estaban alrededor quedaron perturbadas ante tal escena y no pasó mucho tiempo para que los periodistas llegaran buscando ser los primeros en informar tal suceso. A aquel desorden llega Jaime, quien tuvo que enterarse por medio de los noticieros sobre el fatal desenlace de su amado. -¡¡Déjenme pasar!!- Grita desesperado a los policías que le impiden el ingreso al lugar donde aún se encuentra el cadáver del moreno. No eran parientes, ni siquiera pareja, no hay ningún vínculo al que pudiera alegar para verle, solo el cálido sentimiento que alberga en su pecho.

 

–Permítanle entrar…- Se escucha a lo lejos, y como por arte de magia se le admite pasar. Mientras deja atrás a los efectivos policiales, comienza a divisar el rostro de quién le ha autorizado para ver a su amado. No puede creer que aún tenga el descaro que estar parado frente al cuerpo sin vida de Michel, luego de todo lo que hizo para destruirle. Decide callar ante las represalias que pudiera sufrir, solo atina a arrodillarse ante aquel plástico que cubre el cadáver. Las lágrimas no tardan en repletar su rostro varonil, se deshace en un mar incontenible de tristeza, una que nace muy en el fondo de su alma y se derrama en forma de llanto. Ha quedado solo nuevamente, a la deriva en un mundo hostil y sucio. Ya no posee familia, ni amigos, ni mucho menos una pareja, lo único que le quedaba está ahora tendido sobre el piso, inerte y frío. Toma el plástico e intenta levantarlo, quiere ver por última vez el rostro del moreno. Sin embargo, siente el calor de una palma impidiéndole que prosiga. Le ha tomado por la muñeca, pero no ha sido el tacto el que le ha sorprendido, sino que el aroma que llega hasta su nariz. Lentamente levanta la mirada y se encuentra con una divinidad, un ser que ya sentía lejano, pero que con tal acto le hace recordar su mundanidad. –No querrás verle en ese estado… Recuérdale como siempre fue.- Dice un Antonio sereno, conciliador y hasta un tanto amable. Observa un brillo extraño en sus ojos, algo que pocas veces pudo sentir en él en aquellos años de compañía. Pena, empatía por el dolor ajeno, eso es lo que puede divisar en sus ojos. Se siente pequeño ante tal gesto, pero es dicha tristeza la que provoca que su sangre hierva, el coraje invada su ser por completo y esté a punto de explotar.

 

Se queda a un lado de Michel, haciéndole vigilia, como si esperase que se levantara de allí y ambos se fueran juntos a su hogar. No quiere dejarle solo, sin embargo el servicio forense pronto se lleva el cadáver y Jaime debe quedarse solo. No impide que lo alejen de su lado, es tanta la conmoción que permanece llorando, hincado en el mismo lugar sin hacer más. La multitud comienza a dispersarse, pero una persona se queda allí, justamente a quien quisiera no ver jamás. –Tú fuiste quien destruyó mi vida, si no te hubiese conocido no estaría sufriendo tanto… Todo lo que tocas lo contaminas con tu inmundicia. No me mataré, no te daré aquel placer… Seguiré adelante aunque esté en el abismo.- Grita colérico el hombre, dirigiéndose a Antonio como si se tratase del mismísimo demonio. Utiliza la aparente debilidad de Palmer para atacarle, quiere que sienta por primera vez las consecuencias de sus actos, lo que le ha hecho sufrir a tantas personas. –Lo siento…- Es todo lo que recibe de respuesta antes de verle marcharse. Se aleja en medio del gentío como cualquier otro, como uno más que ha tocado su vida. Lo que comenzó como un accidente ha terminado como inició, como dos desconocidos viviendo sus vidas, sin preocuparse de la fortuna del otro. Por fin han roto su conexión, ya nada les une, todo se ha acabado con una disculpa.

 

Abre sin ganas la puerta, acaba de llegar a casa, donde debería sentirse a salvo, pero para su pesar el agobio que le aqueja no desaparece allí. Antonio ha quedado malherido, sangrando de una herida muy profunda en su ser, maltrecho por los acontecimientos vividos. Michel acaba de confesarle su amor justo antes de suicidarse, mientras que Jaime le ha recordado todas las fechorías que ha cometido, todo el sufrimiento que ha provocado al resto. Por su mente transita Daniela, la madre de su hijo adoptivo, aquella que le robó el amor de Guillermo y que por ello decidió arruinar su vida. La humilló de mil maneras hasta que al sentirse acorralado, la atropelló sabiendo que se encontraba embarazada. Si ella murió fue gracias a su ataque. Su mismo primo sufrió a mares al verse alejado de su enamorada, tuvo una recaída en su enfermedad, afrontó solo la muerte de su padre y al regresar luego de haberse alejado de tanto sufrimiento, tuvo que combatir con su sed de poder, con sus ínfulas de hombre poderoso. No hay que nombrar lo que le hizo a su propia madre, quien siendo una asesina, no se merecía una muerte de aquella calaña, no de las propias manos de su hijo. Utilizándole, llevó a Francisco al abismo creado por la venganza de Estela. Ahora vive un infierno en la cárcel, el que no acabará hasta el final de sus días. Michel sucumbió ante su imagen, obsesionándose con él y llevándolo al suicidio. Sin embargo, si hay alguien que ha sufrido más que todos los anteriores, que tal vez siga haciéndolo hasta su muerte, es Jaime. Le engatusó convirtiéndose en su primer amor, lo utilizó para conseguir lo que quería, nunca le entregó lo prometido y le permitió seguir a su lado sabiendo el daño que eso provocaba en su debilitado corazón. Cuando intentó alejarse de su lado, puso todas sus fichas en el moreno, y hoy acaba de perderle debido nuevamente a sus actos. ¿Cómo puede vivir alguien con tanto cargo de conciencia? Tan solo al cerrar la puerta tras de sí, cae estrepitosamente al suelo y las lágrimas no dejan de aflorar de sus pupilas. Ha llegado el momento de entender las consecuencias de sus actos, de refugiarse en los buenos recuerdos que ha creado en su vida. Muy a su pesar, no ha elaborado ninguno.

 

Escucha un fuerte ruido en la planta baja de la mansión Palmer. Guillermo y su familia han vuelto a vivir en aquella estructura, por fin se han unido y desean comenzar de nuevo en aquel lugar que tantos recuerdos les trae. Está preocupado, por lo que baja las escaleras y al caminar hacia la entrada se encuentra con su futuro esposo tendido en el suelo, derramando las lágrimas más ácidas que jamás le haya visto. -¿Qué te sucede? ¿Qué te han hecho?- Le pregunta al mismo tiempo que se hinca para abrazarle. Verle en aquel estado le hace sufrir de la misma manera que a él le hubiesen dañado. –Michel se ha suicido ante mis ojos… Le he destruido la vida a Jaime y… sus palabras me han hecho entender todo el sufrimiento que he causado. ¿Cómo puedo intentar ser feliz luego de lo que he creado?- Le responde Antonio. No ha visto los noticieros, ni siquiera ha revisado su celular y es por la voz de su amado que se entera de la muerte de quien fue su amante por tantos años. Transcurren unos minutos en silencio, debe entender aun lo que ha sucedido.

 

-¿Papis? ¿Qué sucede?- Aparece de la nada una voz tierna. Daniel encuentra a sus padres abrazados en la entrada de la mansión, desconcertados y sufriendo. El corazón inocente del niño no logra soportar ver a quienes ama en aquel estado, por lo que va en su rescate. –Mi pequeño… ¿Cómo puedes tratarme de tu padre luego de arruinarte la vida? Yo… yo… soy el culpable de que no hayas conocido a tu madre…- Pronuncia Antonio al tener cerca el rostro de su hijo. Le acaricia las mejillas con sus pulgares, mientras él sigue sumido en el suelo, abatido y reconociendo toda la miseria que ha hecho. Ya no puede pensar como niño, hace mucho que la ingenuidad le ha abandonado y solo puede creer en el rechazo de Daniel al enterarse de lo ocurrido con su madre. Es por ello que se sorprende cuando el niño se sienta en su regazo  y le abraza de la misma manera como Guillermo lo ha hecho desde hace un par de minutos. Los tres se encuentran allí, en un rincón solitario y frío, pero acompañándose, generando el cariño necesario para sanar hasta el más ermitaño de los corazones. –Te amo y nunca podré cambiar eso… Para mí eres mi padre, gracias a ti logré sobrevivir los primeros días de vida… No importa qué haya sucedido, yo solo sé que jamás te abandonaré…- Prosigue el pequeño antes de besar fuertemente la mejilla de Antonio. Le toma el mentón para que su padre pueda ver la enorme sonrisa que le regala. Su rostro rosadito, sus ojos grandes y brillosos, todo su cuerpecito pequeño le entrega amor. Palmer se refugia en su mirada y solo así logra eliminar toda tristeza en su corazón, todo resquemor y cargo de conciencia. El alma pura de Daniel es capaz de limpiarle y solo así, sintiendo el calor de esta nueva familia se da cuenta que ya nada es importante, que la vida seguirá su curso y que sólo debe combatir día a día para convertirse en una mejor persona, aprendiendo de sus errores y jamás rindiéndose. Seca sus lágrimas y besa el cabello rubio de su hijo, le agradece la sabiduría, la inocencia que le ha vuelto a la vida. Luego levanta la mirada y se encuentra con el hombre a quien siempre ha amado, con quien desea vivir por siempre. Es tan afortunado de tenerles, que nada podrá derrumbarle nuevamente. Abraza a las razones de su existencia y promete desde lo más hondo de su corazón, que hará Lo que Haga Falta para hacerles felices…

 

 

 

 

~~*~~*~~*~~*~~*~ ~          FIN     ~~*~~*~~*~~*~~*~~

Notas finales:

Y en español es Gracias!!!

Espero que todos sus sueños se realicen y que siempre sean felices!!!


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