Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Lo que Haga Falta por jotaceh

[Reviews - 111]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Como dice en las advertencias del fanfic... éste contiene lemon (bueno, quien esté acostumbrado a lemon se dará cuenta que es bastante básico... pero es lemon al fin y al cabo jajajjaja xD) Por lo que les advierto en un principio... si aun así quieres seguir leyendo... pues muchas gracias y espero sinceramente que te siga gustando :3

CAPITULO II: Las apariencias engañan.

 

Unos zapatos cafés corren rápidamente, buscando evitar a cada persona que se interpone en su camino. Sin importarle lo que la multitud ahí reunida pudiera pensar, Antonio corre desesperadamente en búsqueda de un refugio donde poder derramar aquellas lágrimas que intentan brotar de sus tristes ojos. Aquella imagen, aquella escena en donde ve a su amado primo abrazar a aquella que hace tanto tiempo dio por perdida, por superada en su camino hacia el amor. Sin pensarlo dos veces ingresa al baño, que vacío oye los pasos del muchacho hacia el más lejano de los cubículos y tan sólo al escuchar el pestillo cerrar la puerta, logra sentirse en intimidad y sin más deja que su pesar inunde sus mejillas, invada su barbilla y conquiste su cuello. Aquel dolor que comenzó en su pecho y se estancó en la garganta, logra salir airoso y expandirse como un eco dentro de la habitación. Aquella imagen, Guillermo y esa niña, el dolor de sentirse nuevamente rechazado, sentir que aun cuando haga el mayor de los esfuerzos jamás podrá conseguir el amor de su vida profundizan aún más la agonía de Antonio, quien se deshace en lágrimas y llantos en aquel reducido lugar, sentado en el suelo y mirando fijamente el techo, implorando un poco de compasión.

 

-¿Y cómo puedo creer esa historia? He pensado todo este tiempo que me rechazaste por la diferencias sociales entre nosotros, pero ahora me quieres decir que todo lo hiciste para ahorrarme el sufrimiento de verte en aquel estado, pero ¿nunca pensaste que yo hubiese querido estar a tu lado y que nunca hubiera sufrido? sino que al contrario, hubiese estado dichosa de ayudarte, porque es eso lo que significa el amor… pero ni siquiera confiaste en mí ¿y ahora piensas que te perdonaré y viviremos nuestro amor nuevamente? No seas ingenuo Guillermo, lo que tu hiciste no lo puedo perdonar tan fácilmente.- Daniela contiene el llanto que busca inundarla y es que no quiere volver a verse débil delante de aquel chico, sufrió mucho cuando la abandonó sin darle motivos y ahora no caerá tan fácilmente en sus garras. –No te pido que me perdones, sólo quiero que sepas la verdad, sé que no estuvo bien, pero ponte en mi lugar, no me sentiría bien si hubieses seguido a mi lado por lástima--- ¿Lástima? ¿Cómo puedes crees que hubiese sentido lástima por ti si yo te amaba? Realmente fuiste muy débil y sólo buscaste tu bienestar, nunca pensaste en mí.- El muchacho no tiene palabras para responderle. Muchas noches pasó en vela pensando en qué hubiese sucedido si siguiera a su lado, pero siempre llegó a la conclusión que fue la decisión correcta, debía sacrificarse por ella, para que así no sufriese. Daniela lo observa detenidamente buscando encontrar las respuestas a sus dudas, pero enmudece, sólo se dedica a observarla. Hace mucho que no la tenía tan cerca, hace mucho no podía sentir aquella fragancia que expide su cuerpo, aquel que lo enloquece. Sin siquiera poder impedirlo, su cuerpo se mueve casi por voluntad propia y delicadamente toca las mejillas de Daniela, acariciándolas con sus pulgares, tan dulcemente que ella no puede resistirse y tampoco pudo al beso que vino después, aquel que la devolvió a la vida tras años de agonía y pesar.

 

Ha terminado su jornada de trabajo y se dirige al baño para poder tomar algo de agua. Jaime está muy cansado y se nota en su semblante, todo el día ha tenido que estar de pie y al ser fin de semana, la clientela ha sido mayor, pero si hay algo que puede rescatar es el haber conocido a aquel muchacho, a Antonio, quien ha logrado algo que nunca nadie había podido hacer, ni siquiera Daniela, la chica que por años le ha gustado, desde que ambos eran compañeros de colegio. Mientras camina saca su celular para poder ver la hora, las 18:30, pero lejos de enfocarse en esto se acuerda del último número que ha agrado a sus contactos y es que no hay ningún concurso en la tienda donde trabaja, todo lo que le dijo al menor de los Palmer fue un táctica para hacerse de su número. -¿Lo llamo ahora mismo o será muy notorio mi interés en él?- es lo que piensa mientras abre la puerta del baño, el que como siempre está vacío, pero de repente un fuerte ruido interrumpe sus pensamientos. En el fondo de la habitación emanan los llantos más desgarradores que ha escuchado en su vida. Impresionado camina en la dirección que le dicta aquellos sonidos y así llega frente al cubículo en cuestión. No es de su incumbencia, y nunca le ha importado mucho lo que otros pueden sufrir, pero esta vez es distinto, algo dentro de él le obliga a tocar la puerta para ofrecer su ayuda, pero no escucha respuesta alguna. –Disculpa, sé que puede ser impertinente, pero por favor deja de llorar, me partes el alma… te lo reitero, si hay algo que pueda hacer por ti, sólo dímelo…- Pero nuevamente el frio silencio invade el lugar. Así se da por vencido y decide marcharse del lugar, si quien sufre no es capaz de pedir ayuda, simplemente ya no tiene nada más que hacer ahí.-Un beso… sólo te pido un beso…- como un relámpago estas palabras inundan cada rincón de la habitación y calan hondo en Jaime, quien impresionado voltea inmediatamente al escuchar que la puerta por fin se abre y aún más impactado queda cuando ve de quien han brotado aquellas palabras. Lentamente la figura delgada y esbelta de Antonio comienza a salir del cubículo, dirigiéndose a Jaime viéndolo detenidamente a los ojos, inundando cada uno de sus pensamientos y emociones. Una vez frente a él, algo cambia, su mirada se vuelve salvaje y aquella ternura, el resplandor inocente de su mirada se difumina, perdiéndose en el horizonte. Como si se tratase de una bestia asechando su presa, eleva sus manos hasta llegar al rostro de Jaime, tocando con la punta de sus dedos los rojos y gruesos labios del vendedor, quien estremece al más mínimo contacto. Como llevó sus dedos a sus labios, su propia boca llega frente a frente a la del vendedor, incitándolo para que sea él quien comience lo que ambos saben que debe suceder. Su ojos fijos en aquella boca carmesí, redonda y suculenta, tentándolo cada segundo de aquel momento, termina por convencerlo y sin siquiera pensarlo besa a Antonio, viajando directamente a las nubes.  

 

-No sabes cuánto deseé volver a sentir tus labios. Sé que no lo merezco, pero dame una oportunidad para volver a recuperar tu corazón…- Daniela escucha esto aún impávida por aquel furtivo beso, el que la ha hecho regresar a aquella época de ternura y amor, cuando todo parecía sonreírle, pero eso ya no existe y Guillermo no puede regresar ahora intentando reconstruir lo que él mismo destruyó.- Ya es muy tarde y me ha costado mucho rehacer mi vida después de todo lo que sufrí por tu culpa, si te queda algo de amor hacia mí, te pido que no me vuelvas a buscar. Verte no me hace bien…- Y sin decir más, voltea para ingresar raudamente al supermercado, volverá a su puesto de trabajo e intentará olvidarse de lo que acaba de suceder, aun cuando sabe que le será imposible. Mientras Guillermo queda abatido, son muchas emociones fuertes para un solo día, y es que aquella muchacha provoca en él algo que nunca nadie ha podido, ni siquiera su querido primo. Dolido decide no insistir más, y es que ver el dolor en los ojos de Daniela, lo han hecho recapacitar y darse cuenta que quizás su oportunidad ya se ha extinguido, y no puede seguir haciéndola sufrir más, quizás sea hora de olvidarse y seguir adelante también.

 

 

Sus labios juegan apasionadamente con los de Jaime, Antonio intenta sentir hasta el más mínimo centímetro de la boca de aquel muchacho, quien se ha convertido en el primero que ha logrado besarle. Y es él mismo quien termina con el ósculo e impresionado lo observa directamente a los ojos, realmente a Jaime le ha gustado aquel momento, pero no entiende cómo ni por qué ha sucedido, ¿será que le está tomando el pelo aquel muchacho de dinero? –Despreocúpate, sólo quería saber a qué sabe tu boca, ¿O acaso no te gustó?- Antonio pregunta indagando en cada momento los grandes ojos pardos del vendedor, quien aún más impresionado responde -… eso… eso significa que… ¿te gusté? O sea que… ¿Podría suceder algo más entre nosotros?- y mientras el Palmer escuchaba esto, una pícara pero sensual sonrisa se dibujaba en su rostro. Y así, igual a como lo hizo la vez anterior, se acerca lenta y parsimoniosamente, como un jaguar acechando la presa, depositando en el piso finamente cada pie, hasta estar en el mismo lugar que Jaime, quien por primera vez se ve indefenso, temblando a cada centímetro que se acorta la distancia entre ambos. Y sin siquiera prevenirlo, siente como los delgados y largos dedos de Antonio comienzan a tocar su pecho, aquel que ha logrado colocar duro tras horas de ejercicio y que en este momento, no logran protegerlo del invasor, quien sigue acariciándolo mientras sus dedos bajan lentamente, como si su camino estuviese prefijado. -¿Qué… qué se supone que… estás haciendo? Alguien puede entrar en cualquier momento--- ¿Entonces quieres que me detenga? Yo pensaba que lo estabas disfrutando, digo… hay algo que te delata- La infantil voz de Antonio le menciona esto haciendo un ademán para que pudiese ver la erección que había logrado en él tan solo al comenzar a acariciar su pecho. Avergonzado el chico trata de disimularlo, pero en este momento se da cuenta de lo débil que se ha mostrado, usualmente cuando alguien se le insinúa de tal manera, él no duda en comenzar raudamente a actuar, pero esta vez es distinta, realmente Antonio Palmer lo desequilibra.

 

Cansado Horacio ingresa a su oficina junto a su siempre fiel cuñada Estela, quien al ver su chaqueta colgada en el espaldar del sillón recuerda aquella extraña escena vivida con Fernán. -¿Tú confías ciegamente en Fernán? Porque lo encontré hace algunos momentos viendo extrañamente tu chaqueta, te aconsejo que la revises, no sea que te haga falta algo- Siempre aquel acento intrigante de la mujer ha logrado crear en él unos escalofríos que sólo puede sentir en momento de miedo, no sabe la razón, pero algo en las actitudes de Estela no le dan buena espina, aunque nunca ha hecho nada para ganarse su desconfianza, es por eso no le toma mayor atención. –No me hace falta nada y es que no creo que un alto ejecutivo de la empresa pudiera hacer un robo tan estúpido como éste, mínimo podría desfalcarla, pero robar unos cuantos pesos… es irrisorio- Comenta el gerente general de la empresa, quien con carcajadas observa el rostro inmuto de su cuñada, realmente siente que es estúpido creer eso. Estela ve de muy mala gana a Horacio, si hay algo en este mundo que no soporta, es que alguien se burle de ella. –Entonces si no es un ladrón, es un admirador secreto, ¿será que al estar tanto tiempo a tu lado se ha enamorado de ti? Porque ser tan leal a ti o significa que quiere lograr algo con tu amistad, o simplemente te ama. Está atento, estoy casi segura que es la segunda opción-. Creada la duda en Horacio, se marcha como siempre, con aquel paso largo y fino, como si no existiera piso y flotara sobre nubes dispuestas a sus pies. Palmer se deja caer en su sillón sin ganas, pensando detenidamente en lo que Estela le ha comentado, ¿será Fernán homosexual?

 

 

Mirándolo detenidamente a los ojos decide tomarlo por la cintura y besarlo con toda la pasión que lo inunda en ese momento. Jaime olvida el lugar donde se encuentran, en la posibilidad que existe que en cualquier momento alguien ingrese al baño y los descubra in fraganti. Así, de besar su boca, pasa a besar su cuello, el que explora por completo, inundándose con la fragancia que desprende aquel cuerpo, que caliente también lo incita al tacto. Antonio levanta su polera y comienza a buscar el cinturón que mantiene erguido aquel pantalón, que en estos momentos les estorba. Una vez encontrado, comienza a destrabarlo con dificultad, ya que mientras sus manos se han hecho de esta labor, sus dientes muerden sensualmente el lóbulo de la oreja derecha del vendedor, quien ya completamente concentrado, no se inmuta al emitir un pequeño gemido, y es que aquel cuerpo, aquel muchacho que apenas conoce lo provocan de tal manera, que nunca antes en su vida había estado tan excitado y deseoso de penetrar a quien tiene justo en sus brazos. No hay mujer alguna que haya logrado tal estado en él, pero trata de no pensar en ello y se dedica por completo a la deseada tarea. Tras unos minutos de ajetreo, Antonio logra destrabar el cinturón y rápidamente el pantalón cae, dejando a su dueño sólo con su ropa interior. Sin pensarlo el menor de los muchachos toma el calzoncillo de Jaime y lentamente comienza a bajarlo, para dejar libre el erecto falo, que airoso se muestra ante Antonio, quien por primera vez se queda quieto sin saber qué hacer. Hace unos minutos ha dado su primer beso y ahora está a punto de perder su virginidad con quien apenas conoce, ¿cómo se supone que debe actuar? ¿Qué debe hacer? Es algo que no sabe y ya no tiene más recursos en su imaginación como para poder seguir. Jaime se da cuenta de la mutes de su acompañante y por eso, decide hacer lo que mejor sabe hacer, tomar la iniciativa. Rápidamente le quita la polera y el pantalón, como si la vida dependiera de ello. Estando ambos completamente desnudos ahora, abraza fuertemente a Antonio, presionando inquietamente la erección en su delicado cuerpo, el que se estremece al darse cuenta lo que realmente está haciendo, pero estos miedos se disipan cuando la fuerte y varonil mano del muchacho comienza a tocar su tersa piel, descubriendo su torso con movimientos leves y delicados. Una vez sin polera, acaricia delicadamente aquellas rosadas protuberancias que se muestran firmes en medio de su pecho, y que comienzan a producir en él una sensación que nunca antes había experimentado, algo que no podría nombrar, pero que su cuerpo hierve de ansias por saber.

 

Los lentos pasos que da Guillermo demuestran cómo se siente. Unos minutos vio a su amada y nuevamente tuvo que dejarla ir, si fuese otra época, él pelearía por su amor, pero ya no tiene las energías para hacerlo. Aquella dura enfermedad le ha quitado todo, incluso el amor. Ha decidido entrar nuevamente al mall para pensar un poco, pero cuando pasa frente a una de las tantas tiendas recuerda que él no estaba solo y que quien lo acompañaba lo vio besando a Daniela. En aquel momento sólo pensó en ella y ni siquiera quiso darle importancia a las lágrimas que vio en los ojos de su primo, realmente aquella chica le quitó la respiración y no pudo pensar en nada más. ¿Estará todavía allí? Pero, si lo encuentra ¿qué le dirá? Ahora se da cuenta de lo mal que estuvo, sabe perfectamente que él no es cualquier persona, y que si hay alguien que lo ha apoyado en su enfermedad ha sido él. Se sienta melancólico en una banca y allí levanta su cabeza para ver detenidamente el techo del lugar. Así su mente comienza a llenarse de imágenes y por fin se da cuenta de algo que no había percibido, o que realmente, no había querido percibir. Es evidente el amor que profesa Antonio por él y ahora está seguro que no es de primo, sino que lo ama como un hombre. -¿Por qué te tuviste que enamorar de mí, si sabes que no puedo corresponderte?-

 

La ruda mano de Jaime agarra apasionadamente la pierna de Antonio, para poder hacerle sentir más fuertemente su erecto pene. – No tengas miedo, seré lo más delicado posible… pero si no quieres, podemos quedar hasta aquí… ----- No, no es eso…. Tú… sólo sigue y no te preocupes de mí, yo estaré bien…- Pero estas palabras las dice de tal manera Antonio, que ni siquiera él logra convencerse, pero es que no quiere retractarse, sentirá lo que es estar con un hombre y lo hará hoy, si Guillermo nunca ha de amarlo, él es libre de hacer lo quiera. – ¿Te duele?...- Jaime se preocupa en cada momento de su acompañante, especialmente ahora que comienza la laboriosa tarea de iniciar al muchacho en las artes del sexo. Lentamente con sus dedos intenta preparar a Antonio para que luego no le duela la penetración y así, cuando siente, o más bien presiente que está listo, ya que en realidad ninguno de los dos sabe muy bien qué es lo que hacen; decide comenzar. Cuidadosamente comienza a ingresar el falo en el estrecho sector de Antonio, quien trata de no demostrar el dolor que comienza a sentir, pero un leve gemido lo delata. Jaime, sintiéndose culpable, decide besar su boca desenfrenadamente. Cada centímetro que logra conquistar en él, provoca tanta excitación y gozo, que no podría detenerse allí, como una droga, siente que al tenerlo una sola vez, deberá hacerlo por siempre; y así, cree que debe darle el mismo goce a quien le da tal felicidad. - ¡Ah!... ya está… aaaaam… ¿puedo?- Mirando detenidamente a los ojos de Antonio le pregunta esto, y es que no quiere dañarle en lo más mínimo, pero es él, quien con una pequeña seña le da la autorización. Así comienza a moverse lentamente y con ello, a sentir cada vez un placer que muy extrañamente había sentido. Antonio en un principio se siente adolorido y quiere dejar ahí toda aquella experiencia, pero luego de un momento, los mismos vaivenes que le producían dolor comienzan a generar en él una sensación tan grata y placentera que sólo logra producir gemidos. Aquella danza la realizan dentro de uno de los cubículos, el que ocupan como guarida, y sus paredes de sostén para poder seguir disfrutando de aquel momento tan especial. - ¡Ah!... ¡Ah!... ¿te gusta?....- Jaime intenta saber cómo lo está haciendo y si Antonio experimenta de la misma manera que él, pero no recibe palabras como respuestas, sólo un largo y apasionado beso, que lejos de menguar el momento, lo intensifica. El vaivén comienza a ser cada vez más rápido, hasta el momento en que el vendedor toma la cintura de su pareja firmemente y así acaba el baile, mientras escucha los incesantes gemidos de Antonio, quien sólo le besa el cuello, mientras siente como se desliza en dirección al suelo. Todo aquello ha sido agotador y ambos terminan tendidos en el piso del pequeño cubículo, cesando y mirándose, reaccionando recién en ese momento de lo que acaba de suceder.

 

 

La noche ha llegado en la gran ciudad y las estrellas titilan alegremente en lo alto del cielo. Guillermo está sentado en el patio delantero de su elegante casa, mira fijamente la calle y es que su primo aun no llega al hogar. Cada vehículo que transita por el lugar lo observa cuidadosamente, esperando que dentro de él se encuentre Antonio. Su padre y tía aun no llegan, por lo que no ha querido llamarlos para así no preocuparlos, y es que si le preguntaran qué es lo que sucedió, debería contarles lo que su primo vio y las razones de su descontento, ¿cómo decirles que está enamorado de él y que al verlo besar a Daniela se ha sentido mal? Realmente es algo que ellos no pueden saber.

 

De repente un taxi para frente a la casa de los Palmer y de él baja Antonio, quien cabizbajo camina directamente a la puerta de entrada. No quiere ver a nadie ni menos conversar, por lo que trata de pasar desapercibido. -¿Dónde estabas? ¿Por qué llegas tan tarde?- Guillermo lo intercepta a mitad de camino y preocupado lo toma del brazo para que le responda, pero su primo ni siquiera desea verle directamente a los ojos. Sin ánimos trata de zafarse del chico, pero al no lograrlo trata de pedirle que lo deje ir, no tiene ánimo de conversar. –Sé que estás así por lo que viste y yo… quiero ser sincero contigo, porque te lo mereces. Aun cuando ha pasado mucho tiempo, sigo enamorado de Daniela y no puedo pensar en nadie más. Me gustaría corresponderte, pero…- No alcanza a terminar de decir lo que quería, cuando una fuerte bofetada le impide proseguir. –No sabes lo que siento por ti y nunca te has dado el tiempo para averiguarlo, así que no trates de hacerte pasar por el bueno de la historia, porque no te lo mereces.- Y tras decir estas palabras se marcha altivo, sin siquiera observar el gran moretón que le dejó a Guillermo en su mejilla. El chico se queda afuera, adolorido pero no tanto por el golpe, sino que por las palabras que le dijo. Nunca había visto a Antonio de aquella manera, nunca había visto sus ojos tan llenos de ira y descontrol, hay algo dentro de él que ha cambiado, siente que después de esta tarde, no volverá a ser el mismo Antonio de siempre.

 

Sube rápidamente las escaleras y se encierra en su pieza. Antonio ha tenido el peor de los días y no puede contenerse más, realmente todo se le ha venido encima y las fuerzas ya no le acompañan. Recuerda aquel beso entre Guillermo y Daniela, la manera en como su amado lo observó y ni siquiera se inmutó al ver las lágrimas caer por su rostro. Recuerda a Jaime, a quien le dio su primer beso y que a la vez le quitó su virginidad, pero que no lo ama y sólo fue un capricho de un alma destrozada. Guillermo no sabe cuánto daño le pudo causar en un solo día y tan sólo al recordar las palabras que acaba de decirle, una inmensa cólera comienza a inundar su cuerpo y mente. Enojado comienza a desquitarse con los libros, cuadernos, peluches, retratos, sillas y cojines que encuentra en su camino, todo termina en el suelo, roto o muy arrugado, pero nada de esto logra calmar la ira que lleva por dentro. No puede aguantar más y las lágrimas rápidamente comienzan a brotar, acompañadas de un profundo y sonoro llanto, que puede ser escuchado en cada rincón de la inmensa casa. Nunca antes en su vida había sentido tanta pena e ira juntas, no puede comprender como Guillermo puede crear en él tanto amor y a la vez tanto odio y repulsión. –No dejaré que seas feliz con aquella tipeja, no te he cuidado todos estos años para que ahora te olvides de mí y trates de ser feliz con aquella… No sabes de lo que soy capaz de hacer para que seas mío, ¿no valoraste mi bondad? Pues bien, espero que ahora sepas valorar mi maldad.-

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

y en inglés es Thank you!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).