CAPITULO XXXVII: Verdades.
Aprieta una copa de vino mientras recuerda aquellas palabras. Guillermo no puede sacarse de su cabeza eso que su primo le dirigió antes de ser apresado, y es que le ha lastimado enormemente, porque en el fondo sabe que tiene razón. ¿Por qué no esperó a que consumase su matrimonio? ¿Tal vez le aterraba más la idea de verle en los brazos de otro que de quedar en la pobreza? ¿Qué es aquello tan grande que le ha tenido malhumorado durante el último tiempo? La incertidumbre se cierne sobre su conciencia y no es capaz de tomarle atención a su entorno.
-¿Qué es lo que te tiene así? Deberías estar dichoso porque por fin logramos zafarnos de aquel tarado, ahora somos libres de sus amenazas… Amor, despierta, es el momento que hemos buscado por tanto tiempo.- Michel debe zamarrearlo para lograr despertarlo de su letanía. Desde hace dos días que se encuentra así, prisionero de sus ideas, como si hubiese sido él quien ha caído en la cárcel. –Ya te he dicho millones de veces que no me digas amor. Nosotros no somos nada, tú no eres mi pareja y yo no te amo, ¿comprendes?- Es la forma en que Palmer decide zafarse del agarre, intentando marcharse de tan molestosa presencia. –Entonces tengo razón, sigues enamorado de tu primo, todo este tiempo le has odiado no por culpa de sus acciones, sino que por el hecho de no estar a tu lado, ¿verdad?... Te da igual si encubrió a su madre en el asesinato de tu padre, o si te quitó la tutela de Daniel, o incluso si fue el causante de la muerte de Daniela, todo eso no es tan doloroso para ti como el hecho de haberle perdido… Me das lástima… No eres más que un mugroso perdedor…-Los ojos del moreno se llenan de furia al contemplar la debilidad en su amado, pero aquella pose le dura poco, ya que el golpe que Guillermo le propina lo derrumba por completo. –Sí… sí y mil veces sí, sigo enamorado de Antonio ¿y qué? ¿Acaso pensaste que podría enamorarme de ti? ¿De un mugroso negro? Jamás me enamoraría de alguien tan bajo como tú, mi estirpe no se mezclará nunca con la tuya….- Es como se defiende de las acusaciones de su amante. La sangre hierve en ambos cuerpos, por primera vez en estos siete años de desdichas logran desenmascararse y develar lo que son realmente, aquello que tanto intentaban ocultar.
Ha sido humillado, igualado al nivel de una basura, todo lo que tuvo que sufrir en aquella isla regresa a su vida como una pesadilla, pero esta vez es peor, porque su verdugo no es un desconocido, sino que el mismo a quien ama. Con el corazón desecho y el alma somnolienta, decide levantarse y terminar de una vez por todas con aquella farsa, con aquel intento de conseguir un amor que jamás le corresponderá. Guillermo nunca será suyo, pero antes de marcharse, deberá pagar por su desaire, por todo el tiempo que ha perdido a su lado.
No le encara inmediatamente, sino que busca primero entre sus pertenencias aquel tesoro que tan celosamente cuidaba, la bomba que le ayudará a vengar todas las penurias sufridas. Con desprecio se lo entrega, deleitándose con la intriga en los ojos de Palmer. –Lee… Date cuenta de la gran estirpe de la cual desciendes, de aquella sangre tan noble que circula por tus venas, de aquella que te une a tu amado Antonio.- Ya nada le importa y gastará lo que le queda de tiempo deleitándose con cada expresión en el rostro de Guillermo conforme se entera del gran secreto que siempre le escondió su madre.
La celda es pequeña y húmeda, carente de toda comodidad, la luz apenas se escabulle por entre los barrotes de la ventana y el frío se apodera del lugar, gran parte del día. En aquel escenario tan agreste se encuentra aquel rey caído, traicionado y humillado en uno de los días más importantes de su vida, pero no derrotado del todo. Cualquier otro reo en su condición hubiese sido abusado por los otros internos, pero el poder que le entrega el dinero y las influencias le han ayudado a evadir aquellos problemas. Unos policías pagados por Javier le vigilan cuando sale de su celda, la que además es personal, no debe estar hacinado como el común de los presos.
De repente una duda surge en su mente. Antonio llama a uno de sus guardias para asegurarse. -¿Tú sabes si aquí está recluido Francisco Álvarez?- Aquel nombre suena ya extraño en su boca, han pasado tantos años desde la última vez que lo pronunció. El atractivo pelirrojo con quien se acostó por conveniencia, la mano derecha de su madre, el asesino que le ayudó en sus terribles actos, aquel hombre sigue recluido allí. –Efectivamente, está en este complejo carcelario, aunque no creo que sea el mismo hombre que usted conoció, es por lo menos la mitad de lo que pueda recordar…- Es la forma en que el hombre le responde. No entiende muy bien a que se refiere, pero no le da mayor importancia. Le pide que le deje salir, quiere ir a visitar al pelirrojo, todavía hay algunos asuntos que le gustaría finiquitar.
La celda es deplorable, el olor nauseabundo y a leguas se nota que más de cinco personas duermen allí. Ha de ser un suplicio la subsistencia en aquel lugar, el imaginar que lleva más de siete años encerrado le dan a entender que no se encontrará con el mismo Francisco que conoció. -¿Qué? ¿No te gusta la creación de tu madre?... Menos mal que mataste a esa perra, de lo contrario yo hubiese quedado peor.- Es lo que aquel despojo humano le dice tan solo al verle. El menor de los Palmer no ha cambiado en nada, en cambio él, ya ni siquiera parece humano. Tras traicionar a Estela, ésta le pagó a ciertos reclusos de la cárcel para que se encargaran de él, les pidió que lo mataran poco a poco, que le fueran cortando miembro por miembro, hasta que quedara hecho un esperpento. Así es como el hombre le explica la razón por la cual hoy en día no tiene orejas, ni el brazo derecho, ni algunos de los dedos de la mano izquierda, incluso sus pies ya no existen. Luego de todo lo que ha tenido que vivir, Antonio no es fácil de sorprender, pero esto le supera, es algo fuera de toda humanidad. –Si no me hubiera enredado contigo, nada de esto hubiera pasado… Yo no me hubiera interpuesto en el camino de Estela y quizás hoy sería alguien normal, libre y feliz… Tú fuiste el causante de todas mis tragedias…- Le dice el preso al ostentoso empresario. Palmer pensó que podría ir a visitarle, preguntarle ciertas dudas que hasta hoy en día tiene sobre lo sucedido con su madre, pero pronto se percata que no puede seguir en ese horroroso lugar. Será mejor olvidar ciertamente el pasado y no seguir escarbando más.
Se da media vuelta e intentando huir escucha nuevamente la malgastaba voz del pelirrojo, sus palabras le detienen en seco. –Yo he sufrido siete años, pero no he sido el único… ¿Cómo crees que Guillermo se enteró de todos tus secretos? ¿Quién crees que le contó que encubriste a tu madre tras saber que ella había asesinado a Horacio? Esa revelación fue la que terminó por convencer a tu primito que debía odiarte… No iba a permitir que te salieras con la tuya, que no tuvieras tu castigo tras utilizarme… ¿Cómo se siente perder al amor de tu vida?- El pecho del hombre se detiene de pronto, no puede dar crédito a nada de lo escuchado. Siempre sintió extraña esa repentina aversión de Guillermo, aquel rotundo cambio que experimentó tras llegar del extranjero. Ahora sabe que antes de visitarle, fue a escuchar las intrigas de Francisco y fue él quien le convenció que debía vengarse. Había olvidado por completo la existencia del pelirrojo, por ello jamás imaginó que todo lo sucedido estos últimos años en su vida había sido fruto de aquel hombre. –Mi madre pensaba que la muerte era el peor de los castigos, pero si hay algo que he aprendido, es que no hay nada peor que vivir una pesadilla… ¿Crees que conseguirás algo de mi tras esto? ¿Crees que me ofuscaré y te mandaré a matar? Pues olvida toda esperanza de librarte de este infierno… Muy lejos de lo que esperas, haré hasta lo imposible para que vivas por muchos años sumergido en esta miseria… Recordarás mi rostro y el de mi madre por la eternidad, mientras te sigues pudriendo… ¡Larga vida Francisco!- La liviandad de sus palabras logran aterrar al preso, quien todavía guardaba la esperanza de poder morir pronto, porque lo que tiene de vida, no puede ser considerada como tal. La mirada penetrante de Antonio le hiere profundamente, mostrando su supremacía como lo hacía la mismísima Estela, ciertamente es su hijo, su vivo retrato.
Las horas transcurren en la cárcel y Javier se abre paso entre aquellos estrechos pasillos. Llega hasta la celda de su amado y allí lo encuentra, sumergido en un mar de pensamientos. -¿Puedes creer que después de todo lo que he hecho por este país me paguen de esta manera?- Es la forma en que Palmer rompe el silencio. Se levanta de aquel precario catre en el que estaba recostado y se dirige lentamente hacia su prometido. –Si esta gente no me quiere entre ellos, tampoco deberá querer lo que les entrego… No van a preferir la comida que produzco, ni asistirán a mis supermercados, no querrán ir a trabajar a mis minas en el desierto, ni volar en mi aerolínea, no se vestirán con la ropa de mis tiendas de departamento, ni verán la programación en mi televisora, mucho menos se deleitarán con la música de mi discográfica… - Sus delicados dedos comienza a acariciar el rostro de Javier, quien entiende perfectamente lo que el hombre tiene en mente. -¿Cómo quieres que explique tan repentina paralización?- Pregunta un tanto reacio a las consecuencias de sus ideas. -¿Qué explicación? ¿Acaso debo dar cuentas de lo que hago con mis pertenencias? Si ellos osaron a encerrarme en esta porquería, ahora deberán asumir las consecuencias… Vamos a ver cuánto tiempo dura esta mierda de país sin mi dinero…- Es la forma como da por finalizada la discusión, se hará lo que él quiera, ni más ni menos.
Horacio Augusto Palmer Von Willenbrand, es lo que dice aquella inscripción en el mausoleo familiar. Se supone que ese nombre era el de su padre, quien siempre se sacrificó por darle lo mejor, especialmente luego de la muerte de su madre, pero en realidad se murió sin saber la verdad, sin enterarse que era el hijo de una sirvienta con quién sabe qué hombre, que no es más que una mentira, un engaño de doña Teresa. Guillermo se rinde ante el secreto de aquel diario y reconoce frente a la tumba de su querido padre que todo ha sido una farsa. No es un Palmer, no es digno de llevar uno de los apellidos más prestigiosos del país, ni mucho menos ser dueño de lo que queda de la fortuna familiar. Ahora puede percatarse de por qué nunca pudo superar a su primo, porque simplemente Antonio si lleva la fuerza de los Palmer en sus venas, mientras que él es tan solo un pobre recogido. ¿Con qué poder le arrebató lo que le correspondía por derecho propio? ¿Cómo puede ahora administrar las empresas sabiendo que no le son realmente? Un tremendo vendaval se ha desatado en su interior, el estar sumergido en la desdicha y ahora enterarse que no es lo que creía ser, le han vuelto a recordar aquellos terribles días tras la muerte de su padre, cuando todo parecía perdido.
Abandona el cementerio bajo una fuerte lluvia. Empapado camina por las desoladas calles de la ciudad, no tiene un rumbo fijo, y es que ya nada posee, no tiene una familia a la cual recordar, no puede llegar a la calidez de un hogar, se ha convertido de pronto en un mendigo. Su rumbo se pierde entre los edificios de cristal, divagando en un mundo que no está hecho para él.
Todo parece hermoso a la luz del sol, pero basta una sola nube para empañar un día perfecto. – El desabastecimiento no solo ha afectado bienes de segunda importancia, sino que ahora comienza a verse afectado el suministro de productos de primera necesidad, como lo es la harina, la azúcar, el arroz e incluso se está viendo reflejada fuera de los mercados, con los últimos cortes de suministro de agua potable… Se prevé que en las próximas semanas el precio de la electricidad suba en un quince por ciento, lo que aun así no asegura una buena distribución a nivel nacional… Los conciertos de los grupos más importantes del momento han sido cancelados… Todos los vuelos desde y hacia el extranjero se han visto temporalmente suspendidos…. El país se ha vuelto un caos, la inflación se ha disparado a las nubes y nadie puede prever el futuro de la nación…- Son algunas de las noticias que habitualmente aparecen en los medios de comunicación. Han sido dos largos meses de desastre económico que tiene sumergida a la sociedad en un profundo caos. Todos saben la razón, pero no muchos se atreven a decirla. ¿Cómo un país entero puede ser tan dependiente de un solo hombre? Es lo que todos se preguntan. Los detractores de Palmer en un principio no querían asumir su importancia, pero el problema se ha incrementado de tal manera, que ya son muy pocos los que se resisten a dejar en libertad a Antonio.
-Jamás imaginé que podría llegar a estas alturas… Siempre fue alguien aguerrido, creo que lo subestimamos… Ya no hay nadie que pueda controlarlo, simplemente siempre nos ganará…- Desanimado Jaime le conversa a Michel. Ambos se encuentran desnudos en la cama, acaban de despertar luego de una apasionada noche de amor. Por mala fortuna han decidido ver las noticias, y como ya es costumbre, estos solo hablan del mal momento por el que están atravesando. Luego de la fuerte discusión que el moreno mantuvo con Guillermo, éste decidió abandonarlo y refugiarse en el único hombre en el cual puede confiar. Durante estos dos meses ambos han vivido una verdadera luna de miel, o es eso lo que Jaime quiere creer, porque muy en el fondo sabe que el haitiano solo le acompaña por necesidad, porque no hay otro lugar donde pueda refugiarse. –Ya no tenemos nada que hacer aquí… Como van las cosas muy pronto Antonio saldrá en libertad y lo primero que hará es vengarse de nosotros… No tenemos otra opción, debemos escapar antes que nos atrape…- Nuevamente Sandoval se dirige a su amante, quien al parecer ha perdido el habla. Todo lo que se ha propuesto no ha salido como deseaba. No logró el éxito en los negocios, ni mucho menos el amor de aquel rubio de ojos verdes. Nada por lo que luchó le trajo frutos y ahora se encuentra vacío. –No… yo nunca huyo, yo siempre doy la cara hasta el final… Si quiere dañarme, pues que lo haga… Yo todavía no estoy derrotado, aun poseo un as bajo la manga.- Michel hace caso omiso de los consejos de Jaime, simplemente seguirá adelante, como un guerrero samurái regido por el bushido, se entregará hasta la muerte con tal de conseguir su cometido. Ahora lo que queda por preguntar es si Sandoval estará dispuesto a seguir sus pasos.
El pequeño ingresa a la habitación con un tanto de temor, cada día en aquel hotel ha visto como poco a poco su padre se ha convertido en un verdadero fantasma. La barba le cubre la mayor parte del rostro, su mirada está perdida y siempre se encuentra recostado en aquella amplia cama. Old Edward ha quedado a la deriva, su gerente general ha abandonado el barco y se ha sumergido en lo más hondo de una depresión, la peor que ha podido sufrir. -¿Papá? ¿Qué vamos a comer hoy?...- Pregunta Daniel, pero como es costumbre no recibe respuesta. Él debe salir del hotel a buscar algo de comida por ahí, como si tuviera la edad suficiente como para valerse por sí mismo. -¿Sabes? Todos dicen que papá Antonio saldrá pronto de la cárcel… quizás si le pedimos ayuda nos podría sacar de aquí, ¿tú qué opinas?...- Y al escuchar ese nombre, el mayor de los Palmer reacciona por fin. –Yo ya no tengo remedio, pero tú tienes todo un futuro por delante… ¿te gustaría ir a vivir con él?- Y sintiéndose ya derrotado, se ha dado cuenta que lo mejor para el pequeño es irse a vivir con alguien que pueda cuidarlo, alguien fuerte y decidido que lo convierta en un hombre de bien. Resulta que toda su fortuna le pertenece en realidad a Antonio y que como él crio a su hijo los primeros años, también se merece el derecho de educarlo. Al final resulta ser que todo lo suyo es en realidad de su primo, ya nada le pertenece.
Y como era de esperar, los rumores se convirtieron en realidad. Palmer salió de prisión y para pesar de muchos de sus enemigos en los círculos de poder, hubo un verdadero mar humano a las afueras de la cárcel. Todos ven en él al salvador de sus penurias, a la única persona en el país capaz de entregarles bienestar, de procurarles un mañana prospero. Entre vítores y aplausos Antonio reaparece ante un país entero, fortalecido ya que ha demostrado de lo que es capaz, habiendo intimidado a todos quienes osaron destruirle, porque ha llegado a un nivel tal, que ya nadie puede detenerle. Los periodistas buscan sacarle alguna declaración, pero él solo camina sereno hasta su lujosa limusina, entregando tan solo una delicada sonrisa de victoria.
En la gran mansión que construyó a las afueras de la ciudad lo esperan sus más cercanos, entre los que se encuentran Javier y Regina, a quienes Antonio abraza fuertemente. Está de regreso, en gloria y majestad, por lo que invita a todos sus amigos a una gran fiesta aquella noche, todo será felicidad desde ahora.
El hombre recorre la sala saludando a sus más cercanos, mientras dibuja una gran sonrisa, fue lento, pero sus planes resultaron a la perfección. Todo estaba brillando aquella tarde, hasta que la presencia de una silueta conocida interrumpió todo. Los guardias intentan sacarle, pero el mismo Palmer es quien los detiene, quiere saber qué es lo que Guillermo tiene que decirle con tanta desesperación. –Daniel… No lo encuentro por ningún lado… Creo que lo han secuestrado.- Es lo que se puede entender en aquel discurso entrecortado por la agitación. La desesperación es real en sus pupilas, esta no es una trampa, todo es cierto, el pequeño está en peligro y este es un dolor que Antonio no puede disimular, si algo le llega a pasar, nada podría devolverle la felicidad.