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Lo que Haga Falta por jotaceh

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Notas del capitulo:

Aquí está el 6to capítulo.....

 

Espero que les guste!!!! =)

CAPITULO VI: Las coincidencias existen.

 

Las estrellas titilan sobre aquella ostentosa fiesta. Gente muy importante de la ciudad y también del país se han reunido en la casa de los Palmer para celebrar los veinte años de Antonio, aun cuando pareciera que es más una reunión de negocios que una celebración de cumpleaños. Los invitados degustan los deliciosos canapés que se han cocinado, los cuales son entregados en bandejas llevadas por uniformados garzones, todos vestidos con un oscuro traje. Horacio y Estela hacen de anfitriones mientras esperan al festejado, quien ya lleva varios minutos de atraso.

 

Daniela se encuentra aún en la entrada de la casa, viendo como a lo lejos conversan Antonio y Jaime, ambos muy apacibles. Una vez que su amigo llegó, observó cómo el menor de los Palmer comenzó a actuar extraño. De pronto le pidió conversar a solas con Jaime, explicando que quería comentarle claramente la situación, de esa forma nada sucedería mal aquella noche. Escuchó toda la explicación, pero no terminó convencida, hay algo en asas miradas que no calza con dos personas que acaban de conocerse.

 

-No sé cómo el destino puede ser tan caprichoso… pero tú no arruinarás nada de lo que he estado planificando hace tanto tiempo. Harás todo lo que Daniela te diga y luego te marcharás, como si nada… No le contarás a nadie lo que sucedió entre nosotros, ¿entendido?- Antonio le advierte claramente a Jaime que no puede contarle a nadie lo sucedido entre ellos, y es que si eso llegara a oídos de Guillermo, todos sus planes se derrumbarían. -¿Y qué gano yo a cambio de mi silencio?- El vendedor saca su voz y mirando detenidamente al Palmer le pide algún tipo de pago por no contar nada. Decididamente lo toma por el brazo para acercarlo y aclararle de esta forma que no está divagando, todo lo dice seriamente. Asustado, Antonio trata de zafarse para no levantar sospechas en Daniela, quien sigue observándolos desde lejos. –Si es cuestión de dinero puedo pagarte lo que quieras, es lo que menos me importa…---- Ese es el problema con los ricos, creen que todo lo pueden solucionar con dinero, pero lo que yo quiero a cambio es otra cosa… quiero que hagamos lo mismo que hicimos en un baño, ¿te acuerdas?- Y dibujando una sonrisa picaresca en su rostro trata de ver la reacción en Antonio, quien no puede creer lo que le han pedido a cambio. Decidido a no arruinar aquella noche, de muy mala gana acepta el chantaje, pero no se colocarán de acuerdo en ese momento, ahora deben ingresar a la fiesta y lograr que por fin Guillermo se desencante de Daniela.

 

Mirándose al espejo termina de vestirse. Se ha colocado un traje que Horacio le compró especialmente para la ocasión, de color negro a rayas, de cortes simétricos y elegantes, demostrando así la calidad del diseñador que lo elaboró. Guillermo ha adelgazado durante las últimas semanas, pero no logra verse del completo famélico, todavía puede verse fuerza en aquel cuerpo alto. Su cabello sigue siendo rubio, pero ya no es brillante, pareciera como si el sol se estuviese extinguiendo en él. Aquella barba que Estela tanto le alabó, ahora no existe, lo último que quiere es parecer un pordiosero, su piel ya lo desfavorece bastante. Mientras terminaba de arreglar su corbata se da cuenta que hay alguien en el dintel de su puerta aguardándolo. – ¿No sabes que se debe tocar a la puerta antes de…?- pero no logra terminar su pregunta, queda deslumbrado al ver a Antonio vestido de aquella manera. Su delgado y esbelto cuerpo pronuncia aún más su figura con aquellos pantalones apretados, que siendo oscuros no dejan de ser formales; una chaquetita café cubre su tronco, pero deja ver la camisa blanca que lleva debajo, siempre ha detestado abotonar las chaquetas, siente que es muy señorial hacerlo. Aquel sedoso y castaño cabello va cubierto en parte por una boina gris, lo cual logra que su rostro muestre aún más las facciones delicadas que lo caracterizan. Todos en aquella fiesta van de gala, pero a Antonio esto le molesta de sobremanera, siempre prefiere llevar un atuendo casual, que sin dejar de ser formal, no cae en la exageración de parecer ostentoso. -¿Qué? ¿Por qué me miras así?... ¿Acaso me veo muy mal?...- Antonio se sorprende por la reacción de su primo, pareciera que acaba de ver un fantasma y piensa, con justa razón, que no ha elegido correctamente su atuendo. –No… no es nada de eso… sino todo lo contrario, no me había dado cuenta nunca de lo guapo que eres… No es que haya pensado que eres feo… pero…pero…---- No sigas dando explicaciones, terminarás ofendiéndome aún más. Bajemos, todos nos están esperando- y nuevamente con una amplia sonrisa en su rostro termina animando a Guillermo, quien todavía no se sentía completamente seguro de asistir a la fiesta.

 

Todos están sentados en sus respectivas mesas, Horacio conversa tranquilamente con uno de los más importantes accionistas de Old Edward cuando siente una mano sobre su hombro y al voltear se percata que es Fernán, quien no podía faltar a una fiesta donde sabe estaría su amado. –No podía faltar a la fiesta, tengo que felicitar en persona a Antoñito.- Le menciona a Horacio mientras lo saludos cordialmente con un fuerte abrazo. Desde el día en que el gerente general abrió su corazón ante él y lloró sobre su hombro, ambos están más unidos, como dos inseparables hermanos gemelos. Ambos comienzan a conversar distendidamente, olvidándose que están cerca de las personas más importantes del mundo de los negocios y las finanzas del país. A lo lejos está Estela, quien con una copa de champaña en la mano observa vigilante la escena, como si la vida se le fuese en ello. -¿Cuándo te dignarás a confesarle tu amor Fernán? Es lo único que te falta- piensa mientras comienza a caminar, su hijo está llegando al lugar y debe ser ella quien anuncie su llegada.

 

-Atención todo mundo, ha llegado la persona por la cual estamos todos aquí reunidos. Hace veinte años di a luz al ser más hermoso que haya podido conocer, quien sólo con su sonrisa puede encandilar una ciudad completa; quien se ha convertido en la razón de mi existencia y a quien le debo la vida… Este que ven a mi lado es Antonio Palmer Edwards, mi hijo y por quien quiero que hagamos un brindis. ¡Salud por Antonio y que cumpla muchos años más!- Estela pronuncia fuertemente estas palabras y finaliza levantando su copa para que así todos la imiten. - ¡¡¡¡Salud por Antonio!!!- Responden al unísono todos los asistentes, quienes alegres observan al joven, el que no puede dejar de sonrojarse al tener sobre sí la atención de tanta gente. Una vez hecho el brindis, tanto el celebrado como su primo son sentados en la mesa principal, donde también se encuentra Horacio y Estela. La fiesta continúa a la perfección, los garzones comienzan a servir los distintos platos, cada uno de los cuales ha sido preparado con la mayor de las delicadezas, con productos seleccionados con sutileza y presentados como si de obras de arte se tratase.  

 

Una vez terminados los platillos todos comienzan a recrearse. Algunos comienzan a bailar delante del escenario, donde una conocida banda toca música ad hoc; otros conversan en sus asientos sobre política, economía o del último escándalo de le elite; y unos pocos caminan juntos por el espacioso lugar, charlando gratamente con la luna y las estrellas como testigos. Entre estos últimos se encuentran Daniela y Jaime, quienes como les ha indicado el festejado, caminan tomados de las manos mientras dan una caminata. La intención es que todo el mundo los vea y Guillermo no tenga posibilidades de no enterarse. -¿Ese es el novio de Daniela?...- Escucha Antonio la temblorosa voz de su primo, quien incómodo ha estado observando la pareja desde hace ya un tiempo. Intentando sonar sorprendido, le menciona que cuando caminaba por su casa los encontró besándose en una de las piezas, por lo que sin duda él es el susodicho.

 

La pareja ha decidido sentarse en unas bancas alejadas de todo el gentío, allí tomados de las manos comienzan a besarse, pero no logran durar mucho, ya que sólo hace falta unos minutos para que aparezca en el lugar Guillermo. Furibundo toma por el brazo a la muchacha, a quien entre zamarreos trata de que le entregue alguna explicación. –Dime… Dime por qué me engañaste… Estabas enamorada de otro y aun así decidiste quedarte en esta casa, decidiste recibir mis flores y mis cumplidos sin importante cuántas ilusiones estabas creando en mí… Y cuando me viste desvalido, acabado y postrado en una cama… te di tanta lástima que recién en ese momento te dignaste a decirme la verdad… ¿Te divertiste en tu venganza? ¿Fue chistoso verme tan débil ante ti?... No eres más que una vil zorra…- No termina de hablar cuando siente el certero golpe que Jaime le dio en la cara. Esto no estaba dentro de los planes, pero no pudo impedirlo, no podía dejar que tratase de aquella forma a su amiga. Sintiéndose ofendido, burlado y menospreciado Guillermo intenta comenzar una riña, pero sus fuerzas no se lo permiten y respirando débilmente cae al helado suelo, sintiendo cómo sus manos comienzan a temblar, su mente a divagar y todo sentido de la orientación comienza a perderse. Sin poder aguantar más Daniela cae postrada delante de él, viéndolo ahí desmayado se da cuenta que todo ha terminado y que la última posibilidad de amor con él se acaba de perder. No tarda mucho tiempo para que Jaime la abrace, justo en el momento en que Antonio llega acompañado de algunos garzones, los que toman el débil cuerpo de Guillermo y se lo llevan dentro de la casa. El menor de los Palmer observa toda la escena complacido, ha logrado lo que tanto anhelaba y ya Daniela no se podrá interponer en su camino.

 

-No sigas bebiendo Horacio, tú hijo despertará de su desmayo y seguirá adelante. Ya has vivido muchas de sus crisis, esta es sólo una más. Por favor te lo suplico, dame esa botella.- Fernán trata de calmar a su amigo, quien sentado en el borde de su cama ha estado bebiendo vino desde el mismo recipiente que la contiene. Desesperado ha cogido la primera botella de vino que ha encontrado en su cava y la ha descorchado para comenzar a beberla él mismo, sin darle a nadie más que a su tristeza y desencanto. Ahora se encuentra borracho y con una botella vacía, teniendo en frente a su gerente de recursos humanos criticándolo.  – Esto ya no es vida… Mi hijo nunca se recuperará y yo nunca volveré a rehacer mi vida junto a otra persona, me moriré triste, solo y desamparado- comienza a balbucear Horacio entre delirios de ebrio. Fernán logra apaciguarlo y convencerlo de que lo mejor será acostarse. Tratando de tenderlo sobre la cama y quitándole los zapatos se percata que podría estar haciendo realidad aquel sueño que ha tenido por tantos años. Ambos solos en una pieza, desnudándose desenfrenadamente para poder consumar su amor de forma apasionada. Pensando en esto es cuando comienza a sentir las fuertes manos de Horacio en su espalda, para luego estar envuelto por sus brazos. No sabiendo lo que hace, el hombre abraza a Fernán para agradecerle por ser tan buen amigo, pero no se da cuenta que terminan ambos acostados en la cama, uno sobre el otro, como si ambos fuesen amantes. Todo allí lo incitan, lo hacen pensar en que quizás podría consumar su amor, y Fernán siente como su sangre comienza a hervir, a exigirle que de rienda suelta a sus instintos y se atreva a hacer aquello que siempre ha deseado. No pudiendo aguantarse más, toma delicadamente con sus dos manos el rostro de Horacio y lentamente comienza a acercar sus labios a aquellos que tanto anhela, y sin encontrar resistencia termina dando aquel beso que por tantos años suplicó al cielo. Por fin siente el sabor de aquellos labios adorados, por fin puede llegar a la boca del pecado, aquella que tanto lo ha incitado día a día. Su corazón late fuertemente y su cerebro está nublado por el éxtasis de aquella noche.

 

Antonio tiene entre sus dedos la mano de Guillermo, quien aún no despierta. Lo observa detenidamente y comienza a recordar todo lo que han vivido juntos, desde que eran unos pequeños niños. Estela, su padre y él solían vivir en un lujoso departamento en el centro de la ciudad, y es en ese lugar donde Antonio tiene los mejores recuerdos, pero las cosas cambiaron cuando Alfredo Palmer murió en un trágico accidente de carretera por ir conduciendo bajo la influencia del alcohol. Desde ese día él y su madre tuvieron que mudarse a la casa de su tío Horacio, quien solo había educado a su hijo, fruto de su matrimonio con la mujer que más ha amado en su vida, Teresa Goycolea. Allí encontró el apoyo de Guillermo, quien al saber ya lo que es perder a un ser querido, protegió a su primo y lo acompañó en todo momento. –Te prometo que desde ahora no nos separaremos más. Ambos viviremos juntos hasta convertirnos en viejitos, tú siempre podrás confiar en mí, siempre te protegeré y nunca nadie nos separará.- son las palabras que Guillermo le dijo una tarde de lluvia, ambos sentados frente a la inmensa chimenea. Desde ese día Antonio se dio cuenta que no tendría ojos para nadie más, y es que su corazón ya se había ocupado con el calor que expedía su querido primo. Todo fue maravilloso hasta que un día Guillermo conoció a Daniela y la promesa se rompió, y junto con ello su corazón. Antonio no pudo ser el mismo después de eso y hasta el día de hoy, siente como una grieta está alojada en lo más recóndito de su pecho. Tras unos minutos de calma, siente despertar a su primo, quien como si no hubiese sentido el desmayo comienza a preguntar por Daniela. - ¿Dónde está ella? ¿Dónde? La necesito a mi lado, sin ella no soy nadie… no me puede dejar por aquel pobre diablo, no puede…- y como ha sido la costumbre estos últimos días, comienza a llorar descontroladamente, encontrado solo en los brazos de Antonio el consuelo, quien no lo deja en ningún momento de aquella larga noche, consolándolo y confortándolo, no importándole que aquella sea la noche de su cumpleaños, y no importándole tampoco que las lágrimas que de sus ojos brotan son a causa de otra persona.

 

Acaba de despedir al doctor y ahora se dirige a la pieza de su cuñado para ver cómo se encuentra tras ver a su hijo en aquellas condiciones. Estela camina decididamente, con aquel paso que siempre la ha caracterizado, como si estuviese pisando las nubes. Abre la puerta del dormitorio silenciosamente para no incomodar, pero grande es su sorpresa cuando ve a Fernán montado sobre Horacio besándolo sin pudores. Desde hace mucho sabía que aquel hombrecito de campo estaba enamorado de su cuñado, pero nunca pensó que llegaría tan lejos. Por su mente pasa la idea de separarlos y pedirles explicaciones, pero luego se da cuenta que no podría ser mejor oportunidad para ella. Entrecerrando la puerta decide sacar su celular y activando la cámara de éste comienza a sacar silenciosamente fotografías. Ahora tiene pruebas irrefutables que pueden avalar que entre estos dos hombres existe una relación amoroso, lo cual no es nada malo, a ella ni siquiera le importa los gustos que pueda tener otra persona, especialmente por ser madre de un chico homosexual; pero esta situación es diferente. La elite política y económica sigue siendo sumamente conservadora en este país, por mucho que se hayan producido avances en la aceptación de la homosexualidad en la sociedad en general, la gente más poderosa sigue viéndolo como una enfermedad, algo inaceptable para el gerente general de una empresa tan prestigiosa como Old Edward. ¿Qué pensarían los demás accionistas sobre una posible relación entre Horacio y Fernán? Estela sabe que tiene en sus manos lo que por tantos años esperó, ahora ya sabe cómo terminar con el imperio de los Palmer y hacerse de toda su fortuna. El principio del fin está muy cerca para ellos.

Notas finales:

Y en holandés es Bedankt!


=)


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